Comunismo y Ecología: Cómo la Revolución Abre el Camino Para Que la
Humanidad Lidie con la Crisis Ambiental… y Cuide el Planeta*
Este sistema es
lo que nos ha metido en la situación en que nos encontramos hoy y que nos
mantiene ahí. Y es por medio de la revolución que se
acabe con este sistema que nosotros mismos podríamos dar origen a un
sistema mucho mejor. El objetivo final de esta revolución es el comunismo:
un mundo en que las personas trabajen y luchen juntas por el bien común... en
que todos contribuyan a la sociedad lo que puedan y reciban lo que necesitan
para tener una vida digna de un ser humano... en que ya no haya divisiones
entre las personas en que algunas gobiernan y oprimen a otras, arrebatándoles
no sólo los medios para obtener una vida digna sino también el conocimiento y
un medio para entender bien el mundo y tomar acciones para cambiarlo.
En un país como Estados Unidos, la revolución socialista
es el primer paso para aproximarse a un mundo comunista y para luchar por él.
El nuevo poder estatal del socialismo es radicalmente distinto al del
capitalismo. Desarrolla sus prioridades de acuerdo a las necesidades de la
humanidad en general. La sociedad socialista se organiza de acuerdo al
principio del trabajo y lucha cooperativa de la gente para el bien común. En
una economía socialista, se socializa la propiedad y control de la producción
por medio del estado socialista. Se ponen los medios para crear riqueza al
servicio de la sociedad y la humanidad.
En el socialismo, las reglas de la producción de
mercancías (o de las ganancias al mando, de expandirse o morir) ya no
determinan las condiciones y el marco para lo que es posible y deseable
producir. Eso será un paso increíblemente liberador. Por primera vez, será posible
organizar y coordinar la producción de una manera planificada y racional. Será
posible interactuar con el medio ambiente de una manera sustentable. Por
primera vez, será posible desencadenar la creatividad de las masas populares, y
dar pasos para abrir la esfera del conocimiento científico a toda la sociedad y
a la vez dar un alcance mucho mayor y con más sentido a la activad científica
profesional. Pero, como este número especial ha venido señalando, la humanidad
enfrenta una inminente catástrofe ambiental. Se está acabando el tiempo.
Una prioridad fundamental de cualquier nueva sociedad
socialista será ponerse a proteger y conservar los diversos ecosistemas
a fin de impedir el colapso ambiental general y asegurar el bienestar del
planeta para las futuras generaciones. La sociedad socialista promoverá un
profundo entendimiento de la conexión de las personas a la naturaleza y de su
responsabilidad para con el planeta.
La verdadera historia de la revolución socialista
En el
mundo contemporáneo, no existen países socialistas. El socialismo sí existió en
la Unión Soviética de 1917 a 1956 y en China de 1949 a 1976. En 1976, después
de la muerte de Mao Tsetung y el posterior arresto de sus más cercanos
colaboradores en un golpe de estado militar, se revocó el socialismo y se
restauró el capitalismo, aunque se hayan retenido algunos de los elementos
superficiales del socialismo.
Pero antes de ese golpe y sobre todo durante la
Revolución Cultural, la China socialista logró cosas extraordinarias. La
esperanza de vida pasó de 32 a 65 años entre 1949 y 1976. La sociedad dedicó
muchísima atención a las cuestiones de la igualdad de género, popularizando el
lema “las mujeres sostienen la mitad del cielo”. La China maoísta abrió época
con un modelo de crecimiento autosuficiente y equilibrado que proporcionara
seguridad alimentaria. La producción industrial creció a un 10% al año durante
la década de la Revolución Cultural. Como caso único, a la vez la
industrialización de la China socialista no fue un proceso de urbanización
descontrolada en gran escala.
