sábado, 1 de agosto de 2015

Economía

La Economía Capitalista y la Caricatura del Poder en el Perú
César Risso

LAS PUGNAS QUE NOS PRESENTAN desde algunos meses los diferentes sectores de la política nacional, turnándose y aglutinándose en el ejercicio de golpear a Ollanta Humala y a la primera dama, nos muestran, por su banalidad, una caricatura de la política burguesa nacional.

Los intentos por hacer aparecer como un problema de voluntad personal, o conyugal, el ejercicio del poder, nos muestra la incomprensión o la hipocresía, de una clase social que no es capaz de aportar progreso, puesto que sus posibilidades han periclitado. La revolución capitalista, fue la gran obra de la burguesía, al permitir el gigantesco auge de las fuerzas productivas. Fuerzas que se pudieron desarrollar en el marco de las relaciones sociales de producción que desplazaron a las relaciones feudales, basadas en el trabajo servil. Sin embargo, las actuales relaciones sociales de producción ya no permiten el desarrollo de las fuerzas productivas, sino que las atajan.

Parte de las fuerzas productivas están compuestas por la naturaleza, las máquinas y las herramientas, que en su conjunto corresponden a los medios de producción; pero otra parte está compuesta de la fuerza de trabajo, que consiste en la capacidad física e intelectual del trabajador. Si bien es cierto hay un considerable desarrollo de los medios de producción, también es cierto que este no es lo suficientemente rápido, puesto que está enmarcado por la ley económica fundamental del capitalismo en su fase imperialista, esto es, la obtención de la máxima plusvalía.

El trabajador asalariado está constreñido cada vez más a las condiciones mínimas de sobrevivencia. El productor directo no se desarrolla, por el contrario se podría decir que se infra desarrolla, en el sentido de sus condiciones materiales de existencia. En el caso de los intelectuales, estos son capacitados con el fin de hacerlos parte del mecanismo para innovar las modalidades de sobreexplotar la fuerza de trabajo directa, el trabajo asalariado, con el objeto de extraer más plusvalía (trabajo no remunerado).

En este marco, cualesquiera que sean las medidas de política que puedan implementar los gobernantes de turno, no pasan de ser una suerte de cosmética particular, pues son matices de las diferentes formas de explotación burguesa; mientras que las reacciones de los sectores de la burguesía, que puedan ser eventualmente afectados en sus intereses económicos inmediatos, se presentan como si fueran expresiones del interés nacional, tratando de incorporar en el reclamo a los mismos explotados por este sistema.

La burguesía liberó al trabajador de la servidumbre, pero lo sometió a la explotación asalariada. Le dio la libertad personal (la libertad de vender su fuerza de trabajo al burgués que quiera), pero le quitó la libertad social, sometiéndolo a la clase burguesa en general (obligándolo a vender su fuerza de trabajo a la burguesía), haciéndolo depender de los intereses de la burguesía para poder vivir. Peor aún, lo disfrazó de burgués, a través de las microempresas, con lo cual no solo lo sometió a él, sino también a toda su familia, al convertirlos en un asalariado colectivo bajo la forma de un emprendedor, agudizando la explotación con remuneraciones colectivas (ingresos de la microempresa) que reducían la remuneración individual.

Los equívocos a los que nos puede inducir la burguesía están dados por las concepciones sociales subjetivistas. Así, mientras que la burguesía en sus diferentes expresiones hace del individuo el responsable de las condiciones históricas, la concepción científica de la sociedad parte a la inversa, de las condiciones materiales de existencia. No niega el papel del individuo, sino que lo coloca en su justa medida. “Un par de palabras para evitar posibles equívocos. En esta obra, las figuras del capitalista y del terrateniente no aparecen pintadas, ni mucho menos, de color de rosa. Pero adviértase que aquí sólo nos referimos a las personas en cuanto personificación de categorías económicas, como representantes de determinados intereses y relaciones de clase. Quien como yo concibe el desarrollo de la formación económica de la sociedad como un proceso histórico–natural, no puede hacer al individuo responsable de la existencia de relaciones de que él es socialmente criatura, aunque subjetivamente se considere muy por encima de ellas.” (Carlos Marx. El Capital Tomo I. Prefacio a la Primera edición.)

