sábado, 8 de febrero de 2014

Ciencias Sociales

La Recreación de la Realidad:
«Los Siete Ensayos»

(Octava Parte)


                                                               Jorge Oshiro
                  
La recreación de la realidad: Los Siete Ensayos

Mariátegui, Waldo Frank y Antonio Gramsci y la realidad
   nacional

El mejor método de reconstruir el pensamiento filosófico de Mariátegui es oponerlo dialécticamente con otras posiciones que se han realizado en la misma dirección. Esto es un imperativo que resulta de su misma obra. Una parte importante de su reflexionar, como se ha visto, es un meditar sobre las obras de los otros, es un diálogo abierto con los otros. Gran parte de su pensamiento lo encontramos proyectado en los otros. Para acercarnos mejor al pensamiento de Mariátegui sobre la realidad nacional y sus «Siete Ensayos» lo compareremos con dos autores, Waldo Frank, ya tratado en parte en el capítulo anterior, y Antonio Gramsci de «Alcuni temi della questione meridionale»


Waldo Frank y Nuestra América[1]

«Nuestra América» no es un libro de historia, ni tampoco de sociología, no quiere ser un libro que pertenezca a la categoría de los escritos científicos, a pesar de que en la elaboración de él el autor se basa rigurosamente en los hechos de la historia de su país, sus preocupaciones tienen repercusiones sociales y sus afirmaciones no atentan en ningún momento a los principios científicos, si se entiende por ello la fidelidad a la realidad estudiada.

Pero Waldo Frank no quiere describir simplemente esta realidad con tal o cual método porque esta realidad que él investiga "no existe aún". Ya en los comienzos de la investigación descubre él un hecho fundamental:

"I saw that America was a conception to be created".[2]

Y este es absolutamente el mismo punto de partida de Mariátegui con respecto a su país:

"El Perú", afirma él, es todavía una nacionalidad en formación".

Pero mucho más claramente en otro texto posterior:

"Se puede decir del Perú lo que Waldo Frank dice de Norte América: que es todavía un concepto por crear".

Por lo tanto para Frank y para Mariátegui el concepto de 'realidad' no se define simplemente por lo dado, por lo ya existente. Ambos son, en este sentido anti-positivistas.

La realidad para ellos es primeramente una 'realidad devenida', la realidad es siempre un producto de un proceso ("ist geworden", dice el filósofo alemán Ernst Bloch), producto complejo de toda una historia pero que a su vez 'se proyecta' hacia el futuro.Es decir, lo que llamamos "lo dado" en realidad es una realidad en movimiento, en proceso que incluye el pasado –lo dado es una proyección del pasado en el presente, el presente mismo que a su vez es siempre una proyección al futuro.

La realidad del positivismo científico es la realidad de lo existente, de las cosas; su única dimensión es la ex-sistencia, la existencia de la ex-terioridad. Es decir exterioridad a una conciencia pura, incorporal.

En este sentido la realidad científica positivista se basa necesariamente en una abstracción y en una negación: la negación del cuerpo viviente y todas sus pasiones. En su observación el científico elimina todo lo que no sea “objetivo”, es decir todo lo subjetivo, lo que nosotros llamamos sentimientos, emociones.

Pero esta primera negación trae consigo una segunda: la ciencia al buscar únicamente lo regular, lo permanente, lo que el científico llama  "ley", rechaza, desconoce, oprime todo el carácter multifacético de la realidad, su irregularidad, sus formas contradictorias, su forma indómita e indomable.[3]

Esta opresión del carácter irregular y multifacético de la realidad delata en la ciencia y sobre todo en el científico su íntimo deseo de dominación de esa realidad que él quiere objetivar. Otra es actitud del artista, según Waldo Frank como hemos visto ya en el precedente capítulo. En oposición al científico, nos decía en el «Redescubrimiento de América», que permanece fuera de la experiencia del sujeto cognoscente,

"El cuerpo del arte no consistirá  solamente, como en la ciencia, de lo que pueden ofrecer los sentidos físicos, sino del espíritu personal y la emoción del artísta".

