La Ficción de la Lucha Contra el Estado Islámico: Una Entidad Creada por
EEUU*
Mohssen
Massarrat
La crisis más grave en
el Oriente Medio hasta la fecha, la llegada al poder del “Estado islámico” en
Iraq y Siria, ha entrado en una fase muy absurda. Los estados europeos están a
punto de seguir el ejemplo de los EE.UU. con la exportación de armas al
Gobierno Regional de Kurdistán bajo el mando de Mustafa Barzani. Esto se
está justificado como “ayuda humanitaria”. Al parecer, quieren ayudar a
prevenir el genocidio contra los yazidis.
Acompañado
por una fuerte presencia de los medios, el ministro de Relaciones Exteriores
alemán, Frank-Walter Steinmeier, visitó una familia de víctimas yazidi. Tenía
la intención de ilustrar el sufrimiento de los yazidis y el genocidio inminente
contra esta comunidad, con el fin de manipular a la opinión pública para que
acepte que esta es una situación supuestamente excepcional y apoye las
exportaciones de armas alemanas a una región en crisis.
El
gobierno alemán y otros gobiernos de Occidente en conjunto con sus medios de
comunicación, están dando la impresión de que las transferencias de armas a los
kurdos iraquíes es la única posibilidad de evitar la inminente catástrofe.
Todas las otras alternativas a corto y largo plazo, aún no se han tomado en
consideración.
Sin
embargo, todas las recomendaciones de los expertos apuntan hacia las
consecuencias dramáticas que tendría el apoyo militar a los kurdos iraquíes, y
esto es ignorado sistemáticamente. Por lo tanto, lo que se quiere escamotear es
que los supuestos motivos humanitarios para proteger los yazidis, son en
realidad un pretexto fabricado para hacer valer los intereses de Occidente.
Los
EE.UU. se está aprovechando de la amenaza que supone la brutalidad de los
combatientes del “Estado Islámico” con el fin de pulir su imagen dañada en el
Oriente Medio y al mismo tiempo tratar de subrayar que su mayor presencia
militar en la región es indispensable.
No
dicen que la virtual creadora del “Estado Islámico” no es otra que la ex secretaria
de Estado estadounidense, Condoleezza Rice. Ocurrió en el 2006, durante el
apogeo del conflicto entre EE.UU. e Irán, que llevó a todos los estados sunitas
a establecer un “cinturón sunita” en respuesta al supuesto “cinturón chií” que
Irán había creado contra los árabes sunitas. A partir de entonces, el gobierno
libanés recibió ayuda militar con el propósito explícito de contener a los
chiítas de Hezbollah en el Líbano.
A
continuación, el Secretario General del Consejo de Seguridad Nacional de Arabia
Saudita, el príncipe Bandar bin Sultan, se puso a trabajar. Esto condujo al
nacimiento de grupos brutales, como Al-Nusra y el “Estado Islámico de Iraq y el
Levante”, que aparecieron como hongos para encabezar la lucha contra el
gobierno de Assad en Siria. Por tanto, el resultado del plan de Condoleezza
Rice, de 2006, no es otro que la creación del bárbaro “Estado Islámico”, el
cual no tiene precedentes en toda la historia del Islam.
Especialmente
desde el comienzo de este año, la élite política alemana se ha agitado para
tener una “mayor responsabilidad” en la política mundial. Con este fin, quieren
suavizar las restricciones en materia de transferencia oculta de armas a
regiones en crisis, así como eliminar las barreras legislativas a llamadas
intervenciones humanitarias. Desde entonces, ha habido intentos masivos para
erradicar objeciones morales a partir de la memoria colectiva de los alemanes.
Quieren tener las manos libres para participar en futuros conflictos militares
mundiales sin restricciones.
Como
resultado, el genocidio inminente contra la minoría yazidi en el norte de Iraq
fue hábilmente construido para ser el tema número uno de los medios de
comunicación influyentes. La credibilidad de los motivos humanitarios del
gobierno alemán se puede medir por el hecho de que el mismo gobierno no dijo ni
una palabra sobre las atrocidades del gobierno israelí en Gaza, las cuales que
se estaban produciendo al mismo tiempo. Hay silencio sobre el sufrimiento de
los palestinos, pero el sufrimiento de los yazidis está siendo explotado por
sus propias políticas. Esta es de una hipocresía aterradora.
Los
cuatro estados de la región afectada harían bien en no permitir una nueva
intervención de los EE.UU. y otros países occidentales en el Medio Oriente.
Occidente no va a eliminar los males del Estado Islámico, que él mismo ha
causado. Más bien intensificaría el caos en el Medio Oriente. Los
neoconservadores de Estados Unidos siempre están hablando de intervenir con una
política de “caos creativo” en el Medio Oriente. La “creatividad” de este caos
consiste en la consolidación de la hegemonía estadounidense en la región,
causando inestabilidad en toda la zona y generando más “estados fallidos”. De
hecho, las guerras étnicas, religiosas, civiles y transnacionales llevan el
Medio Oriente en esa dirección.
