En Defensa
de la Definición Filosófica Leninista de Materia1
P. Kopnin
En
los últimos años, se ha discutido en la literatura la cuestión de la definición
filosófica de materia. Algunos autores intentan dar fundamento a la
insuficiencia de la definición de materia existente, dada por V. I. Lenin en el
libro Materialismo y empiriocriticismo, y construyen otra nueva, la cual
supuestamente va más allá. ¿Cuáles son los argumentos para esto?
Junto con los argumentos ya esgrimidos
por los majistas de que en el marxismo la definición de materia se da al
oponerla a la conciencia, se presentan otros argumentos que supuestamente
justifican la necesidad, si no de reemplazar la definición leninista de
materia, al menos de complementarla. Ya en 1955, la revista polaca “Myśl
Filozoficzne” (n.° 2(16)) expuso el punto de vista según el cual la definición
dada por V. I. Lenin es insuficiente para combatir diferentes variantes del idealismo
objetivo, en particular, el tomismo y neotomismo, que reconocen la existencia
de una fuente objetiva de las sensaciones. La filosofa polaca Elena Eiliptein2
afirma que en el marxismo aun no existe una definición satisfactoria de materia,
que tendría un carácter ontológico, es decir, expresaría las propiedades
generales de todos los cuerpos materiales, cuyo conocimiento la filosofía lo
toma de la física. Por la senda de alcanzar una definición tal, se encuentra la
revelación de la relación de la materia con el movimiento, el espacio, el
tiempo, es decir, la definición de materia como algo extendido que se
desarrolla naturalmente en el tiempo.
En la literatura soviética también se
pueden encontrar intentos de incluir algunas características ontológicas en la definición
leninista de materia y, por lo tanto, de ampliarla. Por ejemplo, V. P.
Tugarinov distingue dos aspectos en el concepto de materia: el ontológico y el
gnoseológico. El primero supone que la materia aparece como una definición interna
de la naturaleza, de su esencia, que actúa como un conjunto de cuerpos,
sustancias, etc.”3, que une lo realmente común que “existe en todas
las cosas, objetos”4, aparece como substancia, como “portador de
movimiento y cambio”5. Todos estos momentos, que caracterizan la
materia desde el punto de vista ontológico, quedan fuera del problema
fundamental de la filosofía.
Algunos filósofos soviéticos también
intentaron complementar y ampliar la definición de materia de Lenin con momentos
ontológicos. Así, A. N. Petrusenko considera necesario incluir una
característica más en la definición de materia: la materia es capaz de producir
una acción. En su opinión, esto hará que el concepto filosófico de materia sea más
viable en la física moderna.
Detengámonos en estos argumentos con
más detalle. Tratemos de responder las siguientes preguntas: 1) ¿la definición
leninista necesita algún tipo de adición ontológica?, 2) ¿dichas adiciones
significan un avance real del pensamiento filosófico en la doctrina sobre la
materia? y 3) ¿qué lugar ocupa la definición de materia en el sistema de
conocimiento filosófico sobre ella?
Habitualmente se considera la
definición leninista de materia (“la materia es una categoría filosófica que
sirve para designar la realidad objetiva, que es dada al hombre en sus
sensaciones, que es copiada, fotografiada, reflejada por nuestras sensaciones,
existiendo independientemente de ellas”6) como una definición
gnoseológica. Además, por ello se entiende que caracteriza el concepto de
materia solo como un peldaño en el proceso de nuestro conocimiento y no dice
nada sobre la materia en sí misma como tal. Sobre esta base, surge en algunos
autores el afán por complementar dicho concepto con elementos ontológicos. La
definición leninista se presenta como gnoseológica y, por ello, se intenta
construir una definición ontológica paralela.