Hablando de la orientación ambiental de China cuando era
una auténtica sociedad socialista (y no la de hoy), ésta emprendió la expansión
en gran escala de los bosques en las zonas rurales para impedir la erosión del
suelo; hizo inversiones en grandes proyectos de conservación del agua; y alentó
el uso de abonos bacteriales e insecticidas microbiales tradicionales en los
cultivos. El reciclaje de desechos en la industria fue un elemento importante
de la economía socialista de China. Y uno de los avances más importantes en la
gestión económico-ambiental fue el desarrollo de la “planificación zonal”:
además de los planes industriales, la sociedad llevó a cabo la planificación
general a los niveles local y regional que evaluara los impactos del
crecimiento económico sobre la sociedad y las comunidades.
Todo eso contiene lecciones positivas. No obstante, estas
primeras sociedades socialistas, incluida la china, no tuvieron un
entendimiento adecuado de la importancia de proteger los ecosistemas del
planeta. Y desde los tiempos de esas revoluciones y su derrota, la degradación
de ecosistemas críticos viene alcanzando peligrosos puntos de inflexión.
Necesitamos un enfoque verdaderamente radical
Por eso
necesitamos un enfoque verdaderamente radical hacia el desarrollo de una
sociedad socialista que es ecológicamente sustentable… una sociedad que alienta
y valora lo desconocido y la diversidad de la naturaleza… y, de manera
fundamental, una sociedad comprometida a salvar este planeta y a hacerlo
habitable para los seres humanos. Tal enfoque es posible.
Por una parte, en el mundo los científicos y otros tienen
décadas de experiencia, desde los años 1960, en el estudio de cuestiones
ambientales. De hecho ya saben mucho sobre lo que se tiene que hacer para
revertir estas tendencias destructivas e impedir daños fundamentales al medio
ambiente del planeta en conjunto. Y se están tomando algunas iniciativas
importantes para proteger los ecosistemas, tales como los arrecifes de coral. Crece
el uso y experimentación con fuentes renovables de energía.
No obstante, no se están llevando a cabo estas cosas a
una escala lo suficientemente grande como para que tengan un efecto de peso a
largo plazo. Los científicos y otros siguen topándose con un muro cuando traten
de hacer lo que se tiene que hacer. O sea, se topan de frente con las
relaciones de las ganancias al mando que dominan la vida social y económica en
el planeta y que ponen trabas para que la humanidad no pueda tomar las acciones
que correspondan para conservar el planeta.
Pero sigue siendo cierto que desde hace mucho los
conservacionistas y otros científicos han conocido una buena parte de lo que se
tiene que hacer, aunque siempre habrá nuevas teorías y debates sobre el alcance
y las soluciones a la emergencia ambiental. Así que eso es un factor positivo
para lidiar con la crisis ambiental en una nueva sociedad.
Por otra parte, existe un nuevo adelanto en el
entendimiento que puede habilitar a la humanidad para hacer la clase de revolución
socialista polifacética y liberadora que se necesita en el mundo actual. Se
trata de la nueva síntesis del comunismo de Bob Avakian. Éste ha tomado los
logros de las anteriores revoluciones a la vez que los ha analizado
críticamente y de maneras importantes ha ido más allá de ellos; sobre esa base,
ha sintetizado una visión del socialismo como una sociedad verdaderamente
transformadora y vibrante. Esta nueva síntesis también da la necesaria
orientación para extender y promover la revolución mundial.
La revolución socialista no promete una utopía. Cualquier
nueva sociedad socialista enfrentará enormes retos, presiones y
contradicciones. Existe la propia gravedad de la emergencia ambiental. Una
revolución liberará al pueblo y hará que el potencial científico y técnico se
zafe de las trabas del sistema capitalista de propiedad y ganancias. Pero la
revolución también será un proceso desgarrador. Los imperialistas no se
detendrán ante nada para conservar su dominio; causarán gran destrucción y
trastorno. Y en el caso de cualquier revolución que llegue al poder, por un
tiempo ésta tendrá que vérselas con extensiones aún considerables de un mundo
capitalista imperialista hostil.