La realidad del artista, por lo tanto, no puede ser objetiva entendido ésta como 'pura exterioridad'. Para él existe también otra dimensión tan real como la anterior, complementando o negando la 'ex-istencia' propone la propia 'in-sistencia', y en primera línea la insistencia de su cuerpo. Frank:

"Lo que el arte crea es siempre un cuerpo y este cuerpo es siempre el cuerpo del artista..., el cuerpo humano".

En oposición del científico el artista, el poeta, el creador por antonomasia, lejos de oprimir sus sentimientos, sus angustias, sus esperanzas, sus pasiones, sus ternuras, sus violencias, los propone como centro de su actividad, sin desconocer la dimensión externa de la realidad.

«Nuestra América» es más que un libro de un científico, la obra de un artista. Pero también de un pensador y un político, aunque no en el sentido usual del término, ni mucho menos en el sentido como lo entiende Mariátegui. Frank escribe en sus «Memorias»:

"¿Sabía yo lo que «Our America» era realmente? No un retrato objetivo de un país real, sino una convocatoria para que lo fuera. El libro era una herramienta de reclutamiento. Necesitaba un ejército, pero este se forjaría, estaba seguro, si había capitanes".

Más abajo sigue comentando Frank su propio libro y dice que el libro no es político.

"Pero a mi juicio, la política estaba en el hombre, y era el hombre el que contaba. Sabía que yo sólo era un poeta, una categoría extraña de poeta metafísico. Necesitaba de un gran auditorio y lo buscaba".

Estas consideraciones son importantes para valorar adecuadamente la obra y el pensamiento de Frank y no exigir de él lo que nunca quiso ser, un político profesional, ni mucho menos un hombre de partido.

Mariátegui tampoco perseguía escribir un libro objetivo sobre el Perú. Lo dice él mismo en la ya citada Advertencia a los Siete Ensayos:

"Otra vez repito que no soy un crítico imparcial y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de mis sentimientos, de mis pasiones".

Y concluye estas posiciones con la advertencia:

"Tengo una declarada y enérgica ambición: la de concurrir a la creación del socialismo peruano. Estoy lo más lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu universitario".

Dos frontales críticas se perciben aquí en estos dos pasajes:

·         La primera contra el espíritu imparcial, neutral del pseudo científico que al analizar la realidad peruana pretende estar por encima de las luchas sociales, porque cree ilusoriamente ser una conciencia descarnada y por lo tanto puede dejar de lado los ideales, los sentimientos y las pasiones propias de los hombres.

·         La segunda crítica se dirige contra la institución universitaria de los años veinte que seguía siendo un dominio de la oligarquía peruana y que estaba francamente de espaldas a la realidad peruana. Toda la inteligencia universitaria era por lo tanto descarnada pues no se sentía orgánicamente ligada al cuerpo social al que pertenecía realmente.

Recordemos nuestras dos triadas desarrolladas en un capítulo anterior. Para Mariátegui, pensador colectivo de la multitud, el proceso revolucionario no podía originarse dentro de las aulas universitarias, sino fuera de ellas, en la calle, en las fábricas, en el campos laborales.

La visión doble de la realidad en su forma de existencia y de insistencia es propia de la visión del artista, es decir, del creador.[4]

En este sentido es necesario comprender la compleja fórmula que Mariátegui nos ofrece de su versión del socialismo: debe será creación heroica. Pero esta creación heroica exige un estudio profundo de la historia. Pues la realidad, tanto como existencia como insistencia es un resultado de perseverancias pasadas, a las cuales hay que tomar seriamente en cuenta para poder ser eficaz.


6.1.1. Europa: un mundo en desintegración.

Waldo Frank comienza su «Our America» hablando de los pioneros y con esto hace comenzar la historia de su país en Europa. La presencia de los puritanos en tierras norteamericanas no fue en absoluto un producto del azar. El tema de «Nuestra América» (1919) lo vuelve a retomar, ampliándolo, profundizándolo, aclarándolo, en trabajos posteriores, en «Re-discovery of America» (1929) y en el «Primer Mensaje a la América Hispana» (1930). Para Waldo Frank la presencia y la forma de vida y su perseverancia de los puritanos en Norteamerica, de la misma manera que los viajes de Colón, de Pizarro o Cortez se debá a un proceso de desintegración de la cultura europea.

