La
Inflación y la Propaganda Burguesa
César Risso
Durante los últimos meses, particularmente desde la segunda vuelta, se ha venido dando un fenómeno inflacionario del cual se ha estado haciendo responsable al Presidente Pedro Castillo, a Vladimir Cerrón, al Partido Perú Libre y, en general, a toda la izquierda. Es curioso que todos los “supuestos” responsables, según la burguesía, no tengan poder económico. O sea que, estos personajes y agrupaciones no son “agentes económicos”, en el sentido burgués de la expresión, que puedan con su conducta afectar las variables económicas, específicamente el nivel general de precios.
La teoría económica burguesa dice que los precios se forman en el mercado como resultado de la oferta y la demanda. Pero ahora nos dicen que no son la oferta y la demanda las que determinan los precios, sino más bien los precios se determinan por el comportamiento de los mencionados personajes y agrupaciones. Para ser justos, hay que añadir que la burguesía señala que, dada la incertidumbre política, se genera una situación en la cual, ante las perspectivas negativas de la economía, los empresarios ven por conveniente retirar sus capitales, o al menos una parte, y llevárselos a otro país para ponerlos a buen recaudo. Es decir, el elemento político viene a ser la causa de la reducción de capitales en nuestro país y, en consecuencia, de la disminución de la oferta, después de lo cual, ahora sí, vuelve a funcionar la oferta y la demanda. Habría que concluir que los intelectuales burgueses tienen serios problemas en la comprensión de la formación de los precios, y de la inflación, o que comprendiendo más o menos el asunto, con las limitaciones propias de la clase social a la que representan, prefieren individualizar el fenómeno y convertir a Pedro Castillo y lo que este significa en la conciencia burguesa, en el responsable de la inflación, y con ello negar a la oferta y la demanda el rol que le asignan en la teoría económica.
Sin embargo, no cabe duda alguna de que cualquier problema económico será atribuido al actual presidente y a toda la izquierda, como parte de la lucha de la burguesía por recuperar la conducción de sus negocios.
Saquemos una primera conclusión en base a las afirmaciones de la burguesía respecto del fenómeno inflacionario que vivimos actualmente. La oferta y la demanda de mercancías no son la causa última del aumento de los precios. Claro que no se nos ocurriría hacer responsables de dicha situación a Pedro Castillo, ni a Vladimir Cerrón, ni a ningún otro que no tenga poder económico.
Veamos algunos de estos factores que se encuentran detrás de la actual inflación y, en consecuencia, de la oferta y la demanda de mercancías.
“La inflación interanual aumentó a 4,95 por ciento en
agosto, desde 2,45 por ciento en mayo, debido a factores de oferta tales como
aumentos significativos en precios internacionales de insumos para los
alimentos (granos y fertilizantes), de combustibles y derivados, fletes de comercio
exterior, así como por la depreciación del sol. La inflación sin alimentos y
energía aumentó de 1,76 a 2,39 por ciento en el mismo periodo, permaneciendo
dentro del rango meta y manteniéndose como una de las más bajas de la región.
De igual manera, los diferentes indicadores tendenciales de inflación se ubican
en el rango meta, a excepción de la media acotada, cuya variación alcanzó un
valor de 3,08 por ciento.” 1
Como se puede apreciar, la burguesía no se informa como se debe de la situación que está provocando la inflación en nuestro país. Esta información se queda en los círculos de investigadores burgueses, pero la burguesía como clase se muestra ignorante en este problema. Prefiere mostrarse esquiva a las verdaderas causas coyunturales de la inflación, para así desorientar al pueblo y hacerlo creer que el problema ha sido originado por Pedro Castillo y la izquierda; pretende ocultar así que son sus intereses los que motivan la reacción que provoca el incremento de precios. Para decirlo en términos generales: la inflación es un fenómeno capitalista.
El
precio es, en última instancia, la forma exterior, la envoltura, en la que se
presentan en la superficie las contradicciones de clase en la sociedad
capitalista, que se desenvuelve en el terreno de la anarquía de la producción (mercado
libre o regulado); contradicciones de clase que de un lado expresan el dominio
del capital y los intereses de la burguesía, y que en consecuencia se asientan
sobre la propiedad privada de los medios de producción y el trabajo asalariado;
que por lo tanto, la estructura de la sociedad capitalista, con las
contradicciones en el seno de los mismos capitalistas, que pugnan por tener ganancias
más elevadas, desarrollan todas las formas posibles para arrebatarse entre
ellos mayores porciones de la plusvalía extraída a los trabajadores; que
actuando en conjunto, ejercen su poder político, que emana de su poder
económico, para extraer de diversas formas mayor cantidad de plusvalía a los
trabajadores; en fin, para someter a todo (naturaleza incluida) y a todos a sus
viles propósitos. Si los precios son el resultado de todo esto, no podemos
decir que es el mercado, la oferta y la demanda, el que determina los precios,
sino que la oferta y la demanda es asimismo resultado de la estructura económica
y política de la sociedad, y que en consecuencia, para tener un control
efectivo de los precios, debemos cambiar la estructura económica y política de
la sociedad, partiendo de la eliminación de la propiedad privada de los medios
de producción y el sistema de trabajo asalariado, y con ello eliminando la
anarquía de la producción.
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