Crisis, Lula, Corrupción y Destitución Presidencial: ¿Qué Pasa en
Brasil y Cuál es la Salida?
EL MANIFIESTO COMUNISTA EXPLICA que la burguesía
tiene sólo dos formas de salir de la crisis: por el aumento de la explotación
de los trabajadores y destruyendo fuerzas productivas. Eso es lo que toda
la burguesía exige hoy pidiendo "reformas estructurales".
Pero
para eso, la burguesía, que declaró la guerra al proletariado, llegó a la
conclusión de que precisa eliminar lo que considera un obstáculo en su
camino. El Partido de los Trabajadores (PT) le ha servido bien en tiempos
de paz, pero sólo le crea dificultades en tiempos de guerra.
El
PT ha perdido la capacidad de controlar a las masas y de proporcionar "paz
social". Y es incapaz de poner en práctica todas las medidas que el
capitalismo necesita depositar sobre las espaldas de las clases
trabajadoras. Y sólo tienen que ofrecer a los trabajadores más
privatizaciones, ahora de todas las empresas estatales (proyecto de ley S555, aprobado
en el Senado el 16/03), congelamiento del salario, pérdida de derechos, y la
Ley Antiterrorista que la presidente Dilma Rousseff firmó el mismo día que tomó
posesión a Lula como ministro.
Sin
embargo, una gran resistencia proletaria continúa en todo el país. Las
huelgas de los maestros en varios estados, empleados municipales de muchas
ciudades, luchas y movilizaciones, ocupación de fábricas en Sâo Paulo, muestran
que la clase obrera está dispuesta para el combate. Lo que las limita son
los dirigentes sindicales adaptados hasta la médula al capitalismo y al
gobierno.
Hay
una rabia latente en todo el pueblo y en contra de todo y de todos, y que puede
explotar en cualquier momento. Y si los trabajadores y los jóvenes se
preguntan "¿Qué va a pasar? ¿Van a detener a Lula?” es porque nadie
les explica que hay otra vía, además del camino de la oposición de derechas y
del camino del Gobierno, está el camino de la independencia de clase y la lucha
por resolver con sus propias fuerzas lo que nadie va a hacer por ellos, abrir
una tercera vía a golpes de movilización y organización contra el capital y
todos sus representantes.
La crisis se precipita
En
este contexto, la detención coercitiva de Lula para llevarlo a declarar por las
acusaciones de corrupción en contra suya, realizada de manera flagrantemente
abusiva y autoritaria, utilizada moral y políticamente para impulsar los actos
del día 13/ de marzo por la oposición de derechas, inició un proceso de
aceleración de la crisis política.
La
revelación del contenido de la denuncia sobre corrupción de Delcídio, que no
perdona a Dilma Rousseff, Lula, Aécio, Renan y Cuña, ni a los partidos PT, PMDB
y al PSDB, involucra al conjunto de los dirigentes de las instituciones
burguesas dominantes. Todas las instituciones de la Nueva República, del
Estado burgués, se hunden en el barro. El sentimiento popular es
justamente de repulsa contra todo esto.
La
decisión estúpida desde el punto de vista político, tomada por Lula, Rousseff y
la cúpula del PT, de hacer entrar a Lula en el gobierno, como ministro, causó
una precipitación y agudización de la crisis política en todo el país, y
especialmente en la burguesía.
La
decisión de Lula es, por supuesto, la búsqueda de un aforamiento judicial
privilegiado que lo aleje del juez Moro, que actúa arbitraria y políticamente
con el fin no de limpiar el país de la corrupción, sino de disolver el gobierno
y liquidar al PT como partido político. Fue una decisión estúpida
políticamente porque busca con maniobras palaciegas escapar de lo que sólo puede
resolverse políticamente, en la lucha política de clases y de masas. Lula,
con su creencia en las instituciones burguesas, cree que puede ganar la guerra
actuando en los pasillos con maniobras y estratagemas. Es lo que piensa
también sobre cómo poder cambiar la situación económica, con habilidades
personales y astucia. Al hacer esto sólo muestra su mediocridad política y
su completa ignorancia de las leyes de la economía capitalista y su falta de fe
en la clase obrera y en la lucha de clases. Es un hombre completamente
ganado, ideológica y moralmente, por el capital, por su falsa democracia y sus
instituciones podridas.
¿Qué es la Operación Lava Jato?
