viernes, 1 de febrero de 2019

Política

¡Defender el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función de la realidad actual!


Defensa de Mariátegui

(Segunda y Última Parte)

Eduardo Ibarra

CIERTAMENTE CALIFICAR la conferencia La crisis mundial y el proletariado peruano de dogmática y sectaria, es pretender descalificar la lucha de Mariátegui por la constitución del partido del proletariado peruano, pues, si en dicha conferencia el maestro expresó francamente su posición marxista, revolucionaria, a la par que deslindó con el socialismo reformista, en las posteriores, como ya quedó claro, puso en juego una y otra vez esa misma posición y ese mismo deslinde, como no podía ser de otro modo (véanse las conferencias El fracaso de la Segunda Internacional, La revolución rusa, La revolución alemana, La revolución húngara, etcétera).

De otro lado, Mariátegui ratificó su convicción frenteunitaria; así, en las notas de su tercera conferencia, apuntó:

… soy partidario antes que nada del frente único proletario. Tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas. (Historia de la crisis mundial, p. 33).

Y, en el texto El 1° de Mayo y el Frente Único, anotó:(4)

Mi actitud, desde mi incorporación en esta vanguardia, ha sido siempre la de un fautor convencido, la de un propagandista fervoroso del frente único. (Ideología y política, p. 107).

Rouillón dice la verdad cuando sostiene lo que sigue:

Eran los tiempos, desde luego, en que los obreros y estudiantes… se hallaban influidos por el anarquismo y el caudillismo pequeño burgués. Pero Mariátegui que miraba hacia el porvenir irradiaba de él una fe tan entusiasta que se transmitía a quienes le escuchaban. Ya entonces sabía convencer y atraer con su palabra. Gracias a la prédica marxista que hacía, muchos de los ácratas se apartaron de su credo. Las intervenciones  del joven maestro se efectuaban en un ambiente de viva pugna ideológica. Mariátegui, a la vez que defendía la doctrina marxista, rechazaba con energía los ataques de sus adversarios. Por aquella época, estaba plenamente consagrada toda su vida y todas sus fuerzas a la labor revolucionaria. Y como es lógico deducir, por la misma labor proselitista que desplegaba, comenzó a ganar simpatizantes para la causa que propugnaba con verdadero apasionamiento y certeza revolucionaria.

Demás está decir, por otra parte, que tan titánica empresa requería estar íntimamente vinculada con el sector avanzado de los trabajadores sobre el cual se pretendía realizar la acción socialista. En efecto así procedió José Carlos, quien en Europa fue testigo de la quiebra de los principios marxistas de los partidos socialistas adheridos a la II Internacional, que se mantenían inmóviles dentro de los estrechos límites de la democracia parlamentaria burguesa. Por eso él, de acuerdo con la experiencia vivida en el Viejo Mundo, fue tajante al definir las posiciones adoptadas en la lucha social, afirmando que “en el proletariado no existen sino dos intensos campos de gravitación: la revolución y la reforma.” (La creación heroica de José Carlos Mariátegui, t. II, pp. 221-22)

Con seguridad, es sobre todo esta demarcación mariateguiana lo que exaspera a Aragón y lo lleva a calificar de «dogmática» y «sectaria» la primera conferencia del maestro en la Universidad Popular.

A nuestro articulista, repetidor servil de la idea de mezclar el socialismo marxista y el socialismo reformista y de la idea de un partido-amalgama (ideas kautskianas recicladas por Ramón García), es natural que la firme posición marxista de Mariátegui y su tajante y oportuno deslinde con el socialismo reformista, le parezcan un caso de dogmatismo y sectarismo. Este es el motivo de su acusación contra Mariátegui.

Así pues, una vez más, Aragón lleva a sus últimas consecuencias las premisas de García.(5) Por eso, los demás liquidadores no le reprochan ni pueden reprocharle nada en realidad al liquidador exacerbado; por eso, no es casual que, mientras por un lado Gustavo Pérez ha calificado de «excelente» (así en singular) los artículos de Aragón Mariátegui marxista convicto y confeso (26-05.2018) y Sobre Mariátegui, marxista convicto y confeso (27.5.2018)(6) (haciéndole, dicho sea de paso, algunas vacuas preguntas que el preguntado ha atendido con vacuas respuestas); por otro lado ha guardado cómplice silencio con respecto a las deleznables acusaciones de Aragón contra Mariátegui.

