jueves, 1 de noviembre de 2018

Economía


La Corrupción Como Práctica de los Negocios en el Perú

César Risso

EN EL MARCO DE LA ACTUAL CONFRONTACIÓN entre la burguesía peruana y un sector de sus representantes políticos, y de la recurrente exoneración tributaria para las grandes empresas, la corrupción es uno de los elementos que permite a la burguesía aumentar sus ganancias.

        En el caso de las empresas farmacéuticas transnacionales, estas, según datos conservadores, han dejado de tributar 648 millones de soles en productos importados para enfrentar enfermedades como el cáncer, VIH y diabetes, en un periodo que va desde el 2001 al 20171.

        La exoneración del IGV y de los aranceles a estos medicamentos tiene como sustento el alto costo para el tratamiento de las enfermedades señaladas. Sin embargo, no ha habido reducción en el precio de estos medicamentos, y más bien las empresas involucradas han tenido un aumento en sus utilidades: “[…] los precios no bajaron en las proporciones esperadas y, en el caso de los oncológicos, el margen de ganancias de las farmacéuticas se incrementó hasta en un 64%.”2

        Es decir, el sustento puede ser lo más noble que se quiera. Tiene que ser así para poder justificar el beneficio tributario. Pero el resultado siempre es el mismo: incrementar las ganancias de las empresas.

        Es más, en este caso, no se discute la eficacia que pueda tener el medicamente, solo se tiene que cumplir con algunos requisitos laxos para poder acceder al beneficio.

        La pregunta es, quienes plantearon la propuesta correspondiente, ¿lo hicieron con el verdadero y sincero afán de favorecer a las personas afectadas por estas enfermedades? La respuesta es, evidentemente, no. Se sobreentiende que debe de haber habido algún beneficio de por medio para plantear y aprobar la norma respectiva.

        Para generalizar diremos que en casi todos los casos las coimas y la corrupción son parte del negocio de vender el Estado. Esto es, vender el servicio que el Estado presta de, entre otras funciones, legislar. Como los propios congresistas han declarado, los proyectos que favorecen a determinadas regiones o sectores rinden beneficios a los propios congresistas.

        Estas coimas se consideran como parte del costo de las empresas involucradas. Es decir, esta modalidad es parte de la práctica cotidiana de las empresas en sus negocios. De modo que, a estas alturas, se diría que la corrupción está institucionalizada. Un abogado de la corrupción podría afirmar como sustento para legalizar esta práctica que se debería aplicar el derecho consuetudinario, es decir, la costumbre hecha ley.

        Podríamos decir que la corrupción es un segundo piso del manejo económico del país. El primer piso es el sistema capitalista, la base de la explotación económica, que eventualmente puede existir sin corrupción, pero no sin explotación, esto es, sin trabajo asalariado.

        “¿Cómo se traduce esto para los ciudadanos? Un análisis de Contribuyentes por Respeto, que toma como referencia la cifra de la Defensoría del Pueblo, da a conocer que en los últimos cuatro gobiernos, desde el de Alejandro Toledo hasta el mandato inconcluso de Pedro Pablo Kuczynski, la corrupción “le costó” al Estado S/136,147 millones.”

        “Ese monto, según explica Juan José García, jefe de Investigación de Contribuyentes por Respeto, hubiera sido suficiente para construir casi ocho veces la Línea 2 del Metro de Lima, edificar 651 centros penitenciarios en el país.”3

Y a todo esto, cómo responde la burguesía: “Luchar contra un gigante. La informalidad en nuestro país supera la barrera del 50%, eso ya todos lo sabemos. Sin embargo, ¿cuánto es lo que le cuesta a las empresas ser formal?” “A una empresa, en promedio, le cuesta entre 45 a 55% más contratar a un trabajador de manera formal.”4

        Alarmándonos acerca de los llamados sobrecostos laborales, sobre lo cual insisten permanentemente, tratan de inducirnos a pensar en que los problemas económicos y sociales que afrontamos están en la informalidad. Y nos proponen que para formalizar a un trabajador, es decir, para que tenga derechos laborales, es necesario reducir o eliminar estos derechos laborales.

        Sin embargo, si se pretendiera formalizar a los trabajadores en nuestro país, sobre todo en el caso de las microempresas, estas simplemente no podrían sostenerse como negocio, pues no tendrían utilidades. Pero su existencia y sus bajos costos permiten a las grandes y medianas empresas tener menores costos al negociar con estos pequeños negocios, y también al producir bienes salario a bajos costos permiten que las grandes y medianas empresas puedan pagar salarios miserables a los trabajadores. Y esto, sin contar a los trabajadores familiares no remunerados.

        De modo que la solución para la informalidad es una sola: reducir los beneficios laborales de los trabajadores.

        Pero con todo el dinero que “se pierde” por la corrupción se hubiera muy bien podido contribuir a formalizar a los trabajadores sin necesidad de afectar sus derechos laborales.

        La burguesía debe pensar al respecto más o menos de la siguiente forma:

“Si formalizar a los trabajadores tiene un costo más alto que lo que gasto en corrupción, entonces la corrupción es el mecanismo más apropiado para incrementar nuestras ganancias.”

Probablemente la corrupción sea mal vista como factor de competencia, puesto que el corrupto puede acceder a los contratos millonarios con el Estado desplazando a otras empresas.

        Redondeando el análisis, la corrupción se ha mostrado como el método más eficaz para incrementar las ganancias de la burguesía, las mismas que no podrían darse sin la base del sistema capitalista, que en la economía peruana actual se da en su versión neoliberal, al amparo del dominio del imperialismo.
___________
(2) Ídem.

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