sábado, 2 de julio de 2022

Economía

Inflación y Anarquía de la Producción

Cesar Risso

EL AUMENTO SUSTANCIAL y sostenido del nivel general de precios se conoce como inflación. Esta se denomina en función del elemento central que la origina, pudiendo ser inflación de demanda, de costos, etc. Pero este aumento se percibe y afecta de manera diferente a los diversos “agentes” económicos.

        En el caso de las clases trabajadoras, estas ven disminuir no solo sus ingresos sino su capacidad de consumo, dado que sus posibilidades de seguir adquiriendo lo que antes compraban ahora se ve menguado por la inflación. Del lado de la burguesía, esta recurre a aprovechar la situación para incrementar los precios por encima del nivel de inflación, con lo cual reciben una cuota mayor de plusvalía, esto es, tratan de obtener una porción mayor del total de plusvalía arrancada a los trabajadores.

        De otro lado, los trabajadores artesanales, que son pequeños propietarios privados, y que atienden las necesidades tanto de trabajadores informales como de aquellos que reciben el salario mínimo legal, así como de los microempresarios, aumentan los precios de sus productos y servicios en una mínima proporción, dado que no tienen una posición de dominio y a que producen para quienes viven en condiciones precarias. En consecuencia, en una primera visión general, las grandes empresas aumentan los precios de sus mercancías por encima del nivel de inflación, en tanto que los demás productores lo hacen a un nivel inferior a la tasa de inflación. Esto muestra una forma de trasvase de valor interna, nacional, de los pequeños productores y trabajadores hacia las grandes empresas.

        La relación de precios, su comparación, se denomina precios relativos. En consecuencia, se puede afirmar que en un proceso inflacionario los precios relativos favorecen a las grandes empresas.

        En el caso de los campesinos, tanto en su condición de comuneros como de pequeños propietarios privados (economía mercantil simple), su situación es más o menos la misma, puesto que se ven afectados sobre todo por los transportistas, que pagan precios miserables a los productores. De modo que para los campesinos, la permanente situación que viven de bajos precios, que constituyen sus ingresos, se agudiza, llevándolos a la ruina. Además, se ven afectados por el alza del precio de los fertilizantes.

        De modo que la variación de precios, y particularmente los procesos inflacionarios, son aprovechados por las grandes empresas para apropiarse de una mayor porción de plusvalía; además de la que le extraen directamente a sus trabajadores, someten indirectamente a los trabajadores de las demás empresas, así como a las medianas, pequeñas y microempresas, además de los pequeños productores agrarios y de los comuneros.

        Pero la confrontación por obtener mayores ganancias no se queda en esto. El conflicto se da también entre las mismas grandes empresas. Por ejemplo, cuando los bancos elevan la tasa de interés por los préstamos, obtienen una porción mayor de plusvalía; cuando las empresas que producen materia prima de diverso tipo, aumentan los precios de sus mercancías, esto les permite recibir una porción mayor de plusvalía; de tal manera que las grandes empresas de ciertos sectores aumentan su participación en la ganancia global. Pero las empresas de un mismo rubro aumentan sus precios, compitiendo entre ellas, arrebatándose porciones de ganancia.

        Esta situación de competencia constante, de confrontación entre las empresas, entre las empresas y los consumidores, así como entre las empresas y los trabajadores, se agudiza en los periodos inflacionarios. Sin embargo, no podemos afirmar que esta política de precios de cada “agente” económico, se dé por capricho, sino que es la conducta a que la forma de organización de la producción capitalista los obliga. La maximización de la ganancia (de la plusvalía) es una ley general de la producción capitalista. Aquellos que pretenden asumir actitudes diferentes, que aspiran a mejorar su situación sin enfrentar la competencia en las diversas formas en la que se presenta, no podrán sobrevivir.

