En celebración del natalicio (27 de mayo) del poeta Jorge
Bacacorzo.
C.H.
Un Poema de Jorge
Bacacorzo
Los Cinco Días
CHICATA
era un obrero
- nombre que suena a largo día
a pan sin molde
a
pantalón calato
a
morador del viento
a
gran guerrero
y
a seguro funeral en estos pobres días-
Chicata
era un obrero como todos
con
su sirena a las seis de la mañana
con
sus sueños debajo de la almohada
y
con su amor debajo y encima de su pecho
Chicata era un obrero como todos
pero además de sus frugales piedras
paciendo al borde de la vida
además de sus orejas y sus ojos
tenía su amistad en una sola cara
y su juramento al pie
del arrebato
(Chicata era un escarabajo
que aprendió a mirar el cielo
hecho con nieves y temblores
y caldeadas asambleas
Chicata era un hombre como todos
los que sencillamente viven
odiando al odio y bienamando
Era un escarabajo ungido de Dios silvestre
entre los martillos sagrados
y las semanas amargas)
Y Chicata así de esta suerte milenario
no sólo tenía su hogar como una ventana
para mirar alegre el domingo
sino también tenía al pueblo
para sentirse vivir acompañado
Por eso en él se fue a vivir
ya muerto
Chicata
bajo la tilde anónima
- de constructor de mundos –
era todo un hombre
es decir era un obrero
con la justicia metida entre las cejas
Por eso aquella tarde de junio
lleno de amor salió a gritar
por los cadáveres que hacía el odio
y él mismo fue hecho cadáver
por ese mismo odio vestido de soldado
Se
han sublevado los estudiantes:
los niños como hombres
los jóvenes como héroes
los estudiantes se han sublevado
contra el torpe inquisidor
contra el que llena de libros sin páginas el día
y vive para atrás
contra el que vive con herrumbre y usa candelabros
en vez de luz solar
Que
se vaya que se vaya
y volverán a ser almácigos de paz
Pero el hombre no se iba no se iba
y apareció la caballada
Que se vaya el torpe inquisidor
que se vaya el torpe general
-los niños y los jóvenes hablan en su nombre
y en el de sus padres perseguidos-
Que se vayan que se vayan
y volverán a ser la tonada cristalina en la ciudad
Pero
los hombres no se iban
no se iban:
su furiosa caballada amenazaba
Todas
las vasijas
Todos los frutos para los estudiantes
Pan caliente de madrugada
buenaventuras y abrazos para los estudiantes
Todos les daban agua
Todos les daban ánimo
Todos les daban algo
y la huelga seguía creciendo en el cerco
y cada amanecer era más enorme:
y el pueblo y la noche alimentaban
Paz
para los estudiantes
luz para los estudiantes
aire para los estudiantes
libertad para los niños y los padres de los niños
libertad para los jóvenes y los padres de los jóvenes
pedían todos
ah pero sólo caballos para lo hermoso
mansalva para la luz
sitio implacable para el rebelde
balas para el altivo
respondían
y el sitio se iba estrangulando
Y
de pronto los sitiadores arremeten
pero resisten los bastiones
y hieren bien las piedras y los palos
Se enfurecen los jinetes
y confundidos con sus caballos
piafando y escupiendo odio
comienzan a matar sillares y árboles
lámparas y aves
cristales y vecindario
y toda cosa medianera
para poder llegar hasta el blanco
Ha
muerto un niño
ha muerto un niño: lo mató la caballada
Venganza: ha muerto un niño
Carabinas contra palos
esbirros contra los niños
caballos contra las manos
(Los
estudiantes rompen el sitio
-ah cómo lo rompen-
pero en vez de voces de victoria
por sus heridos salen dando gritos
y después por el niño muerto
convocan terribles voces)
Ha
muerto un niño
(nadie sabe su nombre
nadie conoce su lugar
De donde vino?
