domingo, 1 de noviembre de 2015

PÁGINAS DE MARXISMO LATINOAMERICANO


Crítica a la Teoría del “Espacio-Tiempo-Histórico” de Haya de la Torre

(Séptima y Última Parte)

Guardia Mayorga


BASE ECONÓMICA: Capitalismo de Estado. (Fig. 3) Para realizar una comparación representemos por este mismo gráfico, la concepción marxista, pe­ro invirtiendo previamente la pirámide. Así tenemos:

    1. — Materialismo dialéctico.
    2. — Dictadura del proletariado.
    3. —Sociedad sin clases.

      Base económica: socialización de los medios de producción i de los productos. (Fig. 4)

      Como fácilmente se puede observar las diferencias son notables. Según el materialismo dialéc­tico las ideas surgen cuando existen las condiciones materiales que informan su existencia. El marxismo no pudo surgir en la Edad Media porque no exis­tía aún el capitalismo ni el proletariado. El ser debe determinar al pensamiento.

      "Ningún régimen social desaparece antes de haber desenvuelto sus fuerzas productoras hasta el máximo de lo que pueda alcanzar tal régimen, i ningún régimen social nuevo puede aparecer, si no halló previamente las condiciones necesarias en el régimen antiguo" (Marx). El socialismo aún no ha sido implantado en la práctica como sistema ecuménico. Se marcha hacia él. Aún no ha cum­plido su misión histórica. Está en su etapa de an­títesis i no de síntesis. Es indudable que en el pro­ceso de su implantación i desarrollo, surja la nueva antítesis que deba negarlo dentro de nuevas formas económicas i sociales, puesto que ya ha desaparecido la explotación del hombre por el hombre. ¿Cómo se va a producir entonces la negación del marxismo cuando aún no se ha implantado ni de­sarrollado? ¿Cómo puede negar el niño al hombre que en sí lleva? Sin embargo esta es la pretensión utópica del Sr. Haya de la Torre. Fichte niega a Kant, Hegel a Fichte, Marx a Hegel i Haya de la Torre a Marx.

      Líbedinskí, en su libro "El materialismo dialéctico" ya ha realizado esta refutación. Cedámosle la palabra.

      "Ciertos ideólogos de un partido popular sudamericano hablan de marxismo congelado, querien­do significar que el marxismo, como doctrina, no es un dogma, i quienes lo consideran con criterio in­flexible son, en realidad, unos dogmáticos, que han congelado al marxismo, interpretándolo con un cri­terio excesivamente rígido.
      "Tales anatematizadores, que son los apristas peruanos, se proclaman los únicos i verdaderos herederos i continuadores del marxismo. Tal afirmación la basan en que, según dicen, son ellos los únicos que lo han negado en sus alcances i directivas originales, modificándolo, ampliándolo, ajustándolo a situaciones locales, etc.

      "Se trata de una interpretación sencillamente capciosa. El marxismo no está congelado, ni pue­de estarlo. Está en plena, brillante i vigorosa materialización.

      "El marxismo no es ni nunca ha sido una doctrina inflexible que no permita ser aplicada a situaciones diferentes. En la época en que fue elaborado, cada nación de Europa, de América i de Asia estaba en condiciones económicas diferentes de las demás. Estas diferencias locales no han sido jamás ignoradas ni subestimadas.

      "Marx, en su carta escrita en 1877 al soció­logo ruso Mikhailovski, escribía:

      "Mi interpretador ha creído deber transformar mi esquema histórico del nacimiento del capitalis­mo en Europa Ocidental en una filosofía general de la historia, pretendiendo prescribir a todos los pueblos una evolución inmutable, sin tener en cuen­ta las condiciones particulares de su existencia his­tórica. Pero vemos que fenómenos asombrosa­mente análogos producen, en condiciones históricas diferentes, resultados diametralmente opuestos. Es estudiando cada una de esas evoluciones particulares i confrontándolas de inmediato, como podemos hallar la solución. Pero esta solución nunca sere­mos capaces de hallarla por medio de una ganzúa..."

      "Por esto, la afirmación de que "el aprismo formula una nueva interpretación del marxismo para la América Latina nos recuerda una frase for­midable de Plejanov: "Pero qué le importa a Yi- khomirov los méritos de Hegel. Ya ha dicho, de una vez para siempre, que las teorías occidentales no son aplicables a Rusia".

      "Dice L. Pachacútec:
      ".. .Si Marx niega para continuar a Hegel i éste a Fichte i Fichte a Kant, etc., el aprismo no puede librarse de negar a Marx para que dialécticamente lo continúe. Pretender que el movimiento dialéctico del pensamiento se detiene en Marx i que sus propias leyes filosóficas valen para todo el universo con excepción de ellas mismas, es absurdo. Tal conclusión supondría que la dialéctica del pensamien­to humano llega a paralizarse, ¡ transformándose en un dogma estático i consecuentemente, antidialéctico”.

      "El comunismo ha planteado, por razones políticas, tal oposición, i a ese quieto, frío i fijo concepto de lo que es la concepción de Marx — subconsciente en la mayoría de los comunistas — es lo que llama Haya de la Torre "el marxismo congelado".

