Los Communard, los
Chalacos y la Toma de Piura Desde la Narrativa.
(Segunda Parte)
Roque
Ramírez Cueva
EN LA PARTE
UNO DE ESTAS NOTAS afirmamos que en el siglo XIX hubo sucesos importantes. Uno
para la vida e historia nacional como lo fueron las rutas de las ideas utópicas
y marxistas que aportan e influyen en el pensamiento peruano, una de cuyas
huellas fueron marcadas por los communard, obreros proletarios de La Comuna de
París, quienes llegaron a Sudamérica y Perú, asilándose de la persecución que
sufrieran en Europa. Y La huella esencial estuvo signada por la labor del
núcleo Amauta y José Carlos Mariátegui, al fundar el PC del Perú.
Dos,
suceso importante para la vida e historia regional. Los comuneros andinos de
Morropón, abandonaron sus diarias tareas agrícolas para enfrentar, primero, a
las huestes chilenas derrotándolas con sólo bala sorda; y luego a los señores
latifundistas usurpadores de sus tierras, por lo cual marcharon a caballo los
distantes 90 kilómetros hacia el centro de poder, Piura, y tomaron la ciudad
con puñales desenvainados y disparos de escopetas.
Al
concluir la parte uno, mencionamos a los narradores y relatos que describen
tales sucesos. Sólo nos faltó hacer hincapié que otra narración en la que se
relata la toma de Piura por los Chalacos, fue en la inmensa novela (1) de
Miguel Gutiérrez, La Violencia del
Tiempo (LVT), donde el narrador detalla, infiere y sustenta las
motivaciones, ideas, pasiones, desencuentros y desenlaces de aquellos protagonistas
y hechos históricos, políticos e
ideológicos. Para no ser injustos con el autor, es necesario aclarar que, salvo
Francisco Vegas S., los demás narradores incorporan los hechos y la temática en
mención después que Gutiérrez los hiciera vislumbrar en el dossier de su
primera saga Hombres de Caminos. Al
parecer hubo grata complicidad con historiadores que le donaron sus libretas de
campo. Más adelante hablaremos de ello.
Para
continuar, antes nos merecemos hacer algunas preguntas ¿Cómo se dieron aquellos
sucesos? ¿Cómo así campesinos y agricultores de comportamiento pacífico y sin
formación escolar básica decidieron enfrentar a las tropas chilenas y luego a
los temidos e implacables terratenientes? ¿Respuesta a un sentimiento
patriótico por un país, cuyo estado los arrinconaba en las montañas?
El
responder parte de esas interrogantes nos lleva a buscar en nuestra propia
historia de vida. Nacidos en esa región andina desde la escuela escuchamos
decir a los mayores que, mi padre maestro lo asentía, en esa quebrada –camino a
Santo Domingo y Chalaco- los pobladores de esos valles andinos derrotaron a una
tropa chilena de avanzada. Los vencieron sin el pertrecho de las armas de
fuego, con dignidad y sagacidad, usando sólo galgas y huaracas detuvieron el
avance enemigo y lo hicieron retroceder de vuelta a Piura donde los
terratenientes, asiduos concurrentes del Centro Piurano, recibían a los
oficiales de Lynch con algo más de cordialidad.
El
suceso no figura en los anales de las gestas patrióticas ni se ha registrado en
las páginas de la historia oficial de la región. Las razones son varias, veamos
algunas de ellas, las de interés. Aparte que en tal suceso no hubo
participación de capitanes ni generales menos parientes de latifundistas que en
ese tiempo asumían jefaturas, la victoria obtenida por los comuneros andinos en
lugar de ser ensalzada o saludada siquiera disgustó a la clase dominante porque
percibieron comportamientos inusuales en esa “masa pezuñenta de serranos”.
Lo
inusual se observaba en varios aspectos, la unidad del campesinado de la zona,
participaron hombres de todas las aldeas y caseríos de los hoy distritos de
Chalaco, Santo Domingo y Santa Catalina de Moza. Sorprendió la estrategia de
permitir un ingreso confiado para atraer al enemigo a la emboscada, además del
uso de armas silenciosas -galgas y huaracas-(2) que no le permitirían advertir
al rival una avisada agresión; la elección del terreno entre cerros y quebrada;
no presentaron pelea directa, no se dejaron avistar, los mantuvieron a raya
despeñando rocas y lanzando hondazos, es decir no dieron lugar a que hubiera
bajas inútiles entre los comuneros.
Sin
embargo, los “blancos” hacendados hicieron bilis cuando se enteraron por medio
de peones y capaces del fuerte rumor que crecía en la zona, y los hacendados de
Morropòn y Franco les confirmarían: los comuneros de Chalaco habían enfrentado
a las mesnadas chilenas enarbolando un estandarte rojo y, entre otros vítores
se les había escuchado una frase ¡viva la comuna! Los hacendados que
frecuentaban el Centro Piurano, un club exclusivo, no eran iletrados, estaban
enterados de los importantes hechos que sucedían en Europa y en el resto de
Sudamérica, por eso la frase los inquietaba. Haya sido el Bauman de Metz que
Miguel Gutiérrez lo crea de protagonista para sus novelas o hayan tenido otro
nombre, tal vez como Ernesto Closet y Juan Infe (Cristian Carrasco) (3), el
hecho es que la presencia de proletarios franceses participando en los
movimientos campesinos y en la política regional de Piura y Chincha ha sido
percibido y anotado por los historiadores. El Dr. Miguel Maticorena Estrada en
1980 publicó en el Diario El Comercio un esbozo de ensayo: Un movimiento social: Los Chalacos en Piura “El Comercio”
7-Febre-80. Como el propio
Dr. Maticorena lo resume en el subtítulo dicho movimiento social se percibe
como Un eco de la Comuna de París en el
movimiento campesino más importante de Piura en Enero de 1883. Claro que,
en este ensayo se alude directamente a la Toma de Piura por los Chalacos.
