Economía y Política en la Actual Crisis Burguesa
César Risso
LA ACTUAL SITUACIÓN de conflicto entre
diversos sectores de representantes políticos de la burguesía, no es como se
nos pretende presentar, esto es, como un conflicto entre sectores democráticos
y dictatoriales.
Es
un conflicto que revela la situación de crisis generalizada de la burguesía en
el Perú. Todo el sistema burgués, desde la base económica, hasta la
superestructura jurídico-política, así como su reflejo en la conciencia, está
en una profunda crisis.
Sin
embargo, los representantes intelectuales de la burguesía nos presentan al Perú
como una suerte de “paraíso”; aunque este “paraíso” lo es para las aspiraciones
burguesas de llenarse los bolsillos de dinero.
“A
diferencia de otros vecinos de la región agobiados por problemas económicos
complejísimos, el Perú es quizás el país donde las aspiraciones de progreso y
desarrollo son absolutamente alcanzables. Las finanzas públicas están aún
relativamente bien manejadas, la inflación permanece bajo control, las reservas
internacionales son cuantiosas, la apertura comercial y los TLC dan acceso
preferencial a los mercados más grandes del mundo, el nivel de la deuda pública
es bajo, la calificación crediticia sobresale en la región, el acceso privado y
público al financiamiento internacional es óptimo, y abundan proyectos privados
rentables y públicos para satisfacer demanda existente en vivienda, en
transporte, en telecomunicaciones, en energía, en comercio, en salud y en
educación. Sectores enteros como minería y agroindustria representan riquezas
insospechadas. Se tiene la garantía de un Banco Central independiente de clase
mundial. Y lo más importante, ostenta la proverbial laboriosidad de la
población.” (https://www.ipe.org.pe/portal/confrontar-o-gobernar/)
El peligro que ve en esta situación la clase burguesa,
es decir, los explotadores directos, los capitalistas, es que de seguir así las
cosas, la protesta popular puede desbordarse de los reclamos concretos y
parciales en los que se encuentra embarcada, a la lucha general contra el
sistema capitalista. Así pues, las luchas como en el caso del peaje de Puente
Piedra, o aquel sector que plantea que se vayan todos los congresistas, o
quienes plantean que se legisle para eliminar la inmunidad parlamentaria, o la
lucha de los agricultores desarrollada a través del paro agrario, o las luchas contra
la contaminación en diversas regiones de nuestro país, etc., si se vieran no
como la percepción individual, o de pequeños grupos, que son los directamente
afectados, sino, si se percibieran todas estas luchas como el resultado de la
dominación burguesa, entonces se pasaría de la lucha parcial a la lucha
general.
Pero, incluso
en este caso, el sistema capitalista aun seguiría dominando a nuestra sociedad.
Para que la lucha general tenga sentido, tiene que hacerse bajo la bandera del
socialismo. Si el resultado fuera como el de la experiencia europea, experiencia
que es la aspiración que tiene un grueso de la población, pues asumen que el
problema de fondo está dado por los individuos sometidos a la corrupción, entonces
caeríamos en una lucha por conservar la misma dominación capitalista pero bajo
una forma ligeramente distinta.
Como
sabemos, la variante de la explotación burguesa llevada a cabo en Europa bajo
la denominación de Estado del bienestar, no es otra cosa que una forma de
explotación, un tanto menos cruel, desde el punto de vista económico, pero
igualmente basada en la explotación burguesa, esto es, en trabajo no
remunerado, que como el capitalismo en cualquiera de sus formas, está sometida
a las mismas leyes, y en consecuencia sufre las crisis económicas propias de
este sistema.
De
la corrupción en las instituciones burguesas a todo nivel no hay duda, pero los
agentes de la burguesía están desarrollando una titánica labor para que el
asunto quede ahí. Los intelectuales burgueses y la prensa en su conjunto,
tratan de atajar la conciencia de las clases trabajadoras para que su
percepción de la actual situación sea solo un problema de falta de ética
individual, que se ha extendido un poco o mucho, pero que esa es la causa.
El
reconocimiento de los explotadores directos de su participación en la
corrupción, nos hace ver el problema hasta la médula. Aunque, la prensa se
encargó, hasta donde pudo, de ocultar a los gestores de esta práctica burguesa.
“Este viernes, se conoció que la
constructora Graña y Montero (GyM) ha iniciado el proceso de
colaboración eficaz con el Ministerio Público en el marco de
las investigaciones relacionadas al caso Lava Jato.
Según IDL-Reporteros, la empresa peruana estaría
brindando información relevante sobre el Club de la Construcción,
la Carretera Interoceánica y el tren eléctrico.” (https://larepublica.pe/politica/1479747-lava-jato-grana-montero-inicia-proceso-colaboracion-eficaz-ministerio-publico)
Los explotadores directos, cuya
presencia en estos actos estaba implícita, podían ocultarse amparados en sus
medios de comunicación, mientras actuasen como un solo grupo, como una clase
sin “fisuras”. Sin embargo, ya está claro que frente a las pérdidas que están
afrontando, un sector ha decidido reducir el costo y sacrificar a algunos de
sus integrantes.
Este
conflicto interno en el seno de los explotadores directos es el que ha
permitido ver las pugnas entre sus representantes políticos. Desde hace algún
tiempo era evidente que la clase burguesa había despedido a los fujimoristas como
sus representantes políticos. Estos buscan por todos los medios recuperar su
posición demostrando su fuerza, aunque sus propios actos de corrupción y más
aún su mediocridad, los delatan en sus aspiraciones.
La
burguesía, estando a punto de entregar a la justicia a varios de sus miembros,
puede deshacerse de la carga que en los últimos años ha significado sostener al
fujimorismo, haciendo uso de la llamada cuestión de confianza propuesta por el
Poder Ejecutivo. De un solo golpe sacaría este cadáver político, y renovaría el
Congreso con nuevos representantes, para legislar a favor de la clase burguesa.
Con nuevos aires, la burguesía continuaría haciendo lo que ha hecho siempre,
explotar a las clases trabajadoras.
Una
vez eliminada la corrupción, tarea casi imposible en este sistema, veríamos que
esta agudiza la crisis, pero que no es la causa de la crisis; entonces la
burguesía, a través de los medios de comunicación, haría propaganda acerca de
que la situación de las clases trabajadoras se debe a la falta de inversión, o
a la informalidad, y que esta última se debe a la rigidez del mercado laboral
(los llamados sobre costos laborales), etc.
En
todos los casos en que sufrimos la explotación capitalista y sus consecuencias,
sobre todo en los periodos de crisis económica, la propaganda burguesa apura a
sus representantes para distraer a los trabajadores haciéndoles creer que no es
el sistema capitalista el culpable.
Así,
los negocios de la burguesía continúan, en esta forma de sociedad en la que la
ganancia y el dinero lo son todo. Por ello el narcotráfico próspera, al igual
que la delincuencia común. Todos quieren hacerse de grandes cantidades de
dinero, la forma es lo de menos, vía explotación legal de los trabajadores, vía
la corrupción, o simplemente de manera cruda y desnuda como un asalto directo,
que es lo que hace la burguesía con los trabajadores al extraerles trabajo no
remunerado.
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