martes, 7 de noviembre de 2017

Edición extraordinaria: La construcción económica del socialismo


La Construcción Económica del Socialismo en la Revolución Rusa*

César Risso

LAS CONDICIONES HISTÓRICAS que hicieron posible la Revolución rusa, pusieron como tarea la de sentar las bases económicas del socialismo en un país de escaso desarrollo capitalista.

        Este aspecto, el del bajo nivel de desarrollo industrial de Rusia, así como el atraso en el campo, exigió enormes esfuerzos a la clase obrera y a los campesinos pobres y medios para pasar al socialismo.

        La ley económica fundamental del socialismo, planteada por Stalin, como consecuencia de la larga experiencia de construcción del socialismo es: “asegurar la máxima satisfacción de las necesidades materiales y culturales, en constante ascenso, de toda la sociedad, mediante el desarrollo y el perfeccionamiento ininterrumpidos de la producción socialista sobre la base de la técnica más elevada.” (Stalin. Problemas económicos del socialismo en la U.R.S.S.)

        Esta ley solo pudo manifestarse como consecuencia de los logros de la construcción económica del socialismo; de la expropiación de la burguesía de los medios de producción; de la expropiación de la tierra de los terratenientes y de todos los grandes propietarios; de la organización socialista de la producción; de la elevación de la técnica y de la formación de los cuadros obreros y campesinos que la pusiesen en práctica; del cambio cultural y moral de todos los trabajadores.

        La eliminación de la explotación del hombre por el hombre en el socialismo, fue un proceso que duró más de 20 años en la U.R.S.S. Las vicisitudes históricas por las que atravesó el proletariado y el campesinado pobre y medio, para el logro de esta hazaña, es la lucha por la eliminación de la burguesía industrial y campesina (kulaks). Eliminación cuyo contenido es el de sustraerle a estas clases los medios que hacían posible la apropiación del excedente de trabajo de los obreros bajo la forma asalariada, y de los campesinos bajo la forma de renta de la tierra.

        La economía de un país, que consiste en la creación de riqueza, en el sentido de bienes y servicios para satisfacer las necesidades de la sociedad, tiene dos aspectos: el socio económico y el técnico económico. El primero de ellos trata de las relaciones sociales de producción, de la forma en que los hombres se organizan para llevar a cabo la producción; el segundo se refiere a los aspectos técnicos, es decir, a la aplicación de la ciencia y de la técnica para llevar a cabo la producción.

        Ambos aspectos fueron enfrentados por los bolcheviques. El primero, a través de la expropiación de los explotadores. El segundo, a través de la revolución cultural. Sin embargo, la presencia de millones de campesinos, que actuaban individualmente, de forma desorganizada, con una técnica de producción atrasada, que producía un excedente ínfimo, no permitía asegurar el abastecimiento de la población trabajadora. Más aun cuando este proceso se iniciaba en medio de una guerra imperialista.

        Esta doble situación, de atraso económico, y de guerra imperialista, marcó el curso de la transformación socialista de Rusia.

        En general, Lenin hizo sus propuestas en materia económica como si tuviese suficiente tiempo para lograr el socialismo, antes de que el imperialismo los invada, a pesar de la invasión de que fueron objeto y de la guerra civil. Esto era lógico en el marco de la esperanza de la revolución socialista en Europa. En cambio, Stalin hizo sus propuestas en el marco del socialismo en un solo país y de inminente invasión del imperialismo.

        ¿Quiénes debían implementar la construcción del socialismo? El Partido bolchevique contaba en julio del 1917 con 240 mil afiliados (p. 102). Estos eran los encargados de dirigir la construcción del socialismo en Rusia, es decir, dirigir los destinos de decenas de millones de seres humanos. Este es otro de los aspectos de singular importancia en la revolución rusa, debido a la situación de atraso de la economía rusa. Una de las tareas era lograr involucrar a gran parte de las clases trabajadoras en el proceso de construcción de la economía socialista. Sin este involucramiento no era posible el socialismo.

        El VI Congreso (1917) del Partido bolchevique aprobó la plataforma económica: confiscación de las tierras de los terratenientes y nacionalización de toda la tierra del país, nacionalización de los bancos, nacionalización de la gran industria, control obrero sobre la producción y la distribución. Estas medidas se lograrían por medio de la alianza del proletariado con el campesino pobre.

