César Risso
LA VACANCIA PRESIDENCIAL es el nuevo peldaño de la
lucha de clases al que ha escalado la burguesía, como expresión de un conflicto
entre el gobierno socialdemócrata de raíz popular, pequeñoburgués, y los
sectores económicos que tienen el poder económico, al que como es natural está
adherida toda la capa de defensores políticos e intelectuales que viven de las
migajas que les arrojan.
Sin embargo, y a pesar de la propaganda negativa que
se ha venido haciendo del actual gobierno, la situación económica se presenta
favorable. En el informe semanal del BCR se dice:
“La inflación en noviembre
(0,36 por ciento) fue la más baja de los últimos 5 meses y su tasa interanual
disminuyó a 5,66 por ciento (5,83 por ciento en octubre). La inflación sin
alimentos y energía aumentó de 2,79 por ciento a 2,91 por ciento en el mismo
periodo, permaneciendo dentro del rango meta y manteniéndose como una de las
más bajas de la región. Los otros indicadores tendenciales de inflación se
ubicaron por encima del rango meta entre 3,73 y 4,06 por ciento interanual en
noviembre.”
Es decir que, en el contexto
de la región, tenemos una de las tasas de inflación más bajas, además de lo
cual la inflación de noviembre ha sido la más baja en los últimos 5 meses,
incluyendo al gobierno de Francisco Sagasti. Esta información, que es
obligación del BCR publicar, no aparece en la publicidad que la derecha viene
haciendo, pues no es de su interés mostrar las mejoras, aunque escasas y muy
débiles, de nuestra economía porque aparecerían como un logro del actual
gobierno.
En cuanto a las expectativas macroeconómicas, “Los grupos
consultados proyectan un crecimiento del PBI entre 8,5 y 12,7 por ciento para
2021, y un aumento de la actividad económica entre 2,3 y 3,2 por ciento para
2022 y 2023.” *
La política burguesa propagandiza la quiebra de nuestro país,
como parte del intento por vacar, no a Pedro Castillo, sino a sus intenciones
de mejorar las condiciones de los trabajadores y ajustar las reglas a la
inversión privada. A la burguesía no le importa la presencia de Pedro Castillo
por ser quién es, sino por lo que quiere hacer, por lo que pudiera hacer en el
campo económico. Aunque es necesario reconocer que prefiere a uno de los
“suyos”, formado en sus universidades y con estudios en el exterior, la gran
burguesía necesita a su propia gente en el gobierno para que le garantice que
seguirá controlando la economía y así seguir obteniendo ingentes ganancias.
Las
pugnas que existen en el seno de la burguesía pueden, en el contexto actual, desplazar
a determinados sectores y levantar a otros. Por momentos la burguesía se
muestra unida, trabajando en bloque por vacar a Pedro Castillo, y en otros
momentos aparece dividida, tratando una parte de ella de sostener a este
gobierno, pero a condición de que acepte sus propuestas. Estos conflictos se
dan tanto a nivel de la sociedad en su conjunto, como en el seno del mismo
gobierno.
A la
burguesía no le cabe en la cabeza que pueda haber un cambio radical de la
economía; en todo caso el cambio que teme la burguesía es el de la perdida de
control, en el sentido de que no tenga la influencia o que sus defensores
asalariados en el congreso y en los medios de comunicación no se encuentren a
la altura que las circunstancias actuales exigen de la clase burguesa a la que
representan.
Como
hemos podido ver, la vacancia ha sido utilizada por un sector de la burguesía
para tratar de desplazar del gobierno del poder a Pedro Castillo, aunque sin éxito;
otro sector ha aprovechado para acomodarse y obtener alguna cuota de control
del gobierno; otro sector de la burguesía se ha propuesto, y ha logrado, atajar
los ímpetus del gobierno, poniendo un freno a los planes que Pedro Castillo
tenía para mejorar las condiciones materiales de los trabajadores y el pueblo.