      "A esto, debemos contestar: la posibilidad de que en un futuro más o menos lejano, lleguemos, guiados por la misma ciencia dialéctica experimental, a una nueva concepción del mundo diferente de la actual, está prevista por la propia dialéctica”.

      "Por otra parte, los apristas parecen conocer muy poco la esencia de la dialéctica. Fichte no negó a Kant, ni Hegel a Fichte. No existen, aquí, las negaciones que ven los apristas, sino solamente evoluciones. I son evoluciones que no afectan ni remotamente la calidad —pues no llegan a su pun­to crítico—de la doctrina idealista, que, fundamentalmente, se mantiene la misma. Recién cuando se ha sobrepasado la última posibilidad de evolución, es cuando se puede producir i se produce la nega­ción dialéctica, revolución o salto en las ideas i en los hechos. I este salto o negación dialéctica recién se produce con Marx, con el intermedio de Feuerbach”.
      "Las geniales aportaciones de Lenin i de Stalin representan formidables pasos hacia adelante, no alcanzando a ser negaciones dialécticas. Por eso, la afirmación de que "el aprismo niega i continúa al marxismo" es, por lo menos, divertida. Niega, sí, pero interrumpe el devenir histórico. Es, en el me­jor de los casos, una negación pueril. Por otra parte, los negadores de esta clase, del marxismo, forman legión”.

      "Negar dialécticamente el marxismo es una pretensión que, por lo que representa de grande i de profundo, revela un apresuramiento sospechoso. El marxismo sólo podrá ser negado dialécticamente, esto es, superado, cuando haya triunfado incontestablemente en un cierto número de naciones. En­tonces, i previo un largo período de vida i de evo­lución cuantitativa, se producirá el salto cualitativo a la nueva concepción del mundo. Pero, hasta entonces, no podemos imaginar cuántos siglos pa­sarán".

      Después de haber negado "el marxismo congelado" ¿cuál es el nuevo sistema económico, po­lítico i social que corresponde a la nueva concepción "hayista"? El lector pensará inmediatamente que se trata de un sistema que está más allá del socia­lismo; pero quedará muy asombrado cuando el Sr. Haya de la Torre le diga:

      "El Apra sostiene que antes de la revolución socialista que llevará al poder al proletariado -cla­se en formación en Indoamérica- nuestros pueblos deben pasar por períodos previos de transformación económica i política i quizá por una revolución so­cial - no socialista - que realice la emancipación nacional contra el yugo imperialista i la unificación económica i política índoamericana. La revolución proletaria, socialista, vendrá después.

      "El capitalismo de Estado es una solución a la que debemos tender i una de sus formas de aplicación, más factible es el cooperativismo integral de producción i de consumo".

      Es decir que a una concepción filosófica que está más allá del marxismo corresponde una economía i una política precapitalistas. Esto demuestra con qué velocidad avanza el pensamiento hayista i con qué lentitud le sigue la realidad.

      Así queda revelado el misterio del relativismo hayista. Resumiéndolo con sus propias palabras podemos escribir: La revolución empieza "en los campos recónditos del pensamiento" "por la crisis de la estimativa histórica", "en el tiempo filosófico que nace en el hombre i se pierde en el futuro", "en el misterio de las realidades geográficas" que nos conducen a "la metafísica de la Historia".

      El más fanático de los adeptos del hayismo no podrá negar que esto es idealismo puro, i todo ¿para qué? Para fundamentar una simple aspiración política caudillista: la conquista del poder.

      Después de haber leído todas las obras del Sr. Haya de la Torre, a veces pienso si no trata de desempeñar el mismo papel de Carneades, aquel filósofo ascéptico que, enviado a Roma, dio un día una conferencia defendiendo a la Justicia i al día siguiente dio otra negándola i en ambas consiguió que el público lo aplaudiese.

      El hayismo resulta anacrónico cuando los pueblos marchan al universalismo, sin que éste anule la personalidad de los pueblos, así como la sociedad no anula la personalidad del individuo. Es anacrónico en estos tiempos en que los países abandonan sus estrechos nacionalismos para ensanchar sus horizontes dentro de postulados de con­vivencia continental i mundial. En el mundo del futuro se dará la pluralidad dentro de la unidad i no se cumplirá la predicción hayista de que "tanto más avanzados los pueblos, tanto más diferentes en la aplicación de sus necesidades", sino el profundo pensamiento de Goethe que también podríamos aplicarlo a los pueblos:

      "Cuanto más perfectamente se nos muestra la criatura viviente, tanto más desemejantes se nos presentan sus partes. En un caso el todo es más o menos semejante a las partes i en el otro desemejante a ellas. Cuanto más se parecen las partes entre sí, tanto menor es su mutua subordinación; esta última significa una mayor perfección del ser".

I así llego al final, fortalecido i optimista; fortalecido, porque esta labor ha servido para afianzar mis puntos de vista ideológicos, i optimis­ta, porque creo haber prestado un servicio a la causa de la democracia i porque ojalá este modes­to trabajo, sin pretensión de ninguna clase, contri­buya a enmendar rumbos en la política del Partido del Pueblo i que, en un futuro no muy lejano, las izquierdas del Perú se unifiquen i luchen en la aspiración común de defender a nuestro pueblo de las dictaduras, de la minería i de todo temor.

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