“Los meses de setiembre y octubre de 1917 registraron un alza enorme en el número de incautaciones de tierras de los terratenientes por los campesinos. El cultivo de las tierras de los terratenientes por decisión de los propios campesinos adquirió un carácter general.” (p. 106)

Esta situación se dio en el marco de la revolución burguesa.
       
        La noche del triunfo de la revolución, el 25 de octubre (7 de noviembre), en el II Congreso de los Soviets se aprobó el decreto sobre la tierra

“en el que se declaraba, ‘inmediatamente abolida, sin ningún género de indemnización, la propiedad de los terratenientes sobre la tierra’. Esta ley se aprobó, tomando como base un mandato campesino general, redactado con arreglo a 242 mandatos locales formulados por los campesinos. En él se declaraba abolido para siempre el derecho de propiedad privada sobre la tierra, que pasaba a ser sustituida por la propiedad de todo el pueblo, del Estado. Las tierras de los terratenientes, de la Corona y de la Iglesia, eran entregadas en disfrute gratuito a todos los trabajadores.”

Esta medida significó la entrega de 150 millones de hectáreas de tierras a los campesinos, y el no pago de rentas por un valor anual de 500 millones de rublos oro. (p. 109) Este programa agrario no fue el planteado por los bolcheviques, sino por los socialrevolucionarios, estableciéndose de esta manera la alianza con los campesinos.

        El triunfo de la Revolución de octubre aparte de circunstancias históricas internas y externas, se debió a la alianza de la clase obrera con el campesino pobre, así como a la alianza con el campesino medio.
       
        En 1918, la existencia de millones de pequeños propietarios en la ciudad y en el campo, que no se sometían a ninguna contabilidad ni a disciplina en el trabajo, amenazaban, con la especulación y el mercantilismo, enriqueciéndose a costa de la miseria del pueblo, con la expansión del capitalismo.
       
        En junio de 1918 se formaron los Comités de Campesinos Pobres, para enfrentar a los kulaks (campesinos ricos). Los campesinos medios y pobres se beneficiaron con el traspaso de 50 millones de hectáreas de tierras, además de un importante porcentaje de medios de producción.

        A mediados de 1918 se dio inicio a la invasión extranjera (bloque anglo-francés-japonés-norteamericano) y a la guerra civil en Rusia.

        “La vida en la Rusia Soviética, durante este periodo fue terriblemente dura. Escaseaba el pan. Escaseaba la carne. El hambre atenazaba a los obreros. Los obreros de Moscú y Petrogrado recibían una ración de un octavo de libra de pan cada dos días. Había días en que no se repartía ni un pedazo de pan. Las fábricas estaban paradas o trabajaban muy poco tiempo, pues no había materias primas ni combustible.” (p. 119)

        “Por eso, los bolcheviques empezaron a prepararse intensivamente para una larga guerra y decidieron poner a toda la retaguardia al servicio del frente. El Gobierno Soviético implantó el comunismo de guerra. El Poder de los Soviets puso bajo su control, además de la gran industria, la industria pequeña y mediana, con el fin de acumular los artículos de primera necesidad para abastecer de ellos al ejército y al campo. Implantó el monopolio del comercio de trigo, prohibió el comercio privado de cereales e introdujo el sistema de contingentación de productos agrícolas, con el objeto de controlar todo el sobrante de los productos recolectados por los campesinos, formar un stock de trigo y abastecer de víveres al ejército y a los obreros. Finalmente, implantó el trabajo general obligatorio, extensivo a todas las clases de la población. Esta incorporación de la burguesía al trabajo físico obligatorio permitía utilizar a los obreros para otros trabajos más importantes con vistas al frente, y con ella el Partido ponía en práctica el principio de ‘el que no trabaja, no come’.” (p. 120)

        Como puede verse, estas medidas económicas fueron medidas de excepción. Pero que se dieron en el marco de construcción del socialismo, expresado en la expropiación de los principales medios de producción.

