lunes, 1 de enero de 2024

Economía

El Capitalismo sin Bozal de Javier Milei

Cesar Risso

LA POLÍTICA ECONÓMICA aplicada por Javier Milei, lo presenta como un títere de la gran burguesía argentina. Es el espécimen que ha logrado encontrar para realizar lo que la burguesía quiere aplicar pero que no se atreve a hacerlo de forma tan extrema, pues teme las consecuencias que pueden traerle al capitalismo. No obstante estar detrás de estas medidas, la burguesía trabaja tras bambalinas, para que las consecuencias no sean vistas como resultado del sistema capitalista, sino como las elucubraciones de un desequilibrado. Así, antes de expectorar a Milei, habrán logrado algunas medidas para explotar en mejores condiciones, más “libremente”, a las clases trabajadoras.

Javier Milei cree que las medidas de política económica que está aplicando son lógicas y correctas, puesto que así lo propone la teoría económica burguesa. Sin embargo, en este sentido, se pone la lógica por encima de lo humano, dado que se conocen las graves consecuencias sobre las clases trabajadoras de estas medidas de política económica. Pero resulta que, la economía siendo una ciencia social, debería de colocar lo humano (situación de las clases trabajadoras) por encima de la “lógica”; pero para que esto sea así, debe superarse el sistema capitalista. Esta “lógica” capitalista, que corresponde a las leyes de la producción y distribución de los bienes materiales y los servicios que los seres humanos requerimos para existir es la que está vigente. Vale decir que, la economía estudia la forma en que las necesidades de los seres humanos se satisfacen, dependiendo de la forma en la que se ha organizado la producción. Así, las relaciones sociales de producción establecidas en base al desarrollo de las fuerzas productivas determinan la posición de los individuos en la producción, configurando las clases sociales. De modo que el capitalismo siendo una forma de organización de la producción, se basa en el sometimiento de los trabajadores bajo la forma de trabajo asalariado, y tiene como ley fundamental la obtención de plusvalía. La importancia de esta ley, descubierta por Carlos Marx, radica en que la producción tiene que generar para los capitalistas la máxima plusvalía, y de no ser así el sistema entraría en crisis.

Una primera deducción con respecto a la ciencia económica burguesa, es que no puede resolver la crisis económica. La prueba de esto no está solo en la situación argentina. Las mayores crisis económicas del capitalismo se han presentado o iniciado en los Estados Unidos, justamente donde se encuentra el mayor número de premios Nobel de economía. Esto nos conduce a reconocer la existencia de leyes económicas propias del capitalismo. Este reconocimiento se expresa en la existencia de las crisis económicas, de la ley de la tendencia decreciente de la cuota media de ganancia, de la ley del valor, etc.; leyes que no se pueden cambiar o vulnerar, sino a condición de cambiar el modo de producción.

Las medidas que viene dando Milei en Argentina, que hemos vivido en el Perú con el fujimorismo, muestran lo que es el capitalismo sin control: la sobre explotación de las clases trabajadoras; la entrega de empresas estatales a las grandes empresas privadas; la privación de derechos de los trabajadores, etc. Es decir, el capitalismo neoliberal en su versión más pura, y por lo tanto más absurda, que es la libertad total de las empresas privadas para explotar a los trabajadores.

La competencia entre capitalistas les exige reducir los costos, sobre todo los referidos a la mano de obra, de tal modo que cada empresa trata de pagar lo menos que pueda a sus trabajadores, mientras obtiene las más altas ganancias. Pero resulta que, si las empresas compiten por pagar cada vez menos a sus trabajadores, entonces el conjunto de la burguesía reduce al mínimo imaginable estas remuneraciones. En otras palabras, la burguesía sin su Estado, destruiría a la clase obrera, y con ello la fuente de su ganancia. En consecuencia, el Estado burgués, en alguna medida, controla los desmanes de los burgueses individuales, para defender los intereses de la burguesía como clase. No obstante, esto va a depender del sector de la burguesía que lidere el gobierno del Estado.

En la coyuntura que se vive en Argentina, la disminución brutal de las remuneraciones, más la hiperinflación que está en ciernes, significará la imposibilidad de los trabajadores argentinos de adquirir lo que necesitan para vivir. La burguesía en su conjunto no podrá afrontar esta situación dado que no podrá vender lo que produce. Ósea que, la búsqueda de ganancias elevadas, conduce a la crisis económica. Así, el pretendido ajuste fiscal propuesto por Milei, reforzará el déficit fiscal al no poder obtener ingresos por los impuestos, debido a la caída en su conjunto de la economía argentina.

Además, Milei ha vuelto a endeudar a Argentina, incrementando así la deuda externa, y con ello profundizando el déficit fiscal, el cual pretende combatir. Pero en este caso se trata, como es común en los Estados Unidos, de financiar a las empresas privadas con el dinero de los trabajadores, promoviendo así “ganancias privadas y deudas públicas (de las clases trabajadoras).”

“El capital financiero tiene total preeminencia en un gabinete bendecido por el FMI. Los bancos festejan la desregulación de las tarjetas de crédito y la eliminación del tope a los intereses punitorios que pagan sus clientes.

