sábado, 1 de febrero de 2020

Economía

Análisis Filosófico de la Crítica Neoliberal a la Teoría del Valor de Marx y sus Implicancias en el Derecho (*)

Ayrton A. Trelles Castro (1)

Sumario

Introducción. 1. Crítica a la teoría del valor de Marx. 2. Teoría del valor-trabajo de Marx. 3. La reivindicación de la vida y la cultura. – Conclusiones. – Referencias bibliográficas.

Resumen

El objetivo de este escrito es analizar la crítica neoliberal a la teoría del valor-trabajo de Carlos Marx. La hipótesis que se maneja es que tales objeciones son incorrectas; afirmación que se sostiene utilizando como metodología la lectura de las obras de pensadores destacados del siglo XXI en filosofía y economía; dando como resultado la crítica a la crítica neoliberal, la cual confunde valor con precio y economía con crematística por lo que, al criticar la teoría del valor de Marx, comete la falacia del hombre de paja. Se concluye enumerando algunos errores de la crítica neoliberal.

Palabras clave

Teoría del valor, valor-trabajo, escuela neoclásica, Marx, neoliberalismo.

Introducción

En la historia de la economía hay muchas corrientes que se han enfrentado entre sí, apareciendo de cuando en cuando ideas brillantes realizadas por personajes que han dado mucho que hablar. Cada autor ha mostrado preocupación por la sociedad. Si nos fijamos en la historia de la antigua Grecia, por ejemplo, podemos hallar a Aristóteles que se ocupa de la política tanto como de la economía. Con respecto a la economía diferencia entre oikonomía y crematística, la primera tiene que ver con la reproducción de la vida mediante el trabajo y la producción, la segunda con el arte de enriquecerse.

Más adelante, cuando el capitalismo ya se había desarrollado lo suficiente como para identificar sus características, la economía política adquiere matices nuevos, que tratan de describirlo y de descubrir por qué y cómo funciona. A este periodo se le designa con el nombre de escuela clásica de economía, que ya se preveía antes de la aparición de Adam Smith, como bien lo explica Eric Roll (1994: 128) en su famoso libro sobre la historia de las doctrinas económicas.

En este punto, época en la cual la economía ya ha madurado, se abre un nuevo debate que versa sobre lo que es el valor, ese es el tema objeto de reflexión en el presente artículo. En 1844 Marx se ocupa del estudio del corpus de la economía política vigente de su tiempo. Por esos años era un joven pensador influenciado por el sistema hegeliano. El resultado del estudio que emprendió fue unos borradores de su pensamiento a los que se les conoce como Manuscritos: economía y filosofía (1970), en los que efectuaría sus primeras críticas a la economía política de su tiempo.

Posteriormente, la tarea de revisión crítica al pensamiento burgués, hallará la luz en 1867, año en que fue editada su obra El capital, la cual es en sí la cuarta redacción del libro, pues Marx se pasó alrededor de quince años aumentando y corrigiendo su escrito.

En el libro referido, Marx describe la teoría del valor-trabajo, desde su perspectiva y con sus propios conceptos ya pulidos. Después de él, otros pensadores también desarrollaron sus propias interpretaciones del valor; por ejemplo, William Stanley Jevons, Carl Menger y León Walras (Roll: 1994: 341), trinidad conocida con el nombre de: teóricos de la utilidad marginal.

Actualmente, académicos tales como Juan Ramón Ralló, Jesús Huera de Soto o Martín Krause, fundamentan la crítica a Marx, y de paso al marxismo, en la teoría marginal del valor. En ese sentido, ¿es correcta la crítica a la teoría del valor-trabajo marxiana?

Pensamos que tal crítica es incorrecta. La teoría del valor-trabajo de Marx, como el mismo autor dice, es difícil de comprender, sumado a esto, pareciera que para muchos académicos más pesa el prejuicio que la investigación, si bien el primer capítulo de El capital es complicado de entender, no es imposible si se desea ser puntuales o, en el mejor de los casos, rigurosos.

En la primera parte se describirá la interpretación y la crítica neoliberal a la teoría del valor de Marx, en la segunda parte se abordará la teoría del valor trabajo en El capital, en la tercera parte reflexionaremos sobre los alcances de la teoría del valor de Marx y por qué es necesario tomarla en cuenta, finalmente se enumerarán las conclusiones.

