lunes, 1 de enero de 2024

Política

A Propósito de Algunas Ideas Erróneas

Eduardo Ibarra 

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¿Es cierto que el régimen militar de Velasco Alvarado fue nacionalista? Aunque no sea esta una cuestión que esté en el orden del día en el debate nacional, ante algunas declaraciones es preciso el debido esclarecimiento que permita entender el carácter de las medidas económicas y políticas de dicho régimen y su significación en el desarrollo de la lucha de clases en el Perú. Veamos, pues.

Cualquier marxista sabe que no existe uno solo sino varios tipos de nacionalismo. Existen el nacionalismo burgués, el nacionalismo pequeño burgués y el nacionalismo proletario. Por eso existen también nacionalizaciones capitalistas (actuadas por la burguesía y la pequeña burguesía) y nacionalizaciones novodemocráticas y socialistas (actuadas por el proletariado triunfante)

En “Nota polémica a ‘El conflicto minero’ por César Falcón”, Mariátegui sostiene:


Falcón olvida que el Estado demo-liberal es el órgano de la clase capitalista. Su revisionismo lo mueve a prescindir de la existencia o la realidad de las clases y más aún de su conflicto. El afán de considerar y examinar, particular y concretamente, el conflicto minero, lo lleva a separarlo y distinguirlo del conflicto entre capitalismo y socialismo.(1)

Esta afirmación mariateguiana no siempre es entendida en todas sus consecuencias. Pongamos como ejemplo una de esas consecuencias: en “Punto de vista anti-imperialista”, Mariátegui sostiene:

 

… somos anti-imperialistas porque somos marxistas, porque somos revolucionarios, porque oponemos al capitalismo el socialismo como sistema antagónico, llamado a sucederlo, porque en la lucha contra los imperialismos extranjeros cumplimos nuestros deberes de solidaridad con las masas revolucionarias de Europa.(2) 

Así, en la concepción mariateguiana el antiimperialismo queda situado en el marco del “conflicto entre capitalismo y socialismo” y, por lo tanto, somos marxistas “porque oponemos al capitalismo el socialismo”. Por consiguiente, cualquier antiimperialismo (nacionalismo) que no esté situado en dicho marco, que no opone al capitalismo el socialismo llamado a sucederlo, como en el caso del antiimperialismo de Haya, “resulta… elevado a la categoría de un programa, de una actitud política, de un movimiento que se basta a sí mismo y que conduce, espontáneamente, no sabemos en virtud de que proceso, al socialismo, a la revolución social. Este concepto lleva a una desorbitada superestimación del movimiento anti-imperialista, a la exageración del mito de la lucha por la ‘segunda independencia’, al romanticismo de que estamos viviendo ya las jornadas de una nueva emancipación”,(3) y que, en el caso del régimen de Velasco, se expresó igualmente en el mito de la “segunda independencia” y en el mito de una sociedad “ni capitalista ni comunista”, que, naturalmente, hay que entender como una sociedad capitalista y, claro, en modo alguno comunista. 

        Decir que el régimen de Velasco fue nacionalista porque desactivó la vieja estructura semifeudal (aunque solo para evolucionar las formas de esa estructura), o porque rearmó al ejército para intentar la recuperación de los territorios perdidos en la Guerra del Pacífico, o por cualquier otra cosa específica, significa sustraer el entendimiento de cada una de estas cuestiones del “conflicto entre capitalismo y socialismo”. 

        Lo que definió al régimen de Velasco –y continúa definiéndolo ante la historia– fue su carácter burgués, corporativo, contrarrevolucionario, anticomunista. 

Si el régimen de Velasco desactivó a la clase terrateniente feudal, fue porque, a comienzos de la década del sesenta, la lucha campesina había puesto en cuestión la vigencia de tal clase y la situación era propicia para el desarrollo de una guerra revolucionaria. Por lo tanto, la reforma agraria velasquista, actuada económicamente por la vía terrateniente y políticamente por la vía corporativo-burocrática, tuvo un carácter preventivo (preventivo de la revolución) Fue, pues, una medida en defensa del orden capitalista. 

El fortalecimiento armamentístico del ejército se debió a la intención de utilizar el centésimo aniversario de la Guerra del Pacífico (1979) a efecto de insuflar en las masas populares una borrachera nacionalista que sofocara la lucha de clases. Es decir, la publicitada intención velasquista tuvo un carácter burgués. 

Y lo mismo puede decirse de la nacionalización de la Brea y Pariñas, de la expropiación de los complejos agroindustriales, de la “comunitarización” de la gran prensa, de la implementación de la Reforma Educativa, etcétera. 

En resumidas cuentas, la economía, la política y la cultura impulsadas por el régimen de Velasco fue la respuesta general de la burguesía al desarrollo de la lucha de clase del proletariado. 

Con anterioridad a la conquista del poder, el antiimperialismo proletario aplica una táctica precisa que, en palabras de Mariátegui, se expresa así: 


Sin prescindir del empleo de ningún elemento de agitación anti-imperialista, ni de ningún medio de movilización de los sectores sociales que eventualmente pueden concurrir a esta lucha, nuestra misión es explicar y demostrar a las masas que sólo la revolución socialista opondrá al avance del imperialismo una valla definitiva y verdadera.(4) 

Y que, consumada la conquista del poder, se expresa en la nacionalización de la industria (con excepción de la pequeña), del comercio (con excepción del pequeño), de la tierra, de la banca, etcétera.

Por lo expuesto, llama la atención que algunos marxistas hayan hablado del nacionalismo del régimen de Velasco o del nacionalismo de alguna de sus medidas y que, incluso, uno de ellos haya hecho una autocrítica pública de su pasada creencia de que tal régimen había sido “fascistizante”. 

En conclusión, cuando un marxista habla de nacionalismo, siempre es necesario que especifique a qué tipo de nacionalismo se refiere. De otro modo solo estaría contribuyendo a confundir a la gente. 

Notas

[1] Ideología y política, pp. 230-231.

[2] Ob. cit., p. 95.

[3] Ob. cit., p. 90.

[4] Ob. cit., p. 91.

07.07.2023. 

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