La Guerra Federación Rusa-Ucrania
Eduardo Ibarra
¿Cuál es el fondo de la guerra entre la Federación Rusa y Ucrania? ¿Qué es lo que está en juego en esta guerra? Estos interrogantes requieren respuesta precisa, de manera que el proletariado revolucionario pueda establecer una táctica correcta y actuar en consecuencia.
Cualquier marxista sabe que tanto la Federación Rusa como Ucrania son países capitalistas, y que, por eso, ninguno de ellos tiene un solo pelo de socialismo.
Pero, en la coyuntura dada, hay dos diferencias evidentes entre ambos contendientes: 1) mientras la Federación Rusa es el país agresor, Ucrania es el país agredido; 2) mientras la Federación Rusa está en una situación de antagonismo con la tríada Estados Unidos-Europa-Japón, Ucrania es aliada de esta triada.
En 1990, en una conversación sobre el futuro papel de la OTAN en el contexto de una Alemania unificada, el entonces secretario de Estado estadounidense James Baker le aseguró a Mijaíl Gorbachov que “no se ampliaría la jurisdicción de la OTAN para las fuerzas de la OTAN ni un centímetro hacia el este”. Palabras de imperialista, pues desde fines de los años noventa, la OTAN comenzó a expandirse hacia el este. En 1999, la República Checa, Hungría y Polonia fueron asimiladas por la OTAN; en 2004, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia se incorporaron al mencionado organismo. Desde entonces la OTAN se expandió hacia las fronteras de Rusia: Albania, Croacia, Montenegro y Macedonia del Norte recientemente, se agregaron a la membresía de la OTAN. Esa expansión dio lugar a la posibilidad de que Ucrania aumentara dicha membresía.
Como se sabe, Ucrania limita con la Federación Rusa y la intención del imperialismo occidental (y especialmente del estadounidense) era instalar en el territorio ucraniano bases militares y armas nucleares, a fin de tener a la mencionada Federación al alcance de un rápido ataque. Ciertamente Ucrania es una pieza importante en la estrategia de la OTAN contra la Federación Rusa.
Cuando la “crisis de octubre” en la Cuba de 1962, Estados Unidos, que se sentía amenazado por los cohetes instalados en la isla, reaccionó inmediatamente poniendo al mundo al borde de la guerra nuclear. La situación actual en Ucrania es el resultado del bloqueo de la OTAN a la Federación Rusa. Pero entre ambos hechos hay una diferencia: en 1962 no hubo invasión a Cuba (el equilibrio estadounidense-soviético era entonces una realidad, cosa que tuvieron en cuenta los estrategas estadounidenses), y ahora hay una invasión a Ucrania (el desequilibrio que significa que Ucrania no sea miembro de la OTAN, es cosa que ha estado en el cálculo de los estrategas rusos).
Entonces, es claro que la guerra que comentamos tuvo su detonante en la aspiración de Ucrania de asimilarse a la OTAN, o, mejor dicho, en la estrategia del imperialismo occidental de extremar el amenazante bloqueo contra la Federación Rusa incorporando a Ucrania a dicho organismo.
Así, pues, la Federación Rusa ha tenido su razón geopolítica para invadir Ucrania. Con esta invasión agrieta un poco el “orden internacional” liderado por el imperialismo estadounidense, pero solo con el propósito de volver, en cierto modo, al statu quo internacional anterior a la medida de fuerza. Y, el imperialismo occidental, militarmente atado de manos en la medida en que Ucrania –hay que repetirlo– no es miembro de la OTAN, recurre a una medida supletoria: ayuda militar a Ucrania y severas medidas económicas contra la Federación Rusa a fin de ponerla en una situación de debilidad que no le permita sostener una guerra más o menos prolongada. Esto está en el cálculo de los estrategas de la OTAN.
Pero, a estas alturas, es un hecho que la invasión a Ucrania ha podido contener, al menos por ahora, la estrategia de bloqueo extremo a la Federación Rusa.
Después de la Segunda Guerra Mundial el imperialismo estadounidense surgió como el enemigo principal de los pueblos del mundo, condición que mantiene hasta hoy.
