Entrevista
CH:: ¿Considera Ud. que José Carlos
Mariátegui fue marxista-leninista? ¿Por qué?
Julio Carmona: Podría empezar diciendo que esa es una
verdad que no necesita demostración. Empero –a pesar de ser un hecho evidente y
ostensible– resultaría estar cayendo en un facilismo que sólo como expresión
irónica puede ser admisible. Sin embargo, lo incontestable del aserto radica en
un deslinde propio de la época, las primeras décadas del siglo pasado: la
escisión de la Internacional Comunista, con la defección oportunista o
reformista de la Segunda (de los Kautsky, los Lasalle o los Bernstein y que
respondía a uno de los extremos frente a la revolución denominado entonces “el
minimalismo”, o la heterodoxia en relación con el marxismo) y que fuera duramente
cuestionada por los comunistas que pasarían a integrar la Tercera (liderada por
Lenin, con el vigor de la ortodoxia marxista y del maximalismo revolucionario).
Y para mayor –y definitivo– abundamiento se debe decir que todos los escritos
de José Carlos Mariátegui, que giran en torno a este tema, demuestran de manera
contundente su adhesión a esos postulados de la Tercera Internacional: el
marxismo y la ortodoxia, contra el reformismo ramplón, y a favor de la
revolución, y él dijo de esta que “si exige violencia, autoridad, disciplina,
estoy por la violencia, por la autoridad, por la disciplina. Las acepto, en
bloque, con todos sus horrores, sin reservas cobardes.” Esta posición sólo
puede ser sostenida por un marxista-leninista, ligado a la ortodoxia en la teoría
y al maximalismo en la práctica.
Julio Roldán:
Para comenzar, él se
declaró marxista convicto y confeso, pero en los Principios Programáticos del Partido Socialista expresó
inconfundiblemente su filiación marxista-leninista. En el caso de Mariátegui,
su adhesión a esta concepción y método se puede descubrir leyendo su producción
teórica. En su obra mayor 7 Ensayos...
esta plasmado lo que acabamos de mencionar. Él parte de la historia económica,
continúa con la política, analizando problemas de la administración del Estado,
para terminar con la ideología, la religión y la literatura. Que en las páginas
del libro no haya dicho soy marxista-leninista es otro tema. Él no necesita
decirlo. Allí está plasmada la concepción materialista y el método dialéctico.
Lenin debatió esta problemática con los populistas rusos en el libro Quienes son los amigos del pueblo y como
luchan contra la social democracia. Estos ”amigos” sostenían que Marx no
era materialista ni dialéctico, porque en El
capital no hacía mención a estos dos conceptos. Lenin les respondió que
Marx no había necesitado decirlo en la medida en que en el proceso de
investigación, en la sistematización, en la interpretación y en la síntesis
están plasmados esa concepción y ese método.
César Risso: La
discusión de si Mariátegui fue marxista o marxista-leninista, ha partido
primero del problema de la denominación de la doctrina hasta abarcar el
problema del contenido de la misma, y en consecuencia la determinación de la
teoría y la táctica de la revolución socialista, y de la teoría y la táctica de
la dictadura del proletariado en el Perú.
Si no bastaran las declaraciones del Amauta a favor
del marxismo-leninismo, tenemos todo el análisis económico y político del
capitalismo que realizó. Por doquier están los conceptos de imperialismo,
monopolio, dominio colonial y semicolonial, etc. Igualmente, en el análisis de
la lucha de clases, los conceptos que desarrolla expresan la necesidad de la
acción directa de la clase obrera, de su organización como partido de la clase,
de su organización a nivel nacional, del problema del asalto al poder, de la
realización del socialismo; conceptos todos que están refrendados en los
escritos y en la labor práctica de Mariátegui.
