domingo, 2 de junio de 2024

Política

El Manifiesto Comunista y el Partido de Clase

(5) 

Eduardo Ibarra 

Es de público conocimiento que García ha renunciado a la reconstitución del partido de Mariátegui a favor de un partido que incluya todo tipo de oportunismo y revisionismo, es decir, a favor de un partido-amalgama. Este hecho es prueba irrefutable de su viraje ideológico. 

Pero examinemos su retórica. 

¿De dónde le viene a García la renuncia a la Reconstitución y de dónde la asunción de la amalgama ideológica que promueve desde hace años? En el ya citado artículo ¿Al fin, quo vadis honorable Partido Comunista?”, nuestro promotor de la mezcolanza ideológica dejó escrito:


Ésta es la realidad actual. Se olvida esta diferencia esencial: desde sus inicios el izquierdismo es liberal y el comunismo es proletario. De acuerdo al Manifiesto Comunista, el izquierdismo sirve “únicamente, en el mejor de los casos, para reducirle a la burguesía los gastos que requiere su dominio y para simplificarle la administración de su Estado”. Por eso la diferencia entre Plataforma Electoral izquierdista y Programa Mínimo proletario.

No se trata, entonces, de reconstitución o de refundación del Partido Comunista. Se trata de la vigencia de su Programa Mínimo (para instaurar un nuevo orden social) y de su Programa Máximo (para construirlo y desarrollarlo hasta su extinción). Se trata de que el movimiento proletario internacional debe estar a la altura de la situación actual. 

¿Por qué “no se trata” de reconstitución, es decir, de reconstituir el partido de Mariátegui? Porque, según García, en la cuestión del partido “se trata de la vigencia de su Programa Mínimo… y de su Programa Máximo”. Veamos esto. 

En primer lugar, es necesario observar que García habla de “Partido Comunista”, siendo que el partido de Mariátegui se llamaba Partido Socialista, por lo que el trastrueque induce a confusión. 

En segundo lugar, hay que preguntarse: ¿cuál Programa Mínimo y cuál Programa Máximo?, pues, “Los Principios programáticos del Partido Socialista” (base teorética del programa de este partido), acordados y redactados por Mariátegui, no son mencionados por García, es decir, son ignorados; entonces, todo indica que se refiere a “la vigencia” de la necesidad general de un programa mínimo y de un programa máximo, y a esta necesidad le otorga la virtud de poner al “movimiento proletario internacional… a la altura de la situación actual”. 

En tercer lugar, hay que precisar lo que García entiende por “movimiento proletario internacional”: una amalgama de marxistas y revisionistas, lo que se desprende de su concepción kautskiana de un partido-amalgama. En consecuencia, está claro que García supone posible un Programa Máximo acordado por marxistas y revisionistas. De esa forma embellece, una vez más, al revisionismo, así como, al mismo tiempo, silencia la experiencia histórica que da cuenta de la militante oposición del revisionismo al marxismo, a la revolución, al socialismo. 

En cuarto lugar, es menester preguntarse: ¿cuál es “la situación actual” de la que habla García? En términos generales, es la situación que, después del repliegue de la última década del siglo pasado, comienza con el reactivamiento de las luchas de los pueblos contra el capitalismo y la opresión imperialista y se desarrolla hasta hoy con la nota de que las contradicciones entre el proletariado y la burguesía, entre el socialismo y el capitalismo, entre el imperialismo y los países oprimidos y entre los países imperialistas, se han exacerbado tanto como lo estaban en el período anterior al mencionado repliegue. Con una diferencia: ahora, en la mayoría de países no existe una vanguardia solvente y, por otro lado, la triada USA-Europa occidental-Japón hace aprestos para desencadenar una tercera guerra mundial antes de que Rusia resuelva sus problemas económicos y China se convierta en una potencia militar de mayores proporciones. 

En quinto lugar, se sobreentiende que el Programa Mínimo es cuestión que corresponde resolver a cada partido por separado. 

Pues bien, la reconstitución del partido de Mariátegui es la retoma de sus Fundamentos en los planos Ideológico, Teórico, Político y Orgánico y, sobre esta base, la construcción de un partido de masas marxista-leninista partiendo de un partido de cuadros. Entonces, renunciar a la Reconstitución, es renunciar a los Fundamentos del Partido de Mariátegui. Y, precisamente, García ha renunciado: 1) al marxismo-leninismo (con aquello de un marxismo a secas); 2) al principio de integrar la verdad universal del proletariado con la práctica concreta de la revolución peruana (con aquello de ser más peruanos que marxistas); 3) a la táctica mariateguiana de tomar la lucha directa de las masas como la forma principal de lucha (con aquello de privilegiar la lucha electoral sobre la lucha directa de las masas); 4) al centralismo democrático (con aquello de un partido de dos niveles orgánicos doctrinariamente desemejantes), así como a la tesis de que los militantes del partido deben ser pensantes y operantes (con aquello de promover el seguidismo a su persona). 

Como es obvio, entre los Fundamentos Políticos del partido de Mariátegui está el Programa, del cual los “Principios programáticos del Partido Socialista” son su base teorética, como ya señalamos. Precisamente esta base teorética es silenciada por García, como ya señalamos también. ¿Por qué nuestro liquidador silencia esta base teorética? Veamos el motivo. 

El numeral 1 de los “Principios”, dice: 


El carácter internacional de la economía contemporánea. Que no consiente a ningún país evadirse de las corrientes de transformación surgidas de las actuales condiciones de producción. 

De esta forma los “Principios” dan cuenta de que vivimos la época del imperialismo y de la revolución proletaria, lo que queda explicitado en el numeral 4 del mismo documento. 

En el numeral 2 de los “Principios” se dice: 


El carácter internacional del movimiento revolucionario del proletariado. El Partido Socialista adapta su praxis a las circunstancias concretas del país; pero obedece a una amplia visión de clase y las mismas circunstancias nacionales están subordinadas al ritmo de la historia mundial.

… fácil es comprender la ley histórica que, en una época de más acentuada interdependencia y vinculación de las naciones, impone que la revolución social, internacionalista en sus principios, se opere con una coordinación mucho más disciplinada e intensa de los partidos proletarios. El manifiesto de Marx y Engels condensó el primer principio de la revolución proletaria en la frase histórica: “Proletarios de todos los países, uníos!”. 

Pero esta “amplia visión de clase” que debe adaptarse “a las circunstancias concretas del país”, es negada por García (ahora es necesario argumentar un poco más sobre el punto) con su utilización dolosa de una frase del Mariátegui socialista a lo Araquistain (“¡Bueno! ¡Muy bolcheviquis y muy peruanos! ¡Pero más peruanos que bolcheviquis!), pretendiendo erigirla en “la orientación cardinal del socialismo peruano”; de esta forma revela ser partidario de un nacionalismo pequeño burgués y opuesto al principio de integrar la verdad universal del marxismo-leninismo con la práctica concreta de la revolución peruana (ver nuestro folleto “Mariátegui y la realidad peruana”). Así, pues, García sobrevalora lo particular y devalúa lo universal, lo cual quedó demostrado en una nota al pie de nuestro mencionado artículo. He aquí la nota: 


García vive obsesionado con lo particular, pero solo para negar de alguna forma lo universal. En el artículo «El socialismo en España» (Punto de Vista, nº 1, 1982, pp. 26-27), examinando la relación entre lo nacional (lo particular) y lo internacional (lo universal), llega a valorar positivamente al dictador fascista Francisco Franco, con el pretexto de que, por «sus rasgos españoles», mantuvo «una singular política exterior de no compromiso con el fascismo internacional». Con base en esta torcida idea, García llega a exclamar –según dice haciendo coro a «un autor», extrañamente sin nombre ni apellido–: «¡Viva Franco! Con perdón.» Esta exclamación –de García o asumida por él, lo mismo da– encierra, vista desde el marxismo, un nacionalismo delirante, un nacionalismo contrario al internacionalismo proletario que, precisamente en la guerra civil española, dio lugar a la brigada internacional que luchó hombro a hombro con el pueblo español contra el fascismo franquista. El mensaje sibilino del elogio de García a Franco es que, por nuestros «rasgos peruanos», debemos aislarnos de los deberes del internacionalismo proletario. De esta forma pone en evidencia su «interpretación superficial de las relaciones entre nacionalismo y socialismo» (Mariátegui). Superficial y, además, oportunista. Así, pues, es claro que la propuesta de García de ser más peruanos que marxistas no es sino la continuación de su vieja propensión a oponer arbitrariamente lo particular a lo universal, o sea, concretamente, lo particular peruano a lo universal marxista, con evidente menoscabo de lo segundo. 

Ahora, pues, preguntémonos: ¿qué clase de Programa Máximo puede ser aquél que no establezca la adhesión del Partido y, en general, del movimiento comunista internacional, a la verdad universal del marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario? 

Ciertamente el fondo del rollo de García sobre el Programa Máximo es la renuncia al marxismo-leninismo y al internacionalismo proletario y, por consiguiente, al partido de clase sustentado en el Manifiesto comunista. 

García, pues, reniega los Fundamentos del partido de Mariátegui en los planos Ideológico y Político, pero también en los planos Teórico y Orgánico, como veremos enseguida. 

Así como en cuestiones decisivas García aplica el revisionismo y no el marxismo-leninismo, así también recurre a la desvergonzada artimaña de llamarse “activista”, cuando todo el mundo sabe que, desde que desertó del Partido en 1975, en febrero próximo va a cumplir ¡50 años de inoperancia política!, con lo cual él mismo se ha encargado de demostrar que contraría completamente el principio marxista de la unidad de teoría y práctica. 

García dice: 


Ante la situación actual de crisis general y generalizada mundial, de desagrarización, desindustrialización, informalidad laboral nacional, ¿qué rol juega un partido de cuadros "insurreccional", qué rol juega un partido de masas "electoral", sea a nivel internacional o a nivel nacional? ¡NINGUNO! ¡ABSOLUTAMENTE NINGUNO! Por eso, ningún rol revolucionario juegan hoy los partidos comunistas ni los partidos socialistas actualmente existentes. No se trata, pues, de activistas clasistas y de activistas desclasados, y menos se trata del nombre de la organización.

Se trata de enarbolar un programa reivindicativo mínimo, internamente ligado al programa prospectivo máximo. Esto sólo se puede lograr con un "partido de masas e ideas" (sic), cualquiera sea su nombre: partido tal, frente tal, movimiento tal, o cualquier otro. (“Los partidos comunistas hoy”).