Pero, en realidad, la definición de
materia dada por Lenin tiene un amplio sentido filosófico (ni siquiera supone
una unidad de los aspectos gnoseológicos y ontológicos, como algunos imaginan),
cancelando la división de la filosofía en ontología y gnoseología. Por lo demás,
los conceptos de ontología y gnoseología en su oposición son inaplicables para la
filosofía marxista y su concepto de materia. El intento de construir algún tipo
de definición concretamente ontológica de materia, correspondiente a la filosofía
científica moderna, y de oponerla a otra definición (una gnoseológica) es estéril
desde la misma base. En el marxismo solo puede haber un concepto de materia, el
cual tiene un contenido objetivo y que, en consecuencia, actúa como un peldaño en
el conocimiento de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento humano. El contenido
objetivo del concepto de materia se revela mediante la solución del problema
fundamental de la filosofía y es imposible establecerlo de otra forma. El rasgo
más importante de la materia (ser una realidad objetiva, existir independientemente
de la conciencia humana, ser la fuente de nuestras sensaciones) caracteriza a
la materia desde el lado de su ser y al mismo tiempo del conocimiento. Ningún
otro contenido ontológico o más precisamente objetivo7 puede incluirse
en el concepto de materia.
La complementación y ampliación del
concepto de materia en el llamado plan ontológico puede ir en dos direcciones.
Por un lado, es posible introducir ciertas características físicas, datos de la
física moderna sobre la estructura, propiedades y formas de materia. Pero aquí
surgen dos preguntas: 1) ¿por qué solo los datos de la física? y 2) ¿supone
esto un avance del pensamiento filosófico en la definición de materia? Por supuesto
que la física tiene un lugar importante en el estudio de la estructura y
propiedades de la materia pero la materia, sus formas específicas y estructura
son estudiadas por otras ciencias naturales y no solo naturales. Las diferentes
ciencias realizan su contribución al estudio de la materia, que se caracteriza
por una variedad de propiedades y manifestaciones. Por ello, si introducimos en
el concepto de materia sus características concretas entonces serán no solo físicas
sino también químicas, biológicas, cibernéticas e incluso sociológicas.
¿Y en ese caso que se obtiene? En
lugar del concepto filosófico de materia, tendremos datos resumidos de varias
ciencias sobre la estructura, propiedades y formas de materia. La filosofía y
su concepto de materia se disolverán en los datos de las ciencias concretas. El
desarrollo del concepto filosófico de materia en los últimos cien años fue
exactamente en la dirección opuesta: la filosofía separó su concepto de materia
de la doctrina de las ciencias naturales sobre la estructura y variedades de
materia para, por un lado, dar espacio a las ciencias naturales, para no
vincularlas con construcciones especulativas de filosofía de la naturaleza, y,
por otro lado, para definir la premisa inicial de la cosmovisión científica materialista
con un concepto filosófico riguroso e inequívoco de materia, para dar a las
ciencias naturales mismas una dirección científica en la doctrina de la materia
que corta con las especulaciones idealistas y de la filosofía de la naturaleza.
Y esto fue bien demostrado por V. I. Lenin hace más de 50 años, cuando
escribió: “Si se quiere plantear la cuestión desde el único punto de vista
justo, es decir, desde el punto de vista materialista dialéctico, hay que
preguntarse: los electrones, el éter, etcétera, ¿existen fuera de la
conciencia humana, como una realidad objetiva, o no? A esta pregunta los
naturalistas, también sin vacilaciones, deberán contestar y contestan siempre sí,
de la misma manera que admiten sin vacilaciones la existencia de la naturaleza
anteriormente al hombre y a la materia orgánica. La cuestión queda así resuelta
a favor del materialismo... Pero el materialismo dialectico insiste sobre el carácter
aproximado, relativo, de toda tesis científica acerca de la estructura de la
materia y de sus propiedades; insiste sobre la ausencia de líneas absolutas de
demarcación en la naturaleza, sobre la transformación de la materia en movimiento
de un estado en otro...”8
El desarrollo constante de la ciencia,
en particular de la física, la aparición de sus nuevas ramas, como la física de
partículas elementales y campos, confirmó por completo la validez de la posición
leninista de la separación del concepto filosófico de materia y los datos de
las ciencias naturales sobre su estructura y formas. El planteamiento leninista
de la cuestión impide toda clase de sueños y especulaciones de la filosofía de la
naturaleza: la doctrina de la materia se traduce en una concepción puramente científica
ya sea filosófica, asociada con una solución materialista al problema
fundamental, o de ciencias naturales, desarrollándose a lo largo del camino del
descubrimiento de nuevas propiedades y formas de la materia.
