Retorno y otros
poemas, libro de Ana María Intili
Julio Carmona
Como se
sabe, el verso es la herramienta del poeta. Y aunque su origen es desconocido,
es decir, que no se sabe quién fue el primero en usarlo, al menos sí se sabe su
significado primigenio. Se sabe que es una palabra de origen latino: versus. Y significa ‘surco’, ‘línea’ o
‘fila’, y como tal ofrece la imagen de que al final de cada surco, es decir,
luego de trazada cada línea o fila por el arado, se da la obligación de girar o
«dar vuelta», como ocurre con el final de cada trazo métrico. Y no perdamos de
vista esta acepción de «dar vuelta», pues las variantes del «versus» latino
son: «vert» (relacionada con vertebra, vertical, vértigo); «vertere» (girar,
volver), y «versare» (dar vueltas), e indican la idea de movimiento y cambio.
Creo que en ese sentido es que la usó Octavio Paz para poner título a su libro Vuelta.Y me atrevo a basarme en la misma
creencia para interpretar el título del libro Retorno y otros poemas.
Ana
María, es una mujer de una gran sensibilidad estético-literaria, lo cual unido
a su profesión médica hace una fusión humanística muy singular, que me atrevo a
decir es lo que da sustento a su obra poética y a sus convicciones políticas en
defensa de las causas nobles de nuestros pueblos americanos. Por eso en uno de
sus versos Ana María dice que tiene «una bandera y dos patrias», y yo
interpreto el verso como‘la bandera de Nuestra América y las patrias de
Argentina y Perú’, pueblos hermanos. De ahí deriva el profundo cariño que ella
siempre manifiesta por lo peruano. Siendo ella de origen argentino, nosotros no
tenemos por qué esperar a que sea el Estado peruano quien le otorgue la
nacionalidad (aunque ya lo haya hecho), porque nuestro pueblo ya la tiene
registrada en las más profundas fibras de su ser.
Porque
las profundas fibras del sentimiento de Ana María han sabido sintonizar con
nuestra idiosincrasia, con nuestros sufrimientos y esperanzas. Y es ese
sentimiento que nosotros sentimos vibrar en su libro. Y que podemos
ejemplificar con este poema: “Elegía a Huamachuco”:
¿Dónde
van los hombres
cuando la silueta del hambre los alcanza?
¿dónde
el trabajo que dignifica
dónde el amor que los une?
¿dónde
la olla nutricia
dónde la mesa en mantel bordado para todos?
¿dónde
la educación no vertida
dónde la que nos ilumina y libera?
¿dónde
hermano los brazos abiertos
cruz de la vida/ de la muerte?
¿dónde mientras ellos entiendan?
verde es el peldaño de la esperanza
Pero
detengámonos unos instantes en lo que podría constituir la concepción poética
de Retorno y otros poemas.Como se
sabe, el poeta deja a la interpretación de los lectores estos tópicos del
mensaje y su sustento teórico. Y esa libertad lectora no necesariamente
coincide con el origen de lo poético. Por tanto, adelanto, que mi opinión puede
diferir de lo sentido y propuesto por la poeta que es, a su vez, intérprete de
la vitalidad humana, por lo que tampoco debemos –como lectores– atribuir a
circunstancias biográficas todo lo dicho por la poeta, porque en su acción
vital han podido vibrar en perfecta consonancia las cuerdas de otras vidas. Y
eso es lo que percibo en el siguiente poema que da al libro —a su vez— una
parte del título, «Retorno»:
Dejo que
la palabra se extienda
en verde manto
rio en
solitario/ así lo quiero
hablo en
las esquinas
sin sentir vergüenza
es la
ternura que regresa
escondida
entre sus pasos
es la
mirada que dice
¡estás de vuelta!
