lunes, 1 de febrero de 2021

Economía

Cuarentena e Idealismo

César Risso

LA ESTRUCTURA ECONÓMICA de nuestro país no da margen para solucionar el problema que enfrentamos por la pandemia.

        La explotación capitalista ha hecho estragos en la vida y en las instituciones que se han ido forjando. Los intereses de la burguesía y las reacciones individuales, de grupo y de clases han ido configurando lo que hoy tenemos.

        Nuestra formación económico-social es capitalista; es un capitalismo que convive con las comunidades campesinas de la sierra, con las comunidades nativas de la selva, con los pequeños propietarios del campo, con los microempresarios, con los artesanos y con los trabajadores informales, así como con los trabajadores familiares no remunerados, a lo que hay que añadir la esclavitud que se da sobre todo en la extracción ilegal de oro. El capitalismo peruano sustenta sus extraordinarias ganancias en el sometimiento no solo de los obreros, sino en el sojuzgamiento de los trabajadores que se desenvuelven en todas las demás formas de organización económico y social. Todas estas otras formas económicas producen bienes-salario baratos, lo que provoca la disminución del valor de la fuerza de trabajo beneficiando a la burguesía. También producen bienes y servicios que utilizan las grandes y medianas empresas, con lo cual evidentemente reducen el costo de producción asegurándose un margen de utilidad mayor.

        El capitalismo en el Perú, por su condición de semicolonial, está dominado por el imperialismo, es decir, que para funcionar tiene necesariamente que servir a los intereses de la burguesía imperialista. Diversos sectores de la gran burguesía en el Perú se encuentran directamente asociados a los negocios del imperialismo. Para abreviar, las formas conocidas de dominación del imperialismo como la inversión extranjera directa, la deuda externa, el comercio exterior, etc., entran a configurar la formación económico-social peruana.

        La cuarentena se presenta como una medida extrema, para evitar el aumento de contagios y la secuela de muerte por el covid-19. Sin embargo, quienes viven de su trabajo diario, aquellos que si no trabajan un día no comen ese día; aquellos que se encuentran desempleados, o que han visto reducir sus remuneraciones, no tienen muchas posibilidades de superar la pandemia sin verse cruelmente afectados. Entre estos, la cuarentena es prácticamente la condena a muerte, al igual que la pandemia. Nuestra estructura económica, nuestra formación económico-social, dominada por el capitalismo, nos ha dejado en estas condiciones.

        El riesgo de contagio y de muerte es mucho mayor en personas que se ven obligadas a salir para desarrollar actividades que les permita proveerse de recursos monetarios para su sustento y el de su familia. En este grupo se encuentran los trabajadores informales, que como sabemos es la situación en la que se encuentra la mayor parte de trabajadores.

        La burguesía vive de la explotación del trabajo bajo la forma de salario. Vale decir que la remuneración del trabajador (salario) es solo una parte del nuevo valor creado por el trabajador directo, mientras que la otra parte va a parar al bolsillo de la burguesía. Esta es la esencia de la explotación capitalista. Esto es lo que hay que cambiar.

        En la actual pandemia, a la burguesía no le interesa que se paralicen las actividades económicas, puesto que esta vive de la extracción de plusvalía que se da en el proceso de utilización de la fuerza de trabajo viva. Es decir, en cada segundo, minuto u hora que el trabajador despliega su fuerza de trabajo, crea un valor que remunera su esfuerzo bajo la forma de salario, pero a la vez crea el valor que se apropia la burguesía. De modo que a la burguesía no le conviene la paralización de las actividades económicas.

        La tardía y tibia cuarentena impuesta por Francisco Sagasti responde precisamente a esta exigencia de la burguesía, de no paralizar significativamente la actividad económica. Sin embargo, por la estructura económica de nuestro país, las consecuencias de la cuarentena serán tanto o mayores que las consecuencias de la pandemia. Lo que cambia es la forma, pero no el contenido. La forma a la que nos referimos es el impacto que tiene la pandemia en la población. Las clases trabajadoras, en su diversidad, todas sometidas al interés del capitalismo, por la sobre explotación que se ejerce sobre ellas, y por el sometimiento del Estado a los intereses de la clase social a la que representa, independientemente de quién sea el partido o la persona que gobierna, hace recaer los efectos negativos sobre las clases trabajadoras.