Las
razones de este retroceso están claras:
Si se
refuerzan las transferencias de armas occidentales, los kurdos iraquíes
proclamarán un estado kurdo en el norte de Iraq y, en consecuencia dividirán a
Iraq en varias partes. El hecho de que algunas semanas atrás Israel
anunció que aceptaría de inmediato un estado kurdo debería ser motivo de
preocupación.
La pretensión de ser los
únicos representantes de un Estado kurdo bajo el liderazgo Barzani, que sigue
el concepto de nacionalismo kurdo, inevitablemente provocará reacciones de los
kurdos en Turquía y Siria, que se encuentran bajo la influencia del Partido de
los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Entre otras cosas porque el PKK también
persigue el objetivo de crear regiones autónomas kurdas dentro de los estados
actuales de Turquía, Siria, Iraq e Irán.
Una
guerra civil entre kurdos es más adecuada para provocar una guerra entre los
cuatro estados e incentivar las corrientes nacionalistas. Es obvio que, en
tales circunstancias, los brutales partidarios del “califato” no serían
debilitados. Por el contrario, se encontrarían con las condiciones ideales para
la construcción de su “califato” y de su “Estado islámico” (los medios
occidentales se abstiene cuidadosamente de utilizar las comillas) en el corazón
de Oriente Medio y se dedicarían en adelante a asustar a todos sus Estados y
pueblos, entre ellas las numerosas minorías etno-religiosa.
Los
fetichistas de las armas alemanas y europeas están caminando hacia la trampa de
los neoconservadores estadounidenses que hace tiempo promovieron, junto con sus
titiriteros transatlánticos, la venta de armas a los kurdos iraquíes. Para
decirlo sin rodeos: creo que esta transferencia de armas sería la cosa más
imprudente que los europeos podrían hacer en nombre de la “intervención
humanitaria”.
Nadie
sabe si podemos evitar que los gobiernos europeos y otros cometan semejante
estupidez. Independientemente de esto, son los cuatro estados afectados los que
tienen un interés común en la lucha contra el cáncer del “califato islámico”.
Este “califato” fue dirigido desde el extranjero y amenaza a todas las minorías
religiosas y étnicas – los yazidis de Iraq y Turquía, los cristianos en todo el
Medio Oriente, los alauitas de Siria, los alevitas de Turquía, los chiítas de
Iraq, Irán y otras partes de el Oriente Medio, así como los kurdos de los
cuatro países. Incluso la mayoría de los sunitas que se oponen a las políticas
del “Estado Islámico”, también estaría en peligro.
Esta
situación es una vergüenza para los Estados islámicos en general y arroja una
nube sombría a la posibilidad de avanzar hacia la tolerancia, la protección de
las minorías y la convivencia pacífica de diferentes pueblos y religiones en el
mundo islámico. Lo más importante: sólo los cuatro países más afectados
– Iraq, Irán, Siria y Turquía – están en condiciones de poner fin al proyecto
de “califato” a través de los esfuerzos comunes.
El
reto que actualmente plantea el “Estado Islámico” también demuestra lo
importante que resulta para los cuatro estados afectados en el Oriente Medio,
actuar más allá de los intereses nacionales a corto plazo, y cooperar en
asuntos de seguridad que establezca un marco de seguridad común. Esto podría
poner fin al desafío del “Estado Islámico”. Sólo tal perspectiva les permitiría
resolver los problemas transfronterizos comunes, que no pueden ser superados
sin el diálogo y la negociación transnacional.
Aparte
de “Estado Islámico”, la cuestión kurda plantea el tema común más importante de
los cuatro estados. En el ámbito de un marco común de seguridad regional, el
sueño kurdo de más autonomía administrativa podría realizarse a fuerza de
diálogo y negociaciones directas sin violar la integridad territorial de las
zonas de asentamiento kurdo que poseen los cuatro estados. Desde el comienzo
del siglo XX, este problema no resuelto ha provocado numerosas guerras
sangrientas y conflictos internos permanentes. Por lo tanto, la población kurda
merece una solución pacífica duradera.
Esto
podría facilitarse si los cuatro estados negociaran con todos los movimientos
kurdos. Aparte de la cuestión kurda, hay otras cuestiones transnacionales como
la extensión de la energía y el abastecimiento de agua, el desarrollo de
infraestructura de transporte, la liberalización del comercio y muchos otros
proyectos que pueden ser regulados a través de la cooperación de los cuatro
Estados con el fin de aumentar la seguridad y bienestar social de la región. No
menos importante es el hecho de que los cuatro Estados podrían poner fin a las
intervenciones injerencistas de EE.UU., Israel y otros estados y crear las
condiciones para un pacífico y próspero Oriente Medio, incluso más allá de las
fronteras de los cuatro estados, siempre que estén dispuestos a actuar en
concierto.
El Dr. Mohssen
Massarrat es profesor emérito de la Universidad de Osnabrück,
Alemania, y experto en relaciones internacionales y el Medio Oriente.
*Fuente y traducción de
la versión en inglés: Cubadebate.
(Nota del Comité de Redacción).
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