sábado, 6 de octubre de 2012


Entrevista


CH:: ¿Considera Ud. que José Carlos Mariátegui fue marxista-leninista? ¿Por qué?

Julio Carmona: Podría empezar diciendo que esa es una verdad que no necesita demostración. Empero –a pesar de ser un hecho evidente y ostensible– resultaría estar cayendo en un facilismo que sólo como expresión irónica puede ser admisible. Sin embargo, lo incontestable del aserto radica en un deslinde propio de la época, las primeras décadas del siglo pasado: la escisión de la Internacional Comunista, con la defección oportunista o reformista de la Segunda (de los Kautsky, los Lasalle o los Bernstein y que respondía a uno de los extremos frente a la revolución denominado entonces “el minimalismo”, o la heterodoxia en relación con el marxismo) y que fuera duramente cuestionada por los comunistas que pasarían a integrar la Tercera (liderada por Lenin, con el vigor de la ortodoxia marxista y del maximalismo revolucionario). Y para mayor –y definitivo– abundamiento se debe decir que todos los escritos de José Carlos Mariátegui, que giran en torno a este tema, demuestran de manera contundente su adhesión a esos postulados de la Tercera Internacional: el marxismo y la ortodoxia, contra el reformismo ramplón, y a favor de la revolución, y él dijo de esta que “si exige violencia, autoridad, disciplina, estoy por la violencia, por la autoridad, por la disciplina. Las acepto, en bloque, con todos sus horrores, sin reservas cobardes.” Esta posición sólo puede ser sostenida por un marxista-leninista, ligado a la ortodoxia en la teoría y al maximalismo en la práctica.

Julio Roldán: Para comenzar, él se declaró marxista convicto y confeso, pero en los Principios Programáticos del Partido Socialista expresó inconfundiblemente su filiación marxista-leninista. En el caso de Mariátegui, su adhesión a esta concepción y método se puede descubrir leyendo su producción teórica. En su obra mayor 7 Ensayos... esta plasmado lo que acabamos de mencionar. Él parte de la historia económica, continúa con la política, analizando problemas de la administración del Estado, para terminar con la ideología, la religión y la literatura. Que en las páginas del libro no haya dicho soy marxista-leninista es otro tema. Él no necesita decirlo. Allí está plasmada la concepción materialista y el método dialéctico. Lenin debatió esta problemática con los populistas rusos en el libro Quienes son los amigos del pueblo y como luchan contra la social democracia. Estos ”amigos” sostenían que Marx no era materialista ni dialéctico, porque en El capital no hacía mención a estos dos conceptos. Lenin les respondió que Marx no había necesitado decirlo en la medida en que en el proceso de investigación, en la sistematización, en la interpretación y en la síntesis están plasmados esa concepción y ese método.

César Risso: La discusión de si Mariátegui fue marxista o marxista-leninista, ha partido primero del problema de la denominación de la doctrina hasta abarcar el problema del contenido de la misma, y en consecuencia la determinación de la teoría y la táctica de la revolución socialista, y de la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en el Perú.

Si no bastaran las declaraciones del Amauta a favor del marxismo-leninismo, tenemos todo el análisis económico y político del capitalismo que realizó. Por doquier están los conceptos de imperialismo, monopolio, dominio colonial y semicolonial, etc. Igualmente, en el análisis de la lucha de clases, los conceptos que desarrolla expresan la necesidad de la acción directa de la clase obrera, de su organización como partido de la clase, de su organización a nivel nacional, del problema del asalto al poder, de la realización del socialismo; conceptos todos que están refrendados en los escritos y en la labor práctica de Mariátegui.

