sábado, 2 de marzo de 2019

Economía

El Impacto de las Ganancias

César Risso

LA CONSTANTE PROPUESTA de una mayor inversión, sobre todo extranjera, para el crecimiento económico de nuestro país, y con ello aumentar el nivel de empleo y reducir la pobreza, es un contrasentido en la economía capitalista peruana actual. Esto lo tratan de superar los intelectuales burgueses planteando que el crecimiento debe ser sostenido, es decir, que debe durar un determinado número de años.

        También se afirma que el bajo crecimiento, cuando se presenta,  se debe a problemas de gestión a nivel del gobierno del Estado, lo que induce a pensar que la solución al problema es o cambiar de ministro de economía, o cambiar al presidente, o cambiar al partido en el gobierno. Nada de los problemas de bajo crecimiento económico, de pobreza, etc., se le atribuye al sistema capitalista.

        Carlos Oliva, titular del ministerio de economía y finanzas, ha afirmado que para el 2021 la pobreza pasará de 21% a 18%.1 Esta meta, nos dice, se logrará si la economía crece a tasas mayores al 5% anual, pero que además el crecimiento tiene que ser “sólido y sostenido”.

        Este señalamiento de las condiciones para la reducción de la pobreza es una forma de plantear que en la eventualidad de que el crecimiento sea menor al 5%, y de que este crecimiento no sea “sólido y sostenido”, entonces las autoridades no se hacen responsables de las consecuencias negativas. En otras palabras, es una forma subliminal de obligar a los trabajadores a aceptar la inversión extranjera directa en actividades que destruyen el medio ambiente, afectando a los pobladores de las comunidades campesinas y nativas directamente, y a los demás trabajadores y pobladores de manera indirecta.

        Para decirlo de manera cruda, o los trabajadores se dejan explotar cada vez más, y los pobladores de las zonas directamente afectadas aceptan la destrucción de sus fuentes de vida por las inversiones extranjeras, o no hay crecimiento económico suficiente, ni reducción de la pobreza, ni mejora de las condiciones de vida de los trabajadores.

        De otro lado, en la misma línea de Carlos Oliva, se ha divulgado lo siguiente:

        “La ministra de Desarrollo e Inclusión Social, Liliana La Rosa, afirmó que con la expansión oficial de 4% en 2018, difundida por el INEI, la pobreza se habría contraído, con lo cual se recuperaría la senda de reducción de este flagelo.”2

Sin tener el dato oficial, se afirma que el crecimiento de 4% del PBI en el año 2018 ha significado una disminución de la pobreza. Además, esta afirmación, ciertamente entusiasta, se contradice con la necesidad de un crecimiento de la economía en más de 5% para disminuir la pobreza.

        Se sabe, según datos oficiales, que en el año 2017 la pobreza aumentó en 375.000 personas.3 Aunque es necesario decir que este dato corresponde al método de la pobreza monetaria, dado que la cifra varía de acuerdo al método de cálculo que se emplee.

        La tasa de crecimiento del PBI del año 2017 fue de 2,5%. Este crecimiento significó un aumento de la pobreza. Esto es, no basta que crezca el PBI para que disminuya la pobreza; este tiene que crecer a tasas mayores, según nos dicen.

        El año 2018, según información del BCR, las ganancias de las empresas extranjeras instaladas en el Perú fue de US$3.987 millones, esto es, un aumento del 1% respecto de las ganancias  del 2017.4 Estas ganancias se distribuyen entre todas las empresas extranjeras que han invertido en el Perú, de las cuales las mineras se llevan el 73,94%. Es decir, que casi las tres cuartas partes de las ganancias de las empresas extranjeras que invierten en el Perú se van a las mineras, o sea a las empresas que más contaminan. En otras palabras, el negocio de la contaminación es el más rentable.

        La remuneración mínima vital tiene un valor de 930 soles. Pero en términos reales, es decir lo que realmente se puede comprar, dado que se descuenta el aumento de precios (inflación), ha variado de 725 soles en abril del 2018 a 714 soles a diciembre del mismo año. Esto también se refleja con la disminución de la participación de las remuneraciones en el PBI.

        Si a la remuneración mínima vital, que por lo demás no la reciben todos los trabajadores asalariados, pues muchos reciben menos del mínimo, y además un gran porcentaje de trabajadores labora más de 70 horas a la semana, lo cual quiere decir que reciben menos salario por hora, se le restara el impacto negativo que provocan todas las actividades económicas, como la minería, entonces, el bienestar (si se le puede dar ese nombre) sería mucho menor. Es decir, la condición de los trabajadores, así como de los pobladores de las comunidades campesinas, y de los pequeños agricultores, está en permanente deterioro.

        Dado que los estudios de impacto ambiental utilizan técnicas de medición5 que no corresponden a los llamados bienes mercadeables, es decir que no se comercializan, como por ejemplo la flora y la fauna que se destruyen en las zonas afectadas, así como los paisajes, esto es, la belleza escénica, no se sabe a ciencia cierta cuál es el valor monetario del daño provocado.

        Es más, no se puede valorar el daño provocado a la naturaleza y a las formas de vida por un equivalente monetario. El oro, o el signo monetario, no equivalen a vida, agua y naturaleza. Es decir, la destrucción es definitiva e irrecuperable. Lo que se puede hacer es una restauración artificial, que cambia el ecosistema, y provoca consecuencias graves a los pobladores de las zonas impactadas, y con ello al resto de la población.

        El desarrollo del capitalismo, en sus diversas formas, si bien permite, a través de la ciencia y la técnica, aumentar la productividad del trabajo, también es cierto que tiende a aumentar la producción y el consumo a una velocidad mayor a la que la naturaleza es capaz de restablecerse o recuperarse. La burguesía misma ha elaborado indicadores del daño a la naturaleza como el índice de planeta viviente y la huella ecológica. Estos indicadores muestran que la situación medioambiental está cada vez peor.

        Pero estas medidas generales no atienden el caso de quienes se ven directamente afectados en países como el nuestro.

        Como se puede apreciar, las elevadas ganancias sobre todo de las empresas mineras, tienen su contraparte en el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores, quienes no solo ven disminuir sus ingresos reales, sino que son víctimas del aumento del desempleo, y del engaño al que son sometidos por las autoridades que les ofrecen la disminución de la pobreza si es que se dejan explotar cada vez más.
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(5) Estas técnicas son: costo de viaje, valoración contingente y precios hedónicos.

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