domingo, 8 de octubre de 2017

Homenaje a Ernesto Che Guevara en el Cincuenta Aniversario de su Asesinato


Nota:

Hoy se cumple el cincuenta aniversario del cobarde asesinato del Comandante Ernesto Che Guevara.

En la inmensa legión humana que es el proletariado, las discrepancias teóricas son legítimas, pero nadie puede dejar de reconocer que Che Guevara es un ejemplo de consecuencia con las propias convicciones y de ética revolucionaria.

CREACIÓN HEROICA se suma al homenaje que los pueblos del mundo rinden a un símbolo de la lucha por el socialismo y el hombre nuevo.

Comité de Redacción.


09.10.2017.

El Socialismo y el Hombre en Cuba

Ernesto Che Guevara


ESTIMADO COMPAÑERO. ACABO ESTAS NOTAS en viaje por África, animado del deseo de cumplir, aunque tardíamente, mi promesa. Quisiera hacerlo tratando el tema del título. Creo que pudiera ser interesante para los lectores uruguayos.

Es común escuchar de boca de los voceros capitalistas, como un argumento en la lucha ideológica contra el socialismo, la afirmación de que este sistema social o el período de construcción del socialismo al que estamos nosotros abocados, se caracteriza por la abolición del individuo en aras del Estado. No pretenderé refutar esta afirmación sobre una base meramente teórica, sino establecer los hechos tal cual se viven en Cuba y agregar comentarios de índole general. Primero esbozaré a grandes rasgos la historia de nuestra lucha revolucionaria antes y después de la toma del poder.

Como es sabido, la fecha precisa en que se iniciaron las acciones revolucionarias que culminaron el primero de enero de 1959, fue el 26 de julio de 1953. Un grupo de hombres dirigidos por Fidel Castro atacó la madrugada de ese día el cuartel Moncada, en la provincia de Oriente. El ataque fue un fracaso, el fracaso se transformó en desastre y los sobrevivientes fueron a parar a la cárcel, para reiniciar, luego de ser amnistiados, la lucha revolucionaria.

Durante este proceso, en el cual solamente existían gérmenes de socialismo, el hombre era un factor fundamental. En él se confiaba, individualizado, específico, con nombre y apellido, y de su capacidad de acción dependía el triunfo o el fracaso del hecho encomendado.

Llegó la etapa de la lucha guerrillera. Esta se desarrolló en dos ambientes distintos: el pueblo, masa todavía dormida a quien había que movilizar y su vanguardia, la guerrilla, motor impulsor de la movilización, generador de conciencia revolucionaria y de entusiasmo combativo. Fue esta vanguardia el agente catalizador, el que creó las condiciones subjetivas necesarias para la victoria. También en ella, en el mar- co del proceso de proletarización de nuestro pensamiento, de la revolución que se operaba en nuestros hábitos, en nuestras mentes, el individuo fue el factor fundamental. Cada uno de los combatientes de la Sierra Maestra que alcanzara algún grado superior en las fuerzas revolucionarias, tiene una historia de hechos notables en su haber. En base a estos lograba sus grados.

Fue la primera época heroica, en la cual se disputaban por lograr un cargo de mayor responsabilidad, de mayor peligro, sin otra satisfacción que el cumplimiento del deber. En nuestro trabajo de educación revolucionaria, volvemos a menudo sobre este tema aleccionador. En la actitud de nuestros combatientes se vislumbra al hombre del futuro.

En otras oportunidades de nuestra historia se repitió el hecho de la entrega total a la causa revolucionaria. Durante la Crisis de Octubre o en los días del ciclón Flora, vimos actos de valor y sacrificio excepcionales realizados por todo un pueblo. Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico.

En enero de 1959 se estableció el gobierno revolucionario con la participación en él de varios miembros de la burguesía entreguista. La presencia del Ejército Rebelde constituía la garantía de poder, como factor fundamental de fuerza.

Se produjeron enseguida contradicciones serias, resueltas, en primera instancia, en febrero del 59, cuando Fidel Castro asumió la jefatura de gobierno con el cargo de primer ministro. Culminaba el proceso en julio del mismo año, al renunciar el presidente Urrutia ante la presión de las masas. Aparecía en la historia de la Revolución Cubana, ahora con caracteres nítidos, un personaje que se repetirá sistemáticamente: la masa.

Este ente multifacético no es, como se pretende, la suma de elementos de la misma categoría (reducidos a la misma categoría, además, por el sistema impuesto), que actúa como un manso rebaño. Es verdad que sigue sin vacilar a sus dirigentes, fundamentalmente a Fidel Castro, pero el grado en que él ha ganado esa confianza responde precisamente a la interpretación cabal de los deseos del pueblo, de sus aspiraciones, y a la lucha sincera por el cumplimiento de las promesas hechas. La masa participó en la reforma agraria y en el difícil empeño de la administración de las empresas estatales; pasó por la experiencia heroica de Playa Girón; se forjó en las luchas contra las distintas bandas de bandidos armadas por la CIA; vivió una de las definiciones más importantes de los tiempos modernos en la Crisis de Octubre y sigue hoy trabajando en la construcción del socialismo.

Vistas las cosas desde un punto de vista superficial, pudiera parecer que tienen razón aquellos que hablan de supeditación del individuo al Estado, la masa realiza con entusiasmo y disciplina sin iguales las tareas que el gobierno fija, ya sean de índole económica, cultural, de defensa, deportiva, etcétera. La iniciativa parte en general de Fidel o del alto mando de la revolución y es explicada al pueblo que la toma como suya. Otras veces, experiencias locales se toman por el partido y el gobierno para hacerlas generales, siguiendo el mismo procedimiento.

Sin embargo, el Estado se equivoca a veces. Cuando una de esas equivocaciones se produce, se nota una disminución del entusiasmo colectivo por efectos de una disminución cuantitativa de cada uno de los elementos que la forman, y el trabajo se paraliza hasta quedar reducido a magnitudes in- significantes; es el instante de rectificar. Así sucedió en marzo de 1962 ante una política sectaria impuesta al partido por Aníbal Escalante.

Es evidente que el mecanismo no basta para asegurar una sucesión de medidas sensatas y que falta una conexión más estructurada con las masas. Debemos mejorarla durante el curso de los próximos años pero, en el caso de las iniciativas surgidas de estratos superiores del gobierno, utilizamos por ahora el método casi intuitivo de auscultar las reacciones generales frente a los problemas planteados.

Maestro en ello es Fidel, cuyo particular modo de integración con el pueblo solo puede apreciarse viéndolo actuar. En las grandes concentraciones públicas se observa algo así como el diálogo de dos diapasones cuyas vibraciones provocan otras nuevas en el interlocutor. Fidel y la masa comienzan a vibrar en un diálogo de intensidad creciente hasta alcanzar el clímax en un final abrupto, coronado por nuestro grito de lucha y victoria.

Lo difícil de entender, para quien no viva la experiencia de la revolución, es esa estrecha unidad dialéctica existente entre el individuo y la masa, donde ambos se interrelacionan y, a su vez, la masa, como conjunto de individuos, se interrelaciona con los dirigentes.

En el capitalismo se pueden ver algunos fenómenos de este tipo cuando aparecen políticos capaces de lograr la movilización popular, pero si no se trata de un auténtico movimiento social, en cuyo caso no es plenamente lícito hablar de capitalismo, el movimiento vivirá lo que la vida de quien lo impulse o hasta el fin de las ilusiones populares, impuesto por el rigor de la sociedad capitalista. En esta, el hombre está dirigido por un frío ordenamiento que, habitualmente, escapa al dominio de la comprensión. El ejemplar humano, enajenado, tiene un invisible cordón umbilical que le liga a la sociedad en su conjunto: la ley del valor. Ella actúa en todos los aspectos de la vida, va modelando su camino y su destino.

Las leyes del capitalismo, invisibles para el común de las gentes y ciegas, actúan sobre el individuo sin que este se percate. Solo ve la amplitud de un horizonte que aparece infinito. Así lo presenta la propaganda capitalista que pretende extraer del caso Rockefeller —verídico o no—, una lección sobre las posibilidades de éxito. La miseria que es necesario acumular para que surja un ejemplo así y la suma de ruindades que conlleva una fortuna de esa magnitud, no aparecen en el cuadro y no siempre es posible a las fuerzas populares aclarar estos conceptos (cabría aquí la disquisición sobre cómo en los países imperialistas los obreros van perdiendo su espíritu internacional de clase al influjo de una cierta complicidad en la explotación de los países dependientes y cómo este hecho, al mismo tiempo, lima el espíritu de lucha de las masas en el propio país, pero ese es un tema que sale de la intención de estas notas).

De todos modos, se muestra el camino con escollos que aparentemente, un individuo con las cualidades necesarias puede superar para llegar a la meta. El premio se avizora en la lejanía; el camino es solitario. Además, es una carrera de lobos: solamente se puede llegar sobre el fracaso de otros.

Intentaré, ahora, definir al individuo, actor de ese extraño y apasionante drama que es la construcción del socialismo, en su doble existencia de ser único y miembro de la comunidad.

Creo que lo más sencillo es reconocer su cualidad de no hecho, de producto no acabado. Las taras del pasado se trasladan al presente en la con- ciencia individual y hay que hacer un trabajo continuo para erradicarlas.

El proceso es doble, por un lado actúa la sociedad con su educación directa e indirecta, por otro, el individuo se somete a un proceso consciente de autoeducación.

La nueva sociedad en formación tiene que competir muy duramente con el pasado. Esto se hace sentir no solo en la conciencia individual en la que pesan los residuos de una educación sistemáticamente orientada al aislamiento del individuo, sino también por el carácter mismo de este período de transición con persistencia de las relaciones mercantiles. La mercancía es la célula económica de la sociedad capitalista; mientras exista, sus efectos se harán sentir en la organización de la producción y, por ende, en la conciencia.

En el esquema de Marx se concebía el período de transición como resultado de la transformación explosiva del sistema capitalista destrozado por sus contradicciones; en la realidad posterior se ha visto cómo se desgajan del árbol imperialista algunos países que constituyen ramas débiles, fenómeno previsto por Lenin. En estos, el capitalismo se ha desarrollado lo suficiente como para hacer sentir sus efectos, de un modo u otro, sobre el pueblo, pero no son sus propias contradicciones las que, agotadas todas las posibilidades, hacen saltar el sistema. La lucha de liberación contra un opresor externo, la miseria provocada por accidentes extraños, como la guerra, cuyas consecuencias hacen recaer las clases privilegiadas sobre los explotados, los movimientos de liberación destinados a derrocar regímenes neocoloniales, son los factores habituales de desencadenamiento. La acción consciente hace el resto.

En estos países no se ha producido todavía una educación completa para el trabajo social y la riqueza dista de estar al alcance de las masas mediante el simple proceso de apropiación. El subdesarrollo por un lado y la habitual fuga de capitales hacia países «civilizados» por otro, hacen imposible un cambio rápido y sin sacrificios. Resta un gran tramo a recorrer en la construcción de la base económica y la tentación de seguir los caminos trillados del interés material, como palanca impulsora de un desarrollo acelerado, es muy grande.

Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adapta- da ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo.

De allí que sea tan importante elegir correctamente el instrumento de movilización de las masas. Este instrumento debe ser de índole moral, funda- mentalmente, sin olvidar una correcta utilización del estímulo material, sobre todo de naturaleza social.

Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores ad- quieran categorías nuevas. La sociedad en su conjunto debe convertirse en una gigantesca escuela.

Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gen- te en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargados de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.

A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.

Para algunos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son los premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovación; la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo, la iniciativa, etcétera. Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas: es la demostración interesada de que una mentira es verdad.

En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de subterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra.

Pero el proceso es consciente; el individuo recibe continuamente el impacto del nuevo poder social y percibe que no está completamente adecuado a él. Bajo el influjo de la presión que supone la educación indirecta, trata de acomodarse a una situación que siente justa y cuya propia falta de desarrollo le ha impedido hacerlo hasta ahora. Se autoeduca.

En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender al camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta, tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma.

Ya no marchan completamente solos, por veredas extraviadas, hacia lejanos anhelos. Siguen a su vanguardia, constituida por el partido, por los obreros de avanzada, por los hombres de avanzada que caminan ligados a las masas y en estrecha comunión con ellas. Las vanguardias tienen su vista puesta en el futuro y en su recompensa, pero esta no se vislumbra como algo individual; el premio es la nueva sociedad donde los hombres tendrán características distintas: la sociedad del hombre comunista.

El camino es largo y lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que esta solo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo.

A pesar de la importancia dada a los estímulos morales, el hecho de que exista la división en dos grupos principales (excluyendo, claro está, a la fracción minoritaria de los que no participan, por una razón u otra en la construcción del socialismo), indica la relativa falta de desarrollo de la conciencia social. El grupo de vanguardia es ideológica- mente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos solo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no solo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora.

Todo esto entraña, para su éxito total, la necesidad de una serie de mecanismos, las instituciones revolucionarias. En la imagen de las multitudes marchando hacia el futuro, encaja el concepto de institucionalización como el de un conjunto armónico de canales, escalones, represas, aparatos bien aceitados que permitan esa marcha, que permitan la selección natural de los destinados a caminar en la van- guardia y que adjudiquen el premio y el castigo a los que cumplen o atenten contra la sociedad en construcción.

Esta institucionalidad de la Revolución todavía no se ha logrado. Buscamos algo nuevo que permita la perfecta identificación entre el Gobierno y la comunidad en su conjunto, ajustada a las condiciones peculiares de la construcción del socialismo y huyendo al máximo de los lugares comunes de la democracia burguesa, trasplantados a la sociedad en formación (como las cámaras legislativas, por ejemplo). Se han hecho algunas experiencias dedicadas a crear paulatinamente la institucionalización de la Revolución, pero sin demasiada prisa. El freno mayor que hemos tenido ha sido el miedo a que cualquier aspecto formal nos separe de las masas y del individuo, nos haga perder de vista la última y más importante ambición revolucionaria que es ver al hombre liberado de su enajenación.

No obstante la carencia de instituciones, lo que debe superarse gradualmente, ahora las masas hacen la historia como el conjunto consciente de individuos que luchan por una misma causa. El hombre, en el socialismo, a pesar de su aparente estandarización, es más completo; a pesar de la falta del mecanismo perfecto para ello, su posibilidad de expresarse y hacerse sentir en el aparato social es infinitamente mayor.

Todavía es preciso acentuar su participación consciente, individual y colectiva, en todos los mecanismos de dirección y de producción y ligarla a la idea de la necesidad de la educación técnica e ideológica, de manera que sienta cómo estos procesos son estrechamente interdependientes y sus avances son paralelos. Así logrará la total consciencia de su ser social, lo que equivale a su realización plena como criatura humana, rotas todas las cadenas de la enajenación.

Esto se traducirá concretamente en la reapropiación de su naturaleza a través del trabajo liberado y la expresión de su propia condición humana a través de la cultura y el arte.

Para que se desarrolle en la primera, el trabajo debe adquirir una condición nueva; la mercancía-hombre cesa de existir y se instala un sistema que otorga una cuota por el cumplimiento del deber social. Los medios de producción pertenecen a la sociedad y la máquina es solo la trinchera donde se cumple el deber. El hombre comienza a liberar su pensamiento del hecho enojoso que suponía la necesidad de satisfacer sus necesidades animales mediante el trabajo. Empieza a verse retratado en su obra y a comprender su magnitud humana a través del objeto creado, del trabajo realizado. Esto ya no entraña dejar una parte de su ser en forma de fuerza de trabajo vendida, que no le pertenece más, sino que significa una emanación de sí mismo, un aporte a la vida común en que se refleja; el cumplimiento de su deber social.

Hacemos todo lo posible por darle al trabajo esta nueva categoría de deber social y unirlo al desarrollo de la técnica, por un lado, lo que dará condiciones para una mayor libertad, y al trabajo voluntario por otro, basados en la apreciación marxista de que el hombre realmente alcanza su plena condición humana cuando produce sin la compulsión de la necesidad física de venderse como mercancía.

Claro que todavía hay aspectos coactivos en el trabajo, aun cuando sea necesario; el hombre no ha transformado toda la coerción que lo rodea en reflejo condicionado de naturaleza social y todavía produce, en muchos casos, bajo la presión del medio (compulsión moral, la llama Fidel). Todavía le falta el lograr la completa recreación espiritual ante su propia obra, sin la presión directa del medio social, pero ligado a él por los nuevos hábitos. Esto será el comunismo.

El cambio no se produce automáticamente en la conciencia, como no se produce tampoco en la economía. Las variaciones son lentas y no son rítmicas; hay períodos de aceleración, otros pausados e incluso, de retroceso. Debemos considerar, además como apuntáramos antes, que no estamos frente al período de transición puro, tal como lo viera Marx en la Crítica del Programa de Gotha, sino de una nueva fase no prevista por él; primer período de transición del comunismo o de la construcción del socialismo. Este transcurre en medio de violentas luchas de clase y con elementos de capitalismo en su seno que oscurecen la comprensión cabal de su esencia.

Si a esto de agrega el escolasticismo que ha frenado el desarrollo de la filosofía marxista e impedido el tratamiento sistemático del período, cuya economía política no se ha desarrollado, debemos convenir en que todavía estamos en pañales y es preciso dedicarse a investigar todas las características primordiales del mismo antes de elaborar una teoría económica y política de mayor alcance.

La teoría que resulte dará indefectiblemente preeminencia a los dos pilares de la construcción: la formación del hombre nuevo y el desarrollo de la técnica. En ambos aspectos nos falta mucho por hacer, pero es menos excusable el atraso en cuanto a la concepción de la técnica como base fundamental, ya que aquí no se trata de avanzar a ciegas sino de seguir durante un buen tramo el camino abierto por los países más adelantados del mundo. Por ello Fidel machaca con tanta insistencia sobre la necesidad de la formación tecnológica y científica de todo nuestro pueblo y más aun, de su vanguardia.

En el campo de las ideas que conducen a actividades no productivas, es más fácil ver la división entre la necesidad material y espiritual. Desde hace mucho tiempo el hombre trata de liberarse de la enajenación mediante la cultura y el arte. Muere diariamente las ocho y más horas en que actúa como mercancía para resucitar en su creación espiritual, pero este remedio porta los gérmenes de la misma enfermedad: es un ser solitario el que busca comunión con la naturaleza. Defiende su individualidad oprimida por el medio y reacciona ante las ideas estéticas como un ser único cuya aspiración es permanecer inmaculado.

Se trata solo de un intento de fuga. La ley del valor no es ya un mero reflejo de las relaciones de producción; los capitalistas monopolistas la rodean de un complicado andamiaje que la convierte en una sierva dócil, aun cuando los métodos que emplean sean puramente empíricos. La superestructura impone un tipo de arte en el cual hay que educar a los artistas. Los rebeldes son dominados por la maquinaria y solo los talentos excepcionales podrán crear su propia obra. Los restantes devienen asalariados vergonzantes o son triturados.

Se inventa la investigación artística a la que se da como definitoria de la libertad, pero esta «investigación» tiene sus límites imperceptibles hasta el momento de chocar con ellos, vale decir, de plantearse los reales problemas del hombre y su enajenación. La angustia sin sentido o el pasatiempo vulgar constituyen válvulas cómodas a la inquietud humana; se combate la idea de hacer del arte un arma de denuncia.

Si se respetan las leyes del juego se consiguen todos los honores; los que podría tener un mono al inventar piruetas. La condición es no tratar de escapar de la jaula invisible.

Cuando la Revolución tomó el poder se produjo el éxodo de los domesticados totales; los demás, revolucionarios o no, vieron un camino nuevo. La investigación artística cobró nuevo impulso. Sin embargo, las rutas estaban más o menos trazadas y el sentido del concepto fuga se escondió tras la palabra libertad. En los propios revolucionarios se mantuvo muchas veces esta actitud, reflejo del idealismo burgués en la conciencia.

En países que pasaron por un proceso similar se pretendió combatir estas tendencias con un dogmatismo exagerado. La cultura general se convirtió casi en un tabú y se proclamó el summum de la aspiración cultural, una representación formalmente exacta de la naturaleza, convirtiéndose esta, luego, en una representación mecánica de la realidad social que se quería hacer ver; la sociedad ideal, casi sin conflictos ni contradicciones, que se buscaba crear.

El socialismo es joven y tiene errores.

Los revolucionarios carecemos, muchas veces, de los conocimientos y la audacia intelectual necesarias para encarar la tarea del desarrollo de un hombre nuevo por métodos distintos a los convencionales y los métodos convencionales sufren de la influencia de la sociedad que los creó. (Otra vez se plantea el tema de la relación entre forma y contenido.) La desorientación es grande y los problemas de la construcción material nos absorben. No hay artistas de gran autoridad que, a su vez, tengan gran autoridad revolucionaria. Los hombres del Partido deben tomar esa tarea entre las manos y buscar el logro del objetivo principal: educar al pueblo.

Se busca entonces la simplificación, lo que entiende todo el mundo, que es lo que entienden los funcionarios. Se anula la auténtica investigación artística y se reduce al problema de la cultura general a una apropiación del presente socialista y del pasado muerto (por tanto, no peligroso). Así nace el realismo socialista sobre las bases del arte del siglo pasado.

Pero el arte realista del siglo XIX, también es de clase, más pura- mente capitalista, quizás, que este arte decadente del siglo XX, donde se transparenta la angustia del hombre enajenado. El capitalismo en cultura ha dado todo de sí y no queda de él sino el anuncio de un cadáver maloliente en arte, su decadencia de hoy. Pero, ¿por qué pre- tender buscar en las formas congeladas del realismo socialista la única receta válida? No se puede oponer al realismo socialista «la libertad», porque esta no existe todavía, no existirá hasta el completo desarrollo de la sociedad nueva; pero no se pretenda condenar a todas la formas de arte posteriores a la primer mitad del siglo XIX desde el trono pontificio del realismo a ultranza, pues se caería en un error proudhoniano de retorno al pasado, poniéndole camisa de fuerza a la expresión artística del hombre que nace y se construye hoy. Falta el desarrollo de un mecanismo ideológico cultural que permita la investigación y desbroce la mala hierba, tan fácilmente multiplicable en el terreno abonado de la subvención estatal.

En nuestro país, el error del mecanicismo realista no se ha dado, pero sí otro signo de contrario. Y ha sido por no comprender la necesidad de la creación del hombre nuevo, que no sea el que represente las ideas del siglo XIX, pero tampoco las de nuestro siglo decadente y morboso. El hombre del siglo XXI es el que debemos crear, aunque todavía es una aspiración subjetiva y no sistematizada. Precisamente este es uno de los puntos fundamentales de nuestro estudio y de nuestro trabajo y en la medida en que logremos éxitos concretos sobre una base teórica o, viceversa, extraigamos conclusiones teóricas de carácter amplio sobre la base de nuestra investigación concreta, habremos hecho un aporte valioso al marxismo-leninismo, a la causa de la humanidad. La reacción contra el hombre del siglo XIX nos ha traído la reincidencia en el decadentismo del siglo XX; no es un error demasiado grave, pero debemos superarlo, so pena de abrir un ancho cauce al revisionismo.

Las grandes multitudes se van desarrollando, las nuevas ideas van alcanzando adecuado ímpetu en el seno de la sociedad, las posibilidades mate- riales de desarrollo integral de absolutamente todos sus miembros, hacen mucho más fructífera la labor. El presente es de lucha, el futuro es nuestro. Resumiendo, la culpabilidad de muchos de nuestros intelectuales y artistas reside en su pecado original; no son auténticamente revolucionarios. Podemos intentar injertar el olmo para que dé peras, pero simultáneamente hay que sembrar perales. Las nuevas generaciones vendrán libres del pecado original. Las posibilidades de que surjan artistas excepcionales serán tanto mayores cuanto más se haya ensanchado el campo de la cultura y la posibilidad de expresión. Nuestra tarea consiste en impedir que la generación actual, dislocada por sus conflictos, se pervierta y pervierta a las nuevas. No debemos crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni «becarios» que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas. Ya vendrán los revolucionarios que entonen el canto del hombre nuevo con la auténtica voz del pueblo. Es un proceso que requiere tiempo.

En nuestra sociedad, juegan un papel la juventud y el Partido.

Particularmente importante es la primera, por ser la arcilla maleable con que se puede construir al hombre nuevo sin ninguna de las taras anteriores.

Ella recibe un trato acorde con nuestras ambiciones. Su educación es cada vez más completa y no olvidamos su integración al trabajo desde los primeros instantes. Nuestros becarios hacen trabajo físico en sus vacaciones o simultáneamente con el estudio. El trabajo es un premio en ciertos casos, un instrumento de educación, en otros, jamás un castigo. Una nueva generación nace.

El Partido es una organización de vanguardia. Los mejores trabajado- res son propuestos por sus compañeros para integrarlo. Este es minoritario pero de gran autoridad por la calidad de sus cuadros. Nuestra aspiración es que el Partido sea de masas, pero cuando las masas hayan alcanzado el nivel de desarrollo de la vanguardia, es decir, cuan- do estén educados para el comunismo. Y a esa educación va encaminado el trabajo. El Partido es el ejemplo vivo; sus cuadros deben dictar cátedras de laboriosidad y sacrificio, deben llevar, con su acción, a las masas, al fin de la tarea revolucionaria, lo que entraña años de duro bregar contra las dificultades de la construcción, los enemigos de clase, las lacras del pasado, el imperialismo…

Quisiera explicar ahora el papel que juega la personalidad, el hombre como individuo de las masas que hacen la historia. Es nuestra experiencia no una receta.

Fidel dio a la Revolución el impulso en los primeros años, la dirección, la tónica siempre, pero hay un buen grupo de revolucionarios que se desarrollan en el mismo sentido que el dirigente máximo y una gran masa que sigue a sus dirigentes porque les tiene fe; y les tiene fe, porque ellos han sabido interpretar sus anhelos.

No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuántas veces por año se pueda ir alguien a pasearse en la playa, ni de cuántas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad. El individuo de nuestro país sabe que la época gloriosa que le toca vivir es de sacrificio; conoce el sacrificio. Los primeros lo conocieron en la Sierra Maestra y dondequiera que se luchó; después lo hemos conocido en toda Cuba. Cuba es la vanguardia de América y debe hacer sacrificios porque ocupa el lugar de avanzada, porque indica a las masas de América Latina el camino de la libertad plena.

Dentro del país, los dirigentes tienen que cumplir su papel de van- guardia; y, hay que decirlo con toda sinceridad, en una revolución verdadera a la que se le da todo, de la cual no se espera ninguna retribución material, la tarea del revolucionario de vanguardia es a la vez magnífica y angustiosa.

Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad. Quizás sea uno de los grandes dramas del dirigente; este debe unir a un espíritu apasionado una mente fría y tomar decisiones dolorosas sin que se contraiga un músculo. Nuestros revolucionarios de vanguardia tienen que idealizar ese amor a los pueblos, a las causas más sagradas y hacerlo único, indivisible. No pueden descender con su pequeña dosis de cariño cotidiano hacia los lugares donde el hombre común lo ejercita.

Los dirigentes de la Revolución tienen hijos que en sus primeros balbuceos, no aprenden a nombrar al padre; mujeres que deben ser parte del sacrificio general de su vida para llevar la Revolución a su destino; el marco de los amigos responde estrictamente al marco de los compañeros de Revolución. No hay vida fuera de ella.

En esas condiciones, hay que tener una gran dosis de humanidad, una gran dosis de sentido de la justicia y de la verdad para no caer en extremos dogmáticos, en escolasticismos fríos, en aislamiento de las masas. Todos los días hay que luchar porque ese amor a la humanidad viviente se transforme en hechos concretos, en actos que sirvan de ejemplo, de movilización.

El revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte, a menos que la construcción se logre en escala mundial. Si su afán de revolucionario se embota cuando las tareas más apremiantes se ven realizadas a escala local y se olvida el internacionalismo proletario, la revolución que dirige deja de ser una fuerza impulsora y se sume en una cómoda modorra, aprovechada por nuestros enemigos irreconciliables, el imperialismo, que gana terreno. El internacionalismo proletario es un deber pero también es una necesidad revolucionaria. Así educamos a nuestro pueblo.

Claro que hay peligros presentes en las actuales circunstancias. No solo el del dogmatismo, no solo el de congelar las relaciones con las masas en medio de la gran tarea; también existe el peligro de las debilidades en que se puede caer. Si un hombre piensa que, para dedicar su vida entera a la revolución, no puede distraer su mente por la preocupación de que a un hijo le falte determinado producto, que los zapatos de los niños estén rotos, que su familia carezca de determinado bien necesario, bajo este razonamiento deja infiltrarse los gérmenes de la futura corrupción.

En nuestro caso, hemos mantenido que nuestros hijos deben tener y carecer de lo que tienen y de lo que carecen los hijos del hombre común; y nuestra familia debe comprenderlo y luchar por ello. La revolución se hace a través del hombre, pero el hombre tiene que forjar día a día su espíritu revolucionario.

Así vamos marchando. A la cabeza de la inmensa columna —no nos avergüenza ni nos intimida decirlo— va Fidel, después, los mejores cuadros del Partido, e inmediatamente, tan cerca que se siente su enorme fuerza, va el pueblo en su conjunto, sólida armazón de individualidades que caminan hacia un fin común; individuos que han alcanzado la conciencia de lo que es necesario hacer; hombres que luchan por salir del reino de la necesidad y entrar al de la libertad.

Esa inmensa muchedumbre se ordena; su orden responde a la conciencia de que la necesidad del mismo ya no es fuerza dispersa, divisible en miles de fracciones disparadas al espacio como fragmentos de granada, tratando de alcanzar por cualquier medio, en lucha reñida con sus iguales, una posición, algo que permita apoyo frente al futuro incierto.

Sabemos que hay sacrificios delante nuestro y que debemos pagar un precio por el hecho heroico de constituir una vanguardia como nación. Nosotros, dirigentes, sabemos que tenemos que pagar un precio por tener derecho a decir que estamos a la cabeza del pueblo que está a la cabeza de América. Todos y cada uno de nosotros paga puntualmente su cuota de sacrificio, conscientes de recibir el premio en la satisfacción del deber cumplido, conscientes de avanzar con todos hacia el hombre nuevo que se vislumbra en el horizonte.

Permítame intentar unas conclusiones:

Nosotros, socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres.

El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos.

Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio.

Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.

El camino es largo y desconocido en parte; conocemos nuestras limitaciones. Haremos el hombre del siglo XXI: nosotros mismos.

Nos forjaremos en la acción cotidiana, creando un hombre nuevo con una nueva técnica.

La personalidad juega el papel  de movilización y dirección en cuanto que encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta.

Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.

La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud, en ella depositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera.

Si esta carta balbuceante aclara algo, ha cumplido el objetivo con que la mando.

Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un «Ave María Purísima»


Patria o muerte.





Algunas Reflexiones Sobre la  Transición Socialista(Carta a Fidel Castro, abril 1965)

Ernesto Che Guevara


Marx establecía dos períodos para llegar al comunismo, el período de transición, también llamado socialismo o primer período del comunismo, y el comunismo o comunismo plenamente desarrollado. Partía de la idea que el capitalismo en su conjunto se vería abocado a una ruptura total después de alcanzar un desarrollo en el cual las fuerzas productivas chocarían con las relaciones de producción, etc; y entrevió ese primer período llamado socialismo al que no dedicó mucho tiempo, pero en la Crítica al Programa de Gotha, lo describe como un sistema en donde ya están suprimidas una seria de categorías mercantiles, producto de que la sociedad completamente desarrollada ha pasado a la nueva etapa. Después viene Lenin, su teoría del desarrollo desigual, su teoría del eslabón más débil y la realización de esa teoría en la Unión Soviética y con ello se implanta un nuevo período no previsto por Marx. Primer período de transición o período de la construcción de la sociedad socialista, que se transforma después en sociedad socialista para pasar a ser la sociedad comunista en definitiva. Este primer período, los soviéticos y los checos pretenden haberlo superado; creo que objetivamente no es así, desde el momento en que todavía existen una serie de propiedades privadas en la Unión Soviética y, por supuesto, en Checoslovaquia. Pero lo importante no es esto sino que la economía política de todo este período no se ha creado, y por tanto, estudiado. Después de muchos años de desarrollo de su economía en una dirección dada, convirtieron una serie de hechos palpables de la realidad soviética en presuntas leyes que rigen la vida de la sociedad socialista, creo que aquí es donde está uno de los errores más importantes. Pero el más importante, en mi concepto, se establece en el momento en que Lenin, presionado por el inmenso cúmulo de peligros y de dificultades que se cernían sobre la Unión Soviética, el fracaso de una política económica, sumamente difícil de llevar por otro lado, vuelve sobre sí y establece la NEP dando entrada nuevamente a viejas relaciones de producción capitalista. Lenin se basaba en la existencia de cinco estadios en la sociedad zarista, heredados por el nuevo estado.