En el campo de la organización en frente único (sindical) del proletariado, el Amauta se abrió espacio en medio del dominio de los anarquistas. Frente a la disputa de la orientación ideológica del movimiento obrero, Mariátegui planteó que era prematura la discusión doctrinal, y que la tarea principal era la organización de los trabajadores con un sentido clasista. Esto no significó abandonar la doctrina que orientaba su quehacer político, sino que consideraba necesario un trabajo de difusión que le permitiera desarrollar la teoría de la revolución socialista en el Perú. Así, en mayo de 1929, en el Manifiesto a los Trabajadores de la República lanzado por el Comité pro 1º de Mayo, critica duramente la posición sindical anarquista, considerándola como organización a la “antigua” (en el sentido de organización propia del periodo de libre concurrencia del capitalismo), planteando reemplazar la organización por oficios, postulada por el anarquismo, por la organización por empresas, pero con un criterio clasista. De modo que ya en el seno del movimiento obrero buscó la unidad sin enfrentar abiertamente al anarquismo, hasta que al estudiar la realidad nacional con el método marxista, y después de la propaganda de la experiencia y las ideas socialistas, lo enfrentó abiertamente.

Este proceder tiene en cuenta la experiencia del sindicalismo revolucionario de Sorel. En su experiencia europea, encuentra que la socialdemocracia deja de representar los intereses del proletariado, pasando esta representación al sindicalismo revolucionario. Sin embargo, Mariátegui constata que en la práctica del sindicalismo también se presentan las políticas reformista y revolucionaria. Por eso concluye que las tendencias en el seno del movimiento obrero son la reforma y la revolución. Esta necesidad de superación del retardo de la socialdemocracia se debe justamente al cambio de la época. En el periodo de desarrollo “pacífico” del capitalismo pre monopolista, de crecimiento económico, la labor era fundamentalmente de organización sindical del proletariado, un tanto reformista, en el sentido que no era inminente el asalto al poder; pero el desarrollo de los monopolios, y con ellos del imperialismo, sin abandonar la labor de organización sindical del proletariado, se ponía a la orden del día la lucha política por la toma del poder.

Así, el proletariado debería asumir toda lucha en la época del imperialismo como una lucha dirigida contra la burguesía por la realización del socialismo, y en tal sentido, las demás clases trabajadoras deberían ordenar y dirigir su quehacer político a este objetivo. La analogía es sumamente diáfana. El método marxista-leninista condujo a Mariátegui a orientar al movimiento campesino hacia el socialismo; así como, a nivel internacional, los comunistas orientaron la lucha revolucionaria de los pueblos sojuzgados por el imperialismo hacia el socialismo.

Dice Mariátegui en su escrito El Congreso Antiimperialista de Bruselas. P. 505. 1927: “Lenin, con su genial clarividencia, comprendió, primero que nadie, la solidaridad de la revolución proletaria de Occidente con las revoluciones nacionalistas de Asia, África, etc. Los socialistas reformistas se escandalizaron de este punto de vista que ahora obtiene plena ratificación de la historia.”

Consideremos, por ejemplo, el caso de la comunidad campesina. ¿Esta debe luchar por el capitalismo a través de su disolución y el reparto de la tierra, como correspondía al periodo del capitalismo pre monopolista, o debe luchar por el socialismo, como corresponde a la época del imperialismo? La posición del Amauta es meridianamente clara en este punto.

En este sentido, el estudio de Eduardo Ibarra, El Socialismo y la Comunidad Campesina, de 1999, expresa: “Más de cinco mil comunidades y más de dos millones de comuneros son la fuerza material potencial de esa posible transformación. Por supuesto, para la concreción de esta transformación hace falta que a esta fuerza material se agregue la fuerza espiritual de la teoría revolucionaria, que la idea socialista vuelva a prender en el campesinado indígena”.

“De producirse, pues, esta transformación, constituiría el maravilloso punto de fusión entre los elementos supervivientes del socialismo indígena y el naciente socialismo proletario”.

“Así, pues, la teoría de Mariátegui sobre la posibilidad de que la comunidad campesina se convierta en célula del Estado socialista, aún está vigente”.

Quienes niegan que José Carlos Mariátegui fue marxista-leninista, niegan el reconocimiento de que estamos en la época del imperialismo y de la revolución proletaria. Disuelven el imperialismo en el capitalismo en general, indistintamente de la época correspondiente. Y con ello, respaldan métodos que corresponden a épocas periclitadas, condenando al movimiento socialista a la derrota.