  1. Crítica a la teoría del valor de Marx

Carlos Marx (1818-1883) fue un filósofo alemán de copiosa producción, su libro más conocido es El capital. En este texto expuso la teoría del valor-trabajo, cuya forma embrionaria se encuentra en su libro Contribución a la crítica de la economía política y las reflexiones-borrador llamadas Grundrisse.

La teoría del valor no es propia del pensador de Tréveris, los economistas de la escuela clásica, como Adam Smith y David Ricardo ya la habían elaborado. Posteriormente a Marx, pensadores como Carl Menger, William Stanley Jevons, León Walras y Alfred Marshal postularon sus propias teorías del valor, que pasarán a conocerse como las del valor subjetivo.

La nueva forma de entender el valor nace como respuesta a los problemas que planteaba la primera teoría, sobre todo en referencia al precio, que ya no era posible explicarse solamente a partir de la oferta y la demanda (Roll, 2010: 339), introduciéndose así el concepto de utilidad marginal (336), que fue posible elaborarse gracias a la contribución puesta poco a poco por los autores ya mencionados y que tiene como pionero a Herann Heinrich Gossen. En ese sentido “[las] escuelas de la utilidad pretenden la validez universal por una razón diferente: porque sostienen que formulan una teoría del valor independiente de todo orden social específico” (340) e, inclusive, de la historia.

Quien continúa la labor de Gossen es Carl Menger (1840-1921) en su libro Principios de economía política, donde expone la teoría marginalista de economía, terminando de modelar lo explicado por su predecesor. En esa obra desarrolla que el valor de una cosa deja de ser medido por el tiempo de trabajo que lleva incorporado, entonces, es necesario considerarse otras maneras de medir el valor, la primera sería de forma subjetiva, pues los individuos son los llamados a realizar esa medición; la segunda forma sería por su utilidad marginal, porque los precios no nacen por la cantidad de trabajo invertido en un objeto, sino por la escasez de su existencia.

La teoría marginalista, que se la considera como superadora de las concepciones económicas de Marx, tiene eco en autores como el liberal Benedetto Croce (1942), que la conoce con el nombre de hedonista, y algunos exponentes famosos de esta teoría, como los inolvidables Wieser y Bönhm-Bawerk, por un lado y a Misses, Hayek y Friedman, secundando por otro lado. La divulgación en Iberoamérica de la utilidad marginal va de la mano de personajes como Jesús Huerta de Soto, Martín Krause y Juan Ramón Rallo, que hoy por hoy difunden el pensamiento de sus maestros a través de sus escritos en internet o por vídeos en YouTube. En ese sentido, el papel de la teoría marginalista es el de ser liquidacionista de la obra de Marx y el marxismo, según lo hacen ver; esa crítica comienza por la teoría del valor-trabajo y finaliza por la teoría de la explotación.

Jesús Huerta de Soto en un escrito titulado “La corriente Marxista y la reacción Neo-Ricardiana” (2019), considerando la crítica de Böhm-Bawerk y Misses, nos explica que Marx se equivoca pues a) los bienes económicos no siempre son producto del trabajo, b) los bienes con la misma cantidad de trabajo incorporado pueden tener valores distintos, el valor de los bienes es algo subjetivo, c) la teoría del valor de Marx no explica de dónde sale el valor pues utiliza un razonamiento circular que impide ver el origen de éste y d) la teoría marxiana desconoce la categoría lógica del valor temporal, por la cual los bienes presentes tiene más valor que los bienes futuros.

En su libro Socialismo. Cálculo económico y función empresarial (2005), publicado cuando la Unión Soviética estaba desmembrada, menciona que el análisis de Marx “es ante todo una teoría del desequilibrio” (182), aunque el autor de El capital acepta que el mercado es algo espontáneo e indeterminado –punto con el que concuerda Huerta de Soto– es un error criticarlo, sí, como Marx, se parte de algo que no existe, en este caso el socialismo, modelo que es determinado, de tipo centralizado y coactivo (183). Sumado a esto:

[…] su teoría del valor trabajo no es sino la consecuencia de considerar que la información o conocimiento es algo objetivo e inequívocamente discernible desde el punto de vista de un observador exterior. Nosotros, por el contrario, sabemos que el valor no es sino una idea o información de tipo subjetivo, disperso e inarticulable, es decir, una apreciación o proyección de la mente humana sobre las cosas o medios económicos, psicológicamente tanto más intensa conforme el actor crea subjetivamente más útil le serán dichos medios para alcanzar los fines perseguidos (184).

