Inflación y Anarquía de la Producción
Cesar Risso
EL AUMENTO SUSTANCIAL y sostenido del nivel general de
precios se conoce como inflación. Esta se denomina en función del elemento
central que la origina, pudiendo ser inflación de demanda, de costos, etc. Pero
este aumento se percibe y afecta de manera diferente a los diversos “agentes”
económicos.
En el
caso de las clases trabajadoras, estas ven disminuir no solo sus ingresos sino
su capacidad de consumo, dado que sus posibilidades de seguir adquiriendo lo
que antes compraban ahora se ve menguado por la inflación. Del lado de la
burguesía, esta recurre a aprovechar la situación para incrementar los precios
por encima del nivel de inflación, con lo cual reciben una cuota mayor de
plusvalía, esto es, tratan de obtener una porción mayor del total de plusvalía
arrancada a los trabajadores.
De otro
lado, los trabajadores artesanales, que son pequeños propietarios privados, y
que atienden las necesidades tanto de trabajadores informales como de aquellos
que reciben el salario mínimo legal, así como de los microempresarios, aumentan
los precios de sus productos y servicios en una mínima proporción, dado que no
tienen una posición de dominio y a que producen para quienes viven en
condiciones precarias. En consecuencia, en una primera visión general, las
grandes empresas aumentan los precios de sus mercancías por encima del nivel de
inflación, en tanto que los demás productores lo hacen a un nivel inferior a la
tasa de inflación. Esto muestra una forma de trasvase de valor interna,
nacional, de los pequeños productores y trabajadores hacia las grandes
empresas.
La
relación de precios, su comparación, se denomina precios relativos. En
consecuencia, se puede afirmar que en un proceso inflacionario los precios
relativos favorecen a las grandes empresas.
En el
caso de los campesinos, tanto en su condición de comuneros como de pequeños
propietarios privados (economía mercantil simple), su situación es más o menos
la misma, puesto que se ven afectados sobre todo por los transportistas, que
pagan precios miserables a los productores. De modo que para los campesinos, la
permanente situación que viven de bajos precios, que constituyen sus ingresos,
se agudiza, llevándolos a la ruina. Además, se ven afectados por el alza del
precio de los fertilizantes.
De modo
que la variación de precios, y particularmente los procesos inflacionarios, son
aprovechados por las grandes empresas para apropiarse de una mayor porción de
plusvalía; además de la que le extraen directamente a sus trabajadores, someten
indirectamente a los trabajadores de las demás empresas, así como a las
medianas, pequeñas y microempresas, además de los pequeños productores agrarios
y de los comuneros.
Pero la
confrontación por obtener mayores ganancias no se queda en esto. El conflicto
se da también entre las mismas grandes empresas. Por ejemplo, cuando los bancos
elevan la tasa de interés por los préstamos, obtienen una porción mayor de
plusvalía; cuando las empresas que producen materia prima de diverso tipo,
aumentan los precios de sus mercancías, esto les permite recibir una porción
mayor de plusvalía; de tal manera que las grandes empresas de ciertos sectores
aumentan su participación en la ganancia global. Pero las empresas de un mismo
rubro aumentan sus precios, compitiendo entre ellas, arrebatándose porciones de
ganancia.
Esta
situación de competencia constante, de confrontación entre las empresas, entre
las empresas y los consumidores, así como entre las empresas y los
trabajadores, se agudiza en los periodos inflacionarios. Sin embargo, no
podemos afirmar que esta política de precios de cada “agente” económico, se dé
por capricho, sino que es la conducta a que la forma de organización de la
producción capitalista los obliga. La maximización de la ganancia (de la
plusvalía) es una ley general de la producción capitalista. Aquellos que
pretenden asumir actitudes diferentes, que aspiran a mejorar su situación sin
enfrentar la competencia en las diversas formas en la que se presenta, no
podrán sobrevivir.
En
ocasiones, los trabajadores podrán mejorar temporalmente sus condiciones
materiales de existencia, aunque de forma parcial. Pero, la mayor parte del
tiempo sus ingresos bajarán, y más aún en los periodos de inflación. De modo
que habrá una lucha permanente de los trabajadores por mantener por lo menos el
nivel de sus ingresos reales, pero que dependerá de los diversos gobiernos, de
las políticas laborales que implementen, y de las políticas de los empresarios.
