lunes, 1 de abril de 2019

Comentario de libros


Poéticas de José E. Briceño en su Poesía Varia

Roque Ramírez Cueva

LOS POEMAS DE AMOR y la poesía amorosa se han compuesto desde que el hombre empezó a pergeñar la palabra presentada en forma bella, y se han escrito desde que se inventó la escritura porque el amor es un tema universal de la poesía, tanto como los temas de la libertad, la justicia, etc. Más, en tantos siglos de haberse creado poesía con temas de amor, hoy en día es un reto escribirla. Víctor Mazzi Trujillo nos advertía de quien nos ha dejado una poesía difícil -no se dice imposible- de superar, nuestro entrañable Pablo Neruda en su obra Versos del capitán, donde ha creado los poemas más sensibles, intensos, frescos, inspirados y dedicados a Matilde, su amor y compañera sempiternos.

A la anterior premisa, sumemos esta. Podemos conocer a un poeta de habla española porque evidencia habitual constancia  en un diestro manejo dela métrica heredada de la tradición poética que nos viene desde el siglo de oro español (S. XVI) pasando por la producida por la “Generación del 27” con Dámaso Alonso, Aleixandre, García Lorca, Pedro Salinas, Rafael Alberti, entre otros. Lo decimos en sencillo, a quien va tras los pasos de estos clásicos sin menoscabar la poesía, se le tiene por un poeta graduado. Y al creador de sonetos estructurados y con cadencia rítmica a medida estricta, sin dudas y murmuraciones es un poeta con laureles.

Leyendo el último libro de poesía titulado Las Vías Infinitas del Amor, Lima. Edit. El gato Descalzo, febrero 2018, cuyo autor es José Enrique Briceño Berrú, nos da pie para afirmar que él es poseedor de ambas personificaciones, poeta graduado y laureado. Este volumen de poesía de cuidada edición va acompañado de viñetas y dibujos del propio autor. Es un libro de cerca de cuatro decenasde poemas, extenso, por tanto vamos a estudiar los seis poemas que expresan el arte poética (estética) del autor respecto de cómo concibe la poesía, y que en el índice temático los agrupa bajo el nombre de “Alma Poética”.

Antes, una breve referencia al tema de amor en Briceño Berrú y la poesía española. Leyendo con atención y tino encontramos versos que nos confirman las premisas. En el terceto del poema “desigualdades” leemos: “y florecen jardines, y los muertos son ceniza. / sucede simplemente que el alma no es igual / en todos los humanos y en los muertos perenniza”. (pág. 34) Las imágenes y símbolos de las palabras conforman una atmósfera que nos remonta a la herencia de la estricta poesía española, arriba aludida. Ahora leamos versos más llanos, con olor propio de ámbitos bucólicos frescos, en el poema “la huerta de tu amor” se lee: “Siempre vuelo en tus espacios como simple abeja obrera / transportándote su polen en tus espacios floridos, / viajando de planta en planta, en tus lares escondidos, / yo vuelo por tus jardines como simple abeja obrera,” (pág. 73).

Debemos advertir que todo el libro Las Vías Infinitas del Amor, no está integrado de solo poemas de amor. Hay algunos de corte romántico que abordan las injusticias y por tanto rebeldías contra poderes oscuros, invasivos; otros realistas que transportan al pasado del hogar filial, de los romances perdidos; hay versos vanguardistas que muestran las fricciones contra los invasores de hace casi siglo y medio, hay voces que alzan sus tonos contra los poderes fácticos del presente. Y tanto hacia el invasor que vino del sur como al agresor cobijado en Palacio de Gobierno, la actitud de dichas voces poéticas es iconoclasta.

