sábado, 1 de agosto de 2020

Economía

Mensaje Presidencial: Entre lo Público y lo Privado en el Capitalismo Peruano

César Risso

A PESAR DE LAS INVERSIONES propuestas por el gobierno, ha habido duras críticas de parte de los intelectuales burgueses al mensaje presidencial. Lo que probablemente molesta a la burguesía no es el hecho de adjudicarse las obras propuestas por el gobierno, por lo cual va a tener ingentes ganancias, sino que con dichas obras se fortalezca el Estado, dejando la gestión en manos de este y, restando con ello, las ganancias de la burguesía. Es decir, la burguesía pretende que el Estado sea, desde el punto de vista económico, cada vez más pequeño, para que así el sector privado haga suyas las ganancias en el desenvolvimiento y explotación de dichas actividades, como las relacionadas con la salud, que por ahora el Estado está asumiendo.

        Toda actividad económica asumida por el Estado resta posibilidades a la burguesía privada de obtener las ganancias correspondientes. La burguesía quisiera las manos libres para extraer plusvalía a raudales de la explotación directa de los trabajadores; para aprovechar, a través de los monopolios que gobiernan nuestra economía y a toda la sociedad, a través de innumerables mecanismos, incluidos los de la corrupción y el narcotráfico, todas las posibilidades que el “libre mercado” le permita, aunque este libre mercado lo es en apariencia, puesto que es la envoltura del dominio de los monopolios.

        Uno de los reclamos que le hace la burguesía al gobierno es que no le hayan encargado al sector privado la distribución de las canastas, entre otros productos, en el marco de la pandemia. Técnicamente es posible que el sector privado de la burguesía pueda haber logrado con mayor éxito que el Estado esta tarea. Pero la burguesía no se mueve sin ganancias. Por ello, está claro que lo que la burguesía pretendía era que se privatice la ayuda social, para obtener más ganancias.

        Se reclama que es la inversión privada y no la pública la que va a permitir salir de la crisis actual. Al respecto, habría que decir en primer lugar que la inversión, sea pública o privada, es capitalista. Esto es, se basa en la explotación de los trabajadores, y en el favorecimiento de los sectores de la burguesía que hacen uso de los servicios públicos. En segundo lugar, como ya hemos señalado, la inversión pública está compuesta de obras que realiza por vía de contrato el sector privado. Es decir, el sector privado, realiza las obras obteniendo las ganancias correspondientes. En consecuencia, la contraposición entre inversión pública y privada que hacen los intelectuales burgueses, expresa, de una lado los conflictos entre diversos sectores de la burguesía, y, de otro lado,  la concepción general de la burguesía que quisiera que el Estado desaparezca, en el sentido económico; pues en otro sentido, el Estado es el protector de los intereses de la burguesía: en el de la justicia, de las fuerzas armadas y policiales, etc.

        Entre las frases generales que encubren el verdadero mensaje a la Nación, dice Martín Vizcarra:


“Consciente de ese antecedente histórico, me dirijo a los peruanos desde la sede del Congreso de la República, con un mensaje de renovación, unidad y esperanza.”

Debería haber agregado que la renovación se refiere a la continuación del dominio del sistema capitalista en las nuevas condiciones; que la unidad significa estar organizados alrededor justamente de esta explotación; y que la esperanza, está ligada indisolublemente a esta misma continuidad en la forma capitalista de explotación de los trabajadores peruanos, y a la sujeción al dominio del imperialismo.

        Entre sus falsas promesas, bajo la forma de su interés personal, plantea:


“Quiero, por ello, ratificar mi confianza en que nuestro país logrará superar este nuevo desafío, por más difícil que sea, y continuará proyectándose como una nación fuerte, justa, desarrollada, por el bien de esta y las futuras generaciones.”