        En ocasiones, los trabajadores podrán mejorar temporalmente sus condiciones materiales de existencia, aunque de forma parcial. Pero, la mayor parte del tiempo sus ingresos bajarán, y más aún en los periodos de inflación. De modo que habrá una lucha permanente de los trabajadores por mantener por lo menos el nivel de sus ingresos reales, pero que dependerá de los diversos gobiernos, de las políticas laborales que implementen, y de las políticas de los empresarios. No se trata de la labor imparcial de los gobiernos en materia laboral, sino de la representación que éstos ejercen de los intereses de la burguesía.

        La inflación anualizada de junio de 2022 asciende a 9,32%. Esto quiere decir que con una remuneración mínima legal de S/1025 se puede adquirir ahora lo que hace un año se adquiría con S/938. Es decir, que no obstante que el salario mínimo legal nominal es de S/1025, el salario mínimo real es de S/938. Y la situación tiende a empeorar.

        Para apreciar la variación de precios a nivel nacional podemos observar el siguiente cuadro:

Si comparamos los precios del transporte con los de educación, se tiene que el incremento de precios del transporte es de más de cuatro veces el incremento de precios del sector educación. Un mismo resultado se obtiene en la comparación de precios entre el sector transporte y el sector salud. En el caso de los alimentos, la situación se muestra peor aún. El aumento del precio de estos de cerca de cinco veces el aumento del precio del sector educación.

        Aquí podemos apreciar cómo unos sectores económicos, independientemente del tamaño de la empresa, pueden beneficiarse de un mayor nivel de precios.

        


En este cuadro se observa los precios al consumidor y los precios al por mayor. Vemos cómo los precios al por mayor se han elevado a un nivel mayor que los precios al consumidor. El precio al por mayor se elevó 1,3 veces el aumento de los precios al consumidor.

        Tenemos en esta información que la variación de precios, particularmente en los periodos de inflación, se presta para que ciertos sectores puedan obtener mayores porciones de plusvalía. Un análisis con mayor detalle nos presentaría concretamente qué empresas son las que obtienen mayores beneficios, así como el movimiento de la competencia en términos de precios. Por lo tanto, la inflación que se ve como un mal en general, es una situación ventajosa para ciertas empresas, particularmente las más grandes.

        Con respecto al tipo de cambio, ocurre más o menos lo mismo, dado que se trata del precio del dólar. Cuando el tipo de cambio aumenta, favorece a los exportadores, pues reciben dólares por los que obtienen más soles. En cambio, los importadores se ven afectados porque requieren más soles para comprar lo mismo. Así, el aumento del tipo de cambio beneficia a los exportadores y perjudica a los importadores, pero esto último va a depender del sector económico de que se trate, pues este podría tener un aumento de precios que le permita cubrir el alza del tipo de cambio, e incluso una ventaja mayor en términos de precios relativos.

        Cuando el tipo de cambio disminuye, quienes se benefician son los importadores, pues compran los dólares más baratos y pueden comprar más mercancías en el exterior, mientras que en el caso de los exportadores, reciben dólares que al cambio a moneda nacional les reportan ingresos más bajos.

        Como podemos apreciar, nos encontramos frente a una realidad en la que todo está entrelazado, y que cualquier variación provoca consecuencias a favor o en contra de determinados sectores, o de determinadas empresas, etc. Esta situación se agudiza como resultado de la anarquía de la producción. El libre mercado es la expresión de los intereses de los productores individuales, sin tener en cuenta los intereses generales. Por lo cual, los “desequilibrios” se resuelven por medio de otros “desequilibrios”, siempre regidos por el interés individual de obtener las máximas ganancias.

        Así como la producción de plusvalía y la maximización de la ganancia, es una ley general de la economía capitalista, la tendencia a la reducción de la cuota media de ganancia es otra ley general, que conduce a la crisis económica. Los mecanismos pueden ser diversos, pero el sentido es el mismo.

        Por último, la planificación de la producción a nivel nacional puede ser la alternativa a la anarquía de la producción, siempre y cuando se de en el sistema socialista, superando la explotación de la fuerza de trabajo. De lo contrario, economía planificada de por medio, la crisis económica es inevitable, así como la precaria situación material de las clases trabajadoras.


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