En el campo de la organización en frente único
(sindical) del proletariado, el Amauta se abrió espacio en medio del dominio de
los anarquistas. Frente a la disputa de la orientación ideológica del
movimiento obrero, Mariátegui planteó que era prematura la discusión doctrinal,
y que la tarea principal era la organización de los trabajadores con un sentido
clasista. Esto no significó abandonar la doctrina que orientaba su quehacer
político, sino que consideraba necesario un trabajo de difusión que le
permitiera desarrollar la teoría de la revolución socialista en el Perú. Así,
en mayo de 1929, en el Manifiesto a los Trabajadores de la República lanzado
por el Comité pro 1º de Mayo, critica duramente la posición sindical
anarquista, considerándola como organización a la “antigua” (en el sentido de
organización propia del periodo de libre concurrencia del capitalismo),
planteando reemplazar la organización por oficios, postulada por el anarquismo,
por la organización por empresas, pero con un criterio clasista. De modo que ya
en el seno del movimiento obrero buscó la unidad sin enfrentar abiertamente al
anarquismo, hasta que al estudiar la realidad nacional con el método marxista,
y después de la propaganda de la experiencia y las ideas socialistas, lo
enfrentó abiertamente.
Este proceder tiene en cuenta la experiencia del
sindicalismo revolucionario de Sorel. En su experiencia europea, encuentra que
la socialdemocracia deja de representar los intereses del proletariado, pasando
esta representación al sindicalismo revolucionario. Sin embargo, Mariátegui constata
que en la práctica del sindicalismo también se presentan las políticas
reformista y revolucionaria. Por eso concluye que las tendencias en el seno del
movimiento obrero son la reforma y la revolución. Esta necesidad de superación
del retardo de la socialdemocracia se debe justamente al cambio de la época. En
el periodo de desarrollo “pacífico” del capitalismo pre monopolista, de
crecimiento económico, la labor era fundamentalmente de organización sindical
del proletariado, un tanto reformista, en el sentido que no era inminente el
asalto al poder; pero el desarrollo de los monopolios, y con ellos del
imperialismo, sin abandonar la labor de organización sindical del proletariado,
se ponía a la orden del día la lucha política por la toma del poder.
Así, el proletariado debería asumir toda lucha en la
época del imperialismo como una lucha dirigida contra la burguesía por la
realización del socialismo, y en tal sentido, las demás clases trabajadoras
deberían ordenar y dirigir su quehacer político a este objetivo. La analogía es
sumamente diáfana. El método marxista-leninista condujo a Mariátegui a orientar
al movimiento campesino hacia el socialismo; así como, a nivel internacional,
los comunistas orientaron la lucha revolucionaria de los pueblos sojuzgados por
el imperialismo hacia el socialismo.
Dice Mariátegui en su escrito El Congreso Antiimperialista de Bruselas. P. 505. 1927: “Lenin, con su
genial clarividencia, comprendió, primero que nadie, la solidaridad de la
revolución proletaria de Occidente con las revoluciones nacionalistas de Asia,
África, etc. Los socialistas reformistas se escandalizaron de este punto de
vista que ahora obtiene plena ratificación de la historia.”
Consideremos, por ejemplo, el caso de la comunidad
campesina. ¿Esta debe luchar por el capitalismo a través de su disolución y el
reparto de la tierra, como correspondía al periodo del capitalismo pre
monopolista, o debe luchar por el socialismo, como corresponde a la época del
imperialismo? La posición del Amauta es meridianamente clara en este punto.
En este sentido, el estudio de Eduardo Ibarra, El
Socialismo y la Comunidad Campesina, de 1999, expresa: “Más de cinco mil
comunidades y más de dos millones de comuneros son la fuerza material potencial
de esa posible transformación. Por supuesto, para la concreción de esta
transformación hace falta que a esta fuerza material se agregue la fuerza
espiritual de la teoría revolucionaria, que la idea socialista vuelva a prender
en el campesinado indígena”.
“De producirse, pues, esta transformación,
constituiría el maravilloso punto de fusión entre los elementos supervivientes
del socialismo indígena y el naciente socialismo proletario”.
“Así, pues, la teoría de Mariátegui sobre la
posibilidad de que la comunidad campesina se convierta en célula del Estado
socialista, aún está vigente”.
Quienes niegan que José Carlos Mariátegui fue
marxista-leninista, niegan el reconocimiento de que estamos en la época del
imperialismo y de la revolución proletaria. Disuelven el imperialismo en el
capitalismo en general, indistintamente de la época correspondiente. Y con
ello, respaldan métodos que corresponden a épocas periclitadas, condenando al
movimiento socialista a la derrota.