Ese protagonismo financiero quedó explicitado, con la emisión de un nuevo bono para saldar la deuda del Estado con los importadores. Ese título (Bopreal) pretende resarcir a las empresas que adquirieron bienes del exterior, sin contar con las divisas que Massa rehuyó entregarles ante la forzosa carencia de reservas. Para remediar ese impago, los adalides de la austeridad fiscal vuelven a endeudar el Estado, con un bono por 30 mil millones de dólares, que cotiza en divisas y ofrece elevados rendimientos”.1

De la supuesta honradez de Milei, de su experiencia y conocimiento al presentarse como experto en crecimiento económico, de lograr que Argentina sea la economía más rica del mundo, etc., debemos señalar que es parte, de un lado, de la propaganda electoral, y de otro lado, de la afiebrada visión de Milei. Por ejemplo, habla de la casta, de quienes se han beneficiado de las políticas peronistas; pero las medidas que está aplicando están dirigidas a favorecer a los grandes capitalistas, y a la burguesía en general.

“El libertario ya tiene preestablecidos a los ganadores de su partida. Diseña las privatizaciones a medida de esas firmas, mediante la conversión de las empresas públicas en sociedades anónimas. Cada capítulo de su mega decreto favorece a un grupo predeterminado.

La anulación de la ley de góndolas es para Coto, los cambios en los clubs de fútbol son para Macri, la remodelación del azúcar para Blaquier, la desregulación financiera para Galperín, el desmembramiento de YPF para Rocca y el descontrol de los alimentos para Arcor, Danone y Molinos”.2

Esta es la libertad que preconiza Javier Milei. La libertad de la burguesía de someter a las clases trabajadoras hasta el límite de lo soportable como seres humanos, esto es, en aplicar medidas que lleven a la condición de seres infrahumanos a los miembros de las clases trabajadoras. Esto es lo que en la visión de Milei es la base de la riqueza que llevará a Argentina a ocupar un lugar de privilegio en la economía mundial.

Veamos cómo interpreta la libertad y la lógica económica Javier Milei. Si contemplamos un aspecto, como por ejemplo el pretender cobrar por los daños económicos causados por las protestas, entonces, si fuera consecuente, debería de pagar Javier Milei, y todos sus ministros, por los daños causados a la población, por el desempleo, la crisis, la inflación, la pobreza, etc. Es decir, que su mala gestión y las consecuencias negativas en los trabajadores, y en la población en general, debería ser pagada a las víctimas por los responsables de tales consecuencias.

Evidentemente Javier Milei no va a hacer extensiva la aplicación consecuente de la política que está aplicando contra quienes protestan, por la sencilla razón de que es un representante de la burguesía; que solo le preocupa el impacto negativo en las ganancias; y que, el impacto negativo en las clases trabajadoras no le interesa. Es la expresión desnuda de los intereses de la burguesía, aunque planteada como algo inevitable. Y, en efecto es inevitable, si de lo que se trata es de conservar el capitalismo. Aunque con respecto a las medidas de política económica para enfrentar la crisis, hay alternativas menos graves, pero igualmente perjudiciales para las clases trabajadoras.

La devaluación de la moneda argentina ha elevado los costos de los insumos importados, así como de todas las mercancías importadas que se comercializan en el país. En consecuencia, el impacto en las ganancias de las empresas, así como en la capacidad de consumo de las clases trabajadoras se han visto seriamente afectados.

Por donde se mire, las medidas de Milei llevan a una serie de conflictos cuya agudización configura la magnitud de la crisis y la envergadura de la salida de la misma. La política económica capitalista conduce a la caída, más rápida o más lenta, de la actividad económica, hasta que llegada a un límite comienza a mejorar, pero después de haber destruido buena parte de las fuerzas productivas, como por ejemplo a la fuerza de trabajo, y los activos de las empresas.

A la política neoliberal no se le debe oponer la política económica keynesiana, en la que la participación del Estado permite a través de la inversión pública superar la crisis económica. En ambos casos se trata de destruir parte de las fuerzas productivas para reanimar la economía. Sin embargo, en el caso de la política keynesiana, el Estado puede amortiguar las consecuencias de la crisis, pero a condición de prolongarla. Cualquiera de las dos políticas económicas que se implemente, no pueden anular la existencia de las leyes económicas capitalistas, y, por lo tanto, en ambos casos, deben de recurrir a medidas que conduzcan a que las inversiones de los capitalistas obtengan las ganancias que esperan recibir. El objetivo es reanudar la explotación de las clases trabajadoras para, en mejores condiciones para la burguesía, obtener la máxima plusvalía.

Ya sea con las políticas socialdemócratas o las políticas neoliberales, la solución a la crisis económica capitalista es la misma, aunque con diversa intensidad. En este sentido, Milei o Massa, para el conjunto de las clases trabajadoras, iban a producir parecido efecto: más pobreza, más explotación, más desempleo, etc. Es decir, la solución a la crisis económica capitalista no estaba en la elección de Massa o de Milei, sino en la superación del modo de producción capitalista.

Superada la crisis económica actual en Argentina, no pasará mucho tiempo en que vuelva a presentarse. Esta es la tragedia de todos los países en los que domina el modo de producción capitalista.

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(1) https://katz.lahaine.org/b2-img/INCONSISTENCIASDEUNAINDITAAGRESIN.pdf

(2) Ibidem.


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