Martin Krause también desarrolla sus argumentos en contra de la teoría del valor-trabajo en: “Böhm-Bawerk critica a Marx y la teoría del valor-trabajo, y discute la idea de que los costos determinan los precios” (2014). Según la crítica realizada por Krause, el pensador alemán, en su teoría, expone que un objeto no tiene valor por sí mismo, es decir, que el valor de una mercancía se mide por el tiempo de trabajo necesario para su producción; para refutar esa teoría, Krause toma como ejemplo a una mina de petróleo, la cual tiene valor por ser tal, nos explica, y no por el tiempo que se invirtió en trabajarla.

Conocemos que el petróleo es una mercancía muy necesaria e indispensable para las industrias y personas, por ese motivo Krause quiere hacer notar que el valor de la mina – supóngase que cueste billones de dólares– corresponde a que vale así por ser una mina, en primer lugar y en segundo lugar porque la utilidad del petróleo es alta y al mismo tiempo, este commodity es difícil de obtener, entonces por la dificultad de tenerlo más lo difícil de hallarlo, es que tiene utilidad marginal, por lo tanto cuesta mucho.

Finalmente, Juan Ramón Rallo en su esfuerzo de homenajear a Marx en la celebración del bicentenario de su nacimiento (1818-2018), contribuye a la crítica en su escrito “Los 10 errores básicos de la teoría económica de Marx (I)” y II (2018). Los errores de Marx son creer que una mercancía tiene el mismo valor de cambio (precio) que la otra porque comparten semejantes horas de trabajo incorporadas en ellas (trabajo socialmente necesario) y, también, pensar que el trabajo y la naturaleza son los únicos factores que crean valor.

El economista español advierte que no se puede medir el precio de las mercancías por el tiempo que se empleó en producirlas, porque, de esta manera, no estaríamos considerando los grados de utilidad que poseen los objetos (las mercancías), pues el tiempo de trabajo de una cosa útil no es comparable con el tiempo de trabajo de algo menos útil.

Para el intelectual en mención, en la sociedad la utilidad marginal es la que manda sobre el tiempo de trabajo, el cual es insuficiente para explicar por qué las innovaciones tecnológicas que crean riquezas no generan valor, es decir, Rallo piensa que, para Marx, la tecnología no es capaz de incorporar valor a un bien.

En ese sentido, las ideas del filósofo alemán, sólo tratarían de hacernos pensar que el capitalismo es injusto. Para Rallo la teoría del valor-trabajo, piedra angular del pensamiento marxista, tiene problemas internos que bajo un análisis basado en la realidad no se sostienen, por lo que cualquier lucha política que se desprenda de las ideas de Marx, ya nace defectuosa. Esta conclusión es compartida por los críticos que se han enumerado.

En suma, Marx comete el error de creer que el tiempo de trabajo da valor a las cosas, porque 1) como dice Huerta de Soto, los valores son subjetivos; b) como señala Krause, las cosas valen por sí mismas y c) de acuerdo con Rallo, la utilidad marginal, es decir, la escasez de algo, hace que el precio sea regulado. Cosas que el filósofo alemán, muy influenciado por Ricardo, no considera, y como se señalaba, la escuela neoclásica, la del valor subjetivo, hedonista –como la llamaba Benedetto Croce–, la cual señala que los precios son regulados por la espontaneidad que el mercado ha podido superar.

  1. Teoría del valor-trabajo de Marx

El libro El capital ha sido muchas veces editado, corregido y aumentado para mejor entendimiento o didáctica de los lectores a quienes iba dirigida la traducción, este es el caso de la edición francesa (2) . Es importante señalar que hacer un resumen de la densa explicación de Marx sobre el valor-trabajo implica el riesgo de vulgariza lo que el autor deseaba que se sepa sobre el tema, quitándose así la riqueza verbal y la abstracción a la que llega el “barbado profeta alemán”. Sin embargo, no se puede pensar sin asumir los riesgos que ello supone: pensar es arriesgar.