Estas constataciones en el quehacer de José Carlos
Mariátegui, ponen en evidencia que el contenido de su accionar estaba orientado por
el método marxista-leninista.
Jaime
Lastra: Sí que lo fue. La praxis de Mariátegui así lo
demuestra.
Mariátegui consideró a Lenin como el restaurador enérgico y fecundo
del marxismo.
Reconoció que Lenin demostraba con el acto de la revolución rusa que
la única forma de superar el marxismo es a través del marxismo.
Planteó que en la revolución rusa, en sus aportes, había que buscar la
nueva etapa del marxismo.
Invitó a los intelectuales de vanguardia a seguir el
marxismo-leninismo.
Consecuente con todo ello, redactó y asumió la condición de
marxista-leninista en el programa del Partido Socialista que fundó el 7 de
octubre de 1928. En ese programa reconoció en el marxismo-leninismo la
concepción y el método revolucionario en la época del imperialismo y la
revolución proletaria.
Mariátegui se autodenominó “marxista convicto y confeso”, incluso
tituló “Defensa del marxismo” uno de sus libros fundamentales, pero nada de eso
significa que no asumiera el marxismo-leninismo.
José Carlos Mariátegui fue un marxista-leninista consecuente y cabal.
Un realizador-dialéctico-creativo.
CH ¿El Partido Socialista del Perú, fundado
por José Carlos Mariátegui, fue un partido de clase, o, por el contrario, un partido
de masas en el sentido no clasista de este término? ¿Por qué?
Julio Carmona: Igualmente esta pregunta debe ser
respondida por el mismo Amauta, quien, de manera premonitoria, lo hizo en sus
más contundentes escritos. Y hasta se puede decir que en nuestro medio fue él
quien dio “carta de ciudadanía” al término clasista. Y lo reivindicó de manera
hasta clamorosa en su famosa admonición “El 1º de Mayo y el Frente Único”, cuya
esencia concuerda con lo dicho en la respuesta precedente, cuando dice: “Todos
tenemos el deber de sembrar gérmenes de renovación y de difundir ideas
clasistas. Todos tenemos el deber de alejar al proletariado de las asambleas
amarillas y de las ‘falsas instituciones amarillas’. Todos tenemos el deber de
luchar contra los ataques y las represiones reaccionarias. Todos tenemos el
deber de defender la tribuna, la prensa y la organización proletaria.” Este
llamado de unidad, obviamente, no va dirigido a quienes no se sientan parte de
la clase trabajadora, liderada por la clase obrera y su vanguardia consciente.
Y esta visión clasista no sólo está ligada a la acción crucial de la lucha
práctica sino también en la concepción teórica. Su séptimo ensayo es una
muestra palpable de cómo proyectaba José Carlos Mariátegui esa concepción
clasista (proletaria, marxista-leninista) a temas tan poco materiales como son
los de la estética, del arte y la literatura. Valga la ocasión para indicar
que, siguiendo esa impronta, el año pasado publiqué el libro La poesía
clasista. Poesía y lucha de clases en el Perú Contemporáneo, en el que he
buscado continuar el estudio de la literatura aplicando los criterios marxistas
y clasistas iniciados en nuestro medio por el Amauta. Pero, volviendo al tema
planteado: el Partido fundado por José Carlos Mariátegui. No puede –de ninguna
manera– regateársele su esencia de clase. Aun cuando Mariátegui no fuera
contrario a las alianzas frentistas con otras clases “no proletarias”, esta
concepción anti-sectaria, propia de todo marxista-leninista, no puede ni debe
tomarse como una clausura de su proyección proletaria, pues esa es la esencia
principista que los clásicos legaron a la posteridad. Y bien decía Marx que se
pueden hacer concesiones en lo que respecta a cuestiones tácticas, pero no se
puede chalanear con los principios. Anteponer la táctica de frente de masas a
la estrategia proletaria de la revolución que debe ser dirigida por la
vanguardia de la clase obrera, el Partido Comunista, proletario por propia
definición, no sería sólo “chalanear con los principios”, sino traicionar la
esencia del pensamiento comunista revolucionario internacional. Y achacar una
actitud de este tipo al introductor de las ideas marxistas en el Perú, y
aplicador constructivo de su método no sólo en la teoría sino en la práctica de
una política renovadora y creatriz, sería la más alta traición que se podría
hacer a su pensamiento y acción ejemplares.
