Poéticas
de José E. Briceño en su Poesía Varia
Roque
Ramírez Cueva
LOS POEMAS DE AMOR y la poesía amorosa se
han compuesto desde que el hombre empezó a pergeñar la palabra presentada en
forma bella, y se han escrito desde que se inventó la escritura porque el amor
es un tema universal de la poesía, tanto como los temas de la libertad, la justicia,
etc. Más, en tantos siglos de haberse creado poesía con temas de amor, hoy en
día es un reto escribirla. Víctor Mazzi Trujillo nos advertía de quien nos ha
dejado una poesía difícil -no se dice imposible- de superar, nuestro entrañable
Pablo Neruda en su obra Versos del
capitán, donde ha creado los poemas más sensibles, intensos, frescos,
inspirados y dedicados a Matilde, su amor y compañera sempiternos.
A la anterior premisa, sumemos esta.
Podemos conocer a un poeta de habla española porque evidencia habitual
constancia en un diestro manejo dela
métrica heredada de la tradición poética que nos viene desde el siglo de oro
español (S. XVI) pasando por la producida por la “Generación del 27” con Dámaso
Alonso, Aleixandre, García Lorca, Pedro Salinas, Rafael Alberti, entre otros.
Lo decimos en sencillo, a quien va tras los pasos de estos clásicos sin
menoscabar la poesía, se le tiene por un poeta graduado. Y al creador de
sonetos estructurados y con cadencia rítmica a medida estricta, sin dudas y murmuraciones
es un poeta con laureles.
Leyendo el último libro de poesía titulado Las Vías Infinitas del Amor, Lima.
Edit. El gato Descalzo, febrero 2018, cuyo autor es José Enrique Briceño Berrú,
nos da pie para afirmar que él es poseedor de ambas personificaciones, poeta
graduado y laureado. Este volumen de poesía de cuidada edición va acompañado de
viñetas y dibujos del propio autor. Es un libro de cerca de cuatro decenasde
poemas, extenso, por tanto vamos a estudiar los seis poemas que expresan el
arte poética (estética) del autor respecto de cómo concibe la poesía, y que en
el índice temático los agrupa bajo el nombre de “Alma Poética”.
Antes, una breve referencia al tema de amor
en Briceño Berrú y la poesía española. Leyendo con atención y tino encontramos
versos que nos confirman las premisas. En el terceto del poema “desigualdades”
leemos: “y florecen jardines, y los muertos son ceniza. / sucede simplemente
que el alma no es igual / en todos los humanos y en los muertos perenniza”.
(pág. 34) Las imágenes y símbolos de las palabras conforman una atmósfera que
nos remonta a la herencia de la estricta poesía española, arriba aludida. Ahora
leamos versos más llanos, con olor propio de ámbitos bucólicos frescos, en el
poema “la huerta de tu amor” se lee: “Siempre vuelo en tus espacios como simple
abeja obrera / transportándote su polen en tus espacios floridos, / viajando de
planta en planta, en tus lares escondidos, / yo vuelo por tus jardines como simple
abeja obrera,” (pág. 73).
Debemos advertir que todo el libro Las Vías Infinitas del Amor, no está
integrado de solo poemas de amor. Hay algunos de corte romántico que abordan
las injusticias y por tanto rebeldías contra poderes oscuros, invasivos; otros
realistas que transportan al pasado del hogar filial, de los romances perdidos;
hay versos vanguardistas que muestran las fricciones contra los invasores de
hace casi siglo y medio, hay voces que alzan sus tonos contra los poderes
fácticos del presente. Y tanto hacia el invasor que vino del sur como al agresor
cobijado en Palacio de Gobierno, la actitud de dichas voces poéticas es
iconoclasta.