Esta proyección no es otra que la de una idílica posibilidad de que nuestro país pueda industrializarse en el marco de la fase actual, imperialista, del capitalismo. A qué sociedad justa puede referirse Martín Vizcarra, si el capitalismo no solamente explota a los trabajadores a través de diferentes modalidades, sino que además genera el ejército industrial de reserva (desempleo, subempleo, etc.), y por lo tanto es una sociedad basada en la desigualdad, en la explotación de la burguesía sobre las demás clases sociales y sobre todos los trabajadores. Es, en todo caso, la justicia burguesa a la que se refiere.

        Lo que Martín Vizcarra señala como su quehacer desde la Presidencia de la República está planteado en los siguientes términos:

 

“Desde el primer día de mi gobierno tuvimos claro la magnitud del desafío y, por ello, trazamos los cinco ejes que constituyen la base de nuestra gestión:

 

1. Integridad y lucha contra la corrupción

2. Fortalecimiento institucional para la gobernabilidad

3. Crecimiento económico equitativo, competitivo y sostenible

4. Desarrollo social y bienestar de la población; y

5. Descentralización efectiva para el desarrollo.”

Consideremos de estos cinco objetivos, a modo de ejemplo, el de “Crecimiento equitativo, competitivo y sostenible”. ¿Qué puede significar en una economía donde domina la burguesía y el sistema de trabajo asalariado? El crecimiento lo es porque hay un incremento de la producción, que no consiste necesariamente en el aumento de la cantidad de bienes y servicios, sino en la expresión monetaria de este aumento. Por ejemplo, el PBI crece cuando a pesar de una disminución de las exportaciones de cobre, el precio de este mineral en el mercado mundial aumenta. Sabiendo que la actividad minera es consecuencia de la inversión extranjera directa, por lo cual el beneficio queda en manos de la burguesía imperialista, pero en las cifras del PBI aparece como crecimiento de la economía peruana. Pero esto además implica que el crecimiento no es equitativo, sino todo lo contrario. Así, el adjetivo “equitativo” aparece como una expresión que intenta hacer pasar la política burguesa como la aspiración, como los deseos de los peruanos en general, y que en esa medida debe ser apoyada. Del mismo modo, los adjetivos “competitivo” y “sostenible”, expresiones de moda en la jerga burguesa, y que circulan por todas partes, no hacen sino encubrir lo que verdaderamente significa el dominio de la burguesía y la explotación capitalista. Más aun cuando lo “competitivo” está asociado a la reducción “legal” de los derechos de los trabajadores (ya ha habido varios intentos en este sentido), y lo “sostenible” a la promoción e incentivos a la inversión privada nacional e imperialista, por ejemplo a través de la devolución de los impuestos y/o la exoneración de los mismos.

        La incapacidad para ver cuál es la causa de la situación por la que estamos atravesando se aprecia en la siguiente declaración:

 

“Esta emergencia sanitaria, una de las peores de la historia, ha desnudado la precariedad y las graves deficiencias en nuestro sistema de salud. Seamos hidalgos y objetivos en reconocer: durante décadas la salud no ha sido una prioridad. Durante décadas la salud no ha estado en la agenda pública. Durante décadas la salud no estuvo en la agenda pública, durante décadas la salud fue olvidada y postergada.”

Lo que ha desnudado esta crisis sanitaria es, sobre todo, el carácter explotador del capitalismo, y la inhumanidad de la burguesía, que ha mercantilizado todo. La salud es uno de los grandes negocios de la burguesía, es una mercancía más. Si el Estado, a través de los diversos gobiernos, dejó en manos de la burguesía el negocio de la salud, es porque le interesaba las ganancias de la burguesía –para esto trabajan precisamente los políticos e intelectuales representantes de la burguesía–, y para tal fin se retiró de la atención pública en la salud como parte de la política capitalista neoliberal.

        Entre los guiños a la burguesía en el mensaje presidencial, se tiene lo siguiente:

 

“Por ello, anuncio que destinaremos la mayor inversión de salud de la historia en el Presupuesto General de la República del 2021: cerca de 20 mil millones de soles para que todos los peruanos accedan a servicios de calidad.”