Julio Roldan:
Mariáteguí fundó un partido de clase. Esta organización debería de ser la
vanguardia del proletariado. Esto está plasmado en punto 9 de Los principios programáticos..... Leamos
lo que dice: “El Partido Socialista del Perú es la vanguardia del proletariado,
la fuerza política que asume la tarea de su orientación y dirección en la lucha
por la realización de sus ideales de clase.”
César Risso: La labor de Mariátegui en la organización del
movimiento obrero, tendía a darle dirección nacional, y en ese sentido a
desarrollar la lucha de clases. No concebía esta lucha en el sentido
particular, esporádico, limitado de un grupo, un oficio o una empresa. Entendía
el concepto de lucha de clases cuando esta se daba a nivel nacional y con una
dirección central. En este sentido estamos hablando de masas. En otras
palabras, el concepto de clase obrera es consustancial al de masa obrera
organizada a nivel nacional. Sin embargo, es necesario resaltar que Mariátegui
tenía bien en claro que el carácter de lucha de clase es un proceso, y que por
tanto tiene etapas, desde la organización de un sindicato en una empresa,
pasando por la organización en algunas localidades, así como de otras formas de
organización de los trabajadores, hasta su organización a nivel nacional. En
todos los casos insistía en la organización de los trabajadores con un sentido
clasista.
La organización proletaria requería de un ideario.
Esta tarea la desarrolló Mariátegui individual y colectivamente. Sobre esto no
hay duda alguna. Una vez identificados los problemas del Perú en los 7
ensayos…, organizó el Partido Socialista del Perú. Para evitar cualquier
confusión, diré que esta labor fue un proceso que requirió organizar a los
trabajadores a nivel nacional, organizar el estudio de los problemas peruanos
con el método marxista, desarrollar un proceso de definición ideológica,
combatir la tendencia anarquista, confrontar a las tendencias pequeño
burguesas, enfrentar a la burguesía, etc.
Insistentemente hace referencia al proletariado
entendido como el conjunto de las clases trabajadoras. Así, comprende a los
trabajadores del campo, entre otros, pero consideraba a los obreros industriales
de la ciudad como el sector más avanzado del proletariado.
En Réplica a Luis Alberto Sánchez, JCM señala:
“La reivindicación que sostenemos es la del trabajo. Es la de las clases
trabajadoras, sin distinción de costa ni de sierra, de indio ni de cholo”. (IDEOLOGÍA Y POLÍTICA).
En el concepto de clase trabajadora no entra la
pequeña burguesía, pues “Los elementos que trabajamos por el socialismo, con
los obreros y campesinos, daremos vida a nuestro Partido Socialista. Los que
con un programa nacionalista revolucionario quieran organizar a la pequeña
burguesía, son muy libres de hacerlo.” (CARTA DE JOSÉ CARLOS MARIÁTEGUI A MARIO
NERVAL. 8 de junio de 1929).
Las posiciones dogmáticas, revisionistas y
oportunistas, ven en el concepto de clase trabajadora, que emplea José Carlos
Mariátegui, una expresión difusa, no solamente obrera, que comprende a otros
sectores. Pero aquí opera el método marxista-leninista, con el cual llega a la
conclusión de que en la época del imperialismo, la lucha de todos los trabajadores
tiene que estar dirigida hacia el socialismo, y que esta es la labor del
proletariado organizado en un partido de clase.
Esta argumentación es suficiente. Pero si quedara
alguna duda de la posición de José Carlos Mariátegui, entonces remitimos al lector
a los Principios Programáticos del Partido Socialista, que en el punto
cuatro dice: “El capitalismo se encuentra en su estadio imperialista. Es el
capitalismo de los monopolios, del capital financiero, de las guerras
imperialistas por el acaparamiento de los mercados y de las fuentes de materias
brutas. La praxis del socialismo marxista en este periodo es la del
marxismo-leninismo. El marxismo-leninismo es el método revolucionario de la
etapa del imperialismo y de los monopolios. El Partido Socialista del Perú lo
adopta como su método de lucha”. (IDEOLOGÍA Y POLÍTICA).
