viernes, 1 de noviembre de 2019

Estrategia y táctica


Las Tesis de Lyon*
La Situación Italiana y las Tareas del P.C.I.
(Fragmento)

Antonio Gramsci

Estrategia y táctica del Partido

35. La capacidad estratégica y táctica del Partido es la capacidad de organizar y unificar en torno a la vanguardia proletaria y a la clase obrera todas las fuerzas necesarias para la victoria revolucionaria y de guiarla de hecho hacia la revolución, aprovechando las situaciones objetivas, los desplazamientos de fuerza que aquéllas provocan, tanto entre la población trabajadora como entre los enemigos de la clase obrera. Con su estrategia y con su táctica, el Partido "dirige a la clase obrera" en los grandes movimientos históricos y en sus luchas cotidianas. Una dirección se halla ligada a ésta y está condicionada por aquélla.

36. El principio de que el Partido dirige a la clase obrera no debe interpretarse de manera mecánica. No hay que creer que el Partido pueda dirigir la clase obrera por una imposición autoritaria externa; esto no es cierto, tanto para el periodo que precede como para el que sigue a la conquista del poder. El error de una interpretación mecánica de este principio debe combatirse en el partido italiano como una posible consecuencia de las desviaciones ideológicas de extrema izquierda; estas desviaciones conducen de hecho a una arbitraria sobrevaloración formal del Partido por lo que respecta a la función de guía de la clase. Nosotros afirmamos que la capacidad de dirigir a la clase obrera se halla en relación no con el hecho de que el Partido se "proclame" el órgano revolucionario de aquélla, sino por el hecho que aquél "efectivamente" logre, como una parte de la clase obrera, vincularse a todas las secciones de la propia clase y a imprimir a la masa un movimiento en la dirección deseada y favorecida por las condiciones objetivas. Solamente como consecuencia de su acción entre las masas, el Partido podrá conseguir que aquélla lo reconozca como "su" partido (conquista de la mayoría) y solamente cuando esta condición se ve realizada el Partido puede presumir de tener tras de sí a la clase obrera. Las exigencias de esta acción entre las masas son superiores a todo "patriotismo" de partido.

37. El Partido dirige a la clase penetrando en todas las organizaciones en las que la masa trabajadora se reúne y completando en éstas y a través de éstas una sistemática movilización de energía según el programa de la lucha de clase y una acción de conquista de la mayoría para las consignas comunistas.

        Las organizaciones en las que el Partido trabaja y que tienden por su naturaleza a incorporar toda la masa obrera no pueden nunca sustituir al Partido Comunista, que es la organización política de los revolucionarios, esto es, de la vanguardia del proletariado. También se excluye una relación de subordinación y de "igualdad" entre las organizaciones de masa y el Partido (pacto sindical de Stoocarda, pacto de alianza entre el Partido Socialista Italiano y la Confederación General del Trabajo). La relación entre sindicatos y partido es una relación especial de dirección que se realiza mediante la actividad que los comunistas realizan en el seno de los sindicatos. Los comunistas se organizan en fracciones en los sindicatos y en todas las formaciones de masa y participan en primera fila en la actividad de estas formaciones y en la lucha que llevan sosteniendo el programa y las consignas de su partido.

        Toda tendencia a separarse de la vida de las organizaciones, cualesquiera que éstas sean, en las que es posible tomar contacto con las masas trabajadoras, hay que combatirla como desviación peligrosa, indicio de pesimismo y manantial de pasividad.

38. Los sindicatos son, en los países capitalistas, órganos específicos de reunión de las masas trabajadoras. La acción de los sindicatos hay que considerarla como esencial para el logro de los fines del Partido. El Partido que renuncia a la lucha por ejercer su influencia en los sindicatos y por conquistar la dirección, renuncia de hecho a la conquista de la masa obrera y a la lucha revolucionaria por el poder.

