martes, 1 de mayo de 2018

Economía

Pobreza y Métodos Burgueses

César Risso

LA POBREZA AUMENTÓ en 1%, nos informa compungida la prensa burguesa. No podemos retroceder, nos dicen algunos de sus intelectuales. Todos debemos estar unidos en estos momentos, nos alecciona el Presidente de la República.

        El informe del INEI es breve:

“Según las estimaciones y proyecciones oficiales de población del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la población total para el año 2017 se calcula en 31 millones 826 mil 018 personas. De ese total, el 21,7% se encuentra en situación de pobreza, es decir, 6 millones 906 mil 249 personas son pobres.

“En el año 2016, de una población estimada de 31 millones 488 mil 625 personas, el 20,7% se encontraban en condición de pobreza, lo que representó 6 millones 531 mil 541 personas en situación de pobreza.

“Al comparar la población en situación de pobreza del año 2017 con relación al 2016, se observa que el número de personas en condición de pobreza aumentó en 374 mil 708 personas.”


Fuente: INEI - Perú: Estimaciones y Proyecciones de Población Total, por Años Calendarios y Edades Simples, 1950 - 2050.
Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) 2014-2017.


        La evolución de la pobreza va de la mano con la evolución de la economía. Y el comportamiento económico se debe sobre todo a las inversiones de la burguesía. Si esta encuentra un ambiente favorable para invertir, lo hará, y si el ambiente no es favorable, simplemente dejará de aumentar la inversión.

        El ambiente favorable a la inversión no es otra cosa que la rentabilidad que la burguesía espera obtener de su inversión. Pero esta rentabilidad depende de lo que Marx llama la composición orgánica del capital. La cuota media de ganancia está en función de la composición orgánica del capital. Como, debido a la competencia, las empresas buscan permanentemente mejorar la producción, o sus procesos económicos individuales, como expresión de la contradicción entre la organización de la producción en el seno de cada empresa, de un lado, y la anarquía de la producción a nivel social, de otro, el capital constante (máquinas, herramientas, materia prima) va aumentando en mayor proporción que el capital variable (fuerza de trabajo).

        La plusvalía, o ganancia, en la expresión de la burguesía, es trabajo no remunerado. Al ser así, y al contener cada mercancía menor cantidad de capital variable, entonces cada mercancía encierra menor valor, es decir, menor cantidad de trabajo socialmente necesario. Por lo tanto, la cuota media de ganancia va disminuyendo, llevando a la economía capitalista a una situación de crisis.

        Este es un proceso cíclico, en el que el punto más bajo es la crisis económica. Con esta aumenta considerablemente el desempleo, y en consecuencia, aumenta la pobreza.

        De modo que la crisis económica, que es la disminución de la producción, su colapso o paralización de la actividad económica, por la caída de la cuota media de ganancia, es consustancial al sistema capitalista. Por eso es que, cuando la burguesía afirma que la pobreza está disminuyendo, demuestra que no es capaz de entender la esencia de la economía capitalista, que se basa en la explotación del trabajo asalariado, y que en el Perú tiene como característica someter a todos los trabajadores: a los comuneros de la selva y de la sierra, quienes producen bienes salarios baratos; a los pequeños campesinos, que igualmente producen bienes salario baratos; a los “emprendedores”, que entregan a sus familias bajo la forma de trabajadores familiares no remunerados, para beneficio de las grandes y medianas empresas; a los trabajadores informales, que igualmente producen bienes salarios baratos; y, finalmente a los trabajadores asalariados, que son la expresión más pura de la explotación capitalista.

        La incapacidad de la burguesía para comprender la esencia del sistema capitalista, la conduce a buscar respuestas diversas, que se basan en los aspectos fenoménicos, o en aspectos ajenos a la economía.

        Estos periodos de crisis, son aprovechados por la burguesía para plantear como solución el aumento de la explotación de los trabajadores. El Estado burgués, promueve el relajamiento de las condiciones laborales, la disminución de los derechos laborales, con mayor éxito para los intereses burgueses, puesto que frente al aumento del desempleo y la posibilidad de ser despedido o de no encontrar trabajo, la población guarda cierta expectativa en estas medidas.

        Además de la incapacidad de la burguesía para entender la esencia de la explotación en el capitalismo, está lo absurdo de no entender que si aumenta el desempleo tiene necesariamente que aumentar la pobreza. Aunque, en este caso, más que incapacidad es el intento de desorientar a la población, separando el desempleo de la pobreza.

        El INEI en el documento N° 066 del 30 de abril del presente año, nos presenta la siguiente información, que nosotros vamos a dar en el sentido inverso. Es decir, que mientras el INEI presenta los datos de lo que los trabajadores tienen, nosotros vamos a mostrar los datos de los que los trabajadores no tienen.

“A nivel nacional, según la Encuesta Nacional de Hogares (ENAHO) existen 16 millones 511 mil trabajadoras/es al año 2017; informó el Instituto Nacional de Estadística e informática (INEI) con motivo de conmemorarse el Día del Trabajo el próximo 1 de mayo.”

Del total de trabajadores, el 64,4% (10 millones 670 mil 900) de la población ocupada no accede al sistema de pensiones.

        En el colmo de la desorientación de los trabajadores, el INEI nos presenta estos datos:

“Más de un tercio de la población ocupada asalariada del país es trabajadora o trabajador independiente

“Según categoría de educación, en el año 2017, el 36,9% (6 millones 99 mil 600 personas) trabajó de manera independiente, el 24,9% (4 millones 116 mil 300) como empleado, el 21,5% (3 millones 544 mil 500) obrero, el 10,1% (1 millón 669 mil 900) Trabajador Familiar no Remunerado, el 4,0% (654 mil 100) como empleador o patrono, el 2,4% (395 mil 200) trabajadora o trabajador del hogar y el 0,2% (31 mil 400 personas) en Otros.”

Es decir, que de este casi 37% de los más de 16 millones de trabajadores, 1 millón 669 mil 100 son trabajadores familiares no remunerados.

        El 44,1% de trabajadores ocupados no tiene un contrato. Es decir, que no tienen permanencia, y que en cualquier momento pueden ser despedidos, o que son trabajadores eventuales.

        Aquí se muestra una contradicción en relación a los trabajadores ocupados con contrato:

“El 55,9% de los trabajadores ocupados asalariados tiene un contrato El INEI informó que en el año 2017, el 55,9% (4 millones 281 mil 300 personas) de la población ocupada asalariada del país tiene un contrato.

[…]

“El 61,8% de la población ocupada tiene un contrato a plazo fijo”

Si solo el 55,9% de los trabajadores ocupados tiene contrato, cómo es posible que el 61,8% de la población ocupada tenga un contrato a plazo fijo.

        Estas son algunas de las contradicciones y encubrimientos en los que se entretiene la burguesía y sus técnicos, con el fin de encubrir las verdaderas causas de la pobreza y la crisis económica.

        Por esto es que resulta risible ver cómo los intelectuales burgueses tratan de explicar el aumento de la “inseguridad ciudadana”, de la delincuencia en general, cuando la causa fundamental está en el sistema capitalista, en el cual reina la burguesía explotando bajo diversas formas a los trabajadores, con la secuela de desempleo y pobreza, arrinconando a los trabajadores en una solución, la delincuencia, para que no piensen en la solución definitiva a la delincuencia, para que no piensen en el socialismo, puesto que esta solución los dejaría sin el poder político para seguir explotando económicamente a los trabajadores.

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