Lucha por el
Agua
César Risso
El año 2012, Miguel Aragón envió a los grupos de
correo sus ideas y propuestas respecto de las luchas llevadas a cabo en
Cajamarca, así como las desarrolladas por las comunidades nativas.
En
aquella oportunidad publiqué el artículo Conga,
el Hombre y el Oro, en el Blog Creación Heroica, en el mes de junio del
2012. Mi objetivo era responder a las propuestas de Miguel Aragón sin
mencionarlo, esclareciendo el carácter de dicha lucha, así como la solución a
la misma.
Hoy me
veo en la necesidad de criticar las propuestas de Miguel Aragón directamente,
dado que ha reenviado a los grupos de correo nuevamente los artículos: Algunos criterios para analizar la
relación entre el agro y la minería, del 28
de marzo de 2012, y Aportes
sobre la cuestión del agua, del 09
de abril de 2012.
Su
propuesta se puede resumir en su negativa a oponerse a la actividad minera, y
más bien a apoyarla. Lo curioso es que en estos momentos, en que a nivel de las
diversas regiones, el pueblo se organiza para hacer frente a las actividades
que afectan al medio ambiente en general, y al agua en particular, nos
propongan renunciar a estas luchas.
La lucha
contra la minería para poder usar el agua por los campesinos, es cuestionada
por Miguel Aragón, atribuyendo esta consigna a Ollanta Humala, para con ello
denigrarla. Así, nos dice que “La consigna general “Agro SI, Minas
NO”, y la consigna específica“Agua SI, Oro
NO”, que han agitado algunos desorientados y recalcitrantes
confusionistas saturados de pasadismo -comenzando por ‘el candidato
Ollanta Humala’ y su reaccionario plan de gobierno de ‘La Gran
Transformación’ agitado en la última campaña electoral hasta abril de 2011-,
nos parecen dos consignas
irracionales y totalmente reaccionarias.”
Si
Ollanta Humala agitó dichas consignas fue porque eran aspiraciones de los
pobladores de Cajamarca frente a la minera Yanacocha, que pretendía llevar a
cabo el proyecto minero Conga. Estas consignas, calificadas de irracionales y
totalmente reaccionarias, en realidad expresan las luchas concretas de los
campesinos de Cajamarca. Si estos se oponen a la actividad minera es justamente
porque se han visto afectados de diversas formas por esta. La contaminación del
agua por la minería es un hecho concreto. Y, por supuesto, no basta que Miguel
Aragón nos diga que hay tecnología que puede mejorar esto. La burguesía
utilizará las técnicas que económicamente les generen mayores ganancias. Esa es
su racionalidad.
¿Pueden
ser calificadas estas consignas de irracionales? De ninguna manera. La
racionalidad de los campesinos y pobladores de Cajamarca es la de los
trabajadores, que buscan satisfacer sus necesidades. ¿Es esto irracional? Si la
actividad minera afecta los recursos que usan los campesinos, entonces es completamente
racional que se enfrenten a las empresas mineras, que compiten por el recurso
agua.
¿Se
pueden calificar estas consignas de totalmente reaccionarias? De ninguna
manera. Estas consignas privilegian al hombre, antes que a las ganancias que
buscan las empresas mineras. Además, las consignas corresponden a luchas
concretas, no a soluciones válidas para todo tiempo y lugar, como pretende
presentarlas Miguel Aragón, con el ánimo de desvirtuarlas.
Lo
irracional y reaccionario es negar la realidad del conflicto y de las luchas
del pueblo de Cajamarca: “Mientras que a la actividad agrícola se le destina el
85% del agua actualmente utilizable, a la minería escasamente se le destina el
1% de ese reducido volumen. Este es el fondo del problema de la contradicción, contradicción
más artificial que real, existente entre las necesidades de agua en
el Agro y en la Minería.” (Aportes sobre la cuestión del agua,
9 de abril 2012. Miguel Aragón)
En la
medida que del total del agua aprovechada en el Perú, solo el 1% se usa para la
actividad minera, mientras que el 85% se utiliza en la actividad agrícola, esta
resulta siendo a ojos de Miguel Aragón una contradicción inexistente. Este no
tiene ni la capacidad, ni el interés de apreciar los casos concretos en los que
la actividad minera compite por el uso de agua con la agricultura, y en
consecuencia, este aparece como un defensor de la burguesía minera.