        En el VII Congreso del Partico bolchevique se

“exigió que las organizaciones del Partido y todos los comunistas estableciesen una rigurosa diferencia y separación entre los campesinos medios y los kulaks, atrayendo a los primeros al lado de la clase obrera mediante una política de atención solícita a sus necesidades. Había que luchar con el atraso de los campesinos medios por el método de la persuasión, pero en modo alguno con medidas de coacción y de violencia. Por eso, el Congreso tazó la norma de que, al implantar medidas socialistas en el campo (al crear las comunas y los arteles agrícolas), no se permitiese la coacción. Siempre que resultasen afectados los intereses vitales de los campesinos medios, era necesario llegar a un acuerdo práctico con ellos y hacerles concesiones en cuanto a la fijación de los métodos de implantación de transformaciones socialistas. El Congreso acordó aplicar una política de alianza sólida con los campesinos medios, pero manteniendo dentro de ella el papel dirigente del proletariado.” (p. 123)

En marzo de 1920 se llevó a cabo el IX Congreso del Partido bolchevique, el cual “consagró una atención especial al problema de la formación de un plan económico de conjunto, encaminado a poner en marcha, en primer lugar, el transporte, la industria del combustible y la metalurgia. El eje de este plan era el problema de la electrificación de toda la economía nacional, que Lenin destacó como ‘un programa para 10 o 20 años’.” (p. 126)

        A fines de 1920, las fuerzas extranjeras que invadieron la Rusia soviética, así como las fuerzas contrarrevolucionarias internas, fueron derrotadas.

        Hasta esta fecha, los recursos del Poder soviético estuvieron destinados a defenderse militarmente, para lo cual tuvieron que destinar los principales recursos, distrayendo así parte importante de los mismos de la construcción del socialismo.

        La reconstrucción de la economía después de la guerra se presentaba sumamente complicada. La situación era la siguiente:

        “En 1920, la producción global de la agricultura, comparada con la de antes de la guerra, equivalía solamente a la mitad.”

        “Aún más desastrosa era la situación de la industria, que estaba en ruinas. La producción de la gran industria, en 1920, era casi siete veces menor que la de antes de la guerra. La mayoría de las fábricas estaban paradas y las minas derrumbadas e inundadas. La metalurgia encontrábase en una situación especialmente difícil. Durante todo el año 1921, la fundición de hierro no pasó de 116300 toneladas, lo que representaba, aproximadamente, el 3 por ciento de la producción de hierro fundido de antes de la guerra. Había una escasez de combustible. El transporte estaba desecho. Las reservas de metal y de artículos textiles con que contaba el país estaban casi totalmente agotadas. Escaseaban de un modo alarmante los artículos de primera necesidad: el pan, las grasas, la carne, el calzado, las prendas de vestir, las cerillas, la sal, el petróleo, el jabón.” (p. 130)

Se inicia la Nueva política económica (Nep), que consistió en la incorporación de los campesinos pobres y medios a la economía nacional, esto es, a integrarse al proceso económico de la nación. Esto se logró por medio del comercio, a través del cual los campesinos se ligaban a la industria y a las ciudades. Sin esta ligazón, no hubiera sido posible interrelacionar la industria y la ciudad al campo en un todo único con objetivos comunes, y la nación se hubiese visto partida en dos economías totalmente diferentes, sin un rumbo común.

        “El C.C. comprendía que había desaparecido la necesidad de la contingentación, que era necesario sustituir este sistema por el del impuesto en especie, para dar al campesino la posibilidad de emplear como mejor le pareciese la mayor parte del sobrante de su producción. Comprendía que esta medida permitiría levantar la agricultura, incrementar la producción de cereales y los cultivos técnicos necesarios para el desarrollo de la industria, activar la circulación de mercancías dentro del país, mejorar el abastecimiento de las ciudades y sentar una nueva base económica para la alianza entre los obreros y los campesinos.”

Esto quiere decir, que en el campo, con respecto a los campesinos medios, el método a aplicar era el del ejemplo. Vale decir que, los campesinos aplicaban su trabajo a la tierra nacionalizada de la cual una parte se la había cedido el Estado, y que del resultado de su esfuerzo podía disponer libremente del excedente después de entregar la parte correspondiente del impuesto en especie. Esto claramente era la supervivencia de la economía mercantil simple en el campo. Este era un método adecuado para, en el marco de la dictadura del proletariado, después de haber expropiado los medios de producción, ir mostrándoles a los campesinos la superioridad de la socialización de la producción, de tal modo que con el ejemplo los campesinos se vayan convenciendo y pasando poco a poco a la producción socialista.

        Sin embargo, este método entrañaba el peligro del desarrollo del capitalismo.

        En el X Congreso se decidió pasar a la NEP (Nueva política económica).