 

Como vemos, aquí también García procede a silenciar los hechos que no calzan con su esquema. Ya hemos confutado su visión unilateral del partido que lo lleva a hablar de “partido insurreccional” y “partido electoral” (silenciando así que el fondo de la cuestión es el partido de clase, tal como lo hemos sustentado más arriba), y que, al mismo tiempo, lo lleva también a silenciar el libro La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, presentado por Lenin a los delegados al Segundo Congreso de la Tercera Internacional (19 de julio-7 de agosto de 1920). En el mencionado libro Lenin distingue las distintas situaciones del período histórico, y establece la táctica del proletariado. La riqueza teórica de este libro es tal, que sus principales tesis y conclusiones sirvieron de base a los acuerdos tomados por el mencionado Congreso de la Internacional. Así, el libro de Lenin desmiente la conjetura de García, su esquema unilateral, su visión maniquea.

García, pues, deduce de la “situación actual”, que, como hemos visto, describe en la última cita, la necesidad de un “partido de masas y de ideas”. Pero sucede que, contrariamente a Mariátegui, nuestro articulista entiende el partido de masas y de ideas como un partido con dos niveles orgánicos ideológicamente desemejantes: uno secreto, unido sobre la base de un pretendido marxismo a secas, es decir, de un “marxismo” antileninista (resultado de la abjuración del marxismo-leninismo), y otro público, de la más variada composición ideológica, y unido solo sobre la base de un programa (resultado también de la abjuración del marxismo-leninismo). En este proyecto de partido del grupo liquidacionista, el nivel secreto es la dirección que deberá dirigir al nivel público, que, así, no tendría ninguna posibilidad de ejercer su derecho, como parte del partido, a discernir y acordar la línea, la táctica, las políticas específicas, el programa, etcétera, del partido, aunque se recurra cada vez a una puesta en escena a fin de disimular la negación del centralismo democrático. Este es el “partido de masas e ideas” de García.

        La diferencia del proyecto de partido de García con el partido de Mariátegui salta a la vista: mientras este partido fue marxista-leninista, el partido que promueve García es un partido “marxista” a secas; mientras el partido de Mariátegui fue un partido homogeneizado por el marxismo-leninismo, el que propone García tiene dos niveles orgánicos permanentes e ideológicamente heterogéneos; mientras el partido de Mariátegui fue un partido basado en el centralismo democrático, el que plantea García se basa en una relación asimétrica entre una dirección secreta y despótica y un nivel público subordinado.

La frase de García: “No se trata, entonces, de reconstitución…”, quiere decir pues que no se trata de Retomar los Fundamentos del Partido de Mariátegui, sino de hacerlos a un lado; y su frase: “No se trata… de activistas clasistas y de activistas desclasados”, da cuenta de que, no siendo este el problema, según sostiene, entonces no hay ningún problema para montar un partido-amalgama, ideológicamente variopinto, que comprenda a militantes ortodoxamente marxistas y a militantes perdidamente revisionistas.

García pretende que el partido de masas y de ideas propuesto por Mariátegui, es algo distinto al partido de cuadros (“insurreccional”, en su jerga) y al partido de masas (“electoral”, en su jerga también), para acabar diciendo que “enarbolar un programa reivindicativo mínimo, internamente ligado al programa prospectivo máximo”, “sólo se puede lograr con un "partido de masas e ideas". Esta afirmación demuestra que García cree que la propuesta de Mariátegui es distinta al partido bolchevique, al PCCh y otros partidos, es decir, no ve la cuestión del partido en su movimiento, en su devenir, en su dialéctica, sino como algo estático, como si el partido de masas pudiera surgir de pronto como Minerva de la cabeza de Júpiter. La experiencia histórica enseña que el partido de masas surge siempre de un partido de cuadros. Así, por ejemplo, el partido bolchevique fue primero un partido de cuadros y solo después se transformó en un partido de masas. ¡Y bajo ambas formas de existencia fue un partido “insurreccional”! Lo mismo ocurrió en el proceso del PCCh. Pero hay más. ¿Acaso el partido bolchevique no fue primero un partido de cuadros y de ideas? ¿Acaso el PCCh no fue también, primero, un partido de cuadros y de ideas? Pero, como hemos visto, García hace una ensalada de todos los conceptos utilizados en este párrafo, revelando así, una vez más, su esquema confuso y confusionista.

Finalmente, es necesario precisar que García habla de “un programa reivindicativo mínimo, internamente ligado al programa prospectivo máximo”, con lo que quiere decir que el programa mínimo debe ser propagandizado entre las masas y estar ligado solo “internamente” con el programa máximo (prospectivo, en la jerga de García). Aquí hay que indicar tres cosas: 1) que el programa mínimo esté relacionado solo “internamente” con el programa máximo, significa que el partido no debe propagandizar este programa, de aquí lo de “internamente” y lo de “prospectivo”; 2) que el secretismo que implica esta abstinencia está directamente ligado con la condición secreta del nivel de dirección del proyectado partido-amalgama; 3) que, por lo tanto, de este modo García se opone a esta afirmación programática de Mariátegui: “…las masas trabajadoras de la ciudad, el campo y las minas y el campesinado indígena, cuyos intereses y aspiraciones representamos en la lucha política, sabrán apropiarse de estas reivindicaciones y de esta doctrina, combatir perseverante y esforzadamente por ellas y encontrar, a través de cada lucha, la vía que conduce a la victoria final del socialismo.” (“Principios programáticos del Partido Socialista”; cursivas nuestras).

La negación de los Fundamentos del Partido de Mariátegui es, como ha quedado probado, el fondo de la renuncia a la Reconstitución, y esta renuncia constituye la quinta “falla geológica” del discurso del “profundo” García. 


10.01.2024.

Economía

La Voracidad Burguesa por el Agua como Negocio

Cesar Risso

LA BURGUESÍA PERUANA en su arremetida privatizadora, se encuentra con congresistas que están en una loca carrera por enriquecerse, pues ven que el tiempo se les acaba. Pareciera que estos han aprendido a parafrasear el concepto de desarrollo sostenible, considerándolo como “la apropiación personal de los actuales congresistas de la mayor cantidad de recursos monetarios sin importar los posibles negocios de los futuros congresistas.”

El agua se ha convertido, para los actuales congresistas y sus promotores en el Ejecutivo, en la posibilidad de enriquecerse rápidamente, facilitando el negocio del agua a grandes empresas.

“Denuncia contra Hania Pérez de Cuéllar: piden inicio de investigación contra ministra de Vivienda por organización criminal”

“De acuerdo al documento al que accedió Infobae Perú, miembros del gremio de empresas francesas que presidió —incluso siendo miembro del gabinete de Dina Boluarte— ganaron contratos con Sedapal por más de S/840 millones y se encargará de cobrar y tratar el agua en todo Lima.”1

Ni siquiera sienten la necesidad de la más mínima reflexión acerca de la importancia del agua para la vida actual y para el futuro de la humanidad. Para ellos “el agua es directamente dinero”, literalmente.

Con otros argumentos, pero con el mismo contenido y resultado, están apareciendo cada vez con mayor frecuencia en el mundo personajes que muestran a flor de piel su concepción de la vida como un simple negocio. Por ejemplo, uno de los casos más extremos, tanto por su contenido como por la forma abierta y desenfadada de plantearlo, es lo propuesto por el otrora candidato presidencial, hoy convertido en presidente de Argentina, Javier Milei, quien planteó privatizar las calles.

“Una propuesta que ha causado sorpresa y hasta estupor es la de la privatización de la[s] calles. Según el candidato Milei, hoy es tecnológicamente posible generar un sistema de lectores que vayan cobrando por transitar en cada una de las arterias de las ciudades argentinas. ‘Cada uno se encarga de su calle y eso genera ingresos’, dijo en las reiteradas oportunidades en que se le preguntó por esta propuesta.”2

En su momento, la burguesía demostró frente al feudalismo, la formidable potencia humana para crear riqueza; pero desde hace buen tiempo viene demostrando que ahora es un sistema de destrucción.

        Los intelectuales a sueldo de la burguesía hicieron una intensa búsqueda de expresiones que pudieran justificar la privatización de todo el planeta. Pasaron así de la expresión “propiedad intelectual” a la de “capital natural”, para arribar finalmente a la de “servicios ambientales”.

“Esta vez, el concepto clave se fue desarrollando en torno a la privatización de las áreas naturales, y salió con fuerza a la luz pública en el año 1997, a través de un artículo publicado en Nature, (‘El valor de los servicios ecosistémicos y el capital natural del planeta’, escrito por un numeroso equipo de investigadores de diversas universidades de Estados Unidos) y el libro ‘Los servicios de la naturaleza’, editado por Gretchen Daily. Los términos inicialmente utilizados fueron ‘servicios ecosistémicos’ o ‘servicios naturales’, pero finalmente el término que se ha popularizado es el de ‘servicios ambientales’.”3

El sentido de esta expresión para los intereses de la burguesía imperialista, está en que literalmente se puede privatizar todo el planeta.