Volviendo al asunto de la poética en la
obra de José E. Briceño, en el segundo poema leemos un soneto donde observamos
la enseña o distintivo que particulariza el pensar filosófico de él, respecto
de la poesía. En este poema “afonía” se nos presenta los puntos de vista
estéticos con que Briceño concibe la poesía, es la misma visión compartida por
los poetas parnasianos franceses, donde se entiende que la poesía no puede, no
debe pisar la misma tierra del común de los mortales. Sus aposentos están en
las alturas; es decir, su ámbito es el del parnaso de las divinidades o
espiritual. En la primera cuarteta se lee, “Desde lo alto de tu cielo, poesía /
observo a los minúsculos humanos…”.
Esta expresión de altivez es pronunciada
por la voz poética de “Afonía”, y en el primer terceto lo reafirma: “En lo alto
de tu cielo, poesía / me veo, y mi mano recoge una flor / temblorosa en
silenciosa agonía”. Tal como se lee, no solo confirma sino afirma que tal voz
íntima es parte de esos espacios elevados, espirituales y, además, colectores
de belleza efímera. Esta arte poética nos recuerda los principios estéticos de
Charles Baudelaire en su poema “Albatroz” donde el propiciador de la malditez
nos deja entrever que un poeta es como tal ave marina, imponente, majestuosa,
veloz e inalcanzable por los cielos, pero –señala el poeta Juan Alberto
Osorio-(1) cómica y torpe cuando se
posa en tierra o en las maderas de un barco velero, y en particular si trata de
socializar con aquellos hombres de mar.
Los marinos son trabajadores, y se sugiere
que estos se burlarían del poeta, cuando la realidad es otra. Los trabajadores
y la gente de pueblo respeta a sus poetas y los aclama si tienen la sensibilidad
de acercarse a ellos, muestra de lo dicho es Constantino Kavafis, poeta a quien
el pueblo griego canta sin solemnidades, con fruición, sus poemas. Nosotros
tenemos a César Vallejo, este año escuché a unas chicas cantar su poema
“Heraldos Negros”, a ritmo de Rap. En el caso de Briceño, la motivación
estética desde el punto de vista de la voz poética no es tan distinta, se lee
que en el parnaso las flores agonizan sin poderse expresar, y los pájaros de
tales cielos están impedidos de cantarle al amor porque los amenaza la muerte,
y esa amenaza viene desde abajo, el terruño de los humanos. Esta visión
formalista de la poesía no es nueva, después de los didactas griegos con
Hesíodo donde la voz poética es también voz que comunica, sugiere, los poetas
intimistas han pugnado por enfatizar la sensibilidad de las formas.
Y a propósito del tema central del libro,
precisado en el título Las Vías Infinitas del Amor, en este poema “agonía” reafirma tal temática: “la voz del
amor” que es de lo que se canta en este libro. Decía reafirma porque en el
primer soneto “Exégesis” ya se indica una de esas vías de amor, el sentimiento
filial que inoculan los seres que nos dieron la vida, aquí el autor y voz
poética se hinca en homenaje a sus padres Alberto y Mélida.
Hablando de temas y -¿Por qué no?-
subtemas, nos obligamos a hacer una aclaración, en el libro de Briceño Berrú
hay en realidad toda una galería temática que el propio autor se encarga de
rotular en el Índice Temático, veamos: poesía amorosa, poética y estética,
poesía filosófica, elegíaca, históricas, humanistas, intimistas, humoristas,
naturalistas y ecológicas, protestatarias, satíricas, sacro – religiosas, y
sociales. Como se darán cuenta, de ese vasto conjunto de poemas, solo estamos
comentando –ya se dijo- el arte poética de José E. Briceño Berrú.
En el tercer poema “melodías” (p.15) se nos
confirma la concepción estética expresada en el soneto “afonía”, atrás ya lo
mencionamos. En dicho soneto “melodías” ya leemos: “Me dejo nuevamente
transportar / por los vuelos de tu alta fantasía” / …
/ “Desde esos cielos altos de tu
aurora” / … / “son notas, sinfonías y canciones / que endulzan con frecuencia
el corazón”. Como se lee, poesía siempre en las alturas y destinada a ser
dulzaina de los corazones enamorados, de las almas perturbadas por los
arrebatos de la pasión, sosiego de latidos otrora desbocados. No hay novedad en
estas construcciones poéticas, es un punto de vista ya tratado por infinidad de
creadores puristas, uno de estos últimos románticos de fuste fue Rilke, a decir
de J.C. Mariátegui(2).