Esta
operación política es una cruzada del poder judicial del Estado burgués para
destruir las organizaciones a las que la burguesía no quiere reconocer el
derecho a existir, y para criminalizar toda lucha social y la defensa de los
derechos y las reivindicaciones. El Estado del juez Sergio Moro es el
Estado totalitario y la aplicación de la ley sólo contra sus enemigos de
clase. En el fondo se desvela lo que es la judicatura y lo que son las
leyes hechas en la democracia de los capitalistas.
La
Operación Lava Jato es un instrumento político de esta lucha contra las
libertades democráticas, disfrazado de lucha contra la corrupción. La
difusión de las grabaciones de comunicación telefónica entre Lula y Dilma (en
la que ésta le propone ser ministro para garantizarse el aforamiento judicial)
afrenta a la legalidad burguesa y muestra que el Estado y la sociedad de Moro
es el mundo del Gran Hermano, el mundo totalitario descrito por George Orwell.
Por
eso no se trata de "apoyar las investigaciones de corrupción", porque
no es de eso de lo que se trata. Como correctamente escribió Vladimir
Safatle "No hay solidaridad posible con gobiernos, como los dos últimos
(El está hablando de Henrique Cardoso y de Lula / Dilma, nota nuestra), que
utilizaron sistemáticamente la corrupción del Estado y cuyos mayores operadores
muestran signos de enriquecimiento ilícito.
Pero
no habrá mundo peor que aquél en el que algunos son castigados por la
corrupción, mientras que otros pueden corromper con impunidad.
Hasta ahora, es a este mundo al
que está apuntando la Operación Lava Jato". (http://www1.folha.uol.com.br/colunas/vladimirsafatle/2016/03/1748496-da-arte-de-sujar-o-que-se-lava-a-jato.shtml).
La
corrupción extendida por todo el aparato del Estado, por todas las grandes
empresas, por todos los partidos burgueses, el Congreso Nacional y el poder
judicial, muestra un país llevado al caos por los capitalistas y sus
servidores.
En el capitalismo no hay almuerzo gratis
El
telón de fondo de esta crisis política es la crisis económica internacional y
nacional. La mayor desde 1929 y no tiene fecha de finalización. La
farsa del "Brasil blindado", del supuesto floreciente Brasil
capitalista en un mundo capitalista en crisis, así como el "Brasil,
potencia mundial" que suplantaría a Alemania y el Reino Unido entre los
grandes, terminó. Farsa y fraude que respiraron brevemente, sustentados
por la entrega del país al capital internacional y por el endeudamiento
generalizado personal, corporativo y público.
Las
relaciones promiscuas de Lula y el PT con los contratistas y empresarios de
todo tipo son relaciones corruptas hasta la médula e indignas de cualquier
persona que se declare socialista o de izquierda, o incluso sólo de la clase
obrera. El enriquecimiento personal a costa del esfuerzo que hicieron
millones de trabajadores y jóvenes para construir el PT y para que Lula llegara
a la presidencia es una bofetada en la cara de toda la clase. De ninguna
manera estas personas pueden ser defendidas de los cargos de corrupción.
Es justa la declaración de
Olivio Dutra cuando habla sobre las propiedades de Lula en Atibaia y el tríplex
en la playa: "Quien ejerce cargos importantes sabe que los antiguos
enemigos se convierten en amigos. Algunos siguen siendo amigos porque siguen
pensando que puedes ejercer influencia. Se aproximan, hacen gestos, buscan
llevarte a una fiesta, a un cóctel, a un viaje. Nada de esto es gratis,
todo es parte de la política del trampolín. Así que debes tener la mosca
detrás de la oreja. Lula no tiene nada de ingenuo”. (http://politica.estadao.com.br/noticias/geral,quero-que-o-pt-saia-da-inhaca-em-que-se-meteu,10000019744).
Como se sabe, en el capitalismo nada es gratis. "No existe almuerzo
gratis", dijo Alan Greenspan, ex presidente de la Fed.
Las manifestaciones y la falsa
"Operación Manos Limpias" de Sergio Moro
La
operación de divulgación de la conversación telefónica entre la presidente del
país y de Lula, y el anuncio de su nombramiento, fue la señal para que el grupo
mediático Globo y toda la prensa burguesa (radio, televisión y prensa) llamara
a convocar manifestaciones el 16 de marzo, así como el 17. La situación se
precipita.