“La importancia de la palabra 'servicios'

'Servicios' es un término económico vago y de aplicación amplia; en él se incluyen procesos y bienes que no son estrictamente productivos, pero que son parte del funcionamiento de la economía: carreteras, comunicaciones, comercio, bancos, publicidad, etc. En la práctica ha bastado denominar a algo como servicio para que desde el punto de vista económico y legal sea tratado como tal. La razón de por qué hoy hablamos de 'servicios ambientales' y no, por ejemplo, de 'procesos ambientales' o 'funciones ambientales' es porque el concepto de servicios encaja magníficamente con las posibilidades de maximizar las ganancias derivadas del consumo obligado. Específicamente, estas características son:

a) A diferencia de un producto que se paga una sola vez, un servicio debe pagarse cada vez que se utilice. Tal cual dice Hawken nuevamente: 'Una economía basada en un modelo de servicios y flujos también podría ayudar a estabilizar los ciclos de las empresas [es decir, eliminar los períodos de estancamiento o depresión], ya que los clientes estarán comprando flujos de servicios, que necesitan continuamente, y no equipos durables que están al alcance sólo en los años buenos'. Sólo que no debemos olvidar que, en este caso, lo que necesitamos continuamente es, continuando con el mismo ejemplo, respirar.

b) La venta permanente no significará la venta de partes ni el desgaste de aquellos espacios y procesos que hayan sido privatizados o cuya propiedad se haya concentrado y que son la fuente de los 'servicios'. Utilizando lenguaje económico, los servicios ambientales tienen un mercado cautivo, constante, sin fin y exento de depreciación del capital.

c) El concepto permitirá apropiarse no sólo de vastos componentes del planeta Tierra, sino de elementos intangibles, como la capacidad reguladora de los ecosistemas.

d) Por ser intangibles, los servicios pueden agruparse o desagregarse libremente de acuerdo a los criterios de quien vende. Por ejemplo, las empresas podrían vender 'regulación climática', pero será mucho más rentable vender simultáneamente 'lluvias en cantidad adecuada', 'temperaturas adecuadas', 'ausencia de inundaciones', 'ausencia de temperaturas extremas', 'ausencia de sequías', 'veranos perfectos', 'primaveras hermosas', 'ausencia de tormentas', 'vientos tolerables', y así sucesivamente. La 'creación' de nuevos 'servicios' es decir, la expansión del mercado_ sólo dependerá de la imaginación de las empresas.”4

De modo que la privatización del agua que está tratando de implementar el actual gobierno de la mano con el Congreso, no es sino parte de la política general del imperialismo a través de sus súbditos peruanos en el poder. En consecuencia, la burguesía busca privatizar todo, hasta el aire. De absolutamente todo quiere obtener ganancias. No se da cuenta que en la medida que el valor de las mercancías está dado por la cantidad de trabajo socialmente necesario incorporado en ellas, la privatización de los recursos naturales, el agua en este caso, no es más que un medio de apropiarse de trabajo no remunerado, pero que, a la vez, significa hacer más precaria la vida de los sectores populares, debido a que estos tendrán que distribuir sus magros ingresos entre recursos que se añaden como mercancías, y por lo tanto sus condiciones físicas, que son parte de la fuerza de trabajo, se verán mermadas, con lo cual disminuirá el rendimiento de los trabajadores, afectando las ganancias de la burguesía.

En la brutal lucha particular de diversos sectores de la burguesía por obtener más ganancias, no se da cuenta, la burguesía como clase, del efecto general de su ambición.

Así, parte de la plusvalía que obtienen los diversos sectores de la burguesía, ahora se repartirá con la burguesía del sector que se dedicará al tratamiento y distribución de agua.

Los recursos naturales como el agua, entre otros, no son sino el vehículo de la ganancia. Por lo tanto, ya sea que se privatice el agua, o el aire, o el clima, esto se traducirá en explotación de la fuerza de trabajo bajo la forma del salario, puesto que los recursos naturales no tienen “valor” en el sentido capitalista del término, es decir, no tienen precio, sino que adquieren valor de cambio como resultado de la cantidad de trabajo socialmente necesario que contienen.

La plusvalía máxima que se puede obtener está dada por la cantidad de fuerza de trabajo de que la burguesía pueda disponer, y esta fuerza de trabajo es un atributo humano, en consecuencia, todas las personas en edad de trabajar son fuente de plusvalía, y ante la insaciable ambición de la burguesía, se incorporarán al mercado laboral, formal o informal, menores de 14 años, aunque en buena parte vienen desde hace tiempo siendo objeto de explotación, para que se les extraiga plusvalía. Solo restaría aumentar la jornada de trabajo. Este sería el límite máximo de extracción de plusvalía, cualquiera que sea la mercancía que se produzca, así como los recursos que se utilicen.

En otras palabras, al incorporar el agua como mercancía, esto es, el servicio de tratamiento y distribución de agua, lo que se logra es que haya más actividades que permitan incorporar trabajadores de la edad que sea, incluyendo la ampliación de la edad de jubilación, y con ello poder extraer más plusvalía; y si a esto se le añade el aumentar la jornada de trabajo, se habrá llegado al límite de explotación de las clases trabajadoras. Hacia eso tiende la burguesía en su desesperada competencia en su propio seno, llevando al capitalismo a ser un sistema de destrucción.

En un momento de rara iluminación, la burguesía propuso y aprobó la modificación de la Constitución, para incorporar el siguiente artículo:

“Artículo 7º-A.- El Estado reconoce el derecho de toda persona a acceder de forma progresiva y universal al agua potable. El Estado garantiza este derecho priorizando el consumo humano sobre otros usos.

El Estado promueve el manejo sostenible del agua, el cual se reconoce como un recurso natural esencial y como tal, constituye un bien público y patrimonio de la Nación. Su dominio es inalienable e imprescriptible. [Artículo incorporado por el Artículo Único de la Ley N° 30588, publicada el 22-06-2017].”5

Sin embargo, la ansiedad por la ganancia, hace que la burguesía arrase con cualquier derecho que contravenga sus intereses, así estos intereses particulares conduzcan a la destrucción de la sociedad y, con ella, de la especie humana.

Lo que para algunos individuos, en este caso del Ejecutivo, es un interés monetario particular, para la burguesía peruana es el cumplimiento de la subordinación a los intereses de las grandes empresas transnacionales, y para estas, es el libre acceso a todos los recursos del planeta; y si estos recursos son vitales, en el sentido de ser imposible vivir sin ellos, como en el caso del agua y del aire, las ganancias están aseguradas. Es decir, la importancia de estos recursos para la vida, permitirán a la burguesía dedicada a estos negocios, apropiarse de gran parte de la plusvalía extraída a los trabajadores, lo cual restará la plusvalía de los demás sectores de la burguesía.

Sin embargo, es necesario aclarar que, si bien el Estado por definición no tiene fines de lucro, en el cobro de las tarifas de los servicios públicos está incorporada la ganancia de las empresas privadas proveedoras de bienes y servicios a las empresas del Estado. Y como ya sabemos, el cobro de coimas para acceder a ser proveedor de los gobiernos locales, y del Estado en general, es algo corriente. Por lo tanto, el Estado es en gran parte intermediario de las ganancias de la burguesía.

Además, el pago de la deuda externa requiere de recursos que el Estado obtiene a través de los impuestos; y como es práctica común, mientras que las clases trabajadoras pagan en su consumo el IGV, tengan o no trabajo, tengan o no ingresos; en tanto que el Estado exonera a las grandes empresas del pago de impuestos; resulta que el pago de la deuda externa recae fundamentalmente en las clases trabajadores y los sectores populares.

En consecuencia, el Estado peruano es capitalista hasta la médula.

Si bien, en el momento actual, la lucha concreta es para la no privatización de un recurso vital como es el agua, es necesario comprender que esta es una medida para evitar empeorar la situación de las clases populares. Pero no es la solución. Es solo un remedio temporal, es el aplazamiento de la solución, debido a la precaria forma de la prestación del servicio de agua potable y alcantarillado, y de la falta de prestación de este servicio a 3 millones 150 mil personas, según cifras del gobierno.

__________

(1) https://www.infobae.com/peru/2024/05/28/denuncia-contra-hania-perez-de-cuellar-piden-inicio-de-investigacion-contra-ministra-de-vivienda-por-conflicto-de-interes/

(2) https://www.loquehacemassa.com/economia/calles-privadas/index.html

(3) https://grain.org/fr/article/entries/1015-aire-no-te-vendas

(4) Ibídem.

(5) https://portal.jne.gob.pe/portal_documentos/files/036155b5-3874-473e-b6f4-dcc3d53b2901.pdf

 

Internacionales

A continuación reproducimos dos artículos que Mahmoud Elalwani, embajador del Estado de Palestina en Bolivia, envió a Creación Heroica. Le agradecemos a M. Elalwani la confianza, y le renovamos nuestra solidaridad y apoyo a la causa palestina, que exige su reconocimiento como Estado soberano y miembro con plenos derechos en la ONU.

El Comité de Redacción 

 

¡La Decisión del Fiscal General de la Corte Internacional de Justicia! 

Mahmoud Elalwani 

Ojalá los líderes israelíes, junto con los líderes de su Estado patrocinador, fueran más comprensivos y conscientes del valor del memorando legal y su posterior destino histórico. 

El pasado jueves 16 de mayo, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de las Naciones Unidas inició audiencias de dos días para considerar la solicitud de Sudáfrica de garantizar que Israel detenga su operación militar en el Sur de la Franja de Gaza, donde más de la mitad de la población de Gaza ha tenido que buscar seguridad y refugio. 

Al inicio de la sesión, el representante de Sudáfrica dijo que Israel continúa violando el derecho internacional y sus resoluciones, viola decisiones emitidas por la Corte Internacional de Justicia y por otros órganos de la ONU y continúa con sus crímenes contra los palestinos, demolición de escuelas, hospitales y universidades, así como de instituciones humanitarias y de socorro ante la ausencia de medidas efectivas contra Israel por parte de la comunidad internacional. Sudáfrica señaló que la ocupación busca desplazar a los palestinos de su tierra y controlarla mediante proyectos de asentamientos para asentar a colonos. 

El representante de Sudáfrica destacó que existe un expediente completo y legal que demuestra el genocidio y otros crímenes ocurridos contra los palestinos pero que no es fácil conocer todos los detalles de lo que está ocurriendo dentro de Gaza debido a que las medidas tomadas por Israel impiden las investigaciones de los medios y al asesinato de más de 133 periodistas desde el comienzo del genocidio. Asimismo, hizo hincapié en que el derecho a la autodefensa no otorga a un Estado ocupante licencia para utilizar la fuerza ilimitada e infligir destrucción, violencia y hambre a todo un pueblo y que nada justifica el genocidio. La prevención del genocidio es una de las normas establecidas en el derecho internacional humanitario. 

El pasado lunes 20 de mayo, el fiscal del Tribunal Penal de La Haya, Karim Khan, de nacionalidad inglesa, manifestó que sobre la base de las pruebas reunidas y examinadas por su oficina, hay motivos razonables para creer que Benjamín Netanyahu, Primer Ministro de Israel, y Yoav Galant, Ministro de Defensa de Israel, tienen responsabilidad penal por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad cometidos en el territorio del Estado de Palestina (en la Franja de Gaza) a partir de octubre de 2023. 

Hacer morir de hambre a civiles como método de guerra constituye un crimen de guerra y supone una violación del artículo 8.2. b.25. del Estatuto de Roma y, consecuentemente, el fiscal solicitó la emisión de órdenes de arresto contra Benjamín Netanyahu y contra el ministro del ejército, acusados de cometer crímenes de guerra. 