        A pesar de la paralización de ciertas actividades económicas, el estado burgués encuentra la forma de favorecer a la burguesía, disminuyendo así el perjuicio que esta “sufre” por la paralización de actividades. La disminución del impuesto a la renta, entre otras medidas del gobierno, le permite a la burguesía conservar e incrementar sus ganancias.

        Veamos cuál es la situación a nivel planetario.


“El virus representa un riesgo mayor para los más vulnerables: los que viven en la pobreza, las personas mayores y las personas con discapacidad y enfermedades preexistentes.

En algunos países, se ven amplificadas las desigualdades en materia de salud, pues no solo los hospitales privados, sino también las empresas e incluso los particulares están acaparando equipo valioso que se necesita urgentemente para todos.

Las consecuencias económicas de la pandemia están afectando a quienes trabajan en la economía informal y en empresas pequeñas y medianas, así como a quienes tienen responsabilidades de cuidado, la mayoría de los cuales son mujeres.

Cien millones de personas más podrían verse empujadas a la pobreza extrema. Podríamos ser testigos de hambrunas de proporciones históricas.

Se ha comparado al COVID-19 con una radiografía que ha revelado fracturas en el frágil esqueleto de las sociedades que hemos construido y que por doquier está sacando a la luz falacias y falsedades:

La mentira de que los mercados libres pueden proporcionar asistencia sanitaria para todos […]”1

Como se puede apreciar, las condiciones e ideas son más o menos las mismas, lo que da cuenta de que en el mundo domina el sistema capitalista. Las ideas que se esgrimen como descripción de la situación que afrontamos se basan en la “desigualdad”, la “vulnerabilidad”, “mercados libres” (neoliberalismo), etc. Todo esto, en tanto describa la situación, puede pasar como cierto, siempre y cuando se consideren como aspectos de una totalidad, que debe incluir la causa de todos estos males. Hablar de desigualdad, de vulnerabilidad, etc., sin considerar la causa es simplemente dejar la puerta abierta para echar mano de cualquier respuesta. Por ejemplo, se dice que entre otras causas, la situación actual, incluso antes de la pandemia, se debe al patriarcado (desigualdad de género), al racismo, al “supremacismo blanco” y al neoliberalismo.

        Todas estas supuestas causas de la desigualdad, de la pobreza, etc., esquivan y ocultan la verdadera causa: la explotación capitalista.

        Basándose en estas explicaciones, promovidas por el propio imperialismo, puesto que es imposible negar lo que se vive en el mundo actualmente, las instituciones financieras internacionales están reconociendo las consecuencias catastróficas de la actual pandemia. Si la población es diezmada, ya sea por los millones de muertos que la pandemia pueda ocasionar, como por la disminución de la capacidad física e intelectual de los trabajadores, la burguesía no tendrá a quién explotar. De modo que lo que no son capaces de ver los burgueses individuales a nivel mundial, así como en los países semicoloniales como el nuestro, lo ven los organismos financieros internacionales, como representantes de la burguesía planetaria, que vigila y cuida sus intereses generales.

        Las diferentes ONGs a nivel mundial, como a nivel local, de forma inadvertida, o consciente, han ido trabajando temas parciales que unidos configuran la sustentación de la propuesta que ahora están asumiendo las instituciones financieras internacionales. Que el neoliberalismo (política de libre mercado) ha causado la desigualdad, la pobreza, el cambio climático, etc., que en el marco de la pandemia que afrontamos se agudizan hasta llevarnos a una situación en la que es insostenible seguir viviendo como hasta hoy. Por ello, ahora de la mano con las ONGs que ellas mismas han financiado, proponen superar el neoliberalismo.

        La burguesía, a nivel planetario, por medio de sus representantes, está reconociendo que el grado de explotación a la que ha sometido a los trabajadores en todo el mundo, y sobre todo en las semicolonias, ha pasado todos los límites, y por lo tanto, atribuyéndole carácter de sujeto a la expresión “neoliberalismo”, se desmarca de la responsabilidad de haber aplicado la política neoliberal. Es decir, tratan de hacernos ver que el capitalismo y el neoliberalismo son dos cosas distintas; e incluso, que el capitalismo es sinónimo de lo natural, que se encuentra en la “naturaleza humana”, que la economía no puede funcionar de otro modo, y que por lo tanto no tiene sentido luchar por cambiarla. En todo caso, nos proponen que lo que se puede dejar de lado, o abandonar, es la forma neoliberal de llevar adelante la economía. Que el “neoliberalismo” es el “responsable” de la pobreza, desigualdad, cambio climático, etc., a los que se añade, para reforzar su propuesta, el patriarcado, el racismo, etc., con lo cual desmarcan al capitalismo de lo que ha provocado, puesto que estos últimos tienen un origen anterior al dominio de la burguesía.