“Al principio la libertad de comercio se traducirá –decía Lenin en su informe– en una cierta reanimación del capitalismo dentro del país. Será necesario consentir el comercio privado y autorizar a los particulares dedicados a la industria la apertura de pequeñas empresas. Pero no había por qué tener miedo a esto. Lenin entendía que una cierta libertad de circulación de mercancías estimularía el interés económico del campesino, incrementaría la productividad de su trabajo y llevaría a un rápido ascenso de la agricultura: que sobre esta base se restauraría la industria del Estado y se desalojaría al capital privado; que, después de acumular fuerzas y recursos, se podría crear una potente industria, base económica para el socialismo, y luego pasar resueltamente a la ofensiva, para destruir los restos del capitalismo en el país.”

Luego de un año de implementada la Nep, Lenin declara que los objetivos se habían cumplido, y que por lo tanto ya no era necesario seguir retrocediendo, sino que al contrario era hora de reagrupar las fuerzas.

        Las cooperativas permitían reconocer la superioridad del trabajo colectivo, teniendo como objetivo inmediato la venta colectiva, para luego pasar a la producción colectiva.

        El comercio debía ser dominado por las cooperativas y por el Estado. Si estos no sabían vender, entonces estaban entregando gran parte del valor creado por los obreros y campesinos pobres y medios a manos privadas, y por lo tanto fortaleciendo el capitalismo. En cambio, al saber vender, lo harían cambiando las mercancías por su valor, con lo cual, el nuevo valor creado quedaría en manos del Estado socialista, fortaleciendo así la economía socialista.

        El comercio no significa necesariamente capitalismo. Es una forma de circulación que resuelve el problema de la asignación de las mercancías a los diversos sectores, pero que debe ser superada. En otras palabras, el comercio vino a ser una solución técnica temporal.

        La afirmación de que no existió socialismo en la URSS, desde el punto de vista económico, pasa por alto la creación y existencia del sector socialista de la economía, obra de la revolución proletaria. En este proceso, el capitalismo, que ya existía, fue disminuido considerablemente, debido a los golpes demoledores dados por la revolución (expropiación de los medios de producción); no tenía más que la función de contribuir al desarrollo de las fuerzas productivas, sobre todo entre los campesinos pobres y medios, por su bajo nivel; y esto último con el poder en manos del proletariado en alianza con el campesino pobre y medio.

        En el año 1924, el Partido bolchevique toma conciencia de la posibilidad del socialismo en un solo país. Y comienza a trabajar en función de esta posibilidad, por hacerla realidad. Comenzaba a trabajarse conscientemente por el reino de la libertad (la necesidad hecha conciencia). Se había alcanzado el triunfo político sobre la burguesía; era necesario trabajar por el triunfo económico en las condiciones del socialismo en un solo país, en el marco del cerco capitalista.

        En el año 1927, como resultado de la aplicación de la Nep, la industria y la agricultura alcanzaron y superaron el nivel de producción de antes de la guerra.

        “El sector socialista de la industria crecía rápidamente a expensas del sector privado, aumentando desde el 81 por ciento, en 1924-1925, hasta el 86 por ciento en 1926-1927, a la par que el peso específico del sector privado descendía, durante este periodo, del a9 al 14 por ciento.” (p. 150)

        “Con la misma rapidez, se iba desalojando del comercio a los comerciantes privados; la participación de éstos en el comercio al por menor descendió del 42 por ciento, en 1924-1925 al 32 por ciento en 1926-1927, y no digamos en el comercio al por mayor, donde la participación de los particulares descendió, en este mismo periodo, del 9 al 5 por ciento.” (p. 150)

        “Pero aun era más rápido el ritmo con que se desarrollaba la gran industria socialista, que en 1927, es decir, en el primer año después del periodo de restauración de la economía, vio aumentar su producción en un 18 por ciento, en comparación con la del año precedente. Era ésta una cifra record de incremento de la producción, inasequible hasta para la gran industria de los países capitalistas más adelantados.” (p. 150)

La situación era muy distinta en la agricultura, específicamente en el cultivo de cereales, pues aun no se había alcanzado los niveles de producción de antes de la guerra, y la venta a las ciudades alcanzaba apenas al 37 por ciento de antes de la guerra.

        Esto se debía sobre todo al hecho que a partir del año 1918 las grandes haciendas se fueron fraccionando hasta convertirse en pequeñas parcelas que apenas alcanzaban una producción de sobrevivencia.

        En estas condiciones, en el informe presentado en el XV Congreso del Partido, Stalin argumentó la solución a este problema como sigue:
       
        “¿Dónde está la solución? –preguntaba el camarada Stalin.
       