Lo que es necesario destacar es una existencia claramente definida, de por lo menos dos Lenin (tal vez tres), completamente distintos: aquel cuya historia acaba específicamente en el momento en que escribe el último párrafo de El Estado y la Revolución donde dice que es mucho más importante hacerla que hablar de ella y el subsiguiente en que tiene que afrontar los problemas reales. Nosotros apuntábamos que había probablemente un período intermedio de Lenin en el cual todavía no se ha retractado de todas las concepciones teóricas que guiaron su acción hasta el momento de la revolución. En todo caso, del año 21 en adelante, y hasta poco antes de su muerte, Lenin comienza la acción conducente a hacer la NEP y a llevar todo el país a las relaciones de producción que configuran lo que Lenin llamaba capitalismo de estado, pero que en realidad también puede llamarse capitalismo premonopolista en cuanto al ordenamiento de las relaciones económicas. En los últimos períodos de la vida de Lenin, leyendo con atención, se observa una gran tensión; hay una carta muy interesante al Presidente del Banco, donde se ríe de presuntas utilidades de éste y hace una crítica de los pagos entre empresas y las ganancias entre empresas (papeles que pasan de un lugar a otro). Ese Lenin, agobiado también por las divisiones que ve dentro del partido desconfía del triunfo. Aunque sea algo absolutamente subjetivo, me la impresión de que si Lenin hubiera vivido para dirigir el proceso del cual era el actor principal y que tenía totalmente en las manos, hubiera ido variando con notable celeridad las relaciones que estableció la Nueva Política Económica. Muchas veces, en esa última época, se hablaba de copiar del capitalismo algunas cosas, pero en el capitalismo, en ese momento, estaban en auge algunos aspectos de la explotación tales como el taylorismo que hoy no existen; en realidad, el taylorismo no es otra cosa que el stajanovismo, trabajo a destajo simple y puro o, mejor dicho, el trabajo a destajo vestido con una serie de oropeles y ese tipo de pago fue descubierto en el primer plan de la Unión Soviética como una creación de la sociedad soviética. El hecho real es que todo el andamiaje jurídico económico de la sociedad soviética actual parte de la Nueva Política Económica; en esta se mantienen las viejas relaciones capitalistas, se mantienen las viejas categorías del capitalismo, es decir, existe la mercancía, existe, en cierta manera, la ganancia, el interés que cobran los bancos y, naturalmente, existe el interés material directo de los trabajadores.

En mi concepto todo este andamiaje pertenece a los podríamos llamar, como ya he dicho, un capitalismo premonopolista. Todavía las técnicas de dirección y las concentraciones de capitales eran en la Rusia zarista tan grandes como para haber permitido el desarrollo de los grandes trusts. Estaban en la época de fábricas aisladas, 2 unidades independientes, cosa prácticamente imposible de encontrar en la industria norteamericana de hoy día, por ejemplo.

Es decir, hoy, en los Estados Unidos, solamente hay tres firmas que producen automóviles: la Ford, la General Motors, y el conjunto de todas las pequeñas empresas – pequeñas para el carácter de los Estados Unidos – que se unieron entre sí para tratar de sobrevivir.

Nada de esto sucedía en la Rusia de aquella época, pero ¿cuál es el defecto fundamental de todo el sistema? Que limita la posibilidad de desarrollo mediante la competencia capitalista pero no liquida sus categorías ni implanta nuevas categorías de un carácter más elevado. El interés material individual era el arma capitalista por excelencia y hoy se pretende elevar a la categoría de palanca de desarrollo, pero está limitado por la existencia de una sociedad donde no se admite la explotación. En esas condiciones, el hombre no desarrolla todas sus fabulosas posibilidades productivas, ni se desarrolla él mismo como constructor consciente de la sociedad nueva.

Y para ser consecuentes con el interés material, éste se establece en la esfera improductiva y en la de los servicios…

Esa es la justificación, tal vez, del interés material a los dirigentes, principio de la corrupción, pero de todas maneras, es consecuente con toda la línea del desarrollo adoptada en donde el estímulo individual viene siendo la palanca motora porque es allí, en el individuo, donde, con el interés material directo, se trata de aumentar la producción o la efectividad.

Este sistema tiene, por otra parte, trabas serias en su automaticidad; la ley del valor no puede jugar libremente porque no tiene un mercado libre donde productores rentables y no rentables, eficientes y no eficientes, compitan y los no eficientes mueran de inanición. Es necesario garantizar una seria de productos a la población, de precios a la población, etc, etc, y cuando se resuelve que la rentabilidad debe ser general para todas las unidades, se cambia el sistema de precios, se establecen nuevas relaciones y se pierde totalmente la relación con el valor del capitalismo que, todavía, a pesar del período monopólico, mantiene su característica fundamental de guiarse por el mercado y de ser una especie de circo romano donde los más fuertes vencen (en este caso los más fuertes son los poseedores de la técnica más alta). Todo esto ha ido conduciendo a un desarrollo vertiginoso del capitalismo y a una seria de técnicas nuevas totalmente alejadas de las viejas técnicas de producción. La Unión Soviética compara su adelanto con los Estados Unidos y habla de que se produce más acero que en ese país, pero en los Estados Unidos no ha habido paralización del desarrollo.

¿Qué sucede entonces? Simplemente que el acero no es ya el factor fundamental para medir la eficiencia de un país, porque exista la química, la automatización, los metales no ferrosos y además de eso hay que ver la calidad de los aceros. Estados Unidos produce menos pero produce una gran cantidad de acero de calidad muy superior. La técnica ha quedado relativamente estancada, en la inmensa mayoría de los sectores económicos soviéticos. ¿Por qué? Porque hubo que hacer un mecanismo y darle automaticidad, establecer las leyes de juego donde el mercado no actúa ya con su implacabilidad capitalista, pero los mecanismos que idearon para reemplazarlos son mecanismos fosilizados y allí empieza el desbarajuste tecnológico. Falta el ingrediente de la competencia, que no ha sido sustituido, tras los brillantísimos éxitos que obtienen las sociedades nuevas gracias al espíritu revolucionario de los primeros 3 momentos, la tecnología deja de ser el factor impulsor de la sociedad. Esto no sucede en la rama de la defensa. ¿Por qué? Porque es una línea donde no existe la rentabilidad como norma de relación y donde todo está puesto estructuradamente al servicio de la sociedad para realizar las más importantes creaciones del hombre para su supervivencia y la de la sociedad en formación. Pero aquí vuelve a fallar el mecanismo; los capitalistas tienen muy unido el aparato de la defensa al aparato productor, ya que son las mismas compañías, son negocios gemelos y todos los grandes adelantos obtenidos en la ciencia de la guerra pasan inmediatamente a la tecnología de la paz y los bienes de consumo dan saltos de calidad verdaderamente gigantescos. En la Unión Soviética nada de eso pasa, son dos compartimentos estancos y el sistema de desarrollo científico de la guerra sirve muy limitadamente para la paz.

Estos errores, excusables en la sociedad soviética, la primera en iniciar el experimento, se trasplantan a sociedades mucho más desarrolladas o, simplemente distintas y se llega a un callejón sin salida provocando reacciones de los otros estados. El primero en resolverse fue Yugoslavia, luego le siguió Polonia y en ese sentido ahora son Alemania y Checoslovaquia, dejando de lado, por características especiales a Rumania. ¿Qué sucede ahora? Se revelan contra el sistema pero nadie ha buscado donde está la raíz del mal; se le atribuye a esa pesada lacra burocrática, a la centralización excesiva de los aparatos, se lucha contra la centralización de esos aparatos y las empresas obtienen una serie de triunfos y una independencia cada vez mayor en la lucha por un mercado libre.

¿Quiénes luchan por esto? Dejando de lado a los ideólogos, y los técnicos que, desde un punto de vista científico analizan el problema, las propias unidades de producción, las más efectivas claman por su independencia. Esto se parece extraordinariamente a la lucha que llevan los capitalistas contra los estados burgueses que controlan determinadas actividades. Los capitalistas están de acuerdo en que algo debe tener el Estado, ese algo es el servicio donde se pierde o que sirve para todo el país, pero el resto debe estar en manos privadas. El espíritu es el mismo; el Estado, objetivamente, empieza a convertirse en un estado tutelar de relaciones entre capitalistas. Por supuesto, para medir la eficiencia se está utilizando cada vez más la ley del valor, y la ley del valor es la ley fundamental del capitalismo; ella es la que acompaña, la que está íntimamente ligada a la mercancía, célula económica del capitalismo.

Al adquirir la mercancía y la ley del valor sus plenas atribuciones, se produce un reajuste en la economía de acuerdo con la eficiencia de los distintos sectores y unidades y aquellos sectores o unidades que no son lo suficientemente eficientes desaparecen.

Se cierran fábricas y emigran trabajadores yugoslavos (y ahora polacos) a los países de Europa Occidental en plena expansión económica. Son esclavos que los países socialistas envían como una ofrenda al desarrollo tecnológico del Mercado Común Europeo.

Nosotros pretendemos que nuestro sistema recoja las dos líneas fundamentales del pensamiento que deben seguirse para llegar al comunismo. El comunismo es un fenómeno de conciencia, no se llega a él mediante un salto en el vacío, un cambio de la calidad productiva, o el choque simple entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar esa conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva para el 4 comunismo es una parte consustancial a él. No podemos hablar en términos cuantitativos económicamente; quizás nosotros podamos estar en condiciones de llegar al comunismo dentro de unos años, antes que los Estados Unidos hayan salido del capitalismo. No podemos medir en términos de ingreso per cápita la posibilidad de entrar al comunismo; no hay una identificación total entre estos ingresos y la sociedad comunista. China tardará centenares de años en tener el ingreso per cápita de los Estados Unidos. Aún si consideramos que el ingreso per cápita es una abstracción, midiendo el salario medio de los obreros norteamericanos, cargándole los desocupados, cargándole los negros, todavía ese nivel de vida es tan alto que a la mayoría de nuestros países les costará mucho llegar a él. Sin embargo, vamos caminando hacia el comunismo.

El otro aspecto es el de la técnica; conciencia más producción de bienes materiales es comunismo. Bien, pero qué es la producción si no el aprovechamiento cada mayor de la técnica; y qué es aprovechamiento cada mayor de la técnica si no el producto de una concentración cada vez más fabulosa de capitales, es decir, una concentración cada vez más grande de capital fijo o trabajo congelado con relación al capital variable o trabajo vivo. Este fenómeno se está produciendo en el capitalismo desarrollado, en el imperialismo. El imperialismo no ha sucumbido gracias a su capacidad de extraer ganancias, recursos, de los países dependientes y exportarles conflictos, contradicciones, gracias a la alianza con la clase obrera de sus propios países desarrollados contra el conjunto de los países dependientes. En ese capitalismo desarrollado están los gérmenes técnicos del socialismo mucho más que en el viejo sistema del llamado cálculo económico que es, a su vez, heredero de un capitalismo que ya está superado en sí mismo y que, sin embargo ha sido tomado como modelo del desarrollo socialista. Debiéramos, pues, mirar en el espejo donde se están reflejando una seria de técnicas correctas de producción que todavía no han chocado con sus relaciones de producción. Podría argumentarse que no lo han hecho por la existencia de este desahogo que es el imperialismo en escala mundial pero, en definitiva, esto traería algunas correcciones en el sistema y nosotros solamente tomamos las líneas generales. Para dar una idea de la extraordinaria diferencia práctica que existe hoy entre el capitalismo y el socialismo se puede citar el caso de la automatización; mientras en los países capitalistas la automatización alcanza a extremos realmente vertiginosos, en el socialismo están mucho más atrasados. Se podría argumentar sobre una serie de problemas que afrontarán los capitalistas en el futuro inmediato, debido a la lucha de los trabajadores contra la desocupación, cosa aparentemente exacta, pero lo cierto es que hoy el capitalismo se desarrolla en ese camino más rápidamente que el socialismo.

La Standard Oil por ejemplo, si necesita remozar una fábrica, la para y le da una serie de compensaciones a los trabajadores. Un año está la fábrica parada, pone los nuevos equipos y echa a andar con una eficiencia mayor. ¿Qué sucede en la Unión Soviética, hasta ahora? En la Academia de Ciencias de ese país hay acumulados centenares y tal vez miles de proyectos de automatización que no pueden ser puestos en práctica porque los directores de las fábricas no se pueden permitir el lujo de que su plan se caiga durante un año y como es un problema de cumplimiento del plan, si le hacen una fábrica automatizada le exigirán una producción mayor, entonces no le interesa fundamentalmente el aumento de la productividad. Claro que se podría solucionar esto desde el punto de vista práctico, dando mayores incentivos a las fábricas automatizadas; es el sistema Libermann y los sistemas que se están empezando a implantar en Alemania Democrática, pero todo esto indica el grado de subjetivismo en que se puede caer y la falta de precisión técnica en el manejo de la economía. Hay que 5 sufrir golpes muy duros de la realidad para empezar a cambiar; y siempre cambiar el aspecto externo, el más llamativamente negativo, pero no la esencia real de todas las dificultades que existen hoy que es una falsa concepción del hombre comunista, basada en una larga práctica económica que tenderá y tiende a hacer del hombre un elemento numérico de producción a través de la palanca del interés material.

En la parte técnica, nuestro sistema trata de tomar lo más avanzado de los capitalistas y por lo tanto de tender a la centralización. Esta centralización no significa un absoluto; para hacerla inteligentemente debe trabajarse de acuerdo con las posibilidades. Podría decirse, centralizar tanto como las posibilidades lo permitan; eso es lo que guía nuestra acción. Esto permite un ahorro de administración, de mano de obra, permite una mejor utilización de los equipos ciñéndolos a técnicas conocidas. No es posible hacer una fábrica de zapatos que, instalada en La Habana, reparta ese producto a toda la república porque hay un problema de transporte de por medio. La utilización de la fábrica, su tamaño óptimo, está dado por los elementos de análisis técnico-económicos.

Tratamos de ir a la eliminación, en lo posible, de las categorías capitalistas, por lo tanto nosotros no consideramos un acto mercantil el tránsito de un producto por fábricas socialistas. Para que esto sea eficaz debemos hacer toda una reestructuración de los precios. Eso está publicado por mí (2), no tengo más que agregar a lo poco que hemos escrito, salvo que hay que investigar mucho sobre estos puntos.

En resumen, eliminar las categorías capitalistas: mercancía entre empresas, interés bancario, interés material directo como palanca, etc, y tomar los últimos adelantes administrativos y tecnológicos del capitalismo, esa es nuestra aspiración.

Se nos puede decir que todas esas pretensiones nuestras equivaldrían también a pretender tener aquí, porque los Estados Unidos lo tienen, un Empire State y es lógico que nosotros no podemos tener un Empire State pero, sin embargo, sí podemos tener muchos de los adelantos que tienen los rascacielos norteamericanos y técnicas de fabricación de esos rascacielos aunque los hagamos más chiquitos. No podemos tener una General Motors que tienen más empleados que todos los trabajadores del Ministerio de industrias en su conjunto, pero sí podemos tener una organización, y, de hecho la tenemos, similar a la General Motors. En este problema de la técnica de administración va jugando la tecnología; tecnología y técnica de administración han ido variando constantemente, unidas íntimamente a lo largo del proceso del desarrollo del capitalismo, sin embargo, en el socialismo se han dividido como dos aspectos diferentes del problema y uno de ellos se ha quedado totalmente estático. Cuando se han dado cuenta de las groseras fallas técnicas en la administración, buscan en las cercanías y descubren el capitalismo.

Recalcando, los dos problemas fundamentales que nos afligen, en nuestro Sistema Presupuestario, son la creación del hombre comunista y la creación del medio material comunista, dos pilares que están unidos por medio del edificio que deben sostener.

Nosotros tenemos una gran laguna en nuestro sistema; cómo integrar al hombre a su trabajo de tal manera que no sea necesario utilizar eso que nosotros llamamos el desestímulo material, cómo hacer que cada obrero sienta la necesidad vital de apoyar a su revolución y al mismo tiempo que el trabajo es un placer; que sienta lo que todos nosotros sentimos aquí arriba.

Si es un problema de campo visual y solamente le es dable interesarse por el trabajo que hace a quién tiene la misión, la capacidad del gran constructor, estaríamos condenados a que un tornero o una secretaria nunca trabajaran con entusiasmo. Si la solución estuviera en la posibilidad de desarrollo de ese mismo obrero en el sentido material, estaríamos muy mal.

Lo cierto es que hoy no existe una plena identificación al trabajo y creo que parte de las críticas que se nos hacen son razonables, aunque el contenido ideológico de esa crítica no lo es. Es decir, se nos critica el que los trabajadores no participan en la confección de los planes, en la administración de las unidades estatales, etc, lo que es cierto, pero de allí concluyen que esto se debe a que no están interesados materialmente en ellas, están al margen de la producción. El remedio que se busca para esto es que los obreros dirijan las fábricas y sean responsables de ellas monetariamente, que tengan sus estímulos y desestímulos de acuerdo con la gestión. Cero que aquí está el quid de la cuestión; para nosotros es un gran error pretender que los obreros dirijan las unidades; algún obrero tiene que dirigir la unidad, uno entre todos como representante de los demás, si se quiere, pero representante de todos en cuanto a la función que se le asigna, a la responsabilidad o el honor que se le confiere, no como representante de toda la unidad ante la gran unidad de Estado, en forma antagónica. En una planificación centralizada, correcta, es muy importante la utilización racional de cada uno de los distintos elementos de la producción y no puede depender de una asamblea de obreros o del criterio de un obrero, la producción que se vaya a hacer. Evidentemente, cuanto menos conocimiento exista en el aparato central y en todos los niveles intermedios, la acción de los obreros desde el punto de vista práctico es más útil.

Eso es real, pero también nuestra práctica nos ha enseñado dos cosas para nosotros axiomáticas; un cuadro técnico bien situado puede hacer muchísimo más que todos los obreros de una fábrica y un cuadro de dirección colocado en una fábrica puede cambiar totalmente las características de ellas, ya sea en uno y otro sentido. Los ejemplos son innumerables y, además, los conocemos en toda la economía no sólo en este Ministerio. Otra vez se vuelve a plantear el problema. ¿Por qué un cuadro de dirección puede cambiar todo? ¿Por qué hace trabajar técnicamente, es decir, administrativamente mejor a todo el conjunto de sus empleados, o por qué da participación a todos los empleados de una manera que estos se sientan con una nueva tónica, con un nuevo entusiasmo de trabajo o por una conjunción de estas dos cosas? Nosotros no hemos hallado respuesta todavía y creo que hay que estudiar un poco más esto. La respuesta tiene que estar íntimamente relacionada con la economía política de este período y el tratamiento que se les dé a estas cuestiones debe ser integral y coherente con la economía política.

Notas:

1 Fragmento de una carta que el Che le enviara a Fidel en Abril de 1965, antes de su partida al Congo, en la que precisa entre otros aspectos, sus “últimas consideraciones” sobre política y economía en Cuba.
2 Se refiere a los artículos publicados durante el “Gran debate” económico en Cuba. Consultar El Gran Debate, Editorial Ocean Press, 2006.





Discurso del Comandante Che Guevara en la Asamblea General de las Naciones Unidas (12 de diciembre de 1964)



Señor Presidente,
Señores Delegados:

LA REPRESENTACIÓN DE CUBA ante esta Asamblea se complace en cumplir, en primer término, el agradable deber de saludar la incorporación de tres nuevas naciones al importante número de las que aquí discuten problemas del mundo. Saludamos, pues, en las personas de su Presidente y Primeros Ministros, a los pueblos de Zambia, Malawi y Malta y hacemos votos porque estos países se incorporen desde el primer momento al grupo de naciones no alineadas que luchan contra el imperialismo, el colonialismo y el neocolonialismo.

Hacemos llegar también nuestra felicitación al Presidente de esta Asamblea, cuya exaltación a tan alto cargo tiene singular significación, pues ella refleja esta nueva etapa histórica de resonantes triunfos para los pueblos de Africa, hasta ayer sometidos al sistema colonial del imperialismo y que hoy, en su inmensa mayoría, en el ejercicio legítimo de su libre determinación, se han constituido en Estados soberanos. Ya ha sonado la hora postrera del colonialismo y millones de habitantes de Africa, Asia y América Latina se levantan al encuentro de una nueva vida e imponen su irrestricto derecho a la autodeterminación y el desarrollo independiente de sus naciones. Le deseamos, Señor Presidente, el mayor de los éxitos en la tarea que le fuera encomendada por los países miembros.

Cuba viene a fijar su posición sobre los puntos más importantes de controversia y lo hará con todo el sentido de la responsabilidad que entraña el hacer uso de esta tribuna, pero, al mismo tiempo, respondiendo al deber insoslayable de hablar con toda claridad y franqueza.

Quisiéramos ver desperezarse a esta Asamblea y marchar hacia adelante, que las Comisiones comenzaran su trabajo y que éste no se detuviera en la primera confrontación. El imperialismo quiere convertir esta reunión en un vano torneo oratorio en vez de resolver los graves problemas del mundo; debemos impedírselo. Esta Asamblea no debiera recordarse en el futuro sólo por el número XIX que la identifica. A lograr ese fin van encaminados nuestros esfuerzos.

Nos sentimos con el derecho y la obligación de hacerlo debido a que nuestro país es uno de los puntos constantes de fricción, uno de los lugares donde los principios que sustentan los derechos de los países pequeños a su soberanía están sometidos a prueba día a día, y minuto a minuto y, al mismo tiempo, una de las trincheras de la libertad del mundo situada a pocos pasos de imperialismo norteamericano para mostrar con su acción, con su ejemplo diario, que los pueblos sí pueden liberarse y sí pueden mantenerse libres en las actuales condiciones de la humanidad. Desde luego, ahora existe un campo socialista cada día más fuerte y con armas de contención más poderosas. Pero se requieren condiciones adicionales para la supervivencia: mantener la cohesión interna, tener fe en los propios destinos y decisión irrenunciable de luchar hasta la muerte en defensa del país y de la revolución. En Cuba se dan esas condiciones, Señores Delegados.

De todos los problemas candentes que deben tratarse en esta Asamblea, uno de los que para nosotros tiene particular significación y cuya definición creemos debe hacerse en forma que no deje dudas a nadie, es el de la coexistencia pacífica entre Estados de diferentes regímenes económico-sociales. Mucho se ha avanzado en el mundo en este campo; pero el imperialismo -norteamericano sobre todo- ha pretendido hacer creer que la coexistencia pacífica es de uso exclusivo de las grandes potencias de la tierra. Nosotros expresamos aquí lo mismo que nuestro Presidente expresara en El Cairo y lo que después quedara plasmado en la declaración de la Segunda Conferencia de Jefes de Estado o de Gobierno de países No Alineados: que no puede haber coexistencia pacífica entre poderosos solamente, si se pretende asegurar la paz del mundo. La coexistencia pacífica debe ejercitarse entre todos los Estados, independientemente de su tamaño, de las anteriores relaciones históricas que los ligara y de los problemas que se suscitaren entre algunos de ellos, en un momento dado.

Actualmente, el tipo de coexistencia pacífica a que nosotros aspiramos no se cumple en multitud de casos. El reino de Cambodia, simplemente por mantener una actitud neutral y no plegarse a las maquinaciones del imperialismo norteamericano se ha visto sujeto a toda clase de ataques alevosos y brutales partiendo de las bases que los yanquis tienen en Viet Nam del Sur. Laos, país dividido, ha sido objeto también de agresiones imperialistas de todo tipo, su pueblo masacrado desde el aire, las convenciones que se firmaran en Ginebra han sido violadas y parte del territorio está en constante peligro de ser atacado a mansalva por las fuerzas imperialistas. La República Democrática de Viet Nam, que sabe de todas estas historias de agresiones como pocos pueblos en la tierra, ha visto una vez más violadas sus fronteras, ha visto como aviones de bombardeo y cazas enemigos disparaban contra sus instalaciones; como los barcos de guerra norteamericanos, violando aguas territoriales, atacaban sus puesto navales. En estos instantes, sobre la República Democrática de Viet Nam pesa la amenaza de que los guerreristas norteamericanos extiendan abiertamente sobre su territorio y su pueblo la guerra que, desde hace varios años, están llevando a cabo contra el pueblo de Viet Nam del Sur. La Unión Soviética y la República Popular China, han hecho advertencias serias a los Estados Unidos. Estamos frente a un caso en el cual la paz del mundo está en peligro, pero, además, la vida de millones de seres de toda esta zona del Asia está constantemente amenazada, dependiendo de los caprichos del invasor norteamericano.

La coexistencia pacífica también se ha puesto a prueba en una forma brutal en Chipre debido a presiones del gobierno turco y de la OTAN, obligando a una heroica y enérgica defensa de su soberanía hecha por el pueblo de Chipre y su gobierno.

En todos estos lugares del mundo, el imperialismo trata de imponer su versión de lo que debe ser la coexistencia; son los pueblos oprimidos, en alianza con el campo socialista, los que le deben enseñar cuál es la verdadera, y es obligación de las Naciones Unidas apoyarlos.

También hay que esclarecer que no solamente en relaciones en las cuales están imputados Estados soberanos, los conceptos sobre la coexistencia pacífica deben ser bien definidos. Como marxistas, hemos mantenido que la coexistencia pacífica ente naciones no engloba la coexistencia entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos. Es, además, un principio proclamado en el seno de esta Organización, el derecho a la plena independencia contra todas las formas de opresión colonial. Por eso, expresamos nuestra solidaridad hacia los pueblos, hoy coloniales, de la Guinea llamada portuguesa, de Angola o Mozambique, masacrados por el delito de demandar su libertad y estamos dispuestos a ayudarlos en la medida de nuestras fuerzas, de acuerdo con la declaración del Cairo.

Expresamos nuestra solidaridad al pueblo de Puerto Rico y su gran líder, Pedro Albizu Campos, el que, en un acto más de hipocresía, ha sido dejado en libertad a la edad de 72 años, sin habla casi, paralítico después de haber pasado en la cárcel toda una vida. Albizu Campos es un símbolo de la América todavía irredenta pero indómita. Años y años de prisiones, presiones casi insoportables en la cárcel, torturas mentales, la soledad, el aislamiento total de su pueblo y de su familia, la insolencia del conquistador y de sus lacayos en la tierra que le vio nacer; nada dobló su voluntad. La Delegación de Cuba rinde, en nombre de su pueblo, homenaje de admiración y gratitud a un patriota que dignifica a nuestra América.

Los norteamericanos han pretendido durante años convertir a Puerto Rico en un espejo de cultura híbrida; habla española con inflexiones en inglés, habla española con bisagras en el lomo para inclinarlo ante el soldado yanqui. Soldados portorriqueños han sido empleados como carne de cañón en guerras del imperio, como en Corea, y hasta para disparar contra sus propios hermanos, como es la masacre perpetrada por el ejército norteamericano, hace algunos meses, contra el pueblo inerme de Panamá -una de las más recientes fechorías del imperialismo yanqui.

Sin embargo, a pesar de esa tremenda violentación de su voluntad y su destino histórico, el pueblo de Puerto Rico ha conservado su cultura, su carácter latino, sus sentimientos nacionales, que muestran por sí mismos la implacable vocación de independencia yacente en las masas de la isla latinoamericana.

También debemos advertir que el principio de la coexistencia pacífica no entraña el derecho a burlar la voluntad de los pueblos, como ocurre en el caso de la Guayana llamada británica, en que el gobierno del Primer Ministro Cheddy Jagan ha sido víctima de toda clase de presiones y maniobras y se ha ido dilatando el instante de otorgarle la independencia, en la búsqueda de métodos que permitan burlar los deseos populares y asegurar la docilidad de un gobierno distinto al actual colocado allí por turbios manejos, para entonces otorgar una libertad castrada a este pedazo de tierra americana.

Cualesquiera que sean los caminos que la Guayana se vea obligada a seguir para obtenerla, hacia su pueblo va el apoyo moral y militante de Cuba.

Debemos señalar, asimismo, que las islas de Guadalupe y Martinica están luchando por su autonomía desde hace tiempo, sin lograrla, y ese estado de cosas no debe seguir.

Una vez más elevamos nuestra voz para alertar al mundo sobre lo que está ocurriendo en Sur Africa; la brutal política del «Apartheid» se aplica ante los ojos de las naciones del mundo. Los pueblos de Africa se ven obligados a soportar que en ese continente todavía se oficialice la superioridad de una raza sobre otra, que se asesine impunemente en nombre de esa superioridad racial. ¿Las Naciones Unidas no harán nada para impedirlo?

Quería referirme específicamente al doloroso caso del Congo, único en la historia del mundo moderno, que muestra cómo se pueden burlar con la más absoluta impunidad, con el cinismo más insolente, el derecho de los pueblos. Las ingentes riquezas que tiene el Congo y que las naciones imperialistas quieren mantener bajo su control son los motivos directos de todo esto. En la intervención que hubiera de hacer, a raíz de su primera visita a las Naciones Unidas, el compañero Fidel Castro advertía que todo el problema de la coexistencia entre las naciones se reducía al problema de la apropiación indebida de riquezas ajenas, y hacía la advocación siguiente: «cese la filosofía del despojo y cesará la filosofía de la guerra.» Pero la filosofía del despojo no sólo no ha cesado, sino que se mantiene más fuerte que nunca y, por eso, los mismos que utilizaron el nombre de las Naciones Unidas para perpetrar el asesinato de Lumumba, hoy, en nombre de la defensa de la raza blanca, asesinan a millares de congoleños.

¿Cómo es posible que olvidemos la forma en que fue traicionada la esperanza que Patricio Lumumba puso en las Naciones Unidas? ¿Cómo es posible que olvidemos los rejuegos y maniobras que sucedieron a la ocupación de ese país por las tropas de las Naciones Unidas, bajo cuyos auspicios actuaron impunemente los asesinos del gran patriota africano?

¿Cómo podremos olvidar, Señores Delegados, que quien desacató la autoridad de las Naciones Unidas en el Congo, y no precisamente por razones patrióticas, sino en virtud de pugnas entre imperialistas, fue Moisé Tshombe, que inició la secesión de Katanga con el apoyo belga?

¿Y cómo justificar, cómo explicar que, al final de toda la acción de las Naciones Unidas, Tshombe, desalojado de Katanga, regrese dueño y señor del Congo? ¿Quién podría negar el triste papel que los imperialistas obligaron a jugar a la Organización de Naciones Unidas?

        En resumen se hicieron aparatosas movilizaciones para evitar la escisión de Katanga y hoy Tshombe está en el poder, las riquezas del Congo en manos imperialistas... y los gastos deben pagarlos las naciones dignas. ¡Qué buen negocio hacen los mercaderes de la guerra! Por eso, el gobierno de Cuba apoya la justa actitud de la Unión Soviética, al negarse a pagar los gastos del crimen.
Para colmo de escarnio, nos arrojan ahora al rostro estas últimas acciones que han llenado de indignación al mundo.

¿Quiénes son los autores? Paracaidistas belgas, transportados por aviones norteamericanos que partieron de bases inglesas. Nos recordamos que ayer, casi, veíamos a un pequeño país de Europa, trabajador y civilizado, el reino de Bélgica, invadido por las hordas hitlerianas; amargaba nuestra conciencia el saber de ese pequeño pueblo masacrado por el imperialismo germano y lo veíamos con cariño. Pero esta otra cara de la moneda imperialista era la que muchos no percibíamos.

Quizás hijos de patriotas belgas que murieran por defender la libertad de su país, son los que asesinaran a mansalva a millares de congoleños en nombre de la raza blanca, así como ellos sufrieron la bota germana porque su contenido de sangre aria no era suficientemente elevado.

Nuestros ojos libres se abren hoy a nuevos horizontes y son capaces de ver lo que ayer nuestra condición de esclavos coloniales nos impedía observar; que la «civilización occidental» esconde bajo su vistosa fachada un cuadro de hienas y chacales. Porque nada más que ese nombre merecen los que han ido a cumplir tan «humanitarias» tareas al Congo. Animal carnicero que se ceba en los pueblos inermes; eso es lo que hace el imperialismo con el hombre, eso es lo que distingue al «blanco» imperial.

Todos los hombres libres del mundo deben aprestarse a vengar el crimen del Congo.

Quizás muchos de aquellos soldados, convertidos en subhombres por la maquinaria imperialista, piensen de buena fe que están defendiendo los derechos de una raza superior; pero en esta Asamblea son mayoritarios los pueblos que tienen sus pieles tostadas por distintos soles, coloreadas por distintos pigmentos, y han llegado a comprender plenamente que la diferencia entre los hombres no está dada por el color de la piel, sino por las formas de propiedad de los medios de producción, por las relaciones de producción.

La delegación cubana hace llegar su saludo a los pueblos de Rhodesia del Sur y Africa Sudoccidental, oprimidos por minorías de colonos blancos. A Basutolandia, Bechuania y Swazilandia, a la Somalia francesa, al pueblo árabe de Palestina, a Adén y los protectorados, a Omán y a todos los pueblos en conflicto con el imperialismo o el colonialismo y les reitera su apoyo. Formula además votos por una justa solución al conflicto que la hermana República de Indonesia encara con Malasia.

Señor Presidente: uno de los temas fundamentales de esta Conferencia es el del desarme general y completo. Expresamos nuestro acuerdo con el desarme general y completo; propugnamos además, la destrucción total de los artefactos termonucleares y apoyamos la celebración de una conferencia de todos los países del mundo para llevar a cabo estas aspiraciones de los pueblos. Nuestro Primer Ministro advertía, en su intervención ante esta Asamblea, que siempre las carreras armamentistas han llevado a la guerra. Hay nuevas potencias atómicas en el mundo; las posibilidades de una confrontación crecen.