"Tomad a Europa como un cuerpo orgánico vivo. Si buscáis su corazón, su cerebro, su alma... en otras palabras, si buscáis la fuente de su energía y espíritu, habéis de llegar al Mar cuyas riberas fueron Egipto, Judea, Atenas, Roma. El Mediterráneo fue la matriz de Europa".

En toda su diversidad de diferentes culturas y de tiempos todo estos fenómenos forman un cuerpo orgánico vivo que va a encontrar su estadio más alto en la Edad Media con la creación de la República Cristiana Tolomea:

"Con selección cruel, rigurosa, el pensamiento y la forma del mundo mediterraneo se han unido aquí en un Todo que cada hombre comparte. Aristóteles, Platón, Plotino, los profetas, los patriarcas, los caballeros, los monjes, son los hombres que construyeron ese mundo... y todos los hombres vivieron en él".

El Papa Gregorio VII le dio corazón, Santo Tomás de Aquino le otorgó su lógica y el Dante y Petrarca cantaron su gloria. Los errores y las debilidades de este sistema fueron fatales:

"Pero su esplendor es inmortal, pues fue el primer intento consciente del hombre occidental de crear, con todo el hombre y todos los hombres, un Todo espiritual encerrado en un cuerpo".

La estética, la lógica, la economía, la sociología, la filosofía, la política y la religión formaba en esta Casa Europea, a pesar de todas sus diferencias y contradicciones, una unidad orgánica; había, según Frank, una Totalidad.

Los avances y crecimiento del mercado, de la ciencia y la tecnología van a eruir lentamente esta Casa Europea lentamente. Pero no se piense que hay nostalgia pasadista en el pensamiento de Frank.

El período siguiente, el de la destrucción es tan valioso como el anterior:

"Aunque es verdad que Copérnico, Newton, Kepler, Lutero, Calvino, Kant son los hombres que desmembraron la República Cristiana Tolomea; aunque es cierto que los descubridores, al crear nuevos conductos extraeuropeos, le quitaron su sangre y su comercio hasta destruir por último el todo económico de Europa, aceptamos su grandeza".

El desmembramiento europeo, producto de su decadencia, ocasionó el movimiento hacia afuera, la necesidad de búsqueda de nuevos mercados y la necesidad psicológica-cultural de buscar nuevas realidades. Este ambiente cultural propició en último término los viajes de descubrimiento y luego las conquistas y el movimiento de emigración:

"Un cuerpo se despedaza. Potente, aunque ya no intacto, su energía se desborda al exterior".

Había sido un universo que se dirigía hacia arriba. Ahora pasa a ser un universo múltiple dispuesto en sentido horizontal:

"Europa se desangra en el mar, su sangre va hacia las tierras desconocidas".

El futuro y la esperanza de Europa se fue trasladando al Nuevo Mundo. Y así llegaron con los nuevos habitantes de América del Norte nuevos ideales. Es decir que ellos pensaron que eran nuevos porque estaban en un nuevo continente. En realidad llevaban en sí los fragmentos culturales del Viejo Mundo. Por eso estaban condenados al fracaso:

"El fracaso de los padres de la colonia se debió a que carecían de los instrumentos necesarios para erigir su Sión. Los padres constituyentes también trabajaban con instrumentos y leyes que, sin saberlo, habían tomado del orden medieval: así edificaron con materiales gastados y deficientes".

¿En qué consistió este fracaso?. En el sentido que no lograron construir la casa cultural ansiada y que se redujeron al cambio y transformación de la realidad material convirtiendo todo el idealismo religioso en una pura búsqueda del factor material, sintetizada en el afán de ganancia y de poder. El afán de ganancia y de poder se convirtió en su única religión. En este sentido escribe Frank:

"América, el Nuevo Mundo, fue un mundo que nació viejo... América, tierra de resurrección, fue antes que nada una tumba para la cultura mediterránea".

Se fue creando así con creciente intensidad un mundo material cada vez más grande y al mismo tiempo se fue vaciando su mundo interior. Toda la fabulosa energía que tenían los primeros pobladores se agotaron en la transformación del mundo material con la ayuda de la máquina, debilitándose así el espíritu en forma considerable. Así se fue formando el mundo capitalista norteamericano bajo los dos ejes en que se mueve todo el sistema social: el poder y el dinero.


