El
Desarrollo de los Procesos Psicológicos Superiores
(Lev S. Vygotski)1
María Benel
EL TEXTO QUE VAMOS A COMENTAR es la
edición realizada por los docentes universitarios norteamericanos Michael Cole,
Vera John-Steiner, Sylvia Scribner y Ellen Souberman, atendiendo a una
solicitud de Alexander Luria. Sus fuentes fueron dos obras de Vygotski: la
todavía inédita Herramienta y símbolo en
el desarrollo de los niños (1930) y La
historia del desarrollo de las funciones psicológicas superiores (publicada
en el segundo volumen de las obras de Vygotski, Moscú, 1960). A partir de estos textos, proporcionados por
Luria, los editores compusieron un volumen dividido en dos partes: Teoría y datos básicos, constituida por
cinco capítulos, e Implicaciones
educacionales, conformada por tres.
Dado
que el estilo de Vygotski se tornó difícil a partir del agravamiento de su
enfermedad, los editores han incluido otros artículos y ensayos del gran
psicólogo soviético para explicar de manera más completa algunos capítulos. Asimismo,
han rastreado las fuentes bibliográficas que usó Vygotski, las que ya no tuvo
tiempo de registrar debido a su carrera contra el tiempo y contra la enfermedad
que lo aquejaba.
El
resultado es un libro poderoso, sintético y profundo, en el cual se puede
apreciar la sólida teoría vygotskiana (basada en el materialismo histórico y
dialéctico) sobre el origen social de las funciones psicológicas superiores, y
los múltiples caminos que de ella se desprenden hacia la pedagogía, la
educación de niños especiales, la enseñanza de la lectoescritura, etc. Caminos
que deberían ser retomados por todos aquellos que deseamos contribuir a una
concepción marxista en la educación y en la psicología.
1. Pensamiento y lenguaje
Premunido de una concepción
materialista del mundo, con profundas lecturas de Marx, Engels y Lenin (y de
las fuentes de ellos: Spinoza, Hegel), y conocedor de las investigaciones de
sus contemporáneos, Vygotski establece las siguientes conclusiones:
·
La inteligencia práctica (o pensamiento
práctico, cf. p. 43) y el lenguaje tienen orígenes distintos. Evolutivamente,
aquella hace su aparición primero (alrededor de los seis meses, según las
investigaciones citadas por Vygotski).
·
Cuando el lenguaje converge con la
actividad práctica se abre el camino para el desarrollo cognitivo más puramente
humano: la capacidad de abstracción.
·
El lenguaje, además de la función de
reflejar el mundo externo, cumple una función comunicativa y una función
planificadora.
Para comprobar sus conclusiones,
Vygotski y su equipo de trabajo desarrollaron experimentos donde pudieron
verificar la relación entre acción y lenguaje, y el papel de este último en la
resolución de problemas. En dichos experimentos, Vygotski puso en práctica el
método de la doble estimulación, del cual hablaremos más adelante.
Estos
experimentos mostraron que una vez que los niños pueden hablar, la forma en que
resuelven un problema se amplía. Es decir, pueden ir más allá de los estímulos
que conforman el espacio inmediato de la actividad. Pueden recurrir a otros
estímulos (palabras) para crear un plan específico de solución.
En
esa convergencia entre inteligencia práctica y lenguaje, Vygotski y sus
colaboradores identificaron dos estadios:
·
Primero, el lenguaje acompaña las
acciones del niño y refleja de manera desorganizada sus esfuerzos por
solucionar un problema.
·
Luego, el lenguaje precede a la acción;
es decir, ayuda a la formación de un plan que será realizado más adelante.
En palabras del propio Vygotski:
En
un principio, el lenguaje sigue a las acciones, está provocado y dominado por
la actividad. Sin embargo, en los estadios superiores, cuando el lenguaje se
desplaza hacia el punto de partida de una actividad, surge una nueva relación
entre la palabra y la acción. Ahora el lenguaje guía, determina y domina el
curso de la acción; la función
planificadora del lenguaje hace su aparición junto con la ya existente
función del lenguaje de reflejar el mundo externo (p. 53).