Al presentar estas solicitudes de órdenes de arresto, Karim Khan dijo que su oficina actúa de conformidad con su mandato en virtud del Estatuto de Roma, ya que desde el primero de abril de 2015 el Estado de Palestina forma parte del Estatuto de Roma y desde el 5 de febrero de 2021, la Sala de Cuestiones Preliminares I decidió que la Corte podía ejercer su competencia penal en el Estado de Palestina y que el alcance espacial de dicha jurisdicción incluía Gaza y Cisjordania y Jerusalén aOriental. El fiscal añadió, “Hoy recalcamos una vez más que el derecho internacional y las leyes de los conflictos armados se aplican a todos. Ningún soldado de infantería, comandante o líder civil o cualquier persona pueden escapar al castigo por sus acciones. Confío en que todos los Estados Partes en el Estatuto de Roma traten estas solicitudes y la decisión judicial que resulte de ellas con la misma seriedad que han demostrado en otros casos y cumplan con sus obligaciones en virtud del Estatuto”. 

Las reacciones internacionales no tardaron en llegar ante las decisiones de la Corte Penal Internacional (CPI) que son vinculantes a los 124 países miembros. El responsable de política exterior de la Unión Europea, Josep Borrell, afirmó que la Corte Penal Internacional es una institución internacional independiente y añadió que los países que ratifican su estatuto están obligados a aplicar su decisión, y aquellos países que amenazan y intimidan a los jueces de la CPI deben poner fin a estas amenazas para no intervenir en sus decisiones. 

Sin embargo, Netanyahu condenó la decisión del fiscal de la CPI como una “deshonra” y un ataque a todo Israel y la calificó de antisemitismo. Por otro lado, el Ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, rechazó la declaración del Fiscal de la CPI de La Haya y añadió que el Estado de Israel no es parte en el tribunal y que no reconoce su autoridad. Joe Biden calificó de escandalosa la solicitud del fiscal de la CPI de emitir órdenes de arresto para líderes israelíes, y el secretario de estado estadounidense, Blinken, denunció los esfuerzos del tribunal, al considerar que el organismo internacional no tiene autoridad judicial sobre Israel y consideró que dicha decisión era vergonzosa. El portavoz del primer ministro británico, Rishi Sunak, dijo que la decisión del fiscal de la Corte Penal Internacional de solicitar una orden de arresto contra el primer ministro israelí no ayuda a lograr el cese de los combates, ni a llevar ayuda humanitaria ni a retirar a los rehenes. 

Por otro lado, la presidencia sudafricana acogió con satisfacción el anuncio del fiscal de la Corte Penal Internacional e instó previamente a la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas a emitir una orden de alto el fuego en Gaza durante las audiencias sobre medidas de emergencia para detener la operación militar israelí en la ciudad de Rafah, al sur de la Franja. Este viernes 24 de mayo la CIJ con 12 votos a favor y dos en contra tomó decisión de detener de inmediato la ofensiva israelí en Rafah, y como repuesta a ello Israel lanzó violentos bombardeos contra Rafah. A diferencia de la CPI, este Tribunal de CIJ es reconocido por Israel y EEUU. 

Por primera vez desde el establecimiento del Estado de Israel a través de la usurpación de la tierra de Palestina, ningún actor se ha encontrado ante una “persecución criminal” en virtud de la cláusula “buscados para arresto” por ser considerados autores de crímenes de guerra y genocidio contra el pueblo palestino y, por tanto, se abre una puerta a futuros procesamientos por crímenes anteriores que todavía no han expirado ni morirán. 

El memorando del demandante para la Corte Penal Internacional adquiere un valor político-jurídico y una dimensión histórica en la medida en que completó la lucha nacional palestina contra la presencia ocupante con metas y objetivos legítimos, políticamente y en el marco de las instituciones internacionales, para consolidar a Palestina como un Estado cuya presencia es inevitable y jurídicamente por estar involucrados los tribunales globales más importantes, la justicia internacional y el derecho penal internacional. 

Ojalá los líderes israelíes, junto con los líderes de su Estado patrocinador, fueran más comprensivos y conscientes del valor del memorando legal y su posterior destino histórico.

 

 

La Nakbah y la Limpieza Étnica en Palestina. ¿Por Qué Continúa el Riesgo de Desplazamiento de la Población de la Franja de Gaza Hacia el Extranjero? 

Mahmoud Elalwani(*) 

Desde 1948, cada 15 de mayo el pueblo palestino conmemora la Nakbah (la catástrofe), fecha en que fue masacrado y expulsado de su tierra a manos de las milicias israelíes y sus aliados. Hoy, lamentablemente la historia se repite en Gaza a manos de los mismos actores, pero con un genocidio más sanguinario, utilizando alta tecnología y armamentos más sofisticados y de destrucción masiva. La limpieza étnica sigue en todo el territorio palestino por octavo mes consecutivo, dejando más de 35.200 víctimas, entre ellas 14.100 niños, 9.200 mujeres, 1.050 ancianos y más de 11.000 desaparecidos, con más de 80.000 heridos y dos millones de desplazados por la fuerza militar israelí. 

La limpieza étnica es una parte esencial de la estrategia del movimiento sionista, basada en «apoderarse de la mayor superficie posible de tierra de Palestina con el menor número posible de palestinos». De hecho, los sionistas actuales critican a la generación fundadora del sionismo, diciendo que no acabaron su trabajo en 1948, que no lograron una limpieza total matando o deportando a todos los palestinos y que cometieron el gran error histórico estratégico de permitir que los palestinos se multiplicaran en la Palestina ocupada. Hoy en día, las bandas armadas sionistas están llevando a cabo exterminios masivos y deportaciones, evitando su difusión mediática, prohibiendo la entrada de los medios de comunicación con la intención de ocultar las masacres y negar su comisión. 

La limpieza étnica fue y sigue siendo un plan sionista sistemático y una política estratégica israelí. Ha acompañado al proyecto sionista desde sus inicios y estaba en el centro de la doctrina sionista. La expulsión y el desplazamiento forzado bajo la amenaza de muerte y expulsión de los palestinos de sus tierras era el objetivo común del movimiento sionista para borrar el nombre de Palestina del mapa mundial. 

Después de más de 220 días de guerra, con cada día que pasa se confirma la falsedad de la narrativa promovida por la entidad sionista, especialmente por Netanyahu, de que el objetivo de la guerra es recuperar a los secuestrados y eliminar al movimiento Hamás, ocultando el objetivo real que se extiende más allá de Gaza y de Hamás, que es el de liquidar la causa palestina. 

Netanyahu todavía insiste en mentir para justificar la continuación de la guerra, afirmando que estos dos objetivos no se han logrado; también continúa logrando sus verdaderos objetivos: más asentamientos en Cisjordania y la judaización de Jerusalén. 

¿Cómo alguien puede creer que esto es una guerra contra Gaza y contra Hamás a la luz de la destrucción sistemática de todos los edificios e infraestructuras en la Franja de Gaza, donde se apunta a los civiles y se los mata? 

¿Por qué continúa el riesgo de desplazamiento de la población de la Franja de Gaza hacia el extranjero? 

¿Cuál es la relación entre la liberación de los secuestrados y la eliminación del movimiento Hamás? ¿Por qué impedir que la agencia de ayuda de las Naciones Unidas, UNRWA, funcione e incitar a los países a cortarle la financiación cuando dicha agencia es un símbolo de la cuestión de los refugiados y del derecho al retorno? 

¿Cuál es la relación entre los objetivos declarados y la retención de fondos fiscales al gobierno palestino? ¿Cuál es la relación con la incitación a los países del mundo contra el gobierno y los dirigentes palestinos? 

¿Acaso se rebelaron los estudiantes de las universidades estadounidenses y europeas, los movimientos de opinión pública y las organizaciones internacionales contra el Estado sionista solo porque querían liberar a sus prisioneros y eliminar a Hamás, o es porque los objetivos israelíes van mucho más allá con una guerra de genocidio y limpieza étnica contra todo el pueblo palestino? 

Es evidente que el objetivo de los sionistas y sus aliados no es más que una limpieza étnica de los palestinos con el fin de liquidar su legítima causa.

_________

(*) Mahmoud Elalwani es embajador del Estado de Palestina en Bolivia.

Stalin

Stalin. Historia y Crítica de Una Leyenda Negra

(4)

Domenico Losurdo

Una serie de campañas de desinformación y la operación Barbarroja

Incluso en el estricto ámbito de la conducta militar, el Informe secreto ha perdido toda credibilidad. Según Kruschov, obviando las «advertencias» que de todos lados le llegaban sobre la inminencia de la invasión, Stalin se precipita hacia el desastre. ¿Qué decir de esta acusación? Mientras tanto, también las informaciones provenientes de un país amigo pueden resultar erróneas: por ejemplo, el 17 de junio de 1942 Franklin Delano Roosevelt pone sobre aviso a Stalin de un inminente ataque japonés, que después no se produce46. Y es que en los albores de la agresión nazi la URSS se ve obligada a orientarse entre gigantescas maniobras de distracción y desinformación. El Tercer Reich se dedica intensamente a hacer creer que la acumulación de tropas al este tiene como objetivo solamente el camuflar el inminente salto más allá del Canal de la Mancha, cosa que parecía bastante creíble después de la conquista de la isla de Creta. «Todo el aparato estatal y militar está movilizado», anota complacido Goebbels en su diario 31 de mayo de 1941, para escenificar la «primera gran oleada de mimetización» de la operación Barbarroja. Así, «14 divisiones son transportadas hacia el oeste»47; además, todas las tropas desplegadas sobre el frente occidental son puestas en estado de máxima alerta48. Unas dos semanas después la edición berlinesa del "Vólkischer Beobachter" publica un artículo que señala la ocupación de Creta como modelo para el proyectado ajuste de cuentas con Inglaterra: pocas horas después el original es secuestra do con el fin de dar la impresión de que haya sido desvelado a traición un secreto de gran importancia. Tres días después 14 de junio, Goebbels anota en su diario: «Las radios inglesas declaran ya que nuestro despliegue contra Rusia solamente es un bluff, detrás del cual buscábamos esconder nuestros preparativos para la invasión [de Inglaterra]»49. A esta campaña de desinformación Alemania añadía otra: se hacían circular voces según las cuales el despliegue militar en el este se proponía presionar a la URSS, llegado el caso recurriendo a un ultimátum, para que Stalin aceptase redefinir las cláusulas del pacto germano-soviético y se comprometiese a exportar mayor cantidad de cereales, petróleo y carbón, necesitados por un Tercer Reich inmerso en una guerra que no parecía concluir. Se quería por tanto hacer creer que la crisis se podía resolver con nuevas negociaciones y con alguna concesión suplementaria por parte de Moscú49. A esta conclusión llegaban en Gran Bretaña los servicios de información del ejército y los mandos militares, que todavía a fecha del 22 de mayo advertían a su Gabinete de guerra: «Hitler no ha decidido todavía si perseguir sus objetivos [la URSS] a través de la persuasión o con la fuerza de las armas»50. El 14 de junio Goebbels anota satisfecho en su diario: «En general creen todavía que puede ser un farol, o bien un intento de chantaje»51.