6. 2. Gramsci y la Cuestión Meridional

Como es sabido «Algunos temas sobre la Cuestión Meridional» fue el último escrito importante de Antonio Gramsci antes de su detención por el fascismo (1926). Fue por lo tanto la última reflexión del Gramsci militante y dirigente del PCI. La prisión rompió violenta y brutalmente la continuidad el desarrollo intelectual y espiritual del militante. Aislado de las masas y de sus compañeros de lucha, alejado de su familia, de su mujer Julia Schucht y de su hijo Delio, enfermo y frecuentemente en situaciones depresivas Gramsci retomó heroicamente su lucha, esta vez en la reflexión solitaria, en los «Cuadernos de prisión» cuatro años después de este trabajo -inconcluso- sobre «la Cuestión Meridional».

En muchos aspectos los Quaderni son las reflexiones, fragmentarias en su forma, orgánicas en su contenido, de la intensiva praxis política hasta 1926. Lo que no quiere decir que este primer período no haya sido meditada profundamente. Todo lo contrario. La cualidad excepcional de este revolucionario italiano reside precisamente en la unidad indisoluble de una existencia vivida intensamente y una reflexión de esa vida llevada con profundidad. En ningún autor revolucionario puede ser separada la obra de la biografía, mucho menos en el pensamiento de Gramsci, cuya vitalidad es ejemplar porque es expresión de una vida vivida en toda su intensidad y dolor. Un ejemplo ilustrativo de esta relación entre la vida y la obra es precisamente este trabajo sobre «la Cuestión Meridional».

Antonio Gramsci nació en un pequeño pueblo, Ales, en Cerdeña, al sur de Italia. Se sabe que esta zona meridional de Italia es una zona pobre, campesina y con muchos rasgos feudales. La región meridional italiana corresponde a la zona andina peruana.

Y siguiendo la transposición -mecánica, pero ilustrativa- Gramsci sería en términos peruanos un indio. Un indio de alguna provincia andina que terminado sus estudios secundarios va a la capital para comenzar sus estudios universitarios. La posición política inicial del joven Gramsci, anti-continental se asemejaba bastante a la posición política de algunos intelectuales peruanos mestizos, que querían la restauración del imperio incaico y la expulsión de todos los blancos del país.

El gran interés de Gramsci (y bajo su impulso, del «Ordine Nuovo») por este tema sobre la «Cuestión Meridional»,- que era para Italia lo que para los peruanos de la generación de Mariátegui y «Amauta», el problema del indio,- tenía naturalmente raíces biográficas.

Cuando el joven Gramsci llegó a Turín a fines de 1911, había cumplido en ese otoño, los veinte años, se encontró como en otro país, por el idioma, por el tamaño de la ciudad, por la intensidad de la vida citadina desconocida para él. Se sintió más que nunca provinciano y muy pronto comenzó a descubrir los prejuicios raciales de los italianos del norte contra los sureños. En su trabajo sobre la «Cuestión Meridional» escribe:

"Es conocida la ideología que en múltiples ramificaciones difunden los propagandistas de la burguesía entre las masas de norte: 'El Mediodía es el lastre que impide que progrese más rápidamente el desarrollo civil de Italia; los meridionales son seres biológicamente inferiores, semibárbaros o bárbaros completos, por destino natural".[5]

Este racismo abierto tocó violentamente la fina sensibilidad del joven estudiante sardo y el militante recordará  los argumentos más frecuentes:

"Si el Mediodía está  atrasado, la culpa no es del sistema capitalista o de cualquier otra causa histórica, sino de la naturaleza que ha hecho a los meridionales, holgazanes, inservibles, criminales, bárbaros..".

Esta ideología reaccionaria contra los sureños no se limitaba a los sectores conservadores y burgueses. Gramsci:

"El Partido socialista fue en gran parte el difusor de esta ideología burguesa en el proletariado septentrional; el Partido socialista convalidó toda la literatura meridionalista de la camarilla de escritores de la llamada escuela positivista, como los Ferri, los Serági, los Niceforo, los Orano y discípulos menores...".
       
Este primer contacto con el positivismo influyó poderosamente en el pensamiento filosófico de Gramsci que se caracterizó en uno de sus aspectos importantes precisamente por su categórico antipositivismo.