Ahora bien, Vygotski explica que las
funciones cognoscitiva y comunicativa del lenguaje son la base para la función
planificadora. Y aquí, la aplicación del materialismo histórico y dialéctico es
creativa y elegante. Veamos: el niño adquiere el lenguaje por la interacción
con los adultos que lo rodean. “Los signos y las palabras sirven a los niños en
primer lugar y sobre todo, como un medio de contacto social con las personas”
(p. 54). Este vendría a ser un uso interpersonal del lenguaje (lenguaje
socializado). Pero cuando, en una etapa posterior de su desarrollo, el lenguaje
se convierte en una ayuda para la acción posterior, el niño ya no lo utiliza
para dirigirse al adulto sino para dirigirse a sí mismo y planificar su propia
conducta. Este lenguaje socializado se interioriza, adquiere un uso
intrapersonal, además del interpersonal.De esta manera, lo social se demuestra
íntimamente ligado a lo individual. Se podría decir que un individuo se
constituye como tal porque logra “aplicar una actitud social a sí mismo”.
Aparente contradicción para un pensamiento metafísico; pero no para una concepción
dialéctica.
Finalmente,
Vygotski cierra la importancia del lenguaje y del símbolo yendo más allá del
papel que ambos cumplen en el desarrollo del niño. El lenguaje, con su función
planificadora, ha marcado la historia de la humanidad, al sentar las bases de
una actividad propiamente humana: el trabajo productivo.
2. El origen social de las funciones
psicológicas superiores
Vygotski da cuenta de que la relación
entre acción (uso de instrumentos, inteligencia práctica) y lenguaje influye en
varias funciones psicológicas, como la percepción, la atención y la memoria, y
contribuye a la formación de dos nuevas funciones: las representaciones
simbólicas y la acción voluntaria.
En
el caso de la percepción, establece con claridad que el sistema perceptivo
humano no es una “continuación directa y ulterior perfección de las formas de
la percepción animal, ni siquiera de aquellos animales más próximos al género
humano” (p. 58). ¿Por qué? Porque en el
ser humano, la percepción está mediatizada por el lenguaje. Esto quiere decir
que cuando, por ejemplo, el ojo humano observa dos líneas que se entrecruzan,
esta información no queda allí, sino que recibe un nombre: “una cruz”. A esto
es lo que Vygotski llama percepción de
objetos reales, “… yo no veo el mundo simplemente con colores y formas,
sino que también percibo el mundo con sentido y significado” (p. 61).
En
el desarrollo cognitivo del ser humano, la función inicial de etiquetar las
cosas con nombres da paso a la función sintetizadora del lenguaje, la que, a su
vez, genera formas más complejas de percepción. Esto puede observarse cuando se
percibe una melodía, donde además de percibir sonidos que corresponden a
determinadas notas musicales, percibimos un ritmo que nos transmite ciertas
emociones. Y si poseemos formación musical, que implica el manejo de un
lenguaje especializado, podremos tener una percepción más profunda de la
melodía escuchada (pertinencia de los movimientos, diálogo entre instrumentos,
etc.). He ahí la función sintetizadora del lenguaje y cómo genera niveles más
complejos de percepción. Como afirma Vygotski, esto no tiene analogía con
ningún proceso perceptivo del resto de animales superiores.
En
cuanto a la atención, Vygotski afirma que “… los estudios han señalado que la
capacidad o incapacidad de dirigir la propia atención es un determinante
esencial del éxito o el fracaso de cualquier operación práctica” (p. 63). Esta
afirmación se basa en que para realizar cualquier operación práctica, el ser
humano debe abarcar con su atención todos los campos perceptivos (pasados y
presentes), lo que se logra reconstruyendo las actividades separadas que son
parte de las operaciones necesarias. En esta reconstrucción juegan un rol
fundamental la memoria y el lenguaje. Como señala Vygotski:
A
través de formulaciones verbales de situaciones y actividades pasadas, el niño
se libera de las limitaciones del recuerdo directo y es capaz de sintetizar el
pasado y el presente para seguir sus propósitos.
(…)
Creado
con la ayuda del lenguaje, el campo temporal para la acción se extiende tanto
hacia adelante como hacia atrás. La futura actividad que puede incluirse en una
actividad continua está representada por signos (pp. 64-65).