disfruto
su retorno de gigante
no cabe
ya
en el centro de los dedos
vivo la
alegría
-es
breve expresión de gozo-
no dejo que se pierda
Es
decir, ahí se ve graficado el «volver» etimológico que hemos adelantado. El
poema es una revivificación de la palabra, cuya ternura —dice— «regresa/
escondida entre sus pasos/ es la mirada que dice/ ¡estás de vuelta!» pero
‘estar de vuelta’ puede identificarse con la postura teórico-poética que asume
la poesía no como un invento desde la nada, sino como un reencuentro con el
recuerdo, con la experiencia acumulada que —como leemos en la estrofa final del
poema «Retorno»— es vivir «la alegría/ -es breve expresión de gozo-» la misma
que no se deja «que se pierda». Una alegría que el poeta o la poeta nos
devuelve no en su identidad sino en su sensitividad (valga el neologismo).
Y
esa impronta de base se percibe desde el primer poema de Retorno y otros poemas, titulado muy significativamente: «Tan solo
vuelva mis ojos». Dice así:
Tan solo vuelva
mis ojos
tornaré
el canto
en canción
de fuego palabra oculta
en bien preciado
caminaré
hojas
dispararé
luces
cocinaré tiempo
o
quemaré las cartas
que ocultas lloran
Y el
retorno está presente en todos los poemas de este libro, como lo está en todos
los libros de poemas (aunque el poeta —o la poeta— no lo quieran o se resistan
a creerlo). Porque a diferencia de quienes piensan que el poema es «hijo del
olvido», es decir, que la palabra poética se plasma después que todo se ha
olvidado, se puede contradecir ese paralogismo postulando la convicción de que
«nada nace de la nada». De lo contrario, hay el riesgo de caer en la
inconsciencia de la paloma que —según la parábola del filósofo Emmanuel Kant—
renegaba en contra de la resistencia que le oponía el aire al momento de volar,
y creía que en el vacío su vuelo sería perfecto. La realidad acumulada en la
consciencia del ser humano para su poder de creación, es lo que el viento a las
alas de la paloma para poder volar.
Es
este sustento comprensivo de lo que es la poesía el que me dio la clave para
entrar a ojos abiertos y libres en la poesía de Ana María Intili. Y lo propongo
como clave para que quienes se animen a acercarse a ella tengan un punto de
apoyo que no será, por cierto, el único, pues el derecho de todo lector es usar
sus propias armas lectoras; pero no está demás conocer la logística ajena (más
aun si esta no se postula como contagiosa tiranía). Y como, asimismo, es
también derecho del lector adentrarse solo en el mundo poético que se le
expone, no voy a cometer la impertinencia de transcribir aquí y menos de
analizar todos los poemas que
integran este excelente poemario de Ana María Intili. Solo solicito, por favor,
se me permita transcribir otro poema del mismo libro,
para ratificar lo dicho hasta aquí. Me refiero al poema titulado «Este poema
habitará tu cuerpo» (que es, por lo demás, un título muy significativo). Dice:
Este
poema habitará tu cuerpo
será
ceniza/ cal/ aliento obrero
nos
mirará de frente nos agotará en sueños
renacerá
en cada latido en cada fragmento roto
del
océano
surgirá
en tus párpados en todo desvelo
partirá
montado en tus alas
mira la
copa del árbol allí también
nace la
vida
en el
brote tierno en el gorjeo de las aves
nido
construido de cosecha y llanto
no
partas todavía
deja que
la nave descanse aun
cobíjala
del frío
llena
los tugurios de cómodo equipaje
lleva
siempre en tus manos la esperanza
no
descuides tu cielo no dejes de mirar
las estrellas
que
digan dónde está el sur
hay cien
verdades en cada caminata
no
olvides a tus deudos presume tu linaje
hila
cada día tu historia
los que
vienen querrán saber
de dónde
tanto coraje
no
olvides dejarles una pista
será más
hermosa la tarea
el
cosmos no olvida
guardará
toda tu historia
sabrán
más de ti más de mí
Tierra
dentro de la tierra
manantial
que regresa a la fuente
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