La Voracidad
Burguesa por el Agua como Negocio
Cesar
Risso
LA BURGUESÍA PERUANA en su arremetida
privatizadora, se encuentra con congresistas que están en una loca carrera por
enriquecerse, pues ven que el tiempo se les acaba. Pareciera que estos han
aprendido a parafrasear el concepto de desarrollo sostenible, considerándolo
como “la apropiación personal de los actuales congresistas de la mayor cantidad
de recursos monetarios sin importar los posibles negocios de los futuros
congresistas.”
El
agua se ha convertido, para los actuales congresistas y sus promotores en el
Ejecutivo, en la posibilidad de enriquecerse rápidamente, facilitando el
negocio del agua a grandes empresas.
“Denuncia contra Hania Pérez
de Cuéllar: piden inicio de investigación contra ministra de Vivienda por
organización criminal”
“De acuerdo al documento al
que accedió Infobae Perú, miembros del gremio de empresas francesas que
presidió —incluso siendo miembro del gabinete de Dina Boluarte— ganaron
contratos con Sedapal por más de S/840 millones y se encargará de cobrar y
tratar el agua en todo Lima.”1
Ni siquiera sienten la
necesidad de la más mínima reflexión acerca de la importancia del agua para la
vida actual y para el futuro de la humanidad. Para ellos “el agua es
directamente dinero”, literalmente.
Con
otros argumentos, pero con el mismo contenido y resultado, están apareciendo
cada vez con mayor frecuencia en el mundo personajes que muestran a flor de
piel su concepción de la vida como un simple negocio. Por ejemplo, uno de los
casos más extremos, tanto por su contenido como por la forma abierta y
desenfadada de plantearlo, es lo propuesto por el otrora candidato
presidencial, hoy convertido en presidente de Argentina, Javier Milei, quien planteó
privatizar las calles.
“Una propuesta que ha
causado sorpresa y hasta estupor es la de la privatización de la[s] calles.
Según el candidato Milei, hoy es tecnológicamente posible generar un sistema de
lectores que vayan cobrando por transitar en cada una de las arterias de las
ciudades argentinas. ‘Cada uno se encarga de su calle y eso genera ingresos’,
dijo en las reiteradas oportunidades en que se le preguntó por esta propuesta.”2
En su momento, la burguesía
demostró frente al feudalismo, la formidable potencia humana para crear riqueza;
pero desde hace buen tiempo viene demostrando que ahora es un sistema de
destrucción.
Los
intelectuales a sueldo de la burguesía hicieron una intensa búsqueda de
expresiones que pudieran justificar la privatización de todo el planeta.
Pasaron así de la expresión “propiedad intelectual” a la de “capital natural”,
para arribar finalmente a la de “servicios ambientales”.
“Esta vez, el concepto clave
se fue desarrollando en torno a la privatización de las áreas naturales, y
salió con fuerza a la luz pública en el año 1997, a través de un artículo
publicado en Nature, (‘El valor de los servicios ecosistémicos y el capital
natural del planeta’, escrito por un numeroso equipo de investigadores de
diversas universidades de Estados Unidos) y el libro ‘Los servicios de la
naturaleza’, editado por Gretchen Daily. Los términos inicialmente utilizados
fueron ‘servicios ecosistémicos’ o ‘servicios naturales’, pero finalmente el
término que se ha popularizado es el de ‘servicios ambientales’.”3
El sentido de esta expresión
para los intereses de la burguesía imperialista, está en que literalmente se
puede privatizar todo el planeta.
