¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!
Acerca de un Caso
de Escamoteo e Impotencia
(Novena Parte)
Eduardo Ibarra
ARAGÓN
DICE: “… veo con satisfacción, que en
las dos últimas semanas, se han publicado un comentario de José Félix al folleto de Ramón García, y un comentario de Jan Lust al folleto de Eduardo Ibarra.
Esta situación resulta bastante favorable al desarrollo del intercambio de
ideas. Espero que “se abran cien flores, y que compitan cien escuelas del
pensamiento”, para contribuir al desarrollo exitoso del “bicentenario” y del
“centenario”.
¿Satisfacción? Pero cualquiera puede darse
cuenta de que la frase de Aragón es engañosa, pues el torcido contenido de su comentario
lo ha colocado en las antípodas de la sinceridad que encierra el comentario de
Jan Lust.
Sin embargo, es un hecho que Aragón
necesita de frases como la que acabo de desenmascarar para poder pasar su
pretendido “intercambio de ideas” y su engañoso pedido de que “compitan cien
escuelas del pensamiento”.
Se comprende que, con el liquidacionismo de
derecha, no hay ni puede haber “intercambio de ideas”. Lo que hay con el
liquidacionismo –y desde hace años– es
una polémica.
¿Acaso la lucha de Marx y Engels contra los
adversarios de la concepción comunista del mundo fue un “intercambio de ideas”?
¿Acaso la lucha de Lenin contra el revisionismo de la Segunda Internacional y
las variantes rusas del revisionismo fue un “intercambio de ideas”? ¿Acaso la
lucha de Mao contra el revisionismo jruschoviano y las variantes chinas del
revisionismo fue un “intercambio de ideas”?
¿Qué “intercambio de ideas” puede haber con
la tendencia liquidacionista liderada por Ramón García, es decir con quienes
niegan el marxismo-leninismo, niegan la filiación marxista-leninista de
Mariátegui, niegan la verdad doctrinal y orgánica del PSP, tergiversan cuestiones
fundamentales dirimentes de la Creación Heroica de Mariátegui, levantan el
reformismo que implica el pretendido camino municipal al socialismo, niegan el
partido de clase, etc., etc.?
No, señor Aragón, procede Ud. tan torpemente
como los demás liquidadores que también pretenden engañar a los activistas de
la izquierda con aquello de “intercambio de ideas”.
Lo que hay con el revisionismo
liquidacionista sustentado por García y tomado servilmente por Aragón, es,
pues, una polémica en defensa del marxismo-leninismo, de la filiación
marxista-leninista de Mariátegui, de la verdad doctrinal y orgánica del PSP, de
la Creación Heroica de Mariátegui, de la táctica revolucionaria, del partido de
clase, etc., etc.
Y, así como no hay “intercambio de ideas”
con el revisionismo liquidacionista, no hay tampoco con su participación aquello
de que “compitan cien escuelas de pensamiento”, pues la “escuela de
pensamiento” que representan los García, los Aragón, etc., es la escuela del
revisionismo liquidacionista.
Finalmente: ¿puede el revisionismo
liquidacionista “contribuir al desarrollo exitoso del ‘bicentenario’ y del
‘centenario’”?
Entre otras cuestiones, el Bicentenario del
Nacimiento de Carlos Marx obliga a defender la capacidad del marxismo de
desarrollarse como verdad universal, y, entre otras cuestiones también, el
Centenario de la Revolución de Octubre obliga a defender el leninismo
precisamente como desarrollo del marxismo en nuestra época.
Y, como se sabe, los liquidadores niegan
aquella capacidad del marxismo y esta condición del leninismo.
Por eso, en nuestro medio, el Bicentenario
tendrá la nota adicional de defender el marxismo contra los liquidadores, y el Centenario
tendrá también la nota adicional de defender el leninismo igualmente contra los
liquidadores.
Aragón
dice: “En los textos de ambos autores… he
encontrado algunos destacables aportes singulares, aportes de carácter teórico y
político, que será necesario resaltarlos y divulgarlos; y de igual manera,
también he encontrado numerosos olvidos y confusiones, que también es
necesario señalarlos, debatirlos y
esclarecerlos, uno por uno.” (elipsis mía).