Hay que
llamar la atención acerca del método que utiliza para demostrar la inexistencia
de este conflicto. Nos habla de datos totales, generales, para encubrir la
expresión concreta en la que se presentan los conflictos reales. Este
encubrimiento le sirve para defender los intereses de la burguesía.
Otro
método aplicado por Miguel Aragón es de denigrar las consignas de lucha. Así
nos dice: “En el presente no se pueden sembrar ‘vallas’ que estorben y
dificulten el desarrollo del futuro”. Esto es, las consignas de lucha de parte
del pueblo son calificadas de “irracionales”, “totalmente reaccionarias”,
“vayas que estorban el desarrollo del futuro”. Todo esto corresponde a un
método que pretende rechazar la lucha concreta del pueblo de Cajamarca, para
justificar la defensa de la actividad minera.
Seguidamente
plantea la solución general: “El problema que los pobladores peruanos tenemos
que afrontar seriamente, y resolver técnicamente, es como aprovechar al
máximo y de una manera racional este preciado recurso natural.”
En su
solución excluye el concepto de clase social, para reemplazarlo por el de
“pobladores peruanos”, y con ello reduce el problema a una cuestión
estrictamente técnica. Al excluir el concepto de clase social niega el concepto
de sistema capitalista, que es el que domina actualmente a nuestro país, para
tocar el asunto desde el punto de vista técnico económico, negando el
tratamiento desde el punto de vista socioeconómico. Nos habla de racionalidad
en abstracto, en lugar de hablar de sustituir la racionalidad capitalista con
la racionalidad socialista; pues la primera se guía por la obtención de
plusvalía por medio de la explotación del trabajador asalariado, mientras que
la segunda tiene por ley la satisfacción de todas las necesidades, tanto
materiales como espirituales de todo el pueblo, a través del trabajo solidario
sin explotados ni explotadores.
Es cierto
que Miguel Aragón habla de capitalismo y de clase dominante, pero lo hace
ubicando estos conceptos de tal forma que no atienden al caso concreto de las
luchas comentadas.
La
conclusión a la que llega Miguel Aragón es la siguiente: “Para continuar
con el actual Crecimiento Económico, y crear las condiciones
necesarias más favorables para el futuro Desarrollo Social,
para poder superar el atraso general del país y la pobreza de la
mayoría del pueblo, una de las tareas centrales en la construcción
del Perú Nuevo del futuro será planificar de manera estratégica
el Control y Manejo de las 157 Cuencas Hidrográficas existentes
en el país. Control y Manejo necesario y obligado con el objetivo de
utilizar al máximo y adecuadamente el agua disponible, en primer lugar
para el consumo humano directo, y también para ser utilizada en el desarrollo
de la agricultura, la ganadería, y la industria, incluida la
minería.
Agro SI,
Minas SI, para Industrializar el Perú, sería
la consigna general más adecuada para expresar las necesidades reales de la
población, que puede complementarse con otra consigna más
específica Agua SI, Oro SI, para financiar el Crecimiento del País.”
Aquí
enlaza la necesidad de continuar con el actual crecimiento económico, que
obviamente tiene carácter burgués, como premisa del futuro desarrollo social.
Es decir, propone apoyar a la burguesía en el crecimiento económico, con lo
cual debemos dejar de luchar contra la actividad minera que afecta el uso de
los recursos hídricos para la actividad agropecuaria de las comunidades
campesinas. Les dice a los comuneros, no luchen por el agua y contra la
actividad minera que los afecta, porque ello impide crear la base material para
el socialismo; transformando el conflicto entre las clases trabajadores en
general, en un apoyo a la burguesía.