Todo
esto es parte de lo que la burguesía, de forma fragmentada, se ha propuesto,
pero que de forma conjunta ha logrado, esto es, mantener las reglas que le
permiten actuar libremente para obtener las máximas ganancias.
Por
el lado de los sectores populares, las acciones en las últimas semanas han
girado alrededor de la propaganda que se ha venido haciendo contra las vacunas,
cualquiera que sea el argumento que se esté utilizando; buscando parar la
vacunación, a lo que se ha sumado la libertad de decidir si es que se vacunan o
no, frente a las exigencias del gobierno para continuar con la vacunación, así
como las restricciones de acceso para los no vacunados.
No
es evidentemente esta la única lucha que viene desarrollando el pueblo
(ejercicio de la libertad de vacunarse o no), pero sí es la que ha obtenido una
mayor atención y compromiso. Sin embargo, otros sectores populares se
manifiestan en contra de quienes se niegan a vacunarse, y, por lo tanto, se ha
configurado una situación en la que se viene destacando la división de los sectores
populares, que puede devenir en una confrontación abierta entre los “pro”
vacunas y los “anti” vacunas.
Analicemos
brevemente algunos de los argumentos a favor o en contra de estas posturas.
Quienes
afirman que la pandemia ha sido fabricada por las grandes potencias, o por la
burguesía imperialista, concluyen que es parte del Nuevo Orden Mundial
Capitalista. La pregunta que nos hacemos es en qué consiste este nuevo orden
mundial. ¿Sigue siendo el capitalismo en su fase imperialista? ¿Es una nueva fase
del capitalismo?, ¿es el control a través de las vacunas para someter a los
trabajadores y a toda la población? ¿Es la decisión de eliminar a gran parte de
la población del planeta?
Cada
una de estas preguntas merece un tratamiento serio de parte de quienes así
opinan. Sin embargo, por la propia naturaleza del sistema capitalista, este se
caracteriza por la existencia del trabajo asalariado; que la riqueza, compuesta
por los diversos bienes y servicios, solo es creada o producida por los
trabajadores, y que en este sistema cobra la forma de mercancías, es decir,
que la riqueza es el resultado de productores privados, de los propietarios de los medios
de producción, cuyo sustento es el trabajo no remunerado, lo que quiere decir
que la ganancia, que es el plusvalor, es decir, valor creado por el obrero por
encima del que le remuneran, requiere de la existencia de los trabajadores
asalariados. Sin estos, el sistema capitalista no existiría. Por lo tanto, si
trataran de eliminar a gran parte de la población mundial, sea cual sea el
medio, por ejemplo, por medio de alguna enfermedad o su respectiva vacuna,
eliminarían a la fuente de su “riqueza” y poder.
Si
se eliminase a gran parte de la población mundial, y con ella a los
trabajadores asalariados, entonces no se podrían apropiar de los excedentes.
Pero si lograsen obtener gran cantidad de bienes y servicios, sin contar con
trabajadores, entonces no tendrían a quien vender sus “mercancías” (sin trabajadores
asalariados no hay capitalismo). De modo que un nuevo orden mundial capitalista
sin trabajadores asalariados no es posible.
Para
no entrar en detalles científicos respecto de la biología, de la fabricación de
vacunas, etc., que puedan generar controversias que desvíen el sentido del
presente artículo, habría que decir que estaríamos en la situación límite de
que la producción sería hecha exclusivamente por robots. La eliminación de
parte de la población mundial, sobre todo de trabajadores, va de la mano con la
robotización de la sociedad.
Si
fuese el caso de la robotización total de la producción de bienes y servicios,
estaríamos especulando más allá de las posibilidades que nos permite la
situación actual. Aunque se ha discutido acerca de esta situación, e incluso
hay propuestas para afrontar el reemplazo de los trabajadores a todo nivel, en
el sentido de cómo solucionar el problema que se generaría de que los
empresarios puedan vender los bienes y servicios producidos a personas que no
tienen trabajo y por lo tanto no tienen ingresos. En este punto aparece un abanico
de posibilidades que caen en el campo de la especulación. Lo primero que se
tendría que resolver es justamente la superación del sistema capitalista, cosa
que no tienen en cuenta quienes plantean aquello del nuevo orden mundial
capitalista.