Pero ocurre que, ni en su comentario ni
posteriormente, Aragón ha resaltado
ni divulgado esos “destacables
aportes singulares” de mi folleto.
Así, pues, todo lo que expresan las
palabras de Aragón es su estilo lagotero y adulante que le sirve como cortina
de humo para ocultar su desesperado ataque a mi texto.
Aragón dice: “… para mayor aprovechamiento
debería leerse [se refiere a mi folleto] junto con la compilación de artículos
escritos por el mismo autor el día 7 de
octubre, y divulgados en la revista Creación
Heroica, con el título ¡Viva el 88
Aniversario de la fundación del Partido Socialista del Perú!”
Primero, una aclaración: los artículos
publicados bajo el título indicado por Aragón, no fueron escritos el 7 de
octubre de 2016, pues se trata de artículos escritos en diferentes fechas
compilados para conmemorar el 88 Aniversario de la Fundación del PSP. Esos
artículos son los siguientes: El concepto
mariateguiano de partido de masas y de ideas (12.07.2013), La reunión de Barranco y el liquidacionismo histórico (28.02.2015), Una vez más sobre el nombre del partido (30.05.2008), El aniversario del PSP
y el liquidacionismo de derecha (02.04.2015), En
el 87 aniversario de La fundación del PSP (07.10.2015).
En estos artículos hago la crítica: 1) de
la negación de la filiación marxista-leninista de Mariátegui y el PSP; 2) de la
tergiversación del concepto mariateguiano de partido de masas y de ideas, y, en
general, del concepto marxista de partido de masas; 3) de la falsificación de
la filiación doctrinal de Mariátegui; 4) de la falsificación de la verdad
doctrinal y orgánica del PSP; 5) del marxismo antileninista que esgrimen los
liquidadores; 6) de la abjuración de la Reconstitución; 7) del proyecto de un
partido-amalgama con una dirección secreta y otro nivel doctrinariamente
variopinto, 8) de la tergiversación de los conceptos de socialismo, socialismo
peruano, creación heroica de Mariátegui, camino de Mariátegui; 9) de la acción legal
municipal como pretendido camino al socialismo; 10) de la dilución del socialismo
marxista en el mapa del nebuloso socialismo
en general; 11) de la conculcación de la independencia ideológica, política y
orgánica del proletariado; 12) de la negación de la existencia histórica del
PSP; 13) de la negación de la necesidad del partido proletario en la actualidad;
14) de la negación de la legitimidad de la Reunión de La Herradura; 15) del
cuestionamiento de la “la célula secreta de los siete”; 16) de la negación de
la constitución del Comité Ejecutivo del Partido en la Reunión de Barranco; 17)
de la negación de la aprobación del programa del PSP; 18) del silenciamiento
del intento de fundar públicamente el PSP en marzo de 1930; 19) de la calificación de la Reunión de Barranco como “realizada a espaldas
de los militantes del socialismo peruano”; 20) de la acusación de que en dicha
Reunión “solamente participaron nueve militantes” y que fue realizada “sin
consultar las opiniones y las propuestas ni estar presentes o representados
los delegados de los comités de otras ciudades del país” ni “los comités ya
formados en algunas otras ciudades del mundo”; 21) de las falacias y sofismas
relativos a la carta colectiva; 22) del nebuloso socialismo en general que
levanta el grupo liquidacionista; 23) de la dilución del socialismo marxista en
el mapa del socialismo reformista; 24) del intento de pasar el centenario de la
revista Nuestra Época como el
Centenario del Socialismo Peruano; 25) del uso, al estilo de Kautsky, del término
socialista para encubrir la condición revisionista de algunos grupos y algunas
organizaciones; 26) de la negación de las razones de Mariátegui para titular
Socialista a su partido.
Así, pues, la aludida recopilación
desenmascara las posiciones oportunistas de Ramón García y sus repetidores (entre
ellos Aragón), y por tanto la citada recomendación de este personaje no le
sirve para crear la sensación de que mis artículos son inofensivos con respecto
al liquidacionismo.
Por otro lado, para no perder la costumbre,
en su comentario Aragón despliega su aludido estilo: menciona a “otros autores
sobre los mismos temas”, y, entre ellos, a algunos liquidadores como él y a
activistas de otras tendencias.