La relación dialéctica entre el uso de
instrumentos (acción) y el lenguaje influye en las funciones psicológicas de
percepción, atención y memoria, generando la nueva función de representaciones
simbólicas. El ser humano alcanza, así, lo que se ha denominado dentro de la
Psicología no marxista: capacidad de abstracción o de operar mentalmente con
símbolos, sin un referente concreto. Sin embargo, la Psicología no marxista
–ajena a un enfoque histórico y dialéctico- no puede explicar la dinámica del
desarrollo humano que da como resultado la representación simbólica y tampoco
puede dar cuenta de la influencia que esta ejerce en el resto de funciones
psicológicas. Esta es solo una muestra de la potencia que posee el materialismo
histórico y dialéctico para analizar la realidad y que Vygotski supo utilizar
con maestría y sutileza, al punto que para aplicar el marxismo a la Psicología
no le fue necesario utilizar el clásico “método de citas” de sus contemporáneos
soviéticos, que tanto daño hizo a la ciencia y al marxismo.
Por
otro lado, Vygotski considera que habría una función psicológica que más que el
intelecto desarrollado es la que distingue a la especie humana del resto de
seres vivos: la actividad voluntaria. Tal como señaló Kurt Lewin en su análisis
de la psicología de la actividad proyectada, y Vygotski está de acuerdo con
ello, la actividad voluntaria es un producto del desarrollo histórico-cultural
de la conducta y es un rasgo único de la psicología humana.
Vygotski
señala que, en el caso de los seres humanos, incluso en los primeros estadios
de su desarrollo histórico, “… fueron más allá de los límites de las funciones
psicológicas que les eran propias por naturaleza, progresando hacia una nueva
organización de su conducta culturalmente elaborada” (p. 68). ¿A qué se refiere
con esto? A que desde etapas muy antiguas, el ser humano ha utilizado estímulos
artificiales o autogenerados (inicios de la escritura, hacer nudos o marcas en
un palo para recordar cosas) que le han permitido ir más allá de las
dimensiones biológicas de su sistema nervioso y así alcanzar una nueva
organización de su conducta: una conducta culturalmente elaborada.
Por
otro lado, hay que señalar que estos estímulos artificiales o autogenerados son
los que se denominan signos. La utilización de los mismos es un rasgo de las
funciones psicológicas superiores, las cuales no son el producto de la pura
lógica, sino
…
el resultado de un proceso complejo y prolongado, sujeto a todas las leyes
básicas de la evolución psicológica. Ello
significa que, en los niños, la actividad de utilizar signos no es algo
simplemente inventado o transmitido por los adultos; es más bien algo que
surge de lo que originariamente no es una operación con signos, convirtiéndose
en tal después de una serie de transformaciones cualitativas (p. 78).
Vygotski señala que dentro del
desarrollo psicológico general hay dos líneas de desarrollo cualitativamente
distintas, las que se entrelazan para dar origen a lo que él denomina “la
historia de la conducta del niño: los procesos elementales, de origen
biológico, y las funciones psicológicas superiores, de origen sociocultural.
Esta historia de la conducta del niño está marcada por el uso de instrumentos y
el lenguaje humano, el uso de signos. Y todas las complejas operaciones con
signos encuentran su contenido en los procesos elementales. A esta evolución,
Vygotski la denomina “historia natural del signo”.
3. El uso de herramientas y el concepto de
internalización
Vygotski señala que:
…
la creación y utilización de signos como método auxiliar para resolver un
problema psicológico determinado (recordar, comparar algo, relatar cosas,
elegir, etc.) es un proceso análogo a la creación y utilización de instrumentos
en lo que al aspecto psicológico se refiere. El signo actúa como un instrumento
de actividad psicológica, al igual que una herramienta lo hace en el trabajo
(p. 88).
Sin embargo, nuestro autor se apresura
a señalar que así como tienen rasgos similares, también poseen diferencias
esenciales. Lo similar entre ambas es que se encuentran bajo el concepto
general de adaptaciones artificiales, que cumplen una función mediadora (o
actividad mediata). El ser humano usa las herramientas para hacerlas actuar
sobre otras cosas y así conseguir sus fines. Asimismo, usa los signos para
actuar sobre su propia conducta.
El
concepto de “actividad mediata” fue introducido por Hegel en su Lógica (cf.
Tomo II, p. 163), pero con un sentido más amplio y general: consideraba que la
razón humana se caracteriza, sobre todo, por su actividad mediata, por la cual
logra sus fines haciendo actuar a los objetos y que reaccionen unos con otros
sin intervenir para nada en el proceso. Marx, en El capital, recoge este planteamiento de Hegel y lo aplica a las
herramientas para demostrar que el ser humano las usa para actuar sobre otras
cosas “como medios de poder y de acuerdo con sus fines”.