No se debe subestimar tampoco la campaña de desinformación escenificada en el lado opuesto y ya iniciada dos años antes: en noviembre de 1939 la prensa francesa publica un inexistente discurso pronunciado frente al Politburó el 19 de agosto de ese mismo año en el que Stalin habría expuesto un plan para debilitar Europa, promoviendo en su interior una guerra fratricida, para después sovietizarla. No hay dudas: se trata de un texto falso, que intentaba hacer saltar el pacto de no agresión germano— soviético y dirigir hacia el este la furia expansionista del Tercer Reich52. Según una difundida leyenda historiográfica, en la víspera de la agresión nazi el gobierno de Londres habría puesto en guardia a Stalin repetidas veces y de manera desinteresada, quien sin embargo, como buen dictador, se habría fiado solamente de su homólogo berlinés. En realidad, si por un lado comunica a Moscú las informaciones relativas a la operación Barbarroja, por el otro lado Gran Bretaña difunde rumores sobre un inminente ataque de la URSS contra Alemania o los territorios ocupados por ella53. Es evidente y comprensible el interés por hacer inevitable o acelerar el conflicto germano-soviético.

Entra en juego después el misterioso vuelo de Rudolf Hess a Inglaterra, claramente movido por la esperanza de reconstruir la unidad de Occidente en la lucha contra el bolchevismo, confiriendo así concreción al programa enunciado en Mein Kampf de alianza y solidaridad de los pueblos germánicos en su misión civilizadora. Los agentes soviéticos en el exterior informan al Kremlin de que el número dos del régimen nazi ha emprendido la iniciativa con la aquiescencia del Führer54. Por otro lado, personalidades de cierto relieve en el Tercer Reich han defendido sin fisuras la tesis según la cuál Hess había actuado animado por Hitler. Este, en todo caso, siente la necesidad de enviar inmediatamente a Roma al ministro de Asuntos Exteriores Joachim von Ribbentrop con el fin de despejar en Mussolini cualquier sospecha de que Alemania esté preparando un acuerdo de paz exclusivo con Gran Bretaña55. Obviamente, toda vía más fuerte es la preocupación en Moscú por este golpe de efecto, sobre todo en la medida en que la actitud del gobierno británico no hace sino alimentarlo: éste no aprovecha la oportunidad de «capturar al lugarteniente del Führer» y conseguir así «un máximo efecto propagandístico, cosa que tanto Hitler como Goebbels se temían»; es más, el interrogatorio de Hess —informa a Stalin desde Londres el embajador Ivan Maysky— es confiado a un promotor de la política de appeasement. Mientras dejan la puerta abierta a una reaproximación anglosoviética, los servicios secretos de Su Majestad se dedican a alimentar los rumores ya existentes de una inminente paz firmada entre Londres y Berlín; todo ello con el objetivo de incrementar la presión sobre la Unión Soviética que quizás habría busca do evitar la temida alianza entre Gran Bretaña y el Tercer Reich con un ataque preventivo del Ejército rojo contra la Wehrmacht, y reforzar en todo caso la capacidad negociadora de Inglaterra.56

Se comprenden bien la cautela y desconfianza del Kremlin: el peligro de una reedición de Múnich, a escala más amplia y trágica, estaba muy presente. Quizás se pueda especular con que la segunda campaña de desinformación escenificada por el Tercer Reich haya jugado un papel relevante. Basándonos al menos en la transcripción conservada en los archivos del partido comunista soviético, pese a dar por descontada a corto plazo la entrada de la URSS en el conflicto, Stalin subraya en su discurso del 5 de mayo de 1941, dirigido a los graduados de la Academia militar, cómo históricamente Alemania había conseguido la victoria cuando se había concentrado en un solo frente, mientras que había sufrido la derrota cuando había sido obligada a combatir contemporáneamente a este y oeste57. Des de luego, Stalin podría haber subestimado la seriedad con la que Hitler valoraba la posibilidad de agredir a la URSS. Por otro lado, él sabía bien que una precipitada movilización total habría proporcionado al Tercer Reich en bandeja de plata el casus belli, tal y como había ocurrido con la Primera guerra mundial. Hay en todo caso una cuestión indudable: pese a moverse con circunspección en una situación notablemente complicada, el líder soviético procede a «acelerar los preparativos de guerra». En efecto, «entre mayo y junio se llaman a filas a 800.000 reservistas, a mediados de mayo 28 divisiones se desplazan en los territorios occidentales de la Unión Soviética», mientras se siguen a un ritmo constante los trabajos de fortificación de fronteras y de camuflaje de los objetivos militares más sensibles. «En la noche entre el 21 y 22 de junio se les da la alarma a todas estas fuerzas y son llamadas a prepararse para un ataque por sorpresa por parte alemana»58.

Para desacreditar a Stalin, Kruschov insiste en las espectaculares victorias iniciales del ejército invasor, pero obvia las previsiones realizadas en Occidente en su momento. Después del desmembramiento de Checoslovaquia y la entrada en Praga de la Wehrmacht, Lord Halifax había continuado rechazando la idea de una reaproximación de Inglaterra y la URSS recurriendo a este argumento: no tenía sentido aliarse con un país cuyas fuerzas armadas eran «insignificantes». En la víspera de la operación Barbarroja o en el momento de su comienzo, los servicios secretos británicos habían calculado que la Unión Soviética habría sido «liquidada en 8 o 10 semanas»; a su vez, los consejeros del Secretario de Estado norteamericano Henry L. Stimson habían previsto el 23 de junio que todo habría concluido en un período de entre uno y tres meses59. Por otra parte, la fulminante penetración de la Wehrmacht en el territorio soviético —observa actualmente un ilustre historiador militar— se explica fácilmente con un poco de geografía:

La extensión del frente —1.800 millas— y la escasez de obstáculos naturales ofrecían al agresor inmensas ventajas a la hora de infiltrarse y maniobrar. Pese a las colosales dimensiones del Ejército rojo, la relación entre sus fuerzas y el espacio era tan desfavorable que las unidades mecanizadas alemanas podían encontrar fácilmente ocasiones para realizar maniobras indirectas a espaldas de su adversario. Además, las ciudades ampliamente separadas, donde convergían carreteras y vías de ferrocarril, ofrecían al agresor la posibilidad de apuntar a objetivos alternativos, poniendo al enemigo en la difícil situación de adivinar la dirección real de la marcha, y afrontar un dilema después de otro.60

 

El rápido desenlace negativo de la guerra relámpago

No debe uno dejarse cegar por las apariencias: observado cuidadosamente, el proyecto del Tercer Reich de reeditar en el este el triunfal Blitzkrieg realizado en el lado occidental comienza a mostrarse problemático ya en las primeras semanas del gigantesco choque.61 A tal propósito resultan reveladores los diarios de Joseph Goebbels. En la víspera de la agresión destaca lo imparable que resultaría a la postre el ataque alemán, «sin duda el más poderoso que la historia haya jamás conocido»; nadie podrá discutir el «despliegue más poderoso de la historia universal».62 Y por tanto: «Tenemos delante una marcha triunfal sin precedentes [...]. Considero la fuerza militar de los rusos muy baja, todavía más baja de lo que pueda considerarla el Führer. Si hubo y si hay una acción de resultado cierto, es ésta».63 En realidad no es inferior la seguridad de Hitler, que algunos meses antes delante de un diplomático búlgaro se había referido al ejército soviético de esta manera: es sólo un «chiste».64 Lo cierto es que desde el inicio los invasores se encuentran, pese a todo, con sorpresas desagradables: «El 25 de junio, en ocasión del primer asalto a Moscú, la defensa antiaérea demuestra tal eficacia que desde ese momento la Luftwaffe se ve obligada a limitarse a ataques nocturnos a rangos reducidos».65 Bastan diez días de guerra para que comiencen a entrar en crisis las certezas anteriores. El 2 de julio Goebbels anota en su diario: «En conjunto, se combate muy dura y obstinadamente. De ningún modo puede hablarse de paseo. El régimen rojo ha movilizado al pueblo»66. Los sucesos se siguen y el humor de los dirigentes nazis cambia de manera radical, tal y como se comprueba en el diario de Goebbels.

24 de julio: No podemos conservar duda alguna acerca del hecho de que el régimen bolchevique, que existe desde hace casi un cuarto de siglo, ha dejado profundas huellas en los pueblos de la Unión Soviética [...]. Sería por lo tanto justo subrayar con claridad, frente al pueblo alemán, la dureza del combate que se libra en el este. Debe decírsele a la nación que esta operación es muy difícil, pero que podemos superarla y la supera remos67.

1º de agosto: En el cuartel general del Führer [...] también se admite abiertamente que se ha errado un poco en la valoración de la fuerza militar soviética. Los bolcheviques revelan una resistencia mayor de la que habríamos supuesto; sobre todo los medios materiales a su disposición son mayores de lo que pensábamos68.

19 de agosto: El Führer está en privado muy irritado consigo mismo por el hecho de haberse dejado engañar hasta tal punto sobre el potencial de los bolcheviques, a través de los informes provenientes de [agentes alemanes enviados a] la Unión Soviética. Sobre todo su subestimación de la infantería acorazada y la aviación del enemigo nos ha creado muchos problemas. Ha sufrido mucho. Se trata de una grave crisis [...]. Comparadas, las campañas llevadas a cabo hasta ahora eran casi paseos [...]. En lo que respecta al oeste el Führer no tiene ningún motivo de preocupación [...]. Con nuestro rigor y objetividad los alemanes siempre hemos subestimado al enemigo, con la excepción en este caso de los bolcheviques69.

16 de septiembre: Hemos calculado el potencial de los bolcheviques de modo completamente erróneo70.