        “La solución –contestaba– está en el paso de las pequeñas explotaciones campesinas desperdigadas a las grandes explotaciones unificadas sobre la base del cultivo en común de la tierra, en el paso al cultivo colectivo de la tierra sobre la base de una técnica nueva y más elevada. La solución está en que las pequeñas y diminutas explotaciones campesinas se agrupen paulatina pero infaliblemente, y no por medio de la coacción, sino por medio del ejemplo y la persuasión, en grandes explotaciones, sobre la base del cultivo en común, del cultivo cooperativo, colectivo, de la tierra, mediante el empleo de maquinaria agrícola y de tractores y la aplicación de métodos científicos encaminados a intensificar la agricultura. No hay otra solución.”

Se aprobó así en el XV Congreso llevar a cabo la colectivización, y desarrollar la ofensiva contra los kulaks, actuando contra el desarrollo del capitalismo en el campo, y promoviendo la incorporación de la economía campesina en el socialismo.

        También se aprobó la elaboración del primer Plan quinquenal.

En el año 1930, la situación era la siguiente:

        “Por tanto, la nueva agrupación de las fuerzas de clase en la economía del país y la existencia de la base material necesaria para sustituir la producción de trigo de los kulaks por la producción de trigo de los koljóses y sovjóses, permitían al Partido bolchevique pasar de la política de restricciones contra los kulaks a la nueva política, a la política de liquidación de los kulaks como clase, sobre la base de la colectivización total.”

Esta propuesta consistía en:
       
        “El rasgo peculiar de esta revolución consistía en que se había operado desde arriba, por iniciativa del Poder del Estado, con la ayuda directa desde abajo, por parte de la masa de millones de campesinos que luchaban contra su avasallamiento por los kulaks y en favor de una vida koljosiana libre.

        Esta revolución venía a resolver de golpe tres problemas fundamentales de la edificación socialista:

        a) liquidaba la clase explotadora más numerosa del País Soviético, la clase de los kulaks, que era el baluarte para la restauración del capitalismo;

        b) aparataba a la clase trabajadora más numerosa del País Soviético, a la clase campesina, de la senda de las economías individuales, fuente del capitalismo, para llevarla a la senda de la economía colectiva, koljosiana, socialista;

        c) daba al Poder Soviético una base socialista en la esfera más vasta y más vitalmente necesaria, que era también la más atrasada de la economía nacional: la agricultura.

        De este modo, fueron destruidas, dentro del país, las últimas fuentes de restauración del capitalismo, a la par que se creaban las nuevas y decisivas condiciones necesarias para la edificación de una economía nacional de tipo socialista.”

Las medidas aplicadas para llevar a cabo el proceso de liquidación de los kulaks como clase, y de la colectivización del campo, generaron una serie de excesos:

        “Se comprobó que se faltaba al principio de la voluntariedad en la organización de los koljóses. En una serie de distritos, el principio de la voluntariedad era sustituido por la coacción, obligándose a los campesinos a entrar en los koljóses, bajo amenaza de ‘expropiarlos’, de privarlos de los derechos electorales, etc.

        En una serie de distritos, la labor preparatoria y de esclarecimiento paciente de los fundamentos de la política del Partido en materia de colectivización se suplantaba por el procedimiento burocrático, curialesco, de decretar desde arriba cifras desmesuradas de koljóses que se aparentaba crear, hinchando artificialmente el porcentaje de la colectivización.

        Faltando a la norma del Comité Central, según la cual el eslabón fundamental del movimiento koljosiano era el artel agrícola, en el que solamente se colectivizan los medios básicos de producción, había una serie de localidades en las que atolondradamente se saltaba por encima del artel a la comuna y se implantaba la colectivización de las viviendas, del ganado lechero y menor no destinados al mercado, de las aves de corral, etc.” (pp. 161-162)

En el periodo del XVI Congreso del Partido bolchevique se dieron resultados sumamente favorables para la agricultura.

        “En tres años, la producción de los koljóses para el mercado creció en más de 40 veces. En 1930, los koljóses, sin contar los sovjóses, daban ya al Estado más de la mitad de toda la producción de trigo para el mercado obtenida en el país.

