Mensaje Presidencial: Entre la Suplica a la Burguesía
y el Chantaje al Pueblo
Cesar Risso
NO PODEMOS NEGAR la importancia del número en la lucha
política. Sin embargo, en la jornada de lucha del 19 de julio, así como en las
de los días 27, 28 y 29, lo que tiene una importancia considerable es en primer
lugar el aspecto cualitativo, que consiste en el repudio a los representantes
políticos de la burguesía. En este caso lo cuantitativo está representado por
el conjunto de manifestantes que participaron en la protesta a nivel nacional.
Pero la cantidad se transformará en cualidad, ahora por sus resultados, cuando
masivamente, pero esta vez como reflejo de la unidad, se logre desalojar de los
poderes Ejecutivo y Legislativo a los mediocres y criminales representas de la
burguesía. Por ahora esto es a lo que alcanza la unidad. Por esto es necesaria
la propaganda socialista. El triunfo del actual movimiento dejaría en pie el
sistema de trabajo asalariado, es decir, la explotación capitalista.
La
presencia de Dina Boluarte en la presidencia de la República es un hecho
fortuito, pero el dominio de clase de la burguesía es la esencia de la
situación actual, que toma en la presidenta la máscara que ostenta su
representación.
Lo planteado en el mensaje presidencial parece ser una
suplica a la burguesía para que le permitan continuar en la presidencia. Los
proyectos propuestos constituyen una enorme oferta de negocios para las
empresas constructoras. Sin embargo, los intelectuales de la burguesía, con
seguridad, habrán ya analizado el contenido del mensaje en el aspecto económico.
Los proyectos que ha lanzado Dina Boluarte, y sus sostenedores, requieren de decenas
de miles de millones de soles para su ejecución. Esto hace poco creíble el
ofrecimiento presidencial.
De un lado se le ofrece a la burguesía importantes negocios,
y, de otro lado, se trata de chantajear a los pobladores de las regiones que
han sido víctimas de la represión. Se les ha ofrecido nada menos que la
solución de todos sus problemas, tanto en el campo de la salud, los servicios,
la educación, las remuneraciones, las pensiones, etc. Es decir, se está
tratando de comprar su silencio. Así, la suplica a la burguesía, y el chantaje
a las clases trabajadoras, constituyen la política y el programa de Dina
Boluarte.
La cantidad de cosas que se han ofrecido en el mensaje
presidencial superan largamente las propuestas en las campañas electorales. Solo
que aquí se trata de sostenerse en el cargo. No se da cuenta Dina Boluarte que
la realidad es que está con un pie fuera de la presidencia y con el otro pie en
la cárcel.
Lo de “nueva estrategia” de crecimiento económico, como ha
planteado en el mensaje a la nación, no tiene nada de nuevo. La novedad está,
en todo caso, en que Dina Boluarte cree que sus propuestas son una novedad.
Pero, en las circunstancias actuales, parecen más propaganda para generar
cierta simpatía en las clases trabajadoras; mientras que por el lado de la
burguesía lo que pueden percibir es lo que sus intelectuales han llamado
durante muchas décadas “populismo”. En el “manual” de los intelectuales
burgueses la “política populista” es propia de gobiernos de izquierda, que
genera mayores demandas del pueblo; que, en consecuencia, se promueve una
política de excesivo gasto público; situación que conduce a la inflación y a la
crisis económica.
Este es otro síntoma del mensaje a la nación como propaganda
electoral del actual régimen, ya que justamente las promesas a la mayoría del
pueblo es lo que les permite acceder al gobierno. Pero hacer estas promesas en
un gobierno en curso, es un mal síntoma para la burguesía, y un engaño para el
pueblo.
La síntesis del mensaje de Dina Boluarte se encuentra en este
párrafo:
“El país necesita avanzar en
su ruta hacia un mayor crecimiento económico. En esta línea, anuncio el inicio
de una estrategia de desarrollo de la economía peruana basada en el impulso a
la infraestructura para la competitividad y el cierre de brechas sociales, cuya
acción central corresponderá a la Autoridad Nacional de Infraestructura (ANIN),
que creamos en esta gestión, y que impulsará los primeros proyectos de alto
impacto con mecanismos acelerados para impulsar su ejecución rápida.”
Según sus asesores, para cerrar las llamadas brechas
sociales, y aumentar la competitividad, la clave está en el impulso a la
infraestructura.
Pero como
el Estado no cuenta con los recursos para la exorbitante inversión que se
requiere para financiar los proyectos ofrecidos, entonces se endulza a la misma
burguesía para que invierta en un Fondo que les permita obtener ganancias de las
obras que se van a realizar. Con esto logran que la propia burguesía financie
los proyectos, con lo cual ganará la burguesía dedicada a la construcción, y la
burguesía dedicada a las inversiones de mediano y largo plazo. Estos dos
sectores de la burguesía no son necesariamente los mismos. Así que, tratando de
beneficiar a estos dos sectores de la burguesía, les propone un enorme negocio.
Sin embargo, los técnicos de la burguesía no tienen mayores expectativas en
dichas propuestas en las circunstancias actuales. La incertidumbre por el
fenómeno del niño global, por las protestas sociales y por la situación de la
guerra entre Rusia y Ucrania, que probablemente retorne a la interrupción del
suministro de granos, se desvíe el interés de la burguesía hacia otros
negocios.
De modo
que ni por el lado de la burguesía, ni por el lado del pueblo, la propuesta de
Dina Boluarte tiene alguna probabilidad de éxito. Este último entendido no en
el sentido del logro en la realización de lo que propone, sino en el sentido de
que le crean, y así generar cierta expectativa que le de un pequeño respiro en
su gestión.
El asunto
de las llamadas brechas sociales que Dina Boluarte pretende cerrar, aunque,
reiteramos, más como propaganda que como voluntad real, es consecuencia del
capitalismo. Pero, como es obvio, esto no es mencionado puesto que hacerlo
sería poner en cuestión el dominio de la burguesía, a la que ella representa en
el momento actual.
Es
necesario indicar lo siguiente. Como se puede apreciar, el gobierno de Perú
Libre, con Pedro Castillo a la cabeza, estuvo repleto de arribistas, que
fingieron estar de lado del pueblo. Y, aun así, por más honestos que sean los
representantes de la socialdemocracia que lleguen al gobierno del poder, su
función, objetivamente, más allá de lo que ellos mismos puedan creer, es dar
cierto respiro a la burguesía, aflojando un poco las cadenas de la explotación.
En el marco de la política pendular de la burguesía nativa e imperialista, la
socialdemocracia encaja en el rompecabezas del dominio mundial del capitalismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.