A la vez, la nueva sociedad tendrá que vérselas con las
actividades contrarrevolucionaras de los explotadores derrotados en la sociedad
así como de aquellas personas en el poder que volverían a establecer el
capitalismo. Y estará agobiada por las divisiones sociales e ideas atrasadas
heredadas de la sociedad de las clases explotadoras. Para hacer la revolución y
hacer que siga avanzando, se requiere la dirección de un partido comunista de
vanguardia. La nueva dirección confrontará una tarea monumentalmente compleja
de conservar el poder y a la vez hacer que sea un poder que valga la
pena conservar — un poder que atraiga a cada vez más masas populares a
participar en la administración de la sociedad, un poder que lidera una
sociedad llena de efervescencia y vitalidad, un poder que en los hechos da
pasos hacia el objetivo de eliminar todas las divisiones de
clases y relaciones explotadoras de producción, todas las relaciones sociales e
instituciones opresivas, y todas las ideas que las reflejan y sobre esa base,
eliminar el estado mismo y la misma necesidad de una dirección institucionalizada.
Todo eso requiere la dirección de un partido comunista de vanguardia.
Éste es un reto histórico: hacer la revolución en estas entrañas del
imperialismo, salir de lo que será una lucha convulsionante por el poder con la
voluntad moral y política, y seguir forjando la voluntad, de modo que el nuevo
estado y sociedad socialista verdaderamente puedan ser un faro — por la
emancipación de la humanidad además de la conservación del
planeta.
Sociedad socialista y planificación socialista
Bajo el
capitalismo, la producción social y el cálculo económico se rigen por las
ganancias. En el socialismo, eso ya no será cierto. Una sociedad y economía
socialista trabajará de manera consciente para promover y avanzar la revolución
mundial hacia un mundo comunista. La toma de decisiones y las responsabilidades
en la economía se regirán por una producción racional y planificada, y por el
desarrollo de las destrezas y conocimientos, recursos y capacidades de la
sociedad, con la finalidad de servir lo que sea útil e importante para
el mejoramiento de la humanidad del mundo.
Como punto de orientación, ante todo la sociedad
socialista tiene que partir de los intereses largoplacistas de la humanidad y
del planeta. Para conservar y proteger los ecosistemas, es necesario “asumir la
perspectiva de largo plazo”: de tener la mira puesta en el futuro de muchas
décadas y generaciones. Eso es algo que no puede hacer la sociedad capitalista,
con su modo de operación de “enriquecerse rápidamente” y la necesidad impuesta
por la competencia de expandirse o morir, y es algo que ha conducido a la
situación en que hoy nos encontramos.
En contraste, el socialismo hace que sea posible asumir
tal “perspectiva de largo plazo”. Permite una filosofía y manera completamente
nueva de hacer las cosas. Veamos unos ejemplos:
·
El cálculo económico de la nueva sociedad socialista se guiará por amplios
criterios y metas: arrancar de raíz las desigualdades que queden de la vieja
sociedad; la sustentabilidad ambiental; la realización de balances racionales
entre industria y agricultura; la búsqueda de nuevas maneras de integrar campo
y ciudad; la superación de la división entre el trabajo intelectual y el
manual. Se podrá transferir fondos y recursos de un sector o de una región, a
otro, a fin de lidiar con tales problemas.
·
La planificación en el socialismo estará integrada y tendrá dimensiones
múltiples. Tomará en cuenta las cuestiones de la salud y la enajenación del
trabajo que las personas experimentan; forjará nuevas relaciones de comunidad y
cooperación. Se prestará atención a las cuestiones de costos y eficiencia, pero
eso ya no servirá a los intereses y la búsqueda de ganancias.
·
Ésta será una economía socialista unificada. Tiene que haber centralización:
una dirección y coordinación general y un sentido general de orientación del
rumbo que la situación tiene que tomar. Para establecer las prioridades
principales, lo fundamental es tener una planificación socialista centralizada
y unificada, prioridades tales como superar el legado del racismo; fijar
importantes requisitos en la producción y la tecnología; y difundir
conocimientos y avances y descubrimientos en la práctica.