Estas constataciones en el quehacer de José Carlos Mariátegui, ponen en evidencia que el contenido de su accionar estaba orientado por el método marxista-leninista.

Jaime Lastra: Sí que lo fue. La praxis de Mariátegui así lo demuestra.

Mariátegui consideró a Lenin como el restaurador enérgico y fecundo del marxismo.

Reconoció que Lenin demostraba con el acto de la revolución rusa que la única forma de superar el marxismo es a través del marxismo.

Planteó que en la revolución rusa, en sus aportes, había que buscar la nueva etapa del marxismo.

Invitó a los intelectuales de vanguardia a seguir el marxismo-leninismo.

Consecuente con todo ello, redactó y asumió la condición de marxista-leninista en el programa del Partido Socialista que fundó el 7 de octubre de 1928. En ese programa reconoció en el marxismo-leninismo la concepción y el método revolucionario en la época del imperialismo y la revolución proletaria.

Mariátegui se autodenominó “marxista convicto y confeso”, incluso tituló “Defensa del marxismo” uno de sus libros fundamentales, pero nada de eso significa que no asumiera el marxismo-leninismo.

José Carlos Mariátegui fue un marxista-leninista consecuente y cabal. Un realizador-dialéctico-creativo.


CH  ¿El Partido Socialista del Perú, fundado por José Carlos Mariátegui, fue un partido de clase, o, por el contrario, un partido de masas en el sentido no clasista de este término? ¿Por qué?

Julio Carmona: Igualmente esta pregunta debe ser respondida por el mismo Amauta, quien, de manera premonitoria, lo hizo en sus más contundentes escritos. Y hasta se puede decir que en nuestro medio fue él quien dio “carta de ciudadanía” al término clasista. Y lo reivindicó de manera hasta clamorosa en su famosa admonición “El 1º de Mayo y el Frente Único”, cuya esencia concuerda con lo dicho en la respuesta precedente, cuando dice: “Todos tenemos el deber de sembrar gérmenes de renovación y de difundir ideas clasistas. Todos tenemos el deber de alejar al proletariado de las asambleas amarillas y de las ‘falsas instituciones amarillas’. Todos tenemos el deber de luchar contra los ataques y las represiones reaccionarias. Todos tenemos el deber de defender la tribuna, la prensa y la organización proletaria.” Este llamado de unidad, obviamente, no va dirigido a quienes no se sientan parte de la clase trabajadora, liderada por la clase obrera y su vanguardia consciente. Y esta visión clasista no sólo está ligada a la acción crucial de la lucha práctica sino también en la concepción teórica. Su séptimo ensayo es una muestra palpable de cómo proyectaba José Carlos Mariátegui esa concepción clasista (proletaria, marxista-leninista) a temas tan poco materiales como son los de la estética, del arte y la literatura. Valga la ocasión para indicar que, siguiendo esa impronta, el año pasado publiqué el libro La poesía clasista. Poesía y lucha de clases en el Perú Contemporáneo, en el que he buscado continuar el estudio de la literatura aplicando los criterios marxistas y clasistas iniciados en nuestro medio por el Amauta. Pero, volviendo al tema planteado: el Partido fundado por José Carlos Mariátegui. No puede –de ninguna manera– regateársele su esencia de clase. Aun cuando Mariátegui no fuera contrario a las alianzas frentistas con otras clases “no proletarias”, esta concepción anti-sectaria, propia de todo marxista-leninista, no puede ni debe tomarse como una clausura de su proyección proletaria, pues esa es la esencia principista que los clásicos legaron a la posteridad. Y bien decía Marx que se pueden hacer concesiones en lo que respecta a cuestiones tácticas, pero no se puede chalanear con los principios. Anteponer la táctica de frente de masas a la estrategia proletaria de la revolución que debe ser dirigida por la vanguardia de la clase obrera, el Partido Comunista, proletario por propia definición, no sería sólo “chalanear con los principios”, sino traicionar la esencia del pensamiento comunista revolucionario internacional. Y achacar una actitud de este tipo al introductor de las ideas marxistas en el Perú, y aplicador constructivo de su método no sólo en la teoría sino en la práctica de una política renovadora y creatriz, sería la más alta traición que se podría hacer a su pensamiento y acción ejemplares.