Pero
las semejanzas entre herramientas y signos terminan ahí para dar paso a una
diferencia esencial entre ellas: los distintos modos en que orientan la
actividad humana. Mientras que la herramienta está externamente orientada, esto
es, genera cambios en los objetos, el signo lo está internamente, es decir, el
cambio se da en las funciones psicológicas (internas) y no en el objeto de una
operación psicológica.
Una
vez que se han señalado las semejanzas y diferencias entre herramienta y signo,
Vygotskiestablece la relación entre ambos:
El
dominio de la naturaleza [uso de herramientas] y el de la conducta [uso de
signos] están sumamente relacionados, puesto que la alteración de la naturaleza
por parte del hombre altera, a su vez, la propia naturaleza del hombre (p. 91).
Es así que se puede concluir que la
actividad material del ser humano, la transformación que hace del mundo a
través del uso de herramientas, es la que proporciona el infinito universo de
actividades donde pueden operar las nuevas funciones psicológicas. Y es dentro
de este contexto que se pueden llamar funciones
psicológicas superiores, pues combinan el uso de herramientas y de signos.
Esto, como ya se ha visto anteriormente, es una característica propia del ser
humano, un resultado de la cultura que genera cuando se relaciona con su
entorno y lo transforma para poder sobrevivir.
Es
en este punto que Vygotski propone el concepto de “internalización”, entendida
como “la reconstrucción interna de una operación externa”. El proceso de internalización
consiste en una serie de transformaciones:
·
Una operación que inicialmente
representa una actividad externa se reconstruye y comienza a suceder
internamente. Aquí, el uso de signos es fundamental.
·
Un proceso interpersonal queda
transformado en otro intrapersonal. Esta es la conocida fórmula vygotskiana:
“En el desarrollo cultural del niño, toda función aparece dos veces: primero, a
nivel social, y más tarde, a nivel individual; primero entre personas (interpsicológica),
y después, en el interior del propio
niño (intrapsicológica)” (p. 94). Lo
que quiere decir que todas las funciones psicológicas superiores (que combinan
uso de herramientas y signos) son el resultado de las relaciones entre humanos.
Estos se relacionan para sobrevivir en su entorno, para lo cual lo transforman
y en esa transformación generan un producto que se llama cultura. Dentro de
ella se encuentra el lenguaje, que cumple primeramente –como ya se ha visto-
una función comunicativa y luego una función planificadora, basada en la
capacidad del ser humano de hacer que los signos cumplan una función mediadora.
·
La transformación de un proceso
interpersonal en un proceso intrapersonal es el resultado de una prolongada
serie de sucesos evolutivos. En otras palabras, es el resultado final de un
desarrollo prolongado, donde las leyes que rigen su actividad cambian y se
integran a un nuevo sistema con sus propias leyes. Aquí Vygotskiutiliza de
manera sutil y natural, sin recurrir a ningún artificio teórico, el
materialismo histórico y dialéctico: hay que estudiar las cosas en su devenir y
en este proceso hay que captar el movimiento interno de las mismas, las
contradicciones, la identidad y lucha de contrarios que hay en su seno, el paso
de una vieja unidad y los opuestos que la constituyen a una nueva unidad con
sus nuevos opuestos, es decir, cuando un nuevo proceso reemplaza al viejo (cf.
Mao tse-tung, Las contradicciones, cap. II Universalidad de la contradicción).
Cerramos con una contundente conclusión
de nuestro autor:
La
internalización de las actividades socialmente arraigadas e históricamente
desarrolladas es el rasgo distintivo de la psicología humana, la base del salto
cualitativo de la psicología animal a la humana (p. 94).
4. Un nuevo método para la Psicología
Vygotski cuestiona lo que él denomina
“esquema estímulo-respuesta”, forma de análisis aplicada en la Psicología que
consiste en
…
enfrentar al sujeto a una especie de situación de estímulo destinada influir en
él de un modo determinado, para luego examinarlo y analizar la(s) respuesta(s)
provocada(s) por dicha situación estímulo (p. 95).