Esta formulación excluye el
surgimiento de una situación en la que los datos más recientes de las ciencias
naturales, en particular de la física, entrasen en conflicto con la dialéctica materialista.
Una situación de ese tipo tuvo lugar en la historia de la filosofía y la
ciencia cuando el concepto de materia no se asoció con una solución
materialista al problema fundamental de la filosofía sino con conceptos
específicos de las ciencias naturales (este fue el caso del materialismo
metafísico). “La admisión de elementos inmutables cualesquiera, de la “inmutable
esencia de las cosas”, etc., no es materialismo: es un materialismo metafísico,
es decir, antidialéctico.”9
Por este camino están impulsando
nuestra filosofía los partidarios de la ampliación y complementación de la definición
leninista de materia, por el camino de reconocer algunos elementos inmutables, “la
esencia inmutable de las cosas”, a cuenta de la inclusión de momentos
ontológicos. Esto solo puede conducir a la metafísica y de este modo, ciertamente,
el concepto filosófico de materia puede entrar en conflicto con los datos de
las ciencias naturales.
Así, los intentos de complementar y
ampliar la definición leninista de materia incluyendo en ella los denominados momentos
ontológicos conducen a la metafísica, a construcciones especulativas del tipo
de la filosofía de la naturaleza, ocultando la posibilidad de empujar tarde o temprano
a la filosofía hacia un conflicto con las ciencias naturales, o hacia la
confusión del concepto filosófico de materia con los datos de las ciencias
naturales sobre la estructura de la materia, sus propiedades y formas. De cualquier
forma esto significa un paso hacia atrás en filosofía, su retroceso hacia el
materialismo metafísico e incluso más allá, a las posiciones inmaduras, en
ciencias naturales y en filosofía, de las representaciones de la materia de los
antiguos (de Heráclito, Demócrito y Aristóteles).
Por otro lado, algunos partidarios de
la ampliación del concepto filosófico de materia proponen no asociar la materia
con ninguna teoría especifica de las ciencias naturales sobre su estructura y
propiedades sino incluir en este concepto características filosóficas en lugar
de físicas, tales como la conexión de la materia con el movimiento, el espacio,
el tiempo, etc. ¿Cómo se deben de tomar estas propuestas?
Aquí, en primer lugar, es necesario
comprender la esencia, el significado y el lugar de las definiciones en ciencia
en general y en las categorías filosóficas en particular.
Como es sabido, la definición de
conceptos es importante en ciencia pero tiene una importancia limitada. Las
definiciones son necesarias como una expresión resumida de la esencia de tal o
cual fenómeno. F. Engels escribió sobre la definición de vida: “Nuestra
definición de la vida es, naturalmente, muy insuficiente, pues lejos de incluir
todas las manifestaciones de la vida tiene que limitarse a las más generales y
sencillas. Todas las definiciones son de escaso valor científico. Para saber de
un modo verdaderamente completo qué es la vida, tendríamos que recorrer todas
sus formas de manifestación, desde la más baja hasta la más alta. Pero, desde
un punto de vista operativo, esas definiciones son muy cómodas y a veces imprescindibles;
tampoco pueden perjudicar mientras no se olviden sus inevitables deficiencias.”10
Ninguna definición de materia puede
reemplazar todo el sistema de conocimientos sobre ella, es imposible incluir en
el concepto y su comprensión todos los rasgos de un objeto, incluso los
esenciales. V. I. Lenin en su obra “La cuestión agraria y los críticos de Marx”
condenó duramente al sociólogo Hertz, el cual llevó a cabo un intento absurdo “de
incluir en un concepto general todos los rasgos particulares de los fenómenos
individuales...”11
La definición leninista de materia es
el punto de partida en la doctrina sobre la materia tanto para las ciencias
naturales como para la filosofía. Uno no puede detenerse en ella y convertirla
en el resultado final. Las ciencias naturales, a partir de sí mismas,
exteriorizan diversas formas y tipos de materia en movimiento, así como la
variedad de sus propiedades y manifestaciones. El materialismo dialectico, con
base en dicha definición, despliega todo un sistema de categorías suyas en el
que se profundiza, complementa y desarrolla el concepto de materia (dado en la
definición inicial). En definitiva, todo el sistema de categorías del materialismo
dialectico constituye una doctrina sobre la materia en su relación con la
conciencia.