Pero
a estas manifestaciones no asistieron las masas. El 16 de marzo, el
perfil de los manifestantes ofrecido por la encuesta de Data Folha es
absolutamente claro. Predominantemente eran manifestantes de la pequeñaburguesía
alta y media, convocados por el capital, por las grandes empresas, los partidos
de oposición de derecha y los medios de comunicación. Ellos reunieron allí
a "su gente". El punto de encuentro y el escenario estaban en la
Avenida Paulista, junto al edificio de la sede de la patronal, la FIESP. Y eso
lo dice todo.
En
las manifestaciones del 16 y 17 de marzo asistieron solamente pequeños grupos
enfurecidos contra el gobierno y pequeños grupos defensores del
gobierno. Ni uno ni otro representaban grandes masas. Y, mucho menos
ninguno de ellos tiene el poder de convocar a las masas trabajadoras que siguen
toda la situación entre asqueadas y desconfiadas. Ni el gobierno ni la
oposición aparecen como una solución para los trabajadores y la juventud.
El
hecho de que Alckmin, Aecio, Marta Suplicy, el Secretario de Seguridad de Sâo
Paulo, los diputados de la oposición en Brasilia, todos fueran echados de las
manifestaciones es muy significativo. La mayoría de la gente ya no soporta
a ninguno de los políticos y sus partidos. Consideran a todos corruptos,
perdidos e irrecuperables.
El
hecho más significativo de todas las manifestaciones del año hasta ahora es la
aparición de un creciente apoyo al juez Moro, como un salvavidas para los
sectores que están en contra del gobierno, y que puede convertirse en un
fenómeno popular si este farsante no se destruye solo antes.
El
fraude político armado y todas las acciones de Moro son una repetición de lo
que se hizo en la Operación Manos Limpias en Italia. Frente al fracaso
general de las instituciones, las masas sin salida pueden agarrarse a un héroe
del aparato judicial "neutral" y "apolítico". El
resultado de eso también sería una farsa política y terminaría en la
tragicomedia como terminó en Italia. La Operación Manos Limpias, en
Italia, dio lugar a Berlusconi y Beppe Grillo. No hay una solución
política sin la lucha política entre las clases expresadas en los partidos y
programas, por más confusos que sean.
La mayoría de la burguesía está alineada
contra el gobierno
Desesperada
con la incapacidad y parálisis del gobierno, la mayoría de la burguesía
brasileña decidió terminar con el gobierno de Dilma mediante acciones legales,
procesos de destitución (Impeachment) o el juicio político. Este es el
cambio central de la situación. Este gobierno que cada día más se auto
desmoraliza aún tiene que luchar para sobrevivir y su futuro no es
brillante. Todas las principales organizaciones de empresarios claman por
la destitución y el juicio político de Dilma Roussef.
Los
gritos de “¡Golpe, Golpe!” son la defensa de este gobierno, que se apoya
internamente en la "legalidad democrática" de ser un gobierno
elegido. Resulta que esto poco o nada tiene que ver con la
democracia. Un gobierno que tiene un 11% de apoyo debería haber desaparecido
según el mandato democrático. Y tiene un 11% como resultado de un fraude
electoral flagrante cometido abiertamente al traicionar su programa de
gobierno. A la mayoría del pueblo le gustaría deshacerse de este gobierno
inmediatamente. Sólo que no tiene nada que poner en su lugar y por eso
está paralizado. La oposición no tiene su confianza.
Un
gobierno en minoría entre las masas, en minoría en el Congreso, no puede alegar
golpe si su mandato es interrumpido. No es democracia quedarse cuatro años
gobernando en la situación en la que está el gobierno Dilma/Lula. Las
reglas de la democracia burguesa, establecidas por la burguesía, sólo son un
fetiche para los propios burgueses. Pero aun así cuando es necesario las
ignoran por completo y no tienen escrúpulos. Los únicos que mueren
obsesionados por ellas son los reformistas.
Un
golpe tiene el significado de que una minoría derroca a los representantes de
la mayoría. Si la mayoría, o sus representantes, derriban a los
representantes de la minoría, eso no es un golpe, es la revolución. En
este momento ni uno ni otra existen en Brasil.
Este
Congreso de corruptos tampoco tiene ninguna legitimidad popular para derrocar a
un gobierno en nombre de la mayoría, que ellos no representan, ni en nombre de
la democracia ni de la lucha contra la corrupción.