No voy a repetir aquí todos los insultos
que Aragón ha utilizado anteriormente contra algunos de ellos, pero es menester
recordar que, incluso a los liquidadores, congéneres suyos, les ha llamado
“peones sumisos”, “genuflexos” y, a uno de ellos lo ha llamado “segundón” y a
otro “delincuente”.
Por otro lado, a Jaime Lastra, Jorge Salgado,
César Risso y Santiago Ibarra, los tildó de “corifeos”: “Ibarra y sus
corifeos”, escribió una vez, y, por supuesto, a más de esta frase, es larga la
lista de insultos que Aragón ha utilizado contra mi persona.
Así, pues, todo lo que hace Aragón con su
actitud lagotera y adulante, es pretender presentarse como muy ponderado, así
como intentar ganar alguna audiencia para su liquidacionismo exacerbado.
Aragón dice entre paréntesis: “La beligerancia y
altanería del polémico estilo de Ibarra,
más que una expresión de seguridad y
fortaleza de sus ideas, en el fondo es un síntoma de la inseguridad y falta de
consistencia de gran parte de sus argumentos.”
No cabe duda que Aragón es un calumniador
de primera fila, pero a sus malévolas acusaciones le contestaré con Mariátegui:
“Nos sentimos una fuerza beligerante, polémica. No le hacemos ninguna concesión
al criterio generalmente falaz de la tolerancia de las ideas. Para nosotros hay
ideas buenas e ideas malas”.
Ciertamente la negación el
marxismo-leninismo, la falsificación de la filiación doctrinal de Mariátegui,
la adulteración de la verdad doctrinal y orgánica del PSP, la tergiversación de
la Creación Heroica de Mariátegui, el reformismo del camino municipal al
socialismo, la negación del partido de clase, entre otras muchas cuestiones, son
todas ideas malas, y, por tanto, ¿qué de infernal tiene ser beligerante con
respecto a tales ideas profundamente perjudiciales para la causa del
proletariado?
Los maestros del proletariado siempre
se mostraron beligerantes con respecto a ideas de semejante naturaleza.
Por otro lado, no hay en mí altanería alguna.
Lo que hay es algo que he señalado ya en otro lugar con toda franqueza: un
legítimo desprecio por los sofismas y las falacias con que los liquidadores
reniegan el marxismo-leninismo, tergiversan la Creación Heroica de Mariátegui,
intentan suprimir el partido de clase, etc., etc.
Huelga decir que en nuestro medio no es
posible ser marxista-leninista sin sentir el más absoluto desprecio por esos recursos
antimarxistas enderezados contra la verdad universal del proletariado y contra
nuestra verdad particular.
Así, pues, en mis escritos polémicos hay plena
seguridad de la verdad de mis ideas, y el lector puede comprobar fácilmente la
consistencia de las mismas no solo en mi folleto El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui, sino
también en todos los demás escritos donde polemizo con los liquidadores: a más
de los artículos comprendidos en la recopilación aludida arriba, pueden verse
también, por ejemplo, los artículos El aniversario
del PSP y el liquidacionismo de derecha, El nombre del partido, Primera vez tragedia, segunda vez farsa,
Ramón García o la manipulación, Acerca de la propuesta de un partido “minga”,
Notas sobre la creación heroica de
Mariátegui, Notas sobre la creación
heroica de Mariátegui II, Apuntes
sobre el socialismo peruano, Contribución
a la teoría de las generaciones del socialismo peruano, La creación heroica de Mariátegui y el
liquidacionismo de derecha.
Todos estos artículos han sido
publicados en las páginas de esta misma revista digital, y el lector acucioso
puede comprobar por sí mismo que, en todos ellos, mis críticas están basadas en
los hechos. En esto reside su consistencia.
Pero, con su tendenciosa acusación,
Aragón pretende, en resumidas cuentas, lo que sigue: que la negación del
marxismo-leninismo es una posición consistente, y que nuestra crítica a dicha
negación es inconsistente.
¿Es consistente la petulante sofistería
con que Ramón García pretende negar el marxismo-leninismo? ¿Es inconsistente
haber defendido el marxismo-leninismo con el argumento incontestable de que el
leninismo es el desarrollo del marxismo en nuestra época, y que, por tanto, los
partidos proletarios tienen que adherir al marxismo-leninismo, cosa que
precisamente hizo Mariátegui al fundar el PSP?