Sin embargo, el análisis político y económico, requiere de la comprensión del rol que cada individuo cumple en el proceso histórico. Si “No es la conciencia del hombre la que determina su ser sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia.” (Prólogo a la Contribución a la Crítica a la Economía Política), entonces, debemos comprender el papel de Ollanta Humala y del Partido Nacionalista, como sujetos históricos que representan los intereses generales de la burguesía como clase, y los intereses específicos de ciertos sectores de la burguesía. Pero en la medida que este partido y personaje, no brotan de la tradición burguesa sino de intereses personales de poder, aparecen como un caso de “intelectuales” pequeño burgueses tratando de insertarse en la clase burguesa, no solo por su posición sino por sus condiciones materiales de existencia; y por ello, al estar limitados por el marco burgués, no son capaces de imaginar otro orden social, creyendo que los problemas del Perú son consecuencia de los individuos que han ejercido el gobierno del poder en las últimas décadas.

Estos personajes creen que la corrupción es consecuencia de los corruptos, que la explotación se debe a los explotadores, que la delincuencia es culpa de los delincuentes, etc. Todo es culpa de los individuos que desarrollan las acciones de los que se les hace culpables.

No se dan cuenta que el problema radica en las condiciones materiales de existencia que produce corruptos, explotadores, delincuentes, etc. Por eso es que existen dirigentes de derecha, de centro y de izquierda que caen en la corrupción, en la explotación y en la delincuencia. Todos ellos actúan como parte de un proceso de extracción de trabajo no remunerado, de plusvalía, que aparece bajo la forma específica de ganancia industrial, comercial, bancaria y renta capitalista (de la tierra y de los locales donde se lleva a cabo las actividades económicas capitalistas); proceso en el cual cada quien busca la forma de obtener una parte de la plusvalía, ya sea en forma legal o ilegal. De no haber plusvalía, no habría nada que arrebatarse.

La burguesía, que actúa bajo el marco de su legalidad, trata de dar las medidas que protejan su forma de obtener ganancias, y que castigue a quienes se las arrebaten. Sin embargo el pago de coimas, siendo ilegal, es un mecanismo que aprovechan los burgueses para agenciarse los negocios que les darán mayores ganancias; las diversas formas de fraude, de los que salen muchas veces impunes, dados sus vínculos con el poder judicial, al que tienen sometido por el imperio del dinero, es otro mecanismo; además de otras modalidades con las cuales los burgueses se enfrentan entre sí como parte de la competencia por la mayor parte de plusvalía que puedan obtener de la explotación de los obreros asalariados en su conjunto.

La incapacidad del actual gobierno para enfrentar algunos problemas, es expresión de su concepción burguesa. Los cambios y reformas económicas no serán sino la variación de las diversas interpretaciones que a lo largo de nuestra historia republicana han esgrimido para llegar al gobierno. La única salida para los males que promueve el sistema capitalista está en el socialismo.

Las diversas formas de la delincuencia serán superadas, cuando la explotación del hombre por el hombre de paso a relaciones de igualdad, solidaridad y reciprocidad. Cuando el excedente generado por el esfuerzo humano no sea apropiado por algún sector de la sociedad, sino cuando este excedente social se disfrute colectivamente por la sociedad en su conjunto.

Por ello, la crítica al actual gobierno y sus personajes más destacados, debe transformarse en la crítica al capitalismo y a la burguesía en su conjunto. De no ser así, seguirán apareciendo en el imaginario colectivo cada cinco años las diversas alternativas que desde la propia burguesía nos aderezarán un diverso régimen burgués sobre un mismo fondo capitalista.

Crisis Económica y Mensaje de Despedida

César Risso

EL MENSAJE PRESIDENCIAL nos ha revelado el rol asignado al presidente Ollanta Humala por el imperialismo y la burguesía nacional.