Los investigadores en materia de estrategia militar subrayan las dificultades imprevistas en las que al entrar en la Unión Soviética se ve inmersa una maquinaria de guerra poderosa, experimentada y rodeada por el mito de la imbatibilidad como era la alemana71. Resulta «especialmente significativa para el éxito de la guerra oriental la batalla de Smolensk, en la segunda mitad de julio de 1941 hasta ahora oculta en las investigaciones por la sombra de otros acontecimientos»72. La observación es de un ilustre historiador alemán, que cita después estas elocuentes entradas del diario del general Fedor von Bock, del 20 y 26 de julio respectivamente:

El enemigo quiere reconquistar Smolensk a cualquier precio y constantemente moviliza nuevas tropas hacia allí. La hipótesis expresada en alguna parte de que el enemigo actúe sin una estrategia no se apoya en hecho alguno [...]. Se constata que los rusos han llevado a cabo alrededor del frente construido por mí un nuevo y compacto despliegue de fuerzas. En muchos puntos intentan pasar al ataque. Sorprendente para un adversario que ha sufrido golpes similares; debe poseer una cantidad increíble de material, de hecho nuestras tropas lamentan todavía hoy el potente efecto de la artillería enemiga.

Todavía más inquieto y de hecho decididamente pesimista es el almirante Wilhelm Canaris, dirigente del contraespionaje, que, ha blando con el general Von Bock el 17 de julio, comenta:

«Lo veo muy negro»73. El ejército soviético no sólo no huye en des bandada en los primeros días y semanas del ataque, oponiendo de hecho una «tenaz resistencia», sino que demuestra estar bien dirigido, como revela por lo demás la «resolución de Stalin a la hora de frenar el avance alemán en el punto exacto para él». Los resultados de este atento liderazgo militar se revelan también en el plano diplomático: «impresionado por el tenaz combate ofrecido en el área de Smolensk», Japón, presente allí con observadores, decide recha zar la propuesta del Tercer Reich de participar en la guerra contra la Unión Soviética74. El análisis del historiador alemán, ferozmente anticomunista, es confirmado plenamente por investigadores rusos partidarios del Informe Kruschov y destacados como campeones de la lucha contra el "estalinismo": «Los planes del Blitzkrieg [alemán] habían naufragado ya a mediados de julio»75.

En este contexto no parece puramente formal el homenaje que Churchill y F. D. Roosevelt realizan el 14 de agosto de 1941 a la «espléndida defensa» del ejército soviético76. Al margen de los círculos diplomáticos y gubernamentales, en Gran Bretaña —según nos informa una entrada del diario de Beatrice Webb— ciudadanos normales e incluso de ideario conservador muestran un «vivo interés por el coraje e iniciativa sorprendentes y por el magnífico equipa miento de las fuerzas del Ejército Rojo, el único Estado soberano capaz de enfrentarse a la potencia casi mítica de la Alemania de Hitler». En la misma Alemania, tres semanas después del comienzo de la Operación Barbarroja, empiezan a oírse voces que ponen radicalmente en cuestión la versión triunfalista del régimen. Es lo que aparece en el diario de un eminente intelectual alemán de origen judío: al parecer, en el este «sufrimos una inmensa cantidad de bajas, habíamos infravalorado la capacidad de resistencia de los rusos», a los que «no se les acaban nunca los hombres y el material bélico».

Durante mucho tiempo leída como una expresión de ignorancia po lítico-militar o incluso de ciega confianza respecto al Tercer Reich, la conducta extremadamente cauta de Stalin en las semanas que preceden al estallido de las hostilidades aparece ahora bajo una luz completamente diferente:

«La concentración de fuerzas de la Wehrmacht a lo largo de la frontera con la URSS, la violación del espacio aéreo soviético y otras numerosas provocaciones tenían una única finalidad: atraer al grueso del Ejército Rojo lo más cerca posible de la frontera. Hitler pre tendía ganar la guerra en una única y gigantesca batalla». Incluso generales de entre los más valiosos se sintieron atraídos por la trampa, y previendo la irrupción del enemigo, instan a un masivo desplazamiento de tropas hacia la frontera: «Stalin rechazó categóricamente la petición, insistiendo en la necesidad de mantener reservas a gran escala a considerable distancia de la línea del frente». Más tarde, siendo consciente de los planes estratégicos de los ideadores de la Operación Barbarroja, el mariscal Georgy K. Zhukov reconocía el acierto de la línea seguida por Stalin: «El mando de Hitler contaba con un desplazamiento del grueso de nuestras tropas hacia la frontera, con la intención de rodearlo y destruirlo»77.

De hecho, en los meses que preceden a la invasión de la URSS el Führer señala, discutiendo con sus generales: «Problema del espacio ruso. La amplitud infinita del espacio hace necesaria la concentración en puntos decisivos»78. Más tarde, con la Operación Barbarroja ya comenzada, en una conversación aclara ulteriormente su opinión: «En la historia mundial ha habido hasta ahora solamente tres batallas de aniquilación: Cannes, Sedan y Tannenberg. Podemos estar orgullosos del hecho de que dos de ellas han sido victoriosamente combatidas por ejércitos alemanes». Sin embargo, para Alemania la tercera y más grandiosa batalla decisiva de aniquilación y sometimiento, tan ansiada por Hitler, se le complica cada vez más, y una semana después se ve obligado a reconocer que la Operación Barbarroja había infravalorado gravemente al enemigo: «la preparación bélica de los rusos debe considerarse fantástica»79. Queda clara aquí la actitud de un jugador de cartas intentando justificar el fracaso de sus previsiones. Y sin embargo, el experto inglés en estrategia militar antes citado llega a conclusiones no muy diferentes: el motivo de la derrota de los franceses residió «no en la cantidad o calidad de su material sino en su doctrina militar»; es más, un despliegue demasiado avanzado del ejército influye desastrosamente, ya que «compromete gravemente su ductilidad estratégica»; un error similar había cometido también Polonia, favorecido por «la ferocidad nacional y la excesiva confianza de los militares». Nada de todo esto se da en el caso de la Unión Soviética.80

Más importante que cada una de las batallas es la imagen de conjunto: «El sistema estaliniano consiguió movilizar a la gran mayoría de la población y la práctica totalidad de los recursos»; en particular la «capacidad de los soviéticos» fue «extraordinaria», en una situación tan difícil como la creada en los primeros meses de la guerra, a «la hora de evacuar y de reconvertir después a la producción militar un número considerable de industrias». Sí, «puesto en pie dos días después de la invasión alemana, el Comité de evacuación consiguió desplazar al este 1.500 grandes fábricas, tras la realización de operaciones titánicas de una gran complejidad logística»81. Por otro lado, este proceso de deslocalización había comenzado ya en las semanas o meses que preceden a la agresión nazi (infra, p. 319), confirmando ulteriormente el carácter fantástico de la acusación lanzada por Kruschov.

Hay más. El grupo dirigente soviético había intuido de algún modo el desarrollo de la guerra que se perfilaba en el horizonte, ya desde el momento mismo en que impulsó la industrialización del país: con un giro radical respecto a la situación precedente, había identificado «un punto central en la Rusia asiática», a distancia y resguardado de posibles agresores82. En efecto, sobre ello Stalin había insistido con fuerza, repetidas veces.

31 de enero de 1931:

se imponía la «creación de un campo industrial nuevo y bien dotado en los Urales, en Siberia, en Kazajistán». Pocos años después, el Informe presentado el 26 de enero de 1934 en el XVII Congreso del PCUS había llamado con satisfacción la atención sobre el poderoso desarrollo industrial que se había producido «en Asia central, en Kazajistán, en las Repúblicas Buriatas, Tártaras y Baskirias, en los Urales, en Siberia oriental y occidental, en el extremo oriente, etc.»83. Las implicaciones de todo ello no se le habían escapado a Trotsky, que pocos años después, al analizar los peligros de la guerra y el grado de preparación de la Unión Soviética, y al subrayar los resultados alcanzados por la «economía planificada» en el ámbito «militar», había observado: «La industrialización de regiones remotas, principalmente de Siberia, confiere a las regiones de la estepa y bosque una nueva importancia»84. Solamente ahora los grandes espacios asumían todo su valor y hacían más complicada que nunca la guerrahrelámpago utilizada por el estado mayor alemán.

Es precisamente en el ámbito del aparato industrial edificado en previsión de la guerra donde el Tercer Reich se ve obligado a afrontar las sorpresas más amargas, como muestran dos anotaciones de Hitler.

29 de noviembre de 1941:

«¿Cómo es posible que un pueblo tan primitivo pueda alcanzar tales objetivos técnicos en tan poco tiempo?»

26 de agosto de 1942: «En lo que respecta a Rusia, es incontestable que Stalin ha alzado el nivel de vida. El pueblo ruso no sufría el hambre [en el momento del comienzo de la Operación Barbarroja]. En conjunto es necesario reconocer que: han sido construidos talleres de la importancia de las Hermann Goering Wer ke allí donde hasta hace dos años no existían sino aldeas desconocidas. Nos encontramos líneas de ferrocarril que no están en los mapas»85.

Llegados a este punto es conveniente dar la palabra a tres expertos, notablemente diferentes entre ellos uno ruso y los otros dos occidentales. El primero, que en su momento dirigió el Instituto soviético de historia militar, y que ha compartido el antiestalinismo militante de los años de Gorbachov, parece movido por la intención de retomar y radicalizar la requisitoria del Informe Kruschov. Y sin embargo, por los mismos resultados de su investigación, se ve obligado a formular un juicio bastante más matizado: sin ser un especialista y mucho menos el genio descrito por la propaganda oficial, ya en los años que preceden al estallido de la guerra Stalin se ocupa intensamente de los problemas de la defensa, de la industria de defensa y de la economía de guerra en su conjunto. Sí, en el plano estrictamente militar, únicamente a través de pruebas y errores, incluso graves, y «gracias a la dura praxis de la vida militar cotidiana» él «aprende gradualmente los principios básicos de estrategia»86. En otros campos, sin embargo, su pensamiento se muestra «más desarrollado que el de muchos líderes militares soviéticos». Gracias también a la larga práctica en la gestión del poder político, Stalin no pierde nunca de vista el rol central de la economía de guerra, y contribuye a re forzar la resistencia de la URSS con la transferencia hacia el interior del aparato bélico industrial: «es casi imposible subestimar la importancia de este empeño»87. El líder soviético presta finalmente una gran atención a la dimensión político-moral de la guerra. En este ámbito «tenía ideas totalmente fuera de lo habitual», como demuestra la decisión «valiente y clarividente», tomada pese al escepticismo de sus colaboradores, de efectuar el desfile militar conmemorativo del aniversario de la Revolución de octubre, el 7 de noviembre de 1941, en una Moscú asediada y acosada por el enemigo nazi. En síntesis, puede decirse que respecto a los militares de carrera y al círculo de sus colaboradores, «Stalin da prueba de un pensamiento más universal»91. Y es un pensamiento —puede añadirse— que no pasa por alto ni siquiera los aspectos más ínfimos de la vida y de la moral de los soldados: informado del hecho de que se habían que dado sin cigarrillos, gracias también a su capacidad para despachar «una enorme carga de trabajo», «en el momento crucial de la batalla de Stalingrado, él [Stalin] encontró tiempo para llamar por teléfono a Akaki Mgeladze, jefe del partido en Abjasia, la principal región productora de tabaco: "¡Nuestros soldados ya no pueden fumar! ¡Sin cigarrillos el frente no aguanta!"»88