Pretende también Aragón que la negación
de la filiación marxista-leninista de Mariátegui y del PSP es consistente, y
que la crítica a esa negación es inconsistente.
¿Es consistente negar la filiación
marxista-leninista de Mariátegui escamoteando el hecho histórico indiscutible
de que Mariátegui acordó el marxismo-leninismo como la base de unidad doctrinal
del PSP? ¿Es inconsistente la crítica a esa negación señalando que, al acordar
el marxismo-leninismo en el sentido indicado, Mariátegui dio cuenta de su personal
filiación doctrinal?
Pretende asimismo nuestro personaje que la
idea de que la aparición de la revista Nuestra
Época “marca
la orientación definitiva de Mariátegui” es consistente, y que la crítica a
este desaguisado es inconsistente.
¿Es consistente decir que el socialismo
a lo Araquistain de la mencionada revista “marca la orientación definitiva de
Mariátegui”? ¿Es inconsistente subrayar que fue más bien su asimilación al
marxismo-leninismo lo que marcó la orientación
definitiva del maestro?
Pretende igualmente nuestro liquidador que
es consistente la idea de que el partido de clase puede ser un partido
doctrinariamente heterogéneo, y que la crítica a esta necedad es inconsistente.
¿Es consistente la idea de que el
partido de clase puede ser un partido con militantes de variada filiación
doctrinal? ¿Es inconsistente sostener, por el contrario, que el carácter de
clase del partido del proletariado está dado por la adhesión de sus militantes al
marxismo-leninismo?
Etcétera, etcétera, etcétera.
Días Duros y Victoria: Mandela y el cna Acceden al Poder.
(Segunda y
última parte)
Roque Ramírez Cueva.
MANDELA
EN EL IV CAPÍTULO ES UN CONDENADO a cárcel permanente, si lo liberaban era sólo
para volver a capturarlo e iniciarle un juicio, él último sería el de más larga
condena, tanto que en la página final de este capítulo, la voz narradora del comic,
una joven guía de turismo, se pregunta, ¿Volverán a ver Mandela y sus
compañeros el mundo exterior alguna vez? (p.96). Esta respuesta la descifra
todo lector en Nelson Mandela, El Comic
Autorizado, Capítulo V “El Prisionero”. Como se adelantó, Mandela ha sido
detenido, aislado y condenado a cadena perpetua; en la prisión “comían mazorcas
y nabos hervidos, bebían levadura”. En la celda minúscula se arropaba con una
estera de cáñamo, ahí reflexionaba “Soy el dueño de mi destino. Soy el capitán
de mi alma”, versos tomados del poema “Invictus” de W.E. Herley (p.98). Fuera
de la celda eran llevados a desmenuzar piedras en una cantera de la isla.
Dentro de la prisión, 1965, se creó un
estructura de liderazgo entre miembros del CNA. Se formaron comités en la
sección general para tratar de disciplina, de educación y de los estudios de
los miembros del ejecutivo y de los demás presos políticos, y los diversos
asuntos de comunicación. Precisamente una instancia importante, en medio del
aislamiento del penal, fue formar un comité que establezca nexos entre los
miembros del Alto Ejecutivo del CNA. La siguiente medida fue organizar una
huelga de hambre, cuyo efecto fue obtener condiciones carcelarias menos duras.
Recibieron apoyo internacional, de parlamentarios ingleses. Y bueno, el estado
dominante no ceja en sus represalias, al año siguiente detienen a su esposa, la
torturan y aíslan por 17 meses. Así, los años de la década de 1960 fueron duros
para el pueblo sudafricano y el CNA, sus
líderes estaban en prisión y los sindicatos se debilitaron.