El autor considera que este esquema,
adoptado por la psicología introspectiva en la década de 1880, solo puede
utilizarse adecuadamente para el estudio de los procesos elementales de carácter
psicofisiológico, donde los “fenómenos (…) podían ser interpretados de modo
plausible como directamente unidos a los agentes externos” (p. 97). En el caso
de las funciones psicológicas superiores, el “esquema estímulo-respuesta”
resulta insuficiente porque solo considera la influencia de la naturaleza en
los seres humanos y no comprende que “… el hombre, a su vez, modifica la
naturaleza y crea, mediante los cambios que provoca en ella, nuevas condiciones
naturales para su existencia” (p. 98).
Vygotski
propone la necesidad de un nuevo esquema analítico en Psicología, que sea capaz
de comprender y explicar la interacción entre naturaleza y ser humano. Para él,
este nuevo esquema proviene directamente de la diferencia que Engels estableció
en su obra Dialéctica de la Naturaleza
entre las aproximaciones naturalistas y dialécticas relativas a la comprensión
de la historia humana.Como se puede observar,nuestro autor se adscribe a la
aproximación dialéctica para el análisis de las funciones psicológicas superiores,
conformada por tres principios:
·
Análisis
del proceso, no del objeto: por lo general, el análisis
psicológico tradicional ha tratado a los procesos que analiza como si fueran
objetos fijos y estables, dividiéndolos en sus componentes. Este tipo de análisis
debe complementarse con el análisis de los procesos, es decir, el estudio de
los principales hitos que constituyen la historia de los procesos. Para este
cometido, es la psicología evolutiva y no la experimental, la más útil. Es así
que el método propuesto por Vygotski y sus colaboradores consiste en crear
artificialmente un proceso de desarrollo psicológico y estudiarlo desde sus
estadios iniciales.
·
Explicación
versus descripción: el método usado en la Psicología se
concentra en describir los objetos de estudio, más que explicarlos. Con lo cual
no puede revelar las relaciones dinámico-causales reales que subyacen a los
fenómenos. Para fundamentar este principio, Vygotski se apoya en lo que dicen Kurt Lewin y Marx
sobre el análisis fenotípico:
Kurt
Lewin compara el análisis fenomenológico, basado en rasgos externos
(fenotipos), con lo que él llama análisis genotípico, en el que un fenómeno se
explica en base a su origen más que a su apariencia externa (p. 100).
Nuestra
investigación acerca del lenguaje de los niños pequeños nos conduce al
principio básico formulado por Lewin: dos procesos fenotípicamente idénticos o
similares pueden ser radicalmente distintos el uno del otro en sus aspectos
dinámico-causales y viceversa; dos procesos que están muy próximos en lo que a
su naturaleza dinámico-causal se refiere, pueden ser fenotípicamente distintos
(p. 101).
Marx
explicó la aproximación fenotípica de modo general, al afirmar que ‘si la
esencia de los objetos coincidiera con la forma de sus manifestaciones
externas, la ciencia sería totalmente superflua’; observación sumamente
razonable (pp. 101-102).
Entonces,
un análisis verdaderamente objetivo implica un estudio tanto del proceso (donde
se expresa el origen, esencia o naturaleza del fenómeno) como de las
manifestaciones externas.
·
El
estudio de la “conducta fosilizada”:
en Psicología, una “conducta fosilizada” hace referencia a procesos que han
recorrido un largo estadio de desarrollo histórico y han terminado por
fosilizarse, por detenerse, y en el presente se repiten de manera mecánica.
Para Vygotski, estas “conductas fosilizadas” son de sumo interés para la
Psicología, pues vienen a ser “reminiscencias del desarrollo histórico de la
conducta” y en ellas se encuentran fundidos pasado y presente, con lo cual su
estudio contribuye a una mejor comprensión del desarrollo de las funciones
psicológicas superiores.
Con estos principios queda claro que la
Psicología, para lograr su cometido como ciencia, debe recurrir a un estudio
histórico de los objetos de su interés. Sin embargo, como señala Vygotski,
usualmente los científicos identifican “estudio histórico” con el estudio de
hechos pasados. No entienden que: “Estudiar
algo desde el punto de vista histórico significa estudiarlo en su proceso de
cambio; esta es la exigencia básica del método dialéctico…” (p. 104). Y
aquí Vygotski demuestra, nuevamente, su profundo conocimiento del materialismo
histórico y dialéctico, el cual aplica a la Psicología de manera natural: “En este caso, el método es, simultáneamente,
requisito previo y producto, la herramienta y el resultado del estudio” (p.
