Un Poema
de César Vallejo
Fue
Domingo en las Claras Orejas de mi Burro
Fue
domingo en las claras orejas de mi burro,
de mi burro peruano
en el Perú (Perdonen la tristeza).
Mas
hoy ya son las once en mi experiencia personal,
experiencia
de un solo ojo, clavado en pleno pecho,
de
una sola burrada, clavada en pleno pecho,
de
una sola hecatombe, clavada en pleno pecho.
Tal
de mi tierra veo los cerros retratados,
ricos
en burros, hijos de burros, padres hoy de vista,
que
toman ya pintados de creencias,
cerros
horizontales de mis penas.
En
su estatua, de espalda,
Voltaire
cruza su capa y mira el zócalo,
pero
el sol me penetra y espanta de mis dientes
[incisivos
un
número crecido de cuerpos inorgánicos.
Y
entonces sueño en una piedra
verduzca,
diecisiete,
peñasco
numeral que he olvidado,
sonido
de años en el rumor de aguja de mi brazo,
lluvia
y sol en Europa, y cómo toso! Cómo vivo!
cómo
me duele el pelo al columbrar los siglos
[semanales!
y
cómo, por recodo, mi ciclo microbiano,
quiero
decir mi trémulo, patriótico peinado.
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