No
hay golpe de estado, por lo tanto, en curso en el país, sino una profundización
brutal de la crisis política que camina hacia la caída del gobierno y su
sustitución por otro también frágil y en crisis. Ni el gobierno ni la
oposición de derecha, representan la mayoría del pueblo. El pueblo no
tiene representación política a la que aferrarse. Tendrá que construirla a
duras penas.
La
Esquerda Marxista cree que está descartada hoy la posibilidad de un golpe de
tipo militar. Las fuerzas armadas no tienen cohesión para eso, esta no es
la política del capital internacional, y un intento de golpe militar podría
dividir a las fuerzas armadas, que no tienen buena memoria sobre cómo el
gobierno de Henrique Cardoso trataba a las propias fuerzas armadas (los
recortes presupuestarios, la chatarra, etc.).
Y
no hay en Brasil otra fuerza reaccionaria estructurada a nivel nacional capaz
de reemplazar el ejército y dar un golpe al estilo militar o fascista. Y
no hay ninguna base social para un partido fascista en el mundo de
hoy. Los partidos de extrema derecha pueden surgir, pero como partidos
parlamentarios de derecha. El fascismo es otra cosa, una fuerza fascista
extraparlamentaria de ataque contra la clase obrera y sus organizaciones.
Los
grupos anónimos que actúan en la oscuridad y atacan la sede de la central
sindical CUT, de la UNE y los directorios del PT son grupos ultraminoritarios e
impotentes. Son grupos desesperados cuya fuerza y valor
sólo les permite actuar en
la oscuridad y lo hacen porque los líderes sindicales y políticos de la izquierda no organizan la
defensa con los métodos proletarios, sino que le piden al fiscal y a la policía
que les proteja, mostrando todas sus ilusiones en el sistema y desarmando a los
trabajadores. Necesitamos que la CUT, la CTB, el Conlutas y la
Intersindical, todos los sindicatos y movimientos sociales, articulen y
organicen los métodos proletarios de defensa unitaria, Comités de vigilancia y
defensa, basados en trabajadores organizados políticamente.
La salida de los trabajadores y de la
juventud
Así,
todo se reduce a un juego de brazos entre tres poderes corroídos por la
corrupción y por la incapacidad de proporcionar una salida para el país,
excepto la austeridad y el ajuste. Un gobierno burgués después de la
destitución o del juicio político de Dilma sería un gobierno igual de débil o
más que el anterior.
Esa
es la razón por la que la Esquerda Marxista, aunque no apoya al gobierno y
lucha contra su política, no apoya ningún proceso de destitución ni juicio
político contra él. Preferimos que todas estas facciones que combaten en
las cúpulas sigan paralizadas, batallando y desmoralizándose políticamente,
mientras que los trabajadores se recomponen del golpe dado por el PT y obligan
a los sindicatos y a las organizaciones populares a colocarse en línea de
unidad de batalla contra la política de ajuste y en ruptura con el capital,
abriendo así un camino para el establecimiento de una Asamblea Popular Nacional
Constituyente, un Gobierno de los Trabajadores, y la adopción de todas las
medidas revolucionarias necesarias contra los capitalistas nativos e
internacionales.
Reiteramos:
la Esquerda Marxista está en la calle y en la lucha con los trabajadores y por
lo tanto no tiene nada que ver con los actos del día 18 de marzo que defienden
a Lula o a este gobierno. Si Lula y el PT quieren el apoyo de las masas lo que
necesita antes es retirar todas las medidas que atacan a los trabajadores antes
de la Marcha de protesta contra ellas prevista para el 31 de marzo. Deben
romper con el capital y estar dispuestos a gobernar con las masas y satisfacer
las demandas populares. Esto requiere, antes que nada, romper con el pago
de las monstruosas deudas interna y externa, controladas por el capital
financiero. ¡El dinero está ahí!
Vamos
a estar el día 31 en Brasilia con nuestras banderas, por la construcción de una
salida a la situación actual, que no tiene nada que ver con la derecha ni con
los reformistas desmoralizados. La clase va a encontrar un camino político
para su resistencia como está haciendo, de una forma u otra, en todo el
mundo. Y un día va a terminar con la corrupción, ¡poniendo toda la
economía bajo el control colectivo de los trabajadores!
Nuestra
lucha es contra la reforma de las pensiones, en contra del ajuste fiscal, por
el no pago de la deuda interna y externa, por la estabilidad en el empleo, por
una Asamblea Popular Nacional Constituyente y un Gobierno de los
Trabajadores.
Esquerda Marxista
17 de marzo de 2016
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