¡Defender
el Pensamiento de Mariátegui de toda tergiversación y desarrollarlo en función
de la realidad actual!
Defensa de Mariátegui
(Segunda
y Última Parte)
Eduardo Ibarra
CIERTAMENTE CALIFICAR la conferencia La crisis mundial y el proletariado peruano de
dogmática y sectaria, es pretender descalificar la lucha de Mariátegui por la
constitución del partido del proletariado peruano, pues, si en dicha
conferencia el maestro expresó
francamente su posición marxista, revolucionaria, a la par que deslindó con el
socialismo reformista, en las posteriores, como ya quedó claro, puso en juego
una y otra vez esa misma posición y ese mismo deslinde, como no podía ser de
otro modo (véanse las conferencias El
fracaso de la Segunda Internacional, La
revolución rusa, La revolución alemana,
La revolución húngara, etcétera).
De otro lado,
Mariátegui ratificó su convicción frenteunitaria; así, en las notas de su
tercera conferencia, apuntó:
… soy partidario antes que nada del frente único proletario. Tenemos que
emprender juntos muchas largas jornadas. (Historia
de la crisis mundial, p. 33).
Y, en el texto El 1° de Mayo y el Frente Único, anotó:(4)
Mi actitud, desde mi incorporación en esta vanguardia, ha sido siempre la
de un fautor convencido, la de un propagandista fervoroso del frente único. (Ideología y política, p. 107).
Rouillón dice la
verdad cuando sostiene lo que sigue:
Eran los tiempos, desde luego, en que los obreros y estudiantes… se
hallaban influidos por el anarquismo y el caudillismo pequeño burgués. Pero
Mariátegui que miraba hacia el porvenir irradiaba de él una fe tan entusiasta
que se transmitía a quienes le escuchaban. Ya entonces sabía convencer y atraer
con su palabra. Gracias a la prédica marxista que hacía, muchos de los ácratas
se apartaron de su credo. Las intervenciones
del joven maestro se efectuaban en un ambiente de viva pugna ideológica.
Mariátegui, a la vez que defendía la doctrina marxista, rechazaba con energía
los ataques de sus adversarios. Por aquella época, estaba plenamente consagrada
toda su vida y todas sus fuerzas a la labor revolucionaria. Y como es lógico
deducir, por la misma labor proselitista que desplegaba, comenzó a ganar
simpatizantes para la causa que propugnaba con verdadero apasionamiento y
certeza revolucionaria.
Demás está decir, por otra parte, que tan titánica empresa requería estar
íntimamente vinculada con el sector avanzado de los trabajadores sobre el cual
se pretendía realizar la acción socialista. En efecto así procedió José Carlos,
quien en Europa fue testigo de la quiebra de los principios marxistas de los
partidos socialistas adheridos a la II Internacional, que se mantenían
inmóviles dentro de los estrechos límites de la democracia parlamentaria burguesa.
Por eso él, de acuerdo con la experiencia vivida en el Viejo Mundo, fue tajante
al definir las posiciones adoptadas en la lucha social, afirmando que “en el
proletariado no existen sino dos intensos campos de gravitación: la revolución
y la reforma.” (La creación heroica de
José Carlos Mariátegui, t. II, pp. 221-22)
Con seguridad, es sobre todo esta demarcación
mariateguiana lo que exaspera a Aragón y lo lleva a calificar de «dogmática» y «sectaria» la primera conferencia del maestro en
la Universidad Popular.
A nuestro articulista,
repetidor servil de la idea de mezclar el socialismo marxista y el socialismo
reformista y de la idea de un partido-amalgama (ideas kautskianas recicladas
por Ramón García), es natural que la firme posición marxista de Mariátegui y su
tajante y oportuno deslinde con el socialismo reformista, le parezcan un caso
de dogmatismo y sectarismo. Este es el motivo de su acusación contra
Mariátegui.
Así pues, una vez más,
Aragón lleva a sus últimas consecuencias las premisas de García.(5) Por
eso, los demás liquidadores no le reprochan ni pueden reprocharle nada en
realidad al liquidador exacerbado; por eso, no es casual que, mientras por un
lado Gustavo Pérez ha calificado de «excelente» (así en singular) los artículos de
Aragón Mariátegui marxista convicto y
confeso (26-05.2018) y Sobre
Mariátegui, marxista convicto y confeso (27.5.2018)(6) (haciéndole, dicho
sea de paso, algunas vacuas preguntas que el preguntado ha atendido con vacuas
respuestas); por otro lado ha guardado cómplice silencio con respecto a las
deleznables acusaciones de Aragón contra Mariátegui.