En este documento, de vital importancia en la
constitución del partido del proletariado peruano, Mariátegui se reconoce
personalmente marxista-leninista, haciendo extensivo la necesidad de este
reconocimiento al Partido Socialista. Además, esta propuesta no fue una simple
declaración, sino que está debidamente sustentada en el hecho de que “el
capitalismo se encuentra en su estadio imperialista”.
Jaime
Lastra: Fue un partido tipo leninista, pues asumió como base
de unidad doctrinal el marxismo-leninismo.
Además, asumió un
programa revolucionario democrático-nacional-socialista. Asumió la construcción
orgánica de un partido de clase bajo la forma de cuadros vinculados y
arraigados a las amplias masas. Esto es lo que llamó un partido de ideas y de
masas. Capacitado y preparado para el combate en lo complejo y difícil de la
lucha de clases. Una vanguardia que es la fuerza política que dirige al
proletariado en la realización de sus ideales de clase. Un partido cuya base
fundamental la constituyen obreros y campesinos. Un partido que se nutre
también de los intelectuales y otras capas sociales siempre que se proletaricen
ideológica y políticamente. Un Partido que no pudo desarrollarse plenamente
debido a la temprana muerte de Mariátegui.
CH: ¿Considera Ud. que el Mariátegui
marxista utilizó el término Socialismo Peruano en un sentido de clase,
proletario, o, por el contrario, en un sentido dilatado, no de clase, es decir
en un sentido que comprendía también a las diversas tendencias del socialismo
reformista? ¿Por qué?
Julio
Carmona: Con
riesgo de ser pleonástico, planteo que se debe seguir el hilo conductor de las
respuestas previas, que se sustentan en los escritos de nuestro Amauta. Aunque
tengo entendido que la pregunta está motivada por alguna pretensión –de los
últimos tiempos, aunque siempre basada en el interés pretérito, rancio, vetusto
de mellar la sustancia revolucionaria del pensamiento mariateguista–, cual es
la de conjeturar que José Carlos Mariátegui no fue comunista sino socialista,
lo que de la forma más indubitable hace maridaje con la otra pretensión de no
considerarlo un marxista-leninista. Y bien se sabe que Mariátegui adhirió a la
concepción del socialismo científico sustentada por Lenin en su trabajo “Tres
fuentes y tres partes integrantes del marxismo”. Y para nadie es novedad que la
ortodoxia marxista-leninista considera que el socialismo científico es sinónimo
de comunismo. Salvo que, por razones tácticas, se tenga que preferir el uso de
uno de ellos, socialismo, por ejemplo, cuando las situaciones fácticas como es
la represión o persecución de los gobiernos de turno contra los militantes de
la izquierda en general y de manera especial los comunistas, o por efectos de
confusionismo, cuando el término “socialismo” es usufructuado de manera
inescrupulosa por el “reformismo ramplón”, generando confusión en el imaginario
de la clase revolucionaria, y entonces es pertinente usar el término exacto,
inconfundible, de comunismo: esto ocurrió en Europa en el deslinde con la
Segunda Internacional. Y en el Perú de las tres primeras décadas del siglo
pasado, se impuso la situación primera, al extremo que se constituyó en
consigna plasmada en la Constitución del 33, que en su Art. 53º “no reconoce la
existencia de los partidos políticos de organización internacional”, en clara
alusión al Partido Comunista (de la Tercera Internacional, marxista-leninista,
ortodoxo y maximalista). Entonces, era pertinente atenuar esas características de
una organización recién fundada y ya amenazada “desde la cuna”. Y eso, de
ninguna manera era oportunismo (como pretenden algunos, Víctor Andrés Belaunde
entre ellos), era adecuar las tácticas a las circunstancias específicas de la
realidad, pero sin claudicar en los principios.
Julio Roldán:
Para Mariátegui el socialismo era de clase. Por ello se reclama del
marxismo-leninismo. Ello implicaba un alejamiento radical de la concepción
socialdemócrata sobre el socialismo. En una parte del punto 2 de Los principios... se lee: “El carácter
internacional del movimiento revolucionario del proletariado. El Partido
Socialista adopta su praxis a las circunstancias concretas del país; pero
obedece a una amplia visión de clase y las mismas circunstancias nacionales
están subordinadas al ritmo de la
historia mundial”.