105). Afirmación que concuerda sobre la naturaleza del materialismo histórico:
“… constituye una teoría científica
[resultado] coherente y armónica, que explica el desarrollo de la sociedad (…).
Es, además, el único método científico
[herramienta] certero, para estudiar los fenómenos sociales…” (Konstantinov,
1963, p. 2).
Vygotski
concluye proponiendo un método que sí analizaría los procesos psicológicos: el
método funcional de doble estimulación. En este se propone una tarea que supera
las posibilidades del niño; pero, además, se le brinda un estímulo neutro que
toma la función de un signo, con lo que se puede “estudiar el proceso de realización de una tarea mediante
la ayuda de medios auxiliares específicos…” (p. 118). Así, en una sola situación se puede
reconstruir el desarrollo de las funciones psicológicas básicas a las
superiores.
Estamos
convencidos de que nuestra aproximación a la objetivación de los procesos
psicológicos internos es más adecuada, en lo que concierne a los objetivos de
la investigación psicológica, que el método que se dedica a estudiar las
respuestas objetivas ya existentes. Únicamente la objetivación del proceso
interno garantiza el acceso a formas específicas de conducta superior, opuestas
a formas subordinadas (p. 119).
5. Aprendizaje y desarrollo: la Zona de
desarrollo próximo
Vygotski menciona las tres concepciones
más conocidas acerca de la relación entre desarrollo y aprendizaje. La primera
considera que el desarrollo es independiente del aprendizaje. El primero avanza
más rápido y el segundo no desempeña ningún papel en el desarrollo; es decir,
“… el desarrollo o maduración se considera como una condición previa del
aprendizaje, pero nunca como un resultado del mismo” (p. 125). La teoría de
Piaget se ubicaría dentro de esta concepción.
La
segunda considera que el aprendizaje es desarrollo. Esta noción fue elaborada
por Williams James, quien redujo el aprendizaje a la formación de hábitos y a
la acumulación de respuestas más complejas que las innatas. Thorndike se
ubicaría dentro de esta concepción.
La
tercera combina las dos anteriores. Para ella, el desarrollo y el aprendizaje
son mutuamente dependientes e interactivos: “… el proceso de maduración prepara
y posibilita un proceso específico de aprendizaje. El proceso de aprendizaje
estimula y hace avanzar al proceso de maduración” (p. 127). Sin embargo, esta
posición teórica considera que el desarrollo siempre será más amplio que el
aprendizaje. Las propuestas de la Escuela de la Gestalt estarían dentro de esta
concepción.
A
partir de la revisión de estas tres concepciones, Vygotski propone el concepto
de Zona de desarrollo próximo (ZDP), en el que sintetiza su concepción sobre la
relación entre aprendizaje y desarrollo. La ZDP
…
no es otra cosa que la distancia entre el nivel real de desarrollo, determinado
por la capacidad de resolver independientemente un problema, y el nivel de
desarrollo potencial, determinado a través de la resolución de un problema bajo
la guía de un adulto o en colaboración con otro compañero más (p. 133).
Es evidente que Vygotski elaboró el
potente concepto de ZDP a partir del doble proceso de formación de las
funciones psicológicas superiores. Desde que el niño nace accede a la vida
cultural e intelectual de quienes lo rodean. Es en la interacción y en la
cooperación con sus semejantes que el niño realiza una serie de actividades y
tareas que, en primera instancia, no podrá llevar a cabo solo y requerirá ayuda
de los adultos o de coetáneos más expertos. Esto, a su vez, estimulará una
serie de procesos evolutivos internos que llevarán a la internalización y, en
consecuencia, a la realización independiente de aquellas actividades que antes
se hacían con ayuda.
Ahora
bien, el niño que puede imitar lo que hace un adulto o un coetáneo experto
posee en estado embrionario esas funciones que más adelante alcanzarán su
madurez. Es así que Vygotski nunca desestimó lo que hoy en día se denomina “lo
orgánico”; por el contrario, reconoce que es la base sobre la cual el
aprendizaje hará su tarea: tender los puentes para que el desarrollo del
ser humano alcance sus máximos niveles
de expresión.