Supongamos
que no se trata de eliminar a gran parte de la población mundial, según la
propaganda que han venido desarrollando diversos grupos, sino que más bien el
nuevo orden mundial capitalista consiste en el control absoluto de la población
mundial y sobre todo de los trabajadores asalariados. En realidad, esto es lo
que la burguesía ha tratado de lograr a través de la competencia
interimperialista, del desarrollo científico y tecnológico, de la reducción de
derechos de los trabajadores, etc. Sin embargo, no lo ha podido lograr.
En
este caso, el control de la población, en el sentido de orientar sus
decisiones, o simplemente de manipularlos directamente, haciéndolos trabajar
más horas sin aumentarles las remuneraciones, quitándoles los derechos
conquistados, haciéndolos trabajar los siete días de la semana, durante
jornadas de dieciocho horas, con remuneraciones reducidas al mínimo, etc. ¿Cuál
sería el resultado? Simplemente que rápidamente los trabajadores enfermarían, o
morirían.
La
situación que se ha generado en las últimas semanas es la de la insistencia en
la vacancia presidencial por parte de los diversos sectores de la burguesía,
con las contradicciones propias de los diversos sectores de la burguesía, y de
otro lado el desarrollo de la lucha en contra de la vacunación obligatoria, que
ha desplazado la lucha contra el capitalismo, generando contradicciones en el
seno del pueblo en torno a este problema.
Es
innegable que el avance científico ha sido puesto al servicio de la burguesía,
y que, en el caso de las vacunas, a lo largo de la historia, ha habido graves
problemas. También es cierto que están de por medio enormes ganancias de los
laboratorios farmacéuticos. Pero no se trata solamente de esto. El avance
científico ha permitido logros importantes para el avance de la humanidad. Además,
la mercancía, cualquiera sea, tiene tanto un valor de uso como de cambio, y
que el valor de uso es el soporte material del valor de cambio. Quiere decir
que para que la mercancía se realice (se venda), requiere tener utilidad para
quien la adquiere.
Estamos pues frente a una situación de
entrampamiento en la lucha de clases. La propuesta de vacancia, por el momento,
ha caído en desuso, como una propaganda sin sustento. Con esto, se vuelve a los
cauces normales del manejo de la cosa pública y los intereses privados de la
burguesía, desenvolviéndose por los canales tradicionales con la corrupción
incluida. De otro lado, la dispersión de los objetivos populares, en el marco
del capitalismo, concentrándose la lucha en la consigna de libertad de
vacunarse, aunque con un elevado ingrediente de argumentos en contra de las vacunas,
las medicinas, y la ciencia, todo lo cual genera la dispersión y debilitamiento
de las tendencias proletarias y populares para luchar directamente contra el
capitalismo. El “nuevo orden mundial capitalista” aparece a sus propagandistas
como una novedad, como un descubrimiento, pero que al no determinar su
contenido expresa la intuición del pueblo, y deriva en el rechazo de todo,
incluso de lo correcto.
En
estas condiciones la tendencia proletaria tiene que esforzarse en aclarar los objetivos
del pueblo, en orientar sus luchas hacia estos objetivos, en explicar el contenido
del capitalismo en su fase imperialista. La lucha no es contra el pueblo, sino
contra las ideas burguesas y pequeñoburguesas, contra la propaganda burguesa.
____________
(*) https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Nota-Semanal/2021/resumen-informativo-2021-12-02.pdf
El Principio de
Basarse en los Propios Esfuerzos en el Programa del Partido
Eduardo Ibarra
ESTE PRINCIPIO tiene un carácter estratégico y tiene que ver con los medios y recursos de la revolución. Es decir, este principio tiene un valor en todas las atapas de la construcción del Partido y en todas las etapas de la revolución hasta la realización del comunismo.