El elemento racial tendrá  por lo tanto importancia en su reflexión marxista y en su concepción de la lucha de clases; el problema del racismo tendrá  un lugar importante, considerando que eran los propios trabajadores de las grandes ciudades del norte de Italia que vivían bajo la influencia de este prejuicio; considerando por otro lado que los campesinos sureños consideraban a los obreros y los capitalistas como una unidad indiferenciable y que era ella causante de su miseria. Este estado de división abismal entre campesinos y obreros no era naturalmente un producto del azar. El era consecuencia precisamente de la estructura ideológica de dominación que predominaba en este país. Un ejemplo de división entre las clases explotadas de Italia lo da el caso de la brigada Sassari. Escribe Gramsci:

"La brigada Sassari había participado en la represión del movimiento insurreccional de Turín, en agosto de 1917; se tenía la seguridad de que nunca fraternizaría con los obreros, en razón de los recuerdos de odio de que toda represión deja en la masa...".

El testimonio de un obrero curtidor, originario también de Sassari ilustra admirablemente este estado de cosas.

"Me acerqué a un campamento de la plaza X (durante los primeros días los soldados sardos acamparon en las plazas, como en una ciudad conquistada) y hablé con un joven campesino que me recibió cordialmente porque era de Sassari, como yo. ¿Qué vinieron hacer a Turín? -Vinimos a tirar contra los señores que hacen huelga.- Pero los que hacen huelga no son los señores, sino los obreros y los pobres. -Aqui todos son señores: tienen cuello y corbata; ganan 30 liras por día. Yo conozco a los pobres y sé cómo están vestidos, en Sassari sí hay muchos pobres; todos nosotros que trabajamos con la azada, somos pobres y ganamos 1.50 por día" Y cuando el obrero le dijo que también era pobre, respondió el soldado: tu eres pobre porque eres sardo.Pero si hago huelga con los demás, ¿tirarás contra mí?. El reflexionó un momento y luego, poniéndome una mano en la espalda, me dijo: -Escucha, cuando hagas huelga con los demás, ¡Quédate en tu casa!.

Este soldado no era naturalmente una excepción, dice Gramsci.

El ejemplo mostraba claramente la importancia y la urgencia de un trabajo ideológico en esta dimensión. La revolución socialista en Italia sería imposible sino se lograra superar este grave abismo y encontrara una alianza entre los obreros del norte y del campesino del sur. Y este será  el núcleo central de La cuestión meridional.

El Perú también tenía (y tiene) su «Cuestión meridional». Era el mismo abismo que separaba a los costeños peruanos de los andinos en el Perú, como ya se ha podido apreciar en las páginas correspondientes. Un grave prejuicio racial se había expandido a lo largo de todo el virreinato y que se había prolongado en la República.

La actitud de los indígenas era proporcional al racismo del blanco y del criollo. Respondía con silencio, con distancia, con absoluta desconfianza. Lo mismo que Gramsci había reconocido Mariátegui de la imposibilidad de una revolución peruana sin la participación activa de los campesinos indígenas.

Gramsci y el «Ordine Nuovo» habían sido los primeros en reconocer este grave problema y la inmensa urgencia de superarlo. Ya en febrero de 1920 daban el toque de alarma:

"La burguesía septentrional ha sojuzgado a la Italia meridional y las islas, reduciéndolas a colonias explotadas; el proletariado septentrional al emanciparse de la esclavitud capitalista, emancipará  a las masas campesinas meridionales, sometidas a la banca y al industrialismo parasitario".

No era por lo tanto suficiente predicar la redistribución de la tierra entre el campesinado. Continuaba el Ordine Nuovo:

"¿Qué gana un campesino pobre con invadir una tierra inculta o mal cultivada?".

Sin máquinas, sin una vivienda en el lugar del trabajo, sin créditos para esperar la época de cosecha, el campesino puede poco o nada, e inmediatamente será  víctima del próximo usurero.  «Ordine Nuovo» reivindicaba los derechos de los campesinos pero dentro de un cuadro revolucionario:

"la tierra a los campesinos; pero queríamos que estuviese encuadrada en una acción revolucionaria general de las dos clases aliadas, bajo la dirección del proletariado industrial".