En el primer capítulo Marx habla sobre la mercancía y el valor, expone el proceso de su transformación hasta convertirse en precio, quedando mencionado lo que el filósofo deseaba dejar en claro respecto al tema, por supuesto, más allá de lo divulgado por la crítica neoliberal.

La dificultad para entender el primer capítulo, es conocida, como lo expresan las palabras de su autor “[a] parte de lo que concierne a la forma-valor, la lectura de este libro no ofrecerá dificultades” (Marx, 1973: 22), pues “es más fácil estudiar el organismo desarrollado que las células que lo componen”(3) (Marx, 2010: 6), puesto que la sociedad capitalista se presenta “como un enorme cúmulo de mercancías” (43), entonces la mercancía es su “forma celular económica” (6), a la que se debe de estudiar minuciosamente por más que parezca una sutileza, porque la abstracción es el equivalente a utilizar microscopios y reactivos a la ciencia.

Marx explica que el proceso de transformación del valor hasta el precio reviste muchas formas, comenzando por tomar en cuenta que una mercancía tiene dos tipos de valor, el de uso (worht) y el de cambio (value). El primero se mide cualitativamente y representa la utilidad de una cosa que se realiza en el uso y el consumo, el segundo se mide por la magnitud, es decir cuantitativamente (Marx, 1976: 56). Enrique Dussel, de forma un poco más didáctica nos indica la importancia de las dos formas en la economía:

El ser humano, como todo ser vivo, debe satisfacer sus necesidades (comer, beber, vestirse, habitar…). Si los satisfactores los ha producido la naturaleza misma no tiene sino que recolectarlos (los vegetales) o cazarlos (los animales). Cuando se tornan escasos debe producirlos el mismo ser humano. A esta actividad la llamamos trabajo. Como Aristóteles y Karl Marx lo anotaban, las cosas útiles tienen valor de uso (en referencia a las necesidades: utilidad), pero las cosas producidas tienen otro tipo de valor que cuando se relacionan con otros productos en el intercambio; aparece así el valor de cambio (sirven, además de satisfactor, para ser intercambiados por otros bienes producidos por otros trabajos diferentes de otros seres humanos). Sólo en este caso accedemos al nivel económico (2015: 342).

El valor de cambio se utiliza para contrastar los valores de las cosas en la sociedad, por este motivo Marx indica que las mercancías son mercancías al encontrarse en la producción social (1976: 68), lo que significa que el valor es quien las relaciona entre sí por algo común a todas ellas: el trabajo humano (57).

Las mercancías necesitan tiempo de trabajo (horas, días, semanas, etc.) socialmente necesario para poder ser producidas. El valor de las mercancías va conforme al tiempo de trabajo invertido en ellas, siempre y cuando sea un trabajo útil, no perezoso, por consiguiente “sólo la cantidad de trabajo, o el tiempo de trabajo necesario, en una sociedad dada, para la producción de un artículo, determina la cantidad de su valor” (58).

La fuerza productiva del trabajo también determina el valor de la mercancía, si la fuerza de trabajo es mayor, es menor el trabajo cristalizado en la producción, aunque sea mayor la cantidad de mercancías (59), porque, como se explicaba, la magnitud del valor es medida por el tiempo empleado en la producción.

Es necesario aclarar un par de puntos más, una cosa puede tener valor de uso sin necesidad de poseer tiempo de trabajo incorporado en ella, en este sentido Marx nos dice que la naturaleza es madre y el trabajo es padre de las riquezas materiales (62), entonces el trabajo es el intermediario entre la naturaleza y la humanidad. Lo que hace el ser humano es modificar la materia. Podemos entender, entonces, que la sustancia del valor es el valor de uso y la magnitud (4) del valor es la cantidad de trabajo socialmente necesario. Conocido este punto el pensador alemán comienza a exponer la forma del valor (65).

Aquí el asunto se vuelve más abstracto porque el autor mezcla las dos cosas aprendidas sobre la mercancía, además de otros conceptos y categorías pertinentes para entender el proceso de la forma-valor (5) a forma-dinero (66), o de la forma-valor a forma-precio (78), que seguramente genera confusión.