José Carlos Mariátegui es un ejemplo vivo de aplicación del
principio de basarse en los propios esfuerzos. La fundación de la revista Amauta y el periódico Labor y la constitución de la CGTP, fueron
todos medios indispensables en la etapa previa y en la etapa inicial del proceso
de la revolución peruana. Pero además, fundó el Partido Socialista del Perú por
propia iniciativa y este partido fue el medio fundamental de la lucha
revolucionaria del proletariado peruano.
Al principio de los años ochenta el
pueblo peruano fue testigo de una nueva aplicación del principio de basarse en
los propios esfuerzos. Específicamente, esta experiencia continuó la
experiencia de Mariátegui y debe ser continuada por las nuevas generaciones del
Socialismo Peruano. Solo por prejuicio podría no reconocerse esta verdad.
Pero el proletariado es una clase
internacional y la revolución socialista es un proceso mundial. Por eso el
principio de basarse en los propios esfuerzos no está en conflicto ni puede
estarlo con el internacionalismo proletario. Toda revolución necesita del apoyo
del proletariado internacional y de los pueblos del mundo.
Así, la revolución rusa necesitó y tuvo el apoyo del
proletariado internacional y de los pueblos de todos los continentes, lo que
significó una gran ayuda a su causa en la lucha contra la reacción interna y el
imperialismo mundial. Así también, la revolución china necesitó y tuvo asimismo
el apoyo de la Unión Soviética y, en general, del proletariado internacional y
de los pueblos del mundo para llevar a la victoria su causa. Y así ocurrió
igualmente en todas las revoluciones.
Tal ayuda tuvo lugar a través de la propaganda, la
movilización política de masas de trabajadores y aun a través de recursos
materiales y humanos. Ejemplo de la ayuda en recursos materiales fue la ayuda a
la revolución vietnamita en su lucha contra la intervención del imperialismo
yanqui. Ejemplo de la ayuda en recursos materiales y humanos fue la ayuda china
a la revolución coreana igualmente contra la intervención del imperialismo
yanqui.
En nuestro medio, cuando el cierre de Amauta (que fue un intento de la
reacción interna en colusión con el imperialismo yanqui por sofrenar el
desarrollo ideológico y político de la revolución peruana), José Carlos Mariátegui
escribió:
4º- La revista
“Amauta” –revista de definición ideológica de la nueva generación– ha recibido
mensajes de solidaridad y aplauso de intelectuales como Gabriela Mistral,
Alfredo Palacios, Eduardo Dieste, José Vasconcelos, Manuel Ugarte, Emilio
Frugoni, Herwarth Walden, F. T. Marinetti, Joaquín García Monje, Waldo Frank,
Enrique Molina, Miguel de Unamuno y otros de renombre mundial o hispánico, que
no militan en el comunismo. (Ideología y
política).
Y
remitió una carta a la revista «La
Correspondencia Sudamericana»,
(editada por el Buró Sudamericano de la Internacional Comunista en Buenos Aires),
la cual fue publicada en su nº 29 del 15 de agosto de 1927, motivando así la
solidaridad de los comunistas latinoamericanos.
Así quedó desbaratada la patraña del «complot comunista», y en diciembre de
1927 Amauta volvió a ver la luz. Así
el desarrollo ideológico y político de la revolución peruana continuó y el 7 de
octubre de 1928 Mariátegui fundaba el Partido Socialista del Perú.
En conclusión, ningún aislacionismo cabe en la
aplicación del principio de basarse en los propios esfuerzos. Tampoco ninguna
ayuda condicional.
La aplicación consecuente del principio de basarse en los
propios esfuerzos es la más genuina expresión de la capacidad revolucionaria del
partido de cualquier país y, por esto mismo, la más auténtica ayuda a la causa
de la revolución socialista mundial.
Y, precisamente, el internacionalismo proletario es la
más consecuente solidaridad y cooperación en la lucha común contra el
imperialismo y la reacción mundial.
Por lo expuesto, se comprenderá que el principio de basarse en los propios esfuerzos debe consignarse en el Programa General del Partido.
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