Miguel
Aragón habla de no rebajar la lucha a la lucha protestataria; pero plantea
luchar por aumentar el crecimiento económico; es decir, se ubica por debajo de
la lucha protestataria.
Cómo
entiende la lucha protestataria Miguel Aragón; pues como la lucha contra el
cambio de gobierno, que expresa la lucha contra la política del gobierno de
turno. Es decir, que pretende que los trabajadores, en general, no luchen por
sus reivindicaciones inmediatas. Pero con su análisis y sus críticas a estas
luchas, él mismo deja de lado estas luchas para defender a la burguesía minera.
Sin
embargo, en contradicción consigo mismo, plantea: “El largo periodo
de crecimiento económico capitalista iniciado el año 1993, resulta
una condición muy favorable para el desarrollo de la lucha reivindicativa
por la distribución de lo producido (para distribuir la
acrecentada Renta Nacional). Estas luchas reivindicativas están
fortaleciendo a las organizaciones de masas, y están favoreciendo la acumulación
de fuerzas para luchas futuras, luchas que serán por objetivos superiores.”
Miguel
Aragón se cuelga de una idea naturalista y la aplica dogmáticamente a la lucha
concreta en el campo de la sociedad, cuando dice que “La tierra, el
agua, y el aire, son diversas formas de existencia de la
materia en movimiento que forma nuestro planeta. El agua, así como la tierra y
el aire, son recursos relativamente inagotables para
seguir siendo utilizados por la humanidad durante muchos siglos más. La
acción destructiva de la humanidad desarrollada sobre todo en la época
capitalista, no tiene la capacidad de destruir, y mucho
menos de “agotar” esos tres recursos. La materia no se
crea ni se destruye, la materia se encuentra en permanente transformación.”
El problema
que se plantea a las comunidades campesinas se trata como un principio de la
materia. Pero se trata precisamente del agua, y esta se contamina, y en el
actual sistema capitalista tiene precio, que contiene el beneficio del
capitalista. Pero esto queda de lado para Miguel Aragón, para poder defender a
las empresas mineras.
En
momentos en que el pueblo se organiza para enfrentar a las empresas
extractivas, generando un gran movimiento, que puede transformarse en un frente
nacional, Miguel Aragón les dice que sus propuestas son anacrónicas y
antihistóricas, y pretende conducirlos hacia una lucha por el crecimiento de la
producción, convirtiendo a estos movimientos en furgón de cola de la burguesía;
cuando de lo que se trata es de orientar estos movimientos hacia la destrucción
del sistema capitalista.
La
solución que la burguesía proponga al problema del medio ambiente será para su
beneficio; así, hará un enorme negocio de la protección del medio ambiente,
para obtener más plusvalía a través de la explotación de los trabajadores
asalariados.
El
problema es que parece que estamos en una encrucijada: o luchar contra el
capitalismo como sistema, para reemplazarlo por el socialismo, o lucha contra
la contaminación del medio ambiente.
En las
actuales condiciones, si la lucha por el agua y el medio ambiente adquiere la
forma de un movimiento de masas, o de un frente de masas, puede ser esta la vía
que nos conduzca a la victoria final del socialismo, a condición de que el
proletariado consciente sepa cumplir bien su jornada, esto es difundir ideas y
propuestas socialistas, contribuyendo a organizar así a este gran movimiento
para derrocar el capitalismo y construir el socialismo.
Para esto
debemos enfrentar las propuestas como la realizada por Miguel Aragón, quien
tras un frasearioseudosocialista, tratan de desorientar al pueblo llevándolos a
desarrollar una política pro burguesa.
El
Capitalismo Senil y el Nuevo Caos Mundial
(Tercera
Parte)
Samir Amin
2. Al mencionar aquí a la OTAN, introduciré
de entrada la otra dimensión del nuevo gobierno mundial.