        Así, las ONGs con el financiamiento recibido a nivel internacional, se pueden apreciar en su verdadera dimensión: son las organizaciones que han analizado problemas parciales generados por el capitalismo, para encontrar respuestas que sumadas, den la pauta de la forma en la que la burguesía imperialista debe justificar la situación actual y la necesidad de cambiarla, sin dejar de lado la explotación capitalista.

        En otras palabras, paralelamente a la política neoliberal, la burguesía imperialista encargaba a la intelectualidad pequeño burguesa elaborar estudios parciales para llegar a una “solución” general, como alternativa para continuar con la explotación de los trabajadores en todo el mundo.

        De no ser así, no se podría entender el carácter de las siguientes afirmaciones:


“Pero otros principios de nuestro sistema económico global necesitarán ser reevaluados con una mente abierta. El principal de ellos es la ideología neoliberal. El fundamentalismo del libre mercado ha erosionado los derechos de los trabajadores y la seguridad económica, ha desencadenado una carrera desreguladora hacia el fondo y una competencia fiscal ruinosa, y ha permitido el surgimiento de nuevos monopolios globales masivos.”2

 

 

En el mismo sentido,

 

“El FMI dice que los países deberían considerar implementar impuestos sobre el patrimonio para aumentar los ingresos durante la pandemia en un documento de política publicado recientemente.

En los últimos años, el FMI ha cambiado su enfoque y ha recomendado políticas destinadas a reducir la desigualdad.”3

Al responsabilizar al neoliberalismo de todos los males, y evadir así la responsabilidad de la burguesía que domina en el sistema capitalista, lo que se hace es sustentar su análisis en el idealismo. Aunque de la forma en que desarrollan sus análisis y los publican, aparecen como coherentes, lo cierto es que bien evaluados, no son otra cosa que la imposición del idealismo (subjetivismo). Nos proponen que el efecto genera la causa, cuando es a la inversa; que la forma genera el contenido; que el fenómeno crea la esencia.

        Evaluemos rápidamente la propuesta idealista a la luz de la situación actual. La forma neoliberal aparece en estas propuestas como la responsable de la pobreza y la desigualdad, cuando lo cierto es que es el contenido del capitalismo, la explotación de los trabajadores y la extracción de plusvalía lo que genera los males del capitalismo. Esto nos conduce a luchar no solo contra la forma neoliberal, sino sobre todo contra el contenido capitalista. La pobreza, la desigualdad, la crisis, etc., son fenómenos que en su diversidad expresan la esencia de la explotación capitalista. Se deduce de esto, que debemos apreciar los fenómenos no de manera aislada, sino en su totalidad, en su generalidad para comprender que son aspectos de una misma esencia, que es justamente la que debemos cambiar. Todos estos males que se pretende superar por parte de la burguesía planetaria, son efectos de las mismas causas que han estado operando durante el predominio de la burguesía, que se sustenta en la propiedad privada de los medios de producción, y en el sistema de trabajo asalariado.

        Si bien muchos sectores de trabajadores se han dejado seducir por las propuestas burguesas, es necesario desarrollar un arduo trabajo de esclarecimiento para enrumbar las luchas de los trabajadores hacia el objetivo de superar el sistema capitalista en sus diversas variantes.

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(1) https://www.un.org/sg/es/content/sg/statement/2020-07-18/secretary-generals-nelson-mandela-lecture-%E2%80%9Ctackling-the-inequality-pandemic-new-social-contract-for-new-era%E2%80%9D-delivered

(2) Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial, organismo responsable del foro de Davos,https://www.weforum.org/agenda/2020/10/coronavirus-covid19-recovery-capitalism-environment-economics-equality/

(3) https://www.businessinsider.fr/us/governments-wealth-taxes-imf-new-source-revenue-coronavirus-economy-consider-2020-4


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