        Esto significaba que, en lo sucesivo, los destinos de la agricultura del País Soviético ya no los trazarían las explotaciones campesinas individuales, sino los koljóses y los sovjóses.” (p. 164)

En el año 1931, en la primera conferencia de dirigentes de la industria, Stalin señaló que lo fundamental era la técnica, y que en consecuencia, deberían de prepararse cuadros, entre los bolcheviques, los obreros y los campesinos.

        La situación se debía a que se había aumentado considerablemente el número de los koljóses, pero no se había mejorado ni la dirección de los koljóses ni elevado la productividad del trabajo. Los campesinos estaban preparados para explotar pequeñas parcelas, y ahora tenían que enfrentarse a la explotación de grandes explotaciones agrícolas.

        En el balance del primer Plan quinquenal, decía Stalin:

        “a) La U.R.S.S. se había convertido de un país agrario en un país industrial, puesto que el peso específico de la producción industrial dentro del volumen de la producción de toda la economía nacional había aumentado hasta el 70 por ciento.

        b) El sistema socialista de le economía había acabado con los elementos capitalistas en la industria y se había convertido en el único sistema económico imperante en el terreno industrial.

        c) El sistema socialista de la economía había acabado con los kulaks como clase en la agricultura y se había convertido en la fuerza dominante de la economía agraria.

        d) El régimen koljosiano había acabado con la miseria, con la pobreza en el campo, elevando a decenas de millones de campesinos pobres al nivel de hombres con una vida asegurada.

        e) El sistema socialista de la industria había acabado con el paro forzoso, manteniendo la jornada de ocho horas en una serie de ramas de la producción, implantado la jornada de siete horas en la inmensa mayoría de las empresas industriales e introducido la jornada de seis horas en las empresas nocivas para la salud.

        f) El triunfo del socialismo en todas las ramas de la economía nacional había acabado con la explotación del hombre por el hombre.” (p. 168)

En un discurso del año 1935, Stalin señaló que:

“Por eso, la vieja consigna de ‘la técnica lo decide todo’, consigna que era un reflejo de un periodo ya sobrepasado, en el que padecíamos hambre de técnica, debe ser sustituida actualmente por una nueva consigna, por la consigna de ‘los cuadros lo deciden todo’. Esto es ahora lo fundamental…
       
        “Es necesario comprender, por fin, que de todos los valiosos capitales que existen en el mundo, el capital más precioso y decisivo lo constituyen los hombres, los cuadros. Es necesario que se comprenda que, en nuestras actuales condiciones, ‘los cuadros lo deciden todo’. Si contamos con buenos y numerosos cuadros en la industria, en la agricultura, en los transportes, en el Ejército, nuestro país será invencible. Si carecemos de ellos cojearemos de los dos pies.” (p. 177)

En el marco de la emulación socialista se desarrolló el movimiento stajanovista, forma específica de esta emulación. La pericia en el trabajo, la precisión, el compromiso por el ahorro de energía y recursos en general, permitió elevar considerablemente la productividad del trabajo.

        “Los trabajadores de la U.R.S.S. –los obreros, los campesino, los intelectuales– habían cambiado profundamente durante los años de la edificación socialista.

        La clase obrera había dejado de ser una clase explotada, privada de los medios de producción, como lo es bajo el capitalismo. Había destruido el capitalismo, arrebatado a los capitalistas los medios de producción, para convertirlos en propiedad social. Había dejado de ser un proletariado, en el sentido estricto y antiguo de la palabra. El proletariado de la U.R.S.S., en cuyas manos se halla el Poder del Estado, se ha convertido en una clase totalmente nueva. Se ha convertido en una obrera emancipada de la explotación, que ha destruido el sistema de la economía capitalista e instaurado la propiedad socialista sobre los medios de producción, es decir, en una clase obrera como jamás la había conocido la historia de la humanidad.

[…] Ahora, ha surgido en la U.R.S.S. un tipo completamente nuevo de campesino: ya no hay terratenientes ni kulaks, comerciantes ni usureros que puedan explotarle. La inmensa mayoría de las economías campesinas ha entrado en los koljóses, basados, no en la propiedad privada sobre los medios de producción, sino en la propiedad colectiva, erigida sobre la base del trabajo colectivo. Es éste un nuevo tipo de campesino, libre de toda explotación. Este tipo de campesino no lo había conocido tampoco, hasta ahora, la historia de la humanidad.

