domingo, 2 de abril de 2023

Economía

Crisis Capitalista o Disputa por la Centralización Bancaria

Cesar Risso

LA CRISIS DE LA BANCA internacional ha generado el debate acerca de si es un síntoma de la crisis general del capitalismo, o una crisis mundial del capitalismo, o si es una crisis específicamente de algunos bancos de los países industrializados.

Para expresar la crisis bancaria de forma resumida, esta se ha manifestado como una corrida de depósitos. Los clientes empezaron a retirar sus depósitos de varios bancos norteamericanos. Esta es una situación insostenible, puesto que los bancos trabajan con el dinero de los ahorristas, vale decir, prestan el dinero de los depositantes.

La causa inmediata de la crisis se ha debido, según dicen los analistas de la burguesía, a la persistente inflación que condujo a los bancos centrales a elevar las tasas de interés. Esta medida, era de esperar, debía ser de corto plazo, cosa que no ha ocurrido, y en consecuencia tiende a apuntar a la recesión económica.

De otro lado, el informe del Banco Mundial, pronostica una situación de reducción de la tasa de crecimiento de la producción mundial para la presente década, respecto de las décadas anteriores. Esto lo sustenta básicamente en la disminución de la productividad y de la inversión.

El diagnóstico del Banco Mundial respecto de la economía mundial es el siguiente:

“Actualmente, casi todas las fuerzas económicas que impulsaron el progreso económico están en retroceso. En la década anterior a la COVID-19, una desaceleración global de la productividad, que es fundamental para el crecimiento de los ingresos y el aumento de los salarios, ya se agregaba a las preocupaciones sobre las perspectivas económicas a largo plazo. En esta década, se espera que la productividad total de los factores crezca a su ritmo más lento desde 2000. El crecimiento de la inversión se está debilitando: el promedio del período 2022-24 será la mitad del promedio de las dos décadas anteriores. La fuerza de trabajo mundial también está creciendo lentamente a medida que las poblaciones envejecen en las economías avanzadas y en muchos mercados emergentes y economías en desarrollo (MEED). Además, los retrocesos en el capital humano provocados por la crisis sanitaria, el cierre de escuelas y las pérdidas de aprendizaje tendrán efectos a largo plazo en el crecimiento del producto potencial. El comercio internacional, que desde la década de 1990 hasta 2011 creció dos veces más rápido que el crecimiento del producto interno bruto (PIB), actualmente apenas lo iguala”.1

De este diagnóstico concluye que:

“Como resultado, dentro de poco podríamos estar ante una década perdida, no solo para algunos países o regiones como ha ocurrido en el pasado, sino para todo el mundo. Sin un amplio y significativo esfuerzo en materia de políticas para reactivarlo, se espera que la tasa de crecimiento potencial promedio del PIB (la tasa de crecimiento teórica que una economía puede sostener a mediano plazo sobre la base de las tasas de inversión y productividad, sin correr el riesgo de sufrir una inflación excesiva) caiga un 2,2 % anual de aquí a 2030, el nivel más bajo de las tres últimas décadas, es decir, por debajo del 2,6 % del período 2011-21. Esa es una caída pronunciada de casi un tercio de la tasa del 3,5 % que prevaleció en la primera década de este siglo. La caída en el crecimiento potencial del PIB también será pronunciada para las economías en desarrollo, en gran parte debido a las bajas tasas de inversión: de un promedio anual de 6 % entre 2000 y 2010 a un promedio de 5 % entre 2011 y 2021 y de 4 % durante el resto de esta década”.2

¿Cómo sugiere el Banco Mundial enfrentar esta situación? Pues, planteando que

“Se pueden llevar a cabo reformas que promuevan la actividad empresarial para abordar una variedad de impedimentos para el desarrollo del sector privado, tales como los altos costos para poner en marcha una empresa, los derechos de propiedad y un gobierno corporativo débiles, las políticas laborales y de mercado de productos ineficientes y los sectores financieros menos afianzados”.3

Cuando se señala, por parte del Banco Mundial, la necesidad de reformas de las políticas laborales para sortear el problema, no se trata de mejorar el bienestar de los trabajadores. Como se dice en el diagnóstico: “[…] la productividad, que es fundamental para el crecimiento de los ingresos y el aumento de los salarios”.5 Vale decir que, al disminuir la productividad, entonces los salarios no solo no podrían aumentar, sino que incluso deberían disminuir.