El movimiento de la definición inicial
y de partida de materia hacia otras categorías (tales como movimiento, espacio,
tiempo, relación, interacción, causa y efecto, reflejo, desarrollo,
contradicciones, etc.) es un ejemplo típico del ascenso de lo abstracto a lo
concreto en el pensamiento.
La formación del concepto filosófico
de materia y su definición ponen fin a una determinada fase en la doctrina filosófica
de la materia al haber liberado el concepto de materia de su conexión con
ciertas formas concretas sensibles de la misma. La materia paso a ser una
abstracción. “La materia en cuanto tal escribió ─ F. Engels─ es una pura creación del pensamiento,
una abstracción. Cuando resumimos las cosas, como dotadas de existencia
corpórea, bajo el nombre de materia, prescindimos de las diferencias cualitativas
entre ellas. La materia como tal, a diferencia de las materias determinadas,
existentes, no es, pues, algo dotado de existencia sensible.”12 Pero
la filosofía no puede detenerse en esta abstracción: hace de esta su punto de
partida, una célula para el ascenso de lo abstracto a lo concreto en el pensamiento,
la enriquece y desarrolla con nuevas categorías tales como el movimiento, el
espacio, el tiempo, la causalidad, la relación, etc. Estas categorías son una
prolongación de la abstracción primordial de la materia y su desarrollo.
En consecuencia, la doctrina del
materialismo dialectico sobre la materia no se limita a su definición
primordial sino que se trata de un sistema de categorías completo y que se
despliega sucesivamente. Con la propuesta de incluir en la definición de materia
momentos tales como su movimiento en el espacio y el tiempo, etc.,
reemplazaríamos todo el sistema del materialismo dialectico con una definición
y transformaríamos la definición en una doctrina exhaustiva de la materia, lo
cual es contrario al espíritu de la ciencia, a sus tareas y la finalidad de las
definiciones en ella.
La clarificación del lugar del
concepto filosófico de materia en el sistema del materialismo dialectico y en
el conocimiento científico moderno en general también es importante para la correcta
comprensión de la esencia de la unión de la filosofía marxista con las ciencias
naturales y de las formas del posterior fortalecimiento de dicha unión.
Superando los errores cometidos
anteriormente, es necesario ahora determinar con precisión el lugar tanto del
filósofo como del científico de ciencias naturales en el desarrollo ulterior de
la unión del materialismo dialectico con las ciencias naturales modernas.
Desde la tribuna de nuestra
conferencia resonaron clamores y quejas. Algunos filósofos, confundidos en el
concepto filosófico de materia, pidieron ayuda a los físicos. Los físicos ya se
han lamentado de que a menudo los filósofos llegan en su ayuda cuando ellos ya
se orientaron en las complejas cuestiones filosóficas de su ciencia.
Sin duda la física y sus datos pueden
ayudar a la filosofía a resolver los problemas a los que se enfrenta del mismo
modo que, a la inversa, la filosofía marxista-leninista sirve como instrumento
de conocimiento en todos los campos de la ciencia, incluida la física. Pero al
mismo tiempo hay que tener siempre presente un hecho: la física no está llamada
a resolver las tareas de la filosofía y la filosofía no está llamada a resolver
los problemas de la física.