Es decir, así como a los liquidadores –adherentes de un «marxismo» antileninista y de un partido-amalgama– les cae como anillo al dedo la cínica negación del marxismo-leninismo de Mariátegui y del PSP que comete García recurriendo al método estadístico del renegado Kautsky y menospreciando el programático acuerdo de adhesión del PSP al marxismo-leninismo, así también les cae como anillo al dedo la descalificación de la demarcación entre socialismo marxista y socialismo reformista que Mariátegui sostuvo desde la primera de sus conferencias en la Universidad Popular.

Por lo demás, en su artículo Aragón toca otras cuestiones que, siendo laterales en relación a su acusación contra Mariátegui, exigen de todas maneras un comentario.

En primer lugar, hay que señalar que, sea por insolvencia o sea deshonestidad, Aragón confunde dos planos distintos de la actividad de Mariátegui: el partidario y el frenteunitario.

Como es evidente para cualquier marxista, en el primero de dichos planos todo activista tiene una determinada filiación excluyente de otras filiaciones y, en el segundo, aquella filiación aparece coexistiendo con otras. Este hecho, sencillo, elemental, meridiano, se le escapa a Aragón. Por eso dice:

Para entender la rectificación de Mariátegui, recomiendo leer y comentar juntos, dos textos, el de la primera y el de la última conferencia (“El proletario peruano y la crisis mundial” y “El 1° de Mayo y el Frente Único”).

Es decir, silenciando lo sostenido por Mariátegui desde el plano del frente unido en su primera conferencia en la Universidad Popular y calificando de dogmático y sectario su deslinde con el socialismo reformista, Aragón contrapone los dos planos aludidos.

        Sobre el punto, Mariátegui esclareció:

Dentro del frente unido cada cual debe conservar su propia filiación y su propio ideario. Cada cual debe trabajar por su propio credo. Pero todos deben sentirse unidos por la solidaridad de clase, vinculados por la lucha contra el adversario común, ligados por la misma voluntad revolucionaria, y la misma pasión renovadora. (El 1º de mayo y el frente único, Ideología y política, p. 109).

Las discrepancias teóricas no impiden concertarse respecto de un programa de acción. (Mensaje al Congreso Obrero, ibídem, p. 114).
La lucha por el socialismo no se nutre de evocaciones dolientes o coléricas ni de esperanzas exaltadas. Es, antes que nada, acción concreta, realidad presente.

Entonces, si «Cada cual debe trabajar por su propio credo», ¿por qué cree Aragón que Mariátegui no tenía el  derecho de trabajar para su propio credo, para el credo marxista?

        ¿Por qué cree que el trabajo marxista de Mariátegui impedía su vinculación con los activistas de otras tendencias en «la lucha contra el adversario común»?

Como se sabe, la verdad se busca en los hechos, y, las expresiones de solidaridad de obreros y estudiantes con Mariátegui, reseñadas arriba, prueban, de forma incontestable, que el método de trabajo de Mariátegui en la Universidad Popular fue correcto, pues, de una parte, «muchos de los ácratas se apartaron de su credo» asimilándose al marxismo, y, de otra, la lucha común contra el enemigo común no experimentó ninguna mengua.

La lucha por el socialismo no se nutre de conciliacionismo, de confusionismo, de amalgamas ideológicas; es, antes que nada, acción concreta como plasmación de una definida posición marxista. Solo así el socialismo es realidad presente y puede ser realidad futura.

El embrollo o la intención confusionista de Aragón se revela, pues, en el hecho de que contrapone los planteamientos del texto El 1º de mayo y el frente único a la pertinente manifestación de Mariátegui acerca de su marxismo y a su justo deslinde con el reformismo en la conferencia La crisis mundial y el proletariado peruano.

Es decir, nuestro articulista no entiende o finge no entender que Mariátegui abordó la cuestión del frente unido desde su posición marxista y no desde la mezcolanza ideológica, como no podía ser de otro modo.

Por eso, precisamente en El 1º de mayo y el frente único, señaló:

Preconizar el frente único no es… preconizar el confusionismo ideológico. (Ideología y política, p. 109; elipsis mía).

Pero, como está claro, Aragón considera la actuación de Mariátegui en la Universidad Popular desde el punto de vista de la mezcolanza ideológica y, por tanto, le parece un crimen que Mariátegui planteara francamente su marxismo y deslindara tajantemente con el socialismo reformista.

En segundo lugar, repitiendo servilmente a García y con una obsesión digna de mejor causa, nuestro articulista niega la filiación marxista-leninista de Mariátegui.