La prisión de la Robben Island, Mandela
la convirtió en una especie de Universidad por el constante estudio académico y
la enseñanza informal a todos los miembros anti apartheid, el propósito era no
perder oportunidad de auto educarse aplicando métodos formales e informales. De
esa manera, todos los presos políticos, desde el más humilde hasta el ejecutivo
del CNA, abandonan la isla con dominio de una lectura y escritura de calidad
(p. 111). Entre otros estudiaron la historia de la lucha contra el apartheid,
la lucha del pueblo indio y su líder Ghandi, política económica, tampoco
eludieron el marxismo. Por encargo del CNA, Mandela escribe, publica sus
memorias en la cárcel, sustentadas en la lucha del movimiento anti apartheid
conducido por el CNA y su líder innegable. Una larga y persistente resistencia
con nuevos actores, la Organización de Estudiantes Sudafricanos (Saso). La
misma que mantuvo activo el movimiento popular; así, el 16 de junio de 1976,
los escolares de Soweto protestaban masivamente contra el tipo de educación marginal,
aldeana, con fines agrícolas y de sumisión bajo una moral cristiana que el
régimen de africaners le reservaba a ellos. Hablamos de la educación Bantu, ya
mencionada en la juventud de Mandela.
En esta lucha participaban varias
organizaciones, miles de personas, unos bajo los principios de resistencia
pacífica defendidos en el fondo por Mandela, y preso éste, otros tomaron la
posta en la conducción del brazo bélico. En 1980, MK lanza una ofensiva
saboteando los almacenes de petróleo en las refinerías. Mientras la opinión
mundial presionaba al régimen de la “supremacía” blanca, exigiendo la libertad
de Mandela. En la cárcel, aparte de lo referido, Mandela tiene que afrontar la
desconfianza de algunos miembros del CNA que no ven con buenos ojos el hecho que
Nelson este siendo visitado por personalidades extranjeras y por autoridades
del gobierno que no se deciden a una negociación oficial, sino que dialogan con
Mandela sin comprometerse a acuerdos definidos.
Mandela está atento a los flujos del
movimiento contra el apartheid, pero le preocupan sobre todo los períodos de
reflujo, la inmovilización de masas, mientras el régimen de los africaners no
da descanso en su asedio, persecución y represión contra el pueblo sudafricano.
En ese tira y afloja de la confrontación que nos presenta el comic, se ve que
la actitud de Mandela y demás protagonistas es indeclinable, indesmayable a sus
ideales de conseguir la libertad del pueblo. Y de otro lado, el lector-observador
percibe a los antagonistas, africaners, encumbrados en un poder que lo sienten
afectado, amenazado por un pueblo que podría desaparecerlos si se lo
propusieran. De allí que el encarcelado Mandela represente para ellos una
válvula que no sólo contiene una insurrección generalizada sino que le propone
a todas las castas y etnias una convivencia con igualdad de oportunidades y
derechos ciudadanos para todos. Por tanto, lo consideran un ente de diálogo
cuando sea necesario, por ahora se aferran al statuo quo que da el control del
poder.
Entonces, no sorprenderá, hasta aquí,
que el nombre del Capítulo VI, lleve el nombre de “El Negociador”. El régimen
no daba más con su política de segregación, el reclamo internacional por la
supresión de tales políticas y la demanda de libertad de Mandela, lo aislaba en
un mundo que enarbolaba la defensa de los derechos humanos. En marzo de 1982,
los mandos del alto ejecutivo del CNA, en condición de presos, abandonan
después de casi 20 años la prisión en la isla, y llevados a un cárcel urbana
donde les ofrecen comodidades, en particular a Mandela que es llevado a una
cárcel dorada donde tendrá asistente propio, y habitaciones sin reja. Lo cual
no significa que los africaners estén resignados, por el contrario, el gobierno
atacó al CNA, en todos los países donde tenía una sede el ejecutivo, en esa
acción de represalia eliminaron a 19 con metralla, cartas bombas, carros bomba.
En 1982, la política segregacionista
–atrás adelantamos- del régimen de los africaners es difícil de sostener, por
lo cual dispone reformas a la Constitución con el fin de aislar y neutralizar
las luchas del CNA. Sin embargo, este ejecutivo hizo caso omiso y continuó con
la lucha emprendida. Mediante diversas organizaciones preparan condiciones para
mantener activa su labor de resistencia dando dinamismo a las movilizaciones
sociales dentro del principio y labor del frente único. En ese contexto, la
lucha de las mujeres del pueblo y las esposas de los líderes del CNA, fue un
elemento crucial, porque en momentos que los luchadores varones eran
reprimidos, perseguidos y hechos prisioneros; ellas se pusieron al frente de
toda manifestación anti apartheid, huelga, movilización o protesta.