        En Italia, la acción en los sindicatos asume una particular importancia porque permite con intensidad mayor y con resultados mejores la reorganización del proletariado industrial y agrícola, que debe volver a darle una posición de predominio en el enfrentamiento con las demás clases sociales. La opresión fascista y especialmente la nueva política sindical del fascismo crean, sin embargo, un estado de cosas muy particular. La Confederación del Trabajo y los sindicatos de clase se ven privados de la posibilidad de desplegar, en la forma tradicional, una actividad de organización y de defensa económica. Tienden a reducirse a simples oficinas de propaganda. Sin embargo, muy pronto la clase obrera, bajo el impulso de la situación objetiva, se ve empujada a reorganizar las propias fuerzas según nuevas formas de organización. El Partido debe, por consiguiente, lograr ejercer una acción de defensa del sindicato de clase y de reivindicación de su libertad, y al mismo tiempo debe secundar y estimular la tendencia a la creación de organismos representativos de masa que estén ligados al sistema de producción. Paralizada la actividad del sindicato de clase, la defensa de los intereses inmediatos de los trabajadores tiende a realizarse mediante un desplazamiento de la resistencia y de la lucha en las fábricas por categorías, por secciones de trabajo, etc. El Partido Comunista debe saber seguir toda esta lucha y ejercer una verdadera y propia dirección, impidiendo que se extravíe el carácter unitario y revolucionario de las contradicciones de clase, explotándolo sobre todo para favorecer la movilización de todo el proletariado y la organización de ésta en un frente de lucha (Tesis sindicales).

39. El Partido dirige y unifica a la clase obrera formulando y agitando un programa de reivindicaciones de intereses inmediatos para la clase trabajadora. Las acciones parciales y limitadas son por ello consideradas como momentos necesarios para unir a la movilización progresiva y a la unificación de toda la fuerza de la clase trabajadora.

        El Partido combate la concepción según la cual se debería abstener de apoyar o de tomar parte en las acciones parciales, porque los problemas que interesan a la clase trabajadora** se resuelven solamente con la destrucción del régimen capitalista y con una acción general de todas las fuerzas anticapitalistas. Esta idea se alía a la de la imposibilidad de que las condiciones de los trabajadores se puedan mejorar de modo serio y durable en el periodo del imperialismo y antes de que sea abatido el sistema capitalista. La agitación de un programa de reivindicaciones inmediatas y el apoyo a las luchas parciales constituye, empero, el único modo con que se pueda unir a las grandes masas y movilizarlas contra el capitalismo. Por otra parte, toda agitación o victoria de sectores obreros en el terreno de las reivindicaciones inmediatas hace más aguda la crisis del capitalismo y acelera también subjetivamente la caída en cuanto traba el inestable equilibrio económico sobre el que aquél basa hoy su poder.

        El Partido Comunista combina toda reivindicación inmediata con un objetivo revolucionario, se sirve de toda lucha parcial para enseñar a las masas la necesidad de la acción general, de la insurrección contra el dominio reaccionario del capital, y trata de conseguir que toda lucha de carácter limitado sea preparada y dirigida también a lograr la movilización y unificación de las fuerzas proletarias y no su dispersión. Sostiene estas concepciones suyas en el interior de las organizaciones de masa a las que corresponde la dirección de los movimientos parciales, o en la confrontación de los partidos políticos que no toman la iniciativa, o bien la hace valer tomando él la iniciativa de proponer la acción parcial, sea en el seno de las organizaciones de masa, sea a los otros partidos (táctica del frente único). En todo caso se sirve de la experiencia del movimiento y del éxito de sus propuestas para aumentar su influencia, demostrando con los hechos que su programa de acción es el único que corresponde a los intereses de las masas y a la situación objetiva, y para llevar a una posición más avanzada una sección rezagada de la clase obrera.

        La iniciativa dirigida por el Partido para una acción parcial puede tener lugar cuando controla a través de organismos de masa una parte notable de la clase trabajadora, o cuando esté seguro que una consigna suya sea seguida igualmente por una gran parte de la clase trabajadora. Sin embargo, el Partido no tomará esta iniciativa sino cuando, en relación con la situación objetiva, ésta lleve a un desplazamiento a su favor de las relaciones de fuerza y represente un paso adelante en la unificación y movilización de la clase en el terreno revolucionario.

