El Movimiento
de la Relación entre la Apariencia y la Esencia en la Construcción del Sistema*
J.
Zeleny
SI EL PROCEDIMIENTO DE
ANÁLISIS de apariencia y esencia, o sea, la explicación de las formas
aparienciales por el hecho de ser puestas en relación con una determinada
naturaleza y entendidas como manifestaciones de ella, se puede caracterizar
aproximadamente, en la obra de Ricardo, como proceder rectilíneo «de la esencia
a la apariencia» o fenómeno,1 el sistema científico de Marx no se
puede caracterizar por un simple y rectilíneo proceso «de la apariencia a la esencia»
y «de la esencia a la apariencia». Se trata más bien de una oscilación
permanente entre el fenómeno y la esencia, de un circuito incesante de la
apariencia a la esencia y de la esencia a la apariencia, de un movimiento que
avanza de un nivel genético o estructural (o genético-estructural) a otro,
hasta llegar al «conocimiento conceptuante» más omnilateral del objeto. Los
movimientos circulares de un nivel (por ejemplo, en el análisis de la
producción simple de mercancías) son luego un momento de los movimientos
circulares de totalidades más amplias (por ejemplo, en el análisis del modo de
producción capitalista en su conjunto).
Desde
este punto de vista, el análisis de Marx en el primer capítulo del Capital,
vol. I, por ejemplo, tiene la siguiente estructura:
Primero
se estudia la forma evolutiva históricamente inferior de lo que luego, en su
forma más desarrollada y transformada, va a constituir la esencia del
modo de producción capitalista (mercancía, valor), y de tal modo que primero,
en el análisis de esta forma elemental, se procede del fenómeno a la esencía.2
Luego se estudia el valor con independencia de la forma de manifestación (el
valor de cambio), a lo que sigue un nuevo estudio del valor de cambio como
forma del valor, como expresión necesaria del valor. De la comprobación de las diferencias
y de la existencia externa de contraposiciones se pasa al análisis de su
polaridad, a las relaciones internas de contraposición, a la captación de las
contradicciones de la esencia de las cosas, y luego a la investigación de
determinadas contraposiciones externas (mercancía-dinero) como forma de
expresión necesaria de la esencia intrínsecamente contradictoria.
Ya
en el limitado ámbito del capítulo primero hallamos, además de los aducidos
movimientos circulares (o, por mejor decir, espirales), movimientos análogos en
el análisis de los varios problemas parciales de este análisis de la
mercancía, por ejemplo en el análisis de la forma relativa del valor.3
Con
esos miembros menores de la espiral se forma la totalidad del análisis marxiano
que se expresa externamente en la división de toda la exposición en varios
libros. Si estudiamos esa estructura general desde el punto de vista de la
relación entre apariencia y esencia, podemos decir que los análisis
espiraliformes de la apariencia y de la esencia del volumen I apuntan
totalmente a la reproducción intelectual del modo de producción capitalista,
mientras que el vol. III presenta (deriva) las formas de manifestación de la
economía capitalista como formas aparienciales de la esencia ya conceptuada.4
El vol. II es el miembro mediador de ese edificio,5 mientras que el
volumen IV, orgánicamente unido a los anteriores (las Teorías sobre la
plusvalía), es muy importante para la especificidad del análisis total
marxiano, pero no aporta nada nuevo al análisis básico.
Hemos
dicho que en caso de Ricardo nos encontramos ante el intento de explicar las
formas aparienciales por la simple subsunción bajo la determinación esencial.
Marx,
en cambio, deriva normalmente las formas aparienciales con la llamada «mediación».
¿Qué
caracteres lógicos poseen la «subsunción» inmediata ricardiana y la «mediación»
de Marx?
El
estudio de esta cuestión puede aclarar un aspecto importante de lo que Marx
llama aplicación del «poder de la abstracción».6 Este estudio
ilumina también la crítica de Marx según la cual Ricardo no ha sabido ser lo suficientemente
abstracto, y por eso ha sido demasiado abstracto y malamente
abstracto.7 Pero esa crítica no se refiere, en realidad, a una
medida mayor o menor de abstracción, sino principalmente a que en el análisis
materialista-dialéctico y genético-estructural la función de la abstracción es
mayor que en el tipo lockiano de pensamiento científico y se diferencia de la
que tiene en éste. Además de formas de abstracción análogas, se utilizan
también otras nuevas.