Nosotros consideramos que es necesaria esta conferencia con el objetivo de lograr la destrucción total de las armas termonucleares y, como primera medida, la prohibición total de las pruebas. Al mismo tiempo, debe establecerse claramente la obligación de todos los países de respetar las actuales fronteras de otros estados; de no ejercer acción agresiva alguna, aun cuando sea con armas convencionales.

Al unirnos a la voz de todos los países del mundo que piden el desarme general y completo, la destrucción de todo el arsenal atómico, el cese absoluto de la fabricación de nuevos artefactos termonucleares y las pruebas atómicas de cualquier tipo, creemos necesario puntualizar que, además, debe también respetarse la integridad territorial de las naciones y debe detenerse el brazo armado del imperialismo, no menos peligroso porque solamente empuñe armas convencionales. Quienes asesinaron miles de indefensos ciudadanos del Congo, no se sirvieron del arma atómica; han sido armas convencionales, empuñadas por el imperialismo, las causantes de tanta muerte.

Aun cuando las medidas aquí preconizadas, de hacerse efectivas, harían inútil la mención, es conveniente recalcar que no podemos adherirnos a ningún pacto regional de desnuclearización mientras Estados Unidos mantenga bases agresivas en nuestro propio territorio, en Puerto Rico, Panamá, y otros estados americanos donde se considera con derecho a emplazar, sin restricción alguna, tanto armas convencionales que nucleares. Descontando que las últimas resoluciones de la OEA, contra nuestro país, al que se podría agredir invocando el Tratado de Río, hace necesaria la posesión de todos los medios defensivos a nuestro alcance.

Creemos que, si la conferencia de que hablábamos lograra todos esos objetivos, cosa difícil, desgraciadamente, sería la más trascendental en la historia de la humanidad. Para asegurar esto sería preciso contar con la presencia de la República Popular China, y de ahí el hecho obligado de la realización de una reunión de ese tipo. Pero sería mucho más sencillo para los pueblos del mundo reconocer la verdad innegable de que existe la República Popular China, cuyos gobernantes son representantes únicos de su pueblo y darle el asiento a ella destinado, actualmente usurpado por la camarilla que con apoyo norteamericano mantiene en su poder la provincia de Taiwan.

El problema de la representación de China en las Naciones Unidas no puede considerarse en modo alguno como el caso de un nuevo ingreso en la Organización sino de restaurar los legítimos derecho de la República Popular China.

Debemos repudiar enérgicamente el complot de las «dos Chinas». La camarilla Chiangkaishekista de Taiwan no puede permanecer en la Organización de las Naciones Unidas. Se trata, repetimos, de expulsar al usurpador e instalar al legítimo representante del pueblo chino.

Advertimos además contra la insistencia del Gobierno de los Estados Unidos en presentar el problema de la legítima representación de China en la ONU como una «cuestión importante» al objeto de imponer el quórum extraordinario de votación de las dos terceras partes de los miembros presentes y votantes.

El ingreso de la República Popular China al seno de las Naciones Unidas es realmente una cuestión importante para el mundo en su totalidad, pero no para el mecanismo de las Naciones Unidas donde debe constituir una mera cuestión de procedimiento. De esta forma se haría justicia, pero casi tan importante como hacer justicia quedaría, además, demostrado de una vez que esta augusta asamblea tiene ojos para ver, oídos para oír, lengua propia para hablar, criterio certero para elaborar decisiones.

La difusión de armas atómicas entre los países de la OTAN y, particularmente la posesión de estos artefactos de destrucción en masa por la República Federal Alemana, alejarían más aún la posibilidad de un acuerdo sobre el desarme, y unido a estos acuerdos va el problema de la reunificación pacífica de Alemania. Mientras no se logre un entendimiento claro, debe reconocerse la existencia de dos Alemanias, la República Democrática Alemana y la República Federal. El problema alemán no puede arreglarse si no es con la participación directa en las negociaciones de la República Democrática Alemana, con plenos derechos.

Tocaremos solamente los temas sobre desarrollo económico y comercio internacional que tienen amplia representación en la agenda. En este mismo año del 64 se celebró la Conferencia de Ginebra donde se trataron multitud de puntos relacionados con estos aspectos de las relaciones internacionales. Las advertencias y predicciones de nuestra delegación se han visto confirmadas plenamente, para desgracia de los países económicamente dependientes.

Sólo queremos dejar señalado que, en lo que a Cuba respecta, los Estados Unidos de América no han cumplido recomendaciones explícitas de esa Conferencia y, recientemente, el Gobierno norteamericano prohibió también la venta de medicinas a Cuba, quitándose definitivamente la máscara de humanitarismo con que pretendió ocultar el carácter agresivo que tiene el bloqueo contra el pueblo de Cuba.

Por otra parte, expresamos una vez más que las lacras coloniales que detienen el desarrollo de los pueblos no se expresan solamente en relaciones de índole política: el llamado deterioro de los términos de intercambio no es otra cosa que el resultado del intercambio desigual entre países productores de materia prima y países industriales que dominan los mercados e imponen la aparente justicia de un intercambio igual de valores.

Mientras los pueblos económicamente dependientes no se liberen de los mercados capitalistas y, en firme bloque con los países socialistas, impongan nuestras relaciones entre explotadores y explotados, no habrá desarrollo económico sólido, y se retrocederá, en ciertas ocasiones volviendo a caer los países débiles bajo el dominio político de los imperialistas y colonialistas.

Por último, Señores Delegados, hay que establecer claramente que se están realizando en el área del Caribe maniobras y preparativos para agredir a Cuba. En las costas de Nicaragua sobre todo, en Costa Rica también, en la zona del Canal de Panamá, en las Islas Vieques de Puerto Rico, en la Florida; probablemente, en otros puntos del territorio de los Estados Unidos y, quizás, también en Honduras, se están entrenando mercenarios cubanos y de otras nacionalidades con algún fin que no debe ser el más pacífico.

Después de un sonado escándalo, el Gobierno de Costa Rica, se afirma, ha ordenado la liquidación de todos los campos de adiestramiento de cubanos exiliados en ese país. Nadie sabe si esa actitud es sincera o si constituye una simple coartada, debido a que los mercenarios entrenados allí estén a punto de cometer alguna fechoría. Esperamos que se tome clara conciencia de la existencia real de bases de agresión, lo que hemos denunciado desde hace tiempo, y se medite sobre la responsabilidad internacional que tiene el gobierno de un país que autoriza y facilita el entrenamiento de mercenarios para atacar a Cuba.

Es de hacer notar que las noticias sobre el entrenamiento de mercenarios en distintos puntos del Caribe y la participación que tiene en tales actos el Gobierno norteamericano se dan con toda naturalidad en los periódicos de los Estados Unidos. No sabemos de ninguna voz latinoamericana que haya protestado oficialmente por ello. Esto nos muestra el cinismo con que manejan los Estados Unidos a sus peones. Los sutiles Cancilleres de la OEA que tuvieron ojos para ver escudos cubanos y encontrar pruebas «irrefutables» en las armas yanquis exhibidas en Venezuela, no ven los preparativos de agresión que se muestran en los Estados Unidos, como no oyeron la voz del presidente Kennedy que se declaraba explícitamente agresor de Cuba en Playa Girón.

En algunos casos es una ceguera provocada por el odio de las clases dominantes de países latinoamericanos sobre nuestra Revolución; en otros, más tristes aún, es producto de los deslumbrantes resplandores de Mammon.

Como es de todos conocido, después de la tremenda conmoción llamada crisis del Caribe, los Estados Unidos contrajeron con la Unión Soviética determinados compromisos que culminaron en la retirada de cierto tipo de armas que las continuas agresiones de aquel país -como el ataque mercenario de Playa Girón y las amenazas de invadir nuestra patria- nos obligaron a emplazar en Cuba en acto de legítima e irrenunciable defensa.

Pretendieron los norteamericanos, además, que las Naciones Unidas inspeccionaran nuestro territorio, a lo que nos negamos enfáticamente, ya que Cuba no reconoce el derecho de los Estados Unidos, ni de nadie en el mundo, a determinar el tipo de armas que pueda tener dentro de sus fronteras.

En este sentido, sólo acataríamos acuerdos multilaterales, con iguales obligaciones para todas las partes.

Como ha dicho Fidel Castro: «Mientras el concepto de soberanía exista como prerrogativa de las naciones y de los pueblos independientes; como derecho de todos los pueblos, nosotros no aceptamos la exclusión de nuestro pueblo de ese derecho. Mientras el mundo se rija por esos principios, mientras el mundo se rija por esos conceptos que tengan validez universal, porque son universalmente aceptados y consagrados por los pueblos, nosotros no aceptaremos que se nos prive de ninguno de esos derechos, nosotros no renunciaremos a ninguno de esos derechos.»

El señor Secretario General de las Naciones Unidas, U Thant, entendió nuestras razones. Sin embargo, los Estados Unidos pretendieron establecer una nueva prerrogativa arbitraria e ilegal: la de violar el espacio aéreo de cualquier país pequeño. Así han estado surcando el aire de nuestra patria aviones U-2 y otros tipos de aparatos espías que, con toda impunidad, navegan en nuestro espacio aéreo. Hemos hecho todas las advertencias necesarias para que cesen las violaciones aéreas, así como las provocaciones que los marinos yanquis hacen contra nuestras postas de vigilancia en la zona de Guantánamo, los vuelos rasantes de aviones sobre buques nuestros o de otras nacionalidades en aguas internacionales, los ataques piratas a barcos de distintas banderas y las infiltraciones de espías, saboteadores y armas en nuestra isla.

Nosotros queremos construir el socialismo; nos hemos declarado partidarios de los que luchan por la paz; nos hemos declarado dentro del grupo de países no alineados, a pesar de ser marxistas leninistas, porque los no alineados, como nosotros, luchan contra el imperialismo. Queremos paz, queremos construir una vida mejor para nuestro pueblo y, por eso, eludimos al máximo caer en las provocaciones maquinadas por los yanquis, pero conocemos la mentalidad de sus gobernantes; quieren hacernos pagar muy caro el precio de esa paz. Nosotros contestamos que ese precio no puede llegar más allá de las fronteras de la dignidad.

Y Cuba reafirma, una vez más, el derecho a tener en su territorio las armas que le conviniere y su negativa a reconocer el derecho de ninguna potencia de la tierra, por potente que sea, a violar nuestro suelo, aguas jurisdiccionales o espacio aéreo.

Si en alguna asamblea Cuba adquiere obligaciones de carácter colectivo, las cumplirá fielmente; mientras esto no suceda, mantiene plenamente todos sus derechos, igual que cualquier otra nación.

Ante las exigencias del imperialismo, nuestro Primer Ministro planteó los cinco puntos necesarios para que existiera una sólida paz en el Caribe. Estos son:

«Primero: Cese del bloqueo económico y de todas las medidas de presión comercial y económica que ejercen los Estados Unidos en todas partes del mundo contra nuestro país.

Segundo: Cese de todas las actividades subversivas, lanzamiento y desembarco de armas y explosivos por aire y mar, organización de invasiones mercenarias, filtración de espías y saboteadores, acciones todas que se llevan a cabo desde el territorio de los Estados Unidos y de algunos países cómplices.

Tercero: Cese de los ataques piratas que se llevan a cabo desde bases existentes en los Estados Unidos y en Puerto Rico.

Cuarto: Cese de todas las violaciones de nuestro espacio aéreo y naval por aviones y navíos de guerra norteamericanos.

Quinto: Retirada de la Base Naval de Guantánamo y devolución del territorio cubano ocupado por los Estados Unidos.» No se ha cumplido ninguna de estas exigencias elementales, y desde la Base Naval de Guantánamo, continúa el hostigamiento de nuestras fuerzas. Dicha Base se ha convertido en guarida de malhechores y catapulta de introducción de éstos en nuestro territorio.

Cansaríamos a esta Asamblea si hiciéramos un relato medianamente detallado de la multitud de provocaciones de todo tipo. Baste decir que el número de ellas, incluidos los primeros días de este mes de diciembre, alcanza la cifra de 1.323, solamente en 1964.

La lista abarca provocaciones menores, como violación de la línea divisoria, lanzamiento de objetos desde territorio controlado por los norteamericanos, realización de actos de exhibicionismo sexual por norteamericanos de ambos sexos, ofensas de palabra; otros de carácter más grave como disparos de armas de pequeño calibre, manipulación de armas apuntando a nuestro territorio y ofensas a nuestra enseña nacional; provocaciones gravísimas son: el cruce de la línea divisoria provocando incendios en instalaciones del lado cubano y disparos con fusiles, hecho repetido 78 veces durante el año, con el saldo doloroso de la muerte del soldado Ramón López Peña, de resultas de dos disparos efectuados por las postas norteamericanas situadas a 3,5 kilómetros de la costa por el límite noroeste. Esta gravísima provocación fue hecha a las 19:07, del día 19 de julio de 1964, y el Primer Ministro de nuestro Gobierno manifestó públicamente, el 26 de Julio, que de repetirse el hecho, se daría orden a nuestras tropas de repeler la agresión. Simultáneamente, se ordenó el retiro de las líneas de avanzada de las fuerzas cubanas hacia posiciones más alejadas de la divisoria y la construcción de casamatas adecuadas.

1.323 provocaciones en 340 días significan aproximadamente 4 diarias. Sólo un ejército perfectamente disciplinado y con la moral del nuestro puede resistir tal cúmulo de actos hostiles sin perder la ecuanimidad.

47 países reunidos en la Segunda Conferencia de Jefes de Estado o de Gobierno de países No Alineados, en El Cairo, acordaron, por unanimidad:

«La Conferencia advirtiendo con preocupación que las bases militares extranjeras constituyen, en la práctica, un medio para ejercer presión sobre las naciones, y entorpecen su emancipación y su desarrollo, según sus concepciones ideológicas, políticas, económicas y culturales, declara que apoya sin reserva a los países que tratan de lograr la supresión de las bases extranjeras establecidas en su territorio y pide a todos los Estados la inmediata evacuación de las tropas y bases que tienen en otros países.

La Conferencia considera que el mantenimiento por los Estados Unidos de América de una base militar en Guantánamo (Cuba), contra la voluntad del Gobierno y del pueblo de Cuba, y contra las disposiciones de la Declaración de la Conferencia de Belgrado, constituye una violación de la soberanía y de la integridad territorial de Cuba.

La Conferencia, considerando que el Gobierno de Cuba se declara dispuesto a resolver su litigio con el Gobierno de los Estados Unidos de América acerca de la base de Guantánamo en condiciones de igualdad, pide encarecidamente al Gobierno de los Estados Unidos que entable negociaciones con el Gobierno de Cuba para evacuar esa base.»

El gobierno de los Estados Unidos no ha respondido a esa instancia de la Conferencia de El Cairo y pretende mantener indefinidamente ocupado por la fuerza un pedazo de nuestro territorio, desde el cual lleva a cabo agresiones como las detalladas anteriormente.

La Organización de Estados Americanos, también llamada por los pueblos Ministerio de las Colonias norteamericanas, nos condenó «enérgicamente», aun cuando ya antes nos había excluido de su seno, ordenando a los países miembros que rompieran relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba. La OEA autorizó la agresión a nuestro país, en cualquier momento, con cualquier pretexto, violando las más elementales leyes internacionales e ignorando por completo a la Organización de las Naciones Unidas.

A aquella medida se opusieron con sus votos los países de Uruguay, Bolivia, Chile y México; y se opuso a cumplir la sanción, una vez aprobada, el gobierno de los Estados Unidos Mexicanos; desde entonces no tenemos relaciones con países latinoamericanos salvo con aquel Estado, cumpliéndose así una de las etapas previas de la agresión directa del imperialismo.

Queremos aclarar, una vez más, que nuestra preocupación por Latinoamérica está basada en los lazos que nos unen: la lengua que hablamos, la cultura que sustentamos, el amo común que tuvimos. Que no nos anima otra causa para desear la liberación de Latinoamérica del yugo colonial norteamericano. Si alguno de los países latinoamericanos aquí presentes decidiera restablecer relaciones con Cuba, estaríamos dispuestos a hacerlo sobre bases de igualdad y no con el criterio de que es una dádiva a nuestro gobierno el reconocimiento como país libre del mundo, porque ese reconocimiento lo obtuvimos con nuestra sangre en los días de la lucha de liberación, lo adquirimos con sangre en la defensa de nuestras playas frente a la invasión yanqui.

Aun cuando nosotros rechazamos que se nos pretenda atribuir ingerencias en los asuntos internos de otros países, no podemos negar nuestra simpatía hacia los pueblos que luchan por su liberación y debemos cumplir con la obligación de nuestro gobierno y nuestro pueblo de expresar contundentemente al mundo que apoyamos moralmente y nos solidarizamos con los pueblos que luchan en cualquier parte del mundo para hacer realidad los derechos de soberanía plena proclamados en la Carta de las Naciones Unidas.

Los Estados Unidos sí intervienen; lo han hecho históricamente en América. Cuba conoce desde fines del siglo pasado esta verdad, pero la conocen también Colombia, Venezuela, Nicaragua y la América Central en general, México, Haití, Santo Domingo.

En años recientes, además de nuestro pueblo, conocen de la agresión directa Panamá, donde los «marines» del Canal tiraron a mansalva sobre el pueblo inerme; Santo Domingo, cuyas costas fueron violadas por la flota yanqui para evitar el estallido de la justa ira popular, luego del asesinato de Trujillo; y Colombia, cuya capital fue tomada por asalto a raíz de la rebelión provocada por el asesinato de Gaitán.

Se producen intervenciones solapadas por intermedio de las misiones militares que participan en la represión interna, organizando las fuerzas destinadas a ese fin en buen número de países, y también en todos los golpes de estado, llamados «gorilazos», que tantas veces se repitieron en el continente americano durante los últimos tiempos.

Concretamente, intervienen fuerzas de los Estados Unidos en la represión de los pueblos de Venezuela, Colombia y Guatemala que luchan con las armas por su libertad. En el primero de los países nombrados, no sólo asesoran al ejército y a la policía, sino que también dirigen los genocidios efectuados desde el aire contra la población campesina de amplias regiones insurgentes y, las compañías yanquis instaladas allí, hacen presiones de todo tipo para aumentar la ingerencia directa.

Los imperialistas se preparan a reprimir a los pueblos americanos y están formando la internacional del crimen. Los Estados Unidos intervienen en América invocando la defensa de las instituciones libres. Llegará el día en que esta Asamblea adquiera aún más madurez y le demande al gobierno norteamericano garantías para la vida de la población negra y latinoamericana que vive en este país, norteamericanos de origen o adopción, la mayoría de ellos. ¿Cómo puede constituirse en gendarme de la libertad quien asesina a sus propios hijos y los discrimina diariamente por el color de la piel, quien deja en libertad a los asesinos de los negros, los protege además, y castiga a la población negra por exigir el respeto a sus legítimos derechos de hombres libres?

Comprendemos que hoy la Asamblea no está en condiciones de demandar explicaciones sobre hechos, pero debe quedar claramente sentado que el gobierno de los Estados Unidos no es gendarme de la libertad, sino perpetuador de la explotación y la opresión contra los pueblos del mundo y contra buena parte de su propio pueblo.

Al lenguaje anfibológico con que algunos delegados han dibujado el caso de Cuba y la OEA nosotros contestamos con palabras contundentes y proclamamos que los pueblos de América cobrarán a los gobiernos entreguistas su traición.

Cuba, señores delegados, libre y soberana, sin cadenas que la aten a nadie, sin inversiones extranjeras en su territorio, sin procónsules que orienten su política, puede hablar con la frente alta en esta Asamblea y demostrar la justeza de la frase con que la bautizaran: «Territorio Libre de América.»

Nuestro ejemplo fructificará en el Continente como lo hace ya, en cierta medida en Guatemala, Colombia y Venezuela.

No hay enemigo pequeño ni fuerza desdeñable, porque ya no hay pueblos aislados. Como establece la Segunda Declaración de La Habana: «Ningún pueblo de América Latina es débil, porque forma parte de una familia de doscientos millones de hermanos que padecen las mismas miserias, albergan los mismos sentimientos, tienen el mismo enemigo, sueñan todos un mismo mejor destino y cuentan con la solidaridad de todos los hombres y mujeres honrados del mundo.

Esta epopeya que tenemos delante la van a escribir las masas hambrientas de indios, de campesinos sin tierra, de obreros explotados; la van a escribir las masas progresistas, los intelectuales honestos y brillantes que tanto abundan en nuestras sufridas tierras de América Latina. Lucha en masas y de ideas, epopeya que llevarán adelante nuestros pueblos maltratados y despreciados por el imperialismo, nuestros pueblos desconocidos hasta hoy, que ya empiezan a quitarle el sueño. Nos consideraban rebaño impotente y sumiso y ya se empieza a asustar de ese rebaño, rebaño gigante de doscientos millones de latinoamericanos en los que advierte ya sus sepultureros el capital monopolista yanqui.

La hora de su reivindicación, la hora que ella misma se ha elegido, la vienen señalando con precisión también de un extremo a otro del Continente. Ahora esta masa anónima, esta América de color, sombría, taciturna, que canta en todo el Continente con una misma tristeza y desengaño, ahora esta masa es la que empieza a entrar definitivamente en su propia historia, la empieza a escribir con su sangre, la empieza a sufrir y a morir, porque ahora los campos y las montañas de América, por las faldas de sus sierras, por sus llanuras y sus selvas, entre la soledad o el tráfico de las ciudades, en las costas de los grandes océanos y ríos, se empieza a estremecer este mundo lleno de corazones con los puños calientes de deseos de morir por lo suyo, de conquistar sus derechos casi quinientos años burlados por unos y por otros. Ahora sí la historia tendrá que contar con los pobres de América, con los explotados y vilipendiados, que han decidido empezar a escribir ellos mismos, para siempre, su historia. Ya se los ve por los caminos un día y otro, a pie, en marchas sin término de cientos de kilómetros, para llegar hasta los «olimpos» gobernantes a recabar sus derechos. Ya se les ve, armados de piedras, de palos, de machetes, en un lado y otro, cada día, ocupando las tierras, afincando sus garfios en las tierras que les pertenecen y defendiéndolas con sus vidas; se les ve, llevando sus cartelones, sus banderas, sus consignas; haciéndolas correr en el viento, por entre las montañas o a lo largo de los llanos. Y esa ola de estremecido rencor, de justicia reclamada, de derecho pisoteado, que se empieza a levantar por entre las tierras de Latinoamérica, esa ola ya no parará más. Esa ola irá creciendo cada día que pase. Porque esa ola la forman los más, los mayoritarios en todos los aspectos, los que acumulan con su trabajo las riquezas, crean los valores, hacen andar las ruedas de la historia y que ahora despiertan del largo sueño embrutecedor a que los sometieron.

Porque esta gran humanidad ha dicho «¡Basta!» y ha echado a andar. Y su marcha, de gigantes, ya no se detendrá hasta conquistar la verdadera independencia, por la que ya han muerto más de una vez inútilmente. Ahora, en todo caso, los que mueran, morirán como los de Cuba, los de Playa Girón, morirán por su única, verdadera e irrenunciable independencia.»

Todo eso, Señores Delegados, esta disposición nueva de un continente, de América, está plasmada y resumida en el grito que, día a día, nuestras masas proclaman como expresión irrefutable de su decisión de lucha, paralizando la mano armada del invasor. Proclama que cuenta con la comprensión y el apoyo de todos los pueblos del mundo y especialmente, del campo socialista, encabezado por la Unión Soviética.

Esa proclama es: Patria o muerte.
Periódico Revolución, 12 de diciembre de 1964.




En la Conferencia Afroasiática en Argelia

(24 de febrero de 1965)

Discurso pronunciado en el Segundo Seminario Económico de Solidaridad Afroasiática.

Queridos hermanos:

CUBA LLEGA A ESTA CONFERENCIA a elevar por sí sola la voz de los pueblos de América Latina[20] y, como en otras oportunidades lo recalcáramos, también lo hace en su condición de país subdesarrollado que, al mismo tiempo, construye el socialismo. No es por casualidad que a nuestra representación se le permite emitir su opinión en el círculo de los pueblos de Asia y de África.[21] Una aspiración común, la derrota del imperialismo, nos une en nuestra marcha hacia el futuro; un pasado común de lucha contra el mismo enemigo nos ha unido a lo largo del camino.

Esta es una asamblea de los pueblos en lucha; ella se desarrolla en dos frentes de igual importancia y exige el total de nuestros esfuerzos. La lucha contra el imperialismo por librarse de las trabas coloniales o neocoloniales, que se lleva a efecto a través de las armas políticas, de las armas de fuego o por combinaciones de ambas, no está desligada de la lucha contra el atraso y la pobreza; ambas son etapas de un mismo camino que conduce a la creación de una sociedad nueva, rica y justa a la vez. Es imperioso obtener el poder político y liquidar a las clases opresoras, pero, después hay que afrontar la segunda etapa de la lucha que adquiere características, si cabe, más difíciles que la anterior.

Desde que los capitales monopolistas se apoderaron del mundo, han mantenido en la pobreza a la mayoría de la humanidad repartiéndose las ganancias entre el grupo de países más fuertes. El nivel de vida de esos países está basado en la miseria de los nuestros; para elevar el nivel de vida de los pueblos subdesarrollados, hay que luchar, pues, contra el imperialismo. Y cada vez que un país se desgaja del árbol imperialista, se está ganando no solamente una batalla parcial contra el enemigo fundamental, sino también contribuyendo a su real debilitamiento y dando un paso hacia la victoria definitiva.

No hay fronteras en esta lucha a muerte, no podemos permanecer indiferentes frente a lo que ocurre en cualquier parte del mundo, una victoria de cualquier país sobre el imperialismo es una victoria nuestra, así como la derrota de una nación cualquiera es una derrota para todos. El ejercicio del internacionalismo proletario es no solo un deber de los pueblos que luchan por asegurar un futuro mejor; además, es una necesidad insoslayable. Si el enemigo imperialista, norteamericano o cualquier otro, desarrolla su acción contra los pueblos subdesarrollados y los países socialistas, una lógica elemental determina la necesidad de la alianza de los pueblos subdesarrollados y de los países socialistas; si no hubiera ningún otro factor de unión, el enemigo común debiera constituirlo.[22]

Claro que estas uniones no se pueden hacer espontáneamente, sin discusiones, sin que anteceda un pacto, doloroso a veces.

Cada vez que se libera un país, dijimos, es una derrota del sistema imperialista mundial, pero debemos convenir en que el desgajamiento no sucede por el mero hecho de proclamarse una independencia o lograrse una victoria por las armas en una revolución; sucede cuando el dominio económico imperialista cesa de ejercerse sobre un pueblo. Por lo tanto, a los países socialistas les interesa como cosa vital que se produzcan efectivamente estos desgajamientos y es nuestro deber internacional, el deber fijado por la ideología que nos dirige, el contribuir con nuestros esfuerzos a que la liberación se haga lo más rápida y profundamente que sea posible.

De todo esto debe extraerse una conclusión: el desarrollo de los países que empiezan ahora el camino de la liberación, debe costar a los países socialistas. Lo decimos así, sin el menor ánimo de chantaje o de espectacularidad, ni para la búsqueda fácil de una aproximación mayor al conjunto de los pueblos afroasiáticos; es una convicción profunda.

No puede existir socialismo si en las conciencias no se opera un cambio que provoque una nueva actitud fraternal frente a la humanidad, tanto de índole individual, en la sociedad en la que se construye o está construido el socialismo, como de índole mundial en relación a todos los pueblos que sufren la opresión imperialista.

Creemos que con este espíritu debe afrontarse la responsabilidad de ayuda a los países dependientes y que no debe hablarse más de desarrollar un comercio de beneficio mutuo basado en los precios que la ley del valor y las relaciones internacionales del intercambio desigual, producto de la ley del valor, oponen a los países atrasados.[23]

¿Cómo puede significar “beneficio mutuo” vender a precios del mercado mundial las materias primas que cuestan sudor y sufrimientos sin límites a los países atrasados y comprar a precios de mercado mundial las máquinas producidas en las grandes fábricas automatizadas del presente?

Si establecemos ese tipo de relación entre los dos grupos de naciones, debemos convenir en que los países socialistas son, en cierta manera, cómplices de la explotación imperial. Se puede argüir que el monto del intercambio con los países subdesarrollados, constituye una parte insignificante del comercio exterior de estos países. Es una gran verdad, pero no elimina el carácter inmoral del cambio.

Los países socialistas tienen el deber moral de liquidar su complicidad tácita con los países explotadores del Occidente. El hecho de que sea hoy pequeño el comercio no quiere decir nada: Cuba en el año 50 vendía ocasionalmente azúcar a algún país del bloque socialista, sobre todo a través de corredores ingleses o de otra nacionalidad. Y hoy el 80% de su comercio se desarrolla en esa área; todos sus abastecimientos vitales vienen del campo socialista y de hecho ha ingresado en ese campo. No podemos decir que este ingreso se haya producido por el mero aumento del comercio, ni que haya aumentado el comercio por el hecho de romper la viejas estructuras y encarar la forma socialista de desarrollo; ambos extremos se tocan y unos y otros se interrelacionan.

Nosotros no empezamos la carrera que terminará en el comunismo con todos los pasos previstos, como producto lógico de un desarrollo ideológico que marchara con un fin determinado; las verdades del socialismo, más las crudas verdades del imperialismo, fueron forjando a nuestro pueblo y enseñándole el camino que luego hemos adoptado conscientemente. Los pueblos de África y de Asia que vayan a su liberación definitiva deberán emprender esa misma ruta; la emprenderán más tarde o más temprano, aunque su socialismo tome hoy cualquier adjetivo definitorio. No hay otra definición de socialismo, válida para nosotros, que la abolición de la explotación del hombre por el hombre. Mientras esto no se produzca, se está en el período de construcción de la sociedad socialista y si en vez de producirse este fenómeno, la tarea de la supresión de la explotación se estanca o, aun, se retrocede en ella, no es válido hablar siquiera de construcción del socialismo.[24]

Tenemos que preparar las condiciones para que nuestros hermanos entren directa y conscientemente en la ruta de la abolición definitiva de la explotación, pero no podemos invitarlos a entrar, si nosotros somos un cómplice en esa explotación. Si nos preguntaran cuáles son los métodos para fijar precios equitativos, no podríamos contestar, no conocemos la magnitud práctica de esta cuestión, solo sabemos que, después de discusiones políticas, la Unión Soviética y Cuba han firmado acuerdos ventajosos para nosotros mediante los cuales llegaremos a vender hasta cinco millones de toneladas a precios fijos superiores a los normales en el llamado mercado libre mundial azucarero. La República Popular China también mantiene esos precios de compra.

Esto es solo un antecedente, la tarea real consiste en fijar los precios que permitan el desarrollo. Un gran cambio de concepción consistirá en cambiar el orden de las relaciones internacionales; no debe ser el comercio exterior el que fije la política sino, por el contrario, aquel debe estar subordinado a una política fraternal hacia los pueblos.

Analizaremos brevemente el problema de los créditos a largo plazo para desarrollar industrias básicas. Frecuentemente nos encontramos con que los países beneficiarios se aprestan a fundar bases industriales desproporcionadas a su capacidad actual, cuyos productos no se consumirán en el territorio y cuyas reservas se comprometerán en el esfuerzo.

Nuestro razonamiento es que las inversiones de los estados socialistas en su propio territorio pesan directamente sobre el presupuesto estatal y no se recuperan sino a través de la utilización de los productos en el proceso completo de su elaboración, hasta llegar a los últimos extremos de la manufactura. Nuestra proposición es que se piense en la posibilidad de realizar inversiones de ese tipo en los países subdesarrollados.

De esta manera se podría poner en movimiento una fuerza inmensa, subyacente en nuestros continentes que han sido miserablemente explotados, pero nunca ayudados en su desarrollo, y empezar una nueva etapa de auténtica división internacional del trabajo basada, no en la historia de lo que hasta hoy se ha hecho, sino en la historia futura de lo que se puede hacer.

Los estados en cuyos territorios se emplazarán las nuevas inversiones tendrían todos los derechos inherentes a una propiedad soberana sobre los mismos sin que mediare pago o crédito alguno, quedando obligados los poseedores a suministrar determinadas cantidades de productos a los países inversionistas, durante determinada cantidad de años y a un precio determinado.

Es digna de estudiar también la forma de financiar la parte local de los gastos en que debe incurrir un país que realice inversiones de este tipo. Una forma de ayuda, que no signifique erogaciones en divisas libremente convertibles, podría ser el suministro de productos de fácil venta a los gobiernos de los países subdesarrollados, mediante créditos a largo plazo.

Otro de los difíciles problemas a resolver es el de la conquista de la técnica.[25] Es bien conocido de todos la carencia de técnicos que sufrimos los países en desarrollo. Faltan instituciones y cuadros de enseñanza. Faltan a veces, la real conciencia de nuestras necesidades y la decisión de llevar a cabo una política de desarrollo técnico cultural e ideológico a la que se asigne una primera prioridad.

