De la Crítica a las Clínicas a la Crítica del
Capitalismo Durante la Pandemia
César Risso
LA REACTIVACIÓN actual, necesaria a
todas luces, pone en juego las posiciones de los diversos sectores de la
burguesía. El empresariado en general, crítica al gobierno por no haber
permitido el reinicio de todas las actividades económicas en un periodo más
corto, es decir, por haber prolongado la cuarentena afectándolo en sus ganancias.
Ya
hemos visto que el sector de las AFP se ha visto afectado por el gobierno y el
congreso. Ahora, las clínicas, que habiendo realizado cobros exorbitantes,
sobre todo a los pacientes Covid-19, al verse descubiertas, al igual que el
gobierno que ha permitido la continuidad privada en lugar de haber estatizado
todas las instalaciones para el tratamiento de la pandemia, se encuentran
también afectadas en sus ganancias.
La
burguesía trata de hacer pasar como un caso aislado aquello que es lo común en
el actuar de las empresas en el sistema capitalista. En este sentido, a través de los medios
de comunicación, se alimenta la “sorpresa”. Pero resulta que esta conducta de
las empresas, que ahora produce “sorpresa”, es el accionar cotidiano de TODAS
las empresas capitalistas en cualquiera de las actividades en las que
invierten. Elevadas utilidades para las empresas son la señal del éxito para
los propietarios. Es decir, permanentemente y de forma general se promueve lo
que ahora provoca “sorpresa”. El “precio excesivo” por los medicamentos, por
ejemplo, en las clínicas es una mera justificación para sustentar el elevado
cobro por el tratamiento del covid-19. En realidad no hay nada que justificar,
el capitalismo y la burguesía funcionan así.
Después
de reconocer que actuaron abusivamente, a lo cual le llaman “error”, en el
cobro a los pacientes afectados por el covid-19, los representantes de una de
las clínicas han planteado lo siguiente:
“Respecto
a las deudas de pacientes afiliados al Sistema Integral de Salud (SIS) o
EsSalud, indicó que se procederá a devolver los montos que hubieran sido
pagados por los pacientes atendidos en la unidad de cuidados intensivos (UCI),
por encima de la cifra acordada con dichas aseguradoras (S/ 55.000 + IGV).”1
Los medios de comunicación han
informado de cobros de entre 100 mil y 700 mil soles para estos casos. Ahora
resulta que con 55 mil soles (más IGV) es más que suficiente, ya que en este
monto está incluida la ganancia de las clínicas. Por lo tanto, la diferencia
entre los importes cobrados y los 55 mil soles, se sustenta en lo que los
economistas burgueses llaman “escasez”. Este es el concepto central en la
“ciencia” económica burguesa. Lo que es escaso tiene un precio elevado, y lo
que es abundante tiene un precio bajo. Pero cuando se pone en evidencia lo
burdo de esta explicación y mecanismo de funcionamiento del capitalismo,
entonces nos hablan de “fallos del mercado”.
El
concepto de escasez es la base de la explicación, por parte de los
intelectuales burgueses, del funcionamiento de la economía capitalista, que se
expresa en la oferta y la demanda. Y este sustento, en la mentalidad estrecha
del burgués, se ha dado a lo largo de toda la historia de la humanidad. Es
pues, según esta clase explotadora, una ley natural; y en tanto ley natural, es
imposible eliminarla y, en consecuencia, tenemos que someternos a ella. Sin
embargo, de ser así, cosa que negamos, ¿cómo es posible que todos los
beneficios de esta “férrea” ley natural vayan a parar a manos de la burguesía? Es
la “lotería” permanente de la burguesía: la ganancia.
El
razonamiento del burgués busca llevar a la siguiente conclusión: Puesto que la
escasez y su expresión, la oferta y la demanda, es una ley natural, nada
podemos hacer sino someternos a ella. Por lo tanto, la ganancia es un premio a
quienes laboriosamente han invertido en las empresas; mientras que la pobreza
es una fatalidad contra la que nada se puede hacer.
La
verdad de las cosas es que a lo largo de la historia de la humanidad, los seres
humanos no hemos podido vivir sin la producción de los medios de vida; que, de
lo que se trata es de la forma cómo distribuimos la fuerza de trabajo en las
diferentes actividades para obtener los bienes que satisfacen nuestras
necesidades; que estas formas han ido cambiando, desde la comunidad primitiva,
con sus métodos colectivistas, pasando por la esclavitud, por la servidumbre, y
por variedades de formaciones económicas que podríamos llamar mixtas, en la
medida que son largos procesos históricos de evolución de una formación social
a otra, hasta el capitalismo, con el añadido de la experiencia socialista. La
humanidad ha transitado de la forma colectivista, pasando por la forma privada
de apropiación, hasta llegar una vez más a la forma colectivista.
Es
decir, la pretendida ley natural de la escasez que se expresa en la oferta y la
demanda, en realidad no es ni ley ni natural; es la justificación ideológica de
los intereses de la burguesía para seguir apropiándose trabajo no remunerado.
Esta
“operación quirúrgica”, de separar a unas empresas del conjunto de todas las
empresas; de separar la práctica cotidiana de algunas empresas, de la práctica
común de todas las empresas; es el intento de impedir que se vea y confirme lo
que se ha venido denunciando desde la aparición de El Capital de Carlos Marx:
que el sistema capitalista en su conjunto, y no un burgués o grupo de
burgueses, se basa en la explotación del trabajo asalariado y de todas las
clases trabajadoras por parte de la burguesía en su conjunto.
De
modo que en el hecho particular de hacer un cobro “excesivo” por medicamentos y
tratamiento a los pacientes del Covid-19, se expresa la repartición de la
plusvalía entre los diversos sectores de la burguesía. La producción de
medicamentos y de instrumentos, ha significado la apropiación de trabajo no
remunerado de los trabajadores de la industria farmacéutica. La inversión de
capital en las clínicas, genera ganancias de la apropiación de trabajo no
remunerado de sus trabajadores. El precio de los medicamentos al consumidor
final, en este caso a los pacientes de Covid-19, contiene la plusvalía, es
decir, la ganancia de las empresas productoras (laboratorios farmacéuticos), de
las empresas comercializadoras (droguerías), de las boticas y farmacias, y de
toda empresa intermediaria entre las productoras de medicamentos hasta las
clínicas, que incluyen a las empresas financieras que otorgan préstamos a las
clínicas, y que como es natural en el capitalismo, también tienen su parte de
plusvalía, expresada en la ganancia financiera.
Es
decir, un hecho particular retrata el quehacer de la burguesía en los diversos
sectores en los que interviene. Así, en la mercancía medicamento, podemos ver un ejemplo de la célula de todas
las contradicciones del sistema capitalista.
Ocultar
esto es tarea de los intelectuales burgueses, y esclarecerlo y denunciarlo es
tarea del socialismo proletario.
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