Al
igual que en la de Ricardo hallamos en la obra de Marx la forma de abstracción
elemental que consiste en destacar las propiedades comunes de los elementos de
un determinado conjunto y fijarlas en un concepto abstracto.
En
este sentido formula Marx, por ejemplo, en las fases iniciales de su análisis,
el concept abstracto de «proceso de trabajo».8 Una abstracción así,
que fija propiedades comunes, prescinde del desarrollo del fenómeno y de la
especificidad de sus fases evolutivas. Tiene una función positiva en el
análisis materialista dialéctico genético-estructural, pero solo con una
condición: la de que se tenga consciencia de su limitación y de su carácter
insuficiente. Si no es así, se convierte en un obstáculo, se hace falsa y
suprahistórica, borra la especificidad de las formas históricas
cualitativamente diferentes y sirve para presentar las formas históricamente
específicas como formas suprahistóricas de carácter absoluto.
Con
esta última función han sido abundantemente utilizadas, por ejemplo, en la
apologética burguesa.9
Pero
es nuevo respecto de Ricardo, e importante para nuestro estudio de la
diferencia del análisis de la apariencia y la esencia de Ricardo y de Marx, el
modo de abstracción que podemos acaso caracterizar como la capacidad de
estudiar sucesivamente los modos de la estructura interna del objeto, aislados
de las complicadas (concretas) formas y cuya captación es presupuesto de la
comprensión (o sea, de la derivación materialista-dialéctica) de los fenómenos
más concretos.
Esta
abstracción es un instrumento constructivo integrante de la derivación
dialéctica. En este sentido subraya Marx, por ejemplo, la necesidad de la
investigación abstracta de la simple producción de mercancías antes de derivar
el capital y la producción mercantil capitalista;10 la necesidad de
la investigación abstracta del capital en general antes de la investigación del
capital en sus formas específicas;11 la necesidad del estudio abstracto de la
plusvalía en general antes de estudiar sus formas específicas de manifestación,
o sea, entre otras, el beneficio y la tasa media de beneficio,12
etc.
La
incapacidad de aplicar este tipo de abstracción va junto con la incapacidad de
aplicar la derivación dialéctica. Entonces las formas concretas se introducen
violentamente -como hace Ricardo-, sin mediación, en conexión con otras formas
simples esenciales, por subsunción directa, aunque en realidad estén
relacionadas con ellas mediatamente (con mediación genética y estructural).
Marx
dice al respecto, por ejemplo: «En vez de presuponer esa tasa general de
beneficio, Ricardo habría tenido que estudiar en qué medida su existencia
simple corresponde a la determinación de los valores por el tiempo de trabajo,
y entonces habría visto que, en vez de corresponderle, la contradice
prima facie, lo que quiere decir que su existencia se tiene que desarrollar a
través de toda una masa de miembros intermedios, desarrollo muy diferente de la
simple subsunción bajo la ley de los valores.»13
La
derivación o deducción de la tasa general de beneficio presupone todos los
procedimientos del análisis genético-estructural del materialismo dialéctico
expuestos en los volúmenes I y II del Capital. Así, pues, Marx habla
aquí de «mediación» y de «miembros» o «eslabones
intermedios» en un sentido específico: una determinada forma económica no queda
derivada «por miembros intermedios mediadores» más que si su exposición ocupa
ya el lugar correspondiente en el análisis genético-estructural
materialista-dialéctico del objeto. La «mediación» es simplemente la explicación
de determinadas formas económicas concretas por el hecho de situarse su
análisis como un momento del análisis genético-estructural.
En
su correspondencia con Engels (carta del 27-VI-1867) Marx ilustra lo que quiere
decir comunicar o suministrar a través de los eslabones intermedios de la
derivación formas económicas tales como el «el precio de producción»: «Por lo
que hace a la inevitable reserva, por ti mencionada, de los pedantes y de los
economistas vulgares… todo se reduce, dicho científicamente, a la siguiente
cuestión:
¿Cómo
se transforma el valor de la mercancía en su precio de producción? Cuestión
ante la cual
1.°
todo el trabajo aparece como pagado en la forma del salario;
2.°
pero el plustrabajo, o la plusvalía, toma la forma de un añadido para
constituir el precio, bajo el nombre de interés, beneficio, etc., rebasando el
precio de coste (= precio de la parte constante del capital + salario del
trabajo).