La mercancía, siguiendo su proceso, pasa a tener una forma relativa y una forma equivalente, la primera y la segunda pueden ser cualquier mercancía que se desee, por ejemplo, un sastre utiliza la tela (forma relativa) para construir un traje (forma equivalente de la forma relativa) (67); estas dos están unidas, pero al mismo tiempo contrapuestas. Si atendemos a la lógica de unión y lucha de contrarios, seguramente a partir de lo mencionado entenderemos que saldrá algo nuevo de esta contradicción, pues el valor de ambas mercancías, tanto el de uso como el de cambio, se hacen notorios en la transformación de una cosa en otra, de la tela en traje.

En este punto la crítica hace hincapié, como anteriormente hemos expuesto, ¿si una cosa demanda menos tiempo de producción que la otra, por qué las dos pueden cambiarse sin ningún reparo? ¿Qué explicación al respecto nos da un pensador cuyo libro ya cumplió 150 años? Él responde así:

Como valores todas las mercancías son expresiones iguales de la misma unidad, el trabajo humano, remplazables unas por otras. Una mercancía, por consiguiente, es cambiable por otra en cuanto posee una forma que la hace aparecer como valor (72).

La crítica apunta a este razonamiento y se indigna. Cualquiera diría “¿cómo es posible que algo con menos tiempo de trabajo pueda intercambiarse por otra cosa con más tiempo de trabajo incorporado o viceversa? ¿Marx verdaderamente fue tan poco profundo para no darse cuenta?” Veamos, por un lado, cabe recordar que una mercancía es tal porque está dentro de la producción social, es decir, en un sistema de producción (68).

Retomando el ejemplo sencillo del sastre, la mercancía X (tela) puede ser intercambiada por la mercancía Y (traje) “en cuanto posee una forma que la hace aparecer como valor”. Explicábamos que para Marx el valor está en relación con el trabajo humano, la mercancía lo posee cuando en ella está invertido en la figura de trabajo concreto, que luego pasa a ser trabajo abstracto porque su valor cambió a una forma equivalente en otra mercancía, que en este caso es el traje.

Sucede pues que la forma equivalente evoluciona a la forma dinero. Este proceso de cambio lleva dentro de él muchas características. Hemos hablado de la forma simple del valor, que es un paso A, hallándose ahí la primera forma equivalente, el paso B lo integra la forma total o desarrollada, donde la mercancía, como forma relativa, refleja su valor en otras y la forma particular equivalente es el reflejo de los valores relativos, en el paso C: “[la] forma general del valor relativo, que abarca el mundo de las mercancías, imprime a la mercancía equivalente excluida de él el carácter de equivalente general (82)”; en el paso D se consuma el proceso entero, porque se llega al dinero, ahí la mercancía privilegiada ha adquirido la forma más acabada para ser el reflejo de los valores de todas las demás.

  1. La reivindicación de la vida y la cultura

Hemos revisado, hasta ahora, lo referente a la crítica de la teoría del valor de Marx junto con lo que él postulaba. Sería bueno enfocarnos también en los alcances de ésta, para poder comprender la trascendencia de lo analizado por Marx. En ese sentido, tenemos que mostrar por un lado lo polémico de la posición neoliberal frente al filósofo, pues mediante su propaganda muestran a un pensador poco original y, también, tildándolo de impostor (Kaiser: 2018).

Para esta labor tomaremos de base a un disciplinado estudioso de la producción teórica de Marx, me refiero a Enrique Dussel. En su obra 16 tesis de economía política (2013) didácticamente dice lo siguiente: 1) “[l]a constitución fenomenológica de la cosa como satisfactor de una necesidad es lo que se denomina desde Aristóteles valor de uso (29), y su esencia es útil en tanto sirve para reproducir la vida (30), este valor se puede encontrar en la naturaleza o realizado por el ser humano (valor de uso producido) (31).

A continuación analiza 2) el valor, que surge cuando el objeto posee trabajo humano, para ser didáctico y profundizar la idea, Dussel crea el neologismo de productualidad para identificarlo mejor (40); entendido este punto aborda 3) el valor de cambio, que ya no sólo es la cosa producida para el consumo (o sea con valor de uso y valor) sino que se produce para el intercambio, entonces adquiere “su sentido de objeto económico: el okonómeta” (50).