        De este modo, se van borrando las fronteras de clase entre los trabajadores de la U.R.S.S., va desapareciendo el antiguo exclusivismo de clase. Ceden y se borran las contradicciones económicas y políticas entre los obreros, los campesinos y los intelectuales. Se ha creado la base para la unidad moral y política de la sociedad.” (pp. 180-181)

La nueva Constitución de la Unión Soviética declaraba que se aplicaba el principio socialista: “De cada uno, según sus capacidades; a cada uno, según su trabajo.”

        “De este modo, la Constitución vino a consagrar el hecho de alcance histórico-universal de que la U.R.S.S. ha entrado en una nueva etapa de desarrollo, en la etapa de coronamiento de edificación de la sociedad socialista y de transición gradual hacia la sociedad comunista, en la que el principio rector de la vida social será el principio comunista: ‘De cada uno, según sus capacidades; a cada uno, según sus necesidades’.” (p. 182)

A inicios de la década de 1950, en la discusión para la elaboración del manual de Economía Política, Stalin hace una serie de observaciones, que vienen a ser una suerte de balance de los logros en materia económica en la construcción del socialismo.

        La existencia, después de más de 30 años de construcción del socialismo, del comercio de mercancías, exige de J. V. Stalin desarrollar la argumentación de su necesidad:

“Actualmente tenemos en nuestro país dos formas fundamentales de la producción socialista: la estatal, de todo el pueblo, y la koljósiana, a la que no se puede dar ese calificativo. En las empresas del Estado, los medios de producción y los productos son propiedad de todo el pueblo. En las empresas koljósianas, aunque los medios de producción (la tierra y las máquinas) pertenecen al Estado, los productos son propiedad de los distintos koljóses, pues allí la fuerza de trabajo, lo mismo, que las semillas, es de los koljóses, y éstos disponen de la tierra, que les ha sido cedida en usufructo perpetuo, como si fuera propiedad suya, a pesar de que no pueden venderla ni comprarla, ni arrendarla, ni hipotecarla.”

        “Esta circunstancia hace que el Estado únicamente pueda disponer de los productos de sus empresas, pues los koljóses disponen ellos mismos de su producción, como propiedad suya. Pero los koljóses no quieren enajenar sus productos como no sea bajo la forma de mercancías, a cambio de las cuales quieren recibir otras mercancías que necesitan. En el presente, los koljóses no aceptan más vínculos económicos con la ciudad que los vínculos mercantiles, que el intercambio mediante la compraventa. Por eso la producción mercantil y el tráfico de mercancías son hoy en nuestro país una necesidad, como lo era, por ejemplo, hace unos treinta años, cuando Lenin proclamó que era necesario desarrollar por todos los medios el tráfico de mercancías.” (Stalin. Problemas económicos del socialismo en la U.R.S.S.)


Algunas cuestiones en litigio

Las medidas económicas que se implantaron generaron discusiones al exterior del Partido bolchevique, y en el seno del mismo.

        El comunismo de guerra provocó la confrontación con los socialrevolucionarios. La Nep generó en el seno del Partido, discusiones que acusaban a los promotores de la Nep de derechistas. La liquidación de los kulaks como clase y la colectivización, favorecieron nuevas discusiones.

        En todos estos casos, la base de la discusión fue la incomprensión del aspecto principal en cada momento; la imposibilidad de apreciar la dialéctica que se manifestaba en cada etapa de la construcción del socialismo.

        Pongamos como ejemplo el caso de las cooperativas.

        La dialéctica económica, ausente en el análisis de los contradictores de la Nep, consistió en el nuevo significado de las instituciones como las cooperativas en el marco del poder soviético. Su rol en el capitalismo era uno, pero otro en el socialismo.

        En el artículo Sobre la cooperación hay unas líneas de Lenin que puede llevar a confusión a personas distraídas: “Todo depende ahora de que sepamos combinar ese ímpetu revolucionario, ese entusiasmo revolucionario que ya hemos demostrado lo suficiente y coronado con éxito completo, de que sepamos combinarlo con las dotes de (aquí estoy casi dispuesto a decirlo) mercader inteligente e instruido, lo que basta en absoluto para ser un buen cooperativista.”

        Se trata de los aspectos socioeconómicos y de los aspectos técnico económicos, es decir, de la generación y el uso de los excedentes, que antes eran apropiados por la burguesía, y ahora eran aprovechados por el proletariado para la industrialización.