Pero la
centralización tiene que estar combinada con una extensa descentralización:
con la gestión local e iniciativa de base, con muchísima experimentación y
descubrimiento increíble a lo largo de la sociedad. Será necesario resumir todo
eso y aprender de ello. Tiene que haber muchísimos flujos de información y
experiencia. Eso es una parte del dinamismo de una sociedad socialista.
La planificación que toma en cuenta toda la sociedad, y toda forma de vida
En la
discusión del capitalismo y el medio ambiente en este número especial, se
introduce el concepto de “externalidades”. Esta expresión se refiere al hecho
de que cualquier empresa económica o sector de producción dado ejerce impactos,
más allá de sus propias operaciones, sobre la economía y la sociedad más
amplia. Bajo el capitalismo, los capitalistas individuales no toman en cuenta
estos costos sociales y ambientales adicionales de sus actividades, como la
contaminación (y por ende hacen que la sociedad y las futuras generaciones
paguen).
En una auténtica economía socialista, la sociedad en
general tiene que llegar a preocuparse de los mayores costos y beneficios de la
actividad económica. De un lado, a los máximos niveles de planificación, se
tiene que venir analizando de manera profunda y constante los problemas y
contradicciones que el desarrollo económico presente. De otro lado, todas las
unidades y niveles de la sociedad tienen que operar con un sentido de mayor
responsabilidad global y social. Y el estado socialista tiene que movilizar los
conocimientos, destrezas y resolución del pueblo para analizar y solucionar los
nuevos problemas y retos que se presenten ante la sociedad y la humanidad del
mundo.
En este modelo, ¿cómo funcionaría una economía y sociedad
interconectadas y cómo se tomarían las decisiones fundamentales del desarrollo?
Tendrá mucha importancia que al nivel de las localidades,
las personas estén repensando y reconfigurando varios aspectos de la
organización y procesos de producción, transporte y demás. Habrá la necesidad
técnica y la necesidad social de desarrollar proyectos de energéticos
alternativos e innovar formas industriales verdaderamente “verdes”. Habrá el
conocimiento de condiciones y la capacidad de movilizarse para solucionar
problemas grandes. Pero las actividades a este nivel aún tendrán efectos
ambientales y económicos más amplios. Por ejemplo, un proyecto local de
conservación de agua afectará el equilibrio regional del agua y podría generar
nuevas tensiones sobre otros usuarios del agua. El reciclaje podría lidiar con
algunos problemas al nivel de las localidades pero no sería suficiente para
lidiar con los problemas de largo plazo del calentamiento global.
Existiría una tendencia espontánea de las unidades de las
localidades a tomar decisiones sobre las cuestiones del desarrollo en el marco
de sus propios recursos (materiales y sociales) y sus propias prioridades.
Algunas unidades tendrían una posición mejor y más fuerte que otras y podrían
pretender conservar sus propias ventajas. Por eso se necesitaría una forma
centralizada, un plan nacional, con el alcance y amplitud de visión para
coordinar y enlazar los diversos niveles de la sociedad de modo que contribuya
al desarrollo general de la sociedad — y conscientemente vincular todo eso a la
meta más amplia de emancipar a la humanidad del mundo.
Es necesario que las operaciones en gran escala y la
coordinación centralizada den coherencia y dirección a los diversos aspectos de
un sistema económico justo y racionalmente organizado, sea el transporte
nacional y regional, la energía básica y las transiciones para alejarse del uso
de combustibles fósiles, o los requisitos de insumos y productos de la
industria.
Además, aunque cualquier auténtica sociedad socialista se
esforzaría por tener la máxima participación en toda esfera, ¿estarán sujetas
las medidas para superar el racismo y el patriarcado y de ayudar a la
revolución en el mundo principalmente al estado de ánimo del pueblo en
cualquier unidad autónoma en cualquier momento dado? ¿Y qué del propio medio
ambiente: no se requerirá que el desarrollo sustentable del mundo y la
conservación de grandes extensiones del mismo en una forma más o menos virgen
tenga una coordinación a un nivel completamente nuevo?