Cuando V. I. Lenin analizó la esencia
de la revolución en la física y la crisis que surgió a partir de ella no se
propuso resolver ningún problema de física relativo a la teoría de la física
sobre la estructura y propiedades de la materia. Escribió: “De suyo se
comprende que, al examinar la cuestión de las relaciones de una escuela de los
novísimos físicos con el renacimiento del idealismo filosófico, estamos lejos
de la idea de tocar las doctrinas especiales de la física. Nos interesan exclusivamente
las conclusiones gnoseológicas sacadas de ciertas tesis determinadas y de
descubrimientos generalmente conocidos.”13
Al analizar los datos de la física, V.
I. Lenin desarrolló aun más la filosofía, en particular, planteó la cuestión de
la necesidad de distinguir clara y rigurosamente entre el concepto filosófico
de materia y los datos de las ciencias naturales sobre sus propiedades,
estructura y formas. Lenin no se ocupó de la solución de problemas concretos de
la física aunque su trabajo tuvo gran importancia para el desarrollo posterior
de la física. Este es un modelo y ejemplo de una genuina unión de la filosofía
del materialismo dialéctico con las ciencias naturales.
Para que los datos de la física ayuden
al filósofo este debe ser capaz de plantear y resolver problemas filosóficos,
debe comprender el objeto y las tareas de la filosofía como ciencia. Y viceversa,
solo entonces el materialismo dialectico interviene para la física como una
herramienta en la resolución de problemas de física, cuando tiene conocimientos
concretos para su solución. Presentar el asunto de tal manera que la física
pueda reemplazar a la filosofía y resolver los problemas filosóficos ella
misma, así como que a partir del mero conocimiento del materialismo dialectico
sea posible resolver todas las dificultades que surgen en la física, es
distorsionar el verdadero contenido y significado de la unión del materialismo
dialectico con las ciencias naturales modernas.
¿Por qué he de plantear que resuelvo
los problemas filosóficos de la física moderna? ¿Qué propósito, en particular,
puede perseguir una conferencia sobre cuestiones filosóficas de la física de partículas
elementales y campos? Por supuesto, uno no debería pensar que el ocuparse de
los problemas filosóficos de la física libera a los físicos de resolver
problemas físicos y a los filósofos de los filosóficos. De ser así, sería
correcto entonces creer que los problemas filosóficos de la física son un refugio
conveniente para aquellos físicos que ya no pueden trabajar en áreas específicas
de la física, así como para aquellos filósofos que ya no pueden trabajar en
realidad de manera provechosa en filosofía. Pero esto no es así. Hay que considerar
que los físicos toman parte activa en la discusión de problemas filosóficos de
la física de partículas elementales y campos persiguiendo sus objetivos
concretos, esto es, la creación de una teoría de partículas elementales y
campos que aún no ha sido formulada de modo definitivo. Muchas dificultades en
su desarrollo están asociadas con la solución de problemas filosóficos y, por
ello, para crear una teoría de partículas elementales y campos es necesario
analizar algunos de los problemas filosóficos que surgen en relación con los nuevos
descubrimientos en la esfera de las partículas elementales. No es un amor
abstracto por la filosofía lo que lleva a los físicos a involucrarse en los
problemas filosóficos de su ciencia (de forma subjetiva a veces se oponen a la filosofía)
sino que la dura necesidad y el propio desarrollo de la física en las
condiciones modernas obligan a plantear problemas gnoseológicos, cuya falta de solución
imposibilita el avance en su ciencia.
Los representantes de la ciencia
filosófica no vinieron a la conferencia, por supuesto, para resolver la tarea
para los físicos y presentar su teoría de partículas elementales y campos. No,
los filósofos no deberían construir tales fantasías. Analizan los problemas
filosóficos de la física para los fines de su ciencia, la generalización de los
datos más recientes de la física de partículas elementales y campos sirve como
fuente de desarrollo y concretización de categorías filosóficas.