En ningún momento
de su historia el capitalismo pudo sustraerse a la acción del Estado; ni el
capitalismo mundial, a los medios políticos y militares de que disponían los
centros imperialistas. En ese plano, nuestra época no difiere en nada.
Lejos de creer en
las virtudes únicas de la "mano invisible del mercado", elestablishment
norteamericano sabe que, para ser eficaz, esa mano necesita el respaldo del
"puño visible" de la fuerza militar. A propósito, recordaré aquí esta
magnífica cita que ya señalé en otra parte: "Es lo que el mundo necesita
-la mundialización sólo funcionará si los Estados Unidos obran con la fuerza
omnipotente
(almighty, ¡calificativo generalmente reservado a Dios!) de su
posición de superpotencia"-. Y la razón por la cual serían necesarios los
golpes de puño se expresa en estos términos: "la mano invisible del
mercado no funciona nunca sin el puño visible. Mac Donald no puede ser próspero
sin la Mac Donnell Douglas que construyó el F15. El puño oculto que garantice
un mundo seguro para la tecnología de Silicon Valley se llama el ejército, la
aviación, la marina y el Cuerpo de Marina de los Estados Unidos". El autor
no es un bromista provocador; es Thomas Friedman, asesor de Madeleine Albright.
Aquí estamos muy
lejos de los discursos tranquilizadores sobre el mercado autorregulado garante
de la paz con que nos colman los economistas de moda. Al pasar, puede
apreciarse el detalle de la elección de las ganancias de McDonald's como
criterio de los progresos de la civilización universal. Un poco después, es
verdad, Bush hijo hablaba del centro financiero de Nueva York y del Pentágono,
los blancos del 11 de septiembre, ¡como de dos símbolos de la "civilización"!
Más importante es hacer notar que la clase dirigente norteamericana sabe que la
economía es política, y que lo que gobierna los mercados son las relaciones de
fuerza -incluidas las fuerzas militares-. No habrá "mercado mundial"
sin imperio militar norteamericano, dicen. Pues el artículo que acabo de citar
no es más que uno entre centenares de otros semejantes. Si esta franqueza
brutal es posible en aquel país, sin duda los medios están lo suficientemente
controlados para que los objetivos estratégicos del poder nunca sean objeto de
debate, de modo que el campo de la expresión libre, hasta lo burlesco, sólo
está abierto a aquello que tiene relación con personas y, tras ellas, con
conflictos que se dan en el seno de la clase dirigente y que, en esas
condiciones, se vuelven completamente opacos. En los Estados Unidos no existe
una fuerza política capaz de despabilar a una opinión pública manipulada sin
dificultad.
Más llamativo aún
es el silencio de los poderes europeos y de algunos otros que simulan no leer
la prensa del otro lado del Atlántico (apenas me atrevo a pensar que ignoran lo
que allá se dice) y prohíben a sus contradictores evocar siquiera la existencia
misma de una estrategia global de Washington, acusándolos muy fácilmente de
alimentar una "visión conspirativa" de la historia, o hasta de
comportarse como iluminados que ven dibujarse por todas partes la sombra del
"Gran Demonio".
El medio principal
al servicio de la estrategia elegida por Washington es la OTAN, lo cual explica
que esta organización haya sobrevivido al derrumbe del adversario contra el
cual había sido creada. La OTAN habla hoy en nombre de la "comunidad
internacional", expresando con ello su desprecio por el principio
democrático que gobierna esta comunidad por medio de las Naciones Unidas. En
los debates norteamericanos sobre esta estrategia global, en muy raras
ocasiones se tratan los derechos del hombre o la democracia. Sólo se los invoca
cuando es útil hacerlo para poner en funcionamiento la estrategia global. De
ahí el asombroso cinismo y el uso sistemático de la regla "dos pesos, dos
medios".