        Esta negación ha sido refutada en el capítulo II de mi libro El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui (como también en varios artículos de mi autoría, publicados en el blog CREACIÓN HEROICA), y, por esto, aquí es menester únicamente recordar que hace mucho tiempo emplacé a Aragón –quedando de esta forma emplazados todos los liquidadores– a que explicara el acuerdo, escrito por el propio Mariátegui, acerca de la adhesión del PSP al marxismo-leninismo, sin que hasta la fecha él ni nadie haya sido capaz de decir nada absolutamente.(7)

Es un hecho que, por mucho que se cuelguen una y otra vez de una frase de Mariátegui dirigida al público, los liquidadores no pueden borrar de la historia el acuerdo del PSP de adoptar el marxismo-leninismo como su base de unidad, acuerdo que –como lo comprenderá toda persona inteligente y honrada– da cuenta de la filiación doctrinal del maestro.

En tercer y postrero lugar, Aragón, repitiendo una frase de Pérez, habla de «la feroz e implacable ‘lucha entre dos líneas”», satanizando así dicho concepto, es decir, intentando excluirlo del léxico marxista con el pretexto de que no se encuentra en los primeros  cuatro tomos de las Obras escogidas de Mao.

Respecto a esta cuestión, es oportuno señalar, de pasada, que, en nuestro medio y en el contexto dado, Aragón llega al concepto de lucha en dos frentes con más de dos años de tardanza, pues en mi artículo El desvarío de Miguel Aragón, escrito el 24 de febrero de 2016 y publicado en el blog mencionado arriba, sostuve:

Esta lucha de ideas [en el Partido] se procesa como lucha en dos frentes…

Pero el análisis del concepto de lucha entre las dos líneas y su relación con el concepto de lucha en dos frentes exige todo un artículo aparte, cosa que haré tan pronto mis ocupaciones me dejen el necesario margen de tiempo para ello.

Notas
[4] Aragón dice que «Para la clausura del ciclo de conferencias, Mariátegui preparó el texto “El 1° de Mayo y el Frente Único”.» Es posible que haya sido así, aunque de ello no se desprende necesariamente que dicho texto fuera una conferencia efectivamente pronunciada. Lo concreto es que el texto fue publicado en El obrero textil, año 5, Nº 59, el 1º de mayo de 1924, tres meses y pico después de la conferencia Elogio de Lenin, pronunciada el 26 de enero del mismo año, que es la última que aparece en Historia de la crisis mundial. Una revisión de los diarios de la época –que reseñaban casi invariablemente las conferencias de Mariátegui y que, por esto, difícilmente habrían dejado de reseñarlas durante un período tan largo como el indicado– puede permitir establecer si las conferencias de Mariátegui terminaron en enero o en mayo de 1924. Pero en el uso circunstanciado que hace Aragón de El 1º de mayo y el frente único, la cuestión es otra, como veremos más adelante.
[5] En efecto, si García dice que el partido doctrinariamente heterogéneo es la solución al problema «que el proletariado enfrenta desde hace más de un siglo» (véase mi libro El partido de masas y de ideas de José Carlos Mariátegui, pp. 23-4), consecuente con esta premisa Aragón sugiere que, en su primera conferencia en la Universidad Popular, Mariátegui se mostró dogmático y sectario al poner de manifiesto su marxismo y deslindar con el socialismo reformista, es decir, al sentar la premisa del partido doctrinariamente homogéneo.
[6] El comentario de Pérez donde aparece su citada frase, es del 28 mayo de 2018, o sea, posterior a los artículos de Aragón Mariátegui marxista convicto y confeso (26 de mayo del mismo año) y Sobre Mariátegui, marxista convicto y confeso (27 de mayo del mismo año también).
[7] El emplazamiento fue evadido por Aragón y demás liquidadores, porque, en fin de cuentas, todo lo que  hubieran podido hacer es repetir lo que García les sopló al oído: «Este término [el término marxismo-leninismo] sólo se encuentra dos veces en la obra de JCM», y, de esta forma, validar, excluyentemente, la frase de Mariátegui, tan socorrida entre ellos, de ser «marxista convicto y confeso», sin percatarse, en su obnubilación, de que esta frase ¡también aparece solo dos veces en la obra mariateguiana! Enredados en la telaraña de su obsesivo afán oportunista de negar el marxismo-leninismo de Mariátegui, los liquidadores no terminan de entender algo que cualquiera que no sea necio o no sea víctima de servidumbre mental con respecto a García, puede entender perfectamente: que la adhesión del PSP al marxismo-leninismo es prueba irrefutable del marxismo-leninismo de Mariátegui.

15.12.2018.

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