“La importancia de la palabra 'servicios'
'Servicios' es un
término económico vago y de aplicación amplia; en él se incluyen procesos y
bienes que no son estrictamente productivos, pero que son parte del
funcionamiento de la economía: carreteras, comunicaciones, comercio, bancos,
publicidad, etc. En la práctica ha bastado denominar a algo como servicio para
que desde el punto de vista económico y legal sea tratado como tal. La razón de
por qué hoy hablamos de 'servicios ambientales' y no, por ejemplo, de 'procesos ambientales' o 'funciones ambientales' es porque
el concepto de servicios encaja magníficamente con las posibilidades de
maximizar las ganancias derivadas del consumo obligado. Específicamente, estas
características son:
a) A diferencia de un
producto que se paga una sola vez, un servicio debe pagarse cada vez que se
utilice. Tal cual dice Hawken nuevamente: 'Una economía basada en un
modelo de servicios y flujos también podría ayudar a estabilizar los ciclos de
las empresas [es decir, eliminar los períodos de estancamiento o depresión], ya
que los clientes estarán comprando flujos de servicios, que necesitan
continuamente, y no equipos durables que están al alcance sólo en los años
buenos'. Sólo que no debemos olvidar que, en este caso, lo que necesitamos
continuamente es, continuando con el mismo ejemplo, respirar.
b) La venta permanente no
significará la venta de partes ni el desgaste de aquellos espacios y procesos
que hayan sido privatizados o cuya propiedad se haya concentrado y que son la
fuente de los 'servicios'. Utilizando lenguaje económico, los
servicios ambientales tienen un mercado cautivo, constante, sin fin y exento de
depreciación del capital.
c) El concepto permitirá
apropiarse no sólo de vastos componentes del planeta Tierra, sino de elementos
intangibles, como la capacidad reguladora de los ecosistemas.
d) Por ser intangibles, los
servicios pueden agruparse o desagregarse libremente de acuerdo a los criterios
de quien vende. Por ejemplo, las empresas podrían vender 'regulación
climática', pero será mucho más rentable vender simultáneamente 'lluvias en cantidad adecuada', 'temperaturas adecuadas', 'ausencia de inundaciones', 'ausencia de temperaturas
extremas', 'ausencia de sequías', 'veranos perfectos', 'primaveras hermosas', 'ausencia de tormentas', 'vientos tolerables', y así sucesivamente. La 'creación' de
nuevos 'servicios' es decir, la expansión del mercado_ sólo dependerá
de la imaginación de las empresas.”4
De modo que la privatización
del agua que está tratando de implementar el actual gobierno de la mano con el
Congreso, no es sino parte de la política general del imperialismo a través de
sus súbditos peruanos en el poder. En consecuencia, la burguesía busca
privatizar todo, hasta el aire. De absolutamente todo quiere obtener ganancias.
No se da cuenta que en la medida que el valor de las mercancías está dado por
la cantidad de trabajo socialmente necesario incorporado en ellas, la
privatización de los recursos naturales, el agua en este caso, no es más que un
medio de apropiarse de trabajo no remunerado, pero que, a la vez, significa hacer
más precaria la vida de los sectores populares, debido a que estos tendrán que
distribuir sus magros ingresos entre recursos que se añaden como mercancías, y
por lo tanto sus condiciones físicas, que son parte de la fuerza de trabajo, se
verán mermadas, con lo cual disminuirá el rendimiento de los trabajadores,
afectando las ganancias de la burguesía.
En
la brutal lucha particular de diversos sectores de la burguesía por obtener más
ganancias, no se da cuenta, la burguesía como clase, del efecto general de su
ambición.
Así,
parte de la plusvalía que obtienen los diversos sectores de la burguesía, ahora
se repartirá con la burguesía del sector que se dedicará al tratamiento y
distribución de agua.
Los recursos
naturales como el agua, entre otros, no son sino el vehículo de la ganancia.
Por lo tanto, ya sea que se privatice el agua, o el aire, o el clima, esto se
traducirá en explotación de la fuerza de trabajo bajo la forma del salario,
puesto que los recursos naturales no tienen “valor” en el sentido capitalista
del término, es decir, no tienen precio, sino que adquieren valor de cambio
como resultado de la cantidad de trabajo socialmente necesario que contienen.
La
plusvalía máxima que se puede obtener está dada por la cantidad de fuerza de
trabajo de que la burguesía pueda disponer, y esta fuerza de trabajo es un
atributo humano, en consecuencia, todas las personas en edad de trabajar son
fuente de plusvalía, y ante la insaciable ambición de la burguesía, se
incorporarán al mercado laboral, formal o informal, menores de 14 años, aunque
en buena parte vienen desde hace tiempo siendo objeto de explotación, para que
se les extraiga plusvalía. Solo restaría aumentar la jornada de trabajo. Este
sería el límite máximo de extracción de plusvalía, cualquiera que sea la
mercancía que se produzca, así como los recursos que se utilicen.
