Crisis Económica y Expectativas Burguesas
Cesar Risso
EN EL MARCO DE LA SITUACIÓN económica actual es
necesario conocer lo que piensan los analistas económicos, así como los
representantes de las empresas del sector financiero y del no financiero.
Evidentemente en todos los casos nos referimos a intelectuales burgueses.
“Según la Encuesta de
Expectativas Macroeconómicas de octubre, la expectativa de inflación para 2023
se mantuvo en un rango de 4,2 a 5,0 por ciento, mientras que para 2024 se ubicó
entre 3,0 y 4,0 por ciento.”1
Como se puede observar, las expectativas de inflación
son relativamente bajas para lo que resta del año. Si únicamente considerásemos
este dato, se podría pensar que existe cierta confianza en la mejora de la
economía peruana. Sin embargo, las expectativas de crecimiento del PBI nos
dicen otra cosa.
“En octubre, los analistas y
entidades financieras prevén un crecimiento del PBI entre 0,1 y 0,3 por ciento
para 2023 y entre 2,0 y 2,4 por ciento para 2024. Los grupos consultados
esperan que la economía crezca del 2,8 al 3,0 por ciento para 2025.”2
La situación de pesimismo o
de optimismo en el futuro inmediato de la economía peruana tiene una gran
importancia, puesto que dicha percepción nos permite considerar si la burguesía
va a invertir o no.
“La mayoría de los
indicadores de expectativas empresariales y de situación actual se redujeron en
octubre frente al mes anterior.”3
Entre los indicadores se
considera a la situación de la economía en los próximos tres meses. Las
expectativas son pesimistas. Vale decir, que los intelectuales burgueses consideran
que la economía no va a crecer, con todas las consecuencias que esto trae.
La
pregunta que nos hacemos es por qué creen los intelectuales de la burguesía que
la economía no va a crecer. Para responder a esta pregunta tomamos en cuenta la
misma encuesta, pero considerando solo el plazo a tres meses.
Con
respecto a la situación de su empresa, la burguesía responde de una manera
pesimista; igualmente, la expectativa es pesimista con respecto a la demanda de
sus productos, que se puede expresar también como caída de las ventas, aunque
desde el punto de vista de los consumidores (especialmente de las clases
trabajadoras) como disminución de su consumo. En el mismo sentido es la
respuesta a la contratación de personal y la inversión. Ambas son pesimistas. Del
mismo modo, la expectativa es pesimista con respecto a los negocios de sus
empresas. Son pesimistas respecto a las ventas (consideran que van a vender
menos); así mismo son pesimistas respecto a la producción, es decir, van a
producir menos, debido a que consideran que la demanda de sus productos va a
ser menor. De la misma forma consideran que los días de inventarios no deseados
(mercancías sin venta) van a aumentar, o en otras palabras, van a tomar más
tiempo para vender las mercancías que producen o comercializan.
Toda
esta situación de pesimismo, que corresponde a la encuesta mensual de
expectativas que realiza el BCR, aclara la visión que tiene la burguesía, como
consecuencia de lo cual va a disminuir la inversión, la producción, la
contratación de personal, etc.
La
disminución de los precios en el mes de octubre del presente año fue de 0,27%.4
Si la producción ha disminuido, y también disminuye el nivel general de
precios, la conclusión es que también ha disminuido la demanda, y en
consecuencia el consumo.
Otro
aspecto importante de la situación de recesión que estamos atravesando es el
índice de morosidad.
“El coeficiente de morosidad
en julio de 2023 se ubicó en 4,22 por ciento, levemente superior al registrado
en julio de 2022 (3,86 por ciento). Este resultado estaría explicado por la
mayor morosidad de los créditos a empresas, principalmente por el incremento en
la morosidad de los créditos otorgados al segmento de medianas empresas y micro
y pequeñas empresas. Por su parte, la morosidad de los créditos a personas
naturales se incrementó en el mismo periodo, en particular para tarjetas de
crédito. El aumento en la morosidad refleja la evolución de la actividad
económica y de las condiciones financieras.”5
La precaria situación de
diversos sectores empresariales, sobre todo de las medianas, micro y pequeñas
empresas, además de las personas naturales, les impide cumplir con sus
obligaciones crediticias.
De
un lado están los síntomas de la recesión, que corresponde a la morosidad en el
pago de los créditos, así como a la caída de las ventas, y como consecuencia la
disminución de la inversión. Estas son las manifestaciones fenoménicas de la
crisis económica propia del capitalismo. Sin embargo, lo que está en el fondo
es la tendencia decreciente de la cuota media de ganancia. La caída de la
rentabilidad de las inversiones. Debido a que la rentabilidad real es menor a
la rentabilidad esperada por sus inversiones, entonces la burguesía deja de
invertir, e incluso retira parte de sus inversiones.
Las
crisis económicas en el capitalismo tienen como esencia la contradicción entre
la producción cada vez más social y la apropiación privada de los resultados de
la producción. El vínculo entre los productores se ha estrechado, es decir, el
entrelazamiento de la producción ha llegado a tal nivel que nadie puede decir
esto lo he hecho yo, esto lo he producido yo. A pesar de esto, la burguesía se
adueña de los resultados colectivos de la producción, cosa que a estas alturas
resulta insostenible. Este conflicto es el que se manifiesta en las crisis
económicas.
Las
formas monetarias se han desarrollado a lo largo de la historia hasta llegar al
capitalismo, y al convertirse los resultados de la producción en mercancías,
esto es, en productos privados; cuando en realidad cada mercancía es el
resultado del trabajo social, colectivo, y que por lo tanto deberían
disfrutarse como tales, sin la necesidad de ser monopolizados por la burguesía,
que por este mecanismo se apropia de trabajo pasado, materializado en el
dinero. Este resultado del trabajo social, en el sentido de entrelazamiento en
el conjunto de actividades que permiten arribar a la materialización de la
fuerza de trabajo en bienes y servicios, que aparecen en el capitalismo como
mercancías, choca con la forma de apropiación. No solo es la apropiación de los
resultados de la producción, sino también de buena parte de la vida de las
clases trabajadoras, por medio de la conversión de la fuerza de trabajo en
mercancía.
La
burguesía monopoliza las mercancías y el uso de la fuerza de trabajo. Este
monopolio, se hace añicos en las crisis económicas, puesto que ya no es posible
continuar con este monopolio. Pero la resistencia de la burguesía y la inconciencia
de las clases sometidas a la explotación capitalista, permiten la salida de la
crisis por medio de la destrucción de los medios de vida, y de la vida misma de
las clases trabajadoras.
Las
crisis económicas planetarias, dan cuenta de que este hecho no tiene un
carácter nacional, sino mundial. Así, la solución a las crisis económicas, exigen
no solo el tratamiento nacional, sino planetario.
___________
(1) https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Nota-Semanal/2023/resumen-informativo-2023-11-02.pdf
(2) Ibid.
(3) Ibid.
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