Julio Roldan: Mariáteguí fundó un partido de clase. Esta organización debería de ser la vanguardia del proletariado. Esto está plasmado en punto 9 de Los principios programáticos..... Leamos lo que dice: “El Partido Socialista del Perú es la vanguardia del proletariado, la fuerza política que asume la tarea de su orientación y dirección en la lucha por la realización de sus ideales de clase.”

César Risso: La labor de Mariátegui en la organización del movimiento obrero, tendía a darle dirección nacional, y en ese sentido a desarrollar la lucha de clases. No concebía esta lucha en el sentido particular, esporádico, limitado de un grupo, un oficio o una empresa. Entendía el concepto de lucha de clases cuando esta se daba a nivel nacional y con una dirección central. En este sentido estamos hablando de masas. En otras palabras, el concepto de clase obrera es consustancial al de masa obrera organizada a nivel nacional. Sin embargo, es necesario resaltar que Mariátegui tenía bien en claro que el carácter de lucha de clase es un proceso, y que por tanto tiene etapas, desde la organización de un sindicato en una empresa, pasando por la organización en algunas localidades, así como de otras formas de organización de los trabajadores, hasta su organización a nivel nacional. En todos los casos insistía en la organización de los trabajadores con un sentido clasista.

La organización proletaria requería de un ideario. Esta tarea la desarrolló Mariátegui individual y colectivamente. Sobre esto no hay duda alguna. Una vez identificados los problemas del Perú en los 7 ensayos…, organizó el Partido Socialista del Perú. Para evitar cualquier confusión, diré que esta labor fue un proceso que requirió organizar a los trabajadores a nivel nacional, organizar el estudio de los problemas peruanos con el método marxista, desarrollar un proceso de definición ideológica, combatir la tendencia anarquista, confrontar a las tendencias pequeño burguesas, enfrentar a la burguesía, etc.

Insistentemente hace referencia al proletariado entendido como el conjunto de las clases trabajadoras. Así, comprende a los trabajadores del campo, entre otros, pero consideraba a los obreros industriales de la ciudad como el sector más avanzado del proletariado.

En Réplica a Luis Alberto Sánchez, JCM señala: “La reivindicación que sostenemos es la del trabajo. Es la de las clases trabajadoras, sin distinción de costa ni de sierra, de indio ni de cholo”. (IDEOLOGÍA Y POLÍTICA).

En el concepto de clase trabajadora no entra la pequeña burguesía, pues “Los elementos que trabajamos por el socialismo, con los obreros y campesinos, daremos vida a nuestro Partido Socialista. Los que con un programa nacionalista revolucionario quieran organizar a la pequeña burguesía, son muy libres de hacerlo.” (CARTA DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI A MARIO NERVAL. 8 de junio de 1929).

Las posiciones dogmáticas, revisionistas y oportunistas, ven en el concepto de clase trabajadora, que emplea José Carlos Mariátegui, una expresión difusa, no solamente obrera, que comprende a otros sectores. Pero aquí opera el método marxista-leninista, con el cual llega a la conclusión de que en la época del imperialismo, la lucha de todos los trabajadores tiene que estar dirigida hacia el socialismo, y que esta es la labor del proletariado organizado en un partido de clase.

Esta argumentación es suficiente. Pero si quedara alguna duda de la posición de José Carlos Mariátegui, entonces remitimos al lector a los Principios Programáticos del Partido Socialista, que en el punto cuatro dice: “El capitalismo se encuentra en su estadio imperialista. Es el capitalismo de los monopolios, del capital financiero, de las guerras imperialistas por el acaparamiento de los mercados y de las fuentes de materias brutas. La praxis del socialismo marxista en este periodo es la del marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú lo adopta como su método de lucha”. (IDEOLOGÍA Y POLÍTICA).