La
respuesta a esa pregunta presupone:
I.
Que esté ya expuesta la transformación, por ejemplo, del valor diario de la
fuerza de trabajo en salario o precio de la jornada de trabajo. Esto se hace en
el capítulo V de este volumen.
II.
Que esté también expuesta la transformación de la plusvalía en beneficio, del
beneficio en beneficio medio, etc. Esto supone a su vez la exposición previa
del proceso de circulación del capital, porque en ello tiene su función la
transformación del capital, etc. Por eso esta cuestión no se puede exponer
hasta el libro III… Aquí se verá de dónde procede el modo de comprensión de los
pedantes y de los economistas vulgares, a saber, de que en su cerebro no se
refleja nunca más la forma apariencial inmediata de las relaciones, y no su
conexión interna. Por lo demás, si se reflejaran también éstas, ¿para qué haría
falta la ciencia?
Si
me propusiera evitar desde el principio las críticas y reservas
correspondientes, estropearía todo el método de desarrollo dialéctico. Y a la
inversa. Este método tiene de bueno que constantemente pone trampas a esas
gentes y les provoca a manifestar inoportunamente su burrez.»14
El
contenido lógico de la derivación marxiana de las formas económicas «por la
mediación de eslabones intermedios» no se puede, pues, exponer más que dando
una caracterización de la estructura total del sistema científico construido
mediante el análisis genético-estructural materialista-dialéctico. A esa
estructura pertenecen sus varios procedimientos de mediación genética y
estructural, de mediación «lógico-dialéctica» e «histórica», de la mediación
esencia-apariencia, etc.
También
por debajo de la diferencia entre la explicación ricardiana de las formas
aparienciales económicas mediante la subsunción y su derivación por Marx
mediante «eslabones intermedios mediadores» hay ideas diferentes de la
estructura ontológica de la realidad. Por una parte está la concepción de la
esencia fija (y de la causalidad entendida como corresponde a esa concepción,
igual que las nociones de cambio y relación, con la idea de una relación simple
y cualitativamente fija entre la apariencia y la esencia, etc.) y, por otra,
está la concepción de la esencia como proceso contradictorio de autodesarrollo.
(Añadiré
al margen que lo dicho no agota, desde luego, la caracterización de la
especificidad del modo de abstracción marxiano. En esta temática es posible
remitir, entre otras obras, al amplio trabajo de Gorski.15 Observaré
solo que la explicación de la llamada teoría marxiana de la abstracción no
significa en última instancia sino explicar la nueva concepción marxiana del
determinismo científico. De un modo aproximado y general se puede decir que en
la obra de Marx encontramos tantas formas de abstracción cuantas categorías
útiles para expresar el todo dialécticamente articulado. La abstracción sirve a
Marx para construir la forma lógica de la «expresión ideal» de la realidad
estudiada. Según cuál sea el momento y el elemento de esa construcción de la
«expresión ideal» de la que Marx se ocupe en cada caso, trabaja con
abstracciones de naturaleza diferente.)
__________________
(*) J. Zeleny, La
estructura lógica de “El Capital” de Marx. Parte I, 9. El movimiento de
la relación entre la apariencia y la esencia en la construcción del sistema.
Ediciones Grijalbo. 1974.
(1) Sobre la diferencia
entre la concepción de Ricardo y la de Smith a este respecto cfr. K. Marx, Theorien
über den Mehrwert, Teil 2, págs. 156 ss.
(2) Cfr. K. Marx, Das
Kapital, Vol. I, pág. 49: «La mercancía es por de pronto un objeto externo…»
Pág. 50: «El valor de cambio aparece por de pronto como relación cuantitativa.»
