viernes, 1 de junio de 2018

Economía

Política Fiscal y Explotación Capitalista

César Risso

LAS MEDIDAS TRIBUTARIAS impuestas recientemente por el Ejecutivo, así como aquellas que se ventilaron públicamente, pero que se dejaron de lado, muestran la desorientación de la burguesía con respecto a cómo enfrentar la situación de precariedad en que se encuentra. Pero en cuanto a lo que quieren, es perfectamente claro: aumentar sus beneficios al máximo a costa de cualquier sacrificio de las clases explotadas.

        La disminución de la valla para gravar con el impuesto a la renta a los trabajadores dependientes e independientes (impuesto a la renta a la cuarta y quinta categorías), si bien quedó de lado, sin embargo ha sido puesta como una de las medidas que en cualquier oportunidad serán implementadas. El plan ha consistido en ver la reacción de la población frente a esta medida. El momento ha sido inapropiado para el ejecutivo, dado que el destape de los gastos en el congreso para halagar el gusto burgués de sus miembros, obteniendo comodidades que insultan la situación de pobreza de varios millones de peruanos, incluyendo los sobrecostos en la adquisición de estas mercancías, por la cual los representantes de la burguesía en el ejecutivo ha tenido que batirse en retirada.

        De haber prosperado esta medida, se habría producido la reducción de la capacidad de compra de 1 millón 700 mil trabajadores formales, quienes habrían sido afectados por la disminución de la valla a 4 UIT (según los cálculos del IPE), es decir, se habría pasado de 1 millón 500 mil trabajadores que pagan impuesto a la renta a 3 millones 200 mil.

        A pesar de que la burguesía se queja del alto nivel de informalidad que existe en nuestro país, por lo cual solo el 27,5% son formales, un porcentaje de los cuales serían afectados por el pago del impuesto a la renta, la informalidad la beneficia.

        La informalidad laboral permite que las grandes y medianas empresas reciban bienes y servicios a muy bajo precio; además, la mayoría de los trabajadores pueden recibir el salario mínimo legal o menos, sin morirse literalmente de hambre o enfermedades, debido a que los informales producen bienes salario a muy bajo precio. La informalidad, es, a pesar de los reclamos de la burguesía, una necesidad para mantener el sistema capitalista en el Perú.

        En el caso del aumento del Impuesto Selectivo al Consumo (ISC), se argumentó por parte de los representantes del ejecutivo, que se buscaba con este aumento reducir las externalidades negativas que produce el uso de combustibles altamente contaminantes, así como el consumo de bebidas alcohólicas, y de bebidas azucaradas.

        La externalidades negativas son las consecuencias negativas que se producen debido a una determinada acción, o consumo en este caso. Por ejemplo, el consumo de bebidas alcohólicas provoca accidentes automovilísticos, los cuales causan la muerte o heridas graves que requieren atención médica, usando recursos que bien pudieron haberse ahorrado. En el caso del consumo de bebidas azucaradas, se trata de evitar enfermedades provocadas por las gaseosas, lo que requiere el uso de medicamentos y servicios de atención en salud, los cuales pudieron haberse ahorrado para destinarlos a la atención de otros males.

        De creer al ejecutivo que la intención era reducir las enfermedades y accidentes provocados por el consumo de estos bienes, hubiéramos esperado que todos los productos azucarados hubiesen sido gravados con un alto ISC; que se hubiesen regulado y controlado las actividades mineras altamente contaminantes en todo el territorio nacional, etc. Pero sencillamente esto no es así. La intención ha sido otra.

        El déficit fiscal acumulado en los últimos 12 meses es de 2,6 % del PBI. Esta brecha es la que se quiere cubrir, además de enfrentar la caída de la inversión privada desde el 2014. Situación que se refleja en el aumento de la pobreza en más de 300 mil personas.

        Es práctica común de la burguesía peruana trasladar el aumento de los impuestos a los consumidores finales. El aumento del costo del transporte de personas y de mercancías, que ya se ha empezado a sentir, que está provocando los paros y reclamos en el interior del país, ha provocado la disminución de la capacidad de consumo sobre todo de las personas de escasos recursos.

        Pero si se trata de cubrir la brecha fiscal, y de enfrentar la disminución de la inversión privada, entonces lo lógico sería cobrarle a las grandes empresas, incluidas las transnacionales que operan en nuestro país, las llamadas exoneraciones tributarias, que son de alrededor de 16 mil 500 millones de soles. Monto con el cual podrían cubrir 10 veces lo que pretenden recaudar con el aumento del ISC. O si no permitiesen que, en el marco de las disposiciones de la OCDE, con respecto al tema de la llamada doble imposición, las empresas extranjeras que invierten en nuestro país tributen en el suyo.

        Por qué no se hace lo lógico. Porque de actuar así, el ejecutivo afectaría la confianza del sector privado, con lo cual seguiría disminuyendo la inversión, aumentando la pobreza, etc. “La inversión privada es la única que puede hacer caer la pobreza con rapidez vía la creación de empleo y el aumento de ingresos.” (http://www.ipe.org.pe/portal/la-fragil-inversion-privada/)

        En realidad, el aumento de la inversión privada, lo que hará es aumentar la explotación de las clases trabajadoras.

“Lo único que puede hacer el presidente Vizcarra es concentrarse en lograr disminuir el número de obstáculos que el Estado hoy pone a la generación de riqueza. Esto que parecería un objetivo relativamente modesto requiere de un alto nivel de liderazgo, habilidad política y claridad en los instrumentos a utilizar.”

        “El presidente tiene que comprender que lo que el país necesita con más urgencia es una mayor inversión para generar más empleo, más ingresos y reducir la pobreza. Tiene que poner todos sus esfuerzos en promover la confianza que sustenta esa inversión y, al mismo tiempo, evitar cualquier acción o postura que reste confianza. Si no se cuida la confianza, la inversión privada simplemente no se recuperará. Declarar, por ejemplo, que “el crecimiento económico no depende de la flexibilización laboral”, cuando el país tiene una situación laboral absurdamente rígida, no ayuda a generar confianza.”

Estos argumentos de un intelectual que representa los intereses de la burguesía, son los que vienen repitiendo una y otra vez desde hace varias décadas. Si la situación económica sigue empeorando, serán las medidas que implementarán.

        La burguesía no tiene problemas en recurrir a cualquier medida para lograr sus objetivos, como por ejemplo exigir y defender la semiesclavitud del régimen laboral a que someten a los trabajadores en el sector de la agroexportación. Así, dicen: “Cuando no se reacciona políticamente ante el intento de la izquierda conservadora de dinamitar el éxito de la agroexportación generadora del pleno empleo en las regiones productoras, simplemente se deprime la confianza.” (http://www.ipe.org.pe/portal/la-fragil-inversion-privada/)

        Si, como ya hemos afirmado en otro artículo, el salario se reduce a cero, entonces habría pleno empleo. Este es el sueño de la burguesía. Pero de ser así, no tendría consumidores en nuestro país, así que terminaría quebrando. La burguesía no puede existir sin las clases a las que explota. Por ello, a pesar de la vehemencia, y de la euforia que pone en la argumentación de medidas en contra de los trabajadores, el Estado tiene, de alguna manera, que preservar a la fuerza de trabajo, para beneficio del sistema capitalista y de la burguesía.

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