 

“En suma, este subsidio ha sido recibido por 6 millones de hogares y llegará a 8 millones y medio de familias a nivel nacional, por un monto total de 6500 millones de soles.”

En relación a estas dos menciones, una ya ejecutada y otra por ejecutarse, contienen la ganancia que ya recibió y la que recibirá la burguesía, pues como sabemos, toda mercancía, bajo la forma de “bienes” o de “servicios”, contiene plusvalía o trabajo no remunerado, y por lo tanto podemos deducir que la burguesía se habrá frotado las manos con las ganancias obtenidas, y se las seguirá frotando con las ganancias por obtener. Pero esto no le basta a la burguesía.

        Para promover el interés de la burguesía en este gobierno, se usa las necesidades insatisfechas de la población: 


“La pandemia nos plantea la urgencia de mejorar nuestros servicios sociales. Hemos dado grandes pasos, sin embargo, aún quedan muchos retos que como gobierno tenemos previsto abordar.”

Esta es una frase recurrente: Hicimos bastante, pero falta mucho. Interpretado desde el punto de vista burgués, quiere decir que la burguesía peruana no ha ganado lo suficiente, y que hay mucho trabajo, muchas “oportunidades” de seguir ganando, y que por lo tanto la burguesía no debe desesperar. Es inevitable que las ganancias se expresen en la envoltura material de bienes y servicios, que contienen valor de uso. Pero está claro que lo que la burguesía busca no es favorecer a la población sino ganar cada vez más.

        He aquí un ejemplo de la forma velada en la que se expresa el apoyo a las empresas durante la pandemia:

 

“Para proteger el empleo y sostener al tejido empresarial de la economía, brindamos también medidas de alivio tributario a las empresas y subsidiamos la planilla a fin de evitar que la caída de los ingresos de las empresas afecte la remuneración de los trabajadores. Junto a estas medidas utilizamos otros instrumentos para minimizar el impacto de la crisis sobre el empleo.”

Este subsidio a las empresas para no afectar las remuneraciones de los trabajadores no ha sido otra cosa que un apoyo disfrazado para las empresas.

        Una de las mayores evidencias de la falsedad e hipocresía de las propuestas en el mensaje presidencial la tenemos en el siguiente párrafo:

 

“La minería constituye hoy un componente esencial para el crecimiento económico del país. Necesitamos un sector minero fortalecido y competitivo pero, a su vez, responsable con el medio ambiente y cuya actividad se desarrolle en armonía con los derechos de las comunidades y las personas. Necesitamos que la riqueza generada por la actividad minera, se transforme en más oportunidades y desarrollo para todos los peruanos, en especial, para aquellos que habitan sus zonas de influencia.”

En momentos en que los pobladores de Espinar enfrentan a la empresa minera Glencore Antapaccay, y que el gobierno no atiende sus pedidos, respondiendo con represión, con un saldo trágico de tres pobladores muertos, las declaraciones de Martín Vizcarra aparecen como el más descarado intento de encubrir no solo sus verdaderas intenciones sino a los responsables de las muertes directas y de la muertes por contaminación por metales pesados de que son víctimas los comuneros de Espinar.

         Con respecto a la llamada Ley Antimonopolio, se nos dice:

 

“Por esta razón, mi gobierno aprobó la Ley Antimonopolio que es el marco legal para el control previo de operaciones de concentración empresarial, poniendo a nuestro país a la par de la mayoría de economías desarrolladas. Con este mecanismo, que exige que toda fusión empresarial con impacto en los mercados cuente con autorización previa del INDECOPI, el Estado fortalece el sistema de defensa de la competencia, con el fin de prevenir posibles abusos de monopolios u oligopolios que perjudiquen al consumidor.”