Sin
embargo, Vygotski lamenta que la tendencia general dentro de la Psicología y la
educación especial sea trabajar con lo que el niño ya sabe hacer, por lo que
esta educación se torna sumamente conservadora y no aporta nada nuevo ni
enriquecedor al desarrollo mental de los educandos.
Mención
aparte merece la educación que se brinda a los niños con retardo mental. Basada
en la idea de enseñar solo lo que el niño ya sabe o lo que puede hacer por sí
solo, esta educación se reduce a reforzar un pensamiento concreto, sin permitir
que estos niños desarrollen los pocos rudimentos de pensamiento abstracto que
pudieran tener y que les permitirían neutralizar o superar sus dificultades
cognitivas.
La
ZDP se puso de moda en nuestro país desde mediados de los años 90 del siglo
pasado; sin embargo, nadie o casi nadie pudo aplicarla a cabalidad, pues no se
tomó en cuenta que la ZDP no es una técnica, tampoco una metodología que se
puede aplicar de manera mecánica como una receta. La ZDP es un concepto que
debe ser aplicado dentro de una concepción dialéctico-materialista, la que
proveerá las líneas directrices para aterrizar
dicho concepto en la práctica pedagógica. A Vygotski no le alcanzó el
tiempo para esto. Sus últimos años de vida fueron una carrera contra la
enfermedad, por lo que concentró sus esfuerzos en formular lo más completamente
posible su teoría del origen social de las funciones psicológicas superiores y
dejar abiertos numerosos caminos de estudio para sus discípulos y seguidores.
En EE.UU. el más notable es Jerome Bruner, con sus conceptos de “andamiaje” y
“formatos de interacción madre-niño”. En Perú, Josefa Lora ha diseñado una
propuesta para la enseñanza de la psicomotricidad (“La tarea de movimiento”)
que pone en práctica la ZDP.
Hasta
aquí los aspectos centrales de la teoría vygotskiana. Sin embargo, el libro que
estamos comentando cierra con dos capítulos interesantes, donde Vygotski
bosqueja algunas ideas para comprender el papel del juego en el desarrollo del
niño y la importancia del lenguaje escrito. En el primero, cuestiona tanto a
los estudiosos que han considerado al juego como una actividad placentera como
a los que piensan que es una acción simbólica. Asimismo, cuestiona a quienes
proponen que en el juego todo puede suceder, que no tiene reglas. Sus
observaciones sobre el juego, bien sustentadas y siempre dentro de la teoría
del origen social de las funciones psicológicas superiores, concluyen que el
juego crea una ZDP en el niño y es una fuente de desarrollo para él.
En
cuanto a la importancia del lenguaje escrito, Vygotski señala que en la
enseñanza de la escritura se han privilegiado los aspectos motores de la misma,
olvidando que el lenguaje escrito es: “… un determinado sistema de símbolos y
signos, cuyo dominio representa un punto crítico decisivo en el desarrollo
cultural del niño” (p. 160). A partir de los estudios de otros investigadores,
Vygotski hace algunas aproximaciones generales al tema y considera al dibujo y
al gesto como precursores del lenguaje escrito. Para el autor, el lenguaje
escrito comprende un simbolismo de primer orden (símbolos que designan
directamente objetos o acciones) y otro de segundo orden (signos escritos para
los símbolos hablados de las palabras). A criterio de Vygotski, una enseñanza
adecuada de la escritura debería hacer que el niño comprenda que así como se
pueden dibujar objetos, se puede plasmar el lenguaje. Y que también comprenda
que esto último es útil, necesario, importante para la vida.
Vygotski
nos deja abierto un camino más de investigación.
______________
(1) Vygotski, L.S. (2000). El desarrollo de los procesos psicológicos
superiores. Barcelona:
Crítica. [Versión castellana de Mind in
society. TheDevelopment of HigherPsychologicalProcesses (1978). Cambridge,
Massachusetts: Harvard UniversityPress]. Salvo que se señale otra cosa, todas
las citas corresponden a esta edición.
Referencias
Hegel, G.W.F. (1985). Lógica. Tomo II. Buenos Aires:
Hyspamérica.
Konstantinov, F.V. (1963). El materialismo histórico. México D.F.:
Grijalbo.
Mao
tse-tung (1969). Las contradicciones.
México D.F. Grijalbo. Colección 70.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.