Los países socialistas deben suministrar la ayuda para formar los organismos de educación técnica, insistir en la importancia capital de este hecho y suministrar los cuadros que suplan la carencia actual. Es preciso insistir más sobre este último punto: los técnicos que vienen a nuestros países deben ser ejemplares. Son compañeros que deberán enfrentarse a un medio desconocido, muchas veces hostil a la técnica, que habla una lengua distinta y tiene hábitos totalmente diferentes. Los técnicos que se enfrenten a la difícil tarea deben ser, ante todo, comunistas, en el sentido más profundo y noble de la palabra: con esa sola cualidad, más un mínimo de organización y de flexibilidad, se harán maravillas.

Sabemos que se puede lograr porque los países hermanos nos han enviado cierto número de técnicos que han hecho más por el desarrollo de nuestro país que diez institutos y han contribuido a nuestra amistad más que diez embajadores o cien recepciones diplomáticas.

Si se pudiera llegar a una efectiva realización de los puntos que hemos anotado y, además, se pusiera al alcance de los países subdesarrollados toda la tecnología de los países adelantados, sin utilizar los métodos actuales de patentes que cubren descubrimientos de unos u otros, habríamos progresado mucho en nuestra tarea común.

El imperialismo ha sido derrotado en muchas batallas parciales. Pero es una fuerza considerable en el mundo y no se puede aspirar a su derrota definitiva sino con el esfuerzo y el sacrificio de todos.

Sin embargo, el conjunto de medidas propuestas no se puede realizar unilateralmente. El desarrollo de los subdesarrollados debe costar a los países socialistas; de acuerdo, pero también deben ponerse en tensión las fuerzas de los países subdesarrollados y tomar firmemente la ruta de la construcción de una sociedad nueva —póngasele el nombre que se le ponga— donde la máquina, instrumento de trabajo, no sea instrumento de explotación del hombre por el hombre. Tampoco se puede pretender la confianza de los países socialistas cuando se juega al balance entre capitalismo y socialismo y se trata de utilizar ambas fuerzas como elementos contrapuestos, para sacar de esa competencia determinadas ventajas. Una nueva política de absoluta seriedad debe regir las relaciones entre los dos grupos de sociedades. Es conveniente recalcar una vez más, que los medios de producción deben estar preferentemente en manos del Estado, para que vayan desapareciendo gradualmente los signos de la explotación.

Por otra parte, no se puede abandonar el desarrollo a la improvisación más absoluta; hay que planificar la construcción de la nueva sociedad. La planificación es una de las leyes del socialismo y sin ella no existiría aquel. Sin una planificación correcta no puede existir una suficiente garantía de que todos los sectores económicos de cualquier país se liguen armoniosamente para dar los saltos hacia delante que demanda esta época que estamos viviendo. La planificación no es un problema aislado de cada uno de nuestros países, pequeños, distorsionados en su desarrollo, poseedores de algunas materias primas, o productores de algunos productos manufacturados o semimanufacturados, carentes de la mayoría de los otros.[26] Ésta deberá tender desde el primer momento, a cierta regionalidad para poder compenetrar las economías de los países y llegar así a una integración sobre la base de un auténtico beneficio mutuo.

Creemos que el camino actual está lleno de peligros, peligros que no son inventados ni previstos para un lejano futuro por alguna mente superior, son el resultado palpable de realidades que nos azotan. La lucha contra el colonialismo ha alcanzado sus etapas finales pero en la era actual, el estatus colonial no es sino una consecuencia de la dominación imperialista. Mientras el imperialismo exista, por definición, ejercerá su dominación sobre otros países; esa dominación se llama hoy neocolonialismo.

El neocolonialismo se desarrolló primero en Suramérica, en todo un continente, y hoy empieza a hacerse notar con intensidad creciente en África y Asia. Su forma de penetración y desarrollo tiene características distintas; una, es la brutal que conocimos en el Congo. La fuerza bruta, sin consideraciones ni tapujos de ninguna especie, es su arma extrema. Hay otra más sutil: la penetración en los países que se liberan políticamente, la ligazón con las nacientes burguesías autóctonas, el desarrollo de una clase burguesa parasitaria y en estrecha alianza con los intereses metropolitanos apoyados en un cierto bienestar o desarrollo transitorio del nivel de vida de los pueblos, debido a que, en países muy atrasados, el paso simple de las relaciones feudales a las relaciones capitalistas significa un avance grande, independientemente de las consecuencias nefastas que acarreen a la larga para los trabajadores.

El neocolonialismo ha mostrado sus garras en el Congo; ese no es un signo de poder sino de debilidad; ha debido recurrir a su arma extrema, la fuerza como argumento económico, lo que engendra reacciones opuestas de gran intensidad. Pero también se ejerce en otra serie de países de África y del Asia en forma mucho más sutil y se está rápidamente creando lo que algunos han llamado la suramericanización de estos continentes, es decir, el desarrollo de una burguesía parasitaria que no agrega nada a la riqueza nacional que, incluso, deposita fuera del país en los bancos capitalistas sus ingentes ganancias mal habidas y que pacta con el extranjero para obtener más beneficios, con un desprecio absoluto por el bienestar de su pueblo.

Hay otros peligros también, como el de la concurrencia entre países hermanos, amigos políticamente y, a veces vecinos que están tratando de desarrollar las mismas inversiones en el mismo tiempo y para mercados que muchas veces no lo admiten.

Esta concurrencia tiene el defecto de gastar energías que podrían utilizarse de forma de una complementación económica mucho más vasta, además de permitir el juego de los monopolios imperialistas.

En ocasiones, frente a la imposibilidad real de realizar determinada inversión con la ayuda del campo socialista, se realiza ésta mediante acuerdos con los capitalistas. Y esas inversiones capitalistas tienen no solo el defecto de la forma en que se realizan los préstamos, sino también otros complementarios de mucha importancia, como es el establecimiento de sociedades mixtas con un peligroso vecino. Como, en general, las inversiones son paralelas a las de otros estados, esto propende a las divisiones entre países amigos por diferencias económicas e instaura el peligro de la corrupción emanada de la presencia constante del capitalismo, hábil en la presentación de imágenes de desarrollo y bienestar que nublan el entendimiento de mucha gente.

Tiempo después, la caída de los precios en los mercados es la consecuencia de una saturación de producción similar. Los países afectados se ven en la obligación de pedir nuevos préstamos o permitir inversiones complementarias para la concurrencia. La caída de la economía en manos de los monopolios y un retorno lento pero seguro al pasado es la consecuencia final de una tal política. A nuestro entender, la única forma segura de realizar inversiones con la participación de las potencias imperialistas es la participación directa del estado como comprador íntegro de los bienes, limitando la acción imperialista a los contratos de suministros y no dejándolos entrar más allá de la puerta de calle de nuestra casa. Y aquí sí es lícito aprovechar las contradicciones interimperialistas para conseguir condiciones menos onerosas.

Hay que prestar atención a las “desinteresadas” ayudas económicas, culturales, etc., que el imperialismo otorga de por sí o a través de estados títeres mejor recibidos en ciertas partes del mundo.

Si todos los peligros apuntados no se ven a tiempo, el camino neocolonial puede inaugurarse en países que han empezado con fe y entusiasmo su tarea de liberación nacional, estableciéndose la dominación de los monopolios con sutileza, en una graduación tal que es muy difícil percibir sus efectos hasta que éstos se hacen sentir brutalmente.

Hay toda una tarea por realizar, problemas inmensos se plantean a nuestros dos mundos, el de los países socialistas y este llamado el Tercer Mundo; problemas que están directamente relacionados con el hombre y su bienestar y con la lucha contra el principal culpable de nuestro atraso.

Frente a ellos, todos los países y los pueblos, conscientes de sus deberes, de los peligros que entraña la situación, de los sacrificios que entraña el desarrollo, debemos tomar medidas concretas para que nuestra amistad se ligue en los dos planos, el económico y el político, que nunca pueden marchar separados, y formar un gran bloque compacto que a su vez ayude a nuevos países a liberarse no solo del poder político sino también del poder económico imperialista.

El aspecto de la liberación por las armas de un poder político opresor debe tratarse según las reglas del internacionalismo proletario: si constituye un absurdo al pensar que un director de empresa de un país socialista en guerra vaya a dudar en enviar los tanques que produce a un frente donde no haya garantía de pago, no menos absurdo debe parecer el que se averigüe la posibilidad de pago de un pueblo que lucha por la liberación o ya necesite esas armas para defender su libertad. Las armas no pueden ser mercancía en nuestros mundos, deben entregarse sin costo alguno y en las cantidades necesarias y posibles a los pueblos que las demandan, para disparar contra el enemigo común. Ese es el espíritu con que la URSS y la República Popular China nos han brindado su ayuda militar. Somos socialistas, constituimos una garantía de utilización de esas armas, pero no somos los únicos y todos debemos tener el mismo tratamiento.

El ominoso ataque del imperialismo norteamericano contra Vietnam o el Congo debe responderse suministrando a esos países hermanos todos los instrumentos de defensa que necesiten y dándoles toda nuestra solidaridad sin condición alguna.

En el aspecto económico, necesitamos vencer el camino del desarrollo con la técnica más avanzada posible. No podemos ponernos a seguir la larga escala ascendente de la humanidad desde el feudalismo hasta la era atómica y automática, porque sería un camino de ingentes sacrificios y parcialmente inútil. La técnica hay que tomarla donde esté; hay que dar el gran salto técnico para ir disminuyendo la diferencia que hoy existe entre los países más desarrollados y nosotros. Ésta debe estar en las grandes fábricas y también en una agricultura convenientemente desarrollada y, sobre todo, debe tener sus pilares en una cultura técnica e ideológica con la suficiente fuerza y base de masas como para permitir la nutrición continua de los institutos y los aparatos de investigación que hay que crear en cada país y de los hombres que vayan ejerciendo la técnica actual y que sean capaces de adaptarse a las nuevas técnicas adquiridas.

Estos cuadros deben tener una clara conciencia de su deber para con la sociedad en la cual viven; no podrá haber una cultura técnica adecuada si no está complementada con una cultura ideológica. Y, en la mayoría de nuestros países, no podrá haber una base suficiente de desarrollo industrial, que es el que determina el desarrollo de la sociedad moderna, si no se empieza por asegurar al pueblo la comida necesaria, los bienes de consumo más imprescindibles y una educación adecuada.

Hay que gastar una buena parte del ingreso nacional en las inversiones llamadas improductivas de la educación y hay que dar una atención preferente al desarrollo de la productividad agrícola. Ésta ha alcanzado niveles realmente increíbles en muchos países capitalistas, provocando el contrasentido de crisis de superproducción de invasión de granos y otros productos alimenticios o de materias primas industriales provenientes de países desarrollados, cuando hay todo un mundo que padece hambre y que tiene tierra y hombres suficientes para producir varias veces lo que el mundo entero necesita para nutrirse.

La agricultura debe ser considerada como un pilar fundamental en el desarrollo y, para ello, los cambios de la estructura agrícola y la adaptación a las nuevas posibilidades de la técnica y a las nuevas obligaciones de la eliminación de la explotación del hombre, deben constituir aspectos fundamentales del trabajo.

Antes de tomar determinaciones costosas que pudieran ocasionar daños irreparables, es preciso hacer una prospección cuidadosa del territorio nacional, constituyendo este aspecto uno de los pasos preliminares de la investigación económica y exigencia elemental en una correcta planificación.

Apoyamos calurosamente la proposición de Argelia en el sentido de institucionalizar nuestras relaciones. Queremos solamente presentar algunas consideraciones complementarias.

Primero: Para que la unión sea instrumento de la lucha contra el imperialismo, es preciso el concurso de los pueblos latinoamericanos y la alianza de los países socialistas.

Segundo: Debe velarse por el carácter revolucionario de la unión, impidiendo el acceso a ella de gobiernos o movimientos que no estén identificados con las aspiraciones generales de los pueblos y creando mecanismos que permitan la separación de alguno que se separe de la ruta justa, sea gobierno o movimiento popular.

Tercero: Debe propugnarse el establecimiento de nuevas relaciones en pie de igualdad entre nuestros países y los capitalistas, estableciendo una jurisprudencia revolucionaria que nos ampare en caso de conflicto y dé nuevo contenido a las relaciones entre nosotros y el resto del mundo.

Hablamos un lenguaje revolucionario y luchamos honestamente por el triunfo de esa causa, pero muchas veces nos enredamos nosotros mismos en las mallas de un derecho internacional creado como resultado de las confrontaciones de las potencias imperialistas y no por la lucha de los pueblos libres, y de los pueblos justos.

Nuestros pueblos, por ejemplo, sufren la presión angustiosa de bases extranjeras emplazadas en su territorio o deben llevar el pesado fardo de deudas externas de increíble magnitud. La historia de estas taras es bien conocida de todos; gobiernos títeres, gobiernos debilitados por una larga lucha de liberación o el desarrollo de las leyes capitalistas del mercado, han permitido la firma de acuerdos que amenazan nuestra estabilidad interna y comprometen nuestro porvenir.

Es la hora de sacudirnos el yugo, imponer la renegociación de las deudas externas opresivas y obligar a los imperialistas a abandonar sus bases de agresión.

No quisiera acabar estas palabras, esta repetición de conceptos de todos ustedes conocidos, sin hacer un llamado de atención a este seminario en el sentido de que Cuba no es el único país americano; simplemente, es el que tiene la oportunidad de hablar hoy ante ustedes; que otros pueblos están derramando su sangre, para lograr el derecho que nosotros tenemos y, desde aquí, y de todas las conferencias y en todos los lugares, donde se produzcan, simultáneamente con el saludo a los pueblos heroicos de Vietnam, de Laos, de la Guinea llamada Portuguesa, de Suráfrica o Palestina, a todos los países explotados que luchan por su emancipación debemos extender nuestra voz amiga, nuestra mano y nuestro aliento, a los pueblos hermanos de Venezuela, de Guatemala y de Colombia, que hoy, con las manos armadas, están diciendo definitivamente, ¡No!, al enemigo imperialista.

Y hay pocos escenarios para afirmarlo tan simbólicos como Argel, una de las más heroicas capitales de la libertad. Que el magnífico pueblo argelino, entrenado como pocos en los sufrimientos de la independencia, bajo la decidida dirección de su partido, con nuestro querido compañero Ahmed Ben Bella a la cabeza, nos sirva de inspiración en esta lucha sin cuartel contra el imperialismo mundial.

NOTAS
20. Che Guevara pronunció un discurso en el Segundo Seminario Económico Afro-Asiático de Solidaridad, el 24 de febrero de 1965. Él estaba realizando un visita a África desde diciembre, después de dirigirse a la Asamblea General de Naciones Unidas el 11 de diciembre de 1964. En este crucial tiempo, el Che estaba preparando su participación en el movimiento de liberación en el Congo, el que comenzó en abril de 1965. En esta edición se incorporó un discurso con las primeras correcciones hechas por el Che Guevara en el original publicado de la versión del discurso en Argelia. Las correcciones fueron posibles por el documento original que se conserva en los archivos personales de el Che Guevara, guardados en el Centro de Estudios Che Guevara, en La Habana.
21. Durante la participación en la Conferencia de Argelia, el Che reflejó las relaciones de Cuba con el Tercer Mundo. Después del triunfo de la revolución, de junio a septiembre, el Che hizo un recorrido por varios países relacionados con el Pacto de Bandung. El Pacto de Bandung fue el precursor de lo que más tarde se convirtió en Movimiento de Países No Alineados. En el primer Seminario sobre Planificación en Argelia, el 16 de julio de 1963, el Che había delineado la experiencia de la Revolución cubana, explicando que él había aceptado la invitación para “ofrecer solo una pequeña historia de nuestro desarrollo económico, de nuestros errores y triunfos, los cuales podrían serles útiles a ustedes en un futuro cercano...”
22. En este discurso el Che definió de forma muy precisa sus tesis revolucionarias para el Tercer Mundo y la integración de la lucha por la liberación nacional con ideas socialistas. El Che llamó en Argelia a los países socialistas a un incondicional y radical apoyo al Tercer Mundo, provocando mucho debate. No obstante, la historia probaría que tenía razón.
23. Esta definición de intercambio desigual había partido de un profundo análisis hecho en Ginebra el 25 de marzo de 1964, en la Conferencia de Naciones Unidas sobre Economía y Desarrollo en el Tercer Mundo: “Estamos en nuestro deber... de atraer la atención de los presentes de que mientras el estatus quo sae mantenido y la justicia esté determinada por poderosos intereses... será difícil eliminar las tensiones prevalecientes que ponen en peligro a la humanidad.”
24. Para el Che, el significado inherente al socialismo era vencer la explotación como un paso esencial hacia la justa y humana sociedad. El Che hizo una exposición en este tema del debate que fue frecuentemente mal interpretada, como fue su énfasis en la necesidad por la unidad internacional en la lucha por el socialismo. La idea del Che era que las fuerzas socialistas internacionales podrían contribuir al desarrollo social y económico de los pueblos que se liberaran.
25. La participación directa del Che desde 1959 a 1965 en la construcción de una base material y tecnológica para el desarrollo de la sociedad cubana esta estrechamente ligada a su idea de la creación de un hombre y una mujer nueva. Esta es una cuestión que él retoma constantemente, considerando esto uno de los dos principales pilares sobre los cuales una nueva sociedad podría ser construida. Esta estrategia no solo fue para resolver problemas inmediatos sino para crear ciertas estructuras que podrían asegurar a Cuba un desarrollo científico y tecnológico futuro. Él fue capaz de desarrollar esta estrategia durante el tiempo que encabezó el Ministerio de Industrias. Para leer más sobre este tópico, ver su discurso: “Pueden las universidades estar llenas de negros, mulatos, trabajadores y campesinos” (1960) y “Jóvenes y revolucionarios" (1964).
26. En este esfuerzo por entender las tareas en la transición a una economía socialista, el Che vio el papel vital de la planificación económica, especialmente en la construcción de la economía socialista en una nación subdesarrollada que mantenía elementos del capitalismo. Esta planificación es necesaria porque representa el primer intento humano para controlar las fuerzas económicas y caracteriza este período de transición. El llamó la atención también a la inclinación dentro del socialismo a reformar el sistema económico por alienación del mercado, intereses materiales y la ley del valor. Para contrarrestar esta tendencia, el Che planteaba la centralización y la planificación antiburocrática que enriquecen la conciencia. Su idea era usar la conciencia y la acción organizada como la fuerza fundamental de dirigir la planificación. Para más información sobre el tema, ver su artículo “La significación del planteamientos socialista” (1964).





Carta de Despedida del Che a Fidel

"Año de la Agricultura"
La Habana. 1965

Fidel:

Me recuerdo en esta hora de muchas cosas, de cuando te conocí en casa de María Antonia, de cuando me propusiste venir, de toda la tensión de los preparativos. Un día pasaron preguntando a quién se debía avisar en caso de muerte y la posibilidad real del hecho nos golpeó a todos. Después supimos que era cierto, que en una revolución se triunfa o se muere (si es verdadera). Muchos compañeros quedaron a lo largo del camino hacia la victoria. Hoy todo tiene un tono menos dramático porque somos más maduros, pero el hecho se repite. Siento que he cumplido la parte de mi deber que me ataba a la Revolución cubana en su territorio y me despido de ti, de los compañeros, de tu pueblo que ya es mío. Hago formal renuncia de mis cargos en la Dirección del Partido, de mi puesto de Ministro, de mi grado de Comandante, de mi condición de cubano. Nada legal me ata a Cuba, sólo lazos de otra clase que no se pueden romper como los nombramientos. Haciendo un recuento de mi vida pasada creo haber trabajado con suficiente honradez y dedicación para consolidar el triunfo revolucionario. Mi única falta de alguna gravedad es no haber confiado más en ti desde los primeros momentos de la Sierra Maestra y no haber comprendido con suficiente celeridad tus cualidades de conductor y de revolucionario. He vivido días magníficos y sentí a tu lado el orgullo de pertenecer a nuestro pueblo en los días luminosos y tristes de la Crisis del Caribe. Pocas veces brilló más alto un estadista que en esos días, me enorgullezco también de haberte seguido sin vacilaciones, identificado con tu manera de pensar y de ver y apreciar los peligros y los principios. Otras tierras del mundo reclaman el concurso de mis modestos esfuerzos. Yo puedo hacer lo que te está negado por tu responsabilidad al frente de Cuba y llegó la hora de separarnos. Sépase que lo hago con una mezcla de alegría y dolor, aquí dejo lo más puro de mis esperanzas de constructor y lo más querido entre mis seres queridos... y dejo un pueblo que me admitió como un hijo; eso lacera una parte de mi espíritu. En los nuevos campos de batalla llevaré la fe que me inculcaste, el espíritu revolucionario de mi pueblo, la sensación de cumplir con el más sagrado de los deberes; luchar contra el imperialismo dondequiera que esté; esto reconforta y cura con creces cualquier desgarradura. Digo una vez más que libero a Cuba de cualquier responsabilidad, salvo la que emane de su ejemplo. Que si me llega la hora definitiva bajo otros cielos, mi último pensamiento será para este pueblo y especialmente para ti. Que te doy las gracias por tus enseñanzas y tu ejemplo al que trataré de ser fiel hasta las últimas consecuencias de mis actos. Que he estado identificado siempre con la política exterior de nuestra Revolución y lo sigo estando. Que en dondequiera que me pare sentiré la responsabilidad de ser revolucionario cubano, y como tal actuaré. Que no dejo a mis hijos y mi mujer nada material y no me apena: me alegra que así sea. Que no pido nada para ellos pues el Estado les dará lo suficiente para vivir y educarse. Tendría muchas cosas que decirte a ti y a nuestro pueblo, pero siento que son innecesarias, las palabras no pueden expresar lo que yo quisiera, y no vale la pena emborronar cuartillas.

Hasta la victoria siempre, ¡Patria o Muerte! Te abraza con todo fervor revolucionario,

Che





Vieja María


Ernesto Che Guevara

Vieja María, vas a morir.
Quiero hablarte en serio
Tu vida fue un rosario de agonías completo
no hubo un hombre amado, ni salud, ni dinero
apenas el hambre para ser compartida,
quiero hablar de tu esperanza,
de las tres distintas esperanzas
que tu hija fabricó sin saber cómo.
Toma esta mano que parece de niño
en las tuyas pulidas con el jabón amarillo
refriega tus callos duros y los nudillos puros
en la suave vergüenza de mi mano de médico.
Escucha, abuela proletaria
cree en el hombre que llega
cree en el futuro que nunca verás.
Ni reces al dios inclemente
que toda una vida mintió tu esperanza
no pidas clemencia a la muerte,
para ver crecer a tus caricias pardas
los cielos son sordos y en ti manda el oscuro,
sobre todo tendrás una roja venganza
lo juro por la exacta dimensión de mis ideas
tus nietos, vivirán la aurora
muere en paz, vieja luchadora.
Vas a morir vieja María;
treinta proyectos de mortaja
dirán adiós con la mirada
el día de estos que te vayas.
Vas a morir vieja María,
quedarán mudas las paredes de la sala
cuando la muerte se conjugue con el asma
y copulen su amor en tu garganta.
Esas tres caricias construidas de bronce
la única luz que alivia tu noche
esos tres nietos vestidos de hambre
añorarán los nudos de los dedos viejos
donde siempre encontraban alguna sonrisa.
Eso era todo, vieja María.
Tu vida fue un rosario de flacas agonías
no hubo un hombre amado, salud, alegría,
apenas el hambre para ser compartida
tu vida fue triste vieja María.
Cuando el anuncio de descanso eterno
enturbia el dolor de tus pupilas
cuando tus manos de perpetua fregona
absorban la última caricia,
piensa en ellos… y lloras,
pobre Vieja María.
No, no lo hagas
no ores al dios indolente
que toda una vida mintió tu esperanza
ni pidas clemencia a la muerte,
tu vida fue horriblemente vestida de hambre
acaba vestida de hambre
Pero quiero anunciarte
en voz baja y viril de las esperanzas
la más roja y viril de las esperanzas
quiero jurarlo por la exacta
dimensión de mis ideales.
Toma esta mano que parece de niño
entre las tuyas pulidas por el jabón amarillo
refriegas los callos duros y los nudillos puros
en la suave vergüenza de mis manos de médico.
Descansa en paz, Vieja María,
descansa en paz, Vieja luchadora,
tus nietos todos vivirán la aurora,
LO JURO.





Conversación entre  Mao Zedong y Ernesto “Che” Guevara 19 de noviembre de 1960


Hora: 4:20 PM – 6:30PM, 19 de noviembre de 1960 Lugar: Salón Qingzhen en Zhongnanhai 

Participantes: Del lado cubano – Jefe de Delegación y Presidente del Banco de Desarrollo Nacional, Comandante Ernesto Che Guevara, y otros miembros de la Delegación. Del lado chino – Zhou Enlai, Li Xiannian, Geng Biao, Shen Jian, Lin Ping. 
Intérpretes: Cai Tongguo, Liu Xiliang Registrador: Zhang Zai

Presidente Mao: Delegación cubana, bienvenida.

Guevara [“abreviado en el original como Ge”, no abreviado aquí]: Es un gran placer [para nosotros] tener esta oportunidad de saludar al presidente Mao [en persona]. Nosotros siempre hemos venerado al presidente Mao en nuestra lucha. Somos una delegación oficial, representando a Cuba, aunque los miembros de nuestra delegación nacieron en cuatro países diferentes.

Presidente Mao: Usted es argentino.

Guevara: Nací en Argentina.

Presidente Mao: ¿Dónde nacieron los otros miembros de la delegación?

Guevara: [Ramiro Fernando] Maldonado [Secretario General del Partido Social Revolucionario de Ecuador] es ecuatoriano, [economista Albán] Lataste es chileno, yo nací en Argentina, todos los demás nacieron en Cuba. Aunque algunos de nosotros no nacimos en Cuba, el pueblo cubano no toma a mal que no hayamos nacido en Cuba. Nosotros realmente defendemos la revolución cubana. Fidel [Castro] representa la voluntad de todos los latinoamericanos.

Presidente Mao: Ustedes son internacionalistas.  

Guevara: Los internacionalistas de América Latina. 

Presidente Mao: Los pueblos de Asia, los pueblos de África y todo el campo socialista los apoyan. El año pasado usted visitó algunos países asiáticos, [¿no es verdad?] 

Guevara: Algunos países, como India, Siam [Tailandia], Indonesia, Birmania, Japón, Pakistán. 

Presidente Mao: Con excepción de China, [usted] ha estado en todos los principales países de Asia. 
Guevara: Por eso, ahora estoy en China.

Presidente Mao: Bienvenido.

Guevara: Nuestra situación interna aún no se había estabilizado cuando salí de Cuba el año pasado, por esa razón nos conducíamos cautelosamente con el mundo exterior, a diferencia de ahora. [Ahora] la situación interna se ha consolidado y podemos ser más resueltos.  
Presidente Mao: La actual situación internacional es mejor que la del año pasado.

Guevara: La nación entera está unida, pero cada día los imperialistas esperan dividirnos.

Presidente Mao: Aparte de los obreros y los campesinos, ¿quiénes más se han unido a ustedes?

Guevara: Nuestro gobierno representa a los obreros y campesinos.
Nuestro país todavía tiene una pequeña burguesía que tiene una relación amistosa y coopera con nosotros.

Presidente Mao: ¿No [hay] burguesía nacional?

Guevara: La burguesía nacional estaba básicamente compuesta por importadores. Sus intereses estaban entrelazados con los del imperialismo y estaban contra nosotros. [Por eso] los destruimos económica y políticamente.

Presidente Mao: Ellos eran burguesía compradora. No [deben] ser considerados como burguesía nacional.

Guevara: Algunos dependían completamente del imperialismo. El imperialismo les daba capital, tecnología, patentes y mercados. Aunque vivían en su propio país, sus intereses estaban entrelazados con el imperialismo; era el caso, por ejemplo, de los comerciantes de azúcar.

Presidente Mao: Los empresarios del azúcar.

Guevara: Ellos mismos. Ahora el negocio del azúcar ha sido nacionalizado.

Presidente Mao: Ustedes básicamente han expropiado todo el capital norteamericano.

Guevara: No básicamente, sino todo. Quizás algún capital ha escapado [de la expropiación]. Pero no es que no queramos [expropiarlo].

Presidente Mao: ¿Ustedes ofrecieron compensación al expropiarlos?

Guevara: Si [una compañía azucarera] nos compraba más de tres millones de toneladas de azúcar [antes de la expropiación], [nosotros] ofrecíamos una compensación entre 5 por ciento y 25 por ciento [del valor del azúcar comprado]. [La gente] no familiarizada con la situación en Cuba tiene dificultad para entender la ironía incorporada en esta política.

Presidente Mao: Según la prensa, ustedes devolvían el capital y las ganancias sobre 47 caballerías por año, con una tasa de interés anual de 1 por ciento.

Guevara: Sólo las [compañías] que compraban más de 3 millones de toneladas de azúcar eran compensadas. Si no habían comprado, no había compensación. Había dos bancos canadienses, relativamente grandes. No los nacionalizamos, y esto es consistente con nuestras políticas interna y exterior.

Presidente Mao: Es estratégicamente aceptable tolerar temporalmente la presencia de algunas compañías imperialistas. Nosotros también tenemos algunas [compañías imperialistas] aquí.

Premier [Zhou Enlai]: Precisamente, como el HSBC [Hong Kong and Shanghai Banking Corporation], cuya presencia es casi simbólica.

Guevara: Esos bancos canadienses en Cuba son lo mismo que el HSBC aquí.

Presidente Mao: Ustedes [deben] unir a los obreros y campesinos, es decir, a la mayoría.

Guevara: Alguna gente de la burguesía se puso en contra de nosotros y se unió al campo enemigo.

Presidente Mao: Aquellos que se pusieron contra ustedes son sus enemigos. Ustedes han hecho un gran trabajo en suprimir a los contrarrevolucionarios.
Guevara: Los contrarrevolucionarios realizaban actos de agresión. [Por ejemplo,] algunas veces, ocupaban unas cuantas islas, [en cuyo caso] los aniquilábamos inmediatamente después. Nada de qué preocuparse. [Nosotros] ejecutábamos a su líder fusilándolo cuando los capturábamos. Su equipamiento provenía de Estados Unidos y era lanzado en paracaídas.  

Presidente Mao: Ustedes también capturaron varios norteamericanos [¿no es así?].

Guevara: [Ellos fueron] procesados inmediatamente y fusilados.

Premier [Zhou Enlai]: El gobierno norteamericano protestaba y ustedes respondían.

Presidente Mao: Ustedes son firmes. Sean firmes hasta el final, esa es la esperanza [de la revolución], y el imperialismo se encontrará en grandes dificultades. Pero vacilen y entren en compromisos, y el imperialismo verá que es fácil [lidiar con ustedes].

Guevara: En la primera etapa de nuestra revolución, Fidel propuso una forma de resolver el problema de la vivienda pública, porque el gobierno tiene la responsabilidad de que todos tengan una vivienda. Confiscamos las propiedades de los grandes propietarios de casas y las distribuimos entre el pueblo. Los pequeños propietarios de casas conservan sus propiedades como antes.

Presidente Mao: ¿Y después?

Guevara: Ahora estamos en la segunda etapa de la revolución, es decir, terminar con el fenómeno de la explotación del hombre por el hombre. En estrecha relación con la situación interna e internacional, estamos trabajando en la consolidación de nuestro régimen: erradicando el analfabetismo y el desempleo (que está en una condición particularmente seria), desarrollando el sector industrial y profundizando la reforma agraria.

Presidente Mao: Excelente. Ustedes han influido en América Latina, e incluso en Asia y África. Ellos serán influenciados en tanto ustedes hagan bien las cosas.

Guevara: Especialmente América Latina.

Presidente Mao: La pequeña burguesía y la burguesía nacional latinoamericanas tienen miedo del socialismo. Por un buen tiempo, ustedes no deberían apresurarse con las reformas sociales. Este método les permitirá ganarse a la pequeña burguesía y a la burguesía nacional de América Latina. Después de la victoria, fueron nacionalizados todos los negocios de Jiang Jieshi [Chiang Kai-shek] y los negocios que anteriormente pertenecían a Alemania, Italia y Japón pero que después pasaron a ser patrimonio de Jiang, eso permitió que el capital propiedad del Estado alcanzara el 80 por ciento de todo el capital industrial. Aunque la burguesía nacional tenía solo el 20 por ciento [de todo el capital industrial], empleaba a más de 1 millón de obreros y controlaba toda la red comercial. Nos tomó casi siete años resolver este problema. [Nosotros] les dimos empleo, derecho al voto, administración conjunta pública-privada y compra de participaciones, con la esperanza de resolver este problema. Esta solución [conjunta] les satisfizo y tuvo un buen efecto relativo en el exterior. Después de ver esta salida, pese a que la burguesía asiática no estaba completamente feliz, estuvo de acuerdo en que ésta era una forma aceptable de unirlos, y que estaba bien utilizar la política de compra de participaciones. El problema del sector artesanal urbano y la pequeña burguesía fue enfrentado, igualmente, por medio de las cooperativas.

Guevara: Debemos aprender de la experiencia de otros países, incluido China y otros países socialistas. En cuanto a la burguesía, le dimos respeto, trabajo y dinero, deseando que no abandonaran el país. También les dimos sueldos a los técnicos. Tradicionalmente, no tenemos industria artesanal, en consecuencia, no tenemos problemas en ese sentido. Hemos reunido a los desempleados en las cooperativas, las que en retribución les dan empleo.