En
otras palabras, al incorporar el agua como mercancía, esto es, el servicio de
tratamiento y distribución de agua, lo que se logra es que haya más actividades
que permitan incorporar trabajadores de la edad que sea, incluyendo la
ampliación de la edad de jubilación, y con ello poder extraer más plusvalía; y
si a esto se le añade el aumentar la jornada de trabajo, se habrá llegado al
límite de explotación de las clases trabajadoras. Hacia eso tiende la burguesía
en su desesperada competencia en su propio seno, llevando al capitalismo a ser
un sistema de destrucción.
En
un momento de rara iluminación, la burguesía propuso y aprobó la modificación de
la Constitución, para incorporar el siguiente artículo:
“Artículo 7º-A.- El Estado
reconoce el derecho de toda persona a acceder de forma progresiva y universal
al agua potable. El Estado garantiza este derecho priorizando el consumo humano
sobre otros usos.
El Estado promueve el manejo
sostenible del agua, el cual se reconoce como un recurso natural esencial y
como tal, constituye un bien público y patrimonio de la Nación. Su dominio es
inalienable e imprescriptible. [Artículo incorporado por el Artículo Único de
la Ley N° 30588, publicada el 22-06-2017].”5
Sin embargo, la ansiedad por
la ganancia, hace que la burguesía arrase con cualquier derecho que contravenga
sus intereses, así estos intereses particulares conduzcan a la destrucción de la sociedad y, con ella,
de la especie humana.
Lo
que para algunos individuos, en este caso del Ejecutivo, es un interés
monetario particular, para la burguesía peruana es el cumplimiento de la
subordinación a los intereses de las grandes empresas transnacionales, y para
estas, es el libre acceso a todos los recursos del planeta; y si estos recursos
son vitales, en el sentido de ser imposible vivir sin ellos, como en el caso
del agua y del aire, las ganancias están aseguradas. Es decir, la importancia
de estos recursos para la vida, permitirán a la burguesía dedicada a estos
negocios, apropiarse de gran parte de la plusvalía extraída a los trabajadores,
lo cual restará la plusvalía de los demás sectores de la burguesía.
Sin embargo,
es necesario aclarar que, si bien el Estado por definición no tiene fines de
lucro, en el cobro de las tarifas de los servicios públicos está incorporada la
ganancia de las empresas privadas proveedoras de bienes y servicios a las
empresas del Estado. Y como ya sabemos, el cobro de coimas para acceder a ser
proveedor de los gobiernos locales, y del Estado en general, es algo corriente.
Por lo tanto, el Estado es en gran parte intermediario de las ganancias de la
burguesía.
Además,
el pago de la deuda externa requiere de recursos que el Estado obtiene a través
de los impuestos; y como es práctica común, mientras que las clases
trabajadoras pagan en su consumo el IGV, tengan o no trabajo, tengan o no
ingresos; en tanto que el Estado exonera a las grandes empresas del pago de
impuestos; resulta que el pago de la deuda externa recae fundamentalmente en
las clases trabajadores y los sectores populares.
En consecuencia,
el Estado peruano es capitalista hasta la médula.
Si
bien, en el momento actual, la lucha concreta es para la no privatización de un
recurso vital como es el agua, es necesario comprender que esta es una medida
para evitar empeorar la situación de las clases populares. Pero no es la
solución. Es solo un remedio temporal, es el aplazamiento de la solución, debido
a la precaria forma de la prestación del servicio de agua potable y
alcantarillado, y de la falta de prestación de este servicio a 3 millones 150
mil personas, según cifras del gobierno.
__________
(2) https://www.loquehacemassa.com/economia/calles-privadas/index.html
(3) https://grain.org/fr/article/entries/1015-aire-no-te-vendas
(4) Ibídem.
(5) https://portal.jne.gob.pe/portal_documentos/files/036155b5-3874-473e-b6f4-dcc3d53b2901.pdf
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