(3) En la primera edición,
de 1867 (págs. 13-15), nos encontramos con el siguiente proceder: primero se
estudia la determinación cuantitativa de la forma relativa del valor, y luego
su determinación cualitativa (pág. 15): «Acabamos de estudiar en qué medida el
cambio de la magnitud relativa de valor de una mercancía, el lino, refleja un
cambio de su propia magnitud de valor, y solo hemos considerado el valor
relativo según su aspecto cuantitativo. Ahora vamos a atender a su forma» En
Apéndice a la primera edición (págs. 766-768) la exposición de la misma
problemática tiene el siguiente fundamento: a) relación de igualdad, b)
relación del valor, c) contenido cualitativo de la forma del valor
relativa contenida en la relación del valor, o sea, una espiral. En la 2.a
edición se muestra primero la no-verdad de la apariencia manifiesta de que la
forma relativa del valor es solo proporción cuantitativa (Das Kapital,
vol. I, pág. 64). Luego se pasa al análisis detallado del contenido cualitativo
de la forma relativa del valor, y solo luego se estudia la determinación
cuantitativa. También en este caso es evidente que la concepción marxiana del
análisis científico no prescribe desde el principio la forma espiral del
análisis apariencia-esencia como esquema único y rígido. Hay una cierta
tolerancia porque entiende ese movimiento como momento del análisis global
materialista-dialéctico, análisis que, dentro de ciertos límites, se puede
expresar de modos diversos.
(4) Sobre la estructura de
conjunto del Capital cfr. algunas de las caracterizaciones debidas al
mismo Marx, p. e., Das Kapital, vol. III, pág. 33. También la carta de
Marx a Engels del 27.VI.1867, MEW vol. 24, Berlín 1963, págs. 17-18; Briefe
über das Kapital, págs. 167-172.
(5) El vol. II complementa
el análisis realizado en el vol. I: cfr. Das Kapital, vol. II, pág. 31.
Luego, en la 3.a sección, sobre la reproducción y la acumulación, se
continúa la determinación básica del capital precedente del vol. I y se prepara
el terreno para la introducción de las formas de manifestación del modo de
producción capitalista, que se hace en el vol. III.
(6) K. Marx, Das Kapital,
vol. I, pág. 12.
(7) K. Marx, Theorien
über den Mehrwert, Teil 2, pág. 435: «Ricardo incurre en todos esos
blunders porque quiere imponer su identidad de la tasa de plusvalía y la tasa
de beneficio mediante abstracciones violentas. Por eso el vulgo ha llegado a la
conclusión de que las verdades teóricas son abstracciones que contradicen las
relaciones reales.
En vez de comprender, al
contrario, que Ricardo no va lo suficientemente lejos en la abstracción adecuada
y por eso da en la falsa.»
(8) K. Marx, Das Kapital,
vol. I, pág. 192: «La producción de valores de uso o bienes no altera en nada
su naturaleza general por el hecho de discurrir para los capitalistas y bajo su
control. Por eso hay que considerar primero el proceso de trabajo
independientemente de toda forma social determinada». Marx llama al mismo
tiempo la atención sobre el hecho de que la determinación que así se alcance no
bastará para una determinada formación histórica, por ejemplo, para la capitalista.
Más adelante (pág. 531) vuelve a la elaboración abstracta del concepto de
«proceso de trabajo» y analiza las propiedades específicas resultantes de la forma
capitalista de los procesos de producción. Cfr. Grundrisse, págs. 7,
10: «Pero todas las épocas de la producción tienen ciertos rasgos comunes,
determinaciones comunes. La producción en general es una abstracción, pero una
abstracción razonable, mientras realmente nos destaque lo común, nos lo fije y
nos ahorre así la repetición. En realidad ese elemento general, o lo común
obtenido por medio de la comparación, es él mismo algo muy articulado, que se
divide en varias determinaciones. Algunas de ellas pertenecen a todas las
épocas; otras son comunes a algunas. Algunas determinaciones serán comunes a la
época más antigua y a la más moderna. Ninguna producción será imaginable sin
ellas; pero si bien las lenguas más desarrolladas tienen leyes y
determinaciones comunes a ellas y a las menos desarrolladas, hay que distinguir
precisamente lo que constituye su desarrollo, la diferencia respecto de aquello
común y general, las determinaciones que valen para la producción en general,
con objeto de que la unidad -debida ya al mero hecho de que el sujeto, la
humanidad, y el objeto, la naturaleza, son los mismos- no haga olvidar la
esencial diversidad… Hay determinaciones comunes a todos los estadios de la
producción que el pensamiento fija como generales: pero las llamadas
condiciones generales de toda producción no son sino momentos abstractos con
los cuales no se comprende ningún estadio real de la producción.»