En este documento, de vital importancia en la constitución del partido del proletariado peruano, Mariátegui se reconoce personalmente marxista-leninista, haciendo extensivo la necesidad de este reconocimiento al Partido Socialista. Además, esta propuesta no fue una simple declaración, sino que está debidamente sustentada en el hecho de que “el capitalismo se encuentra en su estadio imperialista”.

Jaime Lastra: Fue un partido tipo leninista, pues asumió como base de unidad doctrinal el marxismo-leninismo.

Además, asumió un programa revolucionario democrático-nacional-socialista. Asumió la construcción orgánica de un partido de clase bajo la forma de cuadros vinculados y arraigados a las amplias masas. Esto es lo que llamó un partido de ideas y de masas. Capacitado y preparado para el combate en lo complejo y difícil de la lucha de clases. Una vanguardia que es la fuerza política que dirige al proletariado en la realización de sus ideales de clase. Un partido cuya base fundamental la constituyen obreros y campesinos. Un partido que se nutre también de los intelectuales y otras capas sociales siempre que se proletaricen ideológica y políticamente. Un Partido que no pudo desarrollarse plenamente debido a la temprana muerte de Mariátegui.


CH:   ¿Considera Ud. que el Mariátegui marxista utilizó el término Socialismo Peruano en un sentido de clase, proletario, o, por el contrario, en un sentido dilatado, no de clase, es decir en un sentido que comprendía también a las diversas tendencias del socialismo reformista? ¿Por qué? 


Julio Carmona: Con riesgo de ser pleonástico, planteo que se debe seguir el hilo conductor de las respuestas previas, que se sustentan en los escritos de nuestro Amauta. Aunque tengo entendido que la pregunta está motivada por alguna pretensión –de los últimos tiempos, aunque siempre basada en el interés pretérito, rancio, vetusto de mellar la sustancia revolucionaria del pensamiento mariateguista–, cual es la de conjeturar que José Carlos Mariátegui no fue comunista sino socialista, lo que de la forma más indubitable hace maridaje con la otra pretensión de no considerarlo un marxista-leninista. Y bien se sabe que Mariátegui adhirió a la concepción del socialismo científico sustentada por Lenin en su trabajo “Tres fuentes y tres partes integrantes del marxismo”. Y para nadie es novedad que la ortodoxia marxista-leninista considera que el socialismo científico es sinónimo de comunismo. Salvo que, por razones tácticas, se tenga que preferir el uso de uno de ellos, socialismo, por ejemplo, cuando las situaciones fácticas como es la represión o persecución de los gobiernos de turno contra los militantes de la izquierda en general y de manera especial los comunistas, o por efectos de confusionismo, cuando el término “socialismo” es usufructuado de manera inescrupulosa por el “reformismo ramplón”, generando confusión en el imaginario de la clase revolucionaria, y entonces es pertinente usar el término exacto, inconfundible, de comunismo: esto ocurrió en Europa en el deslinde con la Segunda Internacional. Y en el Perú de las tres primeras décadas del siglo pasado, se impuso la situación primera, al extremo que se constituyó en consigna plasmada en la Constitución del 33, que en su Art. 53º “no reconoce la existencia de los partidos políticos de organización internacional”, en clara alusión al Partido Comunista (de la Tercera Internacional, marxista-leninista, ortodoxo y maximalista). Entonces, era pertinente atenuar esas características de una organización recién fundada y ya amenazada “desde la cuna”. Y eso, de ninguna manera era oportunismo (como pretenden algunos, Víctor Andrés Belaunde entre ellos), era adecuar las tácticas a las circunstancias específicas de la realidad, pero sin claudicar en los principios.


Julio Roldán: Para Mariátegui el socialismo era de clase. Por ello se reclama del marxismo-leninismo. Ello implicaba un alejamiento radical de la concepción socialdemócrata sobre el socialismo. En una parte del punto 2 de Los principios... se lee: “El carácter internacional del movimiento revolucionario del proletariado. El Partido Socialista adopta su praxis a las circunstancias concretas del país; pero obedece a una amplia visión de clase y las mismas circunstancias nacionales están  subordinadas al ritmo de la historia mundial”.

