sábado, 6 de septiembre de 2025

Panegírico

En Memoria de Carlos Gamero Quispe

Carlos Gamero Quispe, quien vivió con coherencia y fidelidad a sus convicciones ya no está entre nosotros. Su muerte no fue simplemente biológica: fue acelerada por la maquinaria represiva. La furia de la clase dominante se ensañó con el cuerpo debilitado de quien como abogado dedicó su vida a la defensa de ideales democráticos. Fue prácticamente sepultado en vida, padeciendo Parkinson, Alzheimer y contrayendo tuberculosis en las cárceles del régimen reaccionario. En esas condiciones, su fallecimiento a la edad de 88 años no puede entenderse sino como un acto de violencia institucional, un asesinato encubierto.

Para el aparato judicial burgués, cualquier pretexto —por más absurdo que fuera— bastaba para justificar su encarcelamiento. Así se consuma la venganza de quienes no toleran ni siquiera que pongan en duda su dominio o que desenmascaren sus verdaderos móviles.

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