        Se rechaza que una acción de individuos o de grupos pueda servir para sacar de la pasividad a las masas obreras cuando el Partido no se halla profundamente ligado a ellas. En particular, la actividad de los grupos armados, incluso como reacción a la violencia física del fascismo, tiene valor solamente en cuanto se combina con una reacción de las masas o logra suscitarlas o prepararlas consiguiendo en el campo de la movilización de fuerzas materiales el mismo valor que tienen las huelgas y las agitaciones económicas particulares para la movilización general de las energías de los trabajadores en defensa de sus intereses de clase.

39. bis. Es un error considerar que las reivindicaciones inmediatas y las acciones parciales pueden tener solamente carácter económico. Puesto que, con la profundización de la crisis del capitalismo, las clases dirigentes capitalistas y agrarias están obligadas, para mantener su poder, a limitar y suprimir la libertad de organización y política del proletariado; las reivindicaciones de esta libertad ofrece un terreno óptimo para la agitación y las luchas parciales, que pueden llegar a la movilización de amplias capas de la población trabajadora. Toda la legislación con la que los fascistas suprimen, en Italia, incluso la más elemental libertad de la clase obrera, debe, por consiguiente, proporcionar al Partido Comunista motivos para la organización y movilización de las masas. La tarea del Partido consistirá en combinar cada una de las consignas que lance en este campo con las directivas generales de su acción, en particular con la práctica demostración de la imposibilidad de que el régimen fascista encuentre radicales limitaciones y transformaciones en sentido "liberal" y “democrático" sin que se desencadene contra el fascismo una lucha de masas, lo que deberá inexorablemente desembocar en una guerra civil. Esta convicción debe difundirse en las masas en la medida en la que logremos, combinando las reivindicaciones parciales de carácter político con las de carácter económico, transformar los movimientos "revolucionarios democráticos" en movimientos revolucionarios obreros y socialistas.

        Esto se deberá conseguir particularmente en cuanto respecta a la agitación contra la monarquía. La monarquía es uno de los puntales del régimen fascista; ella es la forma estatal del fascismo italiano. La movilización antimonárquica de las masas de la población italiana es uno de los objetivos que el Partido Comunista debe proponer; servirá eficazmente para desenmascarar algunos de los grupos que se dicen fascistas ya aliados en el Aventino. Sin embargo, siempre debe ser conducida conjuntamente con la agitación y con la lucha contra los otros pilares fundamentales del régimen fascista, que son la plutocracia industrial y los agrarios. En la agitación antimonárquica, el problema de la forma del Estado continúa con el problema del contenido de clase que los comunistas entienden dar al Estado. Recientemente (junio de 1925), la conexión de estos problemas se ha logrado por el Partido poniendo en la base de una acción política suya la consigna "Asamblea republicana sobre la base de los Comités obreros y campesinos; control obrero de la industria; tierra a los campesinos".

40. La tarea de unificar las fuerzas del proletariado y de toda la clase trabajadora sobre un terreno de lucha es la parte "positiva" de la táctica del frente único y, en las circunstancias actuales de Italia, es la tarea fundamental del Partido.

        Los comunistas deben considerar la unidad de la clase trabajadora como un resultado concreto, real, a conseguir, para impedir al capitalismo la realización de su plan de disgregar de modo permanente el proletariado y hacer imposible toda lucha revolucionaria. Los comunistas deben saber trabajar en todos los medios para lograr este objetivo, y sobre todo deben hacerse capaces de unir los obreros de otros partidos y sin partido, superando hostilidad e incomprensiones fuera de lugar, y presentándose en todo caso como constructores de la unidad de la clase en la lucha por su defensa y por su liberación.

        El "frente único" de lucha antifascista y anticapitalista que los comunistas se esfuerzan por crear debe tender a ser un frente único organizado, esto es, fundado sobre organismos autónomos en torno a los cuales toda la masa encuentre una forma y se integre. Tales son los organismos representativos que las mismas masas tienen hoy tendencia a constituir a partir de los talleres, y con ocasión de cualquier agitación, desde que la posibilidad de funcionamiento normal de los sindicatos ha empezado a limitarse. Los comunistas deben darse cuenta de esta tendencia de las masas y saberla estimular, desarrollando los elementos positivos que contiene y combatiendo las desviaciones particularistas a las que puede dar lugar. La cuestión debe considerarse sin fetichismo para una determinada forma de organización, teniendo presente que nuestro objetivo fundamental es conseguir una movilización y una unidad orgánica de fuerzas cada vez mayor. Para alcanzar este objetivo hay que saber adaptarse a todos los terrenos que nos ofrece la realidad, aprovechar todos los motivos de agitación, insistir sobre una y otra forma de organización según la necesidad y la posibilidad de desarrollo de cada una de ellas (Tesis sindicales, capítulo relativo a las comisiones internas, a los comités de agitación, a las conferencias de fábrica).

