sábado, 2 de agosto de 2025

Mensaje Presidencial

¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda Tergiversación y Desarrollarlo en Función de la Realidad Actual!


La Mitomanía Como Mensaje Presidencial

Cesar Risso

EL MENSAJE PRESIDENCIAL de quien funge de Presidente de la República puede comprimirse hasta hacerlo caber en una cáscara de nuez1. La verdad es que no hay necesidad de reducirlo. Su extensión es solo de forma, mientras que por el contenido carece de valor. La cantidad de información que presenta es inversamente proporcional a su contenido.

La Presidente Dina Boluarte compara su gestión con la realización de grandes obras como Machu Pichu, y al hacerlo pretende ubicarse al mismo nivel de quienes dirigieran la civilización que ejecutó semejantes obras. No se da cuenta que lo que logra es mas bien resaltar su diminuta presencia, su ridícula gestión, y el ánimo de encubrir los crímenes y el latrocinio que son su verdadera “obra”.

Al intentar mostrar, en su discurso, que lleva sobre su espalda la historia milenaria de nuestro pueblo, exhibe no solo su incapacidad de reconocer su papel, que ha sido el de representar los intereses de la burguesía y el de sus representantes políticos en el poder, particularmente del Congreso, sino, además, el haber sido títere del poder económico en la labor de reprimir al pueblo para conservar hasta el último centavo de lo extraído a las clases trabajadoras. Más de medio centenar de asesinados es el saldo de su gobierno. Así, sus expresiones nos permiten generalizar, no el papel de los representantes políticos del poder económico, que ya es de sobra conocido, sino su “actuación”, esto es, el colorido del que tiñe cada quien su labor. Dina Boluarte encarna la versión malévola y caricaturesca del gobierno del poder. Ha cumplido su función de mantener los negocios de la burguesía, pero lo ha hecho cobrando sus servicios de forma ridícula y desvergonzada: uso público de rolex y de joyas, evidenciando la vaciedad de sus objetivos personales y sociales; cirugía estética, por demás asunto privado convertido en público, que muestra su exacerbado individualismo; aumento de su sueldo, etc. Pero también, demostrando su falta de escrúpulos para ordenar asesinar y después encubrir a los asesinos y a ella misma, con el afán de sostenerse en el gobierno del poder y así hacerse acreedora de los beneficios por los servicios prestados a la burguesía.

Señala que le ha tocado enfrentar el “flagelo” de la delincuencia, cuando es mas bien en su gobierno, y con su activa participación, que se ha dado un conjunto de normas que benefician a los delincuentes. Así, tratando de evitar que, en lo inmediato, y cuando deje la presidencia, sea afectada por la justicia, ha gestado la protección de todo tipo de delincuente.

Cita frases que le atribuye a Pedro Castillo, que son parecidas a las lanzadas por Rafael López Aliaga, uno de sus aliados. Así, ha dicho de la propuesta política de Pedro Castillo, que ella patrocinó, que era

UN PROYECTO POLÍTICO QUE CONDUCÍA AL PERÚ A UNA POLARIZACIÓN INSANA, A UN ENFRENTAMIENTO FRATRICIDA, A LA DESTRUCCIÓN DEL PERÚ Y QUE LLAMABA A LA VIOLENCIA BAJO UN LEMA QUE SE PUSO EN PRÁCTICA: “AHORA SÍ, GUERRA CIVIL” Y QUE “EN EL PERÚ DEBEN CORRER RÍOS DE SANGRE.”

Es curioso que lo que denuncia (“Ahora sí, guerra civil” y que “en el Perú deben correr ríos de sangre”) es precisamente lo que ella hizo.

Se atribuye como un gran logro el haber respetado los derechos humanos; haber vencido a la violencia, pues esta, según dice, trae más violencia y destrucción; el haber evitado la formación de colas para conseguir alimentos, entre otras “grandes obras” que en su afiebrada visión pretende hacernos creer. Pareciera que para elaborar su discurso hubiera tomado fragmentos de los resultados de los gobiernos anteriores, como el de Alan García en su primer gobierno, o como el de Alberto Fujimori, o el de Alejandro Toledo. Es como si hubiera enfrentado en su gobierno los males provocados por los mismos gobiernos de derecha cuyos representantes hoy la apoyan desde el Congreso.

El discurso de Dina Boluarte ha sido una representación teatral, burda por supuesto, en el intento de presentarse como una destacada estadista, para evitar que se le vea tal como es: una vulgar y siniestra defensora de la explotación y del crimen, una digna representante de la burguesía, de los grupos económicos de poder.

El avance de la delincuencia en la forma que hoy se da es un fenómeno que se ha extendido por muchos países. La delincuencia se ha organizado y está implementando métodos nuevos. No son delincuentes aislados, sino bandas y grupos mafiosos. Estos grupos progresan al amparo de los representantes del poder político. Así, el “robo” legal de la burguesía queda oculto tras el robo ilegal de la delincuencia actual. Ambos grupos persiguen lo mismo: la ganancia máxima. En consecuencia, en el rol de Presidente de la República, Dina Boluarte hace lo que está obligada a hacer: promover la delincuencia con medidas legales.