La guerra de Kosovo
le ofreció al presidente Clinton la oportunidad de proclamar los principios del
nuevo orden político esbozado ya por Bush padre en ocasión de la guerra del
Golfo. Un doble golpe de Estado: la sustitución de las Naciones Unidas por la
OTAN como institución de gestión de la política mundial y la reafirmación del
rol dirigente de los Estados Unidos, que se aseguraron tener siempre la decisión
última. Desde este punto de vista, la guerra de Kosovo cumplió funciones
decisivas, como lo testimonia la capitulación integral de los Estados europeos
que se adhirieron sin chistar a la visión norteamericana relativa al
"nuevo concepto estratégico" adoptado por la OTAN inmediatamente después
de la "victoria" obtenida en Yugoslavia el 23 y el 25 de abril de
1999. En este "nuevo concepto" se extienden las misiones de la OTAN
prácticamente a toda Asia y toda África (los Estados Unidos se reservan para sí
el derecho exclusivo de intervención en América desde la instauración de la
doctrina Monroe), con lo cual se admite que la OTAN no es una alianza
defensiva, sino que es un instrumento ofensivo de los Estados Unidos.
Simultáneamente, esas misiones quedan redefinidas en términos vagos, a la medida
del deseo, como nuevas "amenazas" (la criminalidad internacional, el
"terrorismo", las armas de destrucción masiva "peligrosas"
en poder de países que no pertenecen a la OTAN, etcétera) que, evidentemente,
permitirán justificar poco más o menos cualquier agresión útil a los Estados
Unidos. En este sentido, Clinton no se privó de hablar de los "Estados
canallas", a los que habría que golpear "preventivamente", sin
precisar nada más sobre lo que él entendía por "canalla". Además, se
ha liberado a la OTAN de la obligación de actuar únicamente por orden de la
ONU, que recibe así un trato despectivo idéntico al que le dieron las potencias
fascistas a la Sociedad de las Naciones (la analogía de los términos utilizados
es sorprendente). Hoy, sacando provecho de los atentados del 11 de
septiembre de 2001, los Estados Unidos continúan efectivamente
aplicando su estrategia de expansión y de militarización del orden mundial
llamado "liberal", movilizando precisamente el pretexto del
"terrorismo"...
3. Aprobar esta
estrategia de los Estados Unidos y de sus aliados subalternos de la OTAN tiene
consecuencias dramáticas. Las Naciones Unidas ya están empezando a correr la
suerte de la Sociedad de las Naciones. Porque, aunque por supuesto -y muy
felizmente- la sociedad norteamericana no es la de la Alemania nazi, para los
dirigentes de Washington, como anteriormente para los de Berlín, la fuerza se
ha erigido en el principio supremo a despecho del derecho internacional, que ha
sido reemplazado en el discurso dominante por un curioso "deber de
injerencia" que recuerda con molestia la "misión civilizadora"
del imperialismo del siglo XIX. Luego volveré a tratar las cuestiones de
derecho internacional que se plantean aquí.
La
"mundialización", que casi invariablemente se presenta como un
imperativo impuesto por el "progreso económico" y la transformación
positiva de las sociedades asociada a él, en realidad no es más que una estrategia
de la ambición hegemónica de los Estados Unidos que apunta a asegurar el doble
control de esa nación: por un lado, sobre el "gobierno económico del
mundo" garantizado por instituciones -como la OMC- de apariencia
internacional pero manejadas, en realidad, conjuntamente por las empresas
transnacionales (norteamericanas en primer lugar) y el gobierno norteamericano
y, por el otro lado, sobre su gobierno político y militar mediante la OTAN. Kissingerlo
confiesa sin reparos al declarar que la mundialización es sinónimo de la
hegemonía norteamericana ("Globalizationisonlyanotherwordfor
US domination").