Presidente Mao: Estados Unidos no quiere que Cuba tenga burguesía nacional. Este es el mismo caso de Japón en Corea y del noreste de China [por ejemplo, Manchuria], y el caso de Francia en Vietnam. Ellos no permiten que la gente local construya grandes plantas.

Guevara: Este hecho se asemeja a [a lo que pasó en] América Latina. A fin de destruir las fuerzas feudales, el imperialismo promovió la burguesía nacional. La burguesía nacional también podía pedir impuestos más altos a la importación. Pero no luchaba por los intereses nacionales; de hecho, está coludida con el imperialismo.

Presidente Mao: Tengo una pregunta. ¿La industria brasileña del acero está vinculada a Estados Unidos en términos de capital?

Guevara: Las principales fábricas metalúrgicas del Brasil fueron establecidas con capital norteamericano.

Premier [Zhou Enlai]: ¿Cuál es el porcentaje del capital norteamericano? Brasil produce 1.6 millones de toneladas de acero [anualmente]. 

Guevara: No está bastante claro el monto total del capital en la fábrica más grande de Brasil. Pero tecnológicamente depende completamente de Estados Unidos. Brasil es un país grande, sin embargo, realmente no existe diferencia sustancial entre él y otros países latinoamericanos.

Presidente Mao: Tengo otra pregunta. A ustedes les tomó más de dos años desde su desembarco inicial en Cuba hasta el momento de la victoria final. Ustedes unieron a los campesinos y obtuvieron la victoria. ¿Existe alguna posibilidad de que otro país latinoamericano pueda seguir este modelo?
 
Guevara: No se puede responder a esa pregunta en un solo sentido [yigaierlun]. De hecho, usted tiene más experiencia y un análisis más perspicaz [que nosotros]. En mi opinión, Cuba enfrentaba más dificultades para iniciar una revolución que otros países latinoamericanos. Había, sin embargo, un solo factor favorable: obtuvimos la victoria explotando la negligencia de los imperialistas. Los imperialistas no concentraron sus fuerzas al lidiar con nosotros. Ellos creyeron que Fidel les iba a pedir préstamos después de la victoria y que cooperaría con ellos. [Por el contrario,] iniciar la revolución en otros países latinoamericanos enfrentaría el mismo peligro que Guatemala — Estados Unidos intervendría enviando marines.[1]

Presidente Mao: ¿Hay algunas diferencias [entre esos países latinoamericanos] en cuanto a la situación interna?

Guevara: Políticamente, hay [diferencias]. Pero en términos sociales, [todos esos países] caen en dos o tres categorías. Tres países tienen una lucha armada [en desarrollo]: Paraguay, Nicaragua y Guatemala.

Presidente Mao: Ahora Estados Unidos ha dirigido sus lanzas [duifu] hacia Guatemala y Nicaragua.

Guevara: En Colombia y Perú, emerge la posibilidad de un gran movimiento revolucionario popular.

Presidente Mao: Como he dicho, en Perú, la mayoría del pueblo necesita la tierra. También en Colombia.

Guevara: El caso de Perú es interesante. Siempre ha tenido la costumbre del comunismo primitivo. Durante su dominio, los españoles trajeron feudalismo y esclavitud. Pero el comunismo primitivo no despareció por eso. Por el contrario, sobrevive hasta ahora. El partido comunista ganó las elecciones en Cuzco. Esta lucha [por la victoria comunista en las elecciones] está hermanada con la lucha racial. En Perú viven muchos indios nativos, pero sólo los blancos y los mestizos pueden poseer la tierra y ser terratenientes.

Presidente Mao: La gente local tiene una población de 9 millones a 10 millones, mientras que la población española ahí es estimada sólo en diez mil.

Guevara: Esas cifras pueden haber sido exageradas. Perú tiene 12 millones de habitantes, de los cuales 10 millones son nativos y dos 2 millones son blancos.

Presidente Mao: [Perú es] similar a Sud África. Sud África tiene sólo 3 millones de ingleses.
 
Premier [Zhou Enlai]: Hay 3 millones de ingleses, 1 millón de holandeses, 1 millón de mestizos, 8 millones de negros y medio millón de indios. La gente de estas dos últimas categorías vive en las condiciones más miserables. Sólo la gente blanca tiene derecho al voto.

Guevara: Perú todavía tiene esclavitud. La tierra se vende con la gente incluida.

Premier [Zhou Enlai]: Como el Tíbet en el pasado.

Guevara: En esas zonas atrasadas, los habitantes no usan dinero. Cuando se vende, [el vendedor] pone los productos en un lado de la balanza y monedas de cobre en el otro para medirlos. No se usa billetes ahí.

Presidente Mao: La situación en Colombia es algo diferente, [¿no es verdad?]

Guevara: Colombia tiene un feudalismo más débil pero tiene una presencia católica más fuerte. Los terratenientes y la Iglesia Católica se confabulan con Estados Unidos. Los indios nativos son pobres pero no esclavos. Las fuerzas guerrilleras solían estar presentes en Colombia, pero ahora han dejado de luchar.

Presidente Mao: ¿Cuba tiene relaciones diplomáticas con otros países latinoamericanos?

Guevara: Varios países se coludieron y endurecieron sus relaciones con Cuba. Esos países son Haití, República Dominicana y Guatemala. Colombia, El Salvador y Honduras, juntos,  declararon al embajador cubano persona non grata. Brasil retiró su embajador, aunque por otra razón.

Premier [Zhou Enlai]: En total son 7 países.

Presidente Mao: En ese caso, [Cuba] tiene relaciones con la mayoría de países: 19 [países latinoamericanos] menos 7 es igual a 12.

Guevara: [Cuba] no tiene relaciones con los 3 primeros [Haití, República Dominicana y Guatemala]. En los 4 últimos países [Colombia, El Salvador, Honduras y Brasil], hay chargé d’affaires cubano, pero no embajador cubano. Para los cubanos, ir a Brasil, es como ir al otro lado de la Cortina de Hierro.

Presidente Mao: ¿Cuál es la naturaleza de las guerras en Guatemala y Nicaragua? ¿Son guerras populares?

Guevara: No puedo dar una respuesta precisa. Mi impresión es que [la guerra en] Guatemala es [guerra popular] mientras que [la guerra] en Nicaragua es sólo de tipo normal. [Ellas son] distantes [de Cuba]. No tengo idea [de la naturaleza de sus guerras]. [Lo que dije] es sólo una respuesta subjetiva.

Presidente Mao: ¿Lo que pasa en Guatemala está relacionado con [Jacobo] Árbenz [Guzmán]?

Guevara: Sólo he visto la declaración de Árbenz sobre este tema antes de salir hacia China. La revolución [ahí] es quizás de carácter popular.

Presidente Mao: Entonces, ¿Árbenz está ahora en Cuba?

Guevara: Sí, en Cuba.

Presidente Mao: Él ha estado en China y en la Unión Soviética. Una persona agradable.

Guevara: Nosotros confiamos en él. Cometió algunos errores en el pasado, pero es derecho, firme y se puede confiar en él.  
(El presidente Mao invitó a todos los miembros de la delegación a una cena, durante la cual continuaron conversando).

Guevara: Hay dos cosas casi idénticas entre China y Cuba que me han impresionado muchísimo. Cuando ustedes estaban haciendo la revolución, el ataque de Jiang Jieshi contra ustedes fue [denominado] cerco y aniquilamiento [weijiao], dos palabras que también fueron usadas por los reaccionarios en nuestro caso. Las estrategias [utilizadas por ellos] fueron las mismas.

Presidente Mao: Cuando cuerpos extraños entran al cuerpo, las células blancas las cercan y las aniquilan. Jiang Jieshi nos consideraba una bacteria y quería destruirnos. Nosotros hemos luchado contra él, con intervalos, durante 22 años, con dos colaboraciones y dos rupturas las que naturalmente alargaron el plazo. Durante la primera colaboración, nosotros incurrimos en [el error de seguir] el oportunismo de derecha. Surgió un grupo derechista en el seno del partido. El resultado fue que Jiang Jieshi depuró el partido, se opuso al comunismo y reprimió con la guerra, esto aconteció durante la Expedición del Norte. El segundo período, de 1924 a 1927, fue de sólo guerra. No nos dejaron salida, igual que Batista que no les dejó a ustedes ninguna salida. Jiang Jieshi nos enseñó a nosotros y también al pueblo chino, así como Batista les enseñó a ustedes y al pueblo cubano: no hay otra salida que empuñar las armas y luchar. Ninguno de nosotros sabía cómo luchar y tampoco nos preparamos para luchar. El Premier y yo somos intelectuales; él (refiriéndose a Li Xiannian, Vice-Premier) era obrero. Pero ¿qué otra opción nos quedaba? Él [Jiang Jieshi] quería acabar con nosotros.

(El presidente Mao levanta su copa y propone un brindis por el éxito de la revolución popular cubana y a la salud de todos los miembros de la delegación) 

Presidente Mao: Una vez que estalló la guerra, continuó durante los siguientes diez años. Construimos bases de apoyo, pero incurrimos en [el error de seguir] el oportunismo de derecha; y cuando la política se inclinó excesivamente hacia la izquierda, consecuentemente perdimos las bases de apoyo, y fuimos obligados a retirarnos, en lo que fue la Gran Marcha. Estos errores nos enseñaron –básicamente cometimos dos errores, uno de derecha y otro de “izquierda”– y aprendimos la lección. Cuando Japón hizo la guerra contra China, cooperamos nuevamente con Jiang Jieshi, una experiencia que ustedes no tuvieron.

Guevara: Es una fortuna que no la tuviéramos.

Presidente Mao: Ustedes no tuvieron la posibilidad de cooperar con Batista.

Guevara: Batista no tenía contradicciones con los norteamericanos.

Presidente Mao: Jiang Jieshi es el perro de presa de los ingleses y los norteamericanos. Cuando Japón invadió [China], Jiang Jieshi lo desaprobó. En el tercer período, [que duró] 8 años [1937-45], cooperamos con Jiang Jieshi para luchar contra Japón. La cooperación no fue buena, [porque] Jiang Jieshi representaba a la clase capitalista compradora, siendo el intermediario de Inglaterra y Estados Unidos. En el cuarto período, después de que Japón fuera expulsada, Jiang Jieshi nos atacó; pasamos un año defendiéndonos [contra él] y luego contraatacamos, lo que nos costó en total tres años y medio; en 1949, logramos el triunfo en todo el país y Jiang Jieshi huyó a Taiwán. Ustedes no tienen una Isla Taiwán.

Premier [Zhou Enlai]: Ustedes tienen la Isla de Binuo [la Isla de Pinos]. Pero antes de que Batista tuviera la oportunidad de huir a esa isla, ellos tomaron la Isla de Pinos.

Presidente Mao: Estuvo bien que la tomaran.

Guevara: La posibilidad de que Estados Unidos nos ataque continúa. 
Premier [Zhou Enlai]: Los norteamericanos intentaron atacar la Isla de Pinos. 

Presidente Mao: Entonces, el imperialismo norteamericano es nuestro enemigo común, y también es el enemigo común de todos los pueblos del mundo. Todos ustedes se ven bastante jóvenes.

Guevara: Nosotros ni siquiera habíamos nacido cuando ustedes empezaron a hacer la revolución, excepto él (señalando al Comandante Suñol) que ya había nacido. Él tiene 35 años, es el mayor entre nosotros.

Presidente Mao: En el pasado, luchamos en la guerra. Hoy [nosotros] debemos luchar en la construcción.

Suñol: Defender la revolución.

Guevara: China también tiene otra cosa en común con Cuba. La evaluación de la situación [realizada en] el Congreso del PCCh en 1945 dice: algunas personas de las ciudades despreciaba el campo; nuestra lucha se dividió en dos partes: una realizaba la guerra de guerrillas en las zonas montañosas y la otra hacía las huelgas en las ciudades; la gente que promovía las huelgas menospreciaba a quienes luchaban en la guerra de guerrillas en las zonas montañosas. Al final, fracasaron los que promovían las huelgas.

Premier [Zhou Enlai]: Muy parecido…

Presidente Mao: Reconfortarse con el desperdicio de fuerzas es aventurerismo. [Mientras sean] incapaces de prestar atención al campo, no será fácil para la gente de las ciudades aliarse con los campesinos.

Premier [Zhou Enlai]: …Me di cuenta después de leer su artículo del 5 de octubre (se refiere a la nota de Guevara, publicada en la revista Verde Olivo, sobre el estudio de la ideología revolucionaria cubana [2]). Leí el resumen se ese artículo y los temas que planteaba. [Usted] puede ser considerado un intelectual.
Guevara: Recién estoy por llegar a la etapa de ser intelectual.

Presidente Mao: [Usted se ha] convertido en autor. Yo, también, he leído un resumen de su artículo, y estoy bastante de acuerdo con sus puntos. [El artículo] posiblemente puede tener influencia en América Latina.

Premier [Zhou Enlai]: ¿Ha traído el texto completo?

Guevara: Trataré de encontrarlo.

Presidente Mao: Usted propuso tres principios en sus artículos. El pueblo puede derrotar a los reaccionarios. No se tiene que esperar a que todas las condiciones estén maduras para iniciar la revolución. ¿Cuál es el tercer principio?

Guevara: El tercer principio es que en América Latina la tarea principal se desarrolla en las áreas rurales.

Premier [Zhou Enlai]: Es muy importante vincular la revolución con las áreas rurales.

Guevara: Nos atenemos mucho a este punto.

Premier [Zhou Enlai]: Algunos amigos latinoamericanos no prestan atención a los campesinos, mientras que ustedes prestaron mucha atención a este punto y triunfaron. La revolución china es igual: mucha gente no daba importancia a la contribución de los campesinos, mientras el camarada Mao Zedong concedió mucha importancia a este punto.

Presidente Mao: El enemigo nos enseñó eso, al no permitirnos existir en las ciudades. Él [Jiang Jieshi] quería matar gente. ¿Qué otra cosa podíamos hacer?

Guevara: Fidel [Castro] encontró un punto muy importante en las obras del presidente Mao, algo de lo que no nos dimos cuenta al principio. Se refiere al trato generoso a los prisioneros de guerra: curar sus heridas y enviarlos de regreso. Comprendimos este punto, que nos ayudó mucho [en nuestra lucha].

Presidente Mao: Esa es la manera de desintegrar a las tropas enemigas.

Premier [Zhou Enlai]: Su artículo también toca ese punto.

Guevara: Ese [punto] fue agregado después. Originalmente, a los
prisioneros les quitábamos los zapatos y la ropa, porque nuestros soldados no tenían [ni zapatos ni ropa]. Pero después Fidel nos prohibió hacer esto.

(El presidente Mao levanta su copa y propone un brindis a la salud de Fidel).

Guevara: [La gente] no comía bien mientras hacía la guerra de guerrillas. También estábamos cortos de alimento espiritual. No podíamos leer materiales.

Premier [Zhou Enlai]: Cuando el presidente Mao hacía la guerra de guerrillas, con frecuencia enviaba a gente a conseguir periódicos.

Presidente Mao: Tratar a los periódicos como fuentes de información. Los periódicos enemigos con frecuencia divulgaban los movimientos del enemigo, y eran una fuente de información. Nosotros empezamos la revolución con varios miles de personas; [el tamaño de las tropas] entonces subió a diez mil y luego creció hasta trescientos mil; en ese momento cometimos el error de “izquierda”. Después de la Gran Marcha, los trescientos mil se redujeron a veinticinco mil. El enemigo se sintió menos temeroso de nosotros. Cuando los japoneses invadieron [China], quisimos cooperar con Jiang Jieshi. Él dijo que podíamos [cooperar con él], porque dado [que éramos] tan pocos, no nos temía. El objetivo de Jiang Jieshi era que los japoneses nos aniquilaran. Pero no esperaba que, después de que lucháramos contra Japón, creciéramos de veinte mil a un millón y varios cientos de miles. Cuando, después de la rendición de los japoneses, las tropas de Jiang Jieshi de cuatro millones empezaron a atacarnos, nosotros teníamos un millón y bases de apoyo con una población de cien millones. En tres años y medio, derrotamos a Jiang Jieshi. Esa [guerra en esos años] no fue más una guerra de guerrillas, fue una guerra a amplia escala. Como usted menciona en su artículo, aviones, cañones, tanques, todo eso fracasó en desempeñar algún rol fundamental. Jiang Jiechi lo tenía todo, mientras que nosotros no teníamos nada de eso. Sólo más tarde capturamos algunos cañones.

Premier [Zhou Enlai]: En el último período, incluso capturamos tanques.

Presidente Mao: El principal [tipo de armamento que capturamos] era de artillería. Esto nos permitió crear divisiones de artillería, brigadas de artillería y regimientos de artillería. Todo era equipo norteamericano.

Premier [Zhou Enlai]: Después de la liberación de Beijing, tuvimos una parada militar. Todo era equipo norteamericano. Todavía los norteamericanos no se habían ido. El Cónsul General y el agregado militar norteamericanos también asistieron y observaron la parada.

Guevara: Al comienzo de la guerra, la gente que yo comandaba apenas excedía a una compañía. Una vez, capturamos un tanque y todos nos alegramos bastante. Pero Fidel quiso llevárselo. Yo estaba triste, y obedecí sólo después de recibir bazucas a cambio.

Presidente Mao: Aunque los aviones vuelen los cielos todos los días, difícilmente pueden provocar bajas. [La gente] puede usar ropa de camuflaje. Se puede usar vestimenta verde para cambiar la apariencia. Todos ustedes están usando uniformes. Todos ustedes son soldados.

Guevara: Rodríguez (Vice Ministro de Relaciones Exteriores) no es soldado. En esa época él estuvo sufriendo en la cárcel.

Presidente Mao: Usted (dirigiéndose a Rodríguez) luce muy joven.

Rodríguez: 25 años.

Presidente Mao: Ustedes (dirigiéndose a Mora y Suñol) son soldados.

Guevara: El padre de Mora murió en la guerra. Suñol fue herido tres veces, en seis partes [de su cuerpo]. Yo fui herido dos veces. Rodríguez fue torturado en prisión. Al principio teníamos pocos hombres. Incluso Fidel luchó con su propia arma. [Éramos] solo doce personas.

Presidente Mao: ¿No eran ochenta y tantas personas?

Guevara: El número se fue reduciendo gradualmente, quedando al final sólo doce personas.

Presidente Mao: Esas doce personas son las semillas. La temperatura en vuestro país es buena.

Guevara: [Cuba está] a 22 grados al norte.

Presidente Mao: Sus tierras también son buenas.

Guevara: Todas las tierras son cultivables. Se puede plantar árboles de coco en las zonas arenosas.  Pero es difícil cultivar en las montañas.

Presidente Mao: Entonces [la población de] su país podría crecer por lo menos hasta 30 millones.

Guevara: La Isla de Java de Indonesia tiene como 50 millones [de personas].

Presidente Mao: Ustedes deberían agradecer a [General Rubén Fulgencio] Batista [y Zaldívar], de la misma forma que nosotros agradecemos a Jiang Jieshi. Él nos dio lecciones matando gente. 
[Alberto] Mora [Becerra]: También estamos agradecidos con Batista porque él puso a más gente de nuestro lado.

Presidente Mao: Nosotros tenemos otro maestro: el imperialismo. Es nuestro educador constante. El mejor maestro es el imperialismo norteamericano. Ustedes también tuvieron dos maestros: Batista y el imperialismo norteamericano. [Hasta donde sé,] Batista está ahora en Estados Unidos. ¿Está pensando en una restauración?

Guevara: Los partidarios de Batista están ahora divididos en 5 facciones, que han elegido cinco candidatos presidenciales. Esos candidatos tienen puntos de vista diferentes unos de otros. Algunos se oponen a Batista, mientras que otros se comportan más o menos como Batista.

Presidente Mao: Ellos no son rivales para Batista. ¿Qué edad tiene Batista?

Guevara: 60 años.

Presidente Mao: Nuestro Jiang Jieshi tiene ahora 74 años, anhelando todos los días con regresar a  Beijing.

Mora: Todos esos 5 candidatos fueron dirigentes partidarios. La gente conoce sus nombres y ellos también anhelan todos los días regresar a Cuba.

Guevara: Ellos salieron de América Central, cuatro-cinco días después de nuestra victoria, y planeaban llegar a Cuba. Dijeron que venían a derrocar a Batista sin estar informados de que nosotros ya habíamos logrado la victoria para la revolución.

Presidente Mao: Hay muchos países centroamericanos. En mi opinión, la República Dominicana es prometedora, porque allí todo el pueblo se está uniendo contra [Rafael Leónidas] Trujillo [Molina].

Guevara: Es difícil decirlo. Trujillo es el dictador latinoamericano más viejo [changshu] de América Latina. Los norteamericanos están pensando en deshacerse de él.

Presidente Mao: ¿Los norteamericanos no quieren a Trujillo?

Guevara: Todos están contra él. Por eso, tiene que ser reemplazado.

Premier [Zhou Enlai]: Como [el líder sudvietnamita] Ngo Dinh Diem y [el líder surcoreano] Syngman Rhee.

Presidente Mao: Ngo Dinh Diem se está quejando al máximo [dafalaosao].

Premier [Zhou Enlai]: La vida de cliente no es fácil.

Presidente Mao: Ahora los norteamericanos no quieren a Jiang Jieshi. Nosotros nos estamos encariñando con él. Los que son 100 por ciento pro-norteamericanos son peores que Jiang Jieshi, que sólo es 99 por ciento pro-norteamericano. Él todavía quiere conservar su ascendiente.

Premier [Zhou Enlai]: Eso es dialéctico.

[Comandante Eddy] Suñol: Creo que ustedes esperan que Jiang Jieshi regrese.

Presidente Mao: A condición de que rompa con los Estados Unidos, le haremos un lugar en nuestro gobierno.

Premier [Zhou Enlai]: Mejor todavía si trae, de regreso con él, a Taiwán.

Presidente Mao: Aunque parece que él no está interesado en regresar.

Notas 
[1] Una clara alusión al derrocamiento –respaldado por la CIA– de Jacobo Arbenz en 1954. [2] Referencia a “Notas para el estudio de la ideología de la revolución cubana” de Ernesto Guevara, Verde Olivo (revista de las fuerzas armadas de Cuba), 8 de octubre de 1960.

Fuente: Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Nº 202-00098-01, págs. 1-14. Según la versión en inglés para Cold War International Historic Project, de Zhang Qian.

Traducido para “Crítica Marxista-Leninista” por Jiang Yucmoi.






Discurso Pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en la Velada Solemne en Memoria del Comandante Ernesto Che Guevara, en la Plaza de la Revolución, el 18 de Octubre de 1967.

(DEPARTAMENTO DE VERSIONES TAQUIGRAFICAS
DEL GOBIERNO REVOLUCIONARIO)

Compañeras y compañeros revolucionarios: 

Fue un día del mes de julio o agosto de 1955 cuando conocimos al Che.  Y en una noche —como él cuenta en sus narraciones— se convirtió en un futuro expedicionario del “Granma”.  Pero en aquel entonces aquella expedición no tenla ni barco, ni armas, ni tropas.  Y fue así corno, junto con Raúl, el Che integró el grupo de los dos primeros de la lista del “Granma”.
Han pasado desde entonces 12 años; han sido 12 años cargados de lucha y de historia.  A lo largo de esos años la muerte segó muchas vidas valiosas e irreparables; pero, a la vez, a lo largo de esos años, surgieron personas extraordinarias en estos años de nuestra Revolución y se forjaron entre los hombres de la Revolución, y entre los hombres y el pueblo, lazos de afecto y lazos de amistad que van más allá de toda expresión posible.
Y en esta noche nos reunimos, ustedes y nosotros, para tratar de expresar de algún modo esos sentimientos con relación a quien fue uno de los más familiares, uno de los más admirados, uno de los más queridos y, sin duda alguna, el más extraordinario de nuestros compañeros de revolución; expresar esos sentimientos a él y a los héroes que con él han combatido y a los héroes que con él han caído de ese, su ejército internacionalista, que ha estado escribiendo una página gloriosa e imborrable de la historia.
Che era una de esas personas a quien todos le tomaban afecto inmediatamente, por su sencillez, por su carácter, por su naturalidad, por su compañerismo, por su personalidad, por su originalidad, aun cuando todavía no se le conocían las demás singulares virtudes que lo caracterizaron.
En aquellos primeros momentos era el médico de nuestra tropa.  Y así fueron surgiendo los lazos y así fueron surgiendo los sentimientos.
Se le veía impregnado de un profundo espíritu de odio y desprecio al imperialismo, no solo porque ya su formación política había adquirido un considerable grado de desarrollo, sino porque hacía muy poco tiempo había tenido la oportunidad de presenciar en Guatemala la criminal intervención imperialista a través de los soldados mercenarios que dieron al traste con la revolución de aquel país.
Para un hombre como él no eran necesarios muchos argumentos.  Le bastaba saber que Cuba vivía en una situación similar, le bastaba saber que había hombres decididos a combatir con las armas en la mano esa situación, le bastaba saber que aquellos hombres estaban inspirados en sentimientos genuinamente revolucionarios y patrióticos.  Y eso era más que suficiente.
De este modo, un día, a fines de noviembre de 1956, con nosotros emprendió la marcha hacia Cuba.  Recuerdo que aquella travesía fue muy dura para él puesto que, dadas las circunstancias en que fue necesario organizar la partida, no pudo siquiera proveerse de las medicinas que necesitaba y toda la travesía la pasó bajo un fuerte ataque de asma sin un solo alivio, pero también sin una sola queja.
Llegamos, emprendimos las primeras marchas, sufrimos el primer revés, y al cabo de algunas semanas nos volvimos a reunir —como ustedes saben— un grupo de los que quedaban de la expedición del “Granma”.  Che continuaba siendo médico de nuestra tropa.
Sobrevino el primer combate victorioso y Che fue soldado ya de nuestra tropa y, a la vez, era todavía el médico; sobrevino el segundo combate victorioso y el Che ya no solo fue soldado, sino que fue el más distinguido de los soldados en ese combate, realizando por primera vez una de aquellas proezas singulares que lo caracterizaban en todas las acciones; continuó desarrollándose nuestra fuerza y sobrevino ya un combate de extraordinaria importancia en aquel momento.
La situación era difícil. Las informaciones eran en muchos sentidos erróneas.  Ibamos a atacar en pleno día, al amanecer, una posición fuertemente defendida, a orillas del mar, bien armada y con tropas enemigas a nuestra retaguardia, a no mucha distancia, y en medio de aquella situación de confusión en que fue necesario pedirles a los hombres un esfuerzo supremo, una vez que el compañero Juan Almeida asumió una de las misiones más difíciles, sin embargo quedaba uno de los flancos completamente desprovisto de fuerzas, quedaba uno de los flancos sin una fuerza atacante que podía poner en peligro la operación.  Y en aquel instante Che, que todavía era médico, pidió tres o cuatro hombres, entre ellos un hombre con un fusil ametralladora, y en cuestión de segundos emprendió rápidamente la marcha para asumir la misión de ataque desde aquella dirección.
Y en aquella ocasión no solo fue combatiente distinguido, sino que además fue también médico distinguido, prestando asistencia a los compañeros heridos, asistiendo a la vez a los soldados enemigos heridos.  Y cuando fue necesario abandonar aquella posición, una vez ocupadas todas las armas y emprender una larga marcha, acosados por distintas fuerzas enemigas, fue necesario que alguien permaneciese junto a los heridos, y junto a los heridos permaneció el Che.  Ayudado por un grupo pequeño de nuestros soldados, los atendió, les salvó la vida y se incorporó con ellos ulteriormente a la columna.
Ya a partir de aquel instante descollaba como un jefe capaz y valiente, de ese tipo de hombres que cuando hay que cumplir una misión difícil no espera que le pidan que lleve a cabo la misión.
Así hizo cuando el combate de El Uvero, pero así había hecho también en una ocasión no mencionada cuando en los primeros tiempos, merced a una traición, nuestra pequeña tropa fue sorpresivamente atacada por numerosos aviones y cuando nos retirábamos bajo el bombardeo y habíamos caminado ya un trecho nos recordamos de algunos fusiles, de algunos soldados campesinos que habían estado con nosotros en las primeras acciones y habían pedido después permiso para visitar a sus familiares cuando todavía no había en nuestro incipiente ejército mucha disciplina.  Y en aquel momento se consideró la posibilidad de que aquellos fusiles se perdieran.
Recordamos cómo nada más planteado el problema, y bajo el bombardeo, el Che se ofreció, y ofreciéndose salió rápidamente a recuperar aquellos fusiles.
Esa era una de sus características esenciales:  la disposición inmediata, instantánea, a ofrecerse para realizar la misión más peligrosa. Y aquello, naturalmente, suscitaba la admiración, la doble admiración hacia aquel compañero que luchaba junto a nosotros, que no había nacido en esta tierra, que era un hombre de ideas profundas, que era un hombre en cuya mente bullían sueños de lucha en otras partes del continente y, sin embargo, aquel altruismo, aquel desinterés, aquella disposición a hacer siempre lo más difícil, a arriesgar su vida constantemente.
Fue así como se ganó los grados de Comandante y de jefe de la segunda columna que se organizara en la Sierra Maestra; fue así como comenzó a crecer su prestigio, como comenzó a adquirir su fama de magnífico combatiente que hubo de llevar a los grados más altos en el transcurso de la guerra.
Che era un insuperable soldado; Che era un insuperable jefe; Che era, desde el punto militar, un hombre extraordinariamente capaz, extraordinariamente valeroso, extraordinariamente agresivo.  Si como guerrillero tenía un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, era su absoluto desprecio al peligro.
Los enemigos pretenden sacar conclusiones de su muerte.  ¡Che era un maestro de la guerra, Che era un artista de la lucha guerrillera! Y lo demostró infinidad de veces pero lo demostró sobre todo en dos extraordinarias proezas, como fue una de ellas la invasión al frente de una columna, perseguida esa columna por miles de soldados por territorio absolutamente llano y desconocido, realizando —junto con Camilo— una formidable hazaña militar.  Pero, además, lo demostró en su fulminante campaña en Las Villas; y lo demostró, sobre todo, en su audaz ataque a la ciudad de Santa Clara, penetrando con una columna de apenas 300 hombres en una ciudad defendida por tanques, artillería y varios miles de soldados de infantería.
Esas dos hazañas lo consagran como un jefe extraordinariamente capaz, como un maestro, como un artista de la guerra revolucionaria.
Sin embargo, de su muerte heroica y gloriosa pretenden negar la veracidad o el valor de sus concepciones y sus ideas guerrilleras.
Podrá morir el artista, sobre todo cuando se es artista de un arte tan peligroso como es la lucha revolucionaria, pero lo que no morirá de ninguna forma es el arte al que consagró su vida y al que consagró su inteligencia.
¿Qué tiene de extraño que ese artista muera en un combate? Todavía tiene mucho más de extraordinario el hecho de que en las innumerables ocasiones en que arriesgó esa vida durante nuestra lucha revolucionaria no hubiese muerto en algún combate.  Y muchas fueron las veces en que fue necesario actuar para impedir que en acciones de menor trascendencia perdiera la vida.
Y así, en un combate, ¡en uno de los tantos combates que libró!, perdió la vida.  No poseemos suficientes elementos de juicio para poder hacer alguna deducción acerca de todas las circunstancias que precedieron ese combate, acerca de hasta qué grado pudo haber actuado de una manera excesivamente agresiva, pero —repetimos— si como guerrillero tenia un talón de Aquiles, ese talón de Aquiles era su excesiva agresividad, su absoluto desprecio por el peligro.
Es eso en lo que resulta difícil coincidir con él, puesto que nosotros entendemos que su vida, su experiencia, su capacidad de jefe aguerrido, su prestigio y todo lo que él significaba en vida, era mucho más, incomparablemente más, que la evaluación que tal vez él hizo de si mismo.
Puede haber influido profundamente en su conducta la idea de que los hombres tienen un valor relativo en la historia, la idea de que las causas no son derrotadas cuando los hombres caen y la incontenible marcha de la historia no se detiene ni se detendrá ante la caída de los jefes.
Y eso es cierto, eso no se puede poner en duda.  Eso demuestra su fe en los hombres, su fe en las ideas, su fe en el ejemplo.  Sin embargo   —como dije hace unos días— habríamos deseado de todo corazón verlo forjador de las victorias, forjando bajo su jefatura, forjando bajo su dirección las victorias, puesto que los hombres de su experiencia, de su calibre, de su capacidad realmente singular, son hombres poco comunes.
Somos capaces de apreciar todo el valor de su ejemplo y tenemos la más absoluta convicción de que ese ejemplo servirá de emulación y servirá para que del seno de los pueblos surjan hombres parecidos a él.
No es fácil conjugar en una persona todas las virtudes que se conjugaban en él.  No es fácil que una persona de manera espontánea sea capaz de desarrollar una personalidad como la suya.  Diría que es de esos tipos de hombres difíciles de igualar y prácticamente imposibles de superar.  Pero diremos también que hombres como él son capaces, con su ejemplo, de ayudar a que surjan hombres como él.
Es que en Che no solo admiramos al guerrero, al hombre capaz de grandes proezas.  Y lo que él hizo, y lo que él estaba haciendo, ese hecho en sí mismo de enfrentarse solo con un puñado de hombres a todo un ejército oligárquico, instruido por los asesores yankis suministrados por el imperialismo yanki, apoyado por las oligarquías de todos los países vecinos, ese hecho en sí mismo constituye una proeza extraordinaria.
Y si se busca en las páginas de la historia, no se encontrará posiblemente ningún caso en que alguien con un número tan reducido de hombres haya emprendido una tarea de más envergadura, en que alguien con un número tan reducido de hombres haya emprendido la lucha contra fuerzas tan considerables.  Esa prueba de confianza en sí mismo, esa prueba de confianza en los pueblos, esa prueba de fe en la capacidad de los hombres para el combate, podrá buscarse en las páginas de la historia y, sin embargo, no podrá encontrarse nada semejante.
Y cayó.
Los enemigos creen haber derrotado sus ideas, haber derrotado su concepción guerrillera, haber derrotado sus puntos de vista sobre la lucha revolucionaria armada.  Y lo que lograron fue, con un golpe de suerte, eliminar su vida física; lo que pudieron fue lograr las ventajas accidentales que en la guerra puede alcanzar un enemigo.  Y ese golpe de suerte, ese golpe de fortuna no sabemos hasta qué grado ayudado por esa característica a que nos referíamos antes de agresividad excesiva, de desprecio absoluto por el peligro, en un combate como tantos combates.
Como ocurrió también en nuestra Guerra de Independencia.  En un combate en Dos Ríos mataron al Apóstol de nuestra independencia. En un combate en Punta Brava mataron a Antonio Maceo, veterano de cientos de combates.  En similares combates murieron infinidad de jefes, infinidad de patriotas de nuestra guerra independentista.  Y, sin embargo, eso no fue la derrota de la causa cubana.
La muerte del Che —como decíamos hace unos días— es un golpe duro, es un golpe tremendo para el movimiento revolucionario, en cuanto le priva sin duda de ninguna clase de su jefe más experimentado y capaz.
Pero se equivocan los que cantan victoria.  Se equivocan los que creen que su muerte es la derrota de sus ideas, la derrota de sus tácticas, la derrota de sus concepciones guerrilleras, la derrota de sus tesis.  Porque aquel hombre que cayó como hombre mortal, como hombre que se exponía muchas veces a las balas, como militar, como jefe, es mil veces más capaz que aquellos que con un golpe de suerte lo mataron.
Sin embargo, ¿cómo tienen los revolucionarios que afrontar ese golpe adverso?  ¿Cómo tienen que afrontar esa pérdida?  ¿Cuál sería la opinión del Che si tuviese que emitir un juicio sobre este particular?  Esa opinión la dijo, esa opinión la expresó con toda claridad, cuando escribió en su mensaje a la conferencia de solidaridad de los pueblos de Asia, Africa y América Latina que si en cualquier parte le sorprendía la muerte, bienvenida fuera siempre que ese, su grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se extienda para empuñar el arma.
Y ese, su grito de guerra, llegará no a un oído receptivo, ¡llegará a millones de oídos receptivos!  Y no una mano, sino que ¡millones de manos, inspiradas en su ejemplo, se extenderán para empuñar las armas!
Nuevos jefes surgirán. Y los hombres, los oídos receptivos y las manos que se extiendan, necesitarán jefes que surgirán de las filas del pueblo, como han surgido los jefes en todas las revoluciones.
No contarán esas manos con un jefe ya de la experiencia extraordinaria, de la enorme capacidad del Che.  Esos jefes se formarán en el proceso de la lucha, esos jefes surgirán del seno de los millones de oídos receptivos, de las millones de manos que, más tarde o más temprano, se extenderán para empuñar las armas.
No es que consideremos que en el orden práctico de la lucha revolucionaria su muerte haya de tener una inmediata repercusión, que en el orden práctico del desarrollo de la lucha su muerte pueda tener una repercusión inmediata.  Pero es que el Che, cuando empuñó de nuevo las armas, no estaba pensando en una victoria inmediata, no estaba pensando en un triunfo rápido frente a las fuerzas de las oligarquías y del imperialismo. Su mente de combatiente experimentado estaba preparada para una lucha prolongada de 5, de 10, de 15, de 20 años si fuera necesario.  ¡El estaba dispuesto a luchar cinco, diez, quince, veinte años, toda la vida si fuese necesario!
Y es con esa perspectiva en el tiempo en que su muerte, en que su ejemplo —que es lo que debemos decir—, tendrá una repercusión tremenda, tendrá una fuerza invencible.
Su capacidad como jefe y su experiencia en vano tratan de negarlas quienes se aferran al golpe de fortuna.  Che era un jefe militar extraordinariamente capaz.  Pero cuando nosotros recordamos al Che, cuando nosotros pensamos en el Che, no estamos pensando fundamentalmente en sus virtudes militares.  ¡No!  La guerra es un medio y no un fin, la guerra es un instrumento de los revolucionarios.  ¡Lo importante es la revolución, lo importante es la causa revolucionaria, las ideas revolucionarias, los objetivos revolucionarios, los sentimientos revolucionarios, las virtudes revolucionarias!
  
