Crisis
Capitalista o Disputa por la Centralización Bancaria
Cesar Risso
LA CRISIS DE LA
BANCA internacional ha generado el debate acerca de si es un síntoma de la
crisis general del capitalismo, o una crisis mundial del capitalismo, o si es
una crisis específicamente de algunos bancos de los países industrializados.
Para expresar
la crisis bancaria de forma resumida, esta se ha manifestado como una corrida
de depósitos. Los clientes empezaron a retirar sus depósitos de varios bancos
norteamericanos. Esta es una situación insostenible, puesto que los bancos
trabajan con el dinero de los ahorristas, vale decir, prestan el dinero de los depositantes.
La causa
inmediata de la crisis se ha debido, según dicen los analistas de la burguesía,
a la persistente inflación que condujo a los bancos centrales a elevar las
tasas de interés. Esta medida, era de esperar, debía ser de corto plazo, cosa
que no ha ocurrido, y en consecuencia tiende a apuntar a la recesión económica.
De otro lado,
el informe del Banco Mundial, pronostica una situación de reducción de la tasa
de crecimiento de la producción mundial para la presente década, respecto de
las décadas anteriores. Esto lo sustenta básicamente en la disminución de la
productividad y de la inversión.
El diagnóstico
del Banco Mundial respecto de la economía mundial es el siguiente:
“Actualmente,
casi todas las fuerzas económicas que impulsaron el progreso económico están en
retroceso. En la década anterior a la COVID-19, una desaceleración global de la
productividad, que es fundamental para el crecimiento de los ingresos y el
aumento de los salarios, ya se agregaba a las preocupaciones sobre las
perspectivas económicas a largo plazo. En esta década, se espera que la
productividad total de los factores crezca a su ritmo más lento desde 2000. El
crecimiento de la inversión se está debilitando: el promedio del período
2022-24 será la mitad del promedio de las dos décadas anteriores. La fuerza de
trabajo mundial también está creciendo lentamente a medida que las poblaciones
envejecen en las economías avanzadas y en muchos mercados emergentes y
economías en desarrollo (MEED). Además, los retrocesos en el capital humano
provocados por la crisis sanitaria, el cierre de escuelas y las pérdidas de
aprendizaje tendrán efectos a largo plazo en el crecimiento del producto potencial.
El comercio internacional, que desde la década de 1990 hasta 2011 creció dos
veces más rápido que el crecimiento del producto interno bruto (PIB),
actualmente apenas lo iguala”.1
De este diagnóstico
concluye que:
“Como
resultado, dentro de poco podríamos estar ante una década perdida, no solo para
algunos países o regiones como ha ocurrido en el pasado, sino para todo el
mundo. Sin un amplio y significativo esfuerzo en materia de políticas para
reactivarlo, se espera que la tasa de crecimiento potencial promedio del PIB
(la tasa de crecimiento teórica que una economía puede sostener a mediano plazo
sobre la base de las tasas de inversión y productividad, sin correr el riesgo
de sufrir una inflación excesiva) caiga un 2,2 % anual de aquí a 2030, el nivel
más bajo de las tres últimas décadas, es decir, por debajo del 2,6 % del
período 2011-21. Esa es una caída pronunciada de casi un tercio de la tasa del
3,5 % que prevaleció en la primera década de este siglo. La caída en el
crecimiento potencial del PIB también será pronunciada para las economías en
desarrollo, en gran parte debido a las bajas tasas de inversión: de un promedio
anual de 6 % entre 2000 y 2010 a un promedio de 5 % entre 2011 y 2021 y de 4 %
durante el resto de esta década”.2
¿Cómo sugiere
el Banco Mundial enfrentar esta situación? Pues, planteando que
“Se
pueden llevar a cabo reformas que promuevan la actividad empresarial para
abordar una variedad de impedimentos para el desarrollo del sector privado,
tales como los altos costos para poner en marcha una empresa, los derechos de
propiedad y un gobierno corporativo débiles, las políticas laborales y de
mercado de productos ineficientes y los sectores financieros menos afianzados”.3
Cuando se
señala, por parte del Banco Mundial, la necesidad de reformas de las políticas
laborales para sortear el problema, no se trata de mejorar el bienestar de los
trabajadores. Como se dice en el diagnóstico: “[…] la productividad, que es fundamental
para el crecimiento de los ingresos y el aumento de los salarios”.5
Vale decir que, al disminuir la productividad, entonces los salarios no solo no
podrían aumentar, sino que incluso deberían disminuir.