Pues bien, en relación a la guerra que comentamos, ¿cuál debe ser la posición del proletariado revolucionario? ¿Debe apoyar al capitalismo ruso solo porque está enfrentado al imperialismo occidental liderado por Estados Unidos? ¿Coinciden los intereses del proletariado revolucionario con los intereses que están detrás de la invasión rusa a Ucrania y, por lo tanto, detrás de la estrategia rusa de disputar la hegemonía mundial?
En el capitalismo las guerras son inevitables, incluidas las guerras mundiales. Pero, por lo general, las guerras traen aparejadas situaciones revolucionarias. En las guerras entre los tiburones capitalistas e imperialistas son los pueblos los que ponen los heridos, los muertos, los mutilados, y, por eso, se oponen a semejante tipo de guerras. Pero no se oponen ni tendrían por qué oponerse a las guerras revolucionarias que destruyan el poder de la burguesía.
Precisamente la confrontación global entre la estrategia estadounidense y la estrategia rusa (que es lo que hay detrás de la guerra que comentamos), tiene un indudable carácter de clase capitalista. Así, los intereses de los pueblos del mundo no coinciden con los intereses del imperialismo occidental, y tampoco con los intereses de la Federación Rusa. ¿Acaso los intereses de la burguesía rusa son los intereses de los pueblos? Los intereses de la burguesía rusa son los intereses de un país capitalista de alto desarrollo (no obstante sus problemas económicos) que, con la invasión a Ucrania, busca resolver, satisfactoriamente para ella, el problema que tiene delante a fin de, primero, defenderse de la política de bloqueo del imperialismo estadounidense, y, después, avanzar en la lucha por la hegemonía mundial. No es posible hacerse el ciego ante esta realidad.
Por lo tanto, lo que tienen que hacer los pueblos del mundo es desenmascarar el fondo de clase de la lucha entre el imperialismo occidental y la Federación Rusa. En la actual situación, China y la Federación Rusa, adversarios del imperialismo occidental (y por eso mismo en la mira de este imperialismo), no están en condiciones de confrontarse militarmente con la tríada Estados Unidos-Europa-Japón: no lo están con la seguridad de alcanzar la victoria. La superioridad militar y económica de dicha tríada sobre la Federación Rusa y China sigue siendo un hecho. Pero en tres o cuatro décadas –o algo más–, cuando estos dos últimos países hayan desarrollado su economía y sus fuerzas militares hasta el punto de equilibrar la correlación de fuerzas a nivel mundial (el progresivo declive del imperialismo estadounidense juega a favor de esta perspectiva), sí lo estarán.
Por eso la Federación Rusa ha anunciado que no tiene el propósito de asimilarse a Ucrania. Y China se ha declarado favorable a una solución negociada. Estas dos superpotencias se preparan, pues, para el futuro.
Pero, como se sobreentiende, cualquier negociación sobre el conflicto solo puede ser satisfactoria para los rusos si Ucrania se compromete a no incorporarse a la OTAN y a no montar bases militares extranjeras en su territorio. Este resultado significaría un cierto alivio para la Federación Rusa, al mismo tiempo que algo de impulso para su estrategia.
Por tratarse de una acción enmarcada en la lucha de las superpotencias por un nuevo reparto del territorio económico del mundo, la invasión de Ucrania no puede ser legitimada por el proletariado revolucionario.
Ahora que los pueblos se han sentido amenazados por el peligro de una guerra atómica, deben actuar en consecuencia masificando en todo el planeta la lucha por la prohibición completa de las armas nucleares.
Fragmentado, debilitado e, incluso, sin un centro unificado de dirección, el proletariado revolucionario solo tiene que oponerse al peligro de una guerra mundial y preparar sus fuerzas para tomar el poder en todos los países donde se presente una situación revolucionaria.
¡Desenmascarar la disputa entre las superpotencias
por un nuevo reparto del mundo!
¡Por una
solución negociada de la guerra Federación Rusa-Ucrania!
¡Por la
prohibición completa de las armas nucleares en todo el planeta!
¡Proletarios
de todos los países y pueblos oprimidos del mundo, uníos!
¡Viva la
revolución socialista mundial!
22.03.2022.
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