Y es en ese campo, en el campo de las ideas, en el campo de los sentimientos, en el campo de las virtudes revolucionarias, en el campo de la inteligencia, aparte de sus virtudes militares, donde nosotros sentimos la tremenda pérdida que para el movimiento revolucionario ha significado su muerte.
Porque Che reunía, en su extraordinaria personalidad, virtudes que rara vez aparecen juntas.  El descolló como hombre de acción insuperable, pero Che no solo era un hombre de acción insuperable:  Che era un hombre de pensamiento profundo, de inteligencia visionaria, un hombre de profunda cultura.  Es decir que reunía en su persona al hombre de ideas y al hombre de acción.
Pero no es que reuniera esa doble característica de ser hombre de ideas, y de ideas profundas, la de ser hombre de acción, sino que Che reunía como revolucionario las virtudes que pueden definirse como la más cabal expresión de las virtudes de un revolucionario:  hombreíntegro a carta cabal, hombre de honradez suprema, de sinceridad absoluta, hombre de vida estoica y espartana, hombre a quien prácticamente en su conducta no se le puede encontrar una sola mancha.  Constituyó por sus virtudes lo que puede llamarse un verdadero modelo de revolucionario.
Suele, a la hora de la muerte de los hombres, hacerse discursos, suele destacarse virtudes, pero pocas veces como en esta ocasión se puede decir con más justicia, con más exactitud de un hombre lo que decimos del Che:  ¡Que constituyó un verdadero ejemplo de virtudes revolucionarias!
Pero además añadía otra cualidad, que no es una cualidad del intelecto, que no es una cualidad de la voluntad, que no es una cualidad derivada de la experiencia, de la lucha, sino una cualidad del corazón, ¡porque era un hombre extraordinariamente humano, extraordinariamente sensible!
Por eso decimos, cuando pensamos en su vida, cuando pensamos en su conducta, que constituyó el caso singular de un hombre rarísimo en cuanto fue capaz de conjugar en su personalidad no solo las características de hombre de acción, sino también de hombre de pensamiento, de hombre de inmaculadas virtudes revolucionarias y de extraordinaria sensibilidad humana, unidas a un carácter de hierro, a una voluntad de acero, a una tenacidad indomable.
Y por eso le ha legado a las generaciones futuras no solo su experiencia, sus conocimientos como soldado destacado, sino que a la vez las obras de su inteligencia. Escribía con la virtuosidad de un clásico de la lengua. Sus narraciones de la guerra son insuperables.  La profundidad de su pensamiento es impresionante.  Nunca escribió sobre nada absolutamente que no lo hiciese con extraordinaria seriedad, con extraordinaria profundidad; y algunos de sus escritos no dudamos de que pasarán a la posteridad como documentos clásicos del pensamiento revolucionario.
Y así, como fruto de esa inteligencia vigorosa y profunda, nos dejó infinidad de recuerdos, infinidad de relatos que, sin su trabajo, sin su esfuerzo, habrían podido tal vez olvidarse para siempre.
Trabajador infatigable, en los años que estuvo al servicio de nuestra patria no conoció un solo día de descanso.  Fueron muchas las responsabilidades que se le asignaron:  como Presidente del Banco Nacional, como director de la Junta de Planificación, como Ministro de Industrias, como Comandante de regiones militares, como jefe de delegaciones de tipo político, o de tipo económico, o de tipo fraternal.
Su inteligencia multifacética era capaz de emprender con el máximo de seguridad cualquier tarea en cualquier orden, en cualquier sentido. Y así, representó de manera brillante a nuestra patria en numerosas conferencias internacionales, de la misma manera que dirigió brillantemente a los soldados en el combate, de la misma manera que fue un modelo de trabajador al frente de cualesquiera de las instituciones que se le asignaron, ¡y para él no hubo días de descanso, para él no hubo horas de descanso!  Y si mirábamos para las ventanas de sus oficinas, permanecían las luces encendidas hasta altas horas de la noche, estudiando, o mejor dicho, trabajando o estudiando.  Porque era un estudioso de todos los problemas, era un lector infatigable.  Su sed de abarcar conocimientos humanos era prácticamente insaciable, y las horas que le arrebataba al sueño las dedicaba al estudio; y los días reglamentarios de descanso los dedicaba al trabajo voluntario.
Fue él el inspirador y el máximo impulsor de ese trabajo que hoy es actividad de cientos de miles de personas en todo el país, el impulsor de esa actividad que cada día cobra en las masas de nuestro pueblo mayor fuerza.
Y como revolucionario, como revolucionario comunista, verdaderamente comunista, tenía una infinita fe en los valores morales, tenía una infinita fe en la conciencia de los hombres.  Y debemos decir que en su concepción vio con absoluta claridad en los resortes morales la palanca fundamental de la construcción del comunismo en la sociedad humana.
Muchas cosas pensó, desarrolló y escribió.  Y hay algo que debe decirse un día como hoy, y es que los escritos del Che, el pensamiento político y revolucionario del Che tendrán un valor permanente en el proceso revolucionario cubano y en el proceso revolucionario en América Latina.  Y no dudamos que el valor de sus ideas, de sus ideas tanto como hombre de acción, como hombre de pensamiento, como hombre de acrisoladas virtudes morales, como hombre de insuperable sensibilidad humana, como hombre de conducta intachable, tienen y tendrán un valor universal.
Los imperialistas cantan voces de triunfo ante el hecho del guerrillero muerto en combate; los imperialistas cantan el triunfo frente al golpe de fortuna que los llevó a eliminar tan formidable hombre de acción.  Pero los imperialistas tal vez ignoran o pretenden ignorar que el carácter de hombre de acción era una de las tantas facetas de la personalidad de ese combatiente.  Y que si de dolor se trata, a nosotros nos duele no solo lo que se haya perdido como hombre de acción, nos duele lo que se ha perdido como hombre virtuoso, nos duele lo que se ha perdido como hombre de exquisita sensibilidad humana y nos duele la inteligencia que se ha perdido.  Nos duele pensar que tenía solo 39 años en el momento de su muerte, nos duele pensar cuántos frutos de esa inteligencia y de esa experiencia que se desarrollaba cada vez más hemos perdido la oportunidad de percibir.
Nosotros tenemos idea de la dimensión de la pérdida para el movimiento revolucionario.  Pero, sin embargo, ahí es donde está el lado débil del enemigo imperialista:  creer que con el hombre físico ha liquidado su pensamiento, creer que con el hombre físico ha liquidado sus ideas, creer que con el hombre físico ha liquidado sus virtudes, creer que con el hombre físico ha liquidado su ejemplo.  Y lo creen de manera tan impúdica que no vacilan en publicar, como la cosa más natural del mundo, las circunstancias casi universalmente ya aceptadas en que lo ultimaron después de haber sido herido gravemente en combate.  No han reparado siquiera en la repugnancia del procedimiento, no han reparado siquiera en la impudicia del reconocimiento.  Y han divulgado como derecho de los esbirros, han divulgado como derecho de los oligarcas y de los mercenarios, el disparar contra un combatiente revolucionario gravemente herido.

Y lo peor es que explican además por qué lo hicieron, alegando que habría sido tremendo el proceso en que hubiesen tenido que juzgar al Che, alegando que habría sido imposible sentar en el banquillo de un tribunal a semejante revolucionario.
Y no solo eso, sino que además no han vacilado en hacer desaparecer sus restos.  Y sea verdad o sea mentira, es el hecho que anuncian haber incinerado su cadáver, con lo cual empiezan a demostrar su miedo, con lo cual empiezan a demostrar que no están tan convencidos de que liquidando la vida física del combatiente liquidan sus ideas y liquidan su ejemplo.
Che no cayó defendiendo otro interés, defendiendo otra causa que la causa de los explotados y los oprimidos en este continente; Che no cayó defendiendo otra causa que la causa de los pobres y de los humildes de esta Tierra.  Y la forma ejemplar y el desinterés con que defendió esa causa no osan siquiera discutirlo sus más encarnizados enemigos.
ante la historia, los hombres que actúan como él, los hombres que lo hacen todo y lo dan todo por la causa de los humildes, cada día que pasa se agigantan, cada da que pasa se adentran más profundamente en el corazón de los pueblos.
Y esto ya lo empiezan a percibir los enemigos imperialistas, y no tardarán en comprobar que su muerte será a la larga como una semilla de donde surgirán muchos hombres decididos a emularlo, muchos hombres decididos a seguir su ejemplo.
Y nosotros estamos absolutamente convencidos de que la causa revolucionaria en este continente se repondrá del golpe, que la causa revolucionaria en este continente no será derrotada por ese golpe.
Desde el punto de vista revolucionario, desde el punto de vista de nuestro pueblo, ¿cómo debemos mirar nosotros el ejemplo del Che? ¿Acaso pensamos que lo hemos perdido?  Cierto es que no volveremos a ver nuevos escritos, cierto es que no volveremos a escuchar de nuevo su voz.  Pero el Che le ha dejado al mundo un patrimonio, un gran patrimonio, y de ese patrimonio nosotros —que lo conocimos tan de cerca— podemos ser en grado considerable herederos suyos.
Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias, nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo.  En una palabra, ¡nos dejó su ejemplo!  ¡Y el ejemplo del Che debe ser un modelo para nuestro pueblo, el ejemplo del Che debe ser el modelo ideal para nuestro pueblo!
Si queremos expresar cómo aspiramos que sean nuestros combatientes revolucionarios, nuestros militantes, nuestros hombres, debemos decir sin vacilación de ninguna índole:  ¡Que sean como el Che!  Si queremos expresar cómo queremos que sean los hombres de las futuras generaciones, debemos decir: ¡Que sean como el Che!  Si queremos decir cómo deseamos que se eduquen nuestros niños, debemos decir sin vacilación:  ¡Queremos que se eduquen en el espíritu del Che!  Si queremos un modelo de hombre, un modelo de hombre que no pertenece a este tiempo, un modelo de hombre que pertenece al futuro, ¡de corazón digo que ese modelo sin una sola mancha en su conducta, sin una sola mancha en su actitud, sin una sola mancha en su actuación, ese modelo es el Che!  Si queremos expresar cómo deseamos que sean nuestros hijos, debemos decir con todo el corazón de vehementes revolucionarios:  ¡Queremos que sean como el Che!
Che se ha convertido en un modelo de hombre no solo para nuestro pueblo, sino para cualquier pueblo de América Latina.  Che llevó a su más alta expresión el estoicismo revolucionario, el espíritu de sacrificio revolucionario, la combatividad del revolucionario, el espíritu de trabajo del revolucionario, y Che llevó las ideas del marxismo-leninismo a su expresión más fresca, más pura, más revolucionaria.
¡Ningún hombre como él en estos tiempos ha llevado a su nivel más alto el espíritu internacionalista proletario!
Y cuando se hable de internacionalista proletario, y cuando se busque un ejemplo de internacionalista proletario, ¡ese ejemplo, por encima de cualquier otro ejemplo, es el ejemplo del Che!  En su mente y en su corazón habían desaparecido las banderas, los prejuicios, los chovinismos, los egoísmos, ¡y su sangre generosa estaba dispuesto a verterla por la suerte de cualquier pueblo, por la causa de cualquier pueblo, y dispuesto a verterla espontáneamente, y dispuesto a verterla instantáneamente!
Y así, sangre suya fue vertida en esta tierra cuando lo hirieron en diversos combates; sangre suya por la redención de los explotados y los oprimidos, de los humildes y los pobres, se derramó en Bolivia.  ¡Esa sangre se derramó por todos los explotados, por todos los oprimidos; esa sangre se derramó por todos los pueblos de América y se derramó por Viet Nam, porque él allá, combatiendo contra las oligarquías, combatiendo contra el imperialismo, sabía que brindaba a Viet Nam la más alta expresión de su solidaridad!

Es por eso, compañeros y compañeras de la Revolución, que nosotros debemos mirar con firmeza el porvenir y con decisión; es por eso que debemos mirar con optimismo el porvenir.  ¡Y buscaremos siempre en el ejemplo del Che la inspiración, la inspiración en la lucha, la inspiración en la tenacidad, la inspiración en la intransigencia frente al enemigo y la inspiración en el sentimiento internacionalista!

Es por eso que nosotros, en la noche de hoy, después de este impresionante acto, después de esta increíble —por su magnitud, por su disciplina y por su devoción— muestra multitudinaria de reconocimiento, que demuestra cómo este es un pueblo sensible, que demuestra cómo este es un pueblo agradecido, que demuestra cómo este pueblo sabe honrar la memoria de los valientes que caen en el combate, que demuestra cómo este pueblo sabe reconocer a los que le sirven, que demuestra cómo este pueblo se solidariza con la lucha revolucionaria, cómo este pueblo levanta y mantendrá siempre en alto y cada vez más en alto las banderas revolucionarias y los principios revolucionarios; hoy, en estos instantes de recuerdo, elevemos nuestro pensamiento y, con optimismo en el futuro, con optimismo absoluto en la victoria definitiva de los pueblos, le digamos al Che, y con él a los héroes que combatieron y cayeron junto a él:  ¡Hasta la victoria siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!

(OVACION)




 El Manual del Che

Jan Lust

La guerra de guerrillas fue publicada un año después de la Revolución Cubana. El libro, como dice el Che, es un manual en donde se sintetizan las experiencias guerrilleras de la Revolución Cubana. Como el propio carácter de manual nos indica, el principal objetivo del libro fue la difusión de estas experiencias guerrilleras con la idea de propagar el desarrollo de la guerra de guerrillas como uno de los métodos para llevar a cabo un proceso que tendría que culminar en una revolución socialista, principalmente, en los países de América Latina.
       
La guerra de guerrillas es un libro práctico que incluye todos los elementos que se necesitan saber, que se necesitan hacer y que se necesitan preparar, entre otros, para que este método de lucha no fracase ya en su primera fase, «una de las fases primarias de la guerra», y que el núcleo guerrillero tendrá la posibilidad de liderar, estimular y ampliar el proceso de cambio revolucionario, convirtiéndose en un ejército regular.

Otro objetivo del libro es encontrar y difundir las leyes esenciales de la guerra de guerrillas. Como dice el Guerrillero Heroico: «[el libro trata de] encontrar las bases en que se apoya este tipo de lucha, las reglas a seguir por los pueblos que buscan su liberación; teorizar lo hecho, estructurar y generalizar esta experiencia para el aprovechamiento de otros».

Una nueva publicación de La guerra de guerrillas, en el año que marca los 50 años del asesinato del Che, es bienvenida. Porque aunque el libro tiene el carácter de un manual, La guerra de guerrillas incluye muchos elementos y muchas verdades que son de gran utilidad para el revolucionario del Siglo XXI.

La posibilidad de una guerra de guerrillas

Según el Che, en democracia un «brote guerrillero es imposible de producir por no haberse agotado las posibilidades de la lucha cívica». Es decir, cuando los «medios pacíficos» aún no están agotados no se debe llevar a cabo una guerra de guerrillas.
       
En términos generales estamos de acuerdo con esta posición del Che. Sin embargo, hay dos problemas con este punto de vista. En primer lugar no se puede determinar exactamente cuándo los medios pacíficos están agotados. ¿Qué significa que los medios pacíficos estén agotados? ¿Que no está permitido la organización de movilizaciones o que cada movilización está brutalmente reprimida? En segundo lugar, la democracia en una sociedad capitalista es una democracia muy limitada y sus alcances están, en última instancia, condicionados por la correlación de fuerzas de clase. ¿Qué niveles de democracia deben existir para que el brote guerrillero sea imposible de producir?

El guerrillero peruano Guillermo Lobatón del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) consideraba que también en democracia es posible llevar a cabo una guerra de guerrillas. Pensaba que «las mismas guerrillas pueden contribuir a desvelar definitivamente el carácter de los regímenes pseudo-democráticos, delimitar con toda claridad los campos enemigos, y obligar a la reacción a vestir su auténtica vestidura: la dictadura militar».

Es interesante ver que en otro trabajo el mismo Che parece haber empezado a dudar sobre el hecho de que en democracia no se puede llevar a cabo una guerra de guerrillas. En Guerra de guerrillas: un método decía que en condiciones donde la lucha popular es muy fuerte y que empieza a poner en cuestión el sistema democrático capitalista o la legalidad burguesa, la oligarquía debe violar la democracia. Entonces, «rompe sus propios contratos, su propia apariencia de “democracia” y ataca al pueblo, aunque siempre trate de utilizar los métodos de la superestructura que ha formado para la opresión». En esta situación, según el Guerrillero Heroico, la violencia de los explotadores debe ser respondido por la violencia de las masas.

El carácter de una guerra de guerrillas

La burguesía acusa a todos aquellos que usan las armas con el objetivo de ayudar a los pueblos explotados y oprimidos a tomar el poder de terroristas. La izquierda reformista, es decir, la izquierda que cree que se puede humanizar el capitalismo, piensa que la violencia revolucionaria ejercida por la vanguardia del pueblo o de los pueblos mismos es un método político completamente equivocado. La posición de la burguesía es entendible porque el objetivo de la lucha armada por parte de las organizaciones revolucionarias es justamente para quitarla el poder. En el caso de la izquierda reformista, su opinión es comprensible porque su objetivo no es tomar el poder sino hacer algunos ajustes en el sistema de explotación y de opresión.

La lucha guerrillera, como dice el Che, es una lucha de masas. Y solamente con el apoyo de las masas es posible que este método de lucha pueda triunfar. La «gran fuerza» de la guerrilla «radica en la masa de la población». En su Guerra de guerrillas: un método subrayó este carácter de la guerrilla. Decía que «pretender realizar este tipo de guerra sin el apoyo de la población, es el preludio de un desastre inevitable».

De acuerdo con el Che, el guerrillero es «un reformador social, que empuña las armas respondiendo a la protesta airada del pueblo contra sus opresores y que lucha por cambiar el régimen social que mantiene a todos sus hermanos desarmados en el oprobio o la miseria». Además, es de la interacción con el grupo armado y de su pueblo, que surge la necesaria de la radicalización del mismo pueblo y que «va acentuando las características revolucionarias del movimiento y le van dando una amplitud nacional».

La guerra de guerrillas no es una apología al terrorismo sino una apología a la toma del poder. Sin embargo, el Che no estaba completamente contra el uso del terrorismo pero se debe «tener mucho cuidado en la adopción de medidas de este tipo y analizar las consecuencias generales favorables que pueden traer para la revolución». Además, el uso del terrorismo, que no es igual al sabotaje, puede «volcar a un pueblo en contra de determinado movimiento revolucionario» y traer «una pérdida de vidas entre sus actuantes muy superior a lo que rinde de provecho». También dice -y pensamos que esto es clave para el análisis del accionario de los grupos revolucionarios en armas-, «el atentado y el terrorismo ejercitados en forma indiscriminada, no deben emplearse. Muy preferible es el trabajo sobre grandes concentraciones de gente donde se pueda inculcar la idea revolucionaria e ir haciéndola madurar, para que, en un momento dado, apoyadas por las fuerzas armadas puedan movilizarse y decidir la balanza hacia el lado de la revolución».

La guerra de guerrillas es un libro revolucionario, no porque propone la lucha armada o que considera el sabotaje como una herramienta de la lucha revolucionaria, sino porque propone la toma de poder, relacionando la vanguardia revolucionaria con el pueblo. Como decía en su trabajo Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana, «el poder es el objetivo estratégico sine qua non de las fuerzas revolucionarias, y todo debe estar supeditado a esta gran consigna».

La vigencia de La guerra de guerrillas

La toma del poder es el hilo que podemos encontrar en muchos de los trabajos del Che. Aunque el Guerrillero Heroico consideraba la lucha armada imprescindible para la toma del poder, eso no significa que él creía obsoletas todas otras formas de lucha. Según el Che, aunque el foco insurreccional tiene la capacidad de crear «condiciones para la revolución, no todas ellas se vayan a crear por el impulso dado a las mismas por el foco guerrillero». En La guerra de guerrillas, el Che hablaba, por ejemplo, también sobre la importancia revolucionaria de la organización civil en el frente interno y externo.

El Che planteaba que la guerra de guerrillas no es un método de lucha que se impone desde un organismo fuera de la lucha de masas, sino es el producto mismo de la lucha de masas. Y aunque consideraba que no había una vía pacífica al socialismo, según él, siempre había la posibilidad de llegar al poder a través de un método no violento. Sin embargo, como decía en su Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana, cuando se llega de esta forma al poder, «lo más que se lograría sería la captura formal de la superestructura burguesa del poder». Entonces, el transito al socialismo «deberá hacerse también en medio de una lucha violentísima contra todos los que traten, de una manera u otra, de liquidar el avance hacia nuevas estructuras sociales». Como decía el Ejército de Liberación Nacional del Perú en su programa de 1965: «en ninguna parte del mundo y en ninguna época las transformaciones económicas, políticas y sociales se llevaron a cabo pacíficamente». El guerrillero peruano Luis de la Puente del MIR pensaba que «sin capturar el poder, sin llegar al gobierno revolucionariamente, no es posible transformar las infraestructuras de la sociedad».

Actualmente, iniciar una guerra de guerrillas en América Latina como una vía para la toma del poder parece un camino equivocado. Inclusive los históricos guerrilleros colombianos, apoyados y estimulados por el mismo Gobierno cubano, y en primer lugar por Fidel Castro, firmaron un acuerdo de paz en 2016 con el Gobierno colombiano. Entonces, ¿La guerra de guerrillas es ahora un libro obsoleto?

Pensamos que el manual del Che mantiene su vigencia revolucionaria en la América Latina de hoy porque estimula el debate sobre el camino hacia la revolución, sobre las condiciones objetivas y subjetivas de un proceso revolucionario. En otras palabras, La guerra de guerrillas mantiene en la agenda de la izquierda revolucionaria el debate sobre la estrategia y la táctica de la revolución socialista.


El Rol de la Guerrilla Peruana en el Proyecto Guerrillero Continental del Che

Jan Lust

ES UN HECHO CONOCIDO que uno de los principales objetivos de la guerrilla del Che en Bolivia era servir como un catalizador y un centro de formación para la lucha guerrillera en el resto de América Latina. Sin embargo, las investigaciones sobre la relación concreta entre la guerrilla boliviana y los intentos guerrilleros que surgieron en otras partes de América Latina como consecuencia de la lucha en Bolivia son inexistentes o no han sido difundido ampliamente. Eso es muy curioso porque en su Diario Guevara habla sobre la internacionalización de la guerrilla. Además, también en las comunicaciones entre Guevara y La Habana durante la guerrilla boliviana la dinámica revolucionaria internacional de la guerrilla en Bolivia fue mencionada (Soria, 2005). 

Se ha sugerido que el Che quería lanzar una lucha guerrillera en Argentina sobre la base de las columnas guerrilleras que se estaban desarrollando en Bolivia (Estrada, 2005: 12; Suárez, Zuazo y Pellón, 2006; Castañeda, 1997: 419; Debray, 1978: 74-75, Anderson, 2010: 643, Gleijeses, 2007: 171, 237). Consideramos, sin embargo, de acuerdo con Harry Villegas (1997: 33), uno de los sobrevivientes de la guerrilla boliviana y también conocido como Pombo, que no sólo Argentina sino también Perú formó parte de los planes guerrilleros continentales del Che.

Sorprendentemente, la importancia del ELN peruana para el proyecto guerrillero del Che parece ser ignorado por la literatura sobre la guerrilla del Che. Biógrafos como Anderson (2010), Taibo II (2006), Castañeda (1997) Kalfon (1997) y O 'Donnell (2003) han dado escasa atención a la relación entre el ELN peruano y boliviano. Más específicamente, ninguno de estos biógrafos menciona el intento guerrillero peruano en el departamento de Puno, ubicado cerca de la frontera con Bolivia, aunque deberían haber tenido acceso a las comunicaciones entre Guevara y La Habana que se refieren a este intento guerrillero. Además, en el Diario podemos, incluso, encontrar una clara referencia al supuesto intento guerrillero en Puno. El 2 de diciembre de 1966, Guevara (1977a: 32) escribió: “También decidí darles apoyo para que enviaran 5 peruanos a establecer enlace para pasar las armas a una región cercana a Puno, del otro lado del Titicaca”. Por supuesto, su objeto de estudio no era el proyecto guerrillero continental de Guevara sino el hombre mismo. Sin embargo, es curioso descubrir que una de las biografías anteriores menciono el intento guerrillero en Puno (Lavretsky, 1974: 318).

En este artículo se describe el papel del ELN peruana en el proyecto guerrillero continental de Guevara. El objetivo inicial del Che fue fortalecer la lucha guerrillera en el Perú dirigido por el ELN en el departamento peruano de Ayacucho. La idea de desarrollar la guerrilla boliviana, sin embargo, surgió después de la derrota del ELN peruana en diciembre de 1965. Esta derrota no implicaba el fin del rol del ELN peruano en el proyecto guerrillero continental del Che. De hecho, en el mismo período que se levantó la guerrilla boliviana, también en el departamento peruano de Puno cerca de la frontera con Bolivia se intentó construir una fuerza guerrillera. Nuestros argumentos se basan en una revisión bibliográfica y entrevistas y correspondencia con exmilitantes del ELN peruano. El mapa que acompaña este artículo visualiza el papel estratégico del Perú para la guerrilla boliviana y, más en particular, el rol estratégico de la guerrilla peruana en el departamento de Puno.

Este artículo está estructurado en seis partes. En la primera parte se presentan las ideas de Guevara con respecto a la necesidad de una lucha guerrillera continental. La segunda parte ofrece una breve reseña de la aparición y evolución del ELN peruana y su relación con Cuba desde septiembre de 1962 hasta su derrota en diciembre de 1965 en el departamento de Ayacucho. La tercera parte discute el objeto principal de la guerrilla del Che: Perú o Bolivia. Con el fin de poner este tema en perspectiva, hemos incluido una narración sobre las supuestas relaciones entre la guerrilla boliviana y guerrilleros argentinos. En la cuarta parte analizamos la ubicación de la guerrilla boliviana y en la quinta parte describimos las intenciones del ELN peruano para construir una guerrilla en el departamento peruano de Puno, es decir, en la provincia de Sandia. Por último, en la sexta parte presentamos nuestras conclusiones.

1. El proyecto continental guerrillero del Che Guevara

El desarrollo de las ideas del Che sobre la lucha revolucionaria continental se remonta a principios de la década del sesenta. Ulises Estrada, un internacionalista cubano, escribe que desde 1961 el Che comenzó a hacer planes que le debería permitir desencadenar la lucha armada revolucionaria en otros países, en particular en la Argentina (Estrada, 2005: 12).

En su discurso con motivo del 152.o Día de la Independencia de la Argentina, el 25 de mayo de 1962, el Guevara (1962) no dejó ninguna duda de que la revolución debería tener un carácter continental. 
La necesidad de organizar la resistencia revolucionaria a nivel continental tenía que ver, además, de acuerdo con Guevara (1977b: 247-248), que el imperialismo estaba preparando la represión contra los pueblos latinoamericanos y a eso se debería responder conjuntamente. Mientras más frentes guerrilleros fueron abiertos, más difíciles eran para ser combatidos.

En 1962, Guevara escribió el texto “Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana”. En este trabajo, que se publicó el 6 octubre de 1968 en la revista cubana Verde Olivo, Guevara (1977c: 237-238) decía que los Estados Unidos harían todo para destruir el poder revolucionario. Eso haría difícil que la victoria se lograría en un país aislado. Por eso, según el Che, “a la unión de las fuerzas represivas debe contestarse con la unión de las fuerzas populares. En todos los países en que la opresión llega a niveles insostenibles, debe alzarse la bandera de la rebelión y esta bandera tendrá, por necesidad histórica, caracteres continentales”.

La lucha contra el imperialismo solamente podía tener éxito, dijo Che Guevara (1977d: 367), cuando se la lleve a cabo en todo el mundo porque “hay que tener en cuenta que el imperialismo es un sistema mundial, última etapa del capitalismo, y que hay que batirlo en una gran confrontación mundial. La finalidad estratégica de esa lucha debe ser la destrucción del imperialismo”. Crear “muchos Vietnam” podría dividir las esfuerzas enemigas. Como un paso táctico en la lucha revolucionaria, Guevara (1977d: 371) proponía “la liberación gradual de los pueblos, uno por uno o por grupos, llevando al enemigo a una lucha difícil fuera de su terreno; liquidándole sus bases de sustentación, que son sus territorios dependientes”. 