María A. Macciocchi afirma a este respecto que

"el aporte teórico decisivo de esta obra («La Cuestión Meridional») reside en el hecho de considerar a los campesinos y su lucha como uno de los componentes de la revolución proletaria".

Pero esta alianza obrero-campesina debía tener para Gramsci, como también en el caso peruano para Mariátegui un carácter muy específico: la dirección del proletariado industrial.


6.3. La economía peruana al comienzo del siglo XX

Para entender mejor los alcances de estas afirmaciones de Mariátegui, según las cuales se constata el robustecimiento de la burguesía, vamos a ilustrarlos con apoyo de las informaciones que nos da Ernesto Yepes del Castillo en su trabajo: «El desarrollo peruano en las primeras décadas del siglo XX» (1980).

Comencemos con una cita de un pasaje de los Siete Ensayos:

"... nuestra economía, convaleciente de la crisis post-bélica se organiza lentamente sobre bases menos pingües, pero más sólidas que las del guano y del salitre".

¿Cuáles son estas bases más sólidas de las que habla Mariátegui?. De la misma manera que el guano y el salitre, las nuevas bases vamos a encontrarlas en los sectores productivos orientados al mercado mundial. Encontramos, escribe Yepez, dos etapas bastantes marcadas:

o   la correspondiente a las dos primeras décadas del presente siglo (Siglo XX), con predominio de la producción agropecuaria: azúcar, algodón, caucho, lanas, totalizar n más del 59% del valor de las exportaciones peruanas...
o    la década de 1920, donde la minería va a tener un mayor desarrollo llegando a alcanzar una posición de preeminencia en el cuadro de las exportanciones nacionales".

Así, se encuentra en este período, con el auge de la exportación, una fracción propietaria agro-minera, comerciante, especuladora que empieza a consolidarse. El comercio exterior crece en esta época de forma acelerada. Si en el período 1902-1904 fue la expertación de 56,266 dólares y la importación 55,978 dólares tendremos en el período 1925-1929 un aumento diez veces mayor en la exportación, 534,820 en la exportanción y 363,951 de importación. En todo este período hay un crecimiento regular y con él el predominio cada vez más grande de esta fracción exportadora y con esto también el crecimiento de la influencia del capital extranjero (sobre todo norteamericano) del cual dependía directamente, esta fracción de la burguesía.

Para superar la tesis de la dualidad de la economía y por tanto de la sociedad peruana, costa capitalista y sierra feudal y arcaica, dice Yepes del Castillo:

"Desde muy temprano la región central andina había conocido un desarrollo minera y agropecuario relativamente intenso. Agrícolamente, era esta zona bastante diferenciada, explotada productivamene de acuerdo a la diversidad de sus pisos ecológicos. De toda la región, sin lugar a dudas, la parte más favorecida para el trabajo agrícola es aquella correspondiente al valle del Mantaro, valle que se extiende entre la cordillera occidental y central de los Andes, a través de aproximadamente 70 kilómetros.

Y luego en la misma página:

"La actividad agropecuaria, de un lado, y la minera del otro, serán las dos vias a través de las cuales se empezarán a desarrollar el capitalismo en los Andes centrales".

Pero la actividad principal donde finalmente se desarrollará  la mayor expansión mercantil, donde "bajo la fuerza del capital imperialista, se logrará redefinir más profundamente la estructura técnico-social de la región es la minería". El fenómeno de introducción capitalista en esta región del país más intensa es la aparición de la Cerro de Pasco Company:

"Con un capital de millones de dólares, adquiriendo centenares de minas, construyendo la más formidable infraestructura jamás creada hasta ese momento en el país por empresa minera alguna, la Cerro de Pasco levantará  una fundición en Tinyahuarco, primera, y en la Oroya, después, hacia la década de los 1920".

Yepes nos informa que esta gigantesca empresa llegará  a emplear cerca de 5 mil trabajadores en todos sus procesos productivos, una cantidad enorme para esos momentos y será  esta masa minera de donde nacerá , dice el historiador peruano:

"el núcleo más orgánico del moderno proletariado minero peruano".