“Desde el inicio de nuestro mandato, nos propusimos con vocación integradora, la recuperación de un país fragmentado. Todos nuestros esfuerzos han estado dirigidos a que cada uno de nuestros compatriotas, en cada rincón de nuestro país se sienta parte de esta Nación llamada Perú, con los mismos derechos a una educación y salud de calidad, a estar conectados e integrados con su tierra y su cultura, a ser respetados por su trabajo y recibir un salario justo y a que el Estado le brinde las oportunidades para explotar todas sus capacidades.” (*)

Tenemos en estas líneas del mensaje presidencial el reconocimiento de que la labor de este gobierno, en su condición de representante de la burguesía, es el de explotar todas las capacidades de todas las personas de nuestro país. Esto quiere decir que no habrá ser humano que no sea utilizado como fuerza de trabajo asalariado para incrementar la riqueza de la burguesía. Así, los miembros de las comunidades campesinas y de las comunidades nativas, tarde o temprano, serán parte de los obreros asalariados. Esta es la labor fundamental de este gobierno, que se ha propuesto avanzar lo más que pueda en esta tarea. Y será la labor central del próximo gobierno, pues es una política impuesta por el imperialismo.

El criterio que emplea el presidente, es el de salir de la pobreza para incorporarse a la actividad productiva del país. ¿Significará esto que se incorporan a la actividad formal? O, ¿mas bien, que trabajan como independientes formales? O, que se encuentran trabajando como dependientes y en planilla en una mediana o gran empresa; o, que se encuentran como dependientes en una microempresa, en la que ganan menos del mínimo. Difícil saber a qué se refiere. Sin embargo, en general, podemos afirmar que estas personas han pasado de ser no útiles para el capitalismo, a ser útiles para el capitalismo, con lo cual, se han convertido en fuerza de trabajo que se compra y se vende en el mercado, esto es en una mercancía, que tiene la peculiaridad de crear más valor que el que ella misma requiere para reproducirse en las condiciones de vida de obreros asalariados, esto es, en una situación paupérrima, al igual que su familia. En otras palabras, y para decirlo de una vez, el programa de Ollanta Humala ha convertido a cientos de miles de personas en objeto de explotación.

La función del Estado burgués consiste en garantizar la explotación asalariada proveyendo fuerza de trabajo. Si las condiciones de vida de los trabajadores son insostenibles, entre otras cosas por la baja remuneración que el sector privado paga, entonces el Estado interviene en la reproducción de la fuerza de trabajo a través de una serie de programas de alimentación y de salud; así como el de pensión 65, pues las familias en situación de pobreza se verían obligadas a reducir la ración promedio para atender a sus familiares de la tercera edad, lo cual afectaría la reproducción de la fuerza de trabajo, al verse los niños y los jóvenes privados de parte de su ración.

La situación de la personas que están adscritas al programa pensión 65 es deplorable. Estos reciben 250 soles cada dos meses. Es decir, la asignación mensual es de 125 soles. Pero a cambio, por esta irrisoria suma, “[…] nuestros abuelitos tienen además, la oportunidad de trasladar sus conocimientos ancestrales a través del Programa Saberes Productivos, con el cual enseñan a las niñas, niños y adolescentes, las técnicas agrícolas, el uso de las plantas en la medicina tradicional, el tejido y pintado de textiles, así como nuestras lenguas originarias andinas y amazónicas, tan variadas y ricas.”

Con respecto a los nativos, Ollanta Humala señala: “Mi gobierno ha puesto especial atención a nuestras Comunidades Nativas Amazónicas. Me da orgullo informar que hemos incorporado al Padrón General de Hogares a las 274 mil 167 personas que habitan en los 2 mil 400 centros poblados de la Amazonía para que sean usuarios de TODOS los programas sociales y servicios que presta el Estado Peruano.”

Este programa busca incorporar a los nativos a las “actividades productivas”, es decir, convertirlos en fuerza de trabajo para la explotación asalariada. La burguesía podrá contar así con más mano de obra disponible.

“Las madres en el Putumayo, valoran que sus hijos se enfermen menos, que en el distrito de Salas en Lambayeque ya no tengan que depender de los camiones para conseguir agua, que en zonas como Yarinacocha y Manantay en Pucallpa ya tengan luz eléctrica, que en las provincias de Tayacaja en Huancavelica o Páucar del Sara Sara en Ayacucho vean sus comunidades integradas por carreteras o que los padres del distrito de Yacus en Huánuco sientan orgullo de la educación que reciben sus hijos y de los colegios construidos e implementados en esa región.”