Finalmente nos dice qué es 4) el dinero, el cual vendría a ser, como lo hemos visto, un equivalente general de las mercancías. Para compresión didáctica, Dussel invierte el razonamiento de la siguiente manera “el precio es el valor de cambio de la mercancía expresada en dinero” (56).

El recuento era necesario en caso no hubiera quedado claro el tema del valor pensado por Marx, ahora bien, cabe contextualizar su pensamiento, es decir, utilizar sus categorías en la realidad, en aras de cumplir esa enseñanza que reza: “pasar de lo abstracto a lo concreto”; pues en nuestra sociedad capitalista el trabajo que crea valor comienza a desconocerse de nuevo, es decir se invierten las cosas de tal manera que la economía deja de ser para la reproducción de la vida, como ya se señaló, para pasar a servir al aumento de la tasa de ganancia, o como lo señala Marx, se fetichiza la mercancía – recordemos que la sociedad capitalista se presenta como un enorme cúmulo de mercancías–, y como escribió en los Grundrisse (6) “la producción no solamente produce un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto” (1976: 12-13), es decir que en el sistema de producción donde nos encontramos, al momento se subjetiva el trabajo objetivado, convierte en sujetos para el objeto a los consumidores, quienes con su consumo alargan la vida del sistema. Hinkelammert Franz (2017) llama a este fenómeno como el fetichismo del capital, donde el mercado deja de servir al ser humano para que el ser humano sirva al totalitarismo del mercado.

Actualmente la mercancía no cumple solamente con ser satisfactoria de necesidades, sino que, vista desde la teoría neoliberal, el sujeto es para el objeto, los objetos no satisfacen necesidades, sino “propensiones a consumir, inclinaciones sicológicas que originan sus demandas. Se desenvuelven en una naturaleza que no es más que un objeto de cálculo. No tiene tampoco ninguna necesidad de ella, sino solamente inclinaciones sicológicas hacia ellas” (Hinkelammert, 1998: 261-262).

De esta manera con la negación del valor como objetivación del trabajo humano, con la inversión de la realidad que producen ciertas teorías, es necesario ir al fundamento que funda nuestro vivir, por más que nos parezca labor abstracta, pues de ella depende la creación de los conceptos pertinentes con el fin de comprender mejor la realidad donde desenvolvemos nuestras vidas, porque el trabajo humano no solamente crea productos para la satisfacción de sus necesidades, sino que al hacerlo transforma la naturaleza en cultura (Dussel, 2013: 40). Entonces, a partir de los conceptos vertidos en El capital, los cuales nacen con el fin de criticar a los conceptos de la economía política burguesa, se puede decir que su obra en ese sentido es una ética (Dussel E. citado por Bautista J.J. 2012: 34). Ética que pone en la palestra, lo oculto –en este caso la fuerza de trabajo que se coagula en valor, en un objeto dado–, para que pase a visibilizarse, en ese sentido practicamos la Aleteia, que para los griegos era literalmente lo no-oculto.

Como se mencionaba, reincorporar la crítica que parte del concepto del valor de Marx en la sociedad actual nos lleva a cuestionarnos lo económico, lo cultural y también lo jurídico; porque en la filosofía jurídica se da la batalla por llegar al fundamento de la sociedad, es decir lo que la hace posible. Araujo Frías (2018) en ese sentido, nos muestra que hay la sospecha de un crimen, pero que no nos aparece como tal porque se ha legalizado, y como para el derecho vigente el cumplimiento de la ley es tomado como sinónimo de justicia, terminamos viendo en el victimario a la víctima y en la víctima al victimario, así el crimen parece perfecto, pero no lo es, porque hemos empezado a sospechar que las injusticias no son el resultado de la inaplicación de la ley, sino de su propio cumplimiento (66). Es entonces cuando se demuestra que el ordenamiento jurídico está diseñado para desproteger a los pobres que se les condena a no tener nada y proteger a los ricos, a los que se les beneficia en todo. Lo nombrado es el fenómeno, debemos entender que el fundamento no ha crecido como los hongos silvestres, sino que ha sido preparado partiendo de conceptos que invisibilizan cosas tan necesarias como entender el valor como condición para que haya producción y reproducción de la vida; la teoría del valor-trabajo de Marx visibiliza precisamente que el trabajo humano es lo que ha erigido la sociedad, sin humanos no hay sociedad, sin trabajo no hay vida. Si el trabajo es negado porque el ordenamiento jurídico, ya sea por su acto comisivo u omisivo, elimina el derecho a la reproducción de la vida, no hay trabajo posible, en el peor de los casos, y si el trabajo es sinónimo de explotación, su valor objetivado en un objeto deja de considerarse.