No se trata de la labor imparcial de los gobiernos en materia laboral, sino de
la representación que éstos ejercen de los intereses de la burguesía.
La
inflación anualizada de junio de 2022 asciende a 9,32%. Esto quiere decir que
con una remuneración mínima legal de S/1025 se puede adquirir ahora lo que hace
un año se adquiría con S/938. Es decir, que no obstante que el salario mínimo
legal nominal es de S/1025, el salario mínimo real es de S/938. Y la situación
tiende a empeorar.
Para
apreciar la variación de precios a nivel nacional podemos observar el siguiente
cuadro:
Si comparamos los precios del transporte con los de educación, se tiene que el incremento de precios del transporte es de más de cuatro veces el incremento de precios del sector educación. Un mismo resultado se obtiene en la comparación de precios entre el sector transporte y el sector salud. En el caso de los alimentos, la situación se muestra peor aún. El aumento del precio de estos de cerca de cinco veces el aumento del precio del sector educación.
Aquí
podemos apreciar cómo unos sectores económicos, independientemente del tamaño
de la empresa, pueden beneficiarse de un mayor nivel de precios.
En este cuadro se observa los precios al consumidor y
los precios al por mayor. Vemos cómo los precios al por mayor se han elevado a
un nivel mayor que los precios al consumidor. El precio al por mayor se elevó
1,3 veces el aumento de los precios al consumidor.
Tenemos
en esta información que la variación de precios, particularmente en los
periodos de inflación, se presta para que ciertos sectores puedan obtener
mayores porciones de plusvalía. Un análisis con mayor detalle nos presentaría
concretamente qué empresas son las que obtienen mayores beneficios, así como el
movimiento de la competencia en términos de precios. Por lo tanto, la inflación
que se ve como un mal en general, es una situación ventajosa para ciertas
empresas, particularmente las más grandes.
Con
respecto al tipo de cambio, ocurre más o menos lo mismo, dado que se trata del
precio del dólar. Cuando el tipo de cambio aumenta, favorece a los
exportadores, pues reciben dólares por los que obtienen más soles. En cambio,
los importadores se ven afectados porque requieren más soles para comprar lo
mismo. Así, el aumento del tipo de cambio beneficia a los exportadores y
perjudica a los importadores, pero esto último va a depender del sector
económico de que se trate, pues este podría tener un aumento de precios que le
permita cubrir el alza del tipo de cambio, e incluso una ventaja mayor en
términos de precios relativos.
Cuando el
tipo de cambio disminuye, quienes se benefician son los importadores, pues
compran los dólares más baratos y pueden comprar más mercancías en el exterior, mientras
que en el caso de los exportadores, reciben dólares que al cambio a moneda
nacional les reportan ingresos más bajos.
Como
podemos apreciar, nos encontramos frente a una realidad en la que todo está
entrelazado, y que cualquier variación provoca consecuencias a favor o en
contra de determinados sectores, o de determinadas empresas, etc. Esta
situación se agudiza como resultado de la anarquía de la producción. El libre
mercado es la expresión de los intereses de los productores individuales, sin
tener en cuenta los intereses generales. Por lo cual, los “desequilibrios” se
resuelven por medio de otros “desequilibrios”, siempre regidos por el interés
individual de obtener las máximas ganancias.
Así como
la producción de plusvalía y la maximización de la ganancia, es una ley general
de la economía capitalista, la tendencia a la reducción de la cuota media de
ganancia es otra ley general, que conduce a la crisis económica. Los mecanismos
pueden ser diversos, pero el sentido es el mismo.
Por
último, la planificación de la producción a nivel nacional puede ser la
alternativa a la anarquía de la producción, siempre y cuando se de en el
sistema socialista, superando la explotación de la fuerza de trabajo. De lo contrario,
economía planificada de por medio, la crisis económica es inevitable, así como
la precaria situación material de las clases trabajadoras.
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