viernes, 3 de noviembre de 2023

Economía

Crisis Económica y Expectativas Burguesas

Cesar Risso

EN EL MARCO DE LA SITUACIÓN económica actual es necesario conocer lo que piensan los analistas económicos, así como los representantes de las empresas del sector financiero y del no financiero. Evidentemente en todos los casos nos referimos a intelectuales burgueses.

“Según la Encuesta de Expectativas Macroeconómicas de octubre, la expectativa de inflación para 2023 se mantuvo en un rango de 4,2 a 5,0 por ciento, mientras que para 2024 se ubicó entre 3,0 y 4,0 por ciento.”1

Como se puede observar, las expectativas de inflación son relativamente bajas para lo que resta del año. Si únicamente considerásemos este dato, se podría pensar que existe cierta confianza en la mejora de la economía peruana. Sin embargo, las expectativas de crecimiento del PBI nos dicen otra cosa.

“En octubre, los analistas y entidades financieras prevén un crecimiento del PBI entre 0,1 y 0,3 por ciento para 2023 y entre 2,0 y 2,4 por ciento para 2024. Los grupos consultados esperan que la economía crezca del 2,8 al 3,0 por ciento para 2025.”2

La situación de pesimismo o de optimismo en el futuro inmediato de la economía peruana tiene una gran importancia, puesto que dicha percepción nos permite considerar si la burguesía va a invertir o no.

“La mayoría de los indicadores de expectativas empresariales y de situación actual se redujeron en octubre frente al mes anterior.”3

Entre los indicadores se considera a la situación de la economía en los próximos tres meses. Las expectativas son pesimistas. Vale decir, que los intelectuales burgueses consideran que la economía no va a crecer, con todas las consecuencias que esto trae.

La pregunta que nos hacemos es por qué creen los intelectuales de la burguesía que la economía no va a crecer. Para responder a esta pregunta tomamos en cuenta la misma encuesta, pero considerando solo el plazo a tres meses.

Con respecto a la situación de su empresa, la burguesía responde de una manera pesimista; igualmente, la expectativa es pesimista con respecto a la demanda de sus productos, que se puede expresar también como caída de las ventas, aunque desde el punto de vista de los consumidores (especialmente de las clases trabajadoras) como disminución de su consumo. En el mismo sentido es la respuesta a la contratación de personal y la inversión. Ambas son pesimistas. Del mismo modo, la expectativa es pesimista con respecto a los negocios de sus empresas. Son pesimistas respecto a las ventas (consideran que van a vender menos); así mismo son pesimistas respecto a la producción, es decir, van a producir menos, debido a que consideran que la demanda de sus productos va a ser menor. De la misma forma consideran que los días de inventarios no deseados (mercancías sin venta) van a aumentar, o en otras palabras, van a tomar más tiempo para vender las mercancías que producen o comercializan.

Toda esta situación de pesimismo, que corresponde a la encuesta mensual de expectativas que realiza el BCR, aclara la visión que tiene la burguesía, como consecuencia de lo cual va a disminuir la inversión, la producción, la contratación de personal, etc.

La disminución de los precios en el mes de octubre del presente año fue de 0,27%.4 Si la producción ha disminuido, y también disminuye el nivel general de precios, la conclusión es que también ha disminuido la demanda, y en consecuencia el consumo.

Otro aspecto importante de la situación de recesión que estamos atravesando es el índice de morosidad.

“El coeficiente de morosidad en julio de 2023 se ubicó en 4,22 por ciento, levemente superior al registrado en julio de 2022 (3,86 por ciento). Este resultado estaría explicado por la mayor morosidad de los créditos a empresas, principalmente por el incremento en la morosidad de los créditos otorgados al segmento de medianas empresas y micro y pequeñas empresas. Por su parte, la morosidad de los créditos a personas naturales se incrementó en el mismo periodo, en particular para tarjetas de crédito. El aumento en la morosidad refleja la evolución de la actividad económica y de las condiciones financieras.”5

La precaria situación de diversos sectores empresariales, sobre todo de las medianas, micro y pequeñas empresas, además de las personas naturales, les impide cumplir con sus obligaciones crediticias.

De un lado están los síntomas de la recesión, que corresponde a la morosidad en el pago de los créditos, así como a la caída de las ventas, y como consecuencia la disminución de la inversión. Estas son las manifestaciones fenoménicas de la crisis económica propia del capitalismo. Sin embargo, lo que está en el fondo es la tendencia decreciente de la cuota media de ganancia. La caída de la rentabilidad de las inversiones. Debido a que la rentabilidad real es menor a la rentabilidad esperada por sus inversiones, entonces la burguesía deja de invertir, e incluso retira parte de sus inversiones.

Las crisis económicas en el capitalismo tienen como esencia la contradicción entre la producción cada vez más social y la apropiación privada de los resultados de la producción. El vínculo entre los productores se ha estrechado, es decir, el entrelazamiento de la producción ha llegado a tal nivel que nadie puede decir esto lo he hecho yo, esto lo he producido yo. A pesar de esto, la burguesía se adueña de los resultados colectivos de la producción, cosa que a estas alturas resulta insostenible. Este conflicto es el que se manifiesta en las crisis económicas.

Las formas monetarias se han desarrollado a lo largo de la historia hasta llegar al capitalismo, y al convertirse los resultados de la producción en mercancías, esto es, en productos privados; cuando en realidad cada mercancía es el resultado del trabajo social, colectivo, y que por lo tanto deberían disfrutarse como tales, sin la necesidad de ser monopolizados por la burguesía, que por este mecanismo se apropia de trabajo pasado, materializado en el dinero. Este resultado del trabajo social, en el sentido de entrelazamiento en el conjunto de actividades que permiten arribar a la materialización de la fuerza de trabajo en bienes y servicios, que aparecen en el capitalismo como mercancías, choca con la forma de apropiación. No solo es la apropiación de los resultados de la producción, sino también de buena parte de la vida de las clases trabajadoras, por medio de la conversión de la fuerza de trabajo en mercancía.

La burguesía monopoliza las mercancías y el uso de la fuerza de trabajo. Este monopolio, se hace añicos en las crisis económicas, puesto que ya no es posible continuar con este monopolio. Pero la resistencia de la burguesía y la inconciencia de las clases sometidas a la explotación capitalista, permiten la salida de la crisis por medio de la destrucción de los medios de vida, y de la vida misma de las clases trabajadoras.

Las crisis económicas planetarias, dan cuenta de que este hecho no tiene un carácter nacional, sino mundial. Así, la solución a las crisis económicas, exigen no solo el tratamiento nacional, sino planetario.

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(1) https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Nota-Semanal/2023/resumen-informativo-2023-11-02.pdf

(2) Ibid.

(3) Ibid.

(4) https://m.inei.gob.pe/prensa/noticias/en-lima-metropolitana-los-precios-al-consumidor-disminuyeron-032-en-octubre-de-2023-14622/

(5) https://www.bcrp.gob.pe/docs/Publicaciones/Reporte-Inflacion/2023/setiembre/reporte-de-inflacion-setiembre-2023.pdf

 


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