41. La consigna de comités obreros y campesinos debe considerarse como fórmula resumida de toda la acción del Partido en cuanto ella se propone crear un frente único organizado de la clase trabajadora. Los comités obreros y campesinos son órganos de unidad de la clase trabajadora movilizada, tanto para una lucha de carácter inmediato como para acciones políticas de mayor alcance. La consigna de la creación de comités obreros y campesinos es, por consiguiente, una consigna de realización inmediata para todos aquellos casos en los que el Partido llega con su actividad a movilizar una parte de la clase trabajadora bastante grande (más de una fábrica, más de una categoría en una localidad), pero es al mismo tiempo una solución política y una consigna de agitación adecuada a todo un periodo de la vida y de la acción del Partido. Ella hace evidente y concreta la necesidad de que los trabajadores organicen su fuerza y la contrapongan de hecho a la de todos los grupos de origen y naturaleza burgueses, a fin de poder llegar a ser elemento determinante y preponderante de la situación política.

42. La táctica del frente único como acción política (maniobra), destinada a desenmascarar partidos y grupos que se dicen proletarios o revolucionarios que tengan una base de masas, se halla estrechamente ligada con el problema de la dirección de las masas por parte del Partido Comunista y con el problema de la conquista de la mayoría. En la forma en que ha sido definida por el congreso mundial, aquélla es aplicable en todos los casos en los que, por la adhesión de las masas a los grupos que combatimos, la lucha frontal contra éstos no es suficiente para obtener resultados rápidos y profundos. El éxito de esta táctica está ligado a la medida en que está precedida o se acompaña por un trabajo efectivo de unificación y de movilización de masas obtenida por el Partido con una acción de la base.

        En Italia, la táctica del frente único debe continuar siendo adoptada por el Partido en la medida en que aún está lejos la conquista de una influencia decisiva sobre la mayoría de la clase obrera y de la población trabajadora. Las particulares condiciones italianas aseguran la vitalidad de formaciones políticas intermedias, basadas sobre el equívoco y favorecidas por la pasividad de una parte de la masa (maximalistas, republicanos, unitarios). Una formación de este género será al grupo de centro que muy probablemente surgirá del destrozo del Aventino. No es posible luchar de lleno contra el peligro que estas formaciones representan si no es con la táctica del frente único. Pero no se puede contar con tener éxito si no es en relación con el trabajo que simultáneamente se haga arrancar a la masa de la pasividad.

42. bis. El problema del Partido maximalista debe considerarse en la misma medida que el problema de todas las demás formaciones intermedias que el Partido Comunista combate como obstáculo a la preparación revolucionaria del proletariado y hacia las que adopta, según las circunstancias, la táctica del frente único. Ciertamente, en algunas zonas, el problema de la conquista de la mayoría se halla para nosotros ligado específicamente al problema de destruir la influencia del PSI o de su periódico. Los dirigentes del Partido Socialista, por otra parte, vienen cada vez más abiertamente clasificándose entre las fuerzas contrarrevolucionarias del orden capitalista (campaña para la intervención del capital americano; solidaridad de hecho con los dirigentes sindicales reformistas). Nada permite excluir del todo la posibilidad de un acercamiento suyo a los reformistas y de una sucesiva fusión con ellos. El Partido Comunista debe tener presente esta posibilidad y proponerse desde ahora conseguir que, cuando aquélla se realice, las masas que aún son controladas por los maximalistas, pero que conservan un espíritu clasista, se separen de ellos decisivamente y se unan del modo más estrecho con las masas que la vanguardia comunista tiene en torno de sí. Los buenos resultados obtenidos por la fusión con la fracción de la tercera internacional decidida en el V Congreso han enseñado al partido italiano cómo, en condiciones determinadas se consiguen, con una acción política perspicaz, resultados que no se podrían conseguir con la actividad normal de la propaganda y la organización.