Como es natural, los representantes políticos de la burguesía aspiran a recibir lo que les corresponde por proteger la delincuencia, es decir, el orden burgués, lo que se confirma cuando constantemente saltan por todos lados los actos de corrupción.

Para resaltar aun más su papel y distanciar su gestión de la mediocridad que todos vemos, contrasta la situación actual con una alucinada descripción de lo que nuestro país hubiera sido si ella no tomaba las riendas de nuestra nación, afirmando que nos hubiéramos convertido “EN UN PAÍS FALLIDO, ES DECIR, UN PARIA INTERNACIONAL”.

Menudo trabajo el de nuestra Presidente, pues lleva a cabo toda esta labor en medio de los asesinatos, del caso rolex, del abandono de su cargo para una cirugía estética, del abandono del país, de su aumento de sueldo, de las leyes para proteger a los delincuentes, etc.

Manifiesta que entre la disyuntiva de hacer publicidad estatal o beneficiar a los pobres, optó por esto último. Esta escandalosa mentira es parte de lo que un gobierno usurpador necesita para sostenerse en el cargo y cumplir la función de títere que le ha asignado el poder real. Su reciente aumento de sueldo; los constantes bonos a los congresistas; las opíparas comidas de las que ella y sus allegados disfrutan; su afirmación de que los pobres pueden comer con diez soles; sus viajes al exterior que son de placer, puesto que no ha conseguido nada con ellos, etc., ¿Serán estos acaso los recursos a los que se refiere que destina para favorecer precisamente a los pobres? ¿Será que cree que, gastando más, aunque sea en sí misma y en los suyos, puede entenderse como que hace más obra? Salvo que ella misma se considere pobre y en consecuencia todo lo que disfruta no sea otra cosa que ayuda a los pobres.

“EN ESAS CIRCUNSTANCIAS, TAMBIÉN TUVIMOS QUE TOMAR UNA DECISIÓN SOBRE SI DESTINÁBAMOS RECURSOS MILLONARIOS EN PUBLICIDAD ESTATAL O LOS INVERTÍAMOS EN EL APOYO A LOS PERUANOS QUE PADECEN POBREZA Y POBREZA EXTREMA. OTRA VEZ ELEGÍ APOYAR A NUESTROS COMPATRIOTAS Y HEMOS ASUMIDO LAS CONSECUENCIAS QUE HOY TODOS CONOCEN. HEMOS PAGADO LAS CONSECUENCIAS DE ESTA DECISIÓN PATRIÓTICA”.

Nos habla de lo que ha realizado. Sin embargo, después de tantas mentiras, podemos deducir inmediatamente que todo lo demás de su discurso está plagado de mentiras. Por ejemplo, cuando habla de lo realizado en seguridad ciudadana; o cuando se refiere a la protección de los niños y niñas, etc., después de mantener a Norman Quero como ministro de educación, quien dijera que era una practica cultural la violación de niñas en zonas de selva.

Citemos, para muestra, además de lo ya mencionado, solo un dato para exponer como adultera el verdadero sentido de los hechos. La proyección de crecimiento del PBI para este año era de 4%, sin embargo, el actual ministro de Economía y Finanzas, Raúl Pérez-Reyes, reconoció que el crecimiento será menor, entre un 3,1 y 3,5%. Este hecho, el menor crecimiento del PBI, la Presidente lo presenta en su discurso como un gran logro.

Es necesario indicar que el personaje Dina Boluarte, no es más que un individuo que en su persona simboliza el poder económico y político. Es la representación del capitalismo en el Perú. Y, como cualquier individuo, es vulnerable. Nada puede contra las decenas de millones de seres humanos que habitan nuestro país; y, si a pesar de esto logra controlar nuestro destino, se debe a la actual organización del Estado capitalista, cuya función es someter a las clases trabajadoras a la explotación capitalista. Por esto, si ella cae, o si termina su mandato, las cosas cambiarán poco. Seguirá la explotación, la delincuencia, la corrupción, el desempleo, etc. Son las relaciones sociales de producción capitalistas amparadas por el Estado las que hay que cambiar. Y esto solo lo puede hacer el pueblo organizado, esto es, las clases trabajadoras conscientes de su papel.

Para evitar que las clases trabajadores tomen conciencia de la necesidad de organizarse para cambiar las relaciones sociales de producción y con ellas transformar el Estado en el poder del pueblo, la burguesía nos pone cada cinco años un fantoche. Así, mientras el pueblo se enfrenta al fantoche, la burguesía continúa sometiendo a las clases trabajadoras.

Para resumir el contenido del mensaje presidencial de Dina Boluarte, no encontramos mejor forma de hacerlo que transcribiendo lo siguiente

“Cuanto ruido hace rodando el tonel vacío mientras el lleno rueda suavemente”.2

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(1) Paráfrasis de una frase de Carlos Marx acerca de la crítica a las opiniones “del ciudadano Weston”, en su Conferencia “Salario, precio y ganancia”, donde dice: “La conferencia que nos ha dado el ciudadano Weston podría haberse comprimido hasta caber en una cáscara de nuez”.

(2) De una fábula de Krilov.


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