sábado, 6 de octubre de 2012


La Carta Que no se Envió: Testimonio Inédito de Anna Chiappe de Mariátegui*

Javier Mariátegui


A fines de 1930, en el segundo número de la revista chilena índice, en la doble página en homenaje a José Carlos Mariátegui recientemente desaparecido, junto con la firma de escritores del hermano país del sur como Eugenio Orrego Vicuña, Domingo Melli y Raúl Silva Castro, se agrega una nota de la casi desconocida poetisa peruana Magda Portal, entonces deportada y dedicada al activismo político dentro del naciente movimiento aprista.

Esa nota habría pasado desapercibida de no haber encontrado en el Archivo familiar, hace muchos años, un manuscrito de proyecto de carta que, como reacción inmediata al contenido distorsionador de las líneas de Magda Portal, preparó Anna Chiappe de Mariátegui y que tiene un valor documental puesto que al lado de los esclarecimientos del caso, revela una faceta poco conocida de la personalidad de la ilustre viuda del Amauta, Anna Chiappe de Mariátegui, su invariable presencia combativa, en los diez años de vida compartida con José Carlos, y durante toda su larga, noble y lúcida existencia, extinguida en 1990.

           Hace muchos años, apenas ubicado el manuscrito, pregunté a Anna las razones por las que no envió la carta a la revista lndice: "Después de unos días de reflexión, consideré que enviar la carta era darle a la Portal una importancia que no tenía. Mi carta recogía la indignación que me produjo la lectura de la nota de Magda Portal, pomposamente titulada 'Trayectoria de José Carlos Mariátegui'. Testigo del apoyo de José Carlos a la Portal, a quien no sólo abrió generosamente las páginas de la revista Amauta sino que dedicó un extenso comentario en los 7 ensayos de interpretación de la realidad peruana que la presentó al conocimiento del mundo literario peruano y latinoamericano, sacándola del anonimato". "Mi respuesta traduce la indignación que me produjo, desde sus primeras líneas, el artículo de Magda Portal. Esperaba leer unas líneas de recuerdo, dentro de la verdad y el respeto, y encuentro desde el comienzo el juicio ligero y calumnioso. Pero con el tiempo esa nota no tuvo mayor resonancia y me confirmé en el acierto de no haber enviado la réplica. Pero todo ello quedó registrado en el recuerdo y cuando, diez o veinte años después quiso la Portal buscar un acercamiento, no lo acepté en modo alguno. Vino después su bullada salida del aprismo, su aproximación a la izquierda peruana de entonces. Mi actitud de alejamiento no varió: la consideré siempre como una medida sanitaria y consecuente".

Muchos años después, en la década del 70, un psiquiatra amigo, el Profesor GregorioBergmann, de Córdoba, Argentina, marxista estudioso de José Ingenieros y del movimiento de la Reforma Universitaria en América Latina, de paso por Lima, quiso dejarme un encargo para Magda Portal, algo que había que entregarle a la mano. Como había mantenido la misma actitud de distancia de Anna, le expliqué a Bergmann por qué no cumpliría con la entrega personal de su encargo, que desde luego satisfice por interpósita persona. Bergmann era un hombre cabal, transparente, sin tapujos, de modo que, poco después, no pudo contenerse de comentar con M. Portal el contenido de nuestra conversación. Magda confirmó el relato y agregó que, arrepentida muchas veces por el contenido de su nota del año 30, consideró como muestra de consecuencia y lealtad el rechazo de Anna de volverla a tratar en persona. "La admiro más por esta conducta, pese a que me apena no haber conseguido su indulgencia" agregó.

A Anna indignaba la falta de veracidad en el testimonio de la Portal. Que llamara una y otra vez "paralítico" a José Carlos cuando sabía que no lo era, que repitiera una y otra vez que era un "hombre enfermo", con cerebro "siempre iluminado por la fiebre", cuando sabía por las visitas personales y otros testimonios de gente allegada a ella que no era verdad. Que las circunstancias de su viaje a Europa, que Mariátegui nunca encubrió ("labor de propaganda al Perú") lleve a Magda Portal a afirmar que fue "enviado a pasear por Europa" como pago de alguna supuesta complicidad política. Que la revista Amanta fuera un "imperativo económico" y de ahí que no significara "un peligro para el actual régimen peruano". Es cierto que éstas y parecidas expresiones o ya se habían dicho o se dirían, curiosamente, siempre de fuente hayista, desde la ruptura definitiva de Mariátegui con el líder del Apra.

Anna era una mujer excepcional que hacía de los desafíos de la vida -toda su vida fue un permanente desafío- estímulo eficaz para la acción. La reciedumbre de su carácter fue apoyo visible e invisible para el espíritu fuerte de José Carlos, encarnado en un cuerpo débil. Frente al ataque a su memoria, manifestaba una de las aristas más duras de su personalidad, que está contenida en uno de sus proverbios toscanos favoritos:

Perdonare e de saggi, Dimendicare e de slulti que traducía: "perdonar es de sabios, olvidar es de tontos".


*El presente testimonio de Javier Mariátegui ha sido reproducido del Anuario Mariateguiano Nº11, 1999, pp.11-12. (Comité de Redacción).

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