43. Mientras agita su programa de reivindicaciones clasistas inmediatas y concentra su actividad en conseguir la movilización y unificación de las fuerzas obreras y trabajadoras, el Partido puede presentar, con objeto de facilitar el desarrollo de la propia acción, soluciones intermedias de los problemas políticos generales y agitar esta solución entre las masas que todavía están adheridas a partidos y formaciones contrarrevolucionarias. Esta presentación y agitación de soluciones intermedias lejos tanto de la consigna del Partido como del programa de inercia y pasividad de los grupos que se quieren combatir permite conducir tras el Partido fuerzas más amplias, poner en contradicción la palabra de los dirigentes y partidos de masa contrarrevolucionarios con sus intenciones reales, impulsar a las masas hacia soluciones revolucionarias y extender nuestra influencia (ejemplo: "antiparlamento"). Estas soluciones intermedias no se pueden prever todas, pues deben, en todo caso derivarse de la realidad. No obstante, han de ser tales que se pueda constituir una vía de paso hacia la consigna del Partido y debe aparecer siempre evidente a las masas que su eventual realización se resolvería en una aceleración del proceso revolucionario y en un principio de luchas más profundas.

        La presentación y agitación de estas soluciones intermedias es la forma específica de lucha que debe usarse contra los partidos sedicentemente democráticos, que son en realidad uno de los más fuertes sostenes del orden capitalista vacilante y como tales se alternan en el poder con los grupos reaccionarios, cuando estos partidos que se dicen democráticos están ligados a importantes y decisivos estratos de la población trabajadora (como en Italia en los primeros meses de la crisis de Matteotti) y cuando es inminente y grave un peligro reaccionario (táctica adoptada por los bolcheviques hacia Kerenski durante el golpe de Kornilov). En estos casos, el Partido Comunista consigue los mejores resultados agitando las mismas soluciones que deberían ser las propias de los partidos que se dicen democráticos si éstos supieran conducir una lucha consecuente por la democracia, con todos los medios que la situación requiere. Estos partidos, puestos también a prueba por los hechos, se desenmascaran frente a las masas y pierden su influencia sobre éstas.

44. Todas las agitaciones particulares que el Partido conduce y la actividad que ello exige en todas direcciones para movilizar y unificar las fuerzas de la clase trabajadora, deben converger y ser resumidas en una fórmula política que sea fácil de comprender por las masas y tenga el mayor valor de agitación en su confrontación. Esta fórmula es la del "gobierno obrero y campesino". Ella indica también a las masas más atrasadas la necesidad de la conquista del poder para la solución de los problemas vitales que les interesan y proporciona el medio para llevarla al terreno propio de la vanguardia proletaria más evolucionada (lucha por la dictadura del proletariado). En este sentido es una fórmula de agitación pero no corresponde a una fase real del desarrollo histórico, sino a la misma clase de soluciones intermedias de que se ha tratado en el número precedente. De hecho, una realización de ésta no se puede concebir por el Partido sino como inicio de una lucha revolucionaria directa, es decir, de la guerra civil dirigida por el proletariado, en alianza con los campesinos, para la conquista del poder. El Partido podría ser llevado a graves desviaciones de su papel de guía de la revolución en el caso de que interpretase el gobierno obrero y campesino como correspondiente a una fase real del desarrollo de la lucha por el poder; es decir, si considerase que esta consigna indica la posibilidad de que el problema del Estado se resuelva en interés de la clase obrera en una forma que no sea la de la dictadura del proletariado.

Lyon, enero, 1926
_________
(**) La expresión tomada del link señalado dice: “porque los problemas interesantes para la clase trabajadora”. Esta se ha reemplazado por: “porque los problemas que interesan a la clase trabajadora”, según aparece en la publicación de 1984 de ediciones La Alborada, Lima-Perú.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

CREACIÓN HEROICA