Volviendo al asunto de la poética en la obra de José E. Briceño, en el segundo poema leemos un soneto donde observamos la enseña o distintivo que particulariza el pensar filosófico de él, respecto de la poesía. En este poema “afonía” se nos presenta los puntos de vista estéticos con que Briceño concibe la poesía, es la misma visión compartida por los poetas parnasianos franceses, donde se entiende que la poesía no puede, no debe pisar la misma tierra del común de los mortales. Sus aposentos están en las alturas; es decir, su ámbito es el del parnaso de las divinidades o espiritual. En la primera cuarteta se lee, “Desde lo alto de tu cielo, poesía / observo a los minúsculos humanos…”.

Esta expresión de altivez es pronunciada por la voz poética de “Afonía”, y en el primer terceto lo reafirma: “En lo alto de tu cielo, poesía / me veo, y mi mano recoge una flor / temblorosa en silenciosa agonía”. Tal como se lee, no solo confirma sino afirma que tal voz íntima es parte de esos espacios elevados, espirituales y, además, colectores de belleza efímera. Esta arte poética nos recuerda los principios estéticos de Charles Baudelaire en su poema “Albatroz” donde el propiciador de la malditez nos deja entrever que un poeta es como tal ave marina, imponente, majestuosa, veloz e inalcanzable por los cielos, pero –señala el poeta Juan Alberto Osorio-(1) cómica y torpe cuando se posa en tierra o en las maderas de un barco velero, y en particular si trata de socializar con aquellos hombres de mar.

Los marinos son trabajadores, y se sugiere que estos se burlarían del poeta, cuando la realidad es otra. Los trabajadores y la gente de pueblo respeta a sus poetas y los aclama si tienen la sensibilidad de acercarse a ellos, muestra de lo dicho es Constantino Kavafis, poeta a quien el pueblo griego canta sin solemnidades, con fruición, sus poemas. Nosotros tenemos a César Vallejo, este año escuché a unas chicas cantar su poema “Heraldos Negros”, a ritmo de Rap. En el caso de Briceño, la motivación estética desde el punto de vista de la voz poética no es tan distinta, se lee que en el parnaso las flores agonizan sin poderse expresar, y los pájaros de tales cielos están impedidos de cantarle al amor porque los amenaza la muerte, y esa amenaza viene desde abajo, el terruño de los humanos. Esta visión formalista de la poesía no es nueva, después de los didactas griegos con Hesíodo donde la voz poética es también voz que comunica, sugiere, los poetas intimistas han pugnado por enfatizar la sensibilidad de las formas.

Y a propósito del tema central del libro, precisado en el título Las Vías Infinitas del Amor, en este poema “agonía” reafirma tal temática: “la voz del amor” que es de lo que se canta en este libro. Decía reafirma porque en el primer soneto “Exégesis” ya se indica una de esas vías de amor, el sentimiento filial que inoculan los seres que nos dieron la vida, aquí el autor y voz poética se hinca en homenaje a sus padres Alberto y Mélida.

Hablando de temas y -¿Por qué no?- subtemas, nos obligamos a hacer una aclaración, en el libro de Briceño Berrú hay en realidad toda una galería temática que el propio autor se encarga de rotular en el Índice Temático, veamos: poesía amorosa, poética y estética, poesía filosófica, elegíaca, históricas, humanistas, intimistas, humoristas, naturalistas y ecológicas, protestatarias, satíricas, sacro – religiosas, y sociales. Como se darán cuenta, de ese vasto conjunto de poemas, solo estamos comentando –ya se dijo- el arte poética de José E. Briceño Berrú.

En el tercer poema “melodías” (p.15) se nos confirma la concepción estética expresada en el soneto “afonía”, atrás ya lo mencionamos. En dicho soneto “melodías” ya leemos: “Me dejo nuevamente transportar / por los vuelos de tu alta fantasía” /    /  “Desde esos cielos altos de tu aurora” / … / “son notas, sinfonías y canciones / que endulzan con frecuencia el corazón”. Como se lee, poesía siempre en las alturas y destinada a ser dulzaina de los corazones enamorados, de las almas perturbadas por los arrebatos de la pasión, sosiego de latidos otrora desbocados. No hay novedad en estas construcciones poéticas, es un punto de vista ya tratado por infinidad de creadores puristas, uno de estos últimos románticos de fuste fue Rilke, a decir de J.C. Mariátegui(2).