El rescate de los bancos en dificultades se promueve teniendo como resultado la centralización bancaria, aunque con una menor concentración. Desaparecen los bancos en quiebra, y se rescatan algunos, pero quedando en poder de más grandes capitalistas, aunque, por las pérdidas ocurridas, con un monto menor. Este rescate, así manejado, es una gran inversión para la burguesía imperialista.

El alza de la tasa de interés por parte de lo bancos centrales tiende a orientar una mayor proporción de la plusvalía desde otros sectores hacia el capital bancario. Es decir que, en la competencia por la apropiación de la plusvalía extraída a los trabajadores del sector industrial, los capitalistas bancarios han logrado prevalecer por las medidas dadas por los bancos centrales.

Cuando la tasa de plusvalía disminuye, cayendo la cuota media de beneficio, ya sea en cada país o en el resto del mundo, la competencia entre los capitalistas se torna más feroz. Entonces lo que ocurre es, en la situación actual, que los capitalistas se disputan una tajada mayor de una plusvalía menor.

Resulta que, en lugar de dar medidas para aumentar la producción, se dan medidas para contener la inflación. Pero la inflación es una modalidad para repartirse la plusvalía entre los capitalistas. Aquellos sectores en los que más se incrementan los precios de las mercancías, se apropian de una mayor cantidad de plusvalía. Tasas de interés elevadas, como han optado los bancos centrales, reorientan la plusvalía en una mayor proporción hacia los capitalistas que invierten en la banca. En consecuencia, al parecer no se trataba de contener la inflación, sino de intervenir en la competencia de los diversos sectores de capitalistas en su afán de apropiarse de una mayor plusvalía. Sin embargo, la prolongada alza de las tasas de interés ha provocado lo que se esperaba, una tasa de crecimiento menor de la producción, aunque aún no se puede hablar de recesión.

La competencia por la plusvalía, entre el capital y el trabajo, así como la competencia entre los diversos sectores de la burguesía (burguesía industrial, burguesía comercial, burguesía bancaria y burguesía propietaria de la tierra), y la competencia en el seno de los mismos sectores, entre otras formas de competencia, es lo que conduce a las crisis, como resultado de la producción cada vez más social y la apropiación privada de los resultados de la producción.

Al disminuir la productividad, como señala el Banco Mundial, disminuye la cuota de plusvalía y la cuota de beneficio. Así, el rendimiento de cada dólar invertido es cada vez menor, lo cual desespera a la burguesía para recuperar la rentabilidad, agudizándose el conflicto entre los capitalistas.

Los miles de millones de dólares de pérdidas del capital bancario, son también la reducción de la plusvalía que obtuvieron en algún momento. Sin embargo, la riqueza creada, como bienes y servicios, puede decirse que está intacta en tanto valores de uso, aunque como valores de cambio han sido afectadas.

La burguesía no está en condiciones de entender, por su situación de clase, que no se puede extraer más riqueza de la que se dispone por la fuerza de trabajo. En otras palabras, considerando la capacidad de trabajo por su fuerza, conocimientos, experiencia, etc., solo se puede obtener un excedente de trabajo, el llamado trabajo no remunerado, que es la plusvalía. Más allá de este excedente no es posible arrancar más plusvalía. Sin embargo, los cientos de miles de millones de dólares de ganancias parecieran decir otra cosa. Por esto, imprimir más dólares no quiere decir que haya más riqueza; solo quiere decir que la riqueza existente (bienes y servicios, o valores de uso) se distribuirá entre más dólares, pero los dólares no harán aparecer más valores de uso. En consecuencia, la competencia entre los diversos sectores por la plusvalía, se refiere a la redistribución de la plusvalía creada, no a la creación de más plusvalía, pues esta solo se crea en la producción.

Lo que hemos comentado parece indicar que se trata de una “crisis” bancaria parcial; que es el resultado de la competencia en el seno de los capitalistas que invierten en la banca; que está en curso un proceso de centralización bancaria, aunque, por ahora, sin mayor concentración.

Es necesario indicar lo siguiente: esta crisis bancaria parcial se presenta en el marco del ciclo de la economía capitalista, que como bien sabemos tiene como una de sus fases las crisis periódicas, debido a la ley de la tendencia decreciente de la cuota media de ganancia. Así pues, la actual “crisis” bancaria parcial, se da como parte de un proceso mayor que se presentará tarde o temprano como una crisis general del capitalismo.

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(1) https://thedocs.worldbank.org/en/doc/15cc60ca0296a70d949404df03c56081-0350012023/related/Potential-growth-foreword-ES.pdf

(2) Ibíd.

(3) Ibíd.

(4) Ibíd.

(5) Ibíd.


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