El marco de referencia de una sociedad socialista no es
su propio desarrollo como un fin en sí. El punto de partida tiene que ser: cómo
se puede moldear el desarrollo de la economía socialista y cómo puede funcionar
esta sociedad, de modo que beneficie al planeta entero, haciendo todo lo que
pueda para avanzar la revolución mundial, a la vez que esta sociedad también
esté satisfaciendo las necesidades urgentes del pueblo y esté contribuyendo a
su desarrollo general.
La centralización conlleva los peligros concretos de
tomar decisiones a distancia y sin conocimiento que perjudiquen la tarea de
largo plazo de superar la separación entre dirigentes y dirigidos. También será
necesario poner ese problema ante la sociedad socialista. Y será crítico que en
cada etapa y al mayor grado posible, se impulse el papel de la toma de
decisiones y responsabilidad descentralizada y toda clase de iniciativas desde
abajo, en este marco general
La planificación socialista —y la centralización que
concentre el rumbo que la sociedad tiene que tomar y la descentralización que
maximice el alcance de la toma colectiva de decisiones al nivel local en el
plan central general— es una manera de guiar el desarrollo en conformidad con
las metas revolucionarias conscientes. Y la meta más fundamental es la
realización de un mundo sin clases. A la vez, la planificación socialista es un
extensísimo proceso de aprendizaje.
La nueva síntesis de Bob Avakian abre nuevas posibilidades
Un
nuevo poder estatal socialista tiene que concentrar los intereses más altos de
la revolución y la emancipación de la humanidad. Este poder tiene que usarse
para rehacer radicalmente la sociedad; y es necesario incorporar cada vez más a
las masas populares en el ejercicio concreto de este poder y en la
administración de los nuevos organismos de gobierno.
Pero eso no puede ocurrir sin una dirección de un partido
revolucionario. Esta dirección tiene que dirigir la identificación y la solución
de contradicciones centrales en el proceso de crear una economía racional,
socialmente justa y ambientalmente sustentable. Y esto tiene que ser un
proceso que dirija y aprenda: que aprenda desde todos los ángulos y lugares, de
todos los puntos de vista y de todas las críticas.
Como parte de la nueva síntesis, Bob Avakian ha dedicado
atención a las “contradicciones todavía por resolver” que pulularán en la
sociedad socialista. Aún será necesario librar grandísimas luchas sociales y
batallas ideológicas para superar el patriarcado y el legado de la opresión de
las minorías nacionales… las diferencias sociales que aún existirán entre los
profesionales y los intelectuales, y aquellos que principalmente trabajan con
las manos… aún será necesario usar dinero… aún habrá brechas en el desarrollo
entre regiones. Habrá tensiones entre la centralización y la descentralización
en una economía socialista planificada.
Todo eso suscitará cuestionamiento, generará nuevas
ideas, protestas, descontento, lucha e incluso trastornos. ¿Es eso algo bueno o
algo malo? Avakian lo considera una fuerza que impulse la continuación de la
revolución.
La nueva sociedad tendrá que tratar grandes
contradicciones. Por ejemplo:
·
• Se necesitará una capacidad militar para defender la revolución, pero no
puede ser la misma clase de aparato militar opresivo y monstruoso del
imperialismo.
·
• La nueva sociedad tendrá enormes necesidades de reconstrucción y de
satisfacer las necesidades materiales y culturales para la gran mayoría de la
sociedad, sobre todo aquellos que fueron de los de abajo y sufrieron muchísimo
en la vieja sociedad. Habrá necesidades agudas a corto plazo, siendo importante
la de proporcionar vivienda, alimento y servicios de salud.
No se
puede satisfacer tales necesidades pasando por alto los efectos largoplacistas
sobre los ecosistemas. Y en nombre de la “urgencia”, será fácil recaer en las
viejas maneras de hacer las cosas. Será necesario analizar estas
contradicciones y tomarlas en cuenta, según una visión de una sociedad y mundo
ecológicamente sustentable y verdaderamente liberador.