En “ventisqueros” el arte poética de José Briceño presenta una estética exclusiva para los sonetos; su voz lírica dice algo parecido a, después de todo son mis creaciones, leamos: “Allí van mis sonetos desparramados / los echo al aire pero no los boto” /…/ mis sonetos son flores que echo al mundo / flores blancas, marchitas y sin nada, / flores rojas, pujantes perfumadas”.  Y enfatiza que es una poética designada para su poesía con temas de amor: “del amor más liviano al más profundo”; concluye el segundo cuarteto.

Y la intención es que estos sonetos acerca del amor variopinto, no se queden flotando en el limbo de la incomunicación ninguna, se espera que anclen en los corazones aun menos pedestres. Aquí la contradicción dialéctica, la poesía, incluso la del parnaso se posará en los corazones humanos con todas sus miserias y grandezas.

En el soneto “pálpitos” el arte poética da reposo a la estética del verso en las alturas de lo parnasiano, y se muestra didáctica y da testimonio desde la voz poética intencional, a los iniciados, a los legos, trasmite experiencias para animarse a escribir poesía (p. 21).

En las dos poéticas finales da respuesta a interrogantes inevitables y presenta las circunstancias de las crisis existenciales en que cae el poeta. Así, en “el despertar del verso” se percibe la desazón del poeta impedido temporalmente de escribir, su angustia ante la tinta de la pluma que no fluye, mas el poeta retomará su condición de ducho timonel para salir de esa deriva, ya se dijo, existencial. En “Oasis poético” persisten las imágenes de la barca y el timonel, pero esta vez la borrasca la representan hombres que traicionan a la poesía cuando no la suplantan, el timonel es la expresión de amor. Acá se nota un leve agotamiento de su filosofar la poesía, es el penúltimo poema, el esfuerzo ha sido extenuante. Mas vuelve a respirar con ánimo en el último poema escrito por la muerte de un amigo, otro escribidor persistente, Raúl Estuardo Cornejo Agurto, de quien se despide entre el dolor con optimismo.

Bien, la lectura de su arte poética nos deja entrever que la poesía de José Enrique Briceño es de expresión intimista tanto en las poéticas como en la mayoría del conjunto. Sin embargo, tal como se da en la tradición de los poetas peruanos, después de conciliar la polémica entre puros y sociales –Generación del 50-, la poesía de Briceño anda y desanda por caminos realistas. Dando paso a voces poéticas exógenas que reclaman actos justicieros, reparos de los hombres en sus parcelas sociales ante un usurpador asiático y sus acólitos corruptos que hurtaron y vejaron al país; incluidas las vindicaciones de la mellada dignidad nacional, tal como apreciamos en sus poemas que aluden a los hechos sangrantes de la guerra contra el expansionismo de las cavernarias élites chilenas; pero como toda poesía investida de universalidad muy bien lo podemos sobre entender también como las fricciones que la Patria Grande, nuestra América mestiza, tiene contra el invasor imperial del norte.

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Notas Bibliográficas:
(1) Revista Signos Nº 5 - 6. Departamento de Lengua, Facultad de Ciencias Educación. UNSCH. Poesía de Baudelaire en poema “Albatros”, Juan Alberto Osorio Ticona. Huamanga., 1976.Mimeografeada.
(2) Mariátegui, J.C. El Artista y la Época. 5ta Edición. Editora Amauta. 1973. P. 123.
(3) Mariátegui, J.C. El Artista y la Época.Ibid. Pp. 122, 123:  “Para una tesis sobre la poesía contempóranea, …, he concebido tres categorías: épica revolucionaria, disparate absoluto, lirismo puro.”

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