El ataque al imperialismo en las naciones en Suramérica debería ejecutarse, según Manuel Piñeiro, ex jefe del Departamento de América Latina del Ministerio del Interior de Cuba, en base a una columna madre que se fundaría en Bolivia. Columnas guerrilleras que se desprenderían como resultado de la guerrilla boliviana liderado por el Che podrían provocar “una alianza entre los gobiernos y los ejércitos de los países fronterizos, apoyados por el imperialismo” y, como consecuencia, contribuiría a la propagación de la lucha armada revolucionaria en la región” (Suárez, Zuazo and Pellón, 2006: 50).

El proyecto continental guerrillero del Che no fue, sin embargo, un asunto muy centralizado. Según Debray (1978: 75) “las fuerzas del Che se limitarían en muchos casos a realizar la conjunción, ya que no física al menos política, con las fuerzas y los frentes guerrilleros implantados ya en su periferia, bien para reforzarlos o para coordinarlos […]”.

2. El surgimiento y la evolución del ELN peruana y sus relaciones con Cuba

El ELN peruana fue fundado en septiembre de 1962. Surgió del deseo de los jóvenes peruanos por seguir el ejemplo de la Revolución Cubana. Eran personas que habían salido por voluntad propia o que fueron expulsados del Partido Comunista Peruano (PCP). También había estudiantes becados por el Gobierno cubano que, impresionados por los éxitos de la Revolución Cubana, se motivaron para organizar la guerrilla. Además había gente que vino de otras organizaciones.

Es importante hacer hincapié en la formación del ELN en Cuba, ya que ayuda a comprender las relaciones específicas entre el ELN y el gobierno cubana. Por esta razón, no puede ser una sorpresa que, más adelante, el ELN peruana fue completamente insertada en el proyecto guerrillero continental del Che.

El ELN ha pasado por tres fases. La primera comenzó en 1961, cuando algunos exmiembros del PCP viajaron a Cuba con el fin de prepararse para la lucha armada en el Perú. Este período termina con la primera derrota del ELN en mayo de 1963 en la ciudad peruana de Puerto Maldonado. Esta primera fase fue organizada en cooperación con el gobierno cubano.

La idea era que los peruanos viajarían a La Paz (Bolivia) y desde allí cruzarían la frontera con Perú para establecer unidades guerrilleras en los departamentos de Cerro de Pasco, Junín y Cusco. En ese momento, en estos departamentos, los movimientos campesinos libraron fuertes batallas por la tierra (entrevista, Elías, 2003, 14/05/2003; entrevista, Béjar, 24/03/2003; entrevista, Guevara, 12/11/2005; entrevista, Márquez, 25/05/2005). En La Paz, Cuba había instalado una base de apoyo con miembros del Partido Comunista Boliviano (PCB), la Juventud Comunista Boliviana (JCB) y con los cubanos como Ulises Estrada y Orlando Pantoja (entrevista, Béjar, 31/03/2003; 09/06/2003; Kohan, 2005: s.p.).

Los guerrilleros peruanos no llegaron a su destino porque en mayo de 1963 su vanguardia había sido sorprendida por la policía en la ciudad fronteriza peruana de Puerto Maldonado. Durante un tiroteo el poeta y guerrillero Javier Heraud murió.

La segunda fase del ELN se inició con un proceso de reestructuración y una evaluación de la primera experiencia guerrillera. Como parte del proceso de evaluación, el cuadro del ELN Néstor Guevara viajó a Cuba para conversar con el Che sobre lo que había sucedido en Bolivia y Puerto Maldonado (entrevista, Guevara, 12/11/2005; Presencia, 1968: 6). En esta fase, en septiembre de 1965, el frente guerrillero Javier Heraud fue creado en el departamento de Ayacucho. Este período cierra en diciembre de 1965 cuando el ELN es derrotado en la provincia de La Mar del mencionado departamento.

La decisión de continuar la lucha guerrillera obligó al ELN hacer una investigación. De hecho, desde 1962, cuando el ELN fue fundado y se decidió construir unidades guerrilleras en los departamentos de Cusco, Junín y Cerro de Pasco, Perú había cambiado mucho. La democracia parlamentaria había regresado y el nuevo presidente, Fernando Belaúnde (elegido en junio de 1963), propuso una reforma agraria.

La investigación llegó a la conclusión de que no era posible organizar una guerrilla en el Cuzco y que el campo de acción futuro debería estar en la provincia de La Mar del departamento de Ayacucho (entrevista, Béjar, 24/03/2003; entrevista, Dagnino, 26/12/2003; entrevista, Elias, 20/08/2008).

En abril de 1965, unos 20 militantes del ELN viajaron a La Mar con el fin de establecer el frente guerrillero Javier Heraud (entrevista, Béjar, 31/03/2003; 14/07/2008; entrevista, Elías, 13/06/2003; entrevista, Ruíz, 21/06/2008; entrevista, Guevara, 26/07/2008). Cinco meses más tarde, se llevó a cabo la acción principal del ELN: el ataque y la ocupación de la hacienda Chapi el 25 de septiembre de 1965. La acción contra la hacienda no fue inesperada porque, según Héctor Béjar (entrevista, 21/07/2008), “Chapi era el símbolo de la dominación latifundista en toda la zona”. Además, la acción se había acordó con las comunidades campesinas de Chungui y Anjo. 

El ataque a la hacienda pronto alertó al ejército y así apareció en octubre de 1965, “las primeras patrullas del ejército, pequeños grupos móviles que aparentan ser guerrilleros” (Bejar, 1969: 90) se presentó. Después del ataque a Chapi varias otras haciendas fueron asaltadas y “vaciadas”.

El 17 de diciembre de 1965 se llevó a cabo una batalla con el Ejército. Esta batalla fue decisiva y se produjo justamente cuando la guerrilla estaba preparándose para dejar el departamento de Ayacucho y, curiosamente, para ir al departamento de Cuzco, donde a finales de octubre una unidad de la guerrilla del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) dirigido por Luis de la Puente fue diezmada. Sólo Héctor Béjar y el militante del ELN Edgard de la Sota lograron escapar del combate mortal (entrevista, Béjar, 04/08/2008).

La tercera fase se inició después de la detención de Héctor Béjar en febrero de 1966 y abarca el período 1966-1967. Esta fase es describe en este artículo.

3. Bolivia, Argentina y Perú

El rol de Bolivia en el proyecto revolucionario continental del Che fue de valor estratégico. Allá era donde la “columna madre”, mencionada por Manuel Piñeiro, debería construirse, o como Fidel Castro (1977: 11-12) escribió: “la guerrilla en Bolivia fuese escuela de revolucionarios que harían su aprendizaje en los combates”. Manuel Piñeiro escribe además: “En su perspectiva del Che Guevara, esa guerrilla debía resultar en una escuela de formación de cuadros latinoamericanos, sobre todo del Cono Sur entre ellos argentinos, que propiciara extender la lucha armada a otros países fronterizos. A la vez, le permitiría acumular fuerzas políticas y militares y esperar por la ocasión más oportuna para continuar hacia su país natal. Ello dependería del desarrollo y crecimiento de la columna madre asentada en Bolivia. Sin ella, no era posible seguir hacia Argentina, donde también se había instalado una sanguinaria dictadura militar, apoyada por Estados Unidos y repudiada por los sectores más combativos del pueblo argentino. De una manera realista, el Che analizó que si a partir de Bolivia surgían y evolucionaban otras columnas guerrilleras, conformadas por combatientes de diversas naciones del Cono Sur, esto provocaría como reacción una alianza entre los gobiernos y los ejércitos de los países fronterizos, apoyados por el imperialismo. Ello contribuiría a la propagación de la lucha armada revolucionaria en la región, la cual se tornara un escenario de cruentas, largas y difíciles batallas que más tarde o temprano llevaría a la intervención yanqui. Eso sería, por tanto, otro de los Vietnam a los que él convocó en su histórico Mensaje a los pueblos del mundo a través de la Tricontinental” (Suárez, Zuazo y Pellón, 2006: 29-30).  Régis Debray, quien en Bolivia investigaba dónde exactamente se podía construir con éxito la «columna madre» de la guerrilla latinoamericano, escribe que la estrategia del Che no tenía a Bolivia como objetivo (Debray, 1978: 69).  Debray (1978: 69-70): “A lo más, podían cuestionar las posibilidades tácticas para un “foco” guerrillero, de superar en un primer estadio las dificultades de implantación. Y el Che, que pensaba siempre más como estratega que como táctico, no tenía razón alguna para considerarlas impedimento. [...] En este país Bolivia como acabamos de ver, el camino más corto para “llegar al poder” no pasa por el campo, y no tiene por punto de partida, en todo caso, una zona rural semidesierta; aunque solo fuera porque el campesinado no es y menos todavía, desde la reforma agraria la fuerza motriz de la revolución boliviana. [...] Al elegir un teatro de operaciones tan alejado geográficamente de los centros del poder político, el Che revelaba a la vez que se había dado un campo históricamente distinto. Al tomar así sus distancias, en todos los sentidos de la palabra, respecto de las luchas políticas bolivianas y respecto del terreno en el que acostumbran a decidirse la insurrección urbana vinculada al complot militar, hacía retroceder los hitos de un horizonte limitado a un asunto que él consideraba como provinciano: si América Latina es la “Patria Grande” en potencia, las “patrias chicas” que la componen no son jamás otra cosa que provincias. [...] En efecto, el Che no tenía como objetivo inmediato la toma del poder, sino la construcción previa de un poder popular materializado por su instrumento de acción, de una fuerza militar autónoma y móvil. En su concepción, la construcción del poder popular se anteponía a la toma del poder en Bolivia, derivada en el tiempo y secundaria en importancia.” 

La concepción estratégica del Che no significaba, según Régis Debray, que las organizaciones guerrilleras que deberían crearse en América Latina, solo podrían derivarse de la “columna madre”. En su libro La guerrilla del Che, escribe que el Che “se basaba, antes que nada, en una situación en vías de conformación por entonces. Aquella red, en efecto, no iba a tejerse únicamente a partir de su centro boliviano, sino simultáneamente, en varios tramos. Las fuerzas del Che se limitarían en muchos casos a realizar la conjunción, ya que no física al menos política, con las fuerzas y los frentes guerrilleros implantados ya en su periferia, bien para reforzarlos o para coordinarlos […]” (Debray, 1978: 76). Según Harry Villegas, uno de los objetivos del Che Guevara era coordinar el movimiento revolucionario en la parte sur de América Latina (Waters y Madrid, 1997: 21).

La construcción de una serie de unidades guerrilleras en toda América Latina era una actividad planeada. En Cuba, el Che Guevara ya habría elaborado planes acerca de este objetivo (Castañeda, 1997: 418-419). Régis Debray (1978: 74): “[...] cuando la columna de Fidel hubo alcanzado sus máximos efectivos habida cuenta de los recursos de la zona y de sus necesidades de movilidad, se destacó de ella la columna de Raúl Castro, en los comienzos de 1957, para ir a abrir el segundo frente en el norte de la provincia de Oriente, y después se destacaron la de Juan Almeida en la periferia de Santiago, en marzo de 1957, y en agosto de 1958 las dos columnas del Che y de Camilo Cienfuegos hacia Las Villas, de la misma manera debían destacarse de la columna de Ñancahuazú, cuando esta hubiera alcanzado su punto de congestión, una pequeña columna hacia el segundo frente boliviano de Chapare, al norte de Cochabamba, y después otro para abrir el tercer frente del Alto Beni, al norte de La Paz (las dos tenían ya sus responsables designados en el seno de la guerrilla, aunque todavía no públicamente). El conjunto de estos tres frentes articulados habría de constituir entonces el foco central boliviano. De allí, en un segundo tiempo, habrían de partir diversas columnas hacia los países vecinos […].”  El autor mexicano Jorge Castañeda (1997: 419), tiene una versión más detallada de lo que se refiere al surgimiento de las columnas guerrilleras. “Para el 20 de diciembre de 1966 habrían arribado la totalidad de los cubanos seleccionados así como sesenta bolivianos; con este núcleo inicial se crearía, más que un foco guerrillero, una especie de escuela de cuadros de la guerrilla latinoamericana. Las características del campamento debían entonces ser más bien el sigilo, la impenetrabilidad y el aislamiento, y no tanto la inmersión en zonas campesinas pobladas con propósitos de reclutamiento u obtención de víveres. A principios de 1967, se lanzaría un llamado a las direcciones revolucionarias latinoamericanas, para que enviaran a sus mejores cuadros, por las vías de acceso facilitadas por el PCB y Mario Monje. Del campamento inicial partirían diversas columnas nacionales en dirección a sus propios países, en excursiones de entrenamiento y reconocimiento más que de combate; al cabo de varios ensayos, se internarían en sus respectivos países, el Che conduciendo a la columna Argentina.”

Argentina y Perú formaron los puntos de lanza dentro de la concepción estratégica del Che. Una vez que la guerrilla en Bolivia se haya establecido firmemente, se debería empezar a trabajar en otros países. Ambos países se ubicaban relativamente altos en la lista de prioridades de La Habana, según la CIA (Gleijeses, 2007: 337).  Régis Debray (1978: 74-75): “En dirección de la Argentina se desplazaría otra columna latinoamericana compuesta también por una mayoría de argentinos, más importante esta sin duda que la anterior que se dirigiría al Perú y cuyo mando le correspondía tomar al Che, evidentemente, llegado el momento.”  Víctor Dreke, un guerrillero cubano quien formó parte del grupo de cubanos que bajo la dirección del Che luchó en el Zaire (1965), señala que el Che Guevara había ido al país africano con la intención de regresar posteriormente a América Latina cuando la situación haya madurada y para luchar en Argentina (Gleijeses, 2007: 171, 237). Según Juan Pablo Chang (2004: 473), de acuerdo a su «Informe de Francisco sobre la entrevista con Ramón y sobre la zona que se encuentra. Diciembre 23 de 1966» el plan era que desde Bolivia divisiones irían al Perú, Argentina y Brasil. La guerrillera argentina-alemana Tamara Bunke (Tania), que llegó en noviembre de 1964 a Bolivia, había recibido el encargo, aparte de recoger información sobre la situación política en Bolivia, de no perder de vista a las preparaciones de los levantamientos en los países vecinos, en particular las de Argentina (Anderson, 1997: 643).  

El 25 de julio de 1966, Harry Villegas (1997: 33) escribió en su diario: “El Negro Mario Monje había ofrecido cuatro hombres para preparar las cosas en Argentina o Perú y prometió darnos otros seis.” En un mensaje de Fidel Castro al Che, enviado el 14 de diciembre de 1966, se lee: “Tu decidirás lo que mejor convenga de acuerdo al análisis sobre el terreno, esta entrevista contigo de Mario Monje con Ernesto Guevara, el día 31 de diciembre de 1966 lo planteé en base a que tú eras el jefe estratégico de esta operación y que la misma no se podía determinar donde comenzaría exactamente ya que podían surgir incidentes imprevistos que obligasen a desarrollarlas en la tierra de Stanislao Mario Monje y Bolivia antes que hacia el Sur.” (Soria, 2005: 237). El día 21 de marzo de 1967, Che Guevara (1977a: 85) escribe en su diario: “El Pelao Ciro Bustos, por supuesto, está en disposición de ponerse a mis órdenes y yo le propuse ser una especie de coordinador, tocando por ahora solo a los grupos de Jozamy, Gelman y Stamponi y mandándome 5 hombres para que comiencen el entrenamiento. […] Si aceptan, deben comenzar la acción exploratoria en el norte argentino y mandarme un informe.” 

Las organizaciones guerrilleras que tendrían que crearse en Argentina y Perú, debían ser los primeros focos de la resistencia continental. Solo después del inicio de las acciones de ellas, se empezaría con los otros países. Régis Debray (1978: 75): “El foco boliviano funcionaría entonces como un centro de adiestramiento militar y de coordinación política de las diversas organizaciones revolucionarias nacionales de América Latina. Los elementos más avanzados de cada país serían sustraídos de su base de origen, incorporados por un momento al foco boliviano mandado por el Che, y devueltos después a su base nacional como cuadros político-militares ya formados. Se multiplicaría así, por reproducción natural, la guerrilla original en varios puntos del continente.”

En los primeros meses de 1967, se habría fundado en Argentina un ELN por, entre otros, Marcos Osatinsky y Roberto Quieto para apoyar a la guerrilla en Bolivia. Con el mismo plan se habrían creado las Fuerzas Armadas de Liberación (FAL) (Korol, 2002: s.p.; Pastoriza, 2006: 12; Punto Final, s.f.: s.p.).  Las organizaciones no entraron en acción. Quizás una de las razones habría sido la detención de Ciro Bustos en mayo de 1967. Che Guevara (1977a: 116): “Dantón Régis Debray y Carlos Ciro Bustos cayeron víctimas de su apuro, casi desesperación, por salir y de mi falta de energía para impedírselos, de modo que también se cortan las comunicaciones con Cuba (Dantón) y se pierde el esquema de acción en la Argentina (Carlos).” Harry Villegas señala, sin embargo, que “el Che sabía que si tomábamos el poder en Bolivia, había que construir un movimiento de base muy fuerte para que al defender su revolución, Bolivia se tornara en internacionalista. Con la preparación de todos los peruanos, los argentinos que participaran, iba a ser recíproca la ayuda. Y saldrían de allí columnas internacionales, junto con los cubanos que también participaríamos. Entonces la lucha se trasladaría a los grandes escenarios. Ya en la primera etapa iban a participar los revolucionarios argentinos, que realmente lo hicieron. Hubo una división argentina que marchó hacia la frontera y se acercaron en busca de nosotros, también los revolucionarios brasileños asumieron la responsabilidad de financiamiento económico.” (Kohan, 2003: s.p.)

En el Perú, la guerrilla debía reconstruirse completamente. Régis Debray (1978: 38): “El ELN peruano debía reconstruirse lentamente, y a ello se entregaba con un ardor metódico Juan Pablo Chang (El Chino), ayudado por los cuadros de su organización presentes en Bolivia. De todos modos, el combate no podía reanudarse en el Perú sino a partir de Bolivia, y esta conclusión deducida por el propio Che hubieron de trasmitírsela Papi y Pombo a los peruanos de La Paz, a través de Sánchez Julio Dagnino, en el mes de junio de 1966. Si bien los proyectos peruanos tan solo se aplazaban, la mala noticia causó en ellos cierto malestar –decepción y despecho– pronto superado.” Los peruanos que formaron parte de la guerrilla en Bolivia se unirían según Régis Debray después de que la guerrilla boliviana había alcanzado un tamaño adecuado, a la recién formada base guerrillera en Ayacucho (Debray, 1978: 38).  

En el período en que el Che desarrollaba sus planes operativos, los guerrilleros del ELN y del MIR ya habían sido derrotados. La idea de restablecer una base guerrillera en Ayacucho no era realista. Además, las ambigüedades acerca de lo que exactamente había ocurrido en Ayacucho contribuyeron a que los mismos cubanos cambiaran sus planes y en vez de combatir en el Perú iban hacerlo primero en Bolivia. Los peruanos asimismo, no sabían lo que quedaba de la guerrilla en Ayacucho. El 2 de diciembre de 1966 el Che escribió que Juan Pablo Chang “cree que algunos sobrevivientes de la guerrilla están actuando en la zona, pero no lo saben a ciencia cierta pues no pudieron llegar hasta la zona.” (Guevara, 1977a: 32) Por eso, es un poco extraño leer lo que el Che señaló en su diario el 20 de marzo de 1967. Él escribió que el líder del ELN peruano “pide 5 mil dólares mensuales durante 10 meses y de La Habana le dijeron que discutiera conmigo. Trae además un mensaje que Arturo René Martínez no pudo descifrar por ser muy largo. Le dije que en principio sí, sujeto a que en 6 meses se alzara. Piensa hacerlo con 15 hombres y él como jefe en la zona de Ayacucho. Convinimos además, en que le recibiría 5 hombres ahora y 15 más, con algún lapso y les enviaría con sus armas luego de entrenarlos en combate. Él me debe enviar un par de trasmisores de alcance medio (40 millas) y trabajaremos en la confección de una clave para nuestro uso y estar en permanente contacto” (Guevara, 1977a: 84). En el mensaje número 4 del Che a Fidel Castro que debería haber sido escrito en el periodo del 10 al 19 de abril de 1967, se lee: “Llegaron Dantón Régis Debray y Francisco Juan Pablo Chang este no sabía cantidad de dinero y dejó dinero en La Paz, pienso darle 30 mil dólares y reservar el resto para cuando se alce; luce pocas condiciones y de carácter para dirigir guerrilla pero eso es cosa de él.” (Soria, 2005: 232) Además escribe que: “Manden los becados de Francisco aquí; informen contacto a La Paz, harán primera experiencia en esta zona.” (Soria, 2005: 233) La intención de reorganizar la guerrilla fue mencionada también por el propio Che en su mensaje a la Tricontinental. Se lee: “En el propio Perú, con tenacidad y firmeza, nuevas figuras aún no completamente conocidas, reorganizan la lucha guerrillera.” (Guevara, 1977d: 366)

La reconstrucción de la guerrilla en Ayacucho nunca se ha llevado a cabo. Milciades Ruíz (entrevista, 21/06/2008): “Lo de Ayacucho prácticamente ya quedó descartado porque todo eso estaba descubierto por el ejército.” Sin embargo, ciertamente los peruanos tenían planes para dar nuevamente vida al proyecto guerrillero pero no en el departamento de Ayacucho. En el Diario se puede encontrar la siguiente frase al respecto. El 2 de diciembre de 1966 Che Guevara (1977a: 32) escribió: “También decidí darles apoyo a los guerrilleros peruanos para que enviaran 5 peruanos a establecer enlace para pasar las armas a una región cercana a Puno, del otro lado del Titicaca.” En el informe de Juan Pablo Chang (2004: 473) a las autoridades cubanas sobre su conversación con el Che Guevara en diciembre de 1966, se lee lo siguiente: “Dijo que nosotros podíamos continuar con nuestros propios trabajos para abrir un frente guerrillero en la frontera con Bolivia en estrecha coordinación con él. Que en realidad nosotros debíamos hacer un trabajo de avanzada hasta que la columna de compañeros nuestros que parta de Bolivia llegue a la mencionada zona.” En 1966, el ELN peruano empezó a montar una base guerrillera en el departamento de Puno.

4. ¿Bolivia o Perú?

El Che escogió Bolivia como punto de partida para la lucha guerrillera continental. Sin embargo, se puede encontrar indicios que en vez de Bolivia tenía al Perú en mente. Pero debido a la falta de claridad acerca de lo que realmente había pasado en la provincia de La Mar y en qué estado se encontraba la organización guerrillera peruana después de la detención de Héctor Béjar, es posible que se hubiera tomado Bolivia como punto de partida. 

En una entrevista con el escritor izquierdista Néstor Kohan (2003: s.p.), Harry Villegas dice: “Si en la lectura del diario que escribí en aquella época pudieras apreciar la coyuntura de cómo surgen las decisiones, te podrías dar cuenta de que realmente el Che no pretendía ir a Bolivia. El Che pretendía ir a Perú. Cuando nosotros salimos del África, la línea principal era ir a Perú. Y los bolivianos se comprometen con nosotros en darnos la ayuda para organizar la manera de ir a Perú o a Argentina. […] Las instrucciones que a mí me dieron cuando yo salí de Praga era que le explicara a Papi concretamente que ya no íbamos para Perú. Que había que explicarle a Sánchez que era el representante del grupo peruano que teníamos en Bolivia las razones. Y todo esto se fundamentó en que el movimiento peruano estaba penetrado, infiltrado, como se podía ver por los golpes que le habían dado. Esas eran las instrucciones que me dieron.”  En una entrevista con el general cubano William Gálvez (2004: 22) dice: “Los primeros días de mayo de 1966 llegué con Tuma Carlos Coello a Praga. La razón de nuestro viaje, además de acompañar al Che, era, fundamentalmente, que él nos prepara para la futura misión, que sería reiniciar la lucha armada en Perú, para luego extenderla a los demás países; aunque la entrada del Che sería por Bolivia.” De acuerdo con documentos en posesión del autor Jon Lee Anderson (2010: 637-638), Harry Villegas ya habría empezado con su diario boliviano en junio de 1966. En el prólogo inédito, se habría podido leer que la “siguiente aventura” debía realizarse en territorio peruano. Jon Lee Anderson (2010: 636-637) escribe también: “Según Pombo, la primera alternativa que propuso el Che para su destino siguiente fue Perú. Para ello necesitaba la ayuda de los bolivianos, estratégicamente situados en el país vecino. En abril de 1966 envió a Papi a Bolivia como explorador de avanzada con la intención de seguirlo si este daba “luz verde”. “Lo primero era entrar en contacto con los peruanos, conocer el verdadero estado de su movimiento y [obtener] el apoyo del Partido Comunista Boliviano” dijo Pombo. [...] Hasta el día de hoy perdura la polémica sobre cuál era el destino verdadero de la siguiente y última empresa guerrillera del Che. Según Pombo, los planes de ir a Perú se modificaron y se empezó a estudiar las posibilidades de Bolivia después de su llegada con Tuma a este país. La versión de Ariel Juan Carretero es distinta: Piñeiro y Fidel ya pensaban en Bolivia cuando lograron sacar al Che de su reclusión en Tanzania.”  Además el escritor norteamericano (Anderson, 2010: 637ndp1) anotó: “Pombo dijo al autor que enviaron a Papi desde Praga a Bolivia con la intención de pedir a Monje que los ayudara a viajar a Perú y poner en marcha los preparativos para recibir al Che; que él y Tuma fueron luego a Perú a ayudar a Papi. Dijo que estando ellos en Bolivia, comenzó el derrumbe de las guerrillas peruanas y cundió la sospecha de que estaban “infiltrados”; que en ese momento empezaron a discutir la idea de iniciar una guerra en Bolivia. El problema de esta versión además de contradecirse con la de Ariel es que Pombo llegó a Bolivia en julio de 1966, pero la desintegración de los rebeldes peruanos había comenzado meses antes, con la muerte de Guillermo Lobatón y Luis de la Puente Uceda y la captura de Héctor Béjar producida en marzo.”  Ulises Estrada señala que Papi y Emiliano (Dawi Santiago) fueron enviados a Bolivia para crear las condiciones que posibilitaría la entrada del Che al Perú a través de este país (Gálvez, 2004: 15).  Juan Carretero, en ese entonces jefe de la división latinoamericana de la Dirección General de Inteligencia (DGI), dice: “En Bolivia habían ocurrido luchas políticas muy fuertes y se acrecentaban las desigualdades sociales, y siempre ha sido un pueblo combativo. Por todas estas condiciones se tomó como un punto importante, para que pudiera desde allá preparar su ingreso al Perú y luego a la Argentina […]” (Gálvez, 2004: 16).

Manuel Piñeiro, quien ha participado activamente en las preparaciones para la lucha guerrillera en Bolivia, dice lo siguiente sobre la cuestión si el Perú fue uno de los países donde el Che quería ir antes de que Bolivia fuese escogido: “Argentina, Perú, Bolivia, todo formaba parte de su proyecto integrador para llevar adelante su estrategia de continentalizar la revolución. […] Es decir, que en el Perú había cierta organización y efervescencia popular, luchas sociales; ocurría la toma de tierras dirigida por Hugo Blanco; a la vez que era atractivo para el Che porque se hallaba más cerca de Argentina. Además, en esa época, en Bolivia existía un gobierno democrático surgido de la revolución de 1952, que duró hasta 1964. Sin embargo, tanto el intento guerrillero del ELN como los del MIR, fueron destruidos; murieron Luis de la Puente Uceda (en noviembre del ’65) y Lobatón (en enero del ’66); Héctor Béjar ya había sido detenido en 1965 y golpeada la columna que dirigía.” (Suárez, Zuaco y Pellón, 2006: 28)  Régis Debray (1978, 38) escribió: “Hasta mediados de 1966, según parece, el Che no pensaba en Bolivia sino como una plataforma de partida para el Perú, adonde efectivamente proyectaba trasladarse con el fin de unirse a los frentes guerrilleros ya implantados. En los comienzos de su misión, Papi había recibido instrucciones que no dejaban dudas sobre este plan original; por eso, desde sus inicios, la infraestructura clandestina de La Paz tenía por pilares a elementos del ELN peruano, instalados en el país desde el asunto de Puerto Maldonado. Pero la derrota sufrida por Luis de la Puente en Mesa Pelada, en el Cuzco, así como la desaparición del grupo de Lobatón y de Máximo Velando en Junín, sellaban en lo inmediato la suerte del MIR como organización militar, y la emboscada de Tincoj en diciembre de 1965, seguida de la captura de Héctor Béjar, la del ELN. Estos fracasos de 1965, confirmados y verificados en los primeros meses de 1966, eliminaban pues la primera opción del Che.” Durante los interrogatorios después de su detención en abril de 1967 en Bolivia, Régis Debray habría declarado que, según el Che, el Perú fue una mejor opción que Bolivia (Prado, 1987: 111). 

Los planes para una contribución directa del Che al frente guerrillero Javier Heraud en el departamento de Ayacucho es confirmado por Alaín Elías y Milciades Ruíz, ambos militantes del ELN. Alaín Elías (entrevista, 21/05/2003): “En ese lapso cuando yo regreso a Lima, saliendo de Ayacucho en mayo de 1965 yo y Juan Pablo Chang, que estaba al mando de la ciudad, teníamos una conversación. Como yo bajaba, sabía cuál era la situación arriba, entonces le informo que nos faltaba capacidad, experiencia y que necesitamos cuadros cubanos que nos reforzaran, que son más experimentados.” Y cuando Juan Pablo Chang se fue a La Habana, “me preguntó dice Alaín Elías qué cosa puedo solicitar. Entonces dije que necesitamos gente con mayor experiencia, cuadros y se pensaba en el Che” (entrevista, Elías, 20/08/2008). Milciades Ruíz (entrevista, Ruíz, 21/06/2008) dice que durante uno de sus viajes a Cuba, Juan Pablo Chang “se comprometió a traer al Che al grupo de Ayacucho, a la guerrilla de Ayacucho. Entonces él regresa en enero 1966 más o menos, y me dice:

―El Che se viene con nosotros.

Pero eso fue un arreglo antes de que caiga la guerrilla de Ayacucho.” 

Los cubanos respondieron favorablemente a la solicitud de enviar internacionalistas. En marzo de 1966, de acuerdo con la información que manejaba Alaín Elías en ese entonces, guerrilleros cubanos habían llegado a la ciudad de Arica (Chile) con el objetivo de reforzar el frente guerrillero en Ayacucho (entrevista, Elías, 21/05/2003; 20/08/2008). Alaín Elías (entrevista, Elías, 20/08/2008: “Sorpresivamente leí en el periódico que se había capturado a Héctor Béjar. Para mí, eso no tenía sentido porque para mí él estaba arriba. Cuando me conecté con la organización, resulta que efectivamente Héctor Béjar se había puesto en contacto con la organización. Lo iban a recoger para ponerlo en una casa clandestina, pero él estaba en la casa de una persona amiga de él que yo no conocía y ahí lo capturan. Entonces viene un desconcierto. En ese momento llega también la información que los cubanos ya están en Arica. […] Julio Dagnino va por allá, para Arica, y me dice que están aquí pero están cambiando por la caída de Héctor y se van a Bolivia. […] Los cubanos nos piden que reforcemos lo que se estaba organizando en Bolivia. Entonces Julio va para Bolivia y mandamos todo un equipo a Puno y a Bolivia. La presencia de cubanos en Arica es confirmada también por el hecho de que allá Juan Pablo Chang habría recibido dinero de José María Martínez (Papi). Luego, una persona con el nombre de Gallardo (Bolas) fue encargada de llevar este dinero a Lima (Presencia, 1968: 14). 