Conclusiones

1. Los neoliberales sustentan su crítica en grandes científicos económicos, sin embargo, al querer contrastar la teoría de la utilidad marginal y subjetiva del valor con la del valor-trabajo, olvidan asimismo que Marx no llega a hablar de precio en el primer capítulo de El capital, si hubiera sido el caso nada le hubiese costaba analizar los precios de las mercancías en el mercado, citándolos en la primera parte de su obra, donde se centra la crítica.

2. Al criticar la teoría del valor de Marx, los neoliberales pretenden hacer ver que la utilidad marginal explica mejor qué es valor a diferencia de la del filósofo, con el objetivo de dar por obsoleto el pensamiento marxiano, aunque al analizarse la teoría del pensador alemán vemos que es necesaria tomarla en cuenta para aprender algo sobre el dinero, o mejor dicho sobre la forma-dinero que encierra la mercancía como forma-equivalente en nuestra sociedad.

3. La teoría del valor-trabajo de Marx no pretende demostrar que una mercancía con un valor mayor o menor a otra tenga el mismo precio, sino que los valores, correspondientes entre sí pueden reflejarse en alguna otra mercancía que haya logrado pasar de la forma embrionaria (forma-valor) a la forma equivalente general. En ese sentido la crítica neoliberal cae en la falacia conocida como Hombre de paja; porque en su crítica considera cosas que Marx no dijo ni pensó.

4. Se demostró que la crítica neoliberal al centrarse en lo crematístico relega la reflexión antropológica, política y jurídica que son parte de la economía. Entonces conocer y comprender la teoría del valor-trabajo de Marx es importante para pensar la realidad con las categorías que reivindica la producción humana como acto que reproduce la vida y la cultura.

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Notas:

(1) Estudiante de filosofía, Universidad Nacional de San Agustín. Miembro del Centro de Estudios Disenso.  atcayrton@gmail.com
(2) En realidad, hubo varias publicaciones de la obra tanto en vida de Marx como póstumamente, según como nos explica Pedro Scaron (2010: X). El estudio realizado en este trabajo toma dos ediciones, la edición de la editorial Cartago (1973) que es la traducción de la traducción francesa y la edición estudiada de la editorial Siglo XXI (2010); cuyo prólogo señala las inconsistencias de algunas ediciones anteriores.
(3) Bob Jessop, en una conferencia subida a YouTube, titulada “Capitalist State and States in Capitalist Societies”, explica que Marx sabe combinar la biología con su trabajo filosófico. Actualmente en las ciencias sociales se ve como necesidad emular a la biología porque es en sí una ciencia de la vida, pues antes el paradigma era parecerse a ciencias como la física, cuestión que se pone ahora en tela de juicio dado los acontecimientos que hoy se viven en nuestro planeta, como el caso de ecocidio, etc.
(4) El razonamiento expuesto también se puede encontrar en la primera edición de El capital, la de 1867, que ya no está en la edición traducida del francés: “[…] Equivalente, en este caso, significa simplemente igual en magnitud, una vez que ambas cosas han sido previamente reducidas en nuestras cabezas, de un modo tácito, a la abstracción del valor” (1966: 195).
(5) El primer autor en identificar la forma-valor fue Aristóteles, nos comenta Marx (1973a: 75).
(6) En el análisis de aquellos manuscritos realizado por Enrique Dussel, se aprecia claramente cómo Marx utiliza aquellas reflexiones como laboratorio y fase preparatoria para ponerlos pulidamente en su obra cumbre después (Dussel, 2010).


(*) El presente artículo ha sido tomado de la revista Derecho y cambio social, N° 59, enero-marzo 2020, Universidad Nacional de San Agustín, Arequipa-Perú.

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