Las leyes antimonopolio en el mundo no han eliminado el monopolio, ni afectan significativamente a las empresas monopolistas. Solo hacen posible que el dominio monopolista de la economía mundial cambie ligeramente de forma. La época del imperialismo, de la dominación de los monopolios, está en plena vigencia, y ninguna legislación podrá borrarla. Solo el socialismo proletario podrá superar esta fase de dominación.

        La competencia es el aspecto formal, así como las variadas formas en la que los monopolios dominan nuestra economía y, con ella, a toda la organización burguesa de la sociedad. Pero el contenido no ha cambiado, ni cambiará mientras el capitalismo siga siendo la forma de la organización social de la producción.

        Por todas partes el mensaje presidencial se refiere a la explotación capitalista en una forma velada, sin dejar de caer en contradicciones que revelan su verdadero sentido:

 

“Estas reformas son el punto de partida de una serie de cambios que deben continuar si realmente queremos abrir una nueva etapa para el Perú. Seguimos atendiendo la emergencia sanitaria, pero también necesitamos atender la emergencia institucional. La mejor calidad de vida se logra con salud, empleos bien remunerados y buena educación, pero también con instituciones sólidas y representativas, libres de corrupción, como base de la democracia.”

 

“La defensa de los derechos humanos es un factor clave para una sociedad justa y democrática. Por ello, junto a más de 120 instituciones del Estado, el sector empresarial, la sociedad civil, los pueblos indígenas y los sindicatos venimos trabajando en el Primer Plan Nacional de Acción sobre Empresas y Derechos Humanos del país. De este modo se busca combatir la informalidad, disminuir las brechas de igualdad de oportunidades y derechos en el ámbito empresarial, así como desterrar y prohibir prácticas contrarias a la dignidad humana o que vulneren derechos fundamentales, como el trabajo infantil o cualquier forma de explotación.”

De lo que se trata es de que la informalidad desaparezca, pero que se les dé a las empresas en esta condición las facilidades para que puedan seguir operando: esta condición es la de trabajadores sin derechos. La ley privará de derechos, o dicho con otras palabras, se legalizarán las condiciones laborales que permitan sostenerse a las empresas informales, y así pasar a la formalidad, restándoles derechos a los trabajadores. Sin embargo se afirma que promoverán los empleos bien remunerados.

        En el campo de la política, se afirma en el mensaje presidencial que:

 

“Gracias a la madurez y la fortaleza del pueblo peruano, pudimos garantizar la continuidad institucional y, exactamente, en un año entregaremos la posta al nuevo presidente que los ciudadanos elijan. La lucha frontal contra la corrupción avanzó, a pesar de algunos obstáculos y resistencias, pero hoy el país entero es consciente de la necesidad de erradicar por completo este flagelo. Tras la crisis que derivó en la disolución constitucional del Congreso, los peruanos fuimos capaces de renovar la representación parlamentaria en elecciones limpias y transparentes. Las reformas judicial y política también están encaminadas para construir instituciones sólidas, legítimas y representativas y fortalecer la democracia.”

Las reformas política y judicial, pueden en alguna medida aminorar la corrupción y el abuso de poder, pero no pueden cambiar la fuente de dicha corrupción y abuso de poder. De modo que mientras exista el capitalismo, el poder político se encarga de sostener a la burguesía en el poder, y en el ejercicio de la explotación económica para la extracción de plusvalía. La legalidad burguesa no puede ser otra.

        La propuesta política final para cumplir con todo lo propuesto en el mensaje presidencial se encuentra en la siguiente afirmación:

 

“Es por eso, atendiendo a la demanda ciudadana de unidad, es que quiero aprovechar este momento para convocar a todas las fuerzas políticas a construir un nuevo acuerdo básico: EL PACTO PERÚ.”

Esta propuesta es la búsqueda de la unidad política para llevar a cabo los planes de la burguesía sin mayores tropiezos. Con esto Martín Vizcarra redondea su faena en el gobierno del poder como representante de la burguesía.

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