Por eso uno de los mayores retos de la sociedad
socialista será el de balancear los requisitos de largo y de corto plazo.
¿Qué es urgente? ¿Qué es socialmente justo? Será
necesario integrar por etapas y retirar por etapas ciertas tecnologías,
productos, modos de transporte y demás. ¿Con qué rapidez se podría transformar
y alejarse de la producción y sistemas de energéticos ambientalmente dañinos?
Todo eso será un tema de constante preocupación y
aprendizaje. Y todo eso también llegará a ser cuestión de la lucha de clases en
la sociedad socialista, porque habrá fuerzas sociales y políticas que
pretenderán aprovechar todas estas contradicciones y requisitos de una manera
que conduce de regreso al capitalismo.
¿Cómo realizar este aprendizaje y transformación? ¿Cómo
dirigirlo? Hablando de esta cuestión verdaderamente fundamental, la nueva
síntesis de Bob Avakian es innovadora, iluminadora — y absolutamente necesaria.
El poder estatal socialista y la eliminación de las trabas sobre la ciencia
Un
elemento fundamental de esta nueva síntesis del comunismo es la importancia que
le presta a la efervescencia cultural, científica e intelectual en la sociedad
socialista. Es necesario liberar la ciencia de todas las trabas y limitaciones
institucionales del capitalismo: en la manera en que el capitalismo limita y
distorsiona la investigación científica a causa de las consideraciones
corporativas-comerciales y el papel del aparato militar al servicio de los
intereses de un imperio global.
Por una parte, la sociedad socialista tendrá que
movilizar a científicos, ingenieros y otros expertos para dedicar trabajo a los
problemas ambientales apremiantes. Será necesario organizar muchísimos
esfuerzos y proyectos enormemente concentrados para tratar la clase de
situación calamitosa que enfrentamos. Una sociedad socialista, libre de los
dictados de las ganancias y el control de particulares, será capaz de hacer
preparativos y lidiar con desastres naturales tales como inundaciones,
huracanes y sequías, cuyos peligros y efectos requerirán de esfuerzos
concertadas en toda la sociedad entre los profesionales y las masas básicas.
Podrá ejercer esta capacidad para ayudar a las personas de otras partes del
mundo a lidiar con tales desastres naturales, como terremotos.
Por otra parte, la sociedad y la humanidad también
requerirán de investigaciones de gran envergadura, nuevas ideas y
experimentación que no tienen una relación directa con los proyectos
concentrados en la sociedad socialista. Tendrá que haber espacio en la sociedad
socialista para que los científicos puedan investigar las cuestiones que no
tienen una aplicación directa a la solución de problemas inmediatos, y esta experimentación
también tendrá que contar con apoyo y fondos. Para repetir, será necesario
eliminar las trabas sobre la ciencia.
Y es necesario sacar la ciencia de su encierro en los
claustros. Existen conocimientos que provienen de las personas básicas en los
centros de trabajo y las comunidades. Existen conocimientos que provienen de
las personas básicas de todo el mundo, de los campesinos y agricultores, de los
pescadores y de las personas que viven en las comunidades afectadas por la
contaminación. La sociedad socialista tendrá que promover toda clase de
polinización cruzada de conocimientos y experiencias: que los meteorólogos e
ingenieros intercambien conocimientos sobre las ciencias y el método científico
con las personas básicas quienes están chequeando la ciencia, a la vez que los
expertos aprendan de las observaciones y descubrimientos, experiencias y
aspiraciones de las personas básicas.
Se
popularizará la ciencia a través de la sociedad. Por ejemplo, en la sociedad se
popularizarán y se alentará en los grandes debates, discusiones y
descubrimientos entre los climatólogos y los científicos ambientales, sobre la
manera de solucionar el problema del calentamiento global, sobre su alcance y
sobre la forma en que se desarrolla. La sociedad socialista tendrá que promover
el entendimiento y debate a nivel mundial.