César Risso: Las respuestas a las preguntas 1 y 2 me eximen de abundar, por ahora, más en el tema. Solo agregaré algunas citas que no dejan lugar a dudas en qué sentido utilizó Mariátegui el término Socialismo Peruano.

“Los hombres de la derecha y del centro, como Kerensky, eran los que representaban a los socialistas revolucionarios. Ambos partidos, Mencheviques y Socialistas Revolucionarios, no eran, verdaderos partidos revolucionarios. No representaban al sector más dinámico, más clasista, más homogéneo del socialismo: el proletariado industrial, el proletariado de la ciudad” (Historia de la Crisis Mundial. Quinta Conferencia: La Revolución Rusa. Empresa Editora Amauta. Sexta edición, 1979. P. 59).

“la vanguardia del proletariado y los trabajadores conscientes, fieles a su acción dentro del terreno de la lucha de clases, repudian toda tendencia que signifique fusión con las fuerzas u organismos políticos de las otras clases. Condenamos como oportunista toda política que plantee la renuncia momentánea del proletariado a su independencia de programa y acción, la que en todo momento debe mantener íntegramente” (José Carlos Mariátegui. SOBRE UN TÓPICO SUPERADO).


Jaime Lastra: Mariátegui tomó partido por el socialismo militante y revolucionario de la III Internacional leninista. Rechazó y combatió el oportunismo y revisionismo del socialismo reformista de su tiempo, que se expresaba y se concentraba en la II Internacional.
Concibió el socialismo como una teoría y un método revolucionario y dialéctico, basado en la concepción materialista y dialéctica del marxismo. Por eso de manera contundente escribió: “La crítica marxista estudia concretamente la sociedad capitalista. Mientras el capitalismo no haya trasmontado definitivamente, el canon de Marx sigue siendo válido. El socialismo, o sea la lucha por transformar el orden social de capitalista en colectivista mantiene viva esa crítica, la continúa, la confirma, la corrige. Vana es toda tentativa de catalogarla como una simple teoría científica, mientras obre en la historia como evangelio y método de un movimiento de masas” (La filosofía moderna y el marxismo, en Defensa del Marxismo)

Mariátegui adhirió al socialismo científico que fundaron Marx y Engels, continuado por Lenin en la época del capitalismo imperialista y de avance de la revolución proletaria. Esto es, adhirió a un socialismo proletario, es decir, un socialismo de clase, por que comprendió la idea leninista de que “Toda doctrina de un socialismo que no sea de clase y de una política que no sea de clase sea acredita como vano absurdo” (Vicisitudes históricas de la doctrina de Carlos Marx. 1º de marzo 1913, publicado en “Pravda”. O.C. de Lenin. Tomo 23. Pág.2)

Y así actuó Mariátegui en consecuencia. Fundó un Partido Socialista de clase con una base doctrinal marxista-leninista. Cosa totalmente distinta y contraria a la praxis de los socialistas oportunistas y reformistas que se colgaban de la figura de Marx (solo tras su ícono porque en los hechos abandonaban sus principios revolucionarios) para oponerse a los aportes de Lenin (leninismo), verdadero realizador que restauraba enérgica y fecundamente el marxismo en una lucha revolucionaria por construir el socialismo en Rusia.

Mariátegui arraigó los vínculos de esta vanguardia en la clase obrera trabajando en los sindicatos, conformando federaciones sindicales y la Central de los Trabajadores, la Confederación General de Trabajadores del Perú CGTP. Lo mismo hizo en el trabajo del movimiento campesino, ligando a la vanguardia con las comunidades indígenas. Y sabemos que ésta y otras acciones quedaron truncas tras su muerte.

Ese fue el socialismo de clase que Mariátegui materializó en su breve experiencia. Y ese es  el gran legado que dejó. Por eso tenemos que reconstituir su partido y dar cima a su obra.

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