En la apreciación positiva de Stalin como líder militar los dos autores occidentales van aún más allá. Si Kruschov insiste en los arrolladores éxitos iniciales de la Wehrmacht, el primero de los dos expertos mencionados expresa esta misma evidencia con un lenguaje bastante diferente: no sorprende que «la mayor invasión de la historia militar» haya conseguido éxitos iniciales: la réplica del Ejército rojo tras los devastadores golpes de la invasión alemana en junio de 1941 fue «la mayor producción de armas que el mundo hubiese visto nunca»89. El segundo investigador, docente de una academia militar estadounidense, a partir de la comprensión del conflicto en términos de su larga duración, de la atención reservada tanto a la retaguardia como al frente, de la dimensión económica y política, así como la propiamente militar de la guerra, habla de Stalin como un «gran estratega», de hecho como «el primer auténtico estratega del siglo veinte»90. Es una valoración de conjunto ampliamente coincidente con la del otro investigador occidental antes citado, cuya tesis de fondo, resumida en las solapas del libro, ve en Stalin al «mayor líder militar del siglo veinte». Obviamente se pueden discutir o matizar estas valoraciones tan lisonjeras; queda sin embargo claro el hecho de que, al menos en lo que respecta al tema de la guerra, el paisaje trazado por Kruschov ha perdido toda credibilidad.

Sobre todo por el hecho de que llegado el momento del examen definitivo, la URSS se muestra bastante preparada también desde otro punto de vista esencial. Volvamos a dar la palabra a Goebbels, que, al explicar las inopinadas dificultadas de la operación Barbarroja, aparte del potencial bélico del enemigo, remite también a otro factor:

Para nuestros hombres de confianza y a nuestros espías era casi imposible penetrar en el interior de la Unión Soviética. No podían adquirir una visión precisa. Los bolcheviques se han esforzado directamente en engañarnos. De toda una serie de armas que poseían, sobre todo armas pesadas, no hemos podido sacar nada en claro. Exactamente lo contrario de lo que se ha producido en Francia, donde lo sabíamos prácticamente todo y no podríamos haber sido sorprendidos de ningún modo.91

_________

(46) En Butler 2005), pp. 71-2.

(47) Goebbels 1992), p. 1590.

(48) Wolkow 2003), p. 111.

(49) Goebbels 1992), pp. 1594-5 y 1597.

(50) Costello 1991), pp. 438-9.

(51) Goebbels 1992), p. 1599.

(52) Roberts 2006), p. 35.

(53) Wolkow 2003), p. 110.

(54) Costello 1991), pp. 436-7.

(55) Kershaw 2001), pp. 581 y 576-7.

(56) ibid, pp. 585-7; Ferro 2008), p. 115 en lo que respecta a Maysky).

(57) Besymenski 2003), pp. 380-6 y en especial p. 384).

(58) Roberts 2006), pp. 66-9.

(59) Ferro 2008), p. 64; Benes 1954), p. 151; Gardner 1993), pp. 92-3.

(60) Liddel Hart 2007), pp. 414-5.

(61) Ibid, pp. 417-8.

(62) Goebbels 1992), pp. 1601 y 1609.

(63) Ibid, pp. 1601-2.

(64) Fest 1973), p. 878.

(65) Ferro 2008), p. 189.

(66) Goebbels 1992), p. 1619.

(67) Ibid, pp. 1639-40.

(68) Ibid, p. 1645.

(69) Ibid, pp. 1656-8.

(70) Ibid, pp. 1665-6.

(71) Liddel Hart 2007), pp. 417-8.

(72) Hillgruber 1991), p. 354.

(73) Citado en Hillgruber 1991), pp. 358-60.

(74) Ibid, pp. 372 y 369.

(75) Medvedev, Medvedev 2006), p. 252

(76) En Butler 2005), p. 41.

(77) Medvedev, Medvedev 2006), pp. 259-60.

(78) Hitler 1965), p. 1682 declaraciones del 30 de marzo de 1941).

(79) Hitler 1989), p. 70 conversación del 10 de septiembre de 1941) y Hitler 1980), p. 61 conversación del 17-18 de septiembre de 1941).

(80) Liddel Hart 2007), pp. 404, 400 y 392.

(81) Werth 2007a), pp. 352 y 359-60.

(82) Tucker 1990), pp. 97-8.

(83) Stalin 1971-73), vol. 13, pp. 67 y 274.

(84) Trotsky 1988), p. 930 = Trotsky, 1968, p. 207).

(85) Hitler 1980), p. 366 conversación del 26 de agosto de 1942).

(86) Wolkogonow 1989), pp. 501 y 570.

(87) Ibid, pp. 501, 641 y 570-2.

(88) Montefiore 2007), p. 503.

(89) Roberts 2006), pp. 81 y 4.

(90) Schneider 1994), pp. 278-9 y 232.

(91) Goebbels 1992), p. 1656 entrada del diario del 19 de agosto de 1941).


Millones de Muertos:

de Hitler y Hearst a Cinquest y Solzjenitsyn 

La historia de los supuestos millones de presos y muertos en los campos de trabajo y los muertos por el hambre en la Unión Soviética en los tiempos de Stalin. 

(3)

Mario Sousa 

Los campos de trabajo en el sistema correccional. 

Comenzamos con la primera pregunta sobre el sistema correccional soviético. Después de 1930, el sistema correccional soviético contaba con prisiones, campos y colonias de trabajo de los Gulag, zonas especiales abiertas y pago de multas. Las personas que eran arrestadas generalmente eran enviadas a las cárceles comunes en tanto se hacían las investigaciones que podían demostrar su inocencia recuperando la libertad, o bien, eran llevadas al tribunal de justicia. En caso de ser pasado al tribunal, el acusado podía ser declarado inocente y quedar en libertad o, en caso de que fuera declarado culpable podía ser condenado a una pena de multa, de prisión o, en casos más excepcionales, a la pena de muerte. 

Las multas podían ser un cierto porcentaje del salario durante un cierto tiempo. Los condenados a prisión podían ser enviados a diferentes tipos de cárceles dependiendo del tipo de delito cometido.

      A los campos de trabajo Gulag iban los criminales por delitos graves (homicidios, robos, violaciones, delitos económicos, etc.) y una gran parte de los condenados por actividades contrarrevolucionarias. Otros delincuentes con penas superiores a 3 años podían ser también recluidos en esos campos. 

Después de un tiempo en un campo de trabajo, el preso podía ser trasladado a una colonia de trabajo, o bien, a una zona especial abierta. Los campos de trabajo eran zonas muy extensas donde los condenados vivían y trabajaban bajo gran control. Trabajar y no ser un peso para la sociedad era otra cosa evidente. Ninguna persona se lo pasaba sin trabajar. Puede ser que alguien hoy en día piense que esto es terrible, pero la realidad era así. 

Existían 53 campos de trabajo y 425 colonias de trabajo Gulag en 1940. Estas últimas eran unidades más pequeñas que los campos de trabajo, con un régimen más liberal y con menos control. Allí iban los presos con penas de prisión más cortas. Tanto delincuentes comunes como políticos trabajaban en libertad en las fábricas y en la agricultura que era una parte de la economía de la sociedad civil.

       En la mayoría de los casos el salario de esos trabajos transformaba por entero a los condenados igualándolos a los otros trabajadores. 

Las zonas especiales abiertas eran generalmente zonas agrícolas donde se exiliaba a los Kulakos que habían sido expropiados durante la colectivización de las tierras. Otros condenados por penas menores o actividades contrarrevolucionarias podían también cumplir las penas en estas zonas. 

¡450 mil y no 9 millones! 

Segunda pregunta. ¿Cuál era el número de presos políticos y por delitos comunes? Esta pregunta incluye a los presos en los campos y colonias de trabajo Gulag y en las cárceles aunque teniendo en cuenta que la privación de libertad en las colonias de trabajo era en la mayoría de los casos de reducida duración. 

Veamos las cifras de AHR en el cuadro de abajo respecto al período de 20 años a partir de 1934 cuando el sistema correccional fue centralizado en una sola administración y hasta 1953 cuando Stalin falleció. 

Tabla de The American Historical Review 

De la tabla de estadísticas se puede sacar una serie de conclusiones. Para comenzar podemos comparar las cifras del gráfico con las cifras de Conquest. 

En 1939 -dice Conquest- había 9 millones de presos políticos en los campos de trabajo y otros 3 millones habían muerto durante el período de 1937 al 39. No olvide el lector que estas cifras se refieren solamente a los presos políticos. 

Además de esos -nos dice Conquest- los presos por delitos comunes eran mucho mayores que las cifras de presos “políticos”. En el año 1950, decía Conquest, había ¡12 millones de presos políticos! 

Con los datos en la mano podemos ver ahora a Conquest como el falsificador que es en la realidad. No hay ninguna cifra que corresponda a la realidad. 

En 1939 había en todos los campos, colonias y prisiones cerca de 2 millones de presos. De esos eran 454 mil condenados por delitos políticos y no 9 millones como Conquest afirma. Los muertos en los campos de trabajo desde 1937 a 1939 fueron cerca de 160.000 y no 3 millones como dice Conquest. 

En el año 1950 había en los campos de trabajo 578 mil presos por delitos políticos y no 12 millones. El lector no debe olvidar que Robert Conquest es aún una de las fuentes más importantes de la propaganda de derecha en contra del comunismo Para los pseudointelectuales de derecha, Conquest es como un dios. En lo que respecta a las cifras de Alexander Solzhenitsyn (60 millones de muertos en los campos de trabajo), no hay necesidad de comentarios. Lo ridículo de esta afirmación es evidente. Solo una mente enferma puede afirmar tales fantasías. 