Es decir, así como a
los liquidadores –adherentes de un «marxismo» antileninista y de un partido-amalgama–
les cae como anillo al dedo la cínica negación del marxismo-leninismo de
Mariátegui y del PSP que comete García recurriendo al método estadístico del
renegado Kautsky y menospreciando el programático acuerdo de adhesión del PSP
al marxismo-leninismo, así también les cae como anillo al dedo la
descalificación de la demarcación entre socialismo marxista y socialismo
reformista que Mariátegui sostuvo desde la primera de sus conferencias en la
Universidad Popular.
Por lo demás, en su artículo
Aragón toca otras cuestiones que, siendo laterales en relación a su acusación
contra Mariátegui, exigen de todas maneras un comentario.
En primer lugar, hay
que señalar que, sea por insolvencia o sea deshonestidad, Aragón confunde dos
planos distintos de la actividad de Mariátegui: el partidario y el
frenteunitario.
Como es evidente para
cualquier marxista, en el primero de dichos planos todo activista tiene una
determinada filiación excluyente de otras filiaciones y, en el segundo, aquella
filiación aparece coexistiendo con otras. Este hecho, sencillo, elemental,
meridiano, se le escapa a Aragón. Por eso dice:
Para entender la
rectificación de Mariátegui, recomiendo leer y comentar juntos, dos
textos, el de la primera y el de la última conferencia (“El proletario peruano
y la crisis mundial” y “El 1° de Mayo y el Frente Único”).
Es decir, silenciando lo sostenido por
Mariátegui desde el plano del frente unido en su primera conferencia en la
Universidad Popular y calificando de dogmático y sectario su deslinde con el
socialismo reformista, Aragón contrapone los dos planos aludidos.
Sobre
el punto, Mariátegui esclareció:
Dentro del frente unido cada cual debe conservar su propia filiación y su propio ideario. Cada cual debe trabajar por su propio credo. Pero todos deben sentirse unidos por la solidaridad de clase, vinculados por la lucha contra el adversario común, ligados por la misma voluntad revolucionaria, y la misma pasión renovadora. (El 1º de mayo y el frente único, Ideología y política, p. 109).
Las discrepancias teóricas no impiden concertarse respecto de un programa de acción. (Mensaje al Congreso Obrero, ibídem, p. 114).
La lucha por el
socialismo no se nutre de evocaciones dolientes o coléricas ni de esperanzas
exaltadas. Es, antes que nada, acción concreta, realidad presente.
Entonces, si «Cada cual debe trabajar por su propio credo», ¿por qué cree Aragón que Mariátegui no tenía el derecho de trabajar para su propio credo, para el credo marxista?
¿Por qué cree que el trabajo marxista de
Mariátegui impedía su vinculación con los activistas de otras tendencias en «la lucha contra el adversario común»?
Como se sabe, la
verdad se busca en los hechos, y, las expresiones de solidaridad de obreros y
estudiantes con Mariátegui, reseñadas arriba, prueban, de forma incontestable,
que el método de trabajo de Mariátegui en la Universidad Popular fue correcto,
pues, de una parte, «muchos de los ácratas
se apartaron de su credo» asimilándose al
marxismo, y, de otra, la lucha común contra el enemigo común no experimentó
ninguna mengua.
La lucha por el socialismo no se nutre de conciliacionismo, de confusionismo, de amalgamas
ideológicas; es, antes que nada, acción
concreta como plasmación de una definida posición marxista. Solo así el socialismo es realidad presente y puede ser realidad
futura.
El embrollo o la
intención confusionista de Aragón se revela, pues, en el hecho de que
contrapone los planteamientos del texto El
1º de mayo y el frente único a la pertinente manifestación de Mariátegui
acerca de su marxismo y a su justo deslinde con el reformismo en la conferencia
La crisis mundial y el proletariado
peruano.
Es decir, nuestro articulista
no entiende o finge no entender que Mariátegui abordó la cuestión del frente
unido desde su posición marxista y no desde la mezcolanza ideológica, como no
podía ser de otro modo.
Por eso, precisamente
en El 1º de mayo y el frente único,
señaló:
Preconizar el frente
único no es… preconizar el confusionismo ideológico. (Ideología y política, p. 109; elipsis mía).
Pero, como está claro,
Aragón considera la actuación de Mariátegui en la Universidad Popular desde el
punto de vista de la mezcolanza ideológica y, por tanto, le parece un crimen
que Mariátegui planteara francamente su marxismo y deslindara tajantemente con
el socialismo reformista.
En segundo lugar,
repitiendo servilmente a García y con una obsesión digna de mejor causa,
nuestro articulista niega la filiación marxista-leninista de Mariátegui.