En 1985, les ofrecieron una libertad
condicionada a que el CNA y todo miembro anti apartheid abandone la violencia
(incluía huelgas, y todo acto de desobediencia civil) como arma política (p.
129). Mandela eligió seguir prisionero antes que darle concesiones al estado de
los africaners en contra del pueblo sudafricano. Sin embargo, los efectos de su
larga lucha y resistencia empiezan a darse, después de largo tiempo empezó a
ser visitado por personalidades extranjeras de tendencia democrática. Los
políticos extranjeros que se entrevistaron con él querían conocer las razones
de su peculiar lucha, empezaron con tácticas de resistencia pacífica
influenciados por la experiencia de Ghandi, y se involucraron en actos bélicos.
De allí que la interrogante obligada que
se les planteaba era, ¿Por qué se obligan a transitar la lucha armada? La
respuesta de Mandela es elocuente y certera: el régimen de los africaners
golpeaba cada vez más duro e intenso en respuesta a los actos pacíficos del CNA
y el pueblo de Sudáfrica. Así, el régimen del apartheid eliminó a decenas de
líderes del CNA, y cientos de sudafricanos usando rifles, cartas bomba, coches
bomba. A pesar de tal represión, la ofensiva y resistencia del CNA se
fortalece, y las movilizaciones exigiendo la libertad de Mandela se incrementan
y masifican.
En 1986, considerando que la estrategia
de resistencia armada podía prolongarse por un largo período, el CNA decidió
negociar a iniciativa de Mandela. Los afrikáners se negaban a compartir el
poder menos a transferirlo. La lucha de Mandela siempre obtuvo un objetivo
central: una Sudáfrica unida (afrikáners invasores y sudafricanos), elecciones
libres donde el CNA pueda competir, una persona un voto, libertad política en
suma. Para ese fin de año, Mandela era considerado un negociador del CNA, a
quien se le permitía salir de prisión, reunirse en cena navideña con el
Ejecutivo CNA. Habían conseguido que EE.UU. imponga sanciones al gobierno
blanco de Sudáfrica. Este abolió la ley de pases, podía transitar con menos
restricciones. En mayo de 1989, Mandela inicia un diálogo oficial con los
afrikáners del gobierno.
En tanto, la presión internacional
aumenta, una trasmisión de la BBC de Londres convocó a 72 mil personas, para
celebrar el cumpleaños de Mandela en el estadio de Wembley (Inglaterra) y 200
millones lo vieron por televisión. Después de eso, Mandela tuvo una crisis y
fue llevado a un hospital para curar su tuberculosis y drenar el agua de sus
pulmones. En el nosocomio lo visitan el primer ministro afrikáner Coetsee, el
punto difícil era que el gobierno de los blancos no estaba dispuesto ni listo
para compartir su poder con los negros (p.141); aparte que, en aras de la
solidaridad de clase, el CNA no aceptaba desentenderse de sus vínculos con el
Partido Comunista, habían luchado juntos por decena de años como para
permitirse una traición.
Ese 1989, fue declarado por el CNA, “El año de la
acción masiva por el poder del pueblo”. Los pobladores y sindicatos se
movilizaban con mayor intensidad; los de Umkhonto aumentan sus acciones bélicas
contra la infraestructura del Estado. Por su lado, Mandela y el CNA presionaban
para obtener más sanciones contra el gobierno y evitar derramamiento de sangre.
En julio el presidente Botha se entrevistó con Mandela, éste pidió la
liberación de los líderes y militantes presos de su movimiento, pero le fue
negado. En setiembre, Botha dimite como presidente y le sucedió F.K. De Klerk.
De Klerk, informado que el CNA está
listo y dispuesto a negociar. A pesar de aislamientos e incomunicaciones
estuvieron predispuestos y listos a negociar. El nuevo gobierno de los
africaners anunció su voluntad de dialogar con grupos pacíficos, y muestra de
ello empezó a abolir toda restricción de tinte apartheid, a desmantelar el
sistema nacional de seguridad. Mandela exige la liberación de diez miembros del CNA, y le conceden
petición. Después de 75 años de lucha tenaz y heroica, se empezó a ver algo de
luz al final del túnel de marginación y explotación.