La adhesión europea
sólo puede explicarse en virtud de la aguda conciencia que tienen los
servidores del capital dominante, tanto de Europa y el Japón como de los
Estados Unidos, de la índole común de sus intereses fundamentales. Ese es el
sentido que le doy a la expresión "imperialismo colectivo de la
tríada". En este marco, las fuerzas dominantes desarrollaron una visión
estructurada de conjunto de su proyecto, calificado de "global governance",
es decir, "ejercicio global de la autoridad" o, más sencillamente,
"control global". La governance
en cuestión se construye sobre dos pilares. La gestión de la economía mundial
ha sido confiada directamente a las compañías transnacionales, por la vía,
entre otras, de la OMC. Digamos al pasar que, evidentemente, la gestión
económica del mundo, tal como la concibe Washington, nada tiene que ver con los
discursos que se pronuncian sobre el tema. Aparentemente, los Estados Unidos
están menos convencidos que sus aliados europeos de las virtudes de la competencia
y delfairplay
que, por lo demás, violan impunemente cada vez que están en juego sus
intereses. Por otra parte, Washington sabe que sin su hegemonía militar, los
Estados Unidos no pueden imponerle al mundo el financiamiento de su déficit de
ahorro, condición del mantenimiento artificial de su posición económica. El
segundo pilar de estagovernanceconsiste
sencillamente en reemplazar por la OTAN (aunque de manera puramente formal,
pues en realidad son los Estados Unidos, a los cuales se asocian
obligatoriamente los demás países miembros de la OTAN) cualquier otra forma de
expresión política y militar de la "comunidad internacional". De modo
que no es ni la Asamblea General de las Naciones Unidas ni su Consejo de
Seguridad, ni son las organizaciones regionales (como la OUA en Africa), ni
siquiera la OCDE (el Club de los Ricos) y mucho menos la Unión Europea (que los
norteamericanos saben que no existe), quienes tienen algo que decir sobre la
aplicación de las exigencias políticas y militares de esta governanceunilateral del capital dominante. ¡Todos han sido
sustituidos por la OTAN! Debo decir que oír al secretario general de esta
organización militar hablar en nombre de la “comunidad internacional” es algo
que se considera obsceno –y con justa razón– en toda Asia y Africa. Las
izquierdas mayoritarias europeas, en cambio,
aceptan y saborean como gotas de miel los discursos insípidos sobre la
democracia y los derechos de los pueblos que acompañan todas las iniciativas
agresivas de Washington.
La instauración del
gobierno del mundo por parte del colectivo de la tríada imperialista permite
que los Estados Unidos reafirmen con fuerza esos servicios indispensables que
sólo su hegemonía puede garantizarle a la coalición y, como corolario, acelerar
el eclipse del proyecto europeo. Con todo, el proyecto del imperialismo
colectivo, que es el de un apartheid fortalecido
a escala mundial, no podrá evitar la multiplicación de las sublevaciones de sus
víctimas y, por lo tanto, de las guerras de intervención.
La desigualdad humana sigue
creciendo: los ricos se hacen cada vez más ricos, mientras millones de personas
continúan atrapadas en la pobreza. Las 85 personas más ricas del mundo
concentran la misma riqueza que el 50% de la población más pobre.
Para corroborarlo, la periodista cita los datos de Oxfam, que calcula que los 85 multimillonarios
más ricos del planeta, entre ellos nombres conocidos como los de Carlos Slim,
Bill Gates y Mark Zuckerberg, disponen de tanto dinero como las 3.500 millones
de personas más pobres.
"Lo dramático en esta situación es que los muy ricos simplemente se
hacen cada vez más ricos, lo que requiere necesariamente y de manera urgente
abordar la desigualdad de ingresos", señala Jackson.
Según las estimaciones de Oxfam, entre marzo de 2013 y marzo de 2014, la
riqueza de esos mismos 85 multimillonarios creció diariamente 668 millones de
dólares. "Estas personas son tan grotescamente ricas que si, por ejemplo,
Bill Gates decidiera gastarse un millón de dólares al día, tardaría 218 años
para agotar sus fondos", escribe Jackson.
"Se ha hablado mucho de la creciente brecha entre los más ricos y los más pobres y sobre lo que significa para las perspectivas
económicas mundiales esta situación y, sin embargo, la desigualdad extrema
persiste", constata la periodista.
Fuente: RT Actualidad
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