En Memoria de Carlos Gamero Quispe
Carlos Gamero
Quispe, quien vivió con coherencia y fidelidad a sus convicciones ya no está
entre nosotros. Su muerte no fue simplemente biológica: fue acelerada por la
maquinaria represiva. La furia de la clase dominante se ensañó con el cuerpo
debilitado de quien como abogado dedicó su vida a la defensa de ideales
democráticos. Fue prácticamente sepultado en vida, padeciendo Parkinson,
Alzheimer y contrayendo tuberculosis en las cárceles del régimen reaccionario.
En esas condiciones, su fallecimiento a la edad de 88 años no puede entenderse
sino como un acto de violencia institucional, un asesinato encubierto.
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