Dejemos ahora a los falsificadores y hagamos un análisis concreto de las estadísticas de los Gulag. La primera cuestión que se puede hacer es pensar en la cantidad de personas en el sistema correccional. ¿Qué significado tiene una cifra tan elevada de 2,5 millones? Cada persona encarcelada es testimonio de que la sociedad aún no se ha desarrollado para dar a cada persona lo necesario para una vida positiva. Viendo las cosas de esta manera son los 2,5 millones una muestra negativa de la sociedad. 

La amenaza interna y externa. 

A las cifras de personas recluidas en el sistema correccional hay que darle una explicación más concreta. La Unión Soviética era un país que recientemente había dejado el feudalismo y la herencia social en lo que respecta a los valores humanos eran muchas veces un peso para la sociedad. En el sistema anterior con los Zares, los trabajadores eran obligados a vivir en una profunda miseria y la vida humana no tenía mucho valor. Robos y crímenes violentos eran penados con una violencia sin límites. Las insurrecciones en contra de la monarquía terminaban habitualmente en masacres, con condenados a muerte y penas largas de prisión. Estas relaciones sociales y la manera de pensar relacionadas con ellas, llevan mucho tiempo para combatirlas, lo cual influenció en el desarrollo de la sociedad y también en la criminalidad del país. 

Otro factor a tener en cuenta es que la URSS, un país que en los años 30 tenía una población de 160/170 millones de habitantes, estaba fuertemente amenazada por potencias extranjeras. En base a los grandes cambios políticos en Europa en la década de 1930, la principal amenaza de guerra provenía de la Alemania nazi (amenaza contra la sobrevivencia de los pueblos eslavos), constituyendo también las democracias occidentales un bloque con intenciones intervencionistas. Esta situación muy seria fue resumida por Stalin en 1931 con las siguientes palabras: “Estamos atrasados de 50 a 100 años en relación con los países avanzados. Tenemos que recorrer esta distancia en 10 años. O bien lo hacemos o sino seremos arrasados”. Diez años después, el 22 de junio de 1941 la URSS fue invadida por la Alemania nazi y sus aliados. La sociedad soviética fue obligada a grandes esfuerzos durante el decenio de 1930 y 40, siendo la mayor parte de los recursos utilizados en los preparativos de defensa para la guerra contra los nazistas. Esto hace que las personas tuviesen una vida de trabajo sin grandes compensaciones a nivel personal. La reforma de 7 horas de trabajo diario tuvo que ser derogada en 1937 y, en 1939 eran casi todos los domingos día de trabajo. 

En un período difícil como este en que una gran guerra determinó el desarrollo social durante 2 decenios (1930 y 40), una guerra que costó a la URSS 25 millones de vidas perdidas y la mitad del país en ruinas, se originó delincuencia cuando las personas se tentaban con aquello que la vida no les podía dar. 

Durante este tiempo muy difícil en la URSS, había como máximo 2,5 millones de personas en el sistema correccional, o sea, 2,4% de la población adulta. ¿Cómo avaluar estas cifras? ¿Son cifras elevadas? Hagamos una comparación. 

Mas presos en los EEUU 

Por ejemplo: en los Estados Unidos de Norteamérica -país con 252 millones de habitantes en 1996- el país más rico del planeta y que consume el 60% de los recursos mundiales, ¿cuántas personas hay en el sistema correccional? ¿Cuál es la situación en este país que no está amenazado por ninguna guerra y donde no existen cambios sociales que pudieran amenazar la estabilidad económica? 

En una noticia muy pequeña en los periódicos (agosto de 1997), la agencia de noticias FLT-AP decía que en los EEUU “nunca anteriormente había existido tantas personas en el sistema correccional, 5,5 millones en 1996”. Esto representa un aumento de 200.000 personas desde 1995 y hace que el número de delincuentes en los EE UU “sea el 2,8% de la población adulta”. Estos datos vienen del Departamento de Justicia norteamericano. El número de personas condenadas por delinquir en los EEUU es hoy superior a los 3 millones que fue el ¡máximo en la URSS! Ahí hubo un máximo de 2,4% de la población adulta condenada por crímenes. ¡En los EEUU hay 2,8% y esa cantidad continúa creciendo! 

Según el comunicado del Departamento de Justicia de los EEUU aparecido en la prensa del 18 de enero de 1998, aumentó en 96.100 personas el número de presos en 1997. En lo que respecta a los campos de trabajo soviéticos, es verdad que era un régimen duro y difícil para los presos, pero debemos ver cómo es hoy la situación en las cárceles de los EEUU donde existe violencia, drogas, prostitución y esclavitud sexual (290.000 violaciones al año entre los presos). ¡Nadie se siente seguro en las prisiones de los EEUU! ¡Esto en la actualidad en la sociedad más rica jamás vista! 

Un factor importante: la falta de medicinas 

Respondamos ahora a la tercera pregunta. ¿Cuántos fueron los muertos en los campos de trabajo? 

Los casos de muerte en los campos varían mucho de año a año, de 5,2% en 1934 a 0,3% en 1953. Estas muertes en los campos eran causadas por la falta de recursos en la sociedad. En primer lugar, por la falta de medicinas para combatir las epidemias.

    Este problema no era específico de estos campos sino que existía igualmente en la sociedad en general como también en la mayoría de los países del mundo. 

Después que los antibióticos fueron descubiertos y comenzaron a utilizarse después de la Segunda Guerra mundial, la situación se modificó radicalmente. En realidad, los años más difíciles fueron los años de guerra cuando la barbarie del nazismo obligó a todos los ciudadanos soviéticos a vivir una vida muy difícil.

       Durante esos 4 años murieron en los campos de trabajo más de medio millón de presos lo que es más de la mitad de todos los muertos durante 20 años. No olvidemos que en el mismo período de la guerra murieron 25 millones de personas en la sociedad libre.

      Cuando las condiciones en la URSS mejoraron en el decenio de los años 50 y con el uso de los antibióticos disminuyó el número de muertos a un 0,3% entre los presos. 

Veamos ahora la cuarta pregunta. ¿Cuántos fueron los condenados a muerte hasta 1953 y en especial, durante las depuraciones de 1937 y 38? Ya hemos visto las cifras de Robert Conquest de 12 millones de presos políticos que los bolcheviques habrían matado en los campos de trabajo, desde 1930 a 1953, de los cuales un millón entre 1937 y 1938. Las cifras de Solzhenitsyn son de decenas de millones de muertos en estos campos y de los cuales 3 millones fueron muertos en 1937 y 1938. Pero, han habido cifras más elevadas citadas en la propaganda suya en contra de la URSS. La rusa Olga Shatunovskaja por ejemplo, nos da una cifra de ¡7 millones de muertos en las depuraciones de 1937 y 38! Pero los documentos que ahora son publicados sacados de los archivos soviéticos nos dan una información diferente. 

En primer lugar, es preciso decir que las cifras de los condenados a muerte se encontraron en varios archivos y los investigadores se vieron obligados a recoger datos con un cierto riesgo de contar doble y darnos una cifra mayor de lo que fue en la realidad. 

Según Dimitri Volkogonov, nombrado por Jeltsin como jefe de los antiguos archivos soviéticos, fueron condenados a muerte 30 514 personas por los tribunales militares desde el primero de octubre de 1936 al 30 de septiembre de 1938. Otra información que ahora existe viene de la KGB. Según una información en la prensa (en febrero de 1990), habían sido condenadas a muerte 786.000 personas por delitos contra la revolución durante los 23 años del período que comprende desde 1930 hasta 1953. De esos habían sido condenados 681.692 en 1937 y 38. No hay posibilidades de hacer un control de las informaciones que la KGB nos entrega, pero esta última afirmación es dudosa. Sería muy extraño tantos condenados en 2 años. ¿No será que la actual KGB pro-capitalista nos da una información correcta de la KGB pro-socialista? En todo caso viene a verificar que las estadísticas que son la base de las informaciones de la KGB nos muestran que las cifras mencionadas sobre los condenados a muerte durante esos 23 años se refieren a delincuentes comunes y contrarrevolucionarios y no solamente a contrarrevolucionarios como la KGB pro-capitalista se refirió en la información de febrero de 1990. 

De los archivos se saca también la conclusión de que las cifras de delincuentes condenados a muerte era aproximadamente igual al número de delincuentes comunes y contrarrevolucionarios. La conclusión a que podemos llegar es que el número de condenados a muerte entre 1936 y 1938 fue alrededor de 100.000 y no de varios millones como han sido presentados en la propaganda occidental. Es preciso también tener en cuenta que no todos los condenados a muerte en la URSS eran ejecutados. Una gran parte de ellos pasaban a penas de prisión en los campos de trabajo. También es importante hacer una diferencia entre los delincuentes comunes y los contrarrevolucionarios. Muchos de los condenados a muerte eran delincuentes condenados por delitos de violencia como son: asaltos y violaciones. Estos tipos de delitos hace 60 años atrás eran penados con sentencias de muerte en la mayoría de los países del mundo. 

La quinta pregunta. ¿Cuál fue en general el tiempo de reclusión? El tiempo de prisión de los condenados es una de las cuestiones en que los rumores de la propaganda occidental han sido peores. La descripción general es que estar preso en la Unión Soviética significaba que el que entraba en prisión ya no salía más. !Esto es completamente falso! 

En realidad, la gran mayoría de los presos en el tiempo de Stalin fueron condenados al máximo de ¡5 años de prisión! La estadística de AHR nos entrega datos concretos. Los delincuentes comunes en la Federación Rusa en 1936 recibieron las siguientes penas de prisión: 

Hasta 5 años: 82,4 por ciento. De 5 a 10 años: 17,6% (10 años, pena máxima de prisión hasta 1937). Los delincuentes políticos condenados en los tribunales civiles en 1936 recibieron las siguientes penas de prisión: 

Hasta 5 años: 44,2 por ciento. De 5 a 10 años: 50,7 por ciento

En lo que respecta a los condenados en los Gulag donde las penas mayores eran cumplidas, la estadística de enero de 1940 era la siguiente: 

Hasta 5 años: 56,8 %. De 5 a 10 años: 42, 2 % Más de 10 años: 1,0 % 

Para el año 1939 tenemos estadísticas de los tribunales de la Unión Soviética. La distribución de las penas de prisión es la siguiente: 

Hasta 5 años: 95,9 %. De 5 a 10 años: 4,0 %. Más de 10 años: 0,1 % 

Como vemos, la supuesta perpetuidad del tiempo de prisión en la URSS es un mito respaldado en Occidente para combatir el socialismo.