Que las madres celebren que sus hijos se enfermen menos nos alegra. Pero esto está en contradicción con la actitud del gobierno frente a las transnacionales mineras y las dedicadas al sector de hidrocarburos. En estos casos son conocidos los desastres naturales por contaminación que estas empresas producen, frente a lo cual el gobierno se encarga de reprimir a quienes denuncian y protestan contra estos hechos. Evidentemente, el presidente no podría decir en estos casos que las madres celebran que sus hijos enfermen menos. El abierto apoyo del actual gobierno a las transnacionales tiene carácter de genocidio contra las poblaciones que se encuentran en estas zonas.

Con respecto a la reducción de la pobreza que el presidente esgrime como uno de los logros de este gobierno, sabemos que esto depende de la forma de cálculo de esta. Si se utiliza el método de cálculo del índice de pobreza multidimensional, existen 3 millones 600 mil pobres no visibles para el Estado. Y si agreguemos a esto la población que se encuentra bajo el régimen de esclavitud temporal, como en el caso de la minería ilegal en Madre de Dios, la situación se agrava; sin mencionar la situación de precariedad en la que se encuentran las familias que desarrollan sus actividades económicas como microempresarios, como un régimen laboral a favor de las medianas y grandes empresas.

¿Es posible que se siga hablando de dar oportunidades a todos?, cuando lo que vemos es un constante proceso de selección bajo diversas vías. Acaso la selección no nos indica que se deja de lado a la mayoría. Pareciera que el gobierno quiere tener algo que mostrar.

Todas estas medidas que consisten en el favorecimiento a determinadas personas, y que es apreciado por su entorno, creará, al igual que en el caso de Juan Velasco Alvarado y Alberto Fujimori, una cierta base social para el respaldo a su Partido.

Este gobierno, por lo menos en el discurso, ha puesto especial énfasis en la reforma educativa. Pongamos un solo ejemplo de la supuesta reforma educativa de este gobierno a nivel superior. Un docente contratado, a tiempo parcial y en la categoría de auxiliar, al que se le exigía título universitario en la antigua ley, ganaba 833 soles mensuales. Con la nueva ley lo único que ha cambiado es que ahora se le exige que por lo menos tenga grado de magister. ¿Podrá este docente seguir dedicándose a la docencia a nivel superior? ¿Le alcanzará el sueldo que le corresponde para llevar a cabo estudios de posgrado? ¿A esto le llaman reforma de la educación superior?

La verdadera reforma burguesa a nivel de la educación superior consiste en uniformizar el pensamiento de los jóvenes a través de la formación universitaria, para convertirlos en unos autómatas defensores del capitalismo.

Con respecto al tema de los medicamentos genéricos y de marca. La diferencia entre uno y otro es justamente el nombre. El contenido está dado por lo que se conoce como sustancia o principio activo, que es justamente lo que tiene las propiedades de prevenir, amenguar, o curar las enfermedades. Si es genérico, quiere decir que ya no está bajo la patente. Es decir que es un medicamento de libre producción y comercialización.

La pregunta que nos hacemos al respecto, es si el gobierno va a desarrollar el estudio de los medicamentos de marca que actualmente están protegidos por una patente, para producirlos y comercializarlos internamente a precios mucho más bajos. Dados los antecedentes de sumisión a las transnacionales en el rubro de minería e hidrocarburos, es casi imposible que este gobierno actúe en esos términos.

Toda la inversión en la red vial a nivel nacional, que asciende a 30 mil millones de soles, tiene dos objetivos: el primero consiste en abaratar los productos del interior del país para el consumo de los obreros asalariados, con lo cual estaría bajando el valor de la fuerza de trabajo, y así proteger a las empresas de la posibilidad de un aumento de remuneraciones; de otro lado, dar la posibilidad de ganancias a las empresas constructores a las que se les adjudicó las obras.