El rescate de
los bancos en dificultades se promueve teniendo como resultado la
centralización bancaria, aunque con una menor concentración. Desaparecen los
bancos en quiebra, y se rescatan algunos, pero quedando en poder de más grandes
capitalistas, aunque, por las pérdidas ocurridas, con un monto menor. Este
rescate, así manejado, es una gran inversión para la burguesía imperialista.
El alza de la
tasa de interés por parte de lo bancos centrales tiende a orientar una mayor
proporción de la plusvalía desde otros sectores hacia el capital bancario. Es
decir que, en la competencia por la apropiación de la plusvalía extraída a los
trabajadores del sector industrial, los capitalistas bancarios han logrado
prevalecer por las medidas dadas por los bancos centrales.
Cuando la tasa
de plusvalía disminuye, cayendo la cuota media de beneficio, ya sea en cada
país o en el resto del mundo, la competencia entre los capitalistas se torna
más feroz. Entonces lo que ocurre es, en la situación actual, que los
capitalistas se disputan una tajada mayor de una plusvalía menor.
Resulta que, en
lugar de dar medidas para aumentar la producción, se dan medidas para contener
la inflación. Pero la inflación es una modalidad para repartirse la plusvalía
entre los capitalistas. Aquellos sectores en los que más se incrementan los
precios de las mercancías, se apropian de una mayor cantidad de plusvalía. Tasas
de interés elevadas, como han optado los bancos centrales, reorientan la plusvalía
en una mayor proporción hacia los capitalistas que invierten en la banca. En
consecuencia, al parecer no se trataba de contener la inflación, sino de intervenir
en la competencia de los diversos sectores de capitalistas en su afán de
apropiarse de una mayor plusvalía. Sin embargo, la prolongada alza de las tasas
de interés ha provocado lo que se esperaba, una tasa de crecimiento menor de la
producción, aunque aún no se puede hablar de recesión.
La competencia
por la plusvalía, entre el capital y el trabajo, así como la competencia entre
los diversos sectores de la burguesía (burguesía industrial, burguesía
comercial, burguesía bancaria y burguesía propietaria de la tierra), y la competencia
en el seno de los mismos sectores, entre otras formas de competencia, es lo que
conduce a las crisis, como resultado de la producción cada vez más social y la
apropiación privada de los resultados de la producción.
Al disminuir la
productividad, como señala el Banco Mundial, disminuye la cuota de plusvalía y
la cuota de beneficio. Así, el rendimiento de cada dólar invertido es cada vez
menor, lo cual desespera a la burguesía para recuperar la rentabilidad, agudizándose
el conflicto entre los capitalistas.
Los miles de
millones de dólares de pérdidas del capital bancario, son también la reducción
de la plusvalía que obtuvieron en algún momento. Sin embargo, la riqueza
creada, como bienes y servicios, puede decirse que está intacta en tanto
valores de uso, aunque como valores de cambio han sido afectadas.
La burguesía no
está en condiciones de entender, por su situación de clase, que no se puede
extraer más riqueza de la que se dispone por la fuerza de trabajo. En otras
palabras, considerando la capacidad de trabajo por su fuerza, conocimientos,
experiencia, etc., solo se puede obtener un excedente de trabajo, el llamado
trabajo no remunerado, que es la plusvalía. Más allá de este excedente no es
posible arrancar más plusvalía. Sin embargo, los cientos de miles de millones
de dólares de ganancias parecieran decir otra cosa. Por esto, imprimir más dólares
no quiere decir que haya más riqueza; solo quiere decir que la riqueza
existente (bienes y servicios, o valores de uso) se distribuirá entre más dólares, pero los dólares no harán aparecer
más valores de uso. En consecuencia, la competencia entre los diversos sectores por la plusvalía, se refiere a la redistribución de la plusvalía creada, no a la
creación de más plusvalía, pues esta solo se crea en la producción.
Lo que hemos
comentado parece indicar que se trata de una “crisis” bancaria parcial; que es
el resultado de la competencia en el seno de los capitalistas que invierten en
la banca; que está en curso un proceso de centralización bancaria, aunque, por
ahora, sin mayor concentración.
Es necesario
indicar lo siguiente: esta crisis bancaria parcial se presenta en el marco del
ciclo de la economía capitalista, que como bien sabemos tiene como una de sus fases
las crisis periódicas, debido a la ley de la tendencia decreciente de la cuota
media de ganancia. Así pues, la actual “crisis” bancaria parcial, se da como parte
de un proceso mayor que se presentará tarde o temprano como una crisis general
del capitalismo.
______________
(2) Ibíd.
(3) Ibíd.
(4) Ibíd.
(5) Ibíd.
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