La sociedad socialista, por medio del estado socialista
liderado por un partido de vanguardia, tendrá que establecer las prioridades en
el desarrollo: en la reconfiguración de la industria, en la distribución de
fondos y materiales y en la protección de los recursos naturales.
Como se mencionó, el socialismo tendrá que satisfacer las
necesidades grandes e inmediatas de las masas populares; a la vez tendrá a
ponerse a desarrollar una economía que ya no se base en los combustibles
fósiles. Todo eso requerirá de esfuerzos e innovaciones extraordinarias. Se
requerirá de un entendimiento correcto de las prioridades y de la manera de
movilizar y desencadenar a las personas para lidiar con estos problemas.
El poder estatal socialista y el papel del disentimiento, el debate y la
iniciativa “desde abajo”
Pero
será necesario debatir ampliamente en la sociedad socialista y establecer todas
estas medidas y de hecho el mismo rumbo general de la sociedad. Y, para
repetir, las contradicciones todavía por resolver de la sociedad socialista
darán lugar a controversia y lucha. Eso es una fuente de dinamismo en la
sociedad socialista.
Respecto al medio ambiente en particular, Bob Avakian ha
puesto el ejemplo de Arundhati Roy. Ella es una novelista y activista social
que había estado en las primeras líneas de las luchas contra la construcción de
presas ambientalmente destructivas en la India. La energía hidroeléctrica es
una fuente de energía renovable. Pero no es algo bueno en todos los casos y en
todos los lugares. ¿Será posible que en el socialismo siga protestando
Arundhati Roy y las personas como ella?
Avakian ha recalcado que el socialismo tiene que ser una
sociedad en que no sólo se permite el disentimiento sino que se alienta y se
valora. Y será necesario tomar en cuenta a las personas como Arundhati Roy, con
la finalidad de contribuir a desarrollar soluciones a estos problemas
ambientales muy profundos y serios, a la vez que será necesario llevar lucha
ideológica sobre las cuestiones del socialismo, el comunismo y a donde está
encaminada la humanidad y a donde tiene que estar encaminada. Aunque no se
permitirá que los antiguos explotadores capitalistas tengan los derechos de
organizarse para su regreso, no se suprimirá la oposición entre las masas más
amplias a diversas medidas e incluso al mismo socialismo —eso se debatirá y
habrá lucha sobre ello— siempre y cuando esa oposición no asuma la forma de
iniciativas organizadas para derrocar el estado socialista.
Además, habrá iniciativas “desde abajo”: las iniciativas
y los proyectos que florezcan en diferentes partes de la sociedad que no cuentan
con la dirección e inspiración directa del partido pero de las cuales el
partido tendrá que aprender y a las cuales tendrá que dar dirección, como parte
de un proceso muy amplio y trascendental de avanzar hacia adelante.
Todo eso es parte del proceso de llegar a conocer la
verdad de la sociedad y del mundo, de promover el pensamiento crítico en la
sociedad socialista y de habilitar a las masas para entender más profundamente
y transformar más profundamente el mundo. Y todo esto a veces será un proceso
muy tenso y alborotado, incluso con protestas y trastornos que puedan
desestabilizar la sociedad. Pero todo eso es parte del proceso de llegar al
comunismo: de máxima elasticidad y experimentación, sin perder el poder, sin
perder la revolución y todo lo que ésta representa para la humanidad del mundo.
Será necesario tener un liderazgo comunista visionario, un núcleo sólido, como
lo llama Avakian, para liderar este proceso complejo hacia adelante.
Con este análisis del socialismo, se ve más claramente
por qué las masas populares constituyen el mayor recurso único. Y con todas sus
energías creativas, conocimientos y preocupaciones, es posible movilizarlas
para luchar, discutir y debatir, y trabajar juntas para determinar cómo
edificar una sociedad que verdaderamente emancipe a la humanidad y que trabaje
con urgencia para salvar al planeta para las generaciones actuales y futuras.
*Tomado de Revolución #199, 18 de abril de 2010.
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