En Febrero 2 de 1990, el presidente, De
Klerk, informa al parlamento africaner que su gobierno levantará la prohibición
a partidos políticos y la decisión de liberar a Mandela. Al cual, la voz
narradora de este comic, le contabiliza diez mil días pasados en la cárcel. El
CNA y el pueblo sudafricano, liderados por Mandela, empezaban a ganar las
primeras batallas sin abandonar ni cejar en su lucha durante 75 años.
El capítulo VII, tiene un subtítulo muy
obvio FUTURO PRESIDENTE. Para ello el 11 de febrero de 1990 obtuvo su libertad.
El pueblo sudafricano, el mundo progresista y demócrata, aclamó su regreso a la
libertad, la más sacrificada que pudo conquistar hombre alguno, un líder, quien
jamás declinó ni abandonó las mismas aspiraciones de su pueblo, porque de la
extensa lectura de este comic se entiende que los planes, deseos y propósitos
de Mandela se plantearon, se idearon, se concibieron colectivamente, a partir
de aspiraciones que anhelaba, que reclamaba, que se obligaba a lograr el pueblo
sudafricano, nunca fueron sueños personalistas. Las conversaciones con el
gobierno, ya libre Mandela, se apuraron y agilizaron, más no fue fácil dar fin
al conflicto. El pueblo sudafricano y los africaner blancos se enfrascaban en
combates violentos, sobre todo de parte de las fuerzas del estado.
Mandela percibe que las acciones del
brazo armado ya cumplieron su fin, debilitar y desprestigiar al régimen, era
hora de abandonarlas y reiniciar las tareas del protocolo y presión política
interna y externa. Se dedicó a estas labores y a buscar convencer a los
partidarios del CNA para abandonar la violencia. Demoró y fue difícil
conseguirlo porque el gobierno persistía en reprimir con ferocidad cuanta
huelga o paro se realizaba. Su libertad personal no apaciguaba los ánimos en el
pueblo sudafricano, más bien los soliviantaba con justa razón, por la respuesta
represiva del estado. No descansó, trabajó duro, viajó al exterior y al
interior de su país, se entrevistó con cientos de personalidades y miles de
trabajadores con ese propósito. Finalmente, el 20 de diciembre de 1991, se
inician las negociaciones con el nombre
protocolar de “Convención para el cambio democrático en Sudáfrica”.
Con boicots de uno y otro lado, con más
muertos y movilizaciones activas durante un año más, 1992, tales conversaciones
hicieron factible que el 3 de junio de 1993 se acordó entre ambas partes a
convocar a elecciones, donde los representantes del CNA y pueblo negro
sudafricano podrían competir con los candidatos blancos de los boer. En
diciembre de ese año obtuvo el Premio Nobel de la Paz. El 27 de abril de 1994
se realizan las elecciones, siendo elegido primer presidente nacido del pueblo
sudafricano, Nelson Mandela. El capítulo VIII del libro comentado, Mandela el comic autorizado, obvio, se
titula Señor Presidente.
Es cierto, casi nadie estará de acuerdo
en que después de una larga y sacrificada lucha, Mandela tendría que construir
una nación cuyo paso primero tendría que ser la reconciliación entre negros y
blancos, pero no cedió y así lo hizo. Luego se dedicó a diseñar un programa de
reconstrucción que atienda las urgentes necesidades sociales –que eran
bastantes- del pueblo sudafricano. El héroe de Sudáfrica incluso en ese primer
cargo, jamás abandonó su natural modestia y no se cautivó por las cosas y
aspectos mundanos, en los jardines de los edificios presidenciales acostumbraba
a desayunar mazorcas secas con judías, el alimento de la cárcel donde les
estuvo prohibido el pan.
Concluyendo, Nelson Mandela es un personaje único que, aparte
de luchar por sus sueños y metas, le concedió -como nadie- a la política el don
de sus propósitos: servir a los demás. Culminó sus días siendo agradecido y
solidario con aquellos amigos de ideales, quienes le concedieron constante
apoyo en su lucha tenaz. La voz en off, nos habla de las gracias y apoyos ofrecidos a los pueblos de Cuba, Libia y a la
Organización para la Liberación de Palestina. Mencionamos este agradecimiento
particular, de los dados a muchos otros personajes, instituciones y gobiernos,
porque los sectores conservadores de los cinco continentes pretendían enrostrarle
su nexo y apoyo a Kadafi, Arafat y Fidel Castro.
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