De este modo, la unión del
materialismo dialectico y las ciencias naturales modernas presupone que cada
una de las partes tiene su propio objeto y sus propias tareas, así como desempeña
una determinada función en el desarrollo del conocimiento. Tienen un campo común
que son los problemas filosóficos de una esfera particular del conocimiento científico
y, al entrar en él, cada una de las partes persigue sus propios fines: para una
es el desarrollo de la filosofía y para la otra es el movimiento en el ámbito
de las disciplinas concretas científicas. Sin embargo, resolviendo cada una de
las partes su tarea ayudara a su aliado. Las ciencias naturales empujan a la filosofía
a resolver ciertos problemas, los datos de las ciencias naturales sirven como
material efectivo necesario para nuevas conclusiones filosóficas. Por otro
lado, el método dialectico materialista, en continua mejora, guía al
conocimiento de las ciencias naturales hacia el logro de nuevos resultados, el descubrimiento
de nuevos hechos y leyes de la naturaleza. En la lucha contra el enemigo común
(la cosmovisión burguesa) las ciencias naturales se apoyan en su aliado, en la filosofía
del materialismo dialectico, en sus leyes y categorías, así como la misma filosofía
utiliza los hechos y leyes de las ciencias naturales para refutar concepciones
idealistas. Por ejemplo, V. I. Lenin en su libro “Materialismo y
empiriocriticismo” hace referencia de forma constante a los datos de diversas
ciencias naturales (de la física, la biología y la fisiología) para refutar concepciones
majistas como la coordinación de principio, la teoría de elementos del mundo,
etc.
Naturalmente, son posibles los errores
individuales tanto por parte de los filósofos en la evaluación de algunos
hechos y leyes de las ciencias naturales como por parte de los representantes
de las ciencias naturales en el entendimiento de algunas construcciones
filosóficas de moda. Nadie tiene garantizado el no cometer errores en su propia
ciencia y no únicamente las contiguas. Lo principal para fortalecer la unión de
la filosofía y las ciencias naturales es no inflar estos errores, no
involucrarse en acusaciones mutuas sino trabajar persistentemente en el frente
común de la ciencia, analizar problemas filosóficos complejos de las ciencias
concretas para el desarrollo tanto de la filosofía como de las ciencias
naturales y, en última instancia, en beneficio del desarrollo de la sociedad
por la vía del comunismo.
_____________
(1)
P. V. Kopnin, Dialectica, logica y ciencia, Nauka, Moscú, 1973, pp. 347-
355. [Копнин, П.В., Диалектика, логика, наука, М.: Наука, 1973, стр.
347-355.]
(2)
Vease: Studia Filozoficzne, 1958, N.o 6(9), pp. 121—151; 1959, N.o 1(10), pp. 100—123.
(3)
V. P. Tugarinov, Correlación de las categorías del materialismo dialéctico,
Leningrado, 1956, p. 48.
(4)
Ibídem.
(5)
Ibíd., p. 49.
(6)
V. I. Lenin, Obras completas, t.8, p. 131.
(7)
La ontología puede ser de otro tipo, no necesariamente materialista. El mismo
ser puede interpretarse tanto de manera materialista como idealista. Fuera del
problema fundamental de la filosofía, el concepto de ser es indefinido, en él
cosas diferentes “están reunidas, y la afirmación común de que todas ellas
son...” (K. Marx y F. Engels, Obras, t. 20, p. 42). además, “el ser es una cuestión abierta a
partir del límite en el que se interrumpe nuestro horizonte” (ibid., p. 43). El ser no es
solo existencia sino existencia exterior e independiente de la conciencia. La
existencia en la conciencia también es existencia pero para el materialismo no
es ser. El concepto de materia como realidad objetiva que existe fuera de la conciencia
es más preciso, concreto y significativo que el concepto de ser. El término “ontológico”
es indefinido, no dice de que tipo de ser estamos hablando: de la existencia en
la conciencia o fuera e independiente de ella.
(8)
V. I. Lenin, Obras completas, t. 18, p. 276.
(9)
Ibídem., pp. 275-276.
(10)
K. Marx y F. Engels, Obras, t. 20, p. 84.
(11)
V. I. Lenin, Obras completas, t. 5, p. 142.
(12)
K. Marx y F. Engels, Obras, t. 20, p. 570.
(13)
V. I. Lenin, Obras completas, t. 18, p. 266.