César Risso: Las respuestas a las preguntas 1 y 2 me eximen
de abundar, por ahora, más en el tema. Solo agregaré algunas citas que no dejan
lugar a dudas en qué sentido utilizó Mariátegui el término Socialismo Peruano.
“Los hombres de la derecha y del centro, como
Kerensky, eran los que representaban a los socialistas revolucionarios. Ambos
partidos, Mencheviques y Socialistas Revolucionarios, no eran, verdaderos
partidos revolucionarios. No representaban al sector más dinámico, más
clasista, más homogéneo del socialismo: el proletariado industrial, el
proletariado de la ciudad” (Historia de la Crisis Mundial. Quinta Conferencia:
La Revolución Rusa. Empresa Editora Amauta. Sexta edición, 1979. P. 59).
“la vanguardia del proletariado y los trabajadores
conscientes, fieles a su acción dentro del terreno de la lucha de clases,
repudian toda tendencia que signifique fusión con las fuerzas u organismos
políticos de las otras clases. Condenamos como oportunista toda política que
plantee la renuncia momentánea del proletariado a su independencia de programa
y acción, la que en todo momento debe mantener íntegramente” (José Carlos
Mariátegui. SOBRE UN TÓPICO SUPERADO).
Jaime Lastra: Mariátegui tomó partido por el socialismo militante
y revolucionario de la III Internacional leninista. Rechazó y combatió el
oportunismo y revisionismo del socialismo reformista de su tiempo, que se
expresaba y se concentraba en la II Internacional.
Concibió
el socialismo como una teoría y un método revolucionario y dialéctico, basado
en la concepción materialista y dialéctica del marxismo. Por eso de manera
contundente escribió: “La crítica marxista estudia concretamente la
sociedad capitalista. Mientras el capitalismo no haya trasmontado
definitivamente, el canon de Marx sigue siendo válido. El socialismo, o sea la
lucha por transformar el orden social de capitalista en colectivista mantiene
viva esa crítica, la continúa, la confirma, la corrige. Vana es toda tentativa
de catalogarla como una simple teoría científica, mientras obre en la historia
como evangelio y método de un movimiento de masas” (La filosofía moderna y el
marxismo, en Defensa del Marxismo)
Mariátegui adhirió al socialismo científico que
fundaron Marx y Engels, continuado por Lenin en la época del capitalismo
imperialista y de avance de la revolución proletaria. Esto es, adhirió a un
socialismo proletario, es decir, un socialismo de clase, por que comprendió la
idea leninista de que “Toda doctrina de un socialismo que no sea de clase y de una política que no sea de clase sea acredita como vano absurdo” (Vicisitudes
históricas de la doctrina de Carlos Marx. 1º de marzo 1913, publicado en
“Pravda”. O.C. de Lenin. Tomo 23. Pág.2)
Y así actuó Mariátegui en consecuencia. Fundó un
Partido Socialista de clase con una base doctrinal marxista-leninista. Cosa
totalmente distinta y contraria a la praxis de los socialistas oportunistas y
reformistas que se colgaban de la figura de Marx (solo tras su ícono porque en
los hechos abandonaban sus principios revolucionarios) para oponerse a los
aportes de Lenin (leninismo), verdadero realizador que restauraba enérgica y
fecundamente el marxismo en una lucha revolucionaria por construir el
socialismo en Rusia.
Mariátegui arraigó los vínculos de esta
vanguardia en la clase obrera trabajando en los sindicatos, conformando
federaciones sindicales y la Central de los Trabajadores, la Confederación
General de Trabajadores del Perú CGTP. Lo mismo hizo en el trabajo del
movimiento campesino, ligando a la vanguardia con las comunidades indígenas. Y
sabemos que ésta y otras acciones quedaron truncas tras su muerte.
Ese fue el socialismo de clase que Mariátegui
materializó en su breve experiencia. Y ese es
el gran legado que dejó. Por eso tenemos que reconstituir su partido y
dar cima a su obra.
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