Esta negación ha sido refutada en el
capítulo II de mi libro El partido de
masas y de ideas de José Carlos Mariátegui (como también en varios
artículos de mi autoría, publicados en el blog CREACIÓN HEROICA), y, por esto, aquí es menester únicamente
recordar que hace mucho tiempo emplacé a Aragón –quedando de esta forma
emplazados todos los liquidadores– a que explicara el acuerdo, escrito por el
propio Mariátegui, acerca de la adhesión del PSP al marxismo-leninismo, sin que
hasta la fecha él ni nadie haya sido capaz de decir nada absolutamente.(7)
Es un hecho que, por
mucho que se cuelguen una y otra vez de una frase de Mariátegui dirigida al
público, los liquidadores no pueden borrar de la historia el acuerdo del PSP de
adoptar el marxismo-leninismo como su base de unidad, acuerdo que –como lo
comprenderá toda persona inteligente y honrada– da cuenta de la filiación
doctrinal del maestro.
En tercer y postrero
lugar, Aragón, repitiendo una frase de Pérez, habla de «la feroz e implacable ‘lucha entre dos
líneas”», satanizando así
dicho concepto, es decir, intentando excluirlo del léxico marxista con el
pretexto de que no se encuentra en los primeros
cuatro tomos de las Obras
escogidas de Mao.
Respecto a esta
cuestión, es oportuno señalar, de pasada, que, en nuestro medio y en el
contexto dado, Aragón llega al concepto de lucha en dos frentes con más de dos
años de tardanza, pues en mi artículo El
desvarío de Miguel Aragón, escrito el 24 de
febrero de 2016 y publicado en el blog mencionado arriba, sostuve:
Esta lucha de ideas [en el Partido] se procesa como lucha en dos
frentes…
Pero el análisis del concepto de lucha
entre las dos líneas y su relación con el concepto de lucha en dos frentes
exige todo un artículo aparte, cosa que haré tan pronto mis ocupaciones me
dejen el necesario margen de tiempo para ello.
Notas
[4] Aragón dice que «Para la clausura del ciclo de
conferencias, Mariátegui preparó el texto “El 1° de Mayo y el Frente
Único”.» Es posible que
haya sido así, aunque de ello no se desprende necesariamente que dicho texto
fuera una conferencia efectivamente pronunciada. Lo concreto es que el texto
fue publicado en El obrero textil,
año 5, Nº 59, el 1º de mayo de 1924, tres meses y pico después de la
conferencia Elogio de Lenin,
pronunciada el 26 de enero del mismo año, que es la última que aparece en Historia de la crisis mundial. Una
revisión de los diarios de la época –que reseñaban casi invariablemente las
conferencias de Mariátegui y que, por esto, difícilmente habrían dejado de
reseñarlas durante un período tan largo como el indicado– puede permitir
establecer si las conferencias de Mariátegui terminaron en enero o en mayo de 1924.
Pero en el uso circunstanciado que hace Aragón de El 1º de mayo y el frente único, la cuestión es otra, como veremos
más adelante.
[5] En efecto, si García dice que el
partido doctrinariamente heterogéneo es la solución al problema «que el proletariado enfrenta desde hace
más de un siglo» (véase mi libro El partido de masas y de ideas de José
Carlos Mariátegui, pp. 23-4),
consecuente con esta premisa Aragón sugiere que, en su primera conferencia en
la Universidad Popular, Mariátegui se mostró dogmático y sectario al poner de
manifiesto su marxismo y deslindar con el socialismo reformista, es decir, al
sentar la premisa del partido doctrinariamente homogéneo.
[6] El comentario de Pérez donde aparece
su citada frase, es del 28 mayo de 2018, o sea, posterior a los artículos de
Aragón Mariátegui marxista convicto y
confeso (26 de mayo del mismo año) y Sobre
Mariátegui, marxista convicto y confeso (27 de mayo del mismo año también).
[7] El emplazamiento fue evadido por
Aragón y demás liquidadores, porque, en fin de cuentas, todo lo que hubieran podido hacer es repetir lo que García
les sopló al oído: «Este
término [el término marxismo-leninismo] sólo se encuentra dos veces en la obra
de JCM», y, de esta forma,
validar, excluyentemente, la frase de Mariátegui, tan socorrida entre ellos, de
ser «marxista convicto y
confeso», sin percatarse, en su obnubilación, de que esta frase ¡también
aparece solo dos veces en la obra mariateguiana! Enredados en la telaraña de su
obsesivo afán oportunista de negar el marxismo-leninismo de Mariátegui, los
liquidadores no terminan de entender algo que cualquiera que no sea necio o no
sea víctima de servidumbre mental con respecto a García, puede entender
perfectamente: que la adhesión del PSP al marxismo-leninismo es prueba
irrefutable del marxismo-leninismo de Mariátegui.
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