(9) Cfr., p. e., K. Marx, Das
Kapital, vol. I, pág. 128.
(10) Cfr. ibid., pág.
172-173; Grundrisse, págs. 880 s.
(11) Cfr. K. Marx, Grundrisse,
pág. 217: «El capital tal como lo consideramos aquí, como relación que hay que
distinguir del valor y el dinero, es el capital en general, o sea, la
quintaesencia de las determinaciones que distinguen el valor como capital del
valor como mero valor o como dinero. Se presupone el valor, el dinero, la
circulación, etc., los precios, etc., y también el trabajo, etc. Pero con eso
estamos aún ante una forma particular del capital, todavía con el capital
singular en cuando distinto de otros capitales singulares, etc. Asistimos a su
génesis. Esta génesis dialéctica no es sino expresión ideal del movimiento real
en el que el capital deviene. Las relaciones posteriores se tienen que
considerar desarrollo a partir de ese germen. Pero es necesario fijar la forma
determinada en la que se encuentra puesto todo en un determinado punto, porque
si no se produce con fusión.» Cfr. Das Kapital, vol. III. Pág. 120; Grundrisse,
págs. 353, 542, 735, passim.
(12) Cfr. Briefe über das
Kapital, pág. 144 (Carta de Marx a Engels del 24-VIII-1867): «Lo mejor de
mi libro es… 2.°, el tratamiento de la plusvalía con independencia de sus
formas particulares, como beneficio, interés, renta de la tierra, etc. Esto se
mostrará sobre todo en el segundo volumen. El tratamiento de las formas
particulares en la economía clásica, que las mezcla constantemente con la forma
general, es una olla podrida.» Cfr. K. Marx, Das Kapital, vol. I, pág.
344; vol. III, pág. 57-58, 61; Theorien über den Mehrwert, Teil 2. págs.
207-208, 369 ss.
(13) K. Marx, Theorien
über den Mehrwert, Teil 2. pág. 165. Ibid., pág. 96: «Ricardo, en
cambio hace abstracción en su conciencia de la forma de la concurrencia,
de la apariencia de la concurrencia, para captar las leyes como tales. Hay que
criticarle, por un lado, que no llegue lo suficientemente lejos, que no sea
suficientemente completo en la abstracción… y, por otra parte, que conciba la
forma apariencial solo inmediatamente, directamente, como comprobación o
exposición de las leyes generales, sin desarrollarla en absoluto. Por lo
que hace a lo primero su abstracción es insuficiente, por lo que hace a lo
segundo es abstracción formal, falsa en sí misma.»
Análoga función desempeña en
la obra de Marx el modo de abstracción que apunta a captar el fenómeno en su
«simple forma elemental», sin momentos perturbadores u oscurecedores. Cfr., p.
e. Das Kapital, vol. I. pág. 590: «Consideramos, pues, por de pronto, la
acumulación abstractamente, o sea, como mero momento del proceso inmediato de producción…
Lo que se presupone, pues, en nuestra exposición de la acumulación está también
presupuesto en su proceso real. Por otra parte, la división de la plusvalía y
el movimiento mediador de la circulación oscurecen la forma simple básica del
proceso de acumulación. Por eso su análisis puro exige que se pasen
provisionalmente por alto todos los fenómenos que esconden el funcionamiento
interno del mecanismo.» Ibid., vol. II, pág. 454: «Aquí se ve cómo… la
consideración del proceso de reproducción en su forma fundamental -en la que se
eliminan todos los elementos intermedios oscurecedores [por ejemplo, el
comercio exterior, observación de J. Z.]- es necesaria para desprenderse de
todos los falsos intentos de suministrar una apariencia de explicación «científica»
que se producen cuando se convierte inmediatamente en objeto del análisis el
proceso social de reproducción en su complicada forma concreta.» Cfr. ibid.
vol. III, págs. 637-638; vol. I, pág. 172; vol. II, págs. 31 ss., passim.
(14) Carta a Engels del
27-VI-1867, MEW, vol. 31, págs. 312-313.
(15) Gorski, O sposobach obobsceniia i abstragirovaniia, Moscú 1961. V. también los trabajos de Nowinski, Gevorkian, Tondl, Tosenovsky, Tenzer y otros.
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