Ha muerto un niño
ha muerto un niño
Con una bala en el cuello
ha muerto un niño
Tenía diez años
y se llamaba Augusto García
Diez años tenía
y ya hablaba como un hombre
Ha muerto Augusto García
Augusto García ha muerto
(Ya todos saben su nombre
ya todos conocen su lugar
todos saben de dónde vino)
Ha
muerto un niño
ha muerto un niño
y en cada puerta la ciudad
sacó su ira
su ternura su mortaja
y duros tambores redoblaron
en las matrices de las madres
y parieron ira y grandes legiones:
toda la ciudad avanzaba
-oh cómo avanzaba-
mientras los sitiadores mataban
Llovía
el plomo
cómo llovía
Al
amanecer
toda la ciudad estaba llena de parapetos
y gemían las campanas de las torres
los corrillos se hacían tumultos
y los tumultos escuadrones
(Las ánimas de Bonifaz y Javier Sánchez
regresaban del tiempo
y en todos se metían)
Todos acudían a defender su sangre
y entre estos de pronto un hombre
oscuro pero clarísimo de hombría
llora al rojo
llora cólera
llora niños
llora padres
y con las manos vacías
con el corazón lleno de luto
con los hombres que acudían a dar pecho
fue a echar furia
y a clamar contra la muerte
pero la bestia no se aplacaba
Y Chicata cayó de golpe
bajo los sables
y su rostro quedó triste y verde
como los membrillos helados
y por su cráneo abollado se deshojaron
sus sesos
y allí mismo en plena calle como brazos
retorcidos de dolor sus mismos sesos
al rojo vivo lo velaron
Ay las manos vacías
el amor
el magnánimo
el ingenuo
el huérfano de acero
ay solamente el huérfano de odio
su viuda
sus propios hijos
ay el doble luto
Jijunas los mulos sabios
Jijunas los mulos verdes
Jijunas los mulos ciegos:
soldados de huacacara
Jijunas de gallinazos:
crespones de los soldados
soldados hijos de yerbamota
Ay
su muerte en el suelo
ay la cólera salida de madre
ay su fecundo nombre
ay su nombre imprecando
Y
corrió su muerte
en fuertes alaridos y aldabones
en grandes cantarillas de pena y de cólera
y hasta las puertas secas se abrieron
bramaron los hombres
y llorando sus mujeres los arreciaron de ira
hasta los niños se volvieron adultos
y todo el pueblo fue una terrible lloclla
una convocatoria de campanadas
y un incesante sacudir de piedras
como a frutos de malignos perales
Y
mientras la recua se retiraba a sus cuevas
el pueblo comenzó a extenderse como un río:
iba a ser dueño de su voz y sus sillares
Oh al atardecer la ciudad iba a volver
a ser arroyo y cielo
Al
atardecer
los traidores se llamaron videntes
entregaron rehenes
se llevaron las armas
se dieron golpes de pecho
y desde sus altos miradores
agitaron banderas de paz
mientras a toda fuerza retornaban los equinos)
Y
perdimos las calles
y se tiñeron de sangre acequias y sillares
Y
durante cinco días luz fueron las lágrimas
templos las trincheras sismos los lamentos y los himnos
Y durante cinco días desde el suelo y desde el aire
los soldados siguieron matando
matando y enterrando
a vivos y a muertos
Y durante cinco días junio se tiñó de rojo
-en las casas luto humeaba-
y en vano se canjearon mujeres y patriarcas
en vano el buen viejo Mostajo
a cambio de todos se ofrecía:
la dura paz a nadie le devolvió la vida:
la tregua sólo volvió a matar
Ay
de los vencidos
ay de los que quedaron vivos con tanta muerte gritando
llorando con tanta ausencia
ay de la paz de los soldados que asesinó a la tregua
ay de la tregua que mató a Villegas
ay de la tregua que mató a Bellido
cuando avanzaban cantando
y llevando en alto sus camisas de paz
Ay de los que murieron sin dejar sus nombres
ay el botín de la victoria
el festejo de la bestia
las cornetas y las órdenes
ay el recuento:
decenas
de muertos reposan
bajo la tierra
de los cuarteles
nubes de gallinazos señalan los cementerios
y el agua roja de los torrentes
Ay
los días llenos de pájaros grises
los deudos abrazando a las sombras
las bestias a mansalva en las esquinas
los cráteres abiertos
los fétidos embudos
la nueva atmósfera de duelo
las campanas quebradas
y el triste redoblar de la ciudad
Ay de su amor insepulto sacudiendo corajes
molles y trigales
montañas y recuerdos
Ay las vértebras altivas preparando el restañido
Ay las mutaciones
ay cuándo junio dará la vuelta en su rueda
para que vuelvan a su hogar los mulos
y a la vida a sus felices eras?
Ay los que murieron
por salir a dar vivas y honras a Chicata
Ay los que aún esperan
la vuelta de Villegas y Bellido
y de todos los combatientes no marcados en sarcófagos
Ay el matecillo con sangre y la retama viuda
ay los amarillos macamamas
-traidores cubiertos con airampo-
Ay el texao negro y la verbena roja
los
burgueses que se creen colorados
los colorados pintados con un solo trapo
Ay el huiro amargo y triste entre las ánimas
Ay
los muertos verdaderos
ay de los vencedores:
-malvados huacacaras
hijos de la yerbamota-
en cada amanecer el clarín
los pondrá al lado de un muerto
un muerto mirará siempre en sus ventanas
y en sus puertas
un muerto reventará las cinchas de sus cabalgaduras
y ajustará las de sus propias cinturas
Ángel terrible a su costado será el cadáver
-ah guerrera paz de la conciencia-
y el pan les sabrá a sangre y a hueso todos los días
todos los días de junio golpearán en su sueño
(negra catedral
campana nona Torre de miedo)
todos los días los muertos y los vivos
arañarán sus almas
Ay
Chicata de sillar y de fábrica
de herramienta y desacato
de corazón de higo
y gran esbozo de héroe:
descansa en paz
porque aquí
en las mesas de a centavo
en las orejas claras y en los ojos
húmedos del pueblo vives
y cada vez que las campanas nos llamen a la piedra
y al doble sol bajo la pólvora
recordaremos tu onomástico en rojas llamaradas
Chicata
-hombre todos los días
y desde junio hermano insólito-
si te recuerdo siempre
a pesar de haberte conocido fúnebre
si te saludo siempre como a un himno colorado
es porque la protesta en Arequipa
desde junio tiene la tremenda cara de un niño
gimiendo entre tu rostro muerto
Chicata:
gran fábrica de amor
hombre de todos los días
y gran hombre en junio
ay hombre y niño muerto
ay junio: pesado catafalco.
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