Además de la minería encontramos en la región andina otras regiones económicas con crecimiento capitalista. Motivada por la creciente demanda mundial, por la mejora de la comunicación con los grandes centros de fabricación y de consumo, la producción lanera va a destacarse con nitidez. Se formaron a sí las llamadas Sociedades ganaderas, esto es, grandes unidades de explotación agropecuaria que concentraba capitales de grupos propietarios tanto capitalino como de interes de la región.

La producción agropecuaria en el sur tuvo otro signo. Su crecimiento no se debió al ingreso de nuevos capitales sino a la sobre-explotación de la fuerza de trabajo indio y el despojo de sus tierras. Comienza así todo un proceso de extensión de las tierras de las haciendas despojando ilegalmente las tierras de las comunidades campesinas, todo esto motivada por el aumento de la demanda del mercado mundial:

"De esta fecha data, según la opinión de la mayoría de los especialista, el crecimiento mayor de las haciendas -en detrimento de las comunidades - en zona como Azángaro, en Puno".

Pero la expansión capitalista mercantilista, como se sabe, fue mucho más intensa en la costa. También aquí fue destinada a la producción hacia el mercado mundial. Algodón y azúcar fueron los dos productos más importantes:

"la producción cañera estará  más próxima a lo que podría llamarse una explotación capitalista, en tanto que el algodón continuará  siendo cultivado -en buena parte- recurriendo a formas de trabajo no mercantil, principalmente el yanaconaje".

Estos grupos de trabajadores que no son libres, sino enganchados fueron el nervio productivo, la fuerza de trabajo en estos modernos complejos de producción. Será  en estos regimentos, reclutados por medios casi compulsivos, de donde década más tarde en forma nítida, se configurará  el moderno proletariado rural peruano. Paralelamente a este proceso surge el proletariado urbano:

"Lima irá  concentrando la mayor parte de las actividades comerciales, bancarias, y fabriles, al tiempo que, por su rol privilegiado en los niveles de reproducción social, desarrollará  una relativa amplia red de actividades de servicios-transporte, actividades portuarias, etc- incluyendo la administración pública".
       
El proletariado capitalino que nace en estas circunstancias será , dice Yepes, cuantitativamente reducido. Pero por su origen urbano -una buena parte de formación artesanal- por su desarrollo cultural, por su participación en el proceso de la vida política capitalina, que "el  escenario donde en realidad se agota la república civilista" le tocó en esos momentos históricos de cumplir jornadas decisivas a nombre de toda la clase obrera en formación y pasó no pocas veces a la cabeza de los momentos de luchas trascendentales que se desarrollaron durante estas décadas el movimiento popular peruano.

La participación activa de Mariátegui en estos momentos decisivos del desarrollo inicial del proletariado peruano va ser crucial en el propio desarrollo del pensador revolucionario peruano.

A través de estas últimas consideraciones vemos porqué el capital imperialista hegemoniza en último término toda la economía nacional. No llegó en este periodo al grado que tomó desde los años cincuenta, pero ya es clara su hegemónica presencia, tanto en la minería y la producción lanar en la sierra como en la producción de exportación de algodón y caña de azúcar, en las bancas y companías financieras así como también en las fábricas capitalinas. De la misma manera por el control de los medios de transporte (ferrocarril). Esto anuncia paralelamente la presencia concentrada del proletariado minero, agropecuario en la sierra y por otro lado, el proletriado agrícola y fábril en la costa.



[1] Esta es la continuación de la reflexión anterior sobre Frank.
[2] «Our America» "Yo veía que América es una concepción a ser creada"
[3] Tema eminentemente actual a través de la "teoría del caos".
[4] Por lo tanto no se entiende aquí el arte como una región específica del quehacer humano, como son la pintura, la música por ejemplo; entendemos por arte como 'poiesis' como el acto creador del hombre en tanto que comprende la realidad no solamente como dada, sino por crear, de allí su in-sistencia, y que esta actitud y la praxis pertinente también las podemos encontrar en el político, en el filósofo, en el religioso, en el literato, en el sociólogo, en el historiador, etc. en tanto que éstos no se conformen a aceptar pasivamente la realidad dada como definitiva y perfecta.

[5] «Algunos temas sobre la cuestión meridional» (1976:292). (Apéndice al libro de M.A. Macciocchi: «Gramsci y la revolución en Occidente»).

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