En “ventisqueros” el arte poética de José
Briceño presenta una estética exclusiva para los sonetos; su voz lírica dice
algo parecido a, después de todo son mis creaciones, leamos: “Allí van mis
sonetos desparramados / los echo al aire pero no los boto” /…/ mis sonetos son
flores que echo al mundo / flores blancas, marchitas y sin nada, / flores
rojas, pujantes perfumadas”. Y enfatiza
que es una poética designada para su poesía con temas de amor: “del amor más
liviano al más profundo”; concluye el segundo cuarteto.
Y la intención es que estos sonetos acerca
del amor variopinto, no se queden flotando en el limbo de la incomunicación
ninguna, se espera que anclen en los corazones aun menos pedestres. Aquí la contradicción
dialéctica, la poesía, incluso la del parnaso se posará en los corazones
humanos con todas sus miserias y grandezas.
En el soneto “pálpitos” el arte poética da
reposo a la estética del verso en las alturas de lo parnasiano, y se muestra
didáctica y da testimonio desde la voz poética intencional, a los iniciados, a
los legos, trasmite experiencias para animarse a escribir poesía (p. 21).
En las dos poéticas finales da respuesta a
interrogantes inevitables y presenta las circunstancias de las crisis
existenciales en que cae el poeta. Así, en “el despertar del verso” se percibe
la desazón del poeta impedido temporalmente de escribir, su angustia ante la
tinta de la pluma que no fluye, mas el poeta retomará su condición de ducho
timonel para salir de esa deriva, ya se dijo, existencial. En “Oasis poético”
persisten las imágenes de la barca y el timonel, pero esta vez la borrasca la
representan hombres que traicionan a la poesía cuando no la suplantan, el
timonel es la expresión de amor. Acá se nota un leve agotamiento de su
filosofar la poesía, es el penúltimo poema, el esfuerzo ha sido extenuante. Mas
vuelve a respirar con ánimo en el último poema escrito por la muerte de un
amigo, otro escribidor persistente, Raúl Estuardo Cornejo Agurto, de quien se
despide entre el dolor con optimismo.
Bien, la lectura de su arte poética nos
deja entrever que la poesía de José Enrique Briceño es de expresión intimista
tanto en las poéticas como en la mayoría del conjunto. Sin embargo, tal como se
da en la tradición de los poetas peruanos, después de conciliar la polémica
entre puros y sociales –Generación del 50-, la poesía de Briceño anda y desanda
por caminos realistas. Dando paso a voces poéticas exógenas que reclaman actos
justicieros, reparos de los hombres en sus parcelas sociales ante un usurpador
asiático y sus acólitos corruptos que hurtaron y vejaron al país; incluidas las
vindicaciones de la mellada dignidad nacional, tal como apreciamos en sus
poemas que aluden a los hechos sangrantes de la guerra contra el expansionismo
de las cavernarias élites chilenas; pero como toda poesía investida de
universalidad muy bien lo podemos sobre entender también como las fricciones
que la Patria Grande, nuestra América mestiza, tiene contra el invasor imperial
del norte.
___________
Notas
Bibliográficas:
(1) Revista Signos
Nº 5 - 6. Departamento de Lengua, Facultad de Ciencias Educación. UNSCH. Poesía
de Baudelaire en poema “Albatros”, Juan Alberto Osorio Ticona. Huamanga.,
1976.Mimeografeada.
(2) Mariátegui,
J.C. El Artista y la Época. 5ta
Edición. Editora Amauta. 1973. P. 123.
(3) Mariátegui, J.C.
El Artista y la Época.Ibid. Pp. 122,
123: “Para una tesis sobre la poesía
contempóranea, …, he concebido tres categorías: épica revolucionaria, disparate
absoluto, lirismo puro.”
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