domingo, 1 de octubre de 2023

Economía

La Fantasía Económica de la Propaganda Electoral de Javier Milei

Cesar Risso

UNA DE LAS MÁS GROTESCAS, y pintorescas, propuestas de política económica es la que viene desarrollando como propaganda electoral, el candidato a la presidencia de Argentina, Javier Milei.

La devolución de la libertad a los argentinos, consigna que repite porfiadamente Milei, consiste, según este curioso personaje, en el libre mercado, pues considera que el mercado es el mejor asignador de recursos.

Qué se entiende por libre mercado. Que la producción y el consumo se enfrentan en el mercado sin ningún tipo de control. O para decirlo con exactitud, que los productores (empresarios), que son los propietarios de los medios de producción, producen y llevan al mercado la cantidad de mercancías que, según su criterio, les permitirá obtener las máximas ganancias; mientras que los consumidores, irán al mercado a adquirir las mercancías que necesitan para satisfacer sus necesidades. En esta confrontación, solo después, en el mercado, se percatan los productores si se ha producido poco o mucho de las mercancías, en base al precio.

Así, el libre mercado, o libre competencia, no es otra cosa que la anarquía de la producción. Cada empresario privado tratará de desplazar a sus competidores, buscando la forma de aumentar su producción y venta, y con ello apropiarse, a través de la venta, de la plusvalía que les ha arrancado a los trabajadores asalariados en el proceso de producción.

En otras palabras, y para decirlo llanamente, el libre mercado puede dar como resultado la hambruna más espantosa, o la quiebra masiva de los productores.

Esto se debe a que detrás del libre mercado se encuentra la ley económica fundamental del capitalismo. La ley de la plusvalía, o de la búsqueda de ganancia, como la conciben los burgueses, que se expresa en la rentabilidad de la inversión de los capitalistas. Cuando la tasa de ganancia disminuye, entonces reducen la producción de la mercancía, y trasladan su capital a la producción de otras mercancías. Si las ganancias por la producción de alimentos disminuyen, entonces reducirán la producción de alimentos, y producirán calzado deportivo, por ejemplo. Como se puede apreciar, no se trata para los capitalistas de satisfacer las necesidades de los trabajadores asalariados, y de las clases populares en su conjunto.

El enunciado con el que justifican el libre mercado consiste en la propuesta de Adam Smith. Este indica que los empresarios, produciendo de forma privada, para su propio beneficio, de forma egoísta, sin proponérselo logran el beneficio de los demás, dado que dicha producción permite que los consumidores adquieran las mercancías que necesitan. Sin embargo, hay que indicar, que la propuesta de Adam Smith iba dirigida contra la monarquía, contra las trabas que imponía a la libre producción de mercancías.

Se trata de que los valores de uso, es decir, las mercancías, son el vehículo de la ganancia. Sin mercancías que tengan valor de uso, estas no podrían venderse y en consecuencia la plusvalía no se realizaría. De modo que los capitalistas producen mercancías que satisfacen las necesidades de los consumidores porque no hay otra forma de obtener ganancias. A los capitalistas no les importa si las clases populares se mueren de hambre. Solo les importa las ganancias.

Cuando hablamos de consumidores es necesario señalar que esta es una categoría que engloba a los trabajadores asalariados, a los desempleados (ejército industrial de reserva), y a las clases populares en general. De modo que la demanda (el consumo), dependerá de los ingresos que obtienen estas diversas categorías de consumidores. En consecuencia, es fácil reconocer, que el mercado es una abstracción que encubre la diversa condición de los consumidores, y por ello oculta el estado de pobreza en que se encuentran.

Si a esto le agregamos que nos encontramos en la época del imperialismo, de dominación de los monopolios, entonces el llamado libre mercado no existe, y lo que se nos propone como libre mercado no es otra cosa que el saqueo abierto de las clases trabajadoras, por medio del sistema de trabajo asalariado, así como de los consumidores pertenecientes a las clases populares, incluyendo los desempleados, a través de las ventas de las mercancías a precios de monopolio.

Cuando Javier Milei habla de devolverle la libertad a los argentinos se refiere a que el Estado va a dejar de ejercer la regulación de los precios, así como de los impuestos, etc. En pocas palabras, la propuesta de Milei es el liberalismo absoluto.

El embrollo mental que tiene Milei respecto al Estado lo conduce a considerar que la intervención del Estado en la economía es socialismo. Pero se olvida de que el Estado que critica es el Estado capitalista. Es el Estado que representa los intereses de las empresas transnacionales y de las grandes empresas nacionales. Y que, en consecuencia, el fracaso del gobierno pequeño burgués argentino, de la socialdemocracia, es el fracaso de una de las versiones del capitalismo.

Milei habla de libre mercado, y enseguida plantea que el problema se presenta por el lado de la inversión, no por el lado del consumo. Vale decir que renuncia al libre mercado, pues abandona el consumo como aspecto del libre mercado. Pero, además, la promoción de la inversión es la intervención del Estado para favorecer a los empresarios. De modo que lo que llama libre mercado, a pesar de los griteríos de Milei, es propaganda para encubrir el apoyo a los capitalistas.

Otra de las propuestas de Milei es la eliminación del Banco Central de Argentina, y en consecuencia el reemplazo de su moneda por el dólar. Esto se debe, siempre según Milei, a que la inflación es un fenómeno monetario, y que, por lo tanto, eliminando la emisión de billetes y monedas, la inflación desaparecerá. Si bien es cierto la inflación puede deberse a un fenómeno monetario, no es la única causa.

Aquí la ilusión consiste en creer que la inflación se puede controlar con el cambio de la moneda nacional por el dólar; que el dólar tiene el atributo de no afectar los precios de las mercancías, a pesar de los procesos inflacionarios que se han presentado en los Estados Unidos.

La inflación, cualquiera que sea la causa inicial, es una de las formas en que se da la competencia entre los capitalistas, pues el incremento de los precios no es igual para todas las mercancías, y por ello al variar los precios relativos afecta de manera distinta a los diversos sectores de capitalistas, beneficiándose unos y perjudicándose otros.

“Javier Milei propone eliminar el Banco Central, dolarizar Argentina, que la educación no sea gratuita ni obligatoria, que se pague por la atención de la salud, la libre portación de armas, la venta legal de órganos, entre otras iniciativas.”1

Milei critica al Estado, al Estado burgués hay que subrayar, diciendo que la intervención del Estado es socialismo, haciendo responsables a los socialistas de las políticas burguesas.

El gran y a la vez burdo engaño de Javier Milei, se basa en la critica al gobierno socialdemócrata argentino. Todas las taras de la burguesía concentradas en el gobierno de Alberto Fernández, han servido para las propuestas absurdas de Milei.

        Dos versiones del capitalismo se encuentran disputando el gobierno del poder en Argentina. Al final de la contienda el poder seguirá en manos del capitalismo, de la burguesía; cualquiera que sea el experimento económico que implementen, seguirá el sistema de trabajo asalariado, con todas las consecuencias ya conocidas.

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(1) https://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/javier-milei-gana-las-elecciones-paso-2023-en-argentina-cuales-son-las-propuestas-de-javier-milei-quien-es-javier-milei-primarias-la-libertad-avanza-antisistema-anticasta-alberto-fernandez-noticia/

 

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