        Otro tema de considerable importancia es el de la capacidad de J. V. Stalin para la tarea de dirigir, al lado de los militantes del Partido bolchevique, la construcción del socialismo. En el llamado testamento de Lenin, este dice sobre Stalin que va a preparar un guiso muy caliente, es decir, reconoce que va a preparar el guiso (continuar con la construcción del socialismo), aunque acelerando el proceso, y con ello afectando a determinados sectores de la población. Tal vez es precisamente esto lo que puso a Stalin a la cabeza del proceso, ya que en las condiciones internacionales, de cerco capitalista, no había otra alternativa, si es que no se deseaba sucumbir en el intento, ya que se procedía a fortalecer la industria y a asegurar los pertrechos militares, o se caía a los pies de la burguesía imperialista.

        Así, el bloqueo económico, y la posibilidad de una nueva guerra imperialista, no dejaron alternativas para llevar a cabo, por medio de reformas, el proceso de colectivización como paso hacia el socialismo, viéndose obligados los dirigentes del Partido bolchevique a aplicar medidas drásticas, para lograr la industrialización y el abastecimiento, tanto de maquinaria, de alimentos, y de las armas necesarias para hacer frente a los países imperialistas.
       
        “Esta nueva apreciación del papel histórico de Stalin no se derivaba solo de las nuevas consideraciones suscitadas por el entusiasmo de la victoria (2da guerra mundial). La verdad era que la guerra no podía haberse ganado sin la industrialización intensiva de Rusia, particularmente de sus provincias orientales. Tampoco podría haberse ganado sin la colectivización de gran número de granjas. El muzhik de 1930, que nunca había manejado un tractor ni ninguna otra máquina, habría sido de poca utilidad en la guerra moderna. La agricultura colectivizada, con sus estaciones de tractores y máquinas diseminadas por todo el país, fueron la escuela preparatoria de los campesinos para la guerra mecanizada.1 La rápida elevación del nivel medio de educación también le había permitido al Ejército Rojo nutrirse de una considerable reserva de oficiales y soldados inteligentes. ‘Marchábamos 50 o 100 años detrás de los países más adelantados… En diez años, tenemos que ganar este terreno. O lo hacemos o nos aplastan’, había dicho Stalin exactamente diez años antes de que Hitler emprendiera la conquista de Rusia. Esas palabras, cuando se recordaban ahora, no podían sino impresionar a la gente como una profecía brillantemente cumplida, como un oportunísimo llamado a la acción. Y, en verdad, unos cuantos años de retraso en la modernización de Rusia bien podrían haber significado la derrota en lugar de la victoria.” (Isaac Deutscher, Stalin biografía política. Pág 498. Editorial ERA. 2da edición, 1969. México)

Por último, el problema de si se logró o no construir el socialismo en la URSS, o si se quedó en el capitalismo de Estado.

“Las contradicciones del capitalismo ya habían producido, dentro del orden capitalista, el embrión de la economía planificada de la URSS. Este hecho ha conducido a algunos críticos a describir lo realizado bajo la planificación soviética como «capitalismo de Estado». Tal planteamiento parece insostenible. Un capitalismo sin empresarios, sin desempleo y sin un mercado libre, en el que ninguna clase se apropia el plusvalor producido por el obrero y las ganancias desempeñan un papel puramente subsidiario, en el que los precios y los salarios no están sometidos a la ley de la oferta y la demanda, ya no es capitalismo en ningún sentido significativo.” (E. H. Carr. La revolución rusa: de Lenin a Stalin (1917-1929))

Con la muerte de J. V. Stalin, los derechistas agazapados en el Partido y en el aparato del Estado, como reminiscencias de las clases que habían sido derrotadas y liquidadas en su base material, pero que seguían con sus concepciones y sentimientos, aunque encubiertos con el lenguaje marxista, desplazaron del Partido y del aparato del Estado a los bolcheviques, entronizándose como burguesía burocrática monopolista de estado, aprovechando la organización centralizada de la economía socialista, para enquistarse en el poder, y así restaurar el capitalismo.
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(*) Salvo que se especifique lo contrario, todas las citas corresponden al libro Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la U.R.S.S., cuya autoría se atribuye a Stalin.
(1) Incidentalmente, la colectivización había hecho más fácil la acumulación, por parte del gobierno, de alimentos y materias primas, gracias a lo cual la población de las ciudades fue salvada del hambre y la industria de la parálisis, cuando el país fue aislado de sus graneros y los transportes quedaron desorganizados. (Nota 1 del capítulo correspondiente del libro de Isaac Deutscher).

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