martes, 1 de diciembre de 2020

Creación

Nota:

Con motivo de la celebración del natalicio de Federico Engels, publicamos el último párrafo de su Introducción a la dialéctica de la naturaleza, en la sección Creación, pues en este párrafo final, de síntesis, la prosa se hace poesía, y el contenido, a pesar de su carácter científico, hace volar la imaginación hasta lo infinito y eterno, a pesar de la finitud de nuestra existencia.

Comité de Redacción

 

De la Eternidad de la Materia y de la Finitud de Nuestra Existencia*

 

Federico Engels

LA MATERIA SE MUEVE en un ciclo perenne, ciclo que probablemente describe su órbita en períodos de tiempo para los que nuestro año terrestre ya no ofrece una pauta de medida suficiente; en el que el tiempo del más alto desarrollo, el tiempo de la vida orgánica y, más aún, el de la vida consciente de sí misma y de la naturaleza, resulta medido tan brevemente como el espacio en el que se hacen valer la vida y la autoconciencia; en el que toda modalidad finita de existencia de la materia, ya sea sol o nebulosa, animal concreto o especie animal, combinación o disociación química, es igualmente perecedera y en el que nada hay eterno fuera de la materia en eterno movimiento y de las leyes con arreglo a las cuales se mueve y cambia. Pero, por muchas veces y por muy implacablemente que este ciclo se opere también en el tiempo y en el espacio; por muchos millones de soles y de tierras que puedan nacer y perecer y por mucho tiempo que pueda transcurrir hasta que lleguen a darse las condiciones para la vida orgánica en un solo planeta dentro de un sistema solar; por innumerables que sean los seres orgánicos que hayan de preceder y que tengan que perecer antes, para que de entre ellos puedan llegar a desarrollarse animales dotados de un cerebro capaz de pensar y a encontrar por un período breve de tiempo las condiciones necesarias para su vida, para luego verse implacablemente barridos, tenemos la certeza de que la materia permanecerá eternamente la misma a través de todas sus mutaciones, de que ninguno de sus atributos puede llegar a perderse por entero y de que, por tanto, por la misma férrea necesidad con que un día desaparecerá de la faz de la tierra su floración más alta, el espíritu pensante, volverá a brotar en otro lugar y en otro tiempo.

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(*) Hemos colocado un título que trata de aproximarse al contenido del párrafo transcrito.

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CREACIÓN HEROICA