Con respecto a la construcción de viviendas, la nueva legislación promueve este negocio, indicando que habrá mayor acceso a la vivienda por parte de los sectores menos favorecidos. Cómo así podrán acceder a la vivienda con las míseras remuneraciones que reciben los trabajadores. Lo que se logrará será que mucha gente se endeude, lo que disminuirá la parte de ingreso corriente que destinaban al consumo de alimentos, prendas de vestir, medicina, o estudios a todo nivel. Esto provocará que cualquier cambio en la economía del país tenga un impacto negativo considerable en estas personas, y que finalmente se vean obligadas a abandonar sus viviendas, y al romper la cadena de pago se genere el estallido de la crisis económica en nuestro país.

Con este resultado, la labor de Ollanta Humala habrá llegado a su final, pues en la situación de crisis económica, se verá obligado a reducir el gasto público; pero habrá logrado sacar de las comunidades campesinas y nativas a varios cientos de miles de personas, que desarraigadas de sus zonas de origen y formas de vida colectivistas, no tendrán otra alternativa que vender su fuerza de trabajo a la burguesía.



El Capitalismo Senil y el Nuevo Caos Mundial

(Onceava y Última Parte)

Samir Amin

3. Al pasar a la ofensiva, el capital del imperialismo colec­tivo dominante ha recusado el principio de la soberanía de las naciones y ha sustituido a la ONU, que es la única insti­tución representativa de las naciones del planeta, por la OTAN, el instrumento militar del imperialismo.

La democracia y los derechos de los pueblos que las po­tencias del G-7 invocan para justificar sus intervenciones sólo están concebidos como el medio político de gestión de la crisis del mundo contemporáneo, como un complemento de los medios económicos de esta gestión neoliberal. Esta democracia es solamente circunstancial. El discurso sobre la buenagovernarnetambién lo es. Además, como está íntegra­mente sometido a las prioridades que trata de imponer el des­pliegue de la estrategia Estados Unidos/tríada, se lo instru- mentaliza con absoluto cinismo. De ahí el uso sistemático de la regla "dos pesos, dos medidas".

Por otra parte, el método establecido no se limita a la insistencia y la manipulación de los medios. Trata de poner a los pueblos ante opciones inmediatas inaceptables: o bien soportar la opresión, o bien desaparecer, o bien situarse bajo el protectorado de las potencias imperialistas. Para ello, es necesario mantener un absoluto silencio sobre las políticas que condujeron al drama.

El principio del respeto de la soberanía de las naciones debe continuar siendo la piedra angular del derecho inter­nacional. Y si la Carta de las Naciones Unidas decidió pro­clamarlo, ello se debió precisamente a que ese principio había sido negado por las potencias fascistas. En su conmovedor discurso pronunciado en 1935 ante la Sociedad de las Nacio­nes, el emperador HailieSelassie hizo comprender claramen­te que la violación de ese principio -cobardemente aceptada por las democracias de la época- hacía sonar campanas de difunto para aquella organización. Que hoy sean las demo­cracias mismas quienes violen nuevamente ese principio con la misma brutalidad no constituye una circunstancia atenuan­te, sino que es una circunstancia agravante. En resumidas cuentas, éste es el comienzo del fin de las Naciones Unidas, un fin tan poco glorioso como el de su antecesora, pues hoy ya se la trata como una mera cámara de registro de las deci­siones que toman y ejecutan otros. La solemne adopción del principio de la soberanía nacional producida en 1945 estaba lógicamente acompañada por la prohibición de recurrir a la guerra. Los Estados están autorizados a defenderse contra el que viole su soberanía mediante la agresión; pero, si son los agresores, están condenados de antemano.

No hay duda de que la Carta de las Naciones Unidas le ha­bía dado una interpretación absoluta al principio de la sobe­ranía. El hecho de que hoy la opinión democrática ya no acepte que ese principio autorice a los gobiernos a hacer cual­quier cosa con los seres humanos que habitan en su juris­dicción es un progreso cierto de la conciencia universal. ¿Cómo conciliar estos dos principios que pueden entrar en conflicto? Por cierto, la solución no consiste en suprimir uno de los dos términos, ni el de la soberanía de los Estados ni el de los derechos humanos. Pues la vía elegida por los Estados Unidos y, tras ellos, por sus aliados europeos subalternos, no sólo no es la correcta, sino que además oculta los verdaderos objetivos de la operación, que nada tienen que ver con el respeto de los derechos humanos, a pesar de lo que los medios nos quieran hacer creer con sus insistentes versiones.

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