Justo ese otro
suceso, la decisión de enfrentar a los terratenientes en el núcleo urbano, la
ciudad de Piura, desde el cual “los blancos” ejercían e imponían su poder con
la complicidad del estado representado por sus instituciones de justicia,
gobernación y gendarmería, se tomó en el momento que la injusticia y abuso
amenazaban con dejar sin tierras a los comuneros andinos. Después de vencer al
invasor, durante meses resistieron el asedio e incursiones punitivas de la
fuerza de gendarmes comandada por el Prefecto de Piura Fernando Seminario. Esto
se daba en medio de la guerra que el Perú libraba contra el ejército chileno.
Al parecer, no pudieron tener un enfrentamiento frontal contra la gendarmería
del citado Prefecto porque algunos de los líderes de los comuneros se aliaron
con las fuerzas reaccionarias del general peruano Iglesias. Y por esa
circunstancia, los hacendados se informaron de las maneras y procedimientos del
accionar de los comuneros.
Al no poder
incursionar en las tierras de la comunidad de Chalaco, el Prefecto y los
terratenientes presionan a los comuneros y usurpan sus propiedades usando las
leyes a sus intereses. Los campesinos llegan a la conclusión que tenían que
enfrentar a los latifundistas en el núcleo urbano de su centro de poder, la
ciudad de Piura, y deciden marchar hacia allá para invadirla y exigir justicia.
No era una incursión pacifica, marcharon armados de machetes y escopetas a lomo
de caballo y mulas.
En la literatura
es visto desde una ficción no tan extraña a los sucesos históricos. Si el Dr.
Maticorena, en sus ensayos afirma y sugiere “la idea de la existencia de la
influencia de la Comuna de París en el movimiento armado en Piura” (Carrasco) (4).
El historiador piurano dice “Serían las 5 de la madrugada del día 28 de enero
de 1883, cuando fue despertada la población por un largo tropel que
había entrado por La Tina y que tomando por la calle de Arequipa (antes Playón)
con bullicios de rebelión y a las voces de ‘viva la comunidad’, ‘vivan los
Chalacos’ (aunque hay quien asegura que decía ‘Viva la Comuna’ […] se dirigían
hasta la altura de la calle El Callao (p.68-69).”
En la novela de
Miguel Gutiérrez, La Violencia del Tiempo, se imagina que “…allí estaba, de
nuevo, la partida triunfal de los temibles comuneros Chalacos. Partida y
despedida triunfales que les tributaban entre el jubiloso doblar de campanas
sus mujeres, los ancianos, los tullidos, los niños […] embravecido por todas
las montañas protectoras de la comunidad. Durante la cabalgata se unieron
hombres de otras comunidades y bastardos no reconocidos de grandes hacendados…
contra quienes combatían los comuneros de San Fernando [de Chalaco]. Y vi, brumoso y fantasmal, a Bauman
de Metz, que había sembrado la chispa de la rebelión por todas esas montañas y
jalcas, y, a la vez, tú, Sarango y yo escuchábamos del Ciego la historia de
esta rebelión que infamaba y hacía odiosa la memoria del señor de Metz / /
Imagina ahora el avance tumultuoso de esa caballería de desarrapados por la
tierra áspera, cómo prenden fuego a las casas hacienda […] Y vi, veo, al fin,
ajusticiar con armas de filo a un poderoso hacendado legendario…”
La incursión de los
comuneros pertenecientes a la comunidad de San Fernando de Chalaco y otras
reparticiones cercanas, invadiendo Piura, no concluyó con logros favorables a
la comunidad. Entre otras causas quizá porque no se supieron orientar en
terreno distinto a sus montañas. Porque no diseñaron una estrategia que les
garantizara la entrada y retirada de la ciudad. Lo cual indica que no tuvieron
una dirección correcta, posiblemente no todos los dirigentes estuvieron de
acuerdo con una acción que tal vez se perfiló de aventura. Y no hubo la unidad
y sagacidad que mostraron ante las tropas invasoras. Lo que se dice en este
párrafo final es difícil de demostrar por no haber evidencias históricas que confirmen
lo dicho. No obstante se puede afirmar que si hubieran tenido una orientación y
conducción correctas, el movimiento campesino hubiera obtenido mejor tempestad
a sus propósitos reivindicativos.
Notas
[1] Gutiérrez, Miguel. La Violencia del Tiempo. Lima.
Edit. Punto de Lectura, 2010. https://books.google.com.pe/books?id=MZN1FbTtSOoC&pg=PT411&dq=bauman+de+metz++comuneros+de+chalaco++en+piura
[2] Las galgas son rocas o peñas grandes que se
despeñan desde las alturas sobre un objetivo. Huaracas es el nombre
quechua de las hondas.
[3] Carrasco, Cristian.
Blog Generaciones Históricas (Estudiantes de Historia, etc). http://generacioneshistoricas13.blogspot.com/2015/03/resena-la-comuna-de-piura-y-chalaco.HTML
[4] Carrasco, Blog Ibid.
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