jueves, 3 de marzo de 2016

Páginas del Marxismo Latinoamericano



La Revolución Rusa y los Trabajadores Chilenos*


Luis Emilio Recabarren


LAS OBJECIONES QUE SE HACEN qacerca de que Rusia no ha podido todavía establecer un régimen comunista, están totalmente desprovistas de razón y de seriedad. Quien lea detenidamente el informe de Trotsky, podrá darse cuenta de lo que significa edificar un Estado obrero sobre las ruinas de un régimen capitalista que desaparece entre el torbellino de la más inmensa de las guerras que han azotado a la humanidad, cono fue la guerra europea que asoló al mundo durante los años 1914 a 1918; es sobre el montón de ruinas que acumuló el régimen capitalista durante la guerra, es venciendo las contrarrevoluciones de los capitalistas que lucharon por reconquistar el poder hasta 1922, es por encima de todos los inconvenientes de la guerra, de las contrarrevoluciones, del hambre, de la incultura del pueblo, y de la falta de cooperación obrera de los demás países, es por encima de todo que la Rusia obrera y campesina se desenvuelve y triunfa victoriosamente.

        Estas razones y las demás contenidas en diversas páginas de este libro, demostrarán al lector lo razonable que es exigir a los comunistas la construcción o edificación  rápida de un régimen nuevo sobre las ruinas y el caos dejados por un régimen que desaparece y sobre los inconvenientes creados después por el capitalismo desde fuera de Rusia. No querer creer todas estas cosas ni querer apreciar estas razones es colocarse fuera de toda realidad.

        Queda demostrado que toda la población trabajadora es la dueña del poder desde el momento que en sus manos está elegir los elementos del poder, y en sus manos también está anula el poder. Si es en los sitios del trabajo donde se hacen las elecciones, si es en verdaderas asambleas donde se eligen los miembros de los Soviets, estamos en presencia de actos electorales totalmente diferentes de los demás países. En Rusia es una realidad, una verdadera realidad que el pueblo elige sus administradores, en Rusia es una verdadera realidad que el pueblo tiene derechos electorales.

        En Chile carecemos de derechos electorales, desde el momento en que desde la inscripción en los registros se empieza por molestar a los ciudadanos que no vienen recomendados por los políticos influencia y de que las inscripciones se hacen al capricho de los mayores contribuyentes y en horas en que la mayoría de los ciudadanos están trabajando.

La inscripción en masa de los inquilinos de los fundos se opone como una fuerza que contrarresta efectivamente toda influencia de inteligencia que pudiera haber en el electorado de las ciudades. Per todavía en las ciudades se recurre a comprar el derecho a voto de los ciudadanos, o se suplantan los electores ausentes o muertos, o se falsifican las actas o los verdaderos resultados de las elecciones como lo necesiten los dirigentes políticos de las clases capitalistas.

Esto  una vieja realidad en Chile que nadie puede negar, y estas costumbres anulan todos los derechos que se han escrito en las leyes y así resulta una mentira todo lo que se dice de que existan derechos o libertades. Cuando se dice que Chile es un país donde la democracia es una costumbre establecida, se dice una mentira exacta. En Chile no ha democracia. El gobierno se hace para servir los intereses de los grandes capitalistas sin tomar en cuenta para nada los intereses de los demás habitantes de la nación. Quien examine  honradamente los actos del gobierno, tendrá que reconocer esta verdad.

Para engañar al pueblo se dice: “No es una verdad que los obreros demócratas están en el gobierno?”. Y nosotros preguntamos: ¿En compañía de quiénes gobiernan los demócratas? Y todo el pueblo verá y reconocerá que los demócratas gobiernan juntos y de acuerdo con los grandes capitalistas del país o con los representantes de esos grandes capitalistas. Y gobernando en compañía de esos grandes capitalistas tendrán que servirse preferentemente los intereses de ellos y por lo tanto abandonar los intereses de la clase trabajadora, pues en el gobierno de un país no se pueden servir jamás los dos intereses al mismo tiempo. Ésta es la verdad.

Los capitalistas que son muy hábiles han permitido que pasen hasta el Congreso y hasta el Gobierno algunos demócratas, pero a condición de que sirvan solamente sus intereses, pero de esta manera al llevar a los demócratas al gobierno, mantienen la ilusión del pueblo a quien hacen esperar y creer que así algún día vendrá algún mejoramiento, y mientras los trabajadores mantienen sus esperanzas no luchan, se cruzan de brazos esperando el cumplimiento de las promesas, y así sigue tranquila la clase capitalista explotando y oprimiendo la población.

Eso es lo que se ha conseguido con la democracia: adormecer a las clases trabajadores bajo la influencia de una esperanza.

La democracia es algo así como un juguete con que el explotado capitalista ilusiona y entretiene al pueblo para calmar sus furores y para desviar su atención. ¿Qué abuso se ha suprimido en el país desde que están en el Gobierno los demócratas? (…) ¿Ha terminado la tiranía y los abusos de los carabineros? ¿Ha desaparecido el sistema de fichas y la supresión del comercio libre en los minerales? ¿Han desaparecido los procesos calumniosos contra los obreros organizados? ¿Ha desaparecido la persecución a la prensa obrera y a los obreros federados? ¿Ha desaparecido la violación a las leyes del descanso dominical, de accidentes del trabajo, la que reprime el alcoholismo?

¿Qué es lo que han conseguido los demócratas mientras gobiernan en compañía de los capitalistas y a cambio de su concurso? Sería bueno saberlo. Sólo han conseguido unos cuantos amigos y la vanidad de sentirse gobernantes cuando en realidad sólo están para servir los intereses de los capitalistas y nunca los intereses del pueblo.

En Rusia los trabajadores no creyeron jamás en las mentiras de la democracia y fueron derechamente por el camino de la revolución que es más corto y más seguro, y eso les ha dado la victoria que nosotros los comunistas celebramos.                 

*El presente texto es un extracto del libro La Rusia Obrera y Campesina que Luis Emilio Recabarren publicó en 1923. (Nota del Comité de Redacción).

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