El 29 de julio 1966, Harry Villegas (1997: 34-35) escribió en su diario: “Informamos a Sánchez, el compañero peruano que sirve como agente de enlace entre nosotros y Chino, de la decisión de nuestro gobierno de comenzar la lucha, primero en Bolivia y después en el Perú. Le explicamos el hecho de que, por el momento, las condiciones son mejores en Bolivia, comenzando por la forma en que se han desarrollado las cosas en su país que dieron al traste con la lucha armada allí (la muerte de De la Puente, la prisión de Calixto Héctor Béjar, la desaparición de Lobatón, etcétera. Él comprendió perfectamente las cosas. Le pedimos que continuara colaborando con nosotros, que su organización envíe hombres como está previsto para ser adiestrados aquí, que ellos participarían con los bolivianos en algunas de las acciones y posteriormente formarían el núcleo de las guerrillas en su país, junto con algunos de nuestros compatriotas.” El 6 de agosto escribió (Villlegas, 1997: 38-39): “Llegan dos compañeros peruanos con mensajes de Chino que dice que no comprende el motivo por el que le da prioridad a Bolivia. Piensa que ellos, aún cuando están trabajando lentamente, han tomado la decisión de comenzar la lucha y que cualesquiera que fuesen las condiciones para esta que estuvieran faltando, ellas serán creadas. (La verdad es que, a nuestro juicio Ramón Che Guevara no puede ir allí, hay muchas cosas que deben ser aclaradas, tales como la captura de Calixto, la muerte de De la Puente, la desaparición de Lobatón y la captura de Gadea. Parece, por la forma en que van las cosas, como si Calixto se hubiese entregado, por intermedio del médico, tal vez a condición de que ellos garantizaran su vida.).” El 10 de septiembre anotó (Villegas, 1997: 53): “En nuestro anterior informe pedimos orientación sobre la forma cómo resolver la cuestión de Perú. A la vez que informamos, hemos procedido a informarle a Sánchez a los efectos que le hiciera llegar al Chino el cambio de bola le reiteramos nuestra decisión de seguirle ayudando en un plano secundario con relación a la cosa boliviana. El Chino contestó, accediendo a que Sánchez colaborase con nosotros en el Plan de Bolivia, pero a la vez nos hizo patente su opinión y decisión de trabajar, nos manifestó que aunque los trabajos habían ido lentos, se realizaban con paso firme, que su organización se mantiene en la decisión de ir a la lucha armada cueste lo que cueste.” 

La elección de Bolivia no fue al azar. Inti Peredo (1970: 29) escribe en su libro Mi campaña con el Che, que el Che escogió Bolivia porque “está ubicado en el corazón del cono sur de nuestro continente, limitaba con cinco países que tienen una situación política-económica cada vez más crítica, y su misma posición geográfica la convierte en una región estratégica para irradiar la lucha revolucionaria a las naciones vecinas.”  Durante las conversaciones con el Che, el 31 de diciembre de 1966, el Che le habría explicado, según Mario Monje (1968: 2), “que su intención inicial era comenzar la lucha en otro lugar o país, pero que había llegado a la conclusión de que Bolivia ofrecía buenas condiciones […] que tal situación permitía crear un foco guerrillero, un foco revolucionario, impulsor de las luchas del pueblo, pues la guerrilla tendría la virtud de aglutinar a las fuerzas antiimperialistas y de arrastrarlas a la lucha armada; que el desarrollo de la lucha y la intervención abierta del imperialismo y de otras fuerzas extranjeras permitirían crear nuevos focos en otros países, generalizándose de ese modo la lucha guerrillera en el continente; […].”

La guerrilla boliviana fue construida en el sur del país, cerca de la frontera con Argentina. Che no ha participado en los viajes de reconocimiento, necesarios para la determinación de la zona de acción. Sin embargo, antes de que esta fuera decidida, el Che ha señalado reiteradamente que en el norte, cerca de La Paz, tenía que adquirir una finca. Esta región (Alto Beni), donde en septiembre de 1966 Régis Debray fue enviado para hacer un estudio geográfico y político y lo que el Che recibió justo antes de su partida, está a la altura del departamento peruano de Puno donde, en el mismo periodo, militantes del ELN estaban construyendo un frente guerrillero (Debray, 1978: 88-91).  

En los primeros meses de 1966 se buscaba una finca cerca de la localidad de Caranavi, que está alrededor de 3 horas de distancia de La Paz. La finca tenía que funcionar como un escondite y un centro de entrenamiento para guerrilleros que vinieron desde Cuba y estaban en camino al Perú (Rodríguez, 2007: 85; Vázquez-Viaña, 2008: 266). En 1965, otro grupo de peruanos fueron enviados a Cuba para recibir una capacitación política y militar (entrevista, Elías, 21/05/2003; 01/09/2008; entrevista, Pérez, 16/06/2008). Los planes para la compra de una finca no se realizaron (Soria, 2005: 235, Vázquez Viaña, 2008: 305).  

Los meses pasaron y aún no era determinado dónde se establecería la guerrilla. Esta situación duró hasta septiembre. Che insistió en la región cerca del departamento de Puno y envió a Alberto Fernández (Pacho) a Bolivia con un mensaje, de fecha del 3 de septiembre, diciendo que él ha escogido la región de Alto Beni (Caranavi) (Villegas, 1997: 47). Según el cubano Daniel Alarcón (Benigno), uno de los sobrevivientes de la lucha guerrillera en Bolivia, los entrenamientos de preparación en Cuba apuntaban a que lucharían en el Alto Beni. Los cubanos recibían clases en el idioma quechua para comunicarse con los indígenas que vivían allí (O’ Donnell, 2003: 388).  En la región donde finalmente se inició la lucha, no se hablaba el quechua (Debray, 1978: 86). Entonces, se podría concluir que el Che no había planeado empezar la guerra de guerrillas en el departamento de Santa Cruz.

El 6 septiembre se lee en el diario de Harry Villegas (1997: 49) que hubo un plan para comprar una finca en Alto Beni.  Cuatro días más tarde él informó al Che que en los alrededores de Santa Cruz existían las mejores oportunidades para la guerrilla (Villegas, 1997: 51-52). Caranavi no cumplió con los requisitos porque, cerca de la finca que se iba a comprar, unidades del ejército estaban construyendo una carretera (Villegas, 1997: 60). Según Manuel Piñeiro, la opción de Alto Beni significaría que el Che debería permanecer más tiempo en Cuba y el Che creía que si él esperaba mucho tiempo, aumentarían las posibilidades de que los planes se filtraran y eso tendría como resultado de que el proyecto de la guerrilla continental podría peligrar (Gálvez, 2004: 72). José María Martínez, que regresó a Cuba en octubre de 1966, presentó sus dudas al Che acerca de la zona sur de Santa Cruz (Ñancahuazú). Sin embargo, el Che no encontró los argumentos para postergar su contribución a la lucha. Según él, Ñancahuazú era una zona adecuada para largos entrenamientos. En Alto Beni se podría construir un segundo frente guerrillero (Kalfon, 1997: 250).

Varios guerrilleros cubanos confirman que no era la intención combatir en la región de Ñancahuazú. Según Leonardo Tamayo (Urbano), el Che habría constatado que Ñancahuazú no cumplió con los requisitos guerrilleros. Ñancahuazú fue considerado como el campamento base para los combates que lejos de allí tendría que llevarse a cabo (O’ Donnell, 2003: 329). Harry Villegas señala que la verdadera lucha guerrillera debía empezar en Alto Beni (Gálvez, 2004: 112).  También el boliviano Rodolfo Saldaña, que trabajaba en la red urbana de la guerrilla, confirma que la lucha tenía que hacerse en la región de Alto Beni. Ñancahuazú sirvió como una base de soporte (Gálvez, 2004: 106).  En octubre de 1966, Rodolfo Saldaña compró una hacienda en Alto Beni (Gálvez, 2004: 76; Villegas, 1997: 66). 

5. La construcción del frente guerrillero en el departamento de Puno

El proyecto guerrillero en la provincia de Sandia, ubicada en el departamento de Puno, limítrofe con Bolivia, tuvo una relación mucho más fuerte y más directa con Cuba, y con el Che en particular, que con los planes guerrilleros de las etapas anteriores del ELN. En el período 1961-1963, los cubanos dieron todas las facilidades para que el ELN empezara con éxito la lucha guerrillera: entrenamiento, dinero, armas, apoyo logístico, etcétera. En los años 1963 a 1965, el apoyo fue principalmente al nivel de coordinación. En su tercera fase, el ELN fue completamente acogido en el proyecto guerrillero continental iniciado por Cuba. Héctor Béjar (entrevista, 07/04/2003) sostiene que en los años 1966-1967 “la estrategia del ELN, ya en esa momento, era una estrategia muy latinoamericana, era muy internacional”.

En el Diario del Che se encuentran pasajes que describen esta “nueva” relación entre el ELN peruano y su organización hermana en Bolivia. El 27 de noviembre de 1966 está escrito lo siguiente: “El Chino está en Bolivia y quiere mandar 20 hombres y verme. Esto trae inconvenientes porque internacionalizaremos la lucha antes de contar con Estanislao” (Guevara, 1977a: 30). El 28 de noviembre anota: “Por la tarde convoqué al grupo boliviano para plantearle el pedido peruano de enviar 20 hombres y todos estuvieron de acuerdo en que los mandaran, pero después de empezar acciones” (Guevara, 1977a: 30). El 2 de diciembre él anotó: “Temprano llega el Chino, muy efusivo. Nos pasamos el día charlando. Lo sustancial: irá a Cuba e informará personalmente de la situación, dentro de dos meses podrán incorporarse 5 peruanos, es decir, cuando hayamos comenzado a actuar; por ahora vendrán dos, un técnico en radio y un médico que estarán algún tiempo con nosotros. Pidió armas y accedí a darle una Bz, algunos mausers, y granadas y comprar M-1 para ellos. También decidí darles apoyo para que enviaran 5 peruanos a establecer enlace para pasar las armas a una región cercana a Puno, del otro lado del Titicaca.” (Guevara, 1977a: 32).

La oferta de Juan Pablo Chang para enviar 20 peruanos no era un número fantasioso. Hubo realmente un grupo de aproximadamente veinte personas afiliadas al ELN que recibían una formación política y militar en Cuba. Estos revolucionarios deberían ir al frente guerrillero que se estaba construyendo en Puno o en Bolivia (entrevista, Ruíz, 21/06/2008). Durante la visita de Juan Pablo Chang a Cuba en enero de 1967, se le dijo que 30 peruanos podrían recibir un entrenamiento guerrillero (Soria, 2005: 239). 

Uno de los peruanos que se entrenó en Cuba fue Igor Calvo. En 1966 partió a Cuba y allí estaba en un campamento internacional. Además de militantes del ELN, también había gente de las guerrillas de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) peruano (entrevista, Calvo, 07/08/2008; entrevista, Samaniego, 16/09/2009).

Al frente guerrillero en Bolivia se juntaron al final solamente dos miembros del ELN: Lucio Galván y Restituto José Cabrera. Lucio Galván (Eustaquio) fue parte de los estudiantes becados que había viajado a Cuba en 1962. Después del debacle en Puerto Maldonado, trabajó en la red urbana del ELN en Lima y más tarde siguió en La Habana otro curso político-militar (correspondencia, Lama, 26/07/2009). Lucio Galván murió en combate el 14 octubre de 1967. Restituto Cabrera trabajó después de su estudio de medicinas en la Universidad de Buenos Aires, poco tiempo como médico en Argentina. En algún momento se trasladó a Cuba para trabajar en un hospital en Santiago de Cuba. El 14 febrero de 1967 llegó en compañía de Lucio Galván y Juan Pablo Chang al campamento de Ñancahuazú. El 3 septiembre de 1967 fue asesinado (Alvis, 2007; Blaquier, 1998: 107, 109-110). Juan Pablo Chang, el tercer peruano que participó en la guerrilla del Che, nunca tuvo la intención de combatir en Bolivia. Durante su segunda visita al campamento guerrillero la lucha estalló (23 marzo de 1967) y ya no podía salir. Juan Pablo Chang fue asesinado el 9 de octubre de 1967. El grupo de internacionalistas peruanos se completó con dos militantes del ELN que trabajaron en la red urbana: Julio Dagnino y Néstor Guevara.  Julio Dagnino colaboró con José María Martínez y Harry Villegas, y fue la persona de contacto de Juan Pablo Chang y del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML) (Estrada, 2005: 303).

El frente guerrillero que fue construido en la provincia de Sandia estaba bajo la dirección de Milciades Ruíz (entrevista, Ruíz, 21/06/2008; entrevista, Li, 22/06/2008; entrevista, Márquez, 23/06/2008; entrevista, Pacheco, 28/06/2008, entrevista, Elías, 01/09/2008). Juan Pablo Chang tenía la dirección general. Antonio Li (entrevista, 22/06/2008): “Después de la caída de Héctor en Lima, me llaman de nuevo para hacer un trabajo. La sorpresa fue que el responsable era el chino Juan Pablo Chang. Ahí conocí Juan Pablo Chang, fue la primera vez que lo vi. Nunca he escuchado de él o quién era. Me llamó la atención que era un chino. Un chino gordo, corto de vista, con unos lentes muy gruesos”. El objetivo de la guerrilla era, según Milciades Ruíz (entrevista, 21/06/2008), para “servir de apoyo y como un corredor con el Che; o sea, un corredor estratégico con la guerrilla del Che. Porque el Che no se iba a alzar en esa zona en el sur de Bolivia debajo de la ciudad de Santa Cruz sino cerca de la frontera con el Perú, en esa selva Alto Beni. Entonces como una parte de la estrategia se abre el frente de Puno”. Además, el líder del frente guerrillero de Puno escribió (correspondencia, Ruíz, 28/06/2008) que “esta misión tenía como objetivo establecer un corredor secreto entre la selva peruana y la selva boliviana, abriendo una ruta hacia el lugar denominado Apolo, en Bolivia. Este corredor sirvió de escape temporal de la guerrilla al entrar en acción en Puno y la consiguiente represión. Al mismo tiempo, era una ruta de escape táctico para la guerrilla que estaba armando el Che en Bolivia. Aunque después el Che cambió su zona de alzamiento en Bolivia, los trabajos de preparación, equipamiento y alzamiento continuaron en la selva de Tambopata porque se mantenía en pie el resurgimiento del ELN en Puno”. Alaín Elías (entrevista, 21/05/2003): “Mandamos cuadros a Bolivia para que apoyaran a la guerrilla del Che. […] De tal manera que nuestros cuadros que se estaban entrenando en Bolivia con el Che, pudieran regresar y apoyar a lo que íbamos a comenzar en Puno”.

La construcción del frente guerrillero en Puno nunca ha podido desarrollarse realmente. Hubo solo 5 o 6 guerrilleros disponibles para el trabajo, el resto estaba en Bolivia o en Lima (entrevista, Ruíz, 21/06/2008; entrevista Li, 22/06/2008; entrevista, Elías, 01/09/2008). En ese entonces, el ELN tenía unos 30 militantes (entrevista, Ruiz, 21/06/2008). Frecuentemente, Milciades Ruíz criticaba a sus camaradas en Lima porque contribuyeron muy poco a la construcción del nuevo frente en Puno y usaron muchos pretextos para no ir allá (entrevista, Ruíz, 21/06/2008). Milciades Ruíz (correspondencia, 28/06/2008) escribe: “En 1966, cuando el compañero Chang fue al encuentro con el Che, prolongó su estadía hasta llegar a perder contacto con el ELN y por último, terminó quedándose en el campamento de la guerrilla boliviana. Como consecuencia, la red urbana en el Perú se quedó sin dirección. Yo estaba trabajando en el foco guerrillero del valle de Tambopata pero necesitaba coordinar con el compañero Chang. Ante estas circunstancias los más antiguos de la red formaron una dirección colegiada para adoptar decisiones ante la ausencia de Chang, entre los que estaban Alaín Elías, Gonzalo Manrique, Vladimiro Gallegos, Fortunato Silva, Juan Gómez, Antonio Li, Edilberto Márquez y yo, que era el único que estaba en el monte trabajando para el resurgimiento de la guerrilla del ELN. La dirección colegiada se reunía para analizar la situación y tomar decisiones pero surgieron discrepancias y como a excepción mía, todos querían seguir en Lima, disfrutando de las comodidades de un trabajo urbano sin riesgos”.

Críticos al funcionamiento del ELN peruano también venían del lado cubano. En un mensaje de Juan Carretero al Che, de fecha 13 de junio de 1967, se lee: “Peruano Cápac Milciades Ruiz, responsable ELN trabajo preparatorio núcleo guerrillero en Puno, llegó a Cuba esta fin realizar acuerdo, pues estaban sin contacto con El Chino y sin información. Le explicamos importancia guerrillas de Bolivia sin detallar composición, dirección, expresándole su contenido estratégico. Explicamos Chino contacto guerrillas fin establecer acuerdos y Sánchez ayuda en tareas de apoyo. Se le dieron los cubanos 25 mil dólares para envío 20 hombres esta y continuar trabajo foco. En La Paz Sánchez tiene 48 mil que quedan de lo llevado por el Chino, según informa Cápac a quien planteamos no tocar ese dinero; que había que esperar acuerdos Chino-guerrillas y dejar a Sánchez situación actual” (Soria, 2005: 240). El 30 de junio de 1967 el Che Guevara (1997a: 147) escribe que “recibió un mensaje de Cuba en que explican el poco desarrollo alcanzado por la organización guerrillera en el Perú, donde apenas tienen armas y hombres, pero han gastado un dineral […]”.

La cantidad de guerrilleros en Puno fue solo un pequeño porcentaje del total de personas que en ese entonces militaban en el ELN. Por tanto, Milciades Ruíz empezó a buscar exmilitantes de la organización quienes por diversos motivos habían salido del frente guerrillero Javier Heraud en Ayacucho antes del inicio de los combates. Hubo conversaciones con los militantes del ELN Horacio Juárez y Chiquitico, pero mientras Horacio Juárez desapareció cuando Miliciades Ruiz pidió su participación en la guerrilla de Puno, Chiquitico respondió negativamente a la petición de Milciades Ruíz (entrevista, 21/06/2008).  Chiquitico (entrevista, 10/08/2008): “Cápac Milciades Ruiz vino a mi casa en Chiclayo y me dijo:

―Jorge alístate, nos vamos.
Yo le digo:
―Dime de qué se trata.
No me quiso decir, me dijo:
―Jorge, nos vamos y tú tienes que confiar.
Yo le dije:
―Si no me dices de qué se trata, no te acompaño.
Únicamente me dijo que era una cosa grande”.

Según parece, el ELN ha hablado con gente del comité de Puno del Partido Comunista Peruano–Bandera Roja (PCP-Bandera Roja). El grupo Cahuide, una fusión del aparato político y militar del Comité Regional de Puno de los comunistas orientados a China, habría estado dispuesto a tomar parte en el proyecto guerrillero del ELN. Omar Benavides, miembro de Cahuide, habría hecho un reconocimiento del terreno en Sandia. La cooperación, sin embargo, no llegó a más porque, según cuenta Omar Benavides, el grupo no vio muchas perspectivas. Cahuide consideraba que la dirección del ELN en Puno no tenía las capacidades para organizar la lucha guerrillera; además, no estaba dispuesto a hacer expropiaciones para financiar la lucha guerrillera (entrevista, Benavides, 13/02/2011).

La falta de recursos humanos significó que la construcción del frente se estancó al nivel de hacer depósitos de armas y de alimentos y de explorar el área. Recorrieron la zona fronteriza con Bolivia hasta la ciudad de Reyes y trasladaron armas y municiones de Bolivia al Perú (entrevista, Ruíz, 21/06/2008; entrevista Li, 22/06/2008; entrevista, Pacheco, 28/06/2008; entrevista, Elías, 01/09/2008). Según Milciades Ruíz, solamente hacían actividades de carácter militar (entrevista, Ruíz, 21/06/2008).   Antonio Li (entrevista, 22/06/2008) señala, sin embargo, que también hubo un trabajo político. Se distribuyeron volantes en las universidades de Cuzco y pintaron consignas en las paredes. 

Los intentos para crear un frente guerrillero en el departamento de Puno no ha quedado desapercibida por la inteligencia militar DINTE. En un documento secreto del 18 enero de 1968, se decía lo siguiente: “Durante el primer semestre de 1967, las actividades subversivas en el campo se caracterizaron por una intensa labor de organización de grupos particularmente en Paucartambo, La Convención, Manu, La Mar, Carabaya-Sandia y en menor grado en la zona central y norte del país, realizada por el MIR, ELN y FALN. Dicha actividad se desarrollaba paralelamente con el movimiento del SE de “Bo” Bolivia, al parecer en forma coordinada y evidentemente alentada por los éxitos iniciales de las guerrillas en ese país” (Comandancia General del Ejército DINTE, 1968: 3).

Los trabajos logísticos tomaron todo el tiempo. Las armas y las municiones que venían de Bolivia fueron introducidas por etapas. Primeramente las trajeron a un determinado lugar directamente pasando la frontera con Perú. Luego, frecuentemente cargados por los mismos guerrilleros a pie y por las montañas, fueron trasladadas hacia el interior del departamento de Puno. De esta manera, se crearon una serie de depósitos de armas entre el departamento boliviano de La Paz y de la provincia peruana de Sandia. La idea era que los depósitos pudieran ser utilizados tanto por la guerrilla peruana como la boliviana (entrevista, Li, 22/06/2008; entrevista, Pacheco, 28/06/2008; entrevista, Calvo, 07/08/2008). 

La imposibilidad de apoyar con acciones armadas a la guerrilla en Bolivia y construir el frente guerrillero en Puno, incrementó las discrepancias entre el líder de la guerrilla en Puno y los militantes que trabajaron en Lima. Antonio Li (entrevista, 22/06/2008): “Yo tuve discusiones ahí con el compañero Cápac. Él era de la idea de levantarse en Puno, tenía ciertas divergencias con la gente de la ciudad. Él conversaba conmigo y decía:

―Vamos a levantarnos.

Él quería levantarse hasta con diez hombres. Entonces comenzó a explorar el terreno de Puno por el lado de la selva. Yo nunca llegué por allá. Solamente estuve en Puno y en la ciudad de Juliaca. […] Él despreciaba a los de la ciudad, él decía:

―Son comemierdas, no trabajan, no hacen nada. Vamos a levantarnos― me decía.
Yo en cierta forma decía:
―Bueno, vamos a levantarnos, para eso estamos acá, pero no tenemos que ser tan imbéciles de levantarnos con diez personas porque ni siquiera hay una capacidad de fuego, ni hay cómo defenderse, no hay nada.

Militarmente, levantarse con diez personas es como formar un grupo de bandoleros, no una guerrilla. Yo pienso que una guerrilla tiene que tener por lo menos veinte personas como mínimo, para apoyar algo, para tener un cuerpo guerrillero”.

El grupo en Lima se ocupaba principalmente con actividades de propaganda y de reclutamiento de nuevos miembros en las universidades y en los sindicatos. También participaron en reuniones políticas públicas (entrevista, Pérez, 16/06/2008; entrevista, Ruíz, 21/06/2008; entrevista, Márquez, 23/06/2008). 

Entrevista con Hildebrando Pérez, 16 de junio del 2008; Entrevista con Milciades Ruíz, 21 de junio del 2008; Entrevista con Edilberto Márquez, 23 de junio del 2008). Milciades Ruíz (entrevista, 21/06/2008): “Cuando Juan Pablo se hace cargo de la red urbana, él desarrolla un trabajo político amplio. Sacó un periódico que se llamaba Masas, comenzaba a sacar publicaciones, boletines, textos marxistas y hacer trabajos a mimeógrafo. Los otros miembros de la red urbana estaban felices porque cómodamente participaban en una tarea; no les gustaba ningún riesgo”.

El 9 octubre de 1967, el Che y Juan Pablo Chang fueron asesinados. Sus muertes anunciaron el fin del ELN peruano. Aunque fue tan solo en los primeros meses de 1971 que se disolvió la organización guerrillera después de la liberación de Héctor Béjar el 24 diciembre de 1970 el grupo se fragmentó rápidamente después de la muerte del Che Guevara y de Juan Pablo (entrevista, Béjar, 07/04/2008; 14/06/2008). 

Antes del fracaso boliviano, el ELN había enviado, nuevamente, un contingente de unos 12 revolucionarios a Cuba para ser capacitados en las tácticas y la estrategia de la guerra de guerrillas. Estos no fueron los 20 guerrilleros que Juan Pablo Chang prometió al Che Guevara. El grupo de 12 salió después a Cuba (entrevista, Elías, 01/09/2008). Entonces, el ELN tenía un total de 32 personas que fueron entrenadas o se habían entrenado en Cuba. Eso podría haber sido un muy bueno refuerzo para la guerrilla boliviana o también un número razonable para crear un foco en Puno. En 1965, la organización en Ayacucho llegó justo a un poco más de 20 combatientes.

Tras el asesinato de Juan Pablo Chang se formó una nueva dirección. Milciades Ruíz fue comandante general (entrevista, Pérez, 16/06/2008; entrevista Ruíz, 21/06/2008; entrevista, Li, 22/06/2008). Ahora, el énfasis fue puesto definitivamente en las preparaciones militares en el departamento de Puno (entrevista, Ruíz, 21/06/2008). Milciades Ruíz (entrevista, Ruíz, 21/06/2008): “Yo rompí con el estilo de trabajo que tenía Juan Pablo Chang. [...] Cuando yo me hago cargo, eso se acabó dar preferencia a las actividades urbanas. Acá todo el mundo a trabajar para la guerrilla”.

La continuación de la guerrilla habría sido apoyada por las autoridades cubanas (entrevista, Elías, 01/09/2008). Un mes después de la muerte del Che Guevara y de Juan Pablo Chang, la construcción del frente en Puno fue parado. Milciades Ruíz (entrevista, 21/06/2008) relató lo siguiente: “Al caer el diario del Che en manos del enemigo, caía también la información de que había un frente en Puno a cargo de Cápac. […] Después la policía comenzó a indagar y recién se supo que Cápac era Milciades Ruiz, pero antes no sabían. Entonces, delatado nuestro lugar, el enemigo iba a ir a toda esta zona porque ya tenía la información. Como cayó la guerrilla del Che, que era la parte principal, entonces nosotros por medidas de seguridad suspendimos las operaciones en Puno”.

6. Conclusiones

Che Guevara fue un internacionalista. El consideraba que la lucha guerrillera continental en América Latina no solo era esencial para la supervivencia de la Revolución Cubana, sino para cualquier intento que tenía como objetivo liberar América Latina del yugo imperialista. Según el Che, el imperialismo estaba preparando la represión de los pueblos latinoamericanos. Esta represión continental debería ser respondida por una lucha guerrillera continental.

Se debería levantar un frente guerrillero continental que debería ser capaz de combatir eficazmente el imperialismo y sus aliados internos. Este frente tenía que estar conformado por varias organizaciones guerrilleras que, si bien actuando individualmente, podrían contar con un cierto nivel de coordinación continental.

Se puede argumentar que el proyecto guerrillero continental del Che se inició en 1965 con el intento de internacionalizar el ELN peruano. Se propuso, y se acordaron, que Guevara y los internacionalistas cubanos reforzarían la lucha guerrillera dirigida por el ELN en el departamento de Ayacucho. La derrota del ELN en diciembre de 1965 instó al Che a cambiar su punto de partida.

Las relaciones entre Guevara y el ELN peruano date desde principios de la década de 1960 cuando se fundó esta organización guerrillera en Cuba. De hecho, desde su fundación el ELN peruano fue apoyado por el gobierno cubano. Por lo tanto, su inserción en el proyecto guerrillero continental del Che no es sorprendente.

En el sur de Bolivia se estableció una base guerrillera continental que tenía que funcionar, principalmente, como un centro de formación. La lucha debería llevarse a cabo en el centro y en el norte de Bolivia. Aunque Guevara cambió el sitio para el inicio de la lucha guerrillera continental, el ELN peruano mantuvo su papel clave dentro del proyecto. Un nuevo frente guerrillero que se establecería en el sur de Perú, en el departamento de Puno, podría tener ayuda de los internacionalistas cubanos.

La importancia del ELN peruano en el proyecto guerrillero continental del Che puede evidenciarse por, en primer lugar, la intención de Guevara para participar en la lucha guerrillera en 1965 en el departamento de Ayacucho. Las discusiones acerca de la ubicación del frente guerrillero en Bolivia forman la segunda evidencia. Se puede sustentar que estas conversaciones apuntaban a zonas cercanas a la frontera con Perú. De hecho, no se tenía la intención de iniciar la guerra de guerrillas en el sur de Bolivia sino en el departamento de Alto Beni, cerca de la frontera de Perú, o en el departamento de Cochabamba, en el centro del país. La tercera y cuarta indicación es la participación de militantes del ELN peruano en la guerrilla boliviana dirigida por el Che Guevara y el apoyo financiero como también las facilidades de entrenamiento ofrecidas por las autoridades cubanas con el fin de construir un frente guerrillero en el departamento de Puno. Por último, la quinta prueba que evidencia la importancia del ELN peruano en el proyecto guerrillero continental del Che es el trabajo del ELN peruano para establecer un corredor logístico y depósitos de alimentos y de armas entre el departamento de Puno y el supuesto frente guerrillero en el departamento de Alto Beni, en Bolivia.

En su biografía sobre el Che, Anderson (636-637, 2010) se refería a “la polémica sobre cuál era el destino verdadero de la siguiente ─y última─ empresa guerrillera del Che”. Para este artículo no ha sido posible acceder a los archivos militares cubanos. Con el fin de obtener un conocimiento completo de los esfuerzos de Guevara para establecer un frente guerrillero continental, consideramos que es necesario que se abran estos archivos para la investigación.

A pesar de la “polémica” como mencionó Anderson, este artículo ha demostrado que el destino de Guevara fue la creación de un proyecto guerrillero con dimensiones continentales. El ELN peruano jugó un papel clave en este proyecto, aunque, al final, el Che no participó personalmente en la guerrilla peruana en el departamento de Ayacucho.

En este artículo se ha puesto de manifiesto las estrechas relaciones militares entre el ELN peruano y boliviano. Aunque, debido a una variedad de razones, ha sido muy difícil para levantar un frente guerrillero en Puno y la lucha en Bolivia se inició antes de que la base guerrillera en Puno fue realmente establecida, la historia contemporánea del Perú y de Bolivia podría haber sido diferente si las preparaciones en Puno se habían terminado antes de que el Che y Juan Pablo Chang fueron asesinados.

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Archivos

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Entrevistas exmilitantes del ELN

Béjar, Héctor, 24 de marzo de 2003; 31 de marzo de 2003; 7 de abril de 2003; 24 de mayo de 2003; 2 de junio de 2003; 9 de junio de 2003; 14 de julio de 2008; 21 de julio de 2008; 4 de agosto de 2008, Lima.

Calvo, Igor, 7 de agosto de 2008, Lima.

Dagnino, Julio, 26 de diciembre de 2003, Lima.

Elías, Alaín, 14 de mayo de 2003; 21 de mayo de 2003; 13 de junio de 2003; 20 de agosto de 2008; 1 de septiembre de 2008, Lima.

Guevara, Néstor, 12 de noviembre de 2005, Lima; 26 de julio de 2008, Cusco.

Li, Antonio, 22 de junio de 2008, Lima.

Márquez, Edilberto, 25 de mayo de 2005, Lima.

Pacheco, Antonio, 28 de junio de 2008, Lima.

Pérez, Hildebrando, 16 de junio de 2008, Lima.

Ruíz, Milciades, 21 de junio de 2008, Lima.

Entrevista exmilitante del FALN

Samaniego, Fernando, 16 de septiembre de 2009, Lima.

Entrevista exmilitante grupo Cahuide

Benavides, Omar, 13 de febrero de 2011, Lima.

Entrevista exmilitante del MIR

Gadea, Ricardo, 1 de mayo de 2003, Lima.

Correspondencia exmilitantes del ELN

Lama, Abraham, 26 de julio de 2009.

Ruíz, Milciades, 28 de junio de 2008.


Poemas a Ernesto Che Guevara 


Julio Cortázar: Che

Yo tuve un hermano.
No nos vinos nunca
pero no importaba.
Yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía.
Lo quise a mi modo,
le tomé su voz
libre como el agua,
caminé de a ratos
cerca de su sombra.
No nos vimos nunca
pero no importaba,
mi hermano despierto
mientras yo dormía,
mi hermano mostrándome
detrás de la noche
su estrella elegida.

Paúl Demiurgo: Ser de Pólvora y Ternura

“ Al Che’ Guevara a 30 años de su vida una luz
que mitiga el barro de la gente...”
La flor se hizo mecha en la sierra,
al saber del Junio que te dieron al mundo
como brisa para domar los oleajes.
Tu amor escogió espinas para cubrir las sombras
y en el monte astral te esperaban
comandante Che´ Guevara.
Tus ojos crucificaron a la muerte
el tristido acezante de tu pecho alegrábase
por el alma revolucionaria de las masas
y cual grito de metralla, tus ideas libertarias
desfilaron con el puño las mataduras siderales
para que los niños no deshojen la pena de sus venas.
En la brecha del destino,
se quedó el beso de tu fusil y la victoria
la marcha del poeta que aniquila la torpeza
de quien saquear nuestros terruños anda.
Hombre que no reposas,
el sudor de tus pisadas eran llanto de arterias
retorcidas entre piedras, infundió olivo
de tus sueños en el cañón y la guitarra,
un canto bravo, combatiente,
compañero Che’ Guevara.
Ardiendo quedaste en la montaña,
tu cuerpo se hizo sol extático, fe pueblerina
que se arrebata de las garras del olvido
escogiste descansar en sabana de oprimidos
campo, aire, flores, bañándote en el río
para ausentar tus temores y los míos.
Apresurado Octubre que sobrepaso tu vida
las balas no fueron tu agonía
la luz de tu mirada supo reírle a la muerte
y ornando el orgullo del horizonte
te quedaste como un ave comandante
para que suene el alba revolucionaria.
Tu sueño se perenniza
en los campos, ciudades y mares
cual eco juvenil de los comunes
que anuncian con el puño tu lucha libertaria
cuando pasan.
En Cuba tu sangre escribió la gloria y
en Bolivia emprendiose la senda